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Foucault (2009), nos dice que hay en la justicia moderna, y en aquellos que la
administran, una vergenza de castigar que no siempre excluye el celo y crece sin
cesar (p. 19). Esta transformacin generalmente se ha atribuido, nos lo recuerda
Foucault, a una humanizacin, y ello ha hecho que no se estudie
minuciosamente el fenmeno en el cual, siguiendo a Foucault (2009), han
intervenido dos procesos: La desaparicin del espectculo punitivo, por un lado; y
el relajamiento de la accin sobre el cuerpo del delincuente, por el otro.
Una de las consecuencias de este cambio, est en la inclusin de un grupo de
tcnicos encargados de hacer los castigos menos inmediatamente fsicos, reducir
el sufrimiento, hacerlo ms silencioso y menos visible. Su presencia es necesaria
para garantizar que el cuerpo y el dolor no son los objetivos ltimos de [la] accin
punitiva (Foucault, 2009; p. 20). Se ha sustitudio al verdugo por un grupo de
tcnicos, nos dir. Grupo de tcnicos (agentes del no sufrimiento) dentro de los
cuales el psiclogo juega un papel muy importante, y del cual nos ocuparemos
ms adelante.
Desde el centro del panptico slo pueden verse individuos, desde la periferia no
puedes sino reconocerte como individuo. Es por ello que, ante la incapacidad de
percibir la humanidad como algo ms que un conjunto de individuos, el panptico
es una estructura que impide ver ms all del horizonte burgus.
Los verdugos raramente ren, o su risa es de otro tipo (Deleuze, ao: p. 49)
Esa experiencia -que constituy la locura como objeto al mismo tiempo que al
sujeto que la conoce- slo poda comprenderse en su plenitud si se la someta a
un cotejo riguroso con ciertos procesos histricos bien conocidos: el nacimiento de
determinada sociedad normalizadora, ligada a prcticas de encierro, en relacin
con una situacin econmica y social precisa que corresponde a la fase de la
urbanizacin, el nacimiento del capitalismo, con la existencia de una poblacin
flotante, dispersa, que las nuevas exigencias de la economa y el Estado no
podan tolerar. (Foucault, Inquietud por la verdad 2013: Pp. 50-51)