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Biodiversidad

La biodiversidad
● Biodiversidad, contracción de la expresión ‘diversidad
biológica’, expresa la variedad o diversidad del mundo
biológico. En su sentido más amplio, biodiversidad es casi
sinónimo de ‘vida sobre la Tierra‘. El término se acuñó en
1985 y desde entonces se ha venido utilizando mucho,
tanto en los medios de comunicación como en círculos
científicos y de las administraciones públicas.
● Se ha hecho habitual, por funcionalidad, considerar tres
niveles jerárquicos de biodiversidad: genes, especies y
ecosistemas. Pero es importante ser consciente de que ésta
no es sino una de las varias formas de evaluar la
biodiversidad y que no hay una definición exacta del
término ni, por tanto, acuerdo universal sobre el modo de
medir la biodiversidad. El mundo biológico puede
considerarse estructurado en una serie de niveles de
organización de complejidad creciente; en un extremo se
sitúan las moléculas más importantes para la vida y en el
otro las comunidades de especies que viven dentro de los
ecosistemas. Se encuentran manifestaciones de diversidad
biológica a todos los niveles. Como la biodiversidad
abarca una gama amplia de conceptos y puede
considerarse a distintos niveles y escalas, no es posible
reducirla a una medida única. En la práctica, la diversidad
de especies es un aspecto central para evaluar la diversidad
a los demás niveles y constituye el punto de referencia
constante de todos los estudios de biodiversidad.
Amenazas de la biodiversidad
Las actividades humanas han reducido la biodiversidad a escala mundial,
nacional y regional y que esta tendencia continúa. Esto se manifiesta en la
pérdida de poblaciones vegetales y animales, en la extinción y en el
agotamiento de especies y en la simplificación de comunidades y
ecosistemas. Hay dos formas de evaluar el agotamiento de la
biodiversidad: la investigación y la observación directas y la elaboración
de hipótesis de lo que puede ocurrir sobre la base de lo que actualmente
se sabe.El análisis de restos animales (sobre todo huesos y conchas de
moluscos) y de datos históricos revela que desde el comienzo del siglo
XVII se han extinguido unas 600 especies. Desde luego, esto no
constituye el cuadro completo, pues muchas especies se han extinguido
sin que la humanidad tenga conocimiento de ello. Cerca de las tres
cuartas partes de estas extinciones conocidas han ocurrido en islas, como
consecuencia de la ocupación por colonos; las causas han sido la
sobreexplotación, la destrucción de hábitats y el impacto causado por la
introducción de animales. Las extinciones registradas han aumentado
mucho desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX, y han
disminuido desde entonces. Este descenso aparente puede ser
consecuencia de las iniciativas de conservación adoptadas en el curso de
las últimas décadas, o bien reflejar el hecho de que pueden pasar muchos
años entre la última vez que se ve una especie y el momento en que puede
registrarse como extinguida con cierta seguridad. De hecho, se han
redescubierto varias especies que se consideraban extinguidas.
Amenazas de la biodiversidad
● Cerca de 6.000 especies animales se consideran
amenazadas de extinción porque está
disminuyendo el número de individuos que las
forman, porque se están destruyendo sus hábitats a
consecuencia de la sobreexplotación o porque,
sencillamente, se ha limitado mucho su área de
distribución. Aunque es un número considerable, el
estado de conservación de la mayor parte de las
especies sigue sin evaluar. Se ha estudiado una
parte importante de las aproximadamente 9.700
especies de aves que hay en el mundo, pero sólo
cerca de la mitad de los 4.630 mamíferos y
proporciones pequeñas de otros vertebrados. Se ha
examinado un número relativamente reducido de
las más de 280.000 especies de plantas superiores
y, aunque se dispone de cierta información sobre
mariposas, libélulas y moluscos, en términos reales
no se ha evaluado el estado de conservación de la
mayoría de las especies de invertebrados.
Lobo ibérico
Taxonomía del Lobo
La subespecie ibérica de lobo presente en la Península
Ibérica fue descrita y considerada por Ángel Cabrera en
1907 como Canis lupus signatus, sobre la base de
algunas características físicas (sobre todo manchas
blancas en las mejillas y marcas en la parte fontal de las
patas delanteras). Sin embargo, una reciente revisión de
la taxonomía de la especie no reconoce a signatus e
incluye las poblaciones ibéricas en la subespecie nominal
lupus. Estos últimos estudios señalan que la subespecie
italicus (Península itálica) podría estar a punto de
contactar con las poblaciones ibéricas a través de
Pirineos. En cualquier caso, las poblaciones ibéricas, y al
margen de merecer o no el estatus taxonómico de
subespecie distinta, poseen unas indudables
peculiaridades tanto ecológicas, como morfológicas y
genéticas, e incluso "culturales", derivadas de su histórica
interacción con el hombre, y que las hace especialmente
valiosas de cara a su conservación.
Distribución histórica

