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Curso de Gnosis Lección Nº 27.

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DIDÁCTICA PARA LA MUERTE DEL YO

Samael Aun Weor


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Instituto Cultural Quetzalcoatl de Antropología Psicoanalítica, A.C.
http://samaelgnosis.net y http://samaelgnosis.org
Lección Nº 27 Didáctica para la Muerte del Yo Instituto Cultural Quetzalcoatl

EL TENEBROSO EGO
“Obstinado, el Ego, roba la luz a Pistis Sophía”.
“Mientras existan los múltiples elementos indeseables
que personifican a nuestros defectos psicológicos
dentro de nosotros mismos, es ostensible que habrá
dolor”.
“No es posible que haya Felicidad en cada uno de nos,
en tanto los elementos de la infelicidad existan en
nuestro interior”.
“La Esencia, embotellada en todos los elementos
subjetivos de la desdicha, se procesa en virtud de su
propio embotellamiento”.
“Los elementos subjetivos de las percepciones son,
precisamente, toda esa variedad de psíquicos
elementos inhumanos que en nuestro interior
cargamos”.
“Destruidos los elementos subjetivos de las
percepciones, viva personificación de nuestros
errores, deviene maravillosa la percepción integral,
unitotal, plena, iluminada, de lo Real”.
Samael Aun Weor: “El Pistis Sophía Develado”.

Creerse «uno», ciertamente es una broma de muy mal gusto; desafortunadamente,


esta vana ilusión existe dentro de cada uno de nosotros.

La fantasía es una fuerza real que actúa universalmente sobre la humanidad y que
mantiene al humanoide intelectual en estado de sueño, haciéndole creer que ya es un
hombre, que posee verdadera individualidad, voluntad, conciencia despierta, mente
particular, etc., etc.

Cuando pensamos que somos uno, no podemos movernos de donde estamos en sí


mismos, permanecemos estancados y por último degeneramos, involucionamos...

Cada uno de nos se encuentra en determinada etapa psicológica, y no podremos salir


de la misma a menos que descubramos directamente a todos esos Agregados Psíquicos o
Yoes que viven en nuestro interior.

Cada Agregado Psíquico es como una persona dentro de nosotros. No hay duda de
que estos Agregados poseen los tres cerebros: el Intelectual, el Emocional y el Motor-
Instintivo -Sexual; es decir, cada Yo o Agregado Psíquico es una persona completa. Cada Yo,
cada Agregado, tiene sus criterios propios, individuales; tiene sus ideas, sus conceptos y sus
deseos, realiza determinados actos, etc.; goza cada Agregado, de cierta autonomía.

Vistas las cosas desde este ángulo, estudiadas a fondo, llegaremos a la conclusión
lógica e inevitable, de que dentro de nuestra personalidad habitan muchas personas. Lo más
grave es que todas esas riñen entre sí, se pelean por la supremacía; cada cual quiere ser el
amo, el señor. ¿A qué se parecería nuestra CASA INTERIOR? Yo diría que a una
horripilante mansión, donde hubieran muchos criados y cada cual se sintiera el «señor». Es
claro que, mirada tal casa a la luz de estos razonamientos, resulta espantosa e insólita.

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Lo curioso del caso son, precisamente, los conceptos que se forjan cada uno de los
«señores de la casa». El uno dice: «¡Voy a comer, tengo hambre!». Después entra un
segundo en conflicto y dice: «¡Al diablo con la comida, yo voy a leer el periódico!». Surge
más allá, un tercero en conflicto y, en forma irrevocable, dice: «¡Qué comida ni qué lectura,
voy a la casa de mi amigo, fulano de tal!». Dichas estas palabras, incongruentes todas, la
humana personalidad (movida por este resorte íntimo), abandona pues la morada, para irse
por ahí, por esas calles de Dios...

Si nos pudiéramos ver de cuerpo entero, tal como somos, ante un espejo, puedo
asegurarles que quedaríamos perfectamente locos. Estamos todos, llenos de horripilantes
contradicciones, y esto es nefasto porque no tenemos, verdaderamente, existencia real.

En realidad de verdad, que cada uno de esos múltiples Agregados Psíquicos que
surgen en nosotros, tienen determinados compromisos. Podríamos decir, sin exageración
alguna, que el ladrón (por ejemplo) lleva dentro de sí mismo una cueva de ladrones, cada
uno de ellos con distintos compromisos, en distintos días, horas y lugares; que el fornicario
irredento carga en su interior (para colmo de los colmos) una casa de citas; que el homicida,
obviamente, lleva en su psiquis un «club de asesinos» (claro, cada uno de estos, en el fondo,
tiene sus compromisos); que el mercader, en su interior, lleva una plaza de mercado, y así
sucesivamente.

En realidad de verdad, estamos metidos dentro de la mecánica de la LEY DE


RECURRENCIA, y esto es muy lamentable...

Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no trabaja su propia vida, ese hombre


está perdiendo el tiempo miserablemente. ¿De qué modo podríamos nosotros libertarnos de
la Ley de Recurrencia? Pues trabajando nuestra propia vida.

Incuestionablemente, nuestra propia vida está compuesta de comedias, dramas y


tragedias. La comedia es para los cómicos, los dramas para las personas normales,
comunes y corrientes, y las tragedias para los perversos. En los Misterios de antaño, no se
aceptaba a ningún trágico. Se sabía que éste era castigado por los Dioses, y obviamente el
Guardián le rechazaba con la punta de la espada...

¿Que necesitamos disolver los «Yoes»? ¡Eso es lógico! Estos son los «actores» de las
comedias, dramas y tragedias. ¿Podría, acaso, haber una comedia sin cómicos? ¿Podría
existir un drama sin actores? ¿Creen ustedes que podría desarrollarse, en cualquier
escenario del mundo, alguna tragedia sin trágicos sin actores? Obviamente que no, ¿verdad?
Entonces, si queremos cambiar nuestra propia vida, ¿qué debemos hacer? No nos queda
más remedio que disolver a los «actores» de comedias, dramas y tragedias.

¿Y quiénes son esos «actores», dónde viven y por qué? Yo les digo a ustedes, en
verdad, que esos «actores» son del tiempo, pues en realidad, cada uno de esos «actores»
viene de antiguas edades. Si decimos que «el Yo es un libro de muchos tomos», estamos
asegurando una gran verdad; si afirmamos que «el Ego viene de muchos ayeres», es cierto.
Entonces, el Ego es tiempo, los YOES personifican al tiempo: son nuestros propios defectos,
nuestros propios errores, contenidos en el RELOJ DEL TIEMPO; son el polvo de los siglos,
contenido en el fondo mismo de nuestra psiquis.

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Cuando uno conoce la didáctica precisa, para la disolución de esos «elementos


indeseables» que llevamos dentro, consigue insólitos progresos. Se hace indispensable,
urgente e inaplazable, conocer con exactitud la didáctica. Sólo así adviene la desintegración
de esos «elementos indeseables» que llevamos dentro...

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EL DESCUBRIMIENTO U
OBSERVACIÓN DEL MI MISMO
“La mejor didáctica para la disolución del Yo, se halla en la
vida práctica intensamente vivida”.
“La convivencia es un espejo maravilloso donde el Yo se
puede contemplar de cuerpo entero”.
“En la relación con nuestros semejantes, los defectos
escondidos en el fondo subconsciente, afloran
espontáneamente, saltan fuera, porque el subconsciente nos
traiciona y si estamos en estado de alerta percepción,
entonces los vemos tal cual son en sí mismos”.
“La mejor alegría para el gnóstico es celebrar el
descubrimiento de alguno de sus defectos”.
“Defecto descubierto, defecto muerto. Cuando descubrimos
algún defecto, debemos verlo en escena como quien está
viendo cine, pero sin juzgar ni condenar”.
Samael Aun Weor: “La Revolución de la Dialéctica”.

Observación, Juicio y Ejecución, son los tres factores básicos de la disolución.


Primero: se observa. Segundo: se enjuicia. Tercero: se ejecuta.

A los espías en la guerra, primero se les observa; segundo se les enjuicia; tercero se
les fusila.

En la interrelación existe auto-descubrimiento y auto-revelación. Quien renuncia a la


convivencia con sus semejantes, renuncia también al auto-descubrimiento.

Cualquier incidente de la vida, por insignificante que parezca, indubitablemente tiene


por causa un actor íntimo en nosotros, un Agregado Psíquico, un Yo...

El auto-descubrimiento es posible cuando nos encontramos en estado de alerta


percepción, alerta novedad.

