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7. GUERRAS MÉDICAS.

Sin embargo el paso a la democracia, o, dicho de otra forma, el paso de la edad arcaica a la edad
clásica, fue un parto con dolor: en efecto, las principales ciudades alcanzaron su pleno
desarrollo en el mismo momento en que se dejó sentir la amenaza persa, primero en Asia, luego
en el Egeo y por último en su propio territorio.

EL IMPERIO PERSA: Los medos y los persas son indoeuropeos llegados a Asia a principios del II milenio. Tomaron el
nombre de arios1 al ocupar la meseta irania. Durante mucho tiempo fueron vasallos de los asirios; su potencia se
manifestó en el s. VII, cuando tuvo lugar el debilitamiento de los grandes imperios, en la época de Asurbanipal, y
entonces las tribus iranias formaron dos reinos: el de los medos (al norte), y el de los persas (al sur). El medo Ciaxares
(625-585) se impone a los persas y derrota a los asirios.Simultáneamente la religión del sabio Zoroastro (o Zaratustra)
daba a sus espíritus guerreros una fuerza moral y una cohesión desconocida hasta aquel momento.
CIRO EL GRANDE, rey del 555 al 529. Tras un siglo de hegemonía meda (Ciaxares, Astiages), Ciro funda el imperio
persa tras unas brillantes victorias, generosidad con los vencidos y otras cualidades que lo equiparan perfectamente a
un Alejandro MAagno. Derrota a Creo, rey de Lidia, y conquista Babilonia
Le sucede su hijo Cambises (529-521), que conquista Egipto en 525. Le sigue Darío (521-485), que convierte el Ponto
Euxino2 () en un lago persa, en perjuicio de las colonias griegas que ven cortadas sus relaciones con las metrópolis. La
ocupación eventual de las costas de Tracia completó este cerco y puso a la misma Grecia al alcance de los persas.
Pero desde el 499 al 494 Darío estuvo retenido por la revuelta de las ciudades de la Jonia, descontentas por las pérdidas
comerciales provocadas por la toma de Egipto y el bloqueo del Ponto Euxino. La revuelta fue sofocada en el 494, pero
Darío, irritado por los modestos socorros enviados por Atenas y Eretria, decidió actuar contra estas ciudades, en una
expedición de castigo, más que de conquista.
Pero antes de entrar en las guerras médicas, veamos cómo era el antagonista persa:
ORGANIZACIÓN DEL IMPERIO PERSA: Darío, para resolver los problemas planteados por la diversidad de pueblos sometidos
(medos, babilonios, sirios, fenicios, lidios, griegos de Jonia y arios, desde el Irán hasta el Indo) organizó una veintena de satrapías,
tan vastas como reinos, puestas bajo la administración se sátrapas que gozaban de amplia autonomía, pero que eran vigilados por un
funcionario civil y financiero y por un jefe militar.
Los elementos de unidad de este imperio son: el arameo, lengua administrativa de oriente (empleado juntamente con las lenguas
regionales); el ejército, compuesto por cuerpos reclutados en sus mismos lugares de origen pero organizados en torno a una fuerte
guardia real de 15000 soldados escogidos, medos y persas. Las grandes rutas administrativas, estratégicas y comerciales a un
tiempo (la más conocida de ellas conducía desde Éfeso (en Egeo), por Sardes hasta las capitales: Persépolis, Pasargada, Susa,
Ecbatana y Babilonia.; y por último la moneda: los dáricos de oro. En conjunto el imperio permaneciço asombrosamente
subadministrado, muy tolerante, incluso indolente, lo que se explica por su inmensidad, por la debilidad nçumerica de los persas y
por la dispersiçon de las poblaciones muy irregularmente repartidas.
LA RELIGIÓN oficial es el mazdeísmo, que proponía un ideal purificado de justicia social y de reforma espiritual;
convenientemente reformada por la monarquía, se convirtió en un factor de unidad nacional: se organizó en torno al rey un culto
práctico , la adoración del fuego, e de Ahura-Mazda el soberano de los demás dioses, al modo en que el rey era soberano del
universo, Βασιλεύς Βασιλέων (Rey de Reyes), o Μέγας Βασιλεύς (Gran Rey); y lo era en nombre del dios, lo que le hacía
portador de un “carisma” materializado por la Victoria. El rey se convierte así en el dirigente de un combate por el bien y la justicia,
contra el mal; y en esta lucha, el hombre, con su compromiso ético individual puede ayudar a decantar el resultado final de la lucha
entre los principios del bien y del mal. Es quizá la primera vez que una religión “compromete” al ser humano en el devenir cósmico,
atribuyendo a su comportamiento una fuerza activa en el ordenamiento del Universo.

