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Metodología
El presente trabajo intenta ser una muestra de la experiencia llevada a cabo en la “Escola
Deportiva de Polo-acuático” organizada por la A.D. del I.N.E.F. de Galicia, en donde se intentó
llevar a la práctica una metodología de iniciación a este deporte distinta a la tradicional (basada
en la técnica y la capacidad natatoria del alumno o alumna), usando desde un principio juegos
validos para cualquier deporte sociomotriz, siguiendo en cierta medida los postulados de BAYER
(1992).
1. Introducción:
El presente trabajo surge de los resultados obtenidos de una experiencia llevada a cabo en la
Escola de Polo Acuático que organizó la A.D. del I.N.E.F. de Galicia en colaboración con el
Concelho de Oleiros durante el curso académico de 1996-97. Los alumnos y alumnas tenían una
edad comprendida entre los 10 y los 14 años (aunque la mayor parte tenían 12), seleccionados
de entre los de mejores habilidades acuáticas de la Escola de Natación del curso anterior
(organizada por las entidades anteriormente citadas), lo que en principio nos permitía esperar
un grupo con total independencia en el medio acuático.
2. El planteamiento inicial:
En los dos primeros objetivos preferimos la formulación en términos de “adquirir” para recalcar
la importancia del proceso psicopedagógico frente al resultado del mismo (nos interesa formar-
enseñar a los jugadores, no sacar jugadores de “elite” en un corto plazo), con la intención
siempre difícil de convertir a los alumnos y alumnas en el centro de ese proceso, y no a los
resultados o al profesor como suele suceder.
En tanto al objetivo relacionado con las cualidades físicas hablamos de “favorecer...”, porque
este no va a ser un punto de actuación principal en la escuela, aunque, ahora bien siempre se
procurará una mejora de la condición física pero más bien de una forma indirecta, tanto a nivel
general como específico.
Con e ultimo objetivo queremos explicitar que lo que intentamos es la iniciación a un deporte de
equipo (sociomotriz), con todo lo que esto conlleva, es decir, tanto a nivel deportivo (concepción
espacio-temporal, estrategia tanto a nivel de comunicación como contracomunicación práxica,
reglamento, etc...), como a nivel socio-afectivo (colaboración, respeto frente al adversario, al
compañero, a las reglas, etc...), integrando de este modo, a nivel muy general, lo que
tradicionalmente se dieron en considerar los valores fundamentales de los deportes de equipo.
Ademáis, a nivel metodológico, nuestra primera intención era basar todo el descubrimiento del
juego del waterpolo a través del juego, siguiendo con ello también a BAYER (1992) y BLÁZQUEZ
(1986), utilizando los estilos no directivos (MOSSTON,1988) mayoritariamente y siempre que
fuese posible.
3. El primer test:
Pero todo este planteamiento de partida lo tuvimos que rehacer inmediatamente después de
pasar un test inicial en donde poníamos a prueba a los alumnos y alumnas en tres grandes
apartados para saber cuales eran sus conocimientos iniciales:
● Acciones de juego: 1 x 1; 2 x 1; 3 x 3
Los resultados no fueron ni mucho menos los esperados, haciéndose notar una falta de
independencia del agua (la mayor parte no sabían hacer pies alternos de braza). Esta situación,
además de decepcionarnos ante las expectativas e ilusiones puestas, nos hizo reflexionar, sobre
una serie de preguntas: ¿ya no podríamos enseñar waterpolo a través del juego como
queríamos?, ¿como hacerlo si los alumnos eran incapaces de mantener un brazo fuera del agua,
y mucho menos cogiendo un balón?
Todas estas preguntas nos hicieron además plantearnos un reto basado en la intención de
comprobar la siguiente hipótesis basada en las afirmaciones de BARRIÈRE (1994): ¿se pueden
adquirir las habilidades básicas específicas del waterpolo mediante el juego? Con lo que
durante los dos primeros meses de la escuela el objetivo principal fue que los alumnos y
alumnas fuesen capaces de mantenerse en el agua con una mano (o las dos) fuera de ella
(erguidas), para poder recibir o realizar un pase (sin preocuparnos de la ejecución del mismo), y
todo esto utilizando como medio el juego y la metodología anteriormente comentada.
Así, el planteamiento de la escuela quedó dividido en tres períodos, separados los dos últimos
por otro test, resultando:
Como ya dijimos el objetivo fundamental de trabajo en este periodo es el de que los alumnos y
alumnas fuesen capaces de mantenerse en el agua con una mano (o las dos) fuera de ella
(erguidas), para poder recibir o realizar un pase. Teniendo, además, como objetivo secundario el
integrar los conceptos de ocupación-aprovechamiento del espacio.
Las características del juego de waterpolo que en esta fase son capaces de desenvolver los
alumnos y alumnas es: estático, con una circulación mínima del balón, concentrándose en un
espacio muy pequeño y próximo a portería todas las acciones (tanto de ataque como de
defensa), por lo tanto sin presión en la defensa (cediendo espacio para el avance del equipo
atacante).
