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» LEO STRAUSS “¢QUE ES FILOSOFTA POLITICA ? GUADARRAMA I ¢QUE ES PILOSOFIA POLITICA? 1. EL PROBLEMA DE LA FILOSOFIA POLtrICA El significado de la filosofia politica, y su grado de interés, es tan evidente hoy cumo Io fue siempre desde su aparicién con la filosofia ateniense. Toda accién po- litica esti encaminada a la ‘conservacidn o al cambio. Cuando deseamos consetvar tratamos de evitar el cam- bio hacia lo peor; cuando deseamos cambiar, tratamos de actualizar algo mejor. Toda accién politica, pues, esti dirigida por nuestro pensamiento sobre lo mejor y lo peor. Un pensamiento sobre lo mejor y lo peor implica, no obsiante, el pensamiento sobre el bien. La conciencia del bien que dirige todas nuestras acciones tiene el caracter de opinién: no nos Ja planteamos como problema, pero reflexivamente se nos presenta como problemdtica. El mismo hecho de que nosotros poda- mos plantearla como problema nos Heva hacia un pen- samiento del bien que deja de ser problematico; nos encamina hacia un pensamiento que deja de ser opi- nién para convertirse en conocimiento. Toda accién po~ litica comporta una propensién hacia el conocimiento 12 cQué es filosofia politica? del bien: de la vida buena o de Ia buena sociedad; por- que Ia sociedad buena es la expresién completa del bien politico. Cuando esta propensién se hace explicita y el hom- bre se impone cxplicitamente como meta [a adquisi- cién del conocimiento del bien cn su vida y en Ia so- ciedacd, entonces surge la filosofia politica. Al denomi- nat a este empefio filosofia politica, queremos decir que forma parte de un conjunto mas amplio: de la fi- losofia. La filosofia politica es una rama. de la filosofia. En Ja expresién “filosofia politica”, “filosoffa” indica el método, un método que al mismo tiempo profun- diza hasta Jas raices y abarca en extensidn toda Ia te- matica; “politica” indica tanto el objeto como la fun- cién. La filosofia politica trata del objeto politico en cuanto es relevante pata la vida polftica; de aqui que su tema se identifique con su meta, como fin ultimo de la accién politica. Ei tema de la filosofia politica abarca los grandes objetivos de Ia humanidad: Ja 1i- bertad y el gobierno o Ia autoridad, objetivos que son capaces de elevar al hombre por encima de su pobre existencia. Ta filosoffa politica es aquella rama de Ja filosofia que se acerca mas a Ja vida politica, a la vida afilosGfica, a la vida humana. Sdlo en su Polftica hace Aristételes uso de juramentos, esos compafieros inse- parables del discurso apasionado. Siendo una tama de la filosofia, inchuso la definicién mas provisional de lo que pueda ser Ja filosofia poli- tica exige una explicacién previa, aunque sea provisio- nal, sobre qué es filosoffa. Filosofia, come busqueda de la verdad, es una biisqucda del conocimiento univer- sal, del conocimienta del todo como conjunto. La biis- queda serfa innecesaria si ese conocimiento estuviese al alcance de Ja mano. Ta ausencia del conocimiento sobre el todo no significa, sin embargo, que el hombre no tenga pensamientos sobre ese todo; Ia filosofia va necesariamente precedida de opiniones sobre él, Con- siste, por tanto, en un intento de sustituir esas opinio- El problema de la filosofia politica 13 nes por un conocimiento sobre el conjunto, Kn lugar de “el todo”, los filésofos suclen utilizar fa expresién “todas las cosas”; el todo no es un puro éter o una oscuridad irredempra en que no pueda distinguirse una parte de otra o en que sea imposible todo discernimien- to. La biisqueda del conocimiento de “todas las cosas” significa la bésqueda del conocimiento de Dios, del mundo y del hombre, o mejor, la basqueda del cono- cimiento de las esencias de todas las cosas, Estas esen- cias en su totalidad forman “el todo” como conjunto. La filosofia no consiste esencialmente en poseer la verdad, sino en buscar la verdad. El rasgo que distin- gue a un fildsofo consiste en que “él sabe que no sabe nada”, y su visién de nuestra ignorancia acerca de las cosas mas importantes le induce a esforzarse hasta el limite de lo posible en busca del conocimiento. Deja- ria de ser un filésofo si tratura de eludir las preguntas sobre estas cosas o las despreciase considerandolas in- contestables. Puede ocurrir que Jas posiciones a favor y en contra de cada una de las rospucstas posibles es- tén permanentemente equilibradas y la filosofia no pue- da ir més all4 del estadio de Ia discusién, ni pueda, por tanto, alcanzar nunca el momento de Ja decision Esto no haria de la filosofia algo inttil, porque el en- tendimiento de una cuestién fundamental exige la comprensién completa de Ia esencia del objeto con que la cuestién se relaciona. El conocimiento genuine de un elemento csencial, su comprensidn complcta, es me- jor que Ia ceguera o la indiferencia hacia el objeto como unm todo, esté o no esa indiferencia o ceguera acompafiada de las respuestas a un gran nimero de cuestiones periféricas o carentes de importancia. Mini- mum quod potest haberi de cognitione rerum altissi- marum, desirabilins est quam certissima cognitio guae habetur de mininris rebus (Tomas de Aquino, Summa Theologica, 1, qu. 1.4, 5). De Ja filosoffa asi entendida, la filosofia politica es una rama. La filosofia politica es un intento de susti- 14 cQué es filosofia politic tuir cl nivel de opinién por un nivel de conocimiento de Ja esencia de lo politico. Lo politico esté sujeto por naturaleza a aprobacién y desaprobacién, aceptacién y repulsa, a alabanza y a critica. Lleva en su esencia el no ser un objeto neutro; exige de tos hombres la obe- dicncia, la lealtad, la decisién 0 [a valoracién, No se puede comprender Ia politico como tal, si no se acep- ta seriamente la exigencia implicita o explicita de juz- gatlo en tétminos de bondad o maldad, de justicia o de injusticia, si no se le aplican unos médulos, en su- ma, de bondad y de justicia. Para emitir un juicio ra- zonable se deben conocer los verdaderos mdédutos, Si Ja filosofia politica quicre encuadrar acertadamente su objeto tiene que csforzarse en lograr un conocimiento genuino de estos médulos. La filosofia politica con- siste en el intento de adquirir conocimientos ciertos so- bre la esencia de lo politico y sobre el buen orden po- litico o ef orden politico justo. Es necesario establecer diferencias entre filosofia po- Jitica y