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10 de agosto de 2008

GOLPEANDO A JOB PARA DEFENDER A DIOS

Job 2:11
INTRODUCCION: Job, quizás el libro más antiguo de la Biblia, nos muestra a un
hombre justo que cae victima de la pobreza, la desgracia y la enfermedad.
En medio de su situación, y para aumentar su dolor, aparecen tres “amigos” que
pretenden justificar a Dios de todo lo malo que le pasa a Job, argumentado que todos los
problemas tienen su origen en el mismo Job.

Amados, lastimosamente en nuestros, días hay muchos “creyentes” que al igual que los
“amigos” de Job, creen que los males por los que atraviesan los que sufren, son
causados por ellos mismos. Para demostrarlo, dirán que Dios es fiel, bueno, etc. y que
quienes sufren lo hacen porque: son pecadores, son haraganes, tienen maldiciones que
no han roto, o porque sencillamente “está escrito” (yo he escuchado a más de algún
predicador sacar de contexto las palabras de Jesús “a los pobres los tendrán siempre
entre ustedes” para justificar la pobreza y la injusticia de los sistemas que la propician).

La historia de Job frente a sus tres “intelectuales” y religiosos amigos, es la misma


historia que vemos hoy en los círculos “intelectuales religiosos, que pretendiendo
defender al Dios de “su fe” no les importa renegar de Job, es decir del prójimo que
sufre, y culparlo de todos los males que le suceden. Estos falsos amigos religiosos e
intelectuales, en su afán de defender a Dios, lo desfiguran y lo hacen un dios tan
diferente a Aquel que nos presenta Jesús.
La gran pregunta en este sermón es ¿Seremos nosotros iguales a Elifaz, Sofar y Bildad
que pretendiendo defender a Dios (por no decir que justificando nuestra falta de
solidaridad) golpeamos a nuestro prójimo culpándolo de sus males y desgracias?

Veamos la historia y hagamos una analogía con el moderno Job y los modernos amigos
religiosos que “saben tanto de Dios”, pero muy poco de la misericordia y el amor por el
pobre que sufre.

EL ORIGEN DE LA DESGRACIA DE JOB

El relato nos muestra que el origen de los males de Job tiene su origen en Satanás. Es
éste quien toca la familia, los bienes, y la salud de Job.

La maldad en el mundo tiene un origen, y ese origen es Satanás. Pero no debemos ser
simplistas en este análisis. Para que Satanás ejecute su maldad necesita agentes
ejecutores.

Se nos hace tan fácil decir que todos los males vienen del diablo, pero nos cuesta
muchísimo identificar a los agentes de Satanás. Nos cuesta ver, o nos volvemos ciegos
involuntarios para no ver a las estructuras de pecado, a los que explotan al hombre, a los
impíos que llevan a la pobreza y la enfermedad a los hombres con tal de obtener sus
riquezas. ¡Sí, es Satanás con rostro y manos humanas!
No es Job el culpable de su desgracia. Ni es Dios juzgándolo por pecador. No está en
pobreza porque es un ocioso que no sabe trabajar, ni está enfermo porque no supo
cuidarse. Tampoco su familia está desintegrada porque ha caminado mal.

LA DEFENSA DE DIOS POR PARTE DE LOS AMIGOS DE JOB

Ahora veamos cómo los defensores de Dios aparecen en el escenario.


El relato dice que “eran amigos de Job” y que llegaron para consolarlo. Pero lo que
vemos es que cuando Job se queja, ellos arremeten contra él dándole sermones
teológicos para mostrarle que todo es culpa suya. (4:1, 7)

Mis amados, vemos aquí que para el religioso es tan complicado entender que el que
sufre tiene derecho a quejarse y a buscar respuestas. Es más fácil reprender al que se
queja que extender la mano solidaria.
“Cállate, que es culpa tuya lo que te pasa” dice el que religioso buscando librarse de la
responsabilidad de ayudar.

Otra manera de excusarse es decir que “Dios sabe lo que hace” o que “todo es su
voluntad” (8:3-7)
Parecen razonamientos muy espirituales y teológicos, pero simplemente son sermones
huecos, maquillados de espiritualidad. Son palabras que buscan hacer quedar bien
nuestra religión, sin importar el dolor del que sufre.

LA DEFENSA DE JOB ANTE SUS AMIGOS

El mismo Job a pesar de que se sabe justo y recto, teme discutir con Dios y cuestionar al
Todopoderoso. (6:4)
Job llega a creer que sus males vienen de Dios, aunque esto le genera una lucha pues él
sabe que nada ha hecho para merecer tal “castigo”. (10:1-7)
Al final termina reventando por la presión de sus amigos y porque no soporta más
seguir callando ante Dios. (23:1-6)

Amados, debemos entender que el que sufre tiene derecho de quejarse, de levantar la
voz contra aquello que lo daña o lo oprime.
Job tiene derecho de protestar y mal hacemos nosotros los que creemos ser “amigos de
Job” en mandarlo a callar culpándolo de sus males o argumentando con la Biblia cosas
que son absurdas. Lo peor es decirle al que sufre que Dios en su “perfecta voluntad”
permite que esto le pase. ¡El sufriente terminará odiando a Dios!

Debemos permitir que el oprimido grite contra el opresor. Debemos permitir que el
pobre grite contra los sistemas que lo empobrecen. Debemos permitir que el enfermo
grite contra aquellos que le roban la salud. Debemos permitir que el que está perdiendo
su familia grite contra los antivalores que la están destruyendo.
Debemos permitir que la gente grite contra Satanás y contra sus emisarios que tienen
rostro y manos de hombre. Y no solo debemos permitirles gritar ¡DEBEMOS GRITAR
CON ELLOS! ¡Debemos batallar contra Satanás la causa del mal y contra sus agentes
humanos que son socios de su reino de maldad!
CONCLUSION:

LA DEFENSA DE JOB POR PARTE DEL SEÑOR

Al final de todo el relato, Jehová toma la palabra para poner las cosas en orden. (38-41)

Primero, pone a Job en su lugar pero de una manera tan paternal. Dios calla sus quejas
sin reprocharle, sino mostrándole que El nunca pierde el control de las cosas y que
pelear contra Dios como si El fuese la causa de nuestros males es absurdo.

Segundo, pone en su lugar a los “religiosos amigos” que lo han hecho quedar mal ante
Job “No necesito que me defiendan porque hablan solo disparates” (42:7)

Tercero, Jehová termina con la desgracia y el sufrimiento de Job restituyéndolo todo y


dándole aún más de lo que antes tenía. (42:10)

Vemos pues que: Dios no castiga al que se queja ante El por aquellas cosas que lo hacen
sufrir. El Señor habla para corregir nuestra percepción de las cosas. Si algo te incomoda
tienes derecho a quejarte, pero no a culpar a Dios de tus males.
Luego vemos que llegará el día en que los “falsos creyentes” que se dedican a legitimar
la maldad y cierran sus ojos al que sufre usando para ello incluso la Biblia, serán
juzgados por Dios para no seguir hablando absurdos y para no seguir golpeando a los
que sufren injusticias.
Por ultimo, vemos que aquellos que han sido golpeados por Satanás y sus agentes de
maldad, al final recibirán consuelo y bendición del Dios que se inclina a mirar al pobre.

Amados, Dejemos de golpear a Job. Dejemos de pretender “defender a Dios” con


nuestra teología barata. Pongámonos del lado de Job, porque solo de esa manera
estaremos del lado de Dios.

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