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reconoci
haber sentido cierta simpata por Don Porfirio Daz, mir pasar de
lejos y con indiferencia los procesos democrtico y revolucionario,
hasta que convertido en flamante y estratgico lder de batallas
junto con Francisco Villa y Pablo Gonzalez preso del remordimiento
de no haber participado en el movimiento revolucionario desde sus
inicios, jura tomar venganza ante la tumba de Madero de quienes no
lo apoyaron en la decena trgica.
Veamos
entonces
aunque no con
ancdotas,
al ir adentrndome en la
oficialmente
al
General
Victoriano
Huerta
como
Mi querido hijo:
Cuando recibas esta carta, habr marchado con mi batalln para la frontera del
Norte, a la voz de la patria que en estos momentos siente desgarradas sus
entraas, y no puede haber un solo buen mexicano que no acuda. Yo lamento
slo que tu cortsima edad no te permita acompaarme. Si me cabe la gloria de
morir en esta causa, bendice tu orfandad, y con orgullo podrs llamarte hijo de
un patriota. S siempre esclavo del deber: tu patria, tu hermana y esas tres
mujeres que les han servido de madres, debern formar un conjunto sagrado
para ti, y a l consagrars tu existencia. Da un abrazo a Mara, a Cenobia y a
Rosa, y t, con mi querida Quiquita, reciban el corazn de su padre.
lvaro Obregn