pensamiento politico en general. Actualmente se identifican estes términos con frecuencia; se ha ido tan lejos en la degradaci6n del nombre de la filosofia que hoy se habla de las filosofias de vulgures diletan- tes. Bajo la denominacién de pensamiento politico com- rendemos el estudio © Ia exposicién de ideas politi- cas, y por idea politica comprendemos cualquier “no- cién, comentario, imaginacién 0 cualquier cosa sobre Ja_ que. se pueda pensar”, que se relacioné de algiin modo con jos principios politicos. De aqui que toda filosofia politica sea pensamiento politico, pero no todo pensamiento politico sea filosofia politica, El pen- samiento politico, como tal, es indiferente a Ia distin- cién encte opinidn y conocimiento; Ia Filosofia politi- ca, sin embargo, es un esfuerzo consciente, coherente y continuo por sustituir las opiniones acerca de los prin- cipios politicos por conocimientos ciereos. El pensamien- to politico puede no ser mas, o incluso no. pretender ser mas, qué Ia exposicién o Ja defensa de una convic- El problema de la filosofie politica 43 cién firmemente aceptada o de un mito vivificador; sin embargo, es esencial para Ia filosoffa politica tener como principio motor la impaciente percepcién de Ia diferencia fundamental centre conviccibn o creencia y conocimiento. Un pensador politico, no filésofo, defiende o esta interesado principalmente en un determinado orden politico; el fildsofo politico sélo esté interesado y de- fiende la verdad. El pensamiento politico que no es fi- losofia politica encuentra su expresi6n adecuada en leyes y codigos, en poemas y relatos, en folletos y discur- sos ptiblicos pata los demas. La forma apropiada para el desarrollo de la filosofia politica es el tratado. Li pensamiento politico es tan viejo como la raza huma- na; cl primer hombre que promuncié una palabra como “padre” o una expresién como “ri no haras...” fue el primer pensador politico; la filosofia politica, sin em- bargo, aparece en um momento determinado de la his- toria. Por teoria politica se comprende hoy el estudio com- prensiyo de la situacién politica que sirve de base a Ja construccién de una politica en sentido amplio. Ese estudio esta -basado, en dltimo término, en principios aceptados por toda la opiniéna péblica o por una buena parte de ella; asume dogmaticamente principios que pudieran ser posiblemente puestos en duda. Obras de teoria politica en este sentido podrian scr la Awuto- emancipation de Pinsker o el Jadenstaat de Herzl. La Autoemancipation de Pinsker leva como lema estas pa- labras: “Si yo no me preocupo de mi mismo, equién Io har4?, y, si no lo hago ahora, gcudndo lo haré?”. Pero omite estas otras: “Y si yo no existo mais que para mi, gqué soy yo?”. La silenciosa repulsién de Pinsker hacia el pensamiento que centienen las pala- bras omitidas es una premisa crucial del argumento que desarrolia en su obra. Pinsker no justifica su re- pulsi6n. Para encontrar una justificaci6n deberiamos volver a los capitulos 3 y 16 del Tractatus Theologico- 16 cQué es filosofta politica? politicus de Spinoza, o sea, a la obra de un filésofo de Ja politica, ‘Nos vemos obligados ahora a distinguir la filosofia politica de ta teologia politica. Por teologia politica comprendemos las ensefianzas politicas que se apoyan en la revelacién divina. La filosofia politica se limita a aquello a lo que pucde acceder la menté humana por si sola. Ea lo que respecta a la filosofia social, ésta com- parte el mismo objeto con la filosofia politica, pero lo contempla desde ua punto de vista diferente. La filo- sofia politica parte del principio de que la asociacién politica —el pais, la nacién— es Ja asociacién supre- ma, por encima de la cual no existe otra, mientras que Ja filosofia social concibe la asociacidén politica sdlo como una parte de un todo mas amplio, que denomi- na con el término “sociedad”, Finalmente, vamos a tratac de jas relaciones entre la filosofia politica y Ia ciencia politica. “Ciencia poli- tica” es un término ambiguo: designa las investigacio- nes sobre lo politico realizadas bajo modelos tomados de las ciencias naturales y los trabajos realizados por Jos miembros de Jas c4tedras de ciencia politica, Las primeras, o sea, las investigaciones que podriamos de- nominar ciencia politica “cientifica”, consideran que el suyo es el unico camino posible para lograr un co- nocimiento genuino de jo politico. Del mismo modo que el genuino conocimiento sobre la naturaleza surge cuando, se sustituye Ja vana y estéril especulacién. por el estudio experimental e inductive, el_conocimiento genuino sobre fo politico comenzara ef dia en que ja filosofia politica deje paso definitivamente al estudio cientifico de Io politico. Del mismo modo que las cien- cias naturales se bastan a si mismas y, a lo sumo, pro- veen inintencionadamente a la filosofia natural con al- gunos materiales para la especulacién, la ciencia politica es autosuficiente y, a lo més, suministra con la misma falra de intencién algunos materiales especulativos a Ja filosofia politica. Teniendo en cucnta el contraste Fil problema de la filosofia politica I7 entre la solidez de Ja ciencia politica y la lastimosa pre- suncién que caracteriza a la filosofia politica, es més razonable desechar de una vez las vagas e insustancia- les especulaciones de la filosofia politica que seguir prestando acatamiento, aunque s6lo sea exteriormente, a una tradicién totalmente , desacreditada y decrépita. Las ciencias, tanto naturales como politicas, son emi- nentemente afilosdficas. SGlo necesitan filosofia de una determinada clase: metodologia o légica. Pera estas dis- ciplinas filoséficas no tienen nada en comin, eviden- temente, con la filosofia politica. La ciencia politica “cientifica” es, de hecho, incompatible con la filosofia politica. El provechoso trabajo realizado por los hombres que se aman cientificos de Ia politica es independiente de cualquier aspiracién hacia una ciencia politica “cienti- fica”. Consiste en Ia reunisn y el andlisis cuidadoso de datos politicamente televantes. Pata comptender la im- portancia de este trabajo tenemos que recordar la de finicién provisional de filosofia politica que dimas al principio. La filosoffa politica es un intento de com- prender la esencia de Jo politico. Antes, incluso, de que: podamos pensar cn intentar comprender la esen- cia de lo politico, tencrios