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para ir tirando
ÍNDICE
Llegar, llegué casi dos horas antes, la cosa fue aparcar. Zona
verde, zona azul, zona amarilla ¿Y si lo dejo en medio de la calle?
Giro a la izquierda, dirección prohibida. Media hora. Carga y
descarga, todo lleno, vado, todo lleno, parking ¿parking? Quince
minutos. Parking, que remedio. Rápido calle arriba, corriendo calle
abajo. Perdida. Cinco minutos. ¡Taxi! Ascensor. Dos minutos.
Puntual. Respiro.
Inevitable
¡Salvadme!
“Le está bien por criticarnos” se reían por lo bajo sus amigas.
Un hombre en el tejado
La tarifa de ahorro
Innovación
Automático
- ¿Qué pasó?
- Me espetó que cobraban un 4‰ de comisión, con un mínimo de 3’95
euros por transferencia. Me escandalicé, antes no cobraban.
- ¿Y qué te dijo?
- Que era automático, como la prestación es inferior al salario
mínimo... Le pregunté si me iban a cobrar por todo.
- ¿Y que te respondió?
- Que era automático, 14 euros por el mantenimiento, 78 por la
tarjeta... ¡Le exigí cancelar la cuenta! Me habló de la
hipoteca, que si no la pagaba me desahuciaban, que era
automático.
- ¿Y entonces qué hiciste?
- Puse el recibo de lotería encima de la mesa... se echó a
llorar, fue automático.
Elegí las entradas con cuidado, las compré y las escondí para que la
emoción fuese mayor. Calculé la hora para aparcar cerca sin esperar
mucho. Me anticipé a por la cerveza más fría y las palomitas recién
hechas. Atendí una y otra vez al relato de la función que yo misma
había visto junto a ti. Escuché las alabanzas a las acrobacias, el
ensalce de la música, de la interpretación y de los números cómicos.
Aguanté cambiar el cuadro que nos costó un ojo de la cara por la
foto cutre del cartel del espectáculo y tus saltos por el pasillo
¡pero como haya que poner cortinas nuevas te enteras!
Doble fila
Cosas que me molestan: la gente que deja los perros sueltos en los
espacios públicos y, en especial, la que no recoge sus “cosas”. La
gente que no recicla, la que tira la basura fuera de horas y, en
especial, la que sacude el mantel por la ventana. La gente que cruza
en rojo, o seis carriles a través y, en especial, cuando apuran con
sus hij@s para el colegio. La gente aparcada en doble fila y, en
especial, los que se ponen de conversación ocupando todo el carril
cuando no hay más sitio por donde pasar.
Fiebre
El ejercicio perfecto
Estrella
Soñaba con ser una estrella. Del deporte, cuando conseguía entradas
para una final. Del cine, cuando la protagonista arrancaba del patio
de butacas unas lágrimas seguidas de un aplauso. De la moda, cuando
el presentador del telediario daba paso al desfile de bañadores. De
la canción... para que nos vamos a engañar, siempre quería ser una
estrella de la canción. Claro que el deporte era muy cansado, los
guiones tenían mucho que estudiar y para la moda me fallaban los
centímetros, mejor dicho, me fallaba el reparto de los centímetros.
Pero la madurez y el tiempo pueden con todas estas fantasías, bueno,
igual no con todas.
Cinco fases
La fórmula de la felicidad
Moscovitas
Inquietante
La clave
Pequeños inconvenientes
Equilibrio delicado
Momentos afortunados
Reflejos
El arte de la conversación
De escaparates
Mi parte
Oportunidades
Rentabilidad
Angelitos negros
Perversión
Vida
Mi mundo
Calma
Empatía
Algo extraordinario
Soberbia
Puede que la soberbia sea uno de mis defectos, ni me voy a molestar
en negarlo, ni a preocuparme por avergonzarme. Sí, yo fui de
criticar a la gente con mascota, de reírme de los collares de
pedrería, de ridiculizar los vestidos de diseño. Sí, yo fui de no
valorar el entretenimiento, la compañía, el amor que brindan. Y sí,
dicen que las soberbias se pagan, y sí de nuevo, la estoy pagando;
pero yo no me ando con tonterías; yo, cuando hago las cosas, las
hago a lo grande.
Superpoder
Delegar
Dejarse llevar
La fuerza de la naturaleza
Bastante
Motivación
Como personas adultas que somos, sabemos que hay cosas que debemos
hacer y no hablo de moralidad o ética, hablo de cosas más físicas,
más prácticas, más reales; cosas que nos benefician a nosotras, a
nuestra vida, a nuestra salud, a nuestro cuerpo. Sin embargo, no
siempre estamos dispuestas a hacerlas y tenemos que buscar una
motivación que nos ayude a dar ese pequeño paso fuera de la inercia
de la pereza.
Mitos y realidades
Entre los mitos y las realidades hay un forcejeo amistoso, una lucha
pacífica. De los mitos sabemos que algunos son ciertos, la
verificación es una tentación obvia. De las realidades sabemos que
algunas se vuelven mitos, son raras, divertidas o interesantes en
exceso para ser sólo realidades. Pero, como si fuese una paz
demasiado cómoda, unos y otras nos tientan con interrogantes que ni
siquiera nos habíamos planteado.
Paparazzi
Visitas inesperadas
Mi programa favorito
Centrarse en lo importante
Pájaros en la cabeza
Despertar de verdad
Soy mucho de soñar, mejor dicho, soy mucho de recordar lo que sueño,
dicen que soñar sueña cualquiera. Lo recuerdo porque los sueños son
tan intensos, tan reales, tan de verdad que por veces no sé si sueño
o me desperté de verdad. También dicen que soñamos para aprender,
para afrontar los miedos,... para curar las obsesiones, no, para
esto puedo afirmar casi con absoluta seguridad que no sirven, no,
definitivamente no...
Probar y fallar
Clásica de verdad
Sospechosa habitual
Relación extraña
Salvando la rutina
De la rutina sé que hace que los días vayan despacio y las semanas
vuelen. Los días van despacio porque les quita la emoción, la
mecánica de la repetición anula la creatividad; facilita las cosas,
eso sí, pero quizás sea esa facilidad la que adormece la ilusión.
Las semanas vuelan porque uniforma los días de un color aburrido,
elimina la sensación de avance y para cuando el calendario nos ubica
ya es demasiado tarde. Pero también sé de la rutina que huye de la
imaginación y de eso tengo, vaya si tengo.
A trescientos metros
Porque me conozco hago por evitarlo, hago que no escucho, hago que
no veo. Porque me conozco y conozco las consecuencias trato de
hacerme invisible, de pasar inadvertida, de no dar pie. Pero es
ineludible. Una duda inocente, un mapa del despiste, hace brotar en
mí un algo irracional que huele la lluvia en el aire, señala los
puntos cardinales, habla sin parar y, sea cual sea la pregunta,
siempre responde: a trescientos metros.
Demasiado literal