«Yo» descubierto «in fraganti», debe ser observado cuidadosamente en nuestro


cerebro, corazón y sexo. Un Yo cualquiera de lujuria podría manifestarse en el corazón como
amor, en el cerebro como un ideal, mas al poner atención al sexo, sentiríamos cierta
excitación morbosa inconfundible...

Necesitamos observar al Yo que en un momento dado hayamos atrapado; urge verlo


en cada uno de estos tres centros de nuestro organismo.

En relación con otras gentes, si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de
guerra, nos auto-descubrimos.

Recuerde usted: ¿A qué hora le hirieron su vanidad, su orgullo? ¿Qué fue lo que más
le contrarió en el día? ¿Por qué tuvo esta contrariedad? ¿Cuál fue su causa secreta? Estudie
esto, observe, su cabeza, corazón y sexo...

La vida práctica es una escuela maravillosa; en la interrelación podemos descubrir

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esos Yoes que en nuestro interior cargamos.

Cualquier contrariedad, cualquier incidente puede conducirnos mediante la auto-


observación íntima, al descubrimiento de un Yo, ya sea éste de amor propio, envidia, celos,
ira, codicia, sospecha, calumnia, lujuria, etc., etc., etc.

Necesitamos conocernos a sí mismos antes de poder conocer a los demás. Es


urgente aprender a ver el punto de vista ajeno. Si nos ponemos en el lugar de los demás,
descubriremos que los defectos psicológicos que a otros endilgamos, los tenemos muy
sobrados en nuestro interior.

Amar al prójimo es indispensable, mas uno no podría amar a otros si antes no aprende
a ponerse en la posición de otra persona en el trabajo esotérico.

La crueldad continuará existiendo sobre la faz de la Tierra, en tanto no hayamos


aprendido a ponernos en el lugar de otros.

Mas si uno no tiene el valor de verse a sí mismo, ¿cómo podría colocarse en el lugar
de otros?

¿Por qué habríamos de ver exclusivamente la parte mala de otras personas?

La antipatía mecánica hacia otra persona que por vez primera conocemos, indica que
no sabemos ponernos en el lugar del prójimo, que no amamos al prójimo, que tenemos la
Conciencia demasiado dormida.

¿Nos cae antipática determinada persona? ¿Por qué motivo? ¿Tal vez bebe?
Observémonos... ¿Estamos seguros de nuestra virtud? ¿Estamos seguros de no cargar en
nuestro interior el Yo de la embriaguez?

Mejor sería que al ver a un borracho haciendo payasadas dijéramos: «Este soy yo,
qué payasadas estoy haciendo»...

Es usted una mujer honesta y virtuosa, y por ello le cae mal cierta dama; siente
antipatía por ella. ¿Por qué? ¿Se siente muy segura de sí misma? ¿Cree usted que dentro
de su interior no tiene el Yo de la lujuria? ¿Piensa que aquella dama desacreditada por sus
escándalos y lascivias es perversa? ¿Está usted segura de que en su interior no existe la
lascivia y perversidad que ve en esa mujer?

Mejor sería que se auto-observarse íntimamente y que en profunda meditación


ocupase el lugar de aquella mujer a quien aborrece.

La auto-observación íntima de sí mismo es un medio práctico para lograr una


transformación radical. Lamentablemente, el sentido de la auto -observación íntima se
encuentra atrofiado en todo ser humano; trabajando seriamente, auto-observándose de
momento en momento, tal sentido se desarrollará en forma progresiva.

A medida que el sentido de auto-observación prosiga su desarrollo mediante el uso

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continuo, nos iremos haciendo cada vez más capaces de percibir en forma directa aquellos
Yoes sobre los cuales jamás tuvimos dato alguno relacionado con su existencia.

Ante el sentido de la auto-observación íntima cada uno de esos Yoes que en nuestro
interior habitan, asumen realmente esta o aquella figura secretamente, afín con el defecto
personificado por la misma. Indubitablemente la imagen de cada uno de estos Yoes tiene
cierto sabor psicológico inconfundible mediante el cual aprehendemos, capturamos,
atrapamos instintivamente su naturaleza íntima, y el defecto que le caracteriza.

En principio, el esoterista no sabe por donde empezar, siente la necesidad de trabajar


sobre sí mismo pero se halla completamente desorientado.

Aprovechando los momentos críticos, las situaciones desagradables, los instantes


más adversos, si estamos alertas descubriremos nuestros defectos sobresalientes, los Yoes
que debemos desintegrar urgentemente.

A veces puede empezar por la ira o por el amor propio, o por el desdichado segundo
de lujuria, etc., etc.

Es necesario tomar nota sobre todo de nuestros estados psicológicos diarios, si es


que de verdad queremos un cambio definitivo.

Antes de acostarnos conviene que examinemos los hechos ocurridos en el día, las
situaciones embarazosas, la carcajada estruendosa de Aristófanes y la sonrisa sutil de
Sócrates.

Puede que hayamos herido a alguien con una carcajada, puede que hayamos
enfermado a alguien con una sonrisa o con una mirada fuera de lugar.

Recordemos que en Esoterismo puro, bueno es todo lo que está en su lugar, malo es
todo lo que está fuera de lugar. El agua en su lugar es buena, pero si ésta inundase la casa,
estaría fuera de lugar, causaría daños, sería mala y perjudicial.

El fuego en la cocina y dentro de su lugar, además de ser útil es bueno; fuera de su


lugar, quemando los muebles de la sala, sería malo y perjudicial.

Cualquier virtud por santa que sea, en su lugar es buena, fuera de su lugar es mala y
perjudicial. Con las virtudes podemos dañar a otros. Es indispensable colocar las virtudes en
su lugar correspondiente.

¿Qué dirías de un sacerdote que estuviera predicando la palabra del Señor dentro de
un prostíbulo? ¿Qué diríais de un varón manso y tolerante que estuviese bendiciendo a una
cuadrilla de asaltantes que intentasen violarle a la mujer y las hijas? ¿Qué diríais de esa
clase de tolerancia llevada al exceso? ¿Qué pensaríais sobre la actitud caritativa de un
hombre que en vez de llevar comida a su casa, repartiese el dinero entre mendicantes de
vicio? ¿Qué opinaríais sobre el hombre servicial que en un instante dado prestase un puñal a
un asesino?

Recordad querido lector, que entre las cadencias del verso también se esconde el
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delito. Hay mucha virtud en los malvados y hay mucha maldad entre los virtuosos.

Aunque parezca increíble, dentro del mismo perfume de la plegaria también se


esconde el delito. El delito se disfraza de santo, usa las mejores virtudes, se presenta como
mártir y hasta oficia en los templos sagrados.

A medida que el sentido de la auto -observación íntima se desarrolla en nosotros


mediante el uso continuo, podremos ir viendo todos esos Yoes que sirven de fundamento
básico a nuestro temperamento individual, ya sea este último, sanguíneo o nervioso,
flemático o bilioso.

Aunque usted no lo crea, querido lector, detrás del temperamento que poseemos se
esconde, entre las más remotas profundidades de nuestra psiquis, las creaciones diabólicas
más execrables.

Ver tales creaciones, observar esas monstruosidades del infierno dentro de las cuales
se halla embotellada nuestra mismísima Conciencia, se hace posible con el desarrollo
siempre progresivo del sentido de auto-observación íntima.

En tanto un hombre no haya disuelto estas creaciones del infierno, esas aberraciones
de sí mismos, indubitablemente en lo más hondo, en lo más profundo, continuará siendo algo
que no debiera existir, una deformidad, una abominación.

Lo más grave de todo esto es que el abominable no se da cuenta de su propia


abominación, se cree bello, justo, buena persona, y hasta se queja de la incomprensión de
los demás, lamenta la ingratitud de sus semejantes, dice que no le entienden, llora afirmando
que le deben, que le han pagado con moneda negra, etc., etc.

El sentido de la auto -observación íntima nos permite verificar por sí mismos y en forma
directa el trabajo secreto mediante el cual en tiempo dado estamos disolviendo tal o cual Yo
(tal o cual defecto psicológico), posiblemente descubierto en condiciones difíciles y cuando
menos lo sospechábamos.