INICIO DE LAS GUERRAS MÉDICAS 3:


Entre el 492-491 Mardonio, yerno de Darío, expulsa del Quersoneso tracio al ateniense Milcíades, y pasa a controlar el
litoral tracio y Thasos.
En el otoño del 490 los persas toman Naxos y las Cíclades y desembarcan en Maratón, donde la
violenta carga de los 10.000 hoplitas4 de Milcíades5 les obligó a reembarcarse6. Tras tentar un
golpe de mano abortado sobre El Pireo, se retiraron los persas a su patria. Así acabó la primera
guerra. Los atenienses fueron los únicos que se enfrentaron al “Bárbaro”.

1 palabra indoeuropea que significa “los nobles, los señores”


2
nombre antiguo del Mar Negro.
3 Los griegos siguieron llamando medos a todos los pueblos iranios, al margen de que el grupo predominante entre ellos

fuera, en esos momentos, el de los persas.


4 hoplita: soldado de infantería pesada

5 Milcíades: (circa 550-489 a. C.) enviado en 524 por Hipias al Quersoneso Tracio para mantener la dominación que su

tío del mismo nombre había establecido bajo Pisístrato. Participó en la revuelta jonia en 500-494; al fracasar ésta huyó a
Atenas. Tras la victoria de Maratón, encabezó una expedición contra Paros que fracasó, por lo que fue condenado a
pagar una multa excesiva por “traición al pueblo ateniense. Murió en la cárcel, amargado por la ingratitud de su pueblo.
6 enviado un soldado de los más veloces a Atenas para comunicar la victoria (Fidípides), recorrió en breve tiempo los

cerca de 42 km de distancia, haciendo tal esfuerzo, que sólo pudo gritar al llegar a la ciudad: νενικήκαμεν ¡hemos
vencido!, y cayó muerto. En su honor se hicieron funerales de estado, y de la hazaña deriva el nombre de la prueba
atlética que lleva el nombre de la batalla.
SEGUNDA
GUERRA
MÉDICA: 480-
479. Tras la
victoria de
Maratón, los
atenienses se
entregaron a sus
luchas políticas,
mientras Darío, y
luego su hijo
Jerjes, preparaban
minuciosamente
una expedición
más poderosa. En
el 480 el ejército
persa atraviesa el
Helesponto (el
mar de Mármara)
sobre un puente
de barcas, y
acompañado a lo
largo de la costa
por su flota, se
dirigen a
Macedonia y luego a Tesalia, sin encontrar
resistencia. En las Termópilas rodeó y exterminó
a los 300 espartanos de Leónidas. Beocia y el
Ática fueron arrasadas, Atenas ocupada y la
Acrópolis incendiada.
Pero desde el 483 Temístocles7, antiguo
arconte en 493, combatiente de
Maratón, previó el futuro y logró que
se aprobara la construcción de una
flota de 200 trirremes, gracias a las
rentas de las minas de plata recién
descubiertas de Laurion (en el Ática).
Toda la población se refugió en la cercana isla de Salamina; y allí, a la vista del pueblo
ateniense, se libró la batalla naval en septiembre del 480, en la que fue aplastada la flota persa,
para mayor gloria de los thetes atenienses que servían como remeros.
En el 479, el ejército terrestre de Mardonio, ya sin el apoyo de la flota persa, fue derrotado en
Platea por los hoplitas de Atenas, Esparta, Tegea, Megara y Platea; el mismo día la flota ateniense
derrotaba otra vez a los persas en en la ladera del monte Micala, en las tierras de Jonia opuestas a la isla de Samos. La
batalla terminó con la destrucción de la mayor parte de las fuerzas persas en Jonia, así como de su flota mediterránea. el
cabo Micala; liberó a las ciudades de Asia y las islas.
Atenas, por su cuenta, e interesada en la ruta del trigo escita, conquistó Sestos, en el Quersoneso Tracio.
Los ciudadanos de la Grecia libre habían vencido a los súbditos (esclavos, los llamaban los
griegos), del soberano persa. Atenas fue la gran beneficiaria de este éxito. Aunque la unidad
helénica sellada a duras penas el 481 no sobrevivió al éxito.

7Temístocles (528-459). Impuso la fortificación de El Pireo, y pretendió desviar el peligro persa al mar; pero Milcíades
confiaba más en los hoplitas. Logró imponer su política a partir de 483. Vencidos los persas, amuralló Atenas, lo que
enfureció a Esparta, pues era una medida directa contra ella. Al triunfar más tarde la política filoespartana de Cimón,
sufrió el ostracismo y tras un aventurado viaje llegó a Persia, donde Artajerjes le confió el gobierno de Magnesia, donde
vivió hasta su muerte como un potentado local.

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