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ESPECULACIONES SOBRE LA

VELOCIDAD DE LA LUZ...

...es un documento producto de varios años de investigación y teorización,


donde el autor se atreve a indagar sobre la posibilidad de desplazarse a
velocidades superiores a la de la luz a través de la tele transportación. Para tal fin,
se resalta la importancia de los sueños y anhelos de todas aquellas personas que
conocidas o no, han contribuido al desarrollo de la ciencia.

Es necesario advertir que no se pretende explicar el fenómeno de la tele


transportación; sino, su aplicación.
EVOLUCIÓN DE LA VELOCIDAD:

Resulta muy difícil imaginar que podría haber existido algún instante en la
historia de la humanidad donde en ningún rincón de nuestro planeta existiese una
mente trabajando en la resolución de algún problema, por simple o complejo que
este fuese. Es justamente de esas mentes ocultas en esos rincones, e inspiradas
por la necesidad o talvez algún sueño o fantasía, que han nacido inventos como la
rueda, la palanca, la escalera, el clavo, la mesa, la brújula, el barco, las velas de
viento, las hélices, el avión y tantos otros que revolucionaron su época o que en el
peor de los casos pasaron desapercibidos. Se quiere enfatizar con esto que
siempre ha existido la ciencia y que como tal, siempre existirá; además de
separarse en infinidad de ramas, dedicadas cada una de ellas a resolver problemas
de distinta índole.

Quizás fue algún tronco caído a las orillas de un río el primer medio de
transporte utilizado por el ser humano, o probablemente algún animal
domesticado; lo cierto es que siempre ha permanecido el espíritu de lucha por
mejorar lo concebido; logrando así, evolucionar de la forma hoy conocida; llegando
a construirse grandes embarcaciones a velas o a vapor, movidas por aspas
gigantescas (toda una hazaña de ingeniería), que representaron el principal medio
de transporte por varios siglos. Hasta que a alguien se le ocurrió mirar hacia el
cielo y envidiar a las aves sus alas. Fue así como muchos hombres de ciencia
(conocidos o no), decidieran crear un artefacto similar a las aves; con alas, cola, ¡y
hasta plumas!. No obstante, muchos resultaron infructuosos. Siguió la lucha y en
1.903 los hermanos Wright lograron su cometido.

Es evidente el gran salto científico y tecnológico dado entonces. Desde ese


momento se ha trabajado muchísimo y se han rebasado muchas metas. Los
aviones de hoy día son, por ejemplo, muchísimo más rápidos que los de entonces
y que cualquier transporte terrestre o marino de cualquier época pasada o
presente; por ello su importancia al hablar de velocidades, pues resulta claro que
el volar brinda un sin número de ventajas a la hora de moverse rápidamente.

Nunca se ha podido predecir con lujo de detalles las consecuencias de alcanzar


ciertas velocidades, ya sean dichas consecuencias sobre el artefacto o sobre el
piloto. En un principio se desarmaban las alas, se caían los motores y nunca faltó
un giro mortal imprevisto a la hora de acelerar más y más; pero fue la practica la
mejor maestra y poco a poco todo se solucionaba. Entonces alguien se fijó (nunca
falta gente así) una meta: Rebasar la velocidad del sonido. Considerada la
velocidad del sonido imposible o por lo menos muy difícil de superar, quedaba solo
la tarea de trabajar e idear hasta lograr lo propuesto. Fue así como un buen día, a
bordo de un avión de gran poder y mucho ruido, se cruzó el cielo a una velocidad
superior a la del sonido. Es difícil imaginar el momento cuando el aparato aceleró y
produjo ese ¡Boom! que todos asociamos a la llamada "barrera del sonido" (Ese
"Boom" no se debe propiamente a la ruptura de una "barrera del sonido" sino a la
presión del aire en la punta de la aeronave), pero es fácil suponer el gran
sentimiento de satisfacción de los realizadores.