¿Habéis pensado alguna vez en la vida sobre lo que más os agrada o desagrada?
¿Habéis reflexionado sobre los resortes secretos de la acción? ¿Por que queréis tener una
bella casa? ¿Por que deseáis tener un coche último modelo? ¿Por qué queréis estar siempre
en la última moda? ¿Por qué codiciáis no ser codiciosos? ¿Qué es lo que más te ofendió en
un momento dado? ¿Qué es lo que más te alagó ayer? ¿Por qué os sentisteis superior a
fulano o a fulana de tal, en determinado instante? ¿A qué hora te sentisteis superior a
alguien? ¿Por qué te engreistes al relatar los triunfos? ¿No pudisteis callar cuando
murmuraban de otra persona conocida? ¿Recibisteis la copa de licor por cortesía?
¿Aceptaste fumar tal vez no teniendo el vicio, posiblemente por el concepto de educación o
de hombría? ¿Estáis seguro de haber sido sincero en aquella conversación? ¿Y cuando te
justificas a ti mismo, y cuando te alabas, y cuando cuentas tus triunfos y los relatas repitiendo
lo que antes dijiste a los demás, comprendiste que eras vanidoso?...

El sentido de la auto-observación íntima además de permitirte ver claramente al Yo


que estáis disolviendo, te permitirá también ver los resultados patéticos y definidos de tu
trabajo interior.
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En principio estas creaciones del infierno, estas aberraciones psíquicas que


desgraciadamente te caracterizan, son más feas y monstruosas que las bestias más
horrendas que existen en el fondo de los mares o en las selvas más profundas de la Tierra;
conforme avancéis en vuestro trabajo, podéis evidenciar mediante el sentido de auto-
observación interior el hecho sobresaliente de que aquellas abominaciones van perdiendo
volumen, se van empequeñeciendo.

Resulta interesante saber que tales bestialidades, conforme decrecen en tamaño,


conforme pierden vo lumen y se empequeñecen, ganan en belleza, asumen lentamente la
figura infantil; por último se desintegran, se convierten en polvareda cósmica, entonces la
Esencia enfrascada se libera, se emancipa, despierta...

Así pues, los diversos «elementos indeseables» los descubrirán ustedes en el terreno
de la vida práctica. Todo lo que se necesita es estar alerta y vigilante, como el vigía en época
de guerra.

Las peores circunstancias de la vida, las situaciones más críticas, los hechos más
difíciles, resultan siempre maravillosos para el auto-descubrimiento íntimo.

En esos momentos insospechados, críticos, afloran siempre y cuando menos lo


pensamos, los Yoes más secretos; si estamos alertas, incuestionablemente los descubrimos.

Las épocas más tranquilas de la vida son precisamente las menos favorables para el
trabajo sobre sí mismo.

Existen momentos de la vida demasiado complicados en que uno tiene marcada


tendencia a identificarse fácilmente con los sucesos y a olvidarse completamente de sí
mismos; en esos instantes hace uno tonterías que a nada conducen; si se estuviese alerta, si
en esos mismos momentos en vez de perder la cabeza, se acordase de sí mismo,
descubriría con asombro ciertos Yoes de los cuales jamás tuvo ni la más mínima sospecha
de su posible existencia.

En alguna ocasión, nació en la Atlántida un Iniciado. Ese hombre se desenvolvió en un


hogar delicioso, donde solamente reinaba la armonía, la paz, la sabiduría, la riqueza, la
perfección, el amor. Llegó el momento en que aquél hombre, a través de las diversas
técnicas y disciplinas de la mente, consiguió el auto-descubrimiento.

Entonces, con horror, se dio cuenta de que llevaba en su interior «elementos


indeseables»; comprendió que necesitaba de un «gimnasio» especial, de un «gimnasio
psicológico», y es claro que en aquél ambiente de perfecciones, no existía tal «gimnasio». No
le quedó más remedio que abandonar la casa, la casa de sus padres, y situarse por ahí, en
los suburbios de cualquier ciudad Atlante; se creó, a sí mismo, el «gimnasio psicológico», un
«gimnasio» que le permitió el auto -descubrimiento de sus propios defectos. Claro, desintegró
los Agregados Psíquicos y se liberó.

El «gimnasio psicológico» pues, es indispensable; afortunadamente lo tenemos y éste


es la misma vida...

El sendero del hogar doméstico con sus infinitos detalles, muchas veces dolorosos, es
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el mejor salón del «gimnasio». El trabajo fecundo y creador mediante el cual nos ganamos el
pan de cada día es otro salón de maravillas. En modo alguno trataríamos jamás de afirmar
que los dramas, comedias y tragedias de la vida práctica resultan siempre hermosos y
perfectos, tal afirmación sería descabellada.

Sin embargo, por absurdas que sean las diversas situaciones de la existencia, resultan
maravillosas como gimnasio psicológico.

Muchos aspirantes a la vida superior anhelan con desesperación evadirse del lugar
donde trabajan, no circular más por las calles de su pueblo, refugiarse en el bosque con el
propósito de buscar la liberación final...

Esas pobres gentes son semejantes a los muchachos majaderos que huyen de la
escuela, que no asisten a clases, que buscan escapatorias...

En verdad, mis estimables hermanos, que las peores adversidades nos ofrecen las
mejores oportunidades. Constantemente llegan a mí, cartas de distintos hermanitos del
Movimiento Gnóstico Internacional. Unos se quejan de su familia, de su papá, de su mamá,
de sus hermanitos; otros protestan contra la mujer, contra los hijos; aquéllas hablan con
horror de su marido, etc., y piden, naturalmente, un bálsamo para consolar su adolorido
corazón. Hasta ahora, entre tantas cartas, no he visto una siquiera de alguien que esté
contento con tales situaciones adversas.

Todos protestan, y eso es lo lamentable. No quieren el «gimnasio psicológico»; antes


bien, quisieran huir del mismo, y a mí, como Instructor, no puede darme menos que dolor.
Digo: ¡Pobres gentes, no saben aprovechar el «gimnasio psicológico», quieren un paraíso,
no quieren entender la necesidad de las adversidades, no quieren sacar partido de las
peores oportunidades! ¡La verdad es que no desean el auto-conocimiento!...

Cuando uno quiere auto-conocerse, obviamente necesita de «rudos contrastes». Es


en esos «gimnasios del dolor» donde los defectos que uno lleva escondidos afloran
inevitablemente. Defecto descubierto en tan graves situaciones, debe ser trabajado,
profundamente y en todos los niveles de la mente. Cuando uno, en realidad de verdad, ha
comprendido tal o cual error de tipo psicológico, está listo, ciertamente, para la
desintegración.

Cualquier situación adversa, nos ofrece riquísimas oportunidades.


Desafortunadamente, las gentes quieren huir de las situaciones adversas; protestan, en vez
de dar gracias, pues, por tales oportunidades, por tan brillantes ocasiones. Ese «gimnasio
psicológico» de los duros momentos, es dificilísimo, imposible o cuasi-imposible, pero
mientras más difícil sea el «gimnasio», tanto mejor para el auto-descubrimiento.

Es en la vida práctica donde podemos auto-descubrirnos. Así que, no se me escapen,


no traten de escaparse de la vida real. Deben ser más prácticos, si es que quieren, en
verdad, desintegrar el Ego...

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EL JUICIO O COMPRENSION
DE LOS DEFECTOS
“En la vida lo único importante es el cambio radical, total y
definitivo; lo demás francamente no tiene la menor importancia”.
“La meditación resulta fundamental cuando sinceramente
queremos tal cambio”.
“En modo alguno deseamos la meditación intrascendente,
superficial y vana. Necesitamos volvernos serios y dejar a un
lado tantas tonterías que abundan por ahí en el pseudo-
esoterismo y pseudo-ocultismo barato”.
“Hay que saber ser serios, hay que saber cambiar si es que en
realidad de verdad no queremos fracasar en el trabajo
esotérico”.
“Quien no sabe meditar, el superficial, el intonso, jamás podrá
disolver el Ego; será siempre un leño impotente entre el furioso
mar de la vida”.
“Defecto descubierto en el terreno de la vida práctica, debe ser
comprendido profundamente a través de la técnica de la
meditación”.
“El material didáctico para la meditación se encuentra precisamente en los distintos eventos o
circunstancias diarias de la vida práctica, esto es incontrovertible”.
“Cualquier circunstancia desagradable debe ser reconstruida por medio de la imaginación consciente a
través de la técnica de la meditación”.
“La reconstrucción de cualquier escena nos permite verificar por sí mismos y en forma directa la
intervención de varios Yoes participantes en la misma”.
“La marcada tendencia a culpar a otros es óbice, obstáculo, para la comprensión de nuestros propios
errores”.
Samael Aun Weor: “La Gran Rebelión”.

En tratándose de comprender fundamentalmente cualquier defecto de tipo psicológico,


debemos sincerarnos con nosotros mismos...