Los contenidos de esta fase fueron sobre todo juegos de carácter general, en la búsqueda de la
adquisición por parte de los alumnos/as de esas habilidades específicas mínimas para poder
llevar a cabo acciones de juego de waterpolo, con intención de motivar hacia la práctica
(podríamos decir que trabajábamos de forma “encubierta”), sin a penas trabajo técnico
específico (apenas un 10%, utilizado normalmente en el calentamiento, previo a la aparición de
la fatiga), además de los contenidos relacionados con la ocupación-aprovechamiento del espacio.
Ejemplos de actividades desarrolladas en esta fase son los juegos de relevos y “de pillar” (con
un objetivo añadido de la mejora de las cualidades físicas); juegos de transporte (directamente
relacionados con el objetivo de mantener un brazo fuera del agua), como “asalto al barco
naufragado” , “transporte de conos” o “robo de conos” (LLORET, 1990, 50); juegos de ocupación-
aprovechamiento de espacio como: “la muralla” (BLAZQUEZ, 1986, 82), “balón
prisionero” (LLORET, 1990, 52), situaciones de superioridad de atacante.
Ahora, nuestros objetivos empiezan a hacer hincapié en adquirir la técnica de las habilidades
acuáticas en cuanto a tipos de nado efectivos en waterpolo (desplazamientos) y patada de
waterpolo, así como adaptarse al balón real de waterpolo, conocer básicamente el reglamento,
resolver situaciones de superioridad numérica (2 x 1) así como de 3 x 3 con lo que nos vamos
encaminando ya a nuestro planteamiento de partida.
Los contenidos continuaron teniendo los anteriores, a los que sumamos los referidos a las
habilidades básicas específicas (desplazamientos, lanzamientos, etc...), siendo actividades
típicas de este momento juegos de ocupación-aprovechamiento de espacio, en los que ya se
necesita un cierto dominio técnico como “el juego de los 10 pases” (BLAZQUEZ, 1986,184),
ejercicios de manejo de balón, juegos de persecución (buscando desplazamientos específicos),
como “el pañuelo”, actividades de natación sincronizada, juegos de waterpolo reducido (1 x 1, 2
x 1 y 3 x 3)
Las características del juego de waterpolo al final de este periodo fue completamente distinto
al anterior: las acciones eran mucho más dinámicas, las defensas no “regalaban” espacio que
facilitase el avance del ataque, se empezaban a ver acciones de técnica individual como fintas de
recepción, reversos e incluso la creatividad de los alumnos y alumnas nos sorprendía de vez en
cuando con acciones como palmeos en los remates a puerta o lanzamientos en salto con giro.
Los mayores problemas se presentaban en cuanto a la técnica individual, y en cuanto al
concepto de “espacio de apoyo” (tenían tendencia de ir todos hacia portería, con lo que era muy
fácil que en un extremo se perdiera el balón y se produjera un contraataque).
Parece que el planteamiento inicial no era después de todo erróneo, a pesar de las dificultades
iniciales y de tener que posponer todo el trabajo específico un par de meses.
En el ultimo periodo de curso, nos centramos en las acciones individuales de los jugadores,
haciéndoles ver el paralelismo existente entre la noción de “ocupar espacio” con los
desplazamientos (dentro del juego de equipo), con el juego “cuerpo a cuerpo” (en el 1 x 1),
donde deben encontrar la zona donde el defensor es más débil (“espacio libre”) para
aprovecharla con su cuerpo, integrando incluso nociones del concepto de “acción-reacción” de
judo (CECCHINI, 1989, 78). Así pues, nuestros objetivos se centraron en este período en que
nuestros alumnos y alumnas fuesen capaces de resolver situaciones de 1 x 1 integradas dentro
del juego real, además de seguir haciendo hincapié en el trabajo específico de la mejora técnica
(tanto de nado como de acciones específicas básicas de waterpolo, llegando en este momento a
ser aproximadamente un 50 % de todos los contenidos desarrollados), además de los objetivos
de juego anteriormente planteados.
Los contenidos novedosos de esta fase fueron los relacionados con la técnica de nado (que
aparece como una necesidad) y de técnica de las habilidades específicas (no sólo ya las básicas).
4. A modo de conclusión:
Por otra parte, queremos también dejar patente la necesidad de cambiar radicalmente la
enseñanza del waterpolo, en cuanto a que se trata de un deporte sociomotriz, con lo que
presenta unas peculiaridades que hacen que no sea ideal el aprendizaje de la técnica fuera de la
acción de juego, si pretendemos formar jugadores inteligentes.
Por ultimo remarcar una serie de matices que nos surgieron a lo largo de la experiencia y que
pueden resultar enriquecedores para otros técnicos, como son:
● Las dimensiones de las porterías se deben reducir sólo en anchura, en estas categorías,
ya que es en las esquinas donde los porteros presentan mayores dificultades, al tener
una menor envergadura.
● Es conveniente acostumbrar desde el principio a los jugadores a recibir el balón con una
sola mano (sea directamente o recogida del agua), siendo además aconsejable que el
balón utilizado sea el habitual en su categoría (para una mayor adaptación), lo que nos
lleva a pedir una reglamentación que adapte un balón de menores dimensiones que el
“femenino” para las categorías inferiores (infantiles).
Bibliografía