Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
EMPALME SONORA.
BOSQUEJO
*
POR TERESITA GUEVARA DE ROBLES
En las reverberantes playas del Estado de Sonora, hay una diminuta concha
en cuyo cuenco nacarado se anidó el iris. Los blancos rizos de las olas la
rodean de encaje, suave, acariciadoramente, como si temieran destruir la
frágil arquitectura: tal es Empalme.
Antojase, también, una yacente figura femenil: la cabeza apoyada en el
puente Douglas; el brazo izquierdo, curvado sobre Bella Vista; el torso,
cubierto con las azules crenchas del mar, el otro brazo, flexionado sobre “la
comba triunfal de la cadera”, remata en el índice que apunta el cielo: el
tinaco; las rodillas descansan en la Colonia Moderna y los pies , en los
barrios de la Luna y Jordan.
De la mota desértica que era, sus habitantes han labrado, a fuerza de
plantas, un broche de esmeraldas prendido al escote de Sonora.
Todavía no hay banquetas, el peatón circula como mejor puede por las
amplias calles, algunas con iluminación moderna, limpias y regadas, en
casi su totalidad. Solo algunos vecinos se aferran a la bochornosa
costumbre de plagar con verrugas de basura sus callejones, tan peculiares
del pueblo.
Debido a su corta existencia, aún están en minoría los hijos autóctonos;
pero son cordiales con nosotros, los extranjeros o “guachos”, como nos
designan. Solo que su hospitalidad termina donde comienza Guaymas, la
casa de al lado, población que práctica la política del buen vecino, y ,
copiando no sé a quién, declaro que el vecino es Guaymas y el bueno,
Empalme, al que le duele ser, siempre, el cordero pascual sacrificado en
aras de la mayor importancia guaymense. La crónica rivalidad se desfoga
en los estadios respectivos, con batazos, carreras y expresiones del rico
folklore nacional. Batea extremadamente bien el empalmense y tiene el
mérito de presentarse en la contienda con equipos integrados, totalmente,
por jugadores del lugar; mientras su contrincante los importa. Ha dado al
béisbol algunos campeones nacionales, lo cual ensancha el pecho de los
aficionados locales.
La población esta medio afónica, desde que la estación radiodifusora se
trasladó a Guaymas; pero le queda un hilo de voz en su periódico semanal
y los diarios publicados en poblaciones vecinas. Con ellos basta y sobra
para gritar verdades, medias verdades y falsos totales, como dondequiera.