Desafortunadamente Pilatos, el demonio de la mente, siempre se lava las manos,


nunca tiene la culpa, jamás reconoce sus errores...

Sin evasivas de ninguna especie, sin justificaciones, y sin disculpas, debemos


reconocer nuestros propios errores...

Es indispensable auto -explorarnos para auto-conocernos profundamente, y partir de la


base cero radical.

El fariseo interior es óbice para la comprensión. Presumir de virtuoso es absurdo...

Alguna vez hice a mi Gurú la siguiente pregunta: ¿Existe alguna diferencia entre tu
Mónada Divina y la mía? El Maestro respondió: «Ninguna, porque tú y yo y cada uno de
nosotros, no es más que un mal caracol entre el seno del Padre»...

Enjuiciar a otros y calificarlos de magos negros resulta incongruente porque toda


humana criatura mientras no haya disuelto el Yo pluralizado es más o menos negra...

Auto-explorarse íntimamente es ciertamente algo muy serio; el Ego es realmente un

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libro de muchos tomos...

En vez de rendirle culto al execrable demonio Algol conviene beber del vino de la
meditación en la copa de la perfecta concentración... Atención plena, natural y espontánea
en algo que os interesa, sin artificio alguno, es en verdad concentración perfecta...

Cualquier error es polifacético y se procesa fatalmente en las cuarenta y nueve


guaridas del subconsciente...

Defecto psicológico descubierto, debe ser íntegramente comprendido en los distintos


recovecos de la mente.

No sería posible la comprensión de fondo sin la práctica de la meditación.

Cualquier defecto íntimo resulta multifacético y con diversos enlaces y raíces que
debemos estudiar juiciosamente.

Auto-revelación es posible cuando existe comprensión íntegra del defecto que


sinceramente queremos eliminar...

Autodeterminaciones nuevas surgen de la Conciencia cuando la comprensión es


unitotal...

Análisis superlativo es útil si se combina con la meditación profunda, entonces brota la


llamarada de la comprensión...

En cualquier escena de celos pasionarios entran en juego Yoes de lujuria, ira, amor
propio, celos, etc., etc., que posteriormente deberán ser enjuiciados analíticamente, cada uno
por separado a fin de comprenderlos íntegramente con el evidente propósito de
desintegrarlos totalmente.

La comprensión resulta muy elástica, por ello necesitamos ahondar cada vez más
profundamente; lo que hoy comprendimos de un modo mañana lo comprenderemos mejor.

El enjuiciamiento o comprensión de un defecto tiene el propósito de hacernos


plenamente conscientes del mismo.

Avanzando en este terreno de la comprensión, con el firme propósito de eliminar el


Ego, el Mí Mismo, habrán de pasar ustedes por grandes crisis emocionales.

«Si el agua no hierve a cien grados, no se desintegra lo que se debe desintegrar y no


cristaliza lo que debe cristalizar».

La desintegración de cualquier Agregado Psíquico sólo es posible a base de trabajos


conscientes y padecimientos voluntarios.

Cada vez que se desintegra dentro de nosotros un elemento psíquico indeseable,


cristaliza en nuestra personalidad un poder luminoso. Así es como va cristalizando en

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nosotros el Alma.

¿Qué se entiende por Alma? Alma es todo ese conjunto de Fuerzas, Poderes,
Atributos, Cualidades, Virtudes, Esencias, Cuerpos, etc., que subyacen en el Ser.

Los Evangelios dicen: «En paciencia poseeréis vuestras Almas». Hoy por hoy
nosotros, no poseemos nuestras Almas; antes bien, el Alma nos posee a nosotros. Somos
una carga pesada para eso que se llama Alma, un fardo realmente abrumador.

Llegar a poseer Alma, es un anhelo; ser dueño de nuestras propias Almas, es


formidable. Aún más, el mismísimo cuerpo físico debe llegar a transformarse en Alma.

Quien posee su Alma, dispone de poderes extraordinarios. Aquellos que han llegado a
cristalizar Alma, se han convertido, por tal motivo, en criaturas absolutamente diferentes. Y
esto está escrito, como testimonio, en los Libros Sagrados de todas las Religiones del
mundo.

Pero repito: «Si el agua no hierve a cien grados, no se desintegra lo que se debe
desintegrar y no cristaliza lo que debe cristalizar». No es esto cuestión de mero intelecto, ¡no!
No se trata de simple demagogia, ni vana palabrería insubstancial de charla ambigua, ¡no!

Obviamente, si no pasamos por grandes crisis emocionales, tampoco podemos lograr


cristalizar Alma. Para la disolución radical de cualquier Agregado Psíquico inhumano se
necesita pasar, inevitablemente, por muy graves crisis emocionales.

Cuando viví, precisamente, el Yo del amor propio, que muy escondido estaba en los
repliegues más profundos de mi psiquis, sentí gran dolor, hube de pasar por grandes crisis
emocionales. Sufrí mucho, sí, mucho, y me arrepentí de verdad; entonces conseguí que
Devi-Kundalini Shakty, pulverizara a tal «elemento indeseable».

Cuando descubrí que había, por ahí, un demonio muy perverso que sentía ira, y que
venía de tiempos muy antiguos, sufría lo indecible, pasé por horribles crisis emocionales,
sentí vergüenza de mí mismo, pero conseguí que Devi-Kundalini Shakty pulverizara a tal
«elemento psíquico» abominable...

Así pues, sí no pasamos por espantosas crisis emocionales, no se desintegran esos


Yoes.

He conocido gentes capaces de pasar por tales crisis. Me viene a la memoria el caso
de cierta hermana gnóstica de la Sede Patriarcal de México, quien pasara por tribulaciones
espantosas, por horribles crisis morales, al recordar graves errores de sus existencias
anteriores. Gentes así, con esa tremenda capacidad de remordimiento, personas así, tan
capaces para pasar por tan gravísimas crisis emocionales, obviamente pueden cristalizar
Alma; y lo que nos interesa a nosotros es precisamente esto: la cristalización de todos los
principios anímicos en nosotros mismos, aquí y ahora...

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LA EJECUCIÓN O
ELIMINACIÓN DEL EGO
“Si excluimos a la DIVINA MADRE KUNDALINI, el trabajo resulta
incompleto y es entonces imposible eliminar defectos”.
“Yo, francamente, me convertí en un enemigo de mí mismo y
resolví equilibrar comprensión y eliminación. Cada defecto
comprendido fue eliminado con el poder de la DIVINA MADRE
KUNDALINI”.
“Al fin, un día cualquiera, revisé mi trabajo en el Tártaro, en el
Averno, en el reino mineral sumergido, en esas Regiones
Infradimensionales o Universos Paralelos sumergidos”.
“Y navegando entre las aguas del Aqueronte metido entre la
barca de Carón, llegué a la otra orilla para revisar el trabajo y
entonces vi a millares de YOES-DIABLOS, mis Agregados,
partes de mí mismo viviendo en esas regiones”.
“Quise resucitar algo, una efigie que simbolizaba a mi propio
ADAM de pecado que yacía como un cadáver entre las
cenagosas aguas del río. Entonces mi Madre Divina, vestida de luto como una dolorosa, me dijo con una
voz llena de infinito amor: «Eso está ya bien muerto, nada tengo ya que sacarle»”.
“Ciertamente mi Madre había extraído de mí toda esa legión de YOES-DIABLOS, todo ese conjunto de
entidades tenebrosas que personifican nuestros defectos y que constituyen el EGO”.
“Así fue como logré la disolución del YO PLURALIZADO, así fue como logré reducir a polvo todos esos
Agregados que forman el MI MISMO”.
Samael Aun Weor: “T. E. de Magia Rúnica”.

No sería posible ejecutar a un «Yo» cualquiera, sin haberle previamente observado y


enjuiciado.

Indubitablemente la mente no puede alterar fundamentalmente ningún defecto


psicológico; obviamente el entendimiento puede darse el lujo de rotular un defecto con tal o
cual nombre, de justificarlo, de pasarlo de un nivel a otro, etc., mas no podría por sí mismo
aniquilarlo, desintegrarlo.

Necesitamos urgentemente de un poder flamígero superior a la mente, de un poder


que sea capaz por sí mismo de reducir tal o cual defecto psicológico a mera polvareda
cósmica.