que conocer lo politico: ne- cesitamos poseer conocimientos politicos. Todo hom- bre adulto que no sufra ninguna tara mental posee un determinado nivel de conocimientos politicos. Todos sabemos algo sobre los impucstos, la policia, la ley, las carceles, la guerra, la paz o el armisticio. Todos sabe- mos que la meta de la guerra es la victotia, que la gue- rra exige el sacrificio supremo y otras muchas priva- ciones, quc la heroicidad merece el aplauso y la cobardia merece ef reproche. Todos sabemos que com- prar una camisa, a diferencia de emitir un voto, no es por si mismo un acto politico. Se supone que el hom- bre de la calle posec menos conocimientos politicos que el hombre que se dedica profesiunalmente a pro- veerle de informacién y consejo en lo que respecta a 2 18 eQué ex filosofta politica? lo politico. Se da por supuesto que ese hombre de fa calle posee un conocimiento politico mds reducido que aquellos otros hombres despiertos que gozan de una larga y variada experiencia politica. En lo mds alto de la pitdmide encontramos al gran politico, que posee conocimientos politicos, comprensién politica, discerni- miento politico y habilidad politica en el mds alto gra- do: ciencia politica (politike episteme) cn el sentido ori- ginal de la palabra. Todo conocimiento politico esté rodeado de opinio- nes politicas y entremezclado con ellas. Entendemos aqui opinién politica como término contrapuesto a conocimiento politico: errores, suposiciones, creencias, prejuicios, predicciones, etc. Corresponde a la esencia de la vida politica el estar dirigida por una mezcla de conocimicntos politicos y opiniones politicas. De aqui que toda vida politica vaya acompafiada por un esfuer- zo més Oo menos coherente y cenaz para sustimir pro- gresivamente la simple opinién por el conocimiento po- litico. Incluso los Gobiernos que pretenden poseer co- nocimientos sobrenaturales utilizan espias. Fl cardcter del conocimiento politico y fas exigencias que comporta se han visto. profundamente afectadas por un cambio relativamente reciente en el modo de ser de la sociedad. En épocas pasadas, los hombres intc- ligences podiaa adquirir conocimientos politicos —la comprensién politica que necesitaban— escuchando a hombres mayores prudentes 0, lo que es lo mismo, le- yendo a buenos historiadores con tanta: facilidad como estudiando su situacién y dedicdandose ellos mismos a los asuntos politicos. Este modo de adquirir conocimien- tos politicos ya no es suficiente, porque ahora vivimos en “sociedades dinamicas de masas”, en sociedades que se caracterizan, al mismo tiempo, por una inmensa com- plejidad y por una mmtacién rApida. El. conocimiento politico es hoy més dificil de adquirir y queda anticua- do con mayor celeridad que en otros tiempos. En estas circunstancias se hace necesario que un némero deter- El problema de la filosofia politica 19 minado de hombres se dedique exclusivamente a la ta- rea de recoger y asimilar el conocimiento sobre lo po- litico. Es a esta actividad a la que hoy frecuentemente sc lc denomina ciencia politica. Sdlo surge cuando se ha comprendido, entre Gtras cosas, que incluso tomas politicos que no tienen gran peso en una situacién de- terminada merecen ser estudiados y que su’ estudio tie- ne que ser Ilevado a cabo con el mayor cuidado posible: un cuidado especifico que esté destinado a contrarres- tar Jas falacias especificas a las que nuestro juicio so- bre lo politico esté siempre expuesto. Adin mids, estos hombres de que hablamos dedican buena parte de su esfuerzo a dar al conocimicnto politico la forma de en- sefianzas que puedan ser transmitidas en las aulas. Por otra parte, aunque el politico menos escrupuloso ten- ga que intentar constantemente sustituir en su propia mente las opiniones por auténticos conocimientos poli- ticos con el fin de seguir teniendo éxito, el estudioso de lo politico ira mas ailé, intentando presentar en pd- blico el resultado de sus investigaciones sin ninguna omisién ni parcialidad: el estudioso representard cl pa- pel del ciudadano ilustre y patridtico que esté por en- cima de toda lucha. O sea, dicho de otru modo, Ia biisqueda del conocimiento politico por el estudioso esté animada escncialmente por un impulso moral: el amor a la verdad. No obstante, de cualquier modo que pueda. concebirse la diferencia entre la biisqueda del conociiiento politico por.-el estudioso y el no estudio- 80, y por muy importantes que estas diferencias puedan ser, la busqueda del conocimiento politico que eva a cabo el estudioso y aquella que realiza el no estudioso se identifican en su aspecto fundamental: su centro de referencia es la situacién politica dada, e incluso, en la mayoria de Jos casos, la situacién politica concreta en el pais del individuo que realiza Ja investigacién. Es ver- dad, en efecto, que un boténico cn Israel presta una especial atencién a la flora de Israel, mientras que un botanico en Canad4 presta especial atencién a Ja flora 20 eQué ex filosofia politica? de Canada. Pero esta diferencia, que no es mas que el resultado de una divisién del trabajo conveniente e in- dispensable, tiene un significado completamente dife- rente respecto de aquella otra diferencia, aparentemente similar, entre las preocupaciones de un cientifico de la politica israeli y otro canadiense. Sélo cuando el aqui y ahora desapatecen como centro de referencia puede surgir el enfoque filosdfico © cientifico de lo politico. Todo conocimiento sobre las cosas politicas implica suposiciones relativas a la esencia de Io politico, supo- siciones que conciernen no sélo a una situacién politica concreta, sino también a la vida politica o a Ja vida hu- mana como tales. No podemos conocer nada sobre una guetta que ticne lugar en un momento determinadc sin poseer alguna nocién, por muy ligera y vaga que sea, sobre la gucrra.como tal y el lugar que ocupa en la vida humana. No se pucde ver a un policia como policia sin una suposicién previa sobre la ley y el go- bierno como tales. Las suposicioncs relativas a la esen- cia de lo politico, que estin implicitas en todos los co- nocimientos sobre lo politico, tienen el caracter de opi- niones, Sélo cuando estas suposiciones se convierten er objeto de un andlisis coherente y critico. surge cl on- foque. filos6fico o cicntifico de lo politico. El nivel cognoscitivo del conocimiento politico no se