Hoy día la velocidad del sonido (Quizás sea esta la meta más significativa en lo
que a velocidades se refiere) puede ser superada con relativa facilidad, e inclusive
varias veces su valor, produciéndose algunos fenómenos que aquí no serán
tratados. Sin embargo, la ambición, la curiosidad o grandes sueños hayan fijado lo
que es hoy día la próxima meta a rebasar: la velocidad de la luz.
ACELERANDO HASTA LOS 300.000 KM/SEG:

Alcanzar la velocidad de la luz es una meta fijada hace ya algún tiempo, pero
lamentablemente seguimos estando en la fase preliminar de trabajar e idear para
llegar al objetivo. Es natural (por seguir un rumbo), continuar en el camino andado
para superar la velocidad del sonido, mejorando los logros obtenidos. Es decir,
construir un avión muchísimo más liviano que los mejores y más rápidos que los
de ahora, diseñar motores y/o turbinas ¡muchísimo! más potentes y eficientes que
los más capaces de ahora y desarrollar un combustible unas cuantas miles de
veces más rendidor que los más rendidores de hoy en día, para combinarlos así y
obtener el transporte más rápido conocido en la historia de la tecnología. Podemos
imaginar entonces a dicho artefacto despegando y acelerando hasta alcanzar por
lo menos los 300.000 Km/seg que la velocidad de la luz implica; un hecho quizás
no tan difícil de imaginar pero que aún con un aparato como el descrito involucra
factores tan evidentes y aleatorios como difíciles de superar. Factores considerados
como los auténticos obstáculos para lograr lo propuesto.

Un avión supersónico sería capaz de alcanzar la velocidad del sonido (343 m/s
o 1200 Km/h) en unos treinta segundos; ello se traduce en una aceleración de
aproximadamente 12m/s^2. Puede notarse que es algo mayor que la aceleración
de gravedad (la aceleración de la gravedad es aproximadamente 9.8 m/s^2). Sin
embargo, para optimizar el proceso supongamos una variación de velocidad de por
lo menos cinco veces la producida por nuestro campo gravitatorio. Entonces, a una
aceleración de 49 m/s^2 el avión llegaría a los 1200 Km/h en unos siete segundo
de vuelo; un lapso de tiempo relativamente corto pero que supone consecuencias
sino mortales al menos muy peligrosas para el piloto, pues estaría sometido a
cinco veces su peso, que lo presionaría contra el asiento.

Si un artefacto ultraliviano y superpotente acelerase a 49 m/s^2 en línea recta


estaría viajando a la velocidad de la luz en no menos de setenta días y medio
(recordemos que se trata de la misma aceleración capaz de mover una aeronave
para variar su velocidad de 0 a 1200 Km/h en siete segundos) y recorrería al
menos 90 millardos de kilómetros (90.000.000.000 de kilómetros), el equivalente
de ir y venir de Marte unas ¡7500 veces! y más que suficientes para salir de
nuestro sistema solar. No es difícil suponer entonces, lo problemático que podría
resultar para el piloto el estar sometido a tal "empujón" por más de dos meses,
aun considerando una tecnología capaz de ahorrarle la necesidad de abandonar la
silla, la cápsula, o lo que se considere prudente para pilotar la nave.
ALGUNOS INCONVENIENTES:

Todo lo planteado hasta ahora se basa en la existencia de una tecnología


capaz solo de proporcionar grandes ahorros de energía, basados únicamente en la
física clásica, por ello lo inconveniente de tomar este camino para lograr el
objetivo. Seguimos…

Otro factor a considerar es la posibilidad de choque con algún planeta,


meteoro, cometa o cualquier ente material ubicado en cualquier parte del
universo. Quizás pueda predecirse la posición de un sin número de cuerpos en lo
que a nuestro sistema solar se refiere, e inclusive sus adyacencias, pero conviene
considerar las grandes distancias inmiscuidas en el asunto, distancias éstas,
suficientes para (como ya se bosquejó) salir de él.

Talvez sea una supercomputadora la encargada de detectar posibles colisiones


y calcular las variaciones en la dirección de la trayectoria, para evitar así lo que
resultaría fatal al experimento, pero, si la nave (y sobre la marcha) tuviese la
capacidad de cálculo y además la potencia para desviar su propia masa a espacios
de tiempo muy pequeños solo generaría perdidas en cuanto a eficiencia se refiere,
sin dejar de ser conveniente para el sistema piloto-aparato; hemos estado
planteando la combinación de tres elementos base: impulsor, combustible y poca
masa; todo con el fin de optimizar los recursos y lograr el máximo provecho;
entonces ya no debe ser dificultad asimilar el prejuicio de desperdiciar
considerables raciones de energía en esquivar todo lo que se cruce en el camino.