Afortunadamente existe en nosotros ese Poder Serpentino, ese Fuego maravilloso que
los viejos alquimistas medievales bautizaron con el nombre misterioso de Stella Maris, la
Virgen del Mar, el Azoe de la Ciencia de Hermes, esa derivación de nuestro propio Ser
íntimo, «Dios Madre» en nuestro interior, simbolizada siempre con la Serpiente Sagrada de
los Grandes Misterios.

Todos los pueblos antiguos adoraron a ese «Dios Madre» en lo más profundo de
nuestro Ser. El principio femenino del Eterno es ISIS, MARIA, TONANTZIN, CIBELES, REA,
ADONIA, INSOBERTA, etc., etc., etc.

Cada uno de nosotros tiene su Madre Divina particular individual; ella en sí misma es
una parte de nuestro propio Ser, pero derivada.

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Lección Nº 27 Didáctica para la Muerte del Yo Instituto Cultural Quetzalcoatl

Si en lo meramente físico tenemos padre y madre, en lo más hondo de nuestro Ser


tenemos también a nuestro Padre que está en secreto y a nuestra Divina Madre KUNDALINI.

Hay tantos Padres en el Cielo cuantos hombres en la Tierra. Dios Madre en nuestra
propia intimidad es el aspecto femenino de nuestro Padre que está en secreto.

Dios Madre, Tonantzin, Stella Maris como potencia eléctrica desconocida para la
humanidad entera y que se halla latente en el fondo mismo de nuestra psiquis, es la única
que tiene el poder efectivo para desintegrar las aberraciones que en nuestro interior
psicológico cargamos.

Stella Maris, aunque parezca increíble, es la signatura astral de la potencia sexual


humana. Stella Maris es ese Fuego Filosofal que se encuentra latente en toda la materia
orgánica e inorgánica.

Los impulsos psicológicos pueden provocar la acción intensiva de tal Fuego y


entonces la decapitación se hace posible.

Algunos Yoes suelen ser decapitados al comienzo del trabajo psicológico, otros en el
medio y los últimos al final. Stella Maris como potencia ígnea sexual tiene conciencia plena
del trabajo a realizar y realiza la decapitación en el momento oportuno, en el instante
adecuado.

La decapitación de Juan Bautista es algo que nos invita a la reflexión; no sería posible
ningún cambio psicológico radical si antes no pasáramos por tal decapitación.

Nosotros debemos apelar a Stella Maris, a Dios Madre en nuestra intimidad, si es que
en verdad queremos desintegrar Yoes; quien no ama a su madre, el hijo ingrato, fracasará en
el trabajo sobre sí mismo.

Oración en el trabajo psicológico es fundamental para la disolución. Orar es platicar


con Dios.

En modo alguno será necesaria una formula específica para rezarle a nuestra Madre
Divina interior. Debemos ser muy naturales y simples al dirigirnos a ELLA. El niño que se
dirige a su madre, nunca tiene fórmulas especiales, dice lo que le sale del corazón y eso es
todo.

Después de haber observado y comprendido íntegramente cualquier Yo defecto,


debemos sumergirnos en meditación profunda, suplicando, orando, pidiendo a nuestra Divina
Madre particular individual desintegre el Yo defecto previamente comprendido.

Esta es la técnica precisa que se requiere para la eliminación de los elementos


indeseables que en nuestro interior cargamos. Si así se procede podéis estar seguros de que
el Yo psicológico perderá volumen y lentamente se irá pulverizando.

Ningún Yo se disuelve instantáneamente; nuestra Divina madre debe trabajar y hasta


sufrir muchísimo antes de lograr una aniquilación de cualquier Yo.

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El sentido de auto-observación íntima podrá ver el avance progresivo del trabajo


relacionado con la abominación que nos interese verdaderamente desintegrar.

Volveos introvertidos, dirigid vuestra plegaria hacia adentro, buscando dentro de


vuestro interior a vuestra Divina Señora y con súplicas sinceras podéis hablarle. Rogadle
desintegre aquel Yo que hayáis previamente observado y enjuiciado.

Nuestra Madre Divina vive en nuestra intimidad, más allá del cuerpo, de los afectos y
la mente. Ella es por sí misma un poder ígneo superior a la mente.

Nuestra Madre Cósmica particular, individual, posee Sabiduría, Amor y Poder. En ella
existe absoluta perfección.

Las buenas intenciones y la repetición constante de las mismas, de nada sirven, a


nada conducen. De nada serviría repetir: «no seré lujurioso»; los Yoes de la lascivia de todas
maneras continuarán existiendo en el fondo de nuestra psiquis.

De nada serviría repetir diariamente: «no tendré más ira»; los Yoes de la ira
continuarán existiendo en nuestro fondo psicológico.

De nada serviría decir diariamente: «no seré más codicioso»; los Yoes de la codicia
continuarán existiendo en los diversos trasfondos de nuestra psiquis.

De nada serviría apartarnos del mundo y encerrarnos en un convento o vivir en una


caverna; los Yoes dentro de nosotros continuarían existiendo.

Algunos anacoretas cavernarios, a base de rigurosas disciplinas llegaron al Extasis de


los santos y fueron llevados a los cielos, donde vieron y oyeron cosas que a los seres
humanos no les es dable comprender; sin embargo, los Yoes continuaron existiendo en su
interior.

Incuestionablemente, la Esencia puede escaparse del Yo a base de rigurosas


disciplinas y gozar del Extasis, empero después de la dicha, retorna al interior del MÍ Mismo.

Quienes se han acostumbrado al éxtasis, sin haber disuelto el Ego, creen que ya
alcanzaron la liberación, se auto-engañan creyéndose Maestros y hasta ingresan a la
Involución sumergida.

Jamás nos pronunciaríamos contra el arrobamiento místico, contra el éxtasis y la


felicidad del Alma en ausencia del Ego.

Sólo queremos poner énfasis en la necesidad de disolver Yoes para lograr la


liberación final.

La Esencia de cualquier anacoreta disciplinado, acostumbrado a escaparse del Yo,


repite tal hazaña después de la muerte del cuerpo físico, goza por un tiempo del Extasis y
luego vuelve como el genio de la lámpara de Aladino al interior de la botella, al Ego, al Mí
Mismo.

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Entonces no le queda más remedio que retornar a un nuevo cuerpo físico, con el
propósito de repetir su vida sobre el tapete de la existencia.

Muchos místicos que desencarnaron en las cavernas de los Himalayas, en el Asia


Central, ahora son personas vulgares, comunes y corrientes en este mundo, a pesar de que
sus seguidores todavía les adoren y veneren.

En tanto no se haya producido la desintegración de todas estas abominaciones


psicológicas, de todas estas lascivias, de todas estas maldiciones: robo, envidia, adulterio
secreto o manifiesto, ambición de dinero o de poderes psíquicos, etc., aún cuando nos
creamos personas honorables, cumplidoras de la palabra, sinceras, corteses, caritativas,
hermosas en el interior, etc., obviamente no pasaremos de ser más que sepulcros
blanqueados, hermosos por fuera mas por dentro llenos de asqueante podredumbre.

En las escuelas más venerables de la sapiencia esotérica y ocultista, existen muchos


equivocados sinceros que de verdad quieren Auto-Realizarse pero que no están dedicados a
la desintegración de sus abominaciones interiores.

Son muchas las gentes que suponen que mediante las buenas intenciones es posible
llegar a la santificación. Obviamente en tanto no se trabaje con intensidad sobre estos Yoes
que en nuestro interior cargamos, ellos continuarán existiendo bajo el fondo de la mirada
piadosa y de la buena conducta.

La erudición libresca, la pseudo-sapiencia, la información completa sobre las sagradas


escrituras, ya sean éstas de oriente o de occidente, del norte o del sur, el pseudo-ocultismo,
el pseudo-esoterismo, la absoluta seguridad de estar bien documentados, el sectarismo
intransigente con pleno convencimiento, etc., de nada sirve porque en realidad sólo existe en
el fondo eso que ignoramos, creaciones del infierno, maldiciones, monstruosidades, que se
esconden tras la cara bonita, tras el rostro venerable, bajo el ropaje santísimo del líder
sagrado, etc.

Tenemos que ser sinceros consigo mismos, preguntarnos qué es lo que queremos, si
hemos venido a la Enseñanza Gnóstica por mera curiosidad. Si de verdad no es pasar por la
decapitación lo que estamos deseando, entonces nos estamos engañando a sí mismos,
estamos defendiendo nuestra propia podredumbre, estamos procediendo hipócritamente.

Ha llegado la hora de saber que somos unos malvados disfrazados con la túnica de la
santidad; ovejas con piel de lobo; caníbales vestidos con traje de caballero, verdugos
escondidos tras el signo sagrado de la cruz, etc.