diferencia cn nada del nivel de conocimiento que posee un pastor, un marido, un general o un cocinero. No obstante, fas pretcnsiones de estos tipos humanos ac: dan lugar a una filosofia pastoral, marital, militar o culinaria, porque sus fines uiltimos son suficientemente claros y no presentan ambigiiedades. Ei fin Ultimo en lo politico, sin embargo, exige una reflexién coherente. Ia meta de un general es la victoria, mientras que la de un politico es el bien comin. Saber en qué consiste Ja victoria no es problemético; lo es esencialmente, sin embargo, comprender el significado del bien comin. La ambigiiedad que rodea a fos fines politicos proviene de su cardcter comprensivo. Entonces surge la tenta-~ i : apap seem ae A a eT | Fl problema de la filosofia politica 21 cién de negar o eludir el carécier comprensivo de Jo politico y tratarlo como un compartimiento mas, Pera tenemos que resistir esta tentacidn si queremos enfren- tarnos con muestra situacién como seres humanos, 0 sea, si queremos contemplar [a situaci6n en su totalidad. La filosofia politica, en el sentido en que hemos in- tentado describirla, se ha venido cultivando ininterrum- pidamente desde sus orfgenes hasta un momento rela- tivamente reciente. Hoy la filosofia politica estA en de- cadencia ©, quiz&, on estado de putrefaccién, si es que no ha desaparccido por completo. No se trata sélo de un total desacuerdo sobre su objeto, su método y su funcién, sino que incluso la mera posibilidad de su existencia se ha hecho problematica. El tnico punto en que los profesores de ciencia polftica avin estan de acuerdo es el relativo a Ia utilidad de estudiar la histo- ria de la filosofia politica. Respecta a los fildsofos, cs suficiente comparat la obta de los cuatro filésofos més i ftantes en los diltimos cuarent afios —Bergsor, Whitehead, Husserl y Heidegger— con Ia de Hermann Cohen para comprobar Ia rapidez y profundidad con que Ia filosofia polftica ha caido en descrédito. Origi- nariamente, Ia filosofia polftica sc identificaba con la ciencia politica, y su objeto consistia en el estudio com- prensivo del comportamiento humano. Hoy 1a encon- tramos dividida en trozos que se compostan como. si fuesen los anillos de un-guéano. En primer lugar, se ha aplicado la distincién ‘entre filosofia y ciencia ‘al es- tudio de las cosas humanas; y, como resultado, se plan- tea Ja separaci6n entre una ciencia politica afiloséfic« y una filosofia politica acientifica, separacién que cn Jas circunstancias actuales despoja a Ja filosofia politica de toda dignidad y decoro. Luego, grandes sectores de Ja materia, que originariamente pertenecian a la filo. sofia politica o a la ciencia politica, se han independi- zado bajo los nombres de economfa, sociologia y psico- © logfa social. El lamentable esqueleto por el que los ho- < estos cientificos sociales ya no se preocupan ha que- 22 Qué es filosofia politica? dado como presa apropiada para los filésofus de la his- toria y para aquellos que encuentran mayor esparci- miento en profesiones de fe. No exageramos en abso- futo al decir que hoy Ia filosofia politica ya no existe, excepto como objeto de enterramiento, apropiado para las investigaciones histéricas, 0 como tema de fragiles declaraciones que no convencen a nadie. Si buscamos Jas razones de este cambio profundo en- contraremos estas respuestas: la filosofia politica es acientifica, o la filosofia politica es ahistérica, 0 es am- bas cosas al mismo tiempo. La ciencia y Ia historia, esos dos colosos del mundo moderno, han logrado defi- nitivamencte destruir la mera posibilidad, incluso, de Ja filosoffa politica La exclusidn de la filosofia politica como doctrina acientifica es caracteristica del positivismo de hoy. El positivismo no es ya lo que pretendia ser cuando Augusto Comte lo fundé. Adin conserva el recuerdo de Comte, no obstante, al considerar que la ciencia moder- na es la expresidn m4s elevada del conocimiento, por- que no busca, como la teologia y Ia metafisica lo hi- cieron en otro tiempo, el conocimiento absoluw det porqué, sino sélo el conocimiento relativo del cémo, Pero después de ser remodeladv por el utilitarismo, el evolucionismo y cl neo-kantismo, el positivismo ha abandonado enteramente Ia esperanza de Comte de que una ciencia social al estilo de las modernas ciencias na- turales pudiera superar Ia anarquia intelectual dela sociedad moderna. Hacia la Gltima década del siglo x1x, Ja ciencia social positivista alcanzé su desarrollo final al darse cuenta de que existe una separacién radical entre los hechos y los valores, y sdlo los juicios sobre los hechos entran dentro del campo de la ciencia. Las ciencias sociales “cientificas”’ no pueden emitir juicios de valor y tienen que huir de ellos radicalmente. En cuanto al significado de la palabra “valor” ea afirma- ciones como las precedentes, dificilmente podriamos EL problema de la filosofia politica 23 decir m4s que esos “valores” significan, al mismo tiem- po, objetos preferidos y principios de preferencia. Actualmente, para explicar el significado de la filo- sofia politica es indispensable un examen previo de los principios del positivismo cientifico-social. Vamos a consideras especialmente las consecuencias practicas que Ileva consigo este positivismo. La ciencia. social po- sitivista es avalorativa y éticamente neutra: es impar- cial ante el conflicto entre el bien y cl mal, cualquiera que sea la forma en que el bien y el mal puedan ser interpretados. Esto significa que el campo comin a to- dos los cientificos sociales, el campo en que desarrollan todas sus investigaciones y discusiones, sSlo puede ser alcanzado a través de un proceso de liberaciédn de Ios juicios morales o de un proceso de abstraccién absolu- ta: la ceguera moral es condici6n indispensable para el andlisis cientifico. En el mismo grado en que adn no seamos insensibles a las diferencias morales, nos vere- mos forzados a utilizar juicios de valor. El habito de contemplar los fenémenos humanos o sociales, repri- micndo nuestros juicios de valor, tiene una influencia corrosiva pata nuestro sistenia de-preferencias. Cuanto mds serios seamos como cientificos sociales, mas radi- calmente desarroliatemos en nosotros mismos un estado de indiferencia hacia logros concretos, de falta de me- tas y de impasibilidad, un estado que podria denomi- narse de nihilismo. El cientifico social