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2009
29.12.2009
10.01.2010
17.01.2010
Eres AMOR.
Si sólo te dedicaras a anclar firmemente este sentimiento dentro de ti, verías tu mundo
transformado inmediatamente. Si te mortificas aún por las carencias en tu vida, es
porque el AMOR aún no está lo suficientemente anclado en tu corazón. Si no disfrutas
de tu vida, es porque aún no hay AMOR. La respuesta a todas tus preguntas es el
AMOR.
AMATE. Permite que la energía poderosa del AMOR fluya a través de ti. No
obstaculices dicho flujo de energía con pensamientos egoístas. AMATE y la realidad
que es energía tendrá necesariamente que modificarse en función del AMOR. Tu
realidad se volverá amorosa.
SER AMOR.
26.01.2010
No estáis aquí paras seguir alimentando vuestro ego a través de cualquiera de las formas
de posesión. Lo que necesitéis el universo os dará. No hay que preocuparse por ello.
Debéis focalizarte en vuestra misión. Vuestra misión es implantar la conciencia divina,
y ello supone la muerte del ego. La conciencia divina es la conciencia manifestada.
Aquella que contiene y regula la expresión de todo lo existente. No sólo sois puntos
emisores y receptores de frecuencia. No sólo sois vibración. Sois por encima de todo,
conciencia. La “conciencia manifestada” en su total dimensión es poderosísima. Puede
crear y destruir mundos, puede modificar la trayectoria del tiempo, puede crear otro
orden de tiempo paralelo o prescindir completamente de él. Esto es algo en lo que no se
ha profundizado lo suficiente. La aparición de la conciencia divina tiene que ver con el
reconocimiento de esta verdad fundamental, de vuestro real poder. Constituís una
versión única del universo. De algún modo todo lo existente es posible por que vosotros
existís. No sólo percibís un mundo, sino que sois el propio mundo. Hay tantas versiones
del universo como conciencias manifestadas. Vuestra conciencia encierra el inicio y fin
de todas las experiencias humanas y no humanas. Sois por lo tanto dueños y creadores
de vuestra propia versión del universo. SER involucra toda esta manifestación universal.
La felicidad, el bienestar, la paz, la belleza, no es algo que ocurre ni existe en las
representaciones externas al SER. La conciencia humana, aquella gobernada por el ego,
lo que hace es identificar falsamente aquellas aspiraciones vitales en el mundo de las
formas. La manifestación de la conciencia divina supone la re-ubicación de identidad de
todas esas aspiraciones en el instante presente, actual.