Por muy majestuosos que aparezcamos dentro de nuestros templos, o dentro de


nuestras aulas de luz y de armonía, por muy serenos y dulces que nos vean nuestros
semejantes, por muy reverendos y humildes que parezcamos, en el fondo de nuestra psiquis
continúan existiendo todas las abominaciones del infierno y todas las monstruosidades de las
guerras.

Ciertamente nosotros todos no valemos nada, somos cada uno de nos la desgracia de
la tierra, lo execrable.

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En Psicología Revolucionaria se nos hace evidente la necesidad de una


transformación radical y ésta sólo es posible declarándonos a sí mismos una guerra a
muerte, despiadada y cruel.

Cualquier intento de liberación, por grandioso que éste sea, si no tiene en cuenta la
necesidad de disolver el Ego, está condenado al fracaso.

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LA MUERTE DEL OBSTINADO EGO

En el Oriente hay instructores que, desafortunadamente, no han eliminado todo ese


conjunto de «elementos indeseables» que se llevan en la Psiquis. No está de más decirles a
ustedes, para su información, que a los citados «elementos» se les denomina en el Tíbet,
«Agregados Psíquicos». En realidad, tales «Agregados» son los mismísimos YOS o YOES
que personifican a nuestros errores.

Cuando un instructor de esos, que todavía no ha eliminado los «Agregados


Psíquicos», tiene a su cargo un grupo de «Lanús» o discípulos; incuestionablemente, estos
tienen que tener una gran paciencia: aguantarle todo el día, al citado instructor, sus
patanerías, sus groserías, etc. Bien saben los «Lanús», o discípulos, o «Chelas» (así se les
dice en el Tíbet), que tales «Agregados» van pasando en procesión continua por la
personalidad del instructor, pero que al fin habrá un instante en que la procesión habrá de
terminar, y entonces podrá expresarse el Maestro para dar la Enseñanza.

Esa es la causa causorum por la cual los discípulos de cualquier instructor de esos
que todavía no ha eliminado el EGO, tienen paciencia llevada hasta el máximo, multiplicada
hasta el infinito. Esta clase de Chelas tienen que aguardar, aguardar y aguardar que, en
cualquier instante el Maestro tome posesión de su vehículo y les de las enseñanzas,
enseñanzas adquiridas siempre así.

No es nada delicioso estar aguantándole, todo el día, insultos al instructor, ser víctima
de todas sus patanerías. Pero al fin llega el Maestro y eso es lo que importa...

Sí, se trata de Bodhisattvas caídos, y estos no han disuelto el Ego; pero como quiera
que son Bodhisattvas, hay que aguantarles hasta que venga el Maestro y de la Enseñanza.
Así piensan todos esos «Lanús» o «Chelas» tibetanos.

Los solteros, como quiera que no poseen el «Vaso Hermético», es obvio que tampoco
pueden trabajar en la «Novena Esfera», pero sí pueden, de todas maneras, apelar al DIOS-
MADRE, a STELLA MARIS (la VIRGEN DEL MAR), a ese Fuego viviente y filosofal que se
haya latente en toda materia orgánica e inorgánica («KUNDALINI», se llama en el Indostán).
Si uno apela a ese tipo de energía, si concentra su corazón, su Mente y sus sentimientos
más profundos en ella, será asistido. Estoy seguro que ese IGNEO PODER, podrá reducir a
cenizas, a polvareda cósmica, el «Agregado Psíquico» en cuestión.

Ahora bien, conviene saber que el poder Serpentino-Anular que se desarrolla en el


cuerpo del asceta gnóstico, multiplica su poder mediante la fuerza electro-sexual,
precisamente en la «Forja de los Cíclopes». Por todos estos motivos, la mujer que tiene
varón, o el hombre que tiene mujer, podrán trabajar realmente (y a fondo), precisamente
durante la cópula química, y entonces sólo les basta la debida concentración en DEVI-
KUNDALINI. Ella, la «COBRA SAGRADA» de los antiguos Misterios (claro que, reforzada
con el poder eléctrico del sexo, con la electricidad sexual trascendente), puede, en realidad
de verdad, aniquilar, pulverizar, reducir a cenizas, en forma muy rápida, cualquier «Agregado
Psíquico» inhumano que previamente hayamos comprendido.

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En todo caso, mis estimables hermanos, antes que todo se necesita descubrir el
defecto que vamos a reducir a polvo. Tal defecto no podría ser descubierto, si no usáramos
el sentido de la auto -observación psicológica.

Supongamos que tuvimos que pasar por una situación de celos. Que alguien, X-X,
encontrara de pronto a su esposa, platicando muy quedito, muy quedito, en cualquier rincón
de la casa, con otro sujeto. ¡Nada agradable pues, aquel evento (¿no es verdad?), pero
magnífico para el auto-descubrimiento! Posiblemente, durante el hecho, surgían no
solamente los celos; posiblemente hubo ira (reclamos a la mujer), tal vez «despecho»; el Yo
del amor propio, pudo haberse sentido herido, ofendido... Entonces, y en fin, ¿qué hacer?

Muy tranquilos, en la noche, acostados en nuestra cama en «decúbito dorsal» (es


decir, boda arriba), con el cuerpo relajado, los ojos cerrados, respirando rítmicamente, debe
reconstruirse la escena, tal como sucedió. Entonces, visualizando, recabaremos datos
psicológicos: hallaremos al Yo de los celos, como primera causa; segundo, al de la tremenda
ira; tercero, al del amor propio, herido mortalmente. Descubiertos esos tres, que en la escena
entraron en acción, habrá que hacerles el trabajo de inmediato: habrá que disolverlos. Una
vez comprendidos, no queda más remedio que reducirlos a cenizas. Se entrará, pues, a
trabajar de inmediato, ya en la «Novena Esfera», o posiblemente solos.

Claro que, sobre esto que hablo, en esos momentos nadie tiene ganas de trabajar en
la «Novena Esfera», pues está tan ofendido, que lo único que convendría sería darse un
buen baño y echarse un poco de jabón, a ver si así se le pasa. Pero si a pesar de todo llega
a tener cierta autonomía como para trabajar en la «Forja de los Cíclopes», tanto mejor.

Se procede entonces a invocar (precisamente durante el coito químico) a Kundalini


Shakty, suplicándole, primero, que elimine ese asqueante monstruo de los celos; segundo,
después de haber trabajado a fondo en el de los celos, allí mismo elimine al de la ira (hay
que reflexionar en el de la ira, no en el de la ira en abstracto, sino en el de la ira específica,
como esa que sentimos es esa escena de celos); hay que suplicarle, a la KUNDALINI-
SHAKTY, que vuelva polvo a tal monstruo; y tercero, al del amor propio.

Ciertamente, la gente se quiere demasiado a sí misma; ese Yo del amor propio está
muy arraigado en todo el mundo: si nos dan palmaditas en el hombro, sonreímos
deliciosamente, y si nos dicen alguna palabrita humillante, nos volvemos serios y terribles.
¡Ese Yo del amor propio hay que eliminarlo; es el tercero que habría que cargarle todo el
poder de la DIVINA-SHAKTY.

Luego debe proseguir uno, en subsiguientes días y horas, el mismo Trabajo, hasta
que los tres «colegas» de tal escena, tan tonta y fatal, queden aniquilados...

Pero, obviamente, es en la vida práctica de donde debemos sacar el material para la


disolución del Ego. Yo veo que los hermanos tienen tendencia (y eso se los digo ahora) a
escaparse de la vida práctica; quieren disolver el Ego huyendo de la vida práctica, lo cual es
manifiestamente absurdo.

Recuerdo, cuando estaba en el Trabajo de la disolución del Ego, que en cierta ocasión
un hijo mío cometió un error absurdo. Tal error, cual fuera el de atropellar con su carro a otra
persona, a un obrero, ciertamente me costó determinada suma: unos dos mil pesos para el
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herido y otra tanta cantidad para la policía. Así evité que ese pobre muchacho fuese a dar,
pues, a la cárcel.

Pero allí no termina la cuestión. La realidad fue que, cuando hube de ir a cancelar la
deuda, el hijo aquel, en vez de agradecer, protestaba con cierta violencia. El no estaba de
acuerdo en que yo le diera esos dos mil pesos al pobre e infeliz, pero a mí me pareció justo
que debía dárselos, y se los di.

En la protesta hubieron palabras, si no por los menos de carácter grotesco, sí ingratas.