Hasta el siglo XIX la especie se encontraba distribuida


por la práctica totalidad de la Península Ibérica. Fue en
el siglo XX cuando comenzó un proceso de regresión en
la distribución del lobo que alcanzó su nivel mínimo
hacia la década de los 70 cuando su población se redujo
a un núcleo principal en el noroeste de la Península,
apenas conectado con unos pequeños grupos cada vez
más aislados en el centro y sur de Iberia. A partir de ese
momento se produce una recuperación parcial de sus
poblaciones y del área ocupada, causada
fundamentalmente por el éxodo rural (que implica
mayor cobertura vegetal y disponibilidad de más presas
silvestres), por una cierta relajación en la persecución
directa sistemática que la especie había sufrido hasta
entonces, y por las primeras campañas de sensibilización
pública a favor de la especie, coincidentes con la Ley de
Caza de principios de los años setenta, que prohibió el
uso del veneno bajo cualquier circunstancia (aunque aún
hoy día su uso no esté erradicado en absoluto).
Distribución actual y estimas
poblacionales
Entre 1987 y 1988, por encargo del entonces Instituto para la
Conservación de la Naturaleza (ICONA), se llevó a cabo un
estudio nacional para evaluar la distribución, la situación y la
problemática del lobo en España. El área de distribución de la
especie se extendía por unos 100.000 km 2, fundamentalmente en
el cuadrante noroccidental del país (la mayor parte de Galicia, la
porción meridional de Asturias y Cantabria, la mitad
septentrional de Castilla y León y algunas zonas de La Rioja y el
País Vasco). Además, en la mitad sur de España se localizaron
dos núcleos residuales y aislados en Extremadura y Sierra Morena.
La población española de lobos se estimó en 300 grupos
familiares, hablándose entonces de unos 1.500 ejemplares antes de
los partos, y de unos 2.000 a mediados del otoño. El 90% de la
población española se concentraba en Castilla-León y Galicia. La
población septentrional mostraba una tendencia a aumentar,
mientras que la tendencia de los núcleos de la mitad sur era
regresiva y fueron considerados en peligro de extinción.

Desde entonces, se viene produciendo una lenta expansión en


zonas cerealistas de la meseta castellana, pero hoy día este proceso
se ha ralentizado notablemente o incluso se ha frenado (se detecta
regresión en el Sistema Ibérico meridional y el Duero oriental,
entre otras zonas). En 2001 se estimaron en la Península Ibérica
254-322 grupos familiares (254 confirmados y 68 probables)
distribuidos a lo largo de 140.000 km2, esto puede suponer una
población efectiva de 500-650 adultos reproductores.
Estrategias de conservacion
En 1999 los representantes de los diferentes colectivos
implicados en los problemas de la especie se reunieron con
el Ministerio de Medio Ambiente y elaboraron un
documento que propone la posibilidad de crear una nueva
figura de protección para el lobo en el norte de España, de
manera que no sea especie prolegida ni cinegética,
profundizar en la prevención y compensación de daños al
ganado y que los resultados de los censos y estimaciones
poblacionales sean revisados y evaluados por comités
científicos cualificados. En cuanto al sur de la Península,
donde nadie duda de que la especie está terriblemente
amenazada, la principa! actuación consiste en elaborar un
plan que permita su recuperación e intensificar al máximo la
lucha contra las capturas ilegales. Mientras llega esa
estrategia global, que el Ministerio de Medio Ambiente
prepara a través de la Comisión Nacional de Protección de
la Naturaleza, se van dando otros pasos. Así, la Comisión de
Medio Ambiente del Congreso ha aprobado, entre otras
medidas. acabar con las subastas de la Sierra de la Culebra y
crear un fondo estatal de compensación por los daños de!
lobo, mientras que Asturias ha elaborado ya un plan de
gestión del lobo en la Comunidad Autónoma -actualmente
en fase de información pública- que le mantiene fuera de la
categoria de especie cinegética.

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