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La mayoría de edad según la Biblia, Armando H. Toledo, 2002


Edición y publicación de The Ucli Press
Edición 2022.

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cristiana mundial en idioma español entre las juventudes estudiantiles y
profesionales de América Latina y el mundo, para fomentar el desarrollo
de una fe cristiana inteligente.

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Definitivamente, cuando la Biblia demanda a los hijos honra y
obediencia hacia los padres, es difícil justificar el ir en contra de
ello. El Quinto Mandamiento de la Ley judía y otra lista de
pasajes bíblicos amonestan a los hijos a reverenciar y obedecer
a su padre y madre.

¿Cómo valorar, entonces, los deseos de nuestros padres


entre tantos otros factores y a la vez discernir la guía de Dios en
relación a nuestro futuro? ¿Deberían ser sus deseos el criterio
decisivo, o solamente una voz entre la multitud?” Al respecto,
creo que los jóvenes cristianos debieran considerar los deseos
de sus padres como uno de los factores más significativos, pero
no el factor decisivo. Me explicaré.

Normalmente hay un periodo en el que se está ⎯y se debe


estar⎯ bajo la total autoridad de los padres. No obstante, las
Sagradas Escrituras indican que, con la llegada de la mayoría de
edad, la dependencia hacia nuestros padres debe cambiar a una
responsabilidad y dependencia hacia Dios. Por su parte, los
padres no tan sólo deberían estar de acuerdo con este concepto
bíblico, sino incluso promover nuestra obediencia y atención a
la voluntad de Dios para nuestra vida. ¿Se dan cuenta que el
mandamiento de honrar a los padres no ha sufrido cambio? Sin
embargo, llega el día en que Dios ya no pide cuentas a los padres
por las consecuencias de nuestras decisiones, sino que nos ve a
nosotros mismos como quienes deben dar razón de lo que
hacemos o dejamos de hacer. Con la mayoría de edad llegamos a
ser personalmente responsable ante Dios.

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La mayoría de edad en el
Antiguo Testamento
Encontramos en las Escrituras que una persona es adulta a la
edad de veinte años. Vemos en el capítulo 1 del libro de los
Números que Dios mandó que todo varón de veinte años para
arriba fuera un soldado del ejército israelita, y que debía pagar
impuestos al tabernáculo empezando a los veinte años (Ver
Éxodo 38:21-26).

También vemos que, al recibir el reto de entrar a la tierra


prometida, Dios estaba considerando a cada persona de veinte
años para arriba responsable de su propia decisión en cuanto a
seguir adelante o no. Los mayores de veinte años que
obedecieron los deseos de sus padres y se rehusaron a entrar,
fueron considerados personalmente responsables de ello; Dios
los juzgó y toda persona mayor de veinte años murió sin entrar
a la tierra prometida (Ver Números 32:11).

La mayoría de edad en el Nuevo


Testamento
El Nuevo Testamento menciona también el tema de la mayoría
de edad o tiempo de romper con la dependencia de los padres
en cuanto a las decisiones. El Señor Jesús dijo claramente
(basado en Génesis 2:24) que, al casarse, una pareja debe dejar
los hogares de sus padres (es decir, el lugar de la autoridad
paterna) y establecer su propio hogar. El varón israelita
normalmente se encontraba ya casado a los veinte, y era
responsable de su casa y familia ante el Señor.

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El Señor Jesús retó en algunas ocasiones a los jóvenes a
dejar a sus padres para seguirle a Él. Marcos 1:20 nos dice que
un par de jóvenes hermanos, Jacobo y Juan, “dejando a su padre
Zebedeo en la barca con los jornaleros”, se fueron con Jesús (y
por cierto que no se fueron sólo por unas cuantas horas
⎯Marcos 1:20; Mateo 4:22). Aunque es posible que hubieran
comentado sobre el ministerio de Jesús en la familia, no hay
ningún indicio que hayan pedido aprobación o consultado con
sus padres acerca de su decisión vocacional una vez que Jesús
les había llamado.

Es claro que las Escrituras establecen la necesidad de


honrar a nuestros padres siempre, pero también reconoce que a
la edad de los veinte años cada uno tiene que tomar la
responsabilidad de sus propias decisiones.

En términos tanto bíblicos como psicológicos es más sano


que desarrolles mayor autonomía en los años de estudiante, y a
la vez mantengas una actitud de honra y respeto a tus padres,
comunicando, consultando y buscando su consejo en forma
regular. Sin embargo, si tienes más de veinte años y tus padres
están tomando las decisiones por ti, es poco saludable que esto
siga siendo así tanto para ellos como para ti mismo.

Al llegar a la edad adulta (aproximadamente los veinte


años), la persona sola es responsable de sus decisiones. La
palabra final está en manos del individuo, y
desafortunadamente puede que sea contraria a los deseos de los
padres. Tanto es incorrecto pensar que Dios te va a forzar a
decidir por Él cuando tú no lo deseas, como está mal que los
padres obliguen a los hijos a no seguir a Jesús a sabiendas que Él
los está llamando. Jesús enseña que el llamado de Dios es más

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importante que el llamado de la familia (Lucas 12:51; Lucas
9:59-62; Marcos 3:31-35). El caso de Jesús al respecto es
bastante ejemplar. La Biblia dice que su familia no estaba de
acuerdo con lo que él hacía y enseñaba (Marcos 3:21).

Debemos siempre honrar y respetar a nuestros padres, pero


nuestra responsabilidad de obedecer va menguando al irnos
convirtiendo en adultos independientes y responsables.

“Por una fe inteligente...”

© 2002⎯2022, The Ucli Press, México

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