Ira no sentí, debido al hecho de haberla disuelto; cierto dolor en el corazón sí. De inmediato
me entregué a la meditación, para saber en qué consistía ese dolor que había sentido en el
corazón, y pude verificar, claramente, el crudo realismo de un Yo de amor propio que había
sido herido. Como quiera que el sentido de la auto-observación psicológica lo tengo bien
desarrollado, no me fue difícil percibir (en forma directa) tal Yo (le hallé, ciertamente,
bañándose muy feliz, en un estanque con agua). De inmediato lancé algunas cargas de
electricidad sexual trascendente, contra el desdichado Ego. Lo trabajé por unos días, y al fin
se fue reduciendo poco a poco (hasta tomar la forma de un niño), y siguió reduciéndose,
hasta volverse polvareda cósmica...

En alguna ocasión (y me gusta, entre paréntesis, citar ejemplos vividos, con propósitos
de orientación colectiva), estaba yo muy afectado con cierta irritabilidad, por palabras de
aquel hijo, que no eran por cierto muy hermosas. Mantuve siempre control sobre mi mente y
nunca «exploté», jamás rasgué mis vestiduras. En verdad, esto fue un triunfo, pero no había
duda de que allá adentro, no dejaron de producirse algunas reacciones desagradables.
Cuando exploré con el sentido de la auto-observación psicológica, con gran asombro
descubrí un Yo fornido, robusto, bastante gordito por cierto, peludo, como un oso, andando
por el corredor de mi vieja casona señorial... «¡Ah, cuán escondido estabas, condenado -le
dije-; ahora sí que te voy a dar chicharrón; ya conmigo no puedes, ya amolaste!»

Conclusión: apelé a Devi-Kundalini Shakty. Conforme lo trabajaba, iba perdiendo


aquel monstruo volumen, se iba empequeñeciendo en forma didáctica, y a medida que se
empequeñecía, se embellecía también. Al fin, aparecía como un niño muy hermoso, hasta
que un día la Divina Madre Kundalini (vean) «le dio chicharrón, lo decapitó. Lo cierto, pues,
es que posteriormente se redujo a polvo, no quedó nada de él. Pero eso sí: me dediqué de
lleno a trabajarlo, a trabajarlo de día y de noche, a todas horas y a cada momento, y dejó de
existir...

El sentido de la auto-observación psicológica se va desarrollando, y se irá


desarrollando en cada uno de ustedes, conforme lo vayan utilizando (no olviden que sentido
que no se usa se atrofia), y un día llegará en que el sentido de auto-observación psicológica
en ustedes, se habrá desarrollado de tal manera que podrán percibir, en sí mismos, a tales
«Agregados Psíquicos» indeseables. Aún más: podrán darse cuenta de su trabajo sobre
tales «Agregados».

En nombre de la verdad tengo que decirles a ustedes, que así como allá en el
firmamento existe un Luna, así también, mis queridos hermanos, dentro de nosotros hay una
Luna Psicológica. Y así como la Luna que brilla en el firmamento tiene dos caras (la que se
ve y la que no se ve), así también dentro de nosotros, la Luna Psicológica tiene dos
aspectos; aquel que es visible a simple vista, mediante el sentido de la auto-observación
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psicológica, y aquel que a simple vista no es visible (el oculto, el desconocido, el incógnito).
Sin embargo, este último se torna visible cuando el sentido psicológico se ha desarrollado
hasta el máximo.

Creo que los hermanos van entendiendo, pues, todas estas cosas, que las van
comprendiendo...

Ahora tienen ustedes que lanzar, toda la carga, contra los «Agregados Psíquicos» de
la parte visible de la Luna Psicológica. Mucho más tarde, en el tiempo, habrán de lanzarse
(lanza en ristre) contra los «elementos indeseables» de la LUNA NEGRA (esos que a simple
vista no se ven).

Muchos santos lograron aniquilar los «Agregados Psíquicos» de la parte visible de su


Luna Psicológica, mas nunca supieron nada sobre los «elementos indeseables» de la otra
cara de su Luna, y aunque se sumergieron en el Nirvana y en el Mahaparanirvana, debieron
retornar más tarde, para continuar el trabajo con la cara oculta de su Luna Psicológica. En
todo caso, ya se trate del aspecto meramente visible de la Luna Psicológica, o de la oculta,
los «elementos» para el trabajo tenemos que encontrarlos en los hechos de la vida práctica.

Conforme lo vayan haciendo, conforme los «Agregados Psíquicos» se vayan


pulverizando, la Esencia (contenida entre los mismos) se irá emancipando. Ese es el camino
para cristalizar en nosotros eso que se llama «Alma».

Estamos hablando, sí, pero esta vez, ¿qué palabras estoy diciendo? Así que,
debemos estar alertas con nuestras palabras.

¿Tenemos emoción? Sí tenemos; pero ¿qué clase de emoción? Tal vez estemos
emocionados con un «Tango», escuchando las canciones de Carlos Gardel...

¿Qué clase de emociones tenemos? ¿Son buenas, son malas? ¿Serán emociones
altas, o simplemente inferiores? Eso de salir de una fiesta, movidos por emociones inferiores,
bailando algo meramente profano, ¿qué está indicando?

De manera que, en los hechos de la vida práctica debemos descubrirnos. Las


emociones inferiores acusan, indican «Yoes» emocionales, inferiores, que hay que
desintegrar. Si nosotros no extirpamos, si no hacemos sangrar (con el cuchillo de la auto-
crítica) a las emociones inferiores, no es posible que se desarrolle en nosotros el Centro
Emocional Superior, que tan necesario es, precisamente, para recibir los mensajes que
vienen de los mundos superiores.

Tenemos que estar acechando nuestras propias palabras, nuestros propios


pensamientos, nuestras propias ideas... ¿Que de pronto llega a la Mente un pensamiento
lujurioso, una escena morbosa? ¿Ustedes creen que ha llegado «así porque sí»? ¿Qué
indica eso? No hay duda que, tras ese «cine» nefasto de la Mente, tras esa procesión de
formas morbosas, algún «Yo» de lujuria está en actividad.

Sí, hay «Yoes» de lujuria que se apoderan de los «rollos» esos que cargamos en el
cerebro, «rollos» de recuerdos y de formas pasionarias que luego proyectan (sí, proyectan
tales «rollos») en la pantalla del entendimiento. Si uno se identifica con esas escenas
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morbosas, fortifica también a los «Yoes».

Así que, si en un instante de esos, somos asaltados por pensamientos de esta clase,
se hace indispensable invocar a la Divina Kundalini-Shakty, para que con su flamígero poder
extraordinario, reduzca a polvo tal «Yo». Si no procedemos así, si antes bien nos
identificamos con el mismo, si las escenas de lujuria nos encantan, entonces, en vez de
disolver tal Yo, se fortificará extraordinariamente.

Cada uno de nosotros tiene su Conciencia embotellada entre todos esos «personajes»
de los distintos dramas, comedias y tragedias de la vida; cada uno de nosotros tiene la
Conciencia embotellada entre los Egos. ¡Pues reduzcamos los Egos a polvo, y la Conciencia
estará libre! Una Conciencia libre, es una Conciencia Iluminada; es una Conciencia que
puede ver, oír, tocar o palpar las grandes realidades de los mundos superiores; es una
Conciencia Omnisciente y Divinal.

El día que ustedes hayan aniquilado el Ego en su totalidad, lo último que deberán
aniquilar serán los GERMENES DEL EGO. Muerto el Ego, quedan los GERMENES, que son
terriblemente malignos. Esos GERMENES también deben ser desintegrados, reducidos a
cenizas...

Necesitamos tomar posesión de sí mismos, si es que queremos ser Reyes y


Sacerdotes de la Naturaleza, según el Orden de Melchisedeck. Y no podríamos tomar
posesión de sí mismos, en tanto continuara la Conciencia embutida entre los diversos
«elementos indeseables» de la psiquis.

Una Conciencia que ha tomado posesión de sí misma, es una Conciencia libre; una
Conciencia que ha tomado posesión de sí misma, es admitida en la Orden de Melchisedeck;
es una Conciencia Omnisciente, iluminada, perfecta, y eso es lo que nosotros necesitamos.

El día que ustedes hayan tomado (dijéramos) CONC IENCIA ILUMINADA, el día que
ustedes se hayan hecho libres de verdad, ese día también habrán cristalizado eso que se
llama «Alma», y serán todo Alma; hasta sus cuerpos físicos se volverán Alma y estarán
cargados de atributos y poderes cósmicos (poderes que Divinizan)...

Les he enseñado hoy, pues, una DIDACTICA PRACTICA, a través de una


DIALECTICA DEFINITIVA, y en este preciso instante vamos a entrar en meditación. Pero
antes, es necesario saber sobre qué vamos a trabajar; de lo contrario, no tendría sentido lo
que vamos a hacer.

Así que, como quiera que ustedes son personas que luchan por el auto-
descubrimiento, es obvio que estarán trabajando sobre tal o cual error psicológico...

¿Hay alguno de ustedes que todavía no sepa sobre qué va a trabajar? ¿Es posible
que exista aquí, en este grupo, algún hermano que no esté ocupado en desintegrar algún
defecto? Si así fuere, me gustaría conocerlo...

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PREGUNTAS Y RESPUESTAS
“Es urgente valorizar el trabajo esotérico Gnóstico, es indispensable comprenderlo y apreciarlo si es
que en realidad anhelamos un cambio radical”.
“Se hace indispensable saber amar a nuestros semejantes, estudiar la Gnosis y llevar esta enseñanza a
todas las gentes, de lo contrario caeremos en el egoísmo”.
“Si uno se dedica al trabajo esotérico sobre sí mismo, pero no da la enseñanza a los demás, su
progreso íntimo se torna muy difícil por falta de amor al prójimo”.
“«El que da, recibe, y mientras más dé, más recibirá; pero al que nada da, hasta lo que tiene le será
quitado». Esa es la ley”.
Samael Aun Weor: “Psicología Revolucionaria”.

P.- Yo tengo algunos Yoes sobre los que estoy trabajando, pero concretamente le
quería preguntar sobre cuál debo trabajar; porque, en la vida práctica, uno ve otro y otro y
otro defecto. Entonces me confundo y no sé sobre cuál voy a trabajar. Yo le pido que me
diga sobre cuál debo ahora trabajar.

R.- ¿Sobre cuál estás trabajando tú?

P.- Yo estoy tratando de trabajar sobre la lujuria, sobre la ira, sobre el miedo, pero
estoy confundido.

R.- Pero, ¿sobre cuál estás trabajando, específicamente? Veo que eres un hombre
juicioso, y por lo tanto es obvio que ya habrás especificado tu trabajo.

P.- Yo he querido trabajar más sobre la lujuria.

R.- Bueno, ese es el «pecado capital»; bien lo sabes. El de la lujuria es el «capital» y


se trabaja durante toda la vida, pues allí está el «pecado original», la raíz de todos los
defectos, pero siempre hay que trabajarlo asociado con algún otro. ¿Que se trabaja la ira?,
pero la lujuria también. ¿Que se trabaja el orgullo?, pero la lujuria continúa... Ese es el
«capital».

P.- En una misma meditación, ¿debe uno comprender todo lo que recuerda del Yo?

R.- Eso de «lo que se recuerda», me «suena» incoherente, vago, impreciso, inodoro,
insípido, insubstancial, incoloro... Pensemos con exactitud: ¿cuál defecto acabas de
descubrir tú en la práctica? Si tú estás alerta y vigilante, como el vigía en época de guerra,
tienes que haber descubierto algún defecto. ¿Cuál acabas de descubrir? ¿En qué situación
te has visto ahora metido? ¿Tuviste alguna palabra de ira? ¿Tuviste algún impulso lujurioso?
¿Cuál fue el último que descubriste? ¿En qué situaciones estabas: dentro de la casa, en un
bar? ¿Dónde fue? ¿Qué te sucedió, o estabas durmiendo?

P.- Descubrí la ira.

R.- Un arranque de ira... Me gusta que seas sincero, ¿sabes? Está bien. Pues eso es
lo que uno tiene que hacer: vivir alerta y vigilante, como el vigía en época de guerra. ¿Dónde
fue la ira? ¿Cuál fue el momento? ¿Puedes reconstruir la situación? ¿Puedes tú visualizar el

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instante en que sentiste ira? ¿Puedes hacerlo? Bueno, si tú puedes visualizar la cosa, cómo
fue la cosa, pues ahora vamos a trabajar sobre eso. Es de hechos concretos, de donde
vamos a partir. No vamos a partir de hechos vanos, insípidos, inodoros, insubstanciales, no;
vamos a partir de hechos concretos, claros y definitivos. Eso vamos a ser: prácticos en un
ciento por ciento.

Reconstruye o visualiza esa escena de ira, y sobre eso vas a trabajar ahora, en la
meditación.

P.- Maestro: ¿qué sucede cuando uno descubre un defecto, por ejemplo de ira, y le
suplica en ese instante a la Divina Madre, para que se lo ayude a eliminar?

R.- Dime: ¿de qué situación partiste? ¿Cuándo sucedió eso, en qué calle, en qué
número de casa? ¡Yo quiero hechos; no me vengas con vaguedades!

P.- Sucedió ayer, precisamente, cuando tuve un ataque de ira, porque yo quería
escuchar su conferencia y mi esposa no. Ese Ego se sintió herido porque mi esposa no
quería que viniera a su conferencia; pero en ese mismo instante invoqué a mi Divina Madre,
acusé a tal Ego, mas no se si logré algo...

R.- Vamos a ser más prácticos: te «aireaste» contra tu pobre esposa; pero, ¿tú sabes
por qué te «aireaste»?

P.- Porque no me dejó venir a su conferencia.

R.- Bueno, de manera que hubo ira, porque ella no te dejó venir a la conferencia...
¿Qué se sintió herido en ti, en ese momento?

P.- El orgullo...

R.- Pues hay dos defectos; hay uno de ira, otro de orgullo. Sobre esos dos Yoes vas a
trabajar ahora, concretamente, prácticamente. Esa petición que hiciste, en ese momento,
pues está bien, pero fue un poco a la ligera... ¿Ya reflexionaste sobre eso, ya reconstruiste la
escena. ¿Cuántas horas estuviste en tu cama, con el cuerpo relajado, haciéndote consciente
de lo que sucedió? ¿Me podrías decir exactamente cómo?

P.- Maestro: yo no había reparado en eso.

R.- Bueno, ponte a trabajar sobre el Yo de la ira, y encontrarás la respuesta...

P.- ¿Hasta qué punto es fundamental el «Rasgo Psicológico», y cuánto tiempo de


observación y de auto-exploración se necesita para conocerlo?

R.- Sí, es fundamental el «Rasgo Psicológico Principal», porque cuando uno lo


conoce, lo trabaja, y entonces se hace más fácil la desintegración del Ego. Pero voy a
decirles a ustedes una gran verdad: antes de auto-explorarnos, para conocer el «Rasgo
Psicológico Principal», debemos haber trabajado bastante (por lo menos unos cinco años),
porque no es tan fácil podernos descubrir el «Rasgo Psicológico Principal».

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Lección Nº 27 Didáctica para la Muerte del Yo Instituto Cultural Quetzalcoatl

En verdad que uno, sobre su propia Personalidad, tiene falsos conceptos. Uno ve su
Personalidad a través de la FANTASIA; uno piensa, sobre sí mismo, siempre cosas
equivocadas. Puede que los demás (a veces) vean en uno esas cosas, pero uno, sobre sí
mismo, tiene conceptos totalmente falsos.

No podría uno descubrir su «Rasgo Psicológico Principal», en tanto no haya eliminado


un buen porcentaje de «Agregados Psíquicos» inhumanos. Por eso, cuando se quiere
conocer el «Rasgo Psicológico Principal», debe uno trabajar, por lo menos, unos cinco años.
Después de unos cinco años, podemos darnos el lujo de utilizar el sistema retrospectivo,
para aplicarlo tanto a nuestra actual existencia, la presente, como a nuestras existencias
anteriores. Entonces, veremos, con gran asombro, que una y otra vez cometimos el mismo
error. Descubriremos un «YO-CLAVE», que en toda existencia ha cometido siempre los
peores errores, y que siempre está especificado por un determinado delito; que ha sido
ejecutor de esos delitos, en todas nuestras existencias anteriores.

Pero, obviamente, para practicar con cierta lucidez ese ejercicio retrospectivo, hay que
haber eliminado primero muchos Yoes. De ninguna manera podría yo creer que se pudiese
descubrir el «Rasgo Psicológico Fundamental», si uno no ha usado, inteligentemente, el
sistema retrospectivo. Para usarlo en verdad, con lucidez, también necesitamos ser sinceros.
Cuando está la Conciencia demasiado embutida entre los Yoes, no hay lucidez. Entonces el
ejercicio retrospectivo, en esas