Cuando Einstein a principios del pasado siglo enunció la teoría que abría las
puertas de los viajes en el tiempo (teoría de la relatividad, 1.905), también (y
posteriormente) puso las cadenas que al parecer las cerraban nuevamente, al
revelar que la masa de un cuerpo depende de la velocidad a la que se encuentre y
que a la velocidad de la luz ésta se hace infinita, imposibilitando de esa manera
desplazarse en esas circunstancias. Se refería a que un cuerpo al variar su
velocidad varía su masa, dependiendo la variación, de la masa del cuerpo en
reposo y de la relación de la velocidad con la velocidad de la luz, pues, al variar
ésta (la velocidad del cuerpo) dentro de los parámetros ordinarios, la masa se
modifica inapreciablemente, pero al ir acelerando y al acercarse cada vez más a los
300.000 Km/seg ésta se incrementa indefinidamente.

Si se analizan algunas fórmulas de física clásica, como la fuerza de atracción


entre planetas ( F=M1*M2/(R*R) ) , e inclusive de física cuántica, como la fuerza
de atracción entre cargas ( F=Q1*Q2/(R*R) ) , se puede observar que desde un
punto de vista meramente matemático la fuerza de atracción en ambos casos
crece a medida que se acercan los elementos considerados; en la practica
sabemos que las partículas no son sometidas a fuerzas gigantescas si las
colocamos una al lado de la otra o incluso una dentro de la otra (una mucho más
grande que la otra), ello permite pensar que algo similar ocurre con la masa a
altas velocidades, es decir, quizás la masa se incremente hasta alcanzar lo que
sería su "masa máxima" para mantenerse estable o tal vez oscilar alrededor de esa
magnitud. Los cálculos hechos al comienzo del texto suponen una masa constante
(Leyes Newtonianas), pero si la masa se incrementa y se aplica la misma fuerza
para mover el aparato, la aceleración disminuirá y ello acarrea, por supuesto, más
tiempo de vuelo, más distancia a recorrer y mayor inercia que vencer a la hora de
esquivar obstáculos; tres elementos primordiales en el proyecto.

Sin importar el avance que puede alcanzar la tecnología basada en la física


clásica, resulta muy difícil relacionarla con fenómenos tan cuánticos como lo es la
velocidad de la luz por no poseer las herramientas necesarias para obtener los
logros esperados. Podrían realizarse infinidad de estudios y proyectos, pero
siempre existirán y surgirán dificultades que superar, que no solo impongan
verdaderos retos; sino, que sería inevitable caer en contradicciones, como es el
caso de querer viajar a la velocidad de la luz y que la masa se haga infinita. Por
ello debe concluirse que el camino verdaderamente natural es el de utilizar
herramientas cuánticas, para superar cualquier obstáculo que impida alcanzar los
objetivos y que el trabajar e idear debe enfocarse en desarrollar esa área aún tan
desconocida y que, tal vez por ello, es la inspiradora de tantas fantasías e historias
de ciencia-ficción.
DESAPARECIENDO Y REAPARECIENDO:

La física cuántica definitivamente está en pañales, aún así ha traído a la luz del
mundo conceptos y teorías que atentan contra cualquier postulado de la mecánica
clásica, por fuerte o "demostrado" que éste se encuentre. Ha permitido hablar
entonces de propiedades corpusculares de la luz y de comportamientos
ondulatorios de cuerpos palpables, ya se dice de superconductores de electricidad,
e inclusive se ha planteado la posibilidad de tele transportar elementos materiales
como si se tratase de una señal de radio o un pensamiento. Es esto último (la tele
transportación) el verdadero reto planteado, por ser tan fascinante como utópico
(Para un verdadero científico nada es utópico). No está de más ubicarse en unos
cien o doscientos años (talvez menos) en el futuro y desde ya estudiar las ventajas
de las herramientas cuánticas sobre las clásicas.

Las teorías que se irán construyendo, suponen la existencia de un aparato


capaz de tele transportarse, por lo menos, a distancias muy pequeñas, pero en
intervalos de tiempos tan o más pequeños aún; para ello se alude a tecnología
netamente cuántica y a la autosuficiencia de operación de la nave, es decir, que no
necesite de artefactos de apoyo para alcanzar su fin.

