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Camilo Henríquez 1813: el derecho a cambiar la constitución.

El fray Camilo, pionero del periodismo, difusor de las ideas


de Libertad y defensor del mundo indígena, fiel propagador
de las ideas de Francisco de Miranda, amigo de
libertadores, enseña al pueblo chileno todo lo que debía
saber para defender su independencia y liberarse de los
yugos coloniales. A través de su periódico “Aurora de
Chile” y de sus escritos encendía los más grandes anhelos
en la población chilena.

En su libro El Catecismo de los Patriotas (1813),


recordando los principios de la declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano proclamados en Francia luego del
triunfo de la Libertad y el fin de la monarquía, escribe al
pueblo chileno:

“La soberanía reside en el pueblo. Ella es una e


indivisible, imprescriptible e inalienable”

Luego de haber participado en comisión redactora de los


primeros ensayos constitucionales en 1811 y 1812,
Sabiendo lo importante que era para Chile, como República
en formación, que su pueblo conociera sus más sagrados
derechos, (ocultados durante trecientos años por el Imperio
Español y la Iglesia Católica) ratifica y difunde la soberanía
popular decretando en su escrito el derecho de lo pueblos a
constituirse por sí mismos y ser dueños de su destino:

“Una porción del pueblo no es la soberanía,


ni puede ejercer la potencia soberana del
pueblo entero.”

“El pueblo tiene siempre derecho de rever y


reformar su Constitución. Una generación
no puede sujetar irrevocablemente a sus
leyes a las generaciones futuras.”

“Todos los hombres libres… tienen derecho


de concurrir a la formación de la
Constitución y al nombramiento de sus
mandatarios o agentes.”

Es de justicia rescatar el aporte importante a nuestra historia y libertad que diera este
joven seminarista perseguido por su propia iglesia, encarcelado por leer a Rousseau, y
posteriormente revolucionario de nuestra Independencia: Camilo Henríquez fue el
primer difusor del Poder Constituyente que habita en nosotros como pueblo.
Benjamin Vicuña Mackenna: por la Asamblea Constituyente.
Luego de haber participado en la Sociedad de
la Igualdad junto a Bilbao y Arcos Arlegui,
bajo el nuevo gobierno de Manuel Montt
impulsa un nuevo Movimiento, esta vez por
un cambio profundo en la institucionalidad del
país, por una Asamblea Constituyente.

Vicuña Mackena, con el ímpetu que lo


caracterizaba, declara públicamente la
necesidad de una Asamblea Constituyente y
forma un movimiento por la causa. Publica el
periódico “La Asamblea Constituyente”,
dedicado a difundir la iniciativa, donde
escribirían destacados intelectuales de la
época.
Es llevado a la cárcel y luego al exilio en
1859, con menos de 30 años de edad, bajo la
represión del gobierno de Manuel Montt y la
Constitución de 1833.

Al igual que hoy, en esos tiempos la población vivía la


inequidad de vivir bajo una Constitución hecha por la
oligarquía. La Constitución del 33 fue redactada e
impuesta de manera similar a la de 1980, luego de una
guerra civil implantando mecanismos que limitaban
participación ciudadana y excluían a las mayorías en las
decisiones del país. Era muy rígida y con pocas
posibilidades de cambio, al igual que en la actualidad,
pero esto no fue limitante para que quienes conocieron
el derecho de la ciudadanía a ejercer su Poder
Constituyente y se decidieron a difundirlo a costa de su
integridad.

NOTA: Para quienes quieran conocer el periódico Asamblea Constituyente, pueden


consultar sobre su contenido en el Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackena.

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