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NO BASTA CON DEFENDER LA DEMOCRACIA, HAY QUE PRACTICARLA

Un poderoso sentimiento que demanda unidad y democracia, recorre a toda Venezuela.


Este sentimiento se expresa con enorme fuerza, tanto entre quienes han creído y todavía
creen en la revolución chavista, como entre quienes abrazamos la idea de la necesidad
de un cambio político en el país.

En el seno del mundo del oficialismo se reclama la falta de espacios para la


participación del pueblo y la necesidad de una dirección colectiva que logre la unidad de
sus seguidores.

En el campo de la oposición democrática se demanda a los partidos políticos abrirse en


la selección de los candidatos para las elecciones a los cuerpos deliberantes del próximo
mes de septiembre y consultar a las bases para conformar una oferta electoral atractiva
que permita el reconocimiento de los nuevos actores que han acompañado a la sociedad
en sus luchas y que han venido aportando nuevas ideas para cambiar a Venezuela.

En el campo del mundo opositor se creó la Mesa de la Unidad para defender la


democracia, pero también para practicarla. De allí que sea imperativo que la escogencia
o selección de sus candidatos a diputados a la Asamblea Nacional se haga poniendo el
oído en la nueva realidad política que existe en el país. El vasto sentimiento que desea la
unidad de los demócratas para enfrentar el proyecto autoritario y militarista que se
asienta hoy en Miraflores, no puede ser administrado como una franquicia. Hacerlo
sería una usurpación inaceptable.

Venezuela quiere que el comportamiento de sus líderes acompañe su discurso. El país


ya no acepta los manejos privados de sus hombres públicos.

Por eso hoy, cuando presentamos ante la población del estado Aragua nuestras
propuestas para conformar una agenda de acción parlamentaria que permita rescatar las
atribuciones que le son propias al primer gran foro popular venezolano como lo es la
Asamblea Nacional a fin de lograr su recuperación institucional y su soberanía como
poder autónomo e independiente, pedimos a los partidos políticos que integran la Mesa
de la Unidad, tanto en Caracas como en Aragua, que tomen muy en cuenta el clamor de
la sociedad civil y de las bases de sus propias organizaciones.

Necesitamos construir un poderoso movimiento que conquiste espacios políticos para


los demócratas venezolanos. Pensamos que la metodología aprobada por la Mesa de la
Unidad para la selección de los candidatos al parlamento nacional en cada uno de los
estados, combina sabiamente la posibilidad del acuerdo y el consenso, con el
instrumento de las primarias en caso de ser necesarias. Ambos medios deben hacerse
con apego a la transparencia democrática que aspiramos practicar cuando estemos
ocupando una representación popular una vez que el soberano nos favorezca con su
confianza.

Hacer otra cosa sería una inaceptable usurpación del sentimiento unitario que dio lugar
a la creación de la Mesa de la Unidad. No hay lugar para componendas o decisiones de
Sanedrín. Como dijimos antes, estamos aquí para defender la democracia, pero también
para practicarla. La oferta electoral en Aragua, de cara a los comicios parlamentarios de
septiembre, tendrá posibilidades de éxito si ella es el resultado de una amplia consulta.
No hay que tenerle miedo al veredicto del pueblo.

En Maracay, a los 27 días del mes de enero de 2010.

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