El principio básico de desplazamiento por tele transportación, se basa, en


descomponer toda la estructura atómica y sub-atómica de la materia, asumiendo
una condición no propiamente material, e imposible de explicar con los
conocimientos actuales, para luego rearmarse después de variar su posición en,
digamos, unos cuantos milímetros (no se pretende explicar el proceso de tele
transportación, sino su aplicación). Observemos el fenómeno como sucedería de
manera continua: En primer lugar, la nave estaría, aún sin funcionar, posada sobre
tierra firme; posteriormente y controladamente se tele transportaría para aparecer,
supongamos, un milímetro sobre el nivel del suelo; Pero esto implica que por la
gravedad caería nuevamente, solo que antes de descender el milímetro, y ya
pasada una fracción de segundo, desaparecería para reaparecer por encima y
ubicarse nuevamente a un milímetro sobre tierra firme, para ello necesita
desplazarse hacia arriba la distancia (menor que un milímetro) que desciende
mientras ocurre el proceso de tele transportación. Si el fenómeno se repitiese
continuamente y en intervalos de tiempo muy pequeños (milésimas de segundo),
un observador externo vería, en resumen, una nave que se mantiene "casi"
estática a un milímetro de altura, sin poseer ésta, ni hélices, ni turbinas que la
sostengan. Se usa la palabra "casi" porque el ojo humano si bien no captaría cada
vaivén del aparato, apreciaría algunos de ellos, sucediendo igual que con las aspas
que giran a altas velocidades, donde se puede apreciar un efecto en el que
parecen verse girando lentamente, por lo que se vería a la nave "vibrando" en el
aire a una frecuencia mucho menor que con la que sube y baja realmente.

Cualquier cuerpo en caída libre, y partiendo del reposo, necesita de 143


milésimas de segundo para recorrer el primer milímetro, ello nos dice que el
proceso de tele transportación debe suceder en un lapso menor de tiempo. El
tiempo que transcurre entre la "desaparición" o "desarme" y la reintegración lo
limita la tecnología en sí; no obstante, pensar que ocurre instantáneamente sería
idealizar el fenómeno, por lo que se considerará pequeño, pero sin llegar a ser
infinitesimal, estando en el orden de los milisegundos (para velocidades aparentes
bajas). Considerando estas condiciones, el aparato se movería poco menos de un
milímetro en un tiempo de algunos milisegundos, clásicamente esto significaría una
velocidad cercana a 1,0 m/s, pero en este caso se trata solo de una velocidad
aparente; concepto que será tratado posteriormente.

Hasta ahora se ha construido una escena donde un artefacto posado sobre


tierra firme se tele transporta a una distancia relativamente pequeña hacia arriba,
pero poco después de empezar a caer y antes de tocar el suelo se vuelve a tele
transportar al mismo punto donde lo hizo anteriormente (no instantáneamente),
para volver a bajar, gracias a la gravedad, y repetir así el proceso, con la intención
de mantenerse "flotando" a una altura previamente definida por "el" o "los"
operadores, observándose además una vibración de toda la estructura.

Siguiendo con el argumento anterior, la nave podría en segunda instancia,


transportarse a distancias cada vez más alejadas del suelo o el punto de
referencia, significando ello una ascensión (en línea recta) del aparato; para
comenzar luego a dirigirse en cualquier dirección horizontal escogida, gracias a la
combinación de avances diagonales que compensen la caída por gravedad y al
mismo tiempo den desplazamiento horizontal al sistema. Considerando esto, el
artefacto se movería en cualquier dirección deseada con solo controlar el próximo
punto de aparición, por lo que se podrían ubicar imaginariamente muchos puntos
cercanos entre sí que formen una línea, la que se convertiría en la trayectoria a
seguir con solo definir el punto más cercano y en el sentido deseado como el
próximo lugar de aparición, y repetir el proceso.
LA VELOCIDAD Y SUS EFECTOS:

La definición de velocidad en la mecánica clásica se basa en la variación de


posición de un cuerpo en un tiempo determinado; de aplicarse esta definición a un
cuerpo que se tele transporta, se considerarían en este caso, la variación de la
posición y el tiempo que tarda en descomponerse, transportarse y rearmarse dicho
cuerpo; por lo que es físicamente lícito aplicar ese concepto al fenómeno de la tele
transportación y pensar en la existencia de algún tipo de velocidad comparable a la
estudiada en la mecánica clásica, con todo lo que normalmente implica: Inercia,
energía cinética, cantidad de movimiento, etc.; por ello la necesidad de un análisis
más detallado de la situación.

Si un objeto cualquiera permanece estático sobre alguna superficie y luego


"desaparece" para luego "reaparecer" en otro lugar, definitivamente se le debe
asociar una velocidad, que dependerá de la distancia que separa a los puntos en
cuestión y del tiempo necesario para el cambio de posición, esa velocidad puede
incrementarse, bien aumentando la distancia o disminuyendo el tiempo de D-T-R
(Desarme-Transportación-Rearme), pudiendo variar desde magnitudes muy
pequeñas comparables con la velocidad de una bicicleta, hasta inclusive la
velocidad del sonido o la de la luz. Se habló de la velocidad necesaria para
desplazar una fracción de un milímetro hacia arriba a la nave recreada al comienzo
de este capitulo, para ello se supuso una distancia de un milímetro (1x10-3 m) y
un tiempo de un milisegundo (1x10-3 seg.), lo que resulta en un valor algo
modesto de un metro por segundo (1 m/s)(nótese que a pesar de estar flotando la
nave tiene una velocidad), no obstante si el cambio fuese de un metro y si este
ocurriese en un milisegundo, la velocidad asociada sería de mil metros por
segundo (1000 m/s), o de tres mil seiscientos kilómetros por hora (3600 km/h),
solo por dar un ejemplo. Sin embargo en el caso de la tele transportación se trata
de una velocidad aparente, debido a la ausencia de los factores ya mencionados,
como lo son: Inercia, energía cinética, etc., ausencia que será explicada de
inmediato:
El fenómeno de la tele transportación se basa en la descomposición de la
estructura de un cuerpo que se encuentra estático, para ser rearmado
posteriormente, y con otra ubicación, en un punto donde permanecerá igualmente
estático, donde el grado de repetibilidad del proceso determinará el
desplazamiento y la velocidad, por lo que, a pesar de estar cambiando de posición
constantemente, el cuerpo realmente estará inmóvil, sólo que en puntos diferentes
(el fenómeno puede compararse con el principio con el que funciona el
cinematógrafo, el cual se basa en una serie de fotografías o dibujos que al verse
seguidamente muestran un movimiento "aparente", resultando solo un engaño al
observador). Por los conocimientos de la física clásica, no es difícil asimilar que un
cuerpo sin velocidad (real), no posee energía cinética, ni inercia cinética (la
tendencia de un cuerpo en movimiento a seguir en movimiento), ni cualquier otro
fenómeno asociado a dicha velocidad real.

La velocidad de oscilación para eludir los efectos de un campo gravitatorio


puede ser despreciada si se compara con la que se puede alcanzar en un
desplazamiento horizontal, por lo que es válido obviar la inercia u otras
consecuencias de la rapidez real, alcanzada cuando desciende luego de subir una y
otra vez (sube con velocidad aparente y baja con velocidad real). En presencia de
campos gravitacionales la velocidad de oscilación tiene una dirección perpendicular
a la velocidad aparente, siendo la verdadera razón por lo que la velocidad real en
la oscilación no afecta a la aparente; además de que por descender en caída libre
y aparecer para volver a caer, por fuerte que sea este campo, en el interior de la
nave no se sentirá.
VENTAJAS IMPLICADAS:

Si se transporta la nave a diversos puntos (lentamente), con el propósito de


formar una trayectoria, de seguro al finalizar el proceso, se vería al artefacto
ubicado sobre el "último punto" de dicha trayectoria, que serviría de llegada; sin
embargo, lo mismo puede ocurrir si se repite lo anterior pero no tan lentamente;
podría suceder entonces, que un cuerpo que viaja a velocidades muy altas (la del
sonido o comparable con la de la luz) se detiene repentinamente sin presentar
mayor dificultad, con solo dejar de transportarse. Al igual que se puede detener
repentinamente debido a la ausencia de inercia, también puede cambiar de
dirección bruscamente, por lo que los obstáculos en el camino pueden ser
esquivados sin mayor problema; otra ventaja es lo innecesario que resulta salir de
la atmósfera, pues el aire ya no ofrece resistencia (recuerde que se trata de un
cuerpo estático), además de ahorrarse las grandes distancias para alcanzar altas
velocidades; ya que, así como puede detenerse bruscamente, puede arrancar de la
misma forma, siendo la aceleración calculable según los primeros tres puntos de la
trayectoria y considerando la "velocidad de crucero" (la velocidad de crucero sería
la distancia entre los puntos 2 y 3 dividido por el tiempo de D-T-R empleado;
siendo la aceleración aparente el cociente entre la velocidad de crucero y el tiempo
de D-T-R empleado entre los puntos 1 y 2.)