no esté inmuni- zado contra Jas preferencias; su actividad es una lucha constante contra Tas que siente como ser humano y como ciudadano, que amenazan con sobreponerse a sit imparcialidad cientifica. Para contrarrestar todas estas influencias peligrosas el cientifico social deriva sa po- der de su dedicacién a un solo valor: Ja verdad. Sin embargo, segin sus principios, la verdad no es un va- lor que haya que elegir necesariamente. Se puede, igual- mente, elegit la verdad 0 rechazarla, EY cientifico, para ser cientifico, tiene que haberla clegido efectivamente. Pero ni los cientificos ni Ia ciencia son meramente ne- 24 éQué es filosofia politica? cesarios, La ciencia social no puede pronunciarse sobre si etla misma es buena. Est4 obligada a ensefiar que ia sociedad puede con igual derecho y con las mismas ra- zones favorecer el desarrollo de Jas ciencias sociales 0 suptimirlas como perturbadoras, subversivas, corrosivas © nihilisticas. No abstante, por extrafio que parezca, so- demos encontrar cientificos sociales muy deseosos de “vender” ciencia social, de probar que Ja ciencia social es necesaria. Su argumento es éste: independientemente de cudles puedan ser nuestras preferencias, nosotros de- seamos el logro de nuestros fines; para lograrlos ne- cesitamos conocer cuéles son ios medios que nos con- ducen a ellos; y el conocimiento adecuado de los me- dios que conducen a cualquier fin social es funcién de las ciencias sociales y sdlo de las ciencias sociales; de aqui que las ciencias sociales sean necesarias para cual- quier sociedad o para cualquier movimiento social; las Ciencias sociales son, pues, necesarias por naturalcza; representan un valor desde todos los puntos de vista. Sin embargo, una vez que hemos aceptado este plan- teamiento, nos vemos profundamente inclinados a pre- guntatnos si no habrd unas pocas cosas mAs que repre- senten valores desde todos jos puntos de vista y para todos los seres humanos pensantes. Para evitar estas dificultades cl cientifico social desdefiard toda conside- raci6n sobre. buenas relaciones o promocién personal y se refugiaré en su virtuosa cxpresion de que él no sabe, sino que solamente cree, que buscar la verdad es*bueno; otro cualquiera puede creer con igual dere- cho que buscar la verdad es malo. Pero, zqué es lo que quiere decir con esto? Bien distingue entre objetivos nobles o inticbles, o bien rechaza esta distinciédn. Si distingue entre abjetivos nobles € innobles admitird que existen varios objetivos o ideales nobles, y que un ideal no es compatible con los demés: si se elige la verdad como ideal propio, necesatiamente se rechazan los dcmés ideales. RG lanteado, no puede existir la necesidad para los hombres nobles de elegir ineludi- El problema de la filosofia politica 25 blemente la verdad con preferencia sobre otros ideales. Pero cuando el cientifico social habla de ideales y dis- tingue entre objetivos nobles e innobles o entre inte- gridad ideal y egoismo mezquino esti emiticndo jui- cios de valor que de acuerdo con sus principios ba- sicos son, como tales, innecesarios. Tiene que decir, en- tonces, que es tan legitimo hacer de Ja busqueda de la seguridad, del dinero o de la deferencia la meta vital tinica. como buscar la verdad como fin principal. De este modo queda expuesto a la sospecha de que su ac- tividad como cientffico no sirva otros fines que el in- cremento de su seguridad, su riqueza o su prestigio, y de que su competencia no sea m4s que una habilidad que esté dispuesto a vender al mejor postor. Los ciu- dadanos henestos comenzarin a preguntarse si se pucde confiar en un hombre usi o si este hombre puede ser leal, especiulmente después de haber mantenido que es tan defendible elegir la lealrad como valor propio como rechazarla. En una palabra, se habra enredado en ef trance que condujo a Trasimaco a su cafda, abatido por Sdcrates, en cl primer libro de La Repiblica, de Platén. : . No es necesario aclarar que, aunque nuestro ‘cienti- fico social pueda encontrarse en un mar de confusiones, esti muy lejos de ser desleal o de cometer una falta de integridad. Su afirmacién de que la entereza y la bits- queda de Ia verdad son valores que el individuo puede con el mismo derecho aceptar o rechazar es un ‘simple movimiento de sus labios que no encuentra correspon- dencia alguna en su pensamiento. Nunca he encontta- do un cientifico social que, aparte de estar dedicado a la verdad y la integridad, no fuese un ferviente admi- rador de la democracia. Cuando afirma que la demo- cracia no es un valor que necesatiamente tenga que comportar una evidente superioridad sobre su contra- tio no quiere decir que él se sienta atrafdo por el valor opucsto que rechaza o que su pensamiento esté debatiéndose entre alternativas igualmente atrayentes 001930 26 cQué es filosofia politica? por si mismas. Su “ética avalorativa”. cst4 lejos de re- presentar el nihilisma o ser un camino hacia ef nihii- ismo; no es mAs que una excusa para no tener que pensar: al afirmar que la democracia y la verdad son valores, lo que quiere decir es que no es necesario pre- ocuparse de jas razones por las cuales estas cosas son buenas y que él pueda bajar fa cabeza, como cualquier otro individuo, ante los valores aceptados y respctados por su sociedad. La ciencia social positivista anima no tanto el nihilismo como el conformismo y fa rutina, No es necesario que entremos ahora a discutir los puntos débiles de la teoria positivista aplicada a las ciencias sociales. Seri suficiente aludir a algunas con- sideraciones que hablan por sf mismas contra esta es- cuela. 1) Es imposible el estudio de ios fenémenos socia- les, sobre todo de los fenédmenos sociales mds impor- tantes, sin que este estudio Ieve consigo juicios de va- lor. Un hombre que no encuentra ninguna taz6n para despreciar a aquellos cuyo horizonte vital se limita al consumo de alimentos y a una buena digestién puede ser un econometrista tolerable, pero nunca podré hacer aportacién valida alguna sobre el carécter de una so- ciedad humana. Un hombre que rechace la distincién entre grandes politicos, mediocridades y vulgares dile- tantes puede ser un buen biblidgrafo, pero no tendra nada que decir sobre politica o historia politica. Un hombre incapaz de distinguir entre un pensamiento re- ligioso profundo y una. supersticién en trance de des- aparecer puede ser un gran estadistico, pero no podré decir nada significativo sobre sociologia de Ja religién. En general, es imposible comprender un pensamiento, una accidn o una obra sin dartles un valor. Si somos incapaces de atribuirles el valor adecuado, como ocurre con frecuencia, eso quiere decir que no hemos logrado todavia comprenderlos adecuadamente. Los juicios de valor que encuentran cerrado el camino principal para entrar en la ciencia politica, la sociologia o la econo- ' El problema de la filosofia politica 27 mia, entran en estas disciplinas por la puerta falsa; se introducen a través de esa materia aneja a la actual ciencia politica que se Mama psicopatologia. El cientifi- co social se ve compelido a hablar de individuos des- equilibrados, neuréticos o inadaptados, Estos juicios de valor, sin embargo, se diferencian de los que los gran- des historiadores utilizan, no por su mayor claridad o exactitud, sino precisamente por su inexpresividad: un operario insensato puede seutirse tan adaptado, o in- cluso mejor, que un hombre thonesto o un buen ciu- dadano. Finalmente, no debemos pasar desapercibidos ante los juicios de valor invisibles que se ocultan a los uvjos poco atentos pero que estan muy presentes en conceptos que aparecen como puramente descriptivos. Por ejemplo: cuando los cientificos sociales distinguen entre haébitos o tipos humanos democriticos y aucorita- rios, Jo que Waman “autoricario” estoy seguro de que ho €s ofa cosa que una caricatura de todo lo que ellos, como buenos demécratas, rechazan. O cuando hablan de los tres principios de legitimidad (racional, tradi- cional y carismético), su simple expresién “rutinizacién del carisma” descubre un pensamiento protestante’ o liberal que ningtin judio conservador o ningtin catélico podria aceptar: a la luz del concepto de “rutinizacién del carisma”, la génesis de Ja Halakah, sacada de las profecfas biblicas, por una parte, .y la génesis de la Igtesia catélica, sacada de las ensefianzas del Nuevo Testamento, aparecen necesariamente como casos de “rutinizacién del carisma”, Si’ se me objetase que los juicios de valor son, en efecto, inevitables en las cien- cias sociales, pero tienen solamente un cardcter con- dicional, contestarfa de este modo: gno son esenciales estas condiciones en Jo que respecta a los fenémenos sociales?, ¢no tiene el cientffico social que asumir ne- cesariamente que una vida social sana én este mundo es algo bueno, del mismo modo que la medicina asume necesariamente que Ja salud y Ja longevidad sana son cosas buenas? ;No estan todas las afirmaciones facticas 28 eQué es filosofia politica? basadas en condiciones o presunciones, aunque nunca se planteen como problema micotras estemos conside- rando los hechos como hechos (por ejemplo: que existe el “hecho”, 0 que todo lo que ocurre tiene una causa)? La imposibilidad de construir una ciencia politica avalorativa puede ser explicada en términos muy sim- ples. La ciencia politica presupone la distincién entre - supuestos politicos y supuestos que no lo son; presu- pone, por tanto, alguna clase de respuesta a la pregua- ta gqué es lo politico? Para licgar a ser verdaderamen- te cientifica, la ciencia politica tendr4 que plantearse este problema y resolverlo explicita y adecuadamente. Pero es imposible definir qué es lo politico, como aque- No que concierne a la polis, el “pais” o el “estado”, sin contestar previamente al problema de qué es lo que constituye una sociedad de esta clase, Una sociedad, por otra parte, no puede ser definida sin aludir a sus fines. El intenta m4s conocido de definir “el estado” sin hacer referencia a sus fines se admite que conduce a una definicién derivada directamente del tipo del “es- tado moderno” y que por completo sdélo es aplicable a este tipo de estado; se trataba de un intento de definir el estado moderno sin haber definido antes el estado. Aceptando Ia definicién del estado, 0 mejor de Ja .so- ciedad civil, en relacién con sus fines. sin embargo, ad- mitimos un médulo a cuva luz tendremos que juzgar las acciones y jas actividades polfticas. Los fines de la sociedad civil jrregan necesariamente como médulo para juzear las sociedades civiles. 2) La exclusién de Ios juicios de valor se basa en Ja presuncidn de que Ia razdén humana es esencialmente incapaz de resolver los conflictos entre valores distintos © entre sistemas de valores diferentes. Pero esta pre- suncién, aunque generalmente se Ja considera como un hecho, nunca ha sido sometida a prueba. Su compro- bacién requerirfa un esfuerzo semejante al que condujo a la concepcién y elaboracién de la Critica de la razén pura; tequeritia yna critica comprensiva de Ia razén El problema de la filosofia politica 29 valoradora, Lo que nos encontramos en la realidad son débiles observaciones que pretenden probar que este o aquel conflicto concreto de valores es insoluble, Es prudenee aceptar que hay conflictos de valorcs que la raz6n humana, de hecho, no puede resolver. Pero. si nosotros no pudiéramos decidir cudl de dos monta- fias cuyos picos estuviesen cubiertos por nubes era la mas alta, eno podriamos tampoco decidir que una mon- tafia es mas alta que un montén de arena? Si nosotros no podemos decidir en una guerra entre dos paises ve- cinos que se han estado peleando durante siglos cual de Jos dos tiene la razén, {no podriamos tampoco decidir que Ia accién de Jezabel contra Naboth fue injustifi- cable? El mas destacado de los representantes de la cien- cia social positivista, Max Weber, ha defendido la in- solubilidad de todos los conflictos de valores porque su alma ansiaba un mundo en que la decepcién (esa hija bastarda del pecado violento acompafiado de una fe todavia mds violenta), en lugar de la felicidad y la se- renidad, fuera la nota distintiva de la dignidad humana. Ya creencia de que los juicios de valor no estén suje- tos en tltimo andlisis a control racional fomenta la ten- dencia a cmitir ascveraciones irresponsables respecto a Ja verdad y el error 0 a Io bueno y @ lo malo. Se evaden discusiones importantes de problemas serios por el mé- todo simple de pasarlos por alto como conflictos de valores. Lieva, incluso, a crear la impresi6n de que todes los conflictos humanos importantes son conflic- tos de valor, cuando en frealidad Ja mayor parte de estos conflictos surgen precisamente de las posiciones comu- nes de los hombres respecto de los valores, 3) La creencia de que el conocimiento cientifico {entendiendo por tal el conocimiento a que aspira la Ciencia moderna) es la forma suprema del conocimien- to humano lieva consigo el desprecio de todo el cono- cimiento precientifico. Si se acepta la oposicién entre un conecimiento cientifico del mundo y un conocimien- to precientifico, es facil darse cuenta de que el positi- 30 Qué es filosofta politica? vismo manticne, en los mismos términos practicamente, Ja duda universal de Descartes respecto al conocimien- to precientifico y su radical ruptura con él. El Ppositi- vismo, en efecto, desconfia de todo conocimiento precientifico, relegindolo al nivel de simple folklore. Fista aberraci6n es la base de toda una serie de inves- tigaciones inttiles y de complicadas necedades. Conoci- mientos que un nifio de diez afios medianamente inte- ligente ya posee se considera que necesitan una prueba cientifica para que puedan ser aceptados como hechos; prueba cientifica que, por otra parte, no sélo no es ne- cesaria, sino que ni siquiera es posible, Ilustracemos esto con el cjemplo mas simple: todos ios estudios de ciencia social presuponen que aquellos que los realizan son capaces de diferenciar a los seres humanos de los demas seres vivientes; este conocimiento, sin embargo, no Io adquirieron en las aulas, ni ha sido convertido en conocimiento cientifico por las ciencias sociales, sino que mantiene su caracter originario sin cambio alguno. Si este conocimiento precientifico no fuera tal cono- cimiento, tampoco tendrian este caraécter los estudios cientificos que se apoyan en él La preocupacién por buscar una prueba ciencifica para hechos que todo el mundo conoce suficientemente sin necesidad de tal prueba conduce al desprecio de pensamientos o tefle- xiones que tienen que estar presences en Ia base de todo estudio cientifico que quiera significar una apor- tacién seria. Frecuentemente se suele presentar el estu- dio cientifico de lo polfrico como un proceso de ascen- sién desde la comprobacién cmpirica de los “hechos” politicos, de lo que ha sucedido en el pasado, a la for- mulacién de “Jeyes” cuyo conocimients permita la prediccién del futuro. Se sefiala esta meta como algo axiomatico sin tratar de esclareccr previamente si el objeto que la ciencia politica persigue admite o no una comprensién adecuada en términos de “leyes”, o si los conceptos universales, a través de los cuales ha de ser comprendido Io politico como tal, no exigen un plan- El problema de la filosofia politica 3L teamiento completamente diferente. La uproximacién cientifica al hecho politico, a jas relacioncs y periodi- cidades entre los actos politicos o a las leyes que tigen el comportamiento politico exige la contemplacién ais- lada del fendmeno que estamos estudiando. Pero, para que este aislamiento no nos conduzca a resultados con- fusos © inttiles tenemos que contemplar los fendmenos que estudiamos dentro del conjunto al que pertenecen; y debemos explicar ese conjunte, o sea, el orden po- litico o politico-social como un todo. No se puede Ie- gar, por ejemplo, a un conocimiento sobre “politica de grupos” que merezca ser llamado cientifico sin refle- jat en qué tipo de orden politico, si es que hay alguno, puede darse esa “politica de grupos” o qué clase de sistema politico presupone especificamente ia “politica de grupos” que estamos estudiando. Ademés, no se puede determinar el cardcter de un cipo especifico de democtacia, por ejemplo, o de Ia democracia en gene- ral, sin poseec un concepto claro de las distintas alter- nativas que existen al lado de la democracia. Los tra- tadistas cientificos de lo politico sc sienten inclinados a reducir este problema ala distincién entre democra- cia y autocratismo, radicalizan un dererminado orden politico aferrandose a un esquema en que no cabe nin- guna otra posibjlidad aparte de ese sistema y su con- trario. El planteamiento cientifico conduce al descono- cimiento de los problemas fundamentales y, con ello, a la aceptacién irreflexiva de las, soluciones recibidas. En relacién con estos problemas fundamentales, la exacti- tud cientifica de nuestros amigos se convierte en una extrafia inexactitud. Refiriéndonos otra vez al ejemplo mas simple, y al mismo tiempo el mds importante, fa ciencia politica exige una explicaci6n sobre qué es lo que distingue lo politico de lo que no lo es; exige que se plantee y. se dé una contestaciédn a la pregunta gqué es lo politico? Esta pregunta no puede ser tratada cien- tificamente; requiere un planteamiento dialéctico, Y un planteamiento dialéctico tiene que comenzat necesaria- 32 éQué es filosofia politics? mente cn el conocimiento precientifico, dandole coda la importancia que merece. Se considera que el conoci- miento precientifico, 0 sea, el conocimiento basado en el “sentido comin", fue superado por Copérnico y todo el progreso posterior de jas ciencias naturales, Pero el hecho de que el conocimiento que podriamos Hamar telescOpico-microscépico sea muy atil en ciertos campos no autoriza para neyar que haya materiay que sdlo pueden ser coutempladas en su verdadcra natura leza Si se Jas mira a simple vista 0, para ser ms exac- tos, si sc las observa bajo la perspectiva del simple ciu- dadano, como distinta de la perspectiva def escrutador cientifico. Ei que no esté de acuerdo con esto repetira la experiencia de Gulliver con el ama de Brobdingnag y se vera mezclado en la misma clase de investigaciones que tanto le asombraron en Laputa. 4) El positivismo se convierte necesariamente en historicismo. Como consecuencia de su esclavitud al modelo tomado de las ciencias naturales, las ciencias sociales pueden correr el peligro de tomar erréneamen- te simples peculiaridades, por ejemplo, de la actualidad en Estados Unidos o de la civilizaci6n occidental mo- derna, para darles un poco mds de amplitud, como si fuesen caracteres esenciales de Ja sociedad humana. Para salvar este peligro, las ciencias sociales se ven obliga- das 2 emprender un estudio comprensivo de todas las culturas, tanto en su presente como en su pasado. Peto en este esfuerzo pierden de vista necesariamente el sig- nificado profundo de esas culturas, porque tratan de interpretarlas mediante un esquema conceptual que tic- ne su ofigen en Ja sociedad occidental moderna, que es un reflejo de esta sociedad concreta y que se adapta solamente a este tipo de sociedad. Para salvar esta difi- cultad las ciencias sociales tienen que intentar compren- der aquellas culturas bajo los mismos parametros que ellas se comprenden o sc cumprendicron: este entendi- miento exige bdsicamente un entendimiento histérico. EI entendimiento histérico se convierte, de este modo, El problema de la filosofia politica 33 en la base para una verdadera ciencia de Ia sociedad. Aun mas, las ciencias sociales se presume que son un cuerpo de proposiciones verdaderas sobre los fenéme- nos sociales. Las proposiciones son respuestas a proble- mas, Cudles son las respuestas objetivamente Vvilidas viene determinado por las reglas 0 los principios de la Iégica. Peco Ios problemas planteados dependen del interés de cada uno y, por tanto, de su propio sistema de valores, de sus principios subjetivos. De equi que sean los intereses de cada uno, y no la légica, el origen de los conceptos fundamentules. No es posible, pues, separar los clernentos subjetives y objetivos en las cien- cias sociales: las respuestas objetivas vienen condicio- nadas por las preguntas subjetivadas. Si no nos aferra- mos al olvidado platonismo que anima la nocién de los valores ctermos, tenemos que admicir que los va- lores incorporados en un determinado sistema de cien- cias sociales dependen del tipo de sociedad que ha pro- ducido el sistema, o sca, que, en ultimo anilisis, esos valores yon unos valores histéricos, No sélo estan las ciencias sociales intimamente ligadas a los estudios his- téricos, sino que, incluso, las ciencias sociales mismas demuestran ser “histéricas”. La consideraci6n de las ciencias sociales como fenémeno histérico, sin embar- go, conduce a su relativizacié6n y, en Ultimo término, a Ja relativizacién de las ciencias modernas en gencral. Como consecuencia, la ciencia moderna viene a ser con- siderada como un camino histéricamente relativo para comprender e] mundo, que no es, en principio, mejor que cualquier otro. Sélo es al egar aqui cuando nos enconcramos frente a frente con el enemigo principal de Ja filosofia politi- ca: el historicismo. Cuando el historicismo ha alcanzado su desarrollo completo, las caracteristicas que le distin- guen del positivismo son: primera, abandona Ia distin- cién entre hecho y valor, porque cada modo de com- prender, por muy tedrico que sea, implica unas valo- raciones especificas; segunda, niega toda exclusividad 3 34 eQué es filosofia politica? a la ciencia moderna, que aparece sélo como una for- ma entre muchas de inverpretacién del mundo; ter- cera, rechaza toda consideracién del proceso histérico como algo b4sicamence concatenado 0, en términos més amplios, como algo cmincntemente racional; cuarta, niega el valor de la teoria evolucionista aduciendo que Ja evoluci6n del hombre, partiendo de un ser no bu- mano, hace ininteligible su condicién humana, EI his- toricismo rechaza cl plantcamiento del tema de la buena sociedad, o sea, de la sociedad ideal, como conse- cuencia del cardcter esencialmente histérico de la so- ciedad y del pensamiento humano: no es sadicalmente necesario hacer brotar el tema de 1a sociedad buena: este tema no se le plantea al hombre; sa simple posibi- lidad es el resultado de una misteriosa concesidn del destino. El problema crucial se plantea respecto al sig- nificado de aquellos caracteres permanentes de la hu- manidad, tales como la distinci6n entre lo noble y lo villano, que son admitidos por los historicistas preca. vidos. ¢Podrian ser utilizados estos clementos perma- nentes como criterios de distincién entre buenas y malas concesiones del destino? El historicista contesta a esti pregunta negativamente; desprecia cstos clemen- tos permanentes por su cardcter objetivo, superficial y radimentario; para poder ser tenidos en cuenta es pre- ciso darle un contenido, y este contenido ya es histd- rico. EL desprecio hacia estos clementos pernianentes permitié al historicista mds radical, en 1933, someterse (© aan mejor, recibic con agasajo como a una conce- sién del destino) al veredicto de la parte menos pru- dente y menos moderada de su pais en cl momento en que éste atravesaba su fase histérica menos moderada y menos prudente, y, al mismo tiempo, pronunciarse por la prudencia y por la moderacién, Ei acontecimien- to fundamental del afio 1933 vendria a probar, si es que esa prueba efa necesaria, que ¢l hombre no puede dejar de plantearse el tema de la sociedad bucna y que La solucion cldsica 35 no puede tampoco liberarse de la responsabilidad de dar una respuesta, remitiéndose a la historia o a cual- quier otra poder distinto de su propia razdn. 2. LA SOLUCION CLASICA «Cuando describimos Ja filosofia politica de Platén o de Aristételes como filosofia politica clasica queremos expresar que se trata de Ia forma original de Ja filoso- fia politicay Alguna vez se ha caracterizado to clasico por su noble simplicidad y su grandeza serena. Fsta idea nos fleva por el buen camino. Se trata de un in- tento de presentar de forma inconfundible to que en otro momento se Ham, también, cl cardcter “natural” del pensamiento clasico, entendiendo “natural” como Opuesto a io metamente humano o demasiado hummano. Se dice de un ser humano que es natural si se guia por ja naturaleza en lugar de atender los convencionalismos, la opinién heredada o Ia tradicién, para no hablar de quien csté guiado por el simple capricho, gla filosofia politica clasica es atradicional, porque pertenece a aquel Momento creador en que se decrumban todas las tra- diciones politicas y no ha surgido todavia una tradicién filoséfico-politica,; En todas las €pocas posteriores, el estudio filoséfico de lo politico estuvo mediatizado por una cradicién politico-filoséfica que actuaba a modo de pantalla entre el fildsofo y su objeto politico, inde- pendientemente de que cada filésofo acepase o recha- zara individualmente esta tradicién. De aqui sc deduce que el filésofo clasico contemplaba io politico en un plano de proximidad y viveza que nunca se ha vuelto a igualar, Concemplaba Ios asuntos publicos desde Ia misma petspectiva que cl ciudadano ilustrado o cl po- litico. Y, sin embargo, vefa con claridad las cosas que Jos ciudadanos ilustradas y los politicos o no veian en absoluco o vefan con dificultad. La razén estaba en que los filésofos, aunque en la misma direccién que Jos ciu-

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