Otra característica del hecho de no poseer velocidad real, es la no-variación de


la masa, no obstante, es necesario suponer que al descomponer el cuerpo para
una posterior recomposición, la condición del mismo no es meramente material,
pues el pensar que la tele transportación se basa en el simple desplazamiento de
partículas sería como imaginar un cohete espacial a pedales.

Una última pero no menos importante consecuencia de la no-existencia de


velocidad real es la no-distorsión del tiempo dentro de la nave al alcanzar altas
velocidades aparentes, consecuencia que al analizarla se transforma en la razón
por lo cual todo el proceso es posible.
Para recordar como ocurre la distorsión temporal se debe mencionar que a
altas velocidades un observador en movimiento apreciaría como un día lo que para
otro observador fijo serían tal vez años, al medir la velocidad en cuestión desde
dentro de la nave se haría de la siguiente forma: Considerando dos puntos
estáticos y el tiempo en llegar desde uno al otro, el valor de interés resulta del
cociente de las dos mediciones de distancia y tiempo, pero al medir el mismo
tiempo desde fuera éste sería mayor y por ende la velocidad calculada menor.
Tomemos como ejemplo lo siguiente: Si se realiza un viaje de ida y vuelta al sol a
la velocidad de la luz (suponiendo como posible hacerlo con velocidades reales) el
piloto solo contaría unos ocho minutos de vuelo pero los cronometristas de la tierra
se habrán cansado de esperar; es decir que por mas que se acelere y aunque el
piloto se esté desintegrando al estar próximo a "c", la rapidez en determinado
momento medida desde fuera no tendría nada de fantástico.

Quizás esta conclusión en especial decepcione a los fanáticos de los viajes en el


tiempo a través de altas velocidades; no obstante, se debe recordar que según la
teoría de relatividad generalizada, la presencia de grandes masas (fuertes campos
gravitacionales) también producen distorsión temporal.

Todo lo anterior nos asegura la posibilidad de la existencia de un artefacto


capaz de suspenderse y mantenerse "flotando", arrancar a velocidades muy altas y
en su destino, detenerse casi instantáneamente (el tiempo de D-T-R nunca es
nulo), ¡Toda una maravilla de Ingeniería!. Que más que ser solo utopía o ciencia-
ficción es una "realidad futura", alcanzable solo con las herramientas apropiadas:
La Física Cuántica.

Separando las ideas de todo lo descrito en las anteriores páginas, y apartando


las opiniones sobre la posibilidad o irrealizibilidad del asunto (cuyas conclusiones
son aplicables no solo a una nave sino también a partículas) la realidad es que
existen científicos conocidos o no; que inspirados por algún sueño o fantasía, se
encuentran trabajando e ideando para mejorar lo ya logrado al respecto; y que,
considerando que nada es utópico, quieren darle a las civilizaciones del mañana la
propiedad de referirse a las naves impulsadas por tele transportación, como hoy
día nos referimos a los aviones supersónicos de propulsión a chorro, ¿y porqué
no?, que se refieran a esas naves como hoy nos referimos a los aeroplanos
construidos por los hermanos Wright.
SOBRE EL AUTOR:

José Miguel Pandare nace un cuatro


de enero de 1975 en la pequeña
ciudad de San Carlos, en el centro-
occidente de VENEZUELA.

Educado siempre en instituciones


públicas, se gradúa de INGENIERO
ELECTRICISTA en la UNIVERSIDAD
DE CARABOBO en la ciudad de
Valencia. Es allí donde empieza a leer sobre Einstein, Maxwell, Edison, entre otros
científicos.

Abordado siempre por el tema de los OVNIS, trata de entender como podría la
raza humana desplazarse a velocidades comparables o mayores a la velocidad de
la luz, y sin alejarse de los conceptos teóricos de la física cuántica conocidos a la
fecha escribe en sus ratos libres de universitario ESPECULACIONES SOBRE LA
VELOCIDAD DE LA LUZ.

A la fecha, José Miguel Pandare ejerce su carrera como Ingeniero y trabaja en


documentos relacionados con viajes en el tiempo (o las distorsiones que se
crearían al hacerlo) y el entendimiento de los que algunos llaman “Inteligencia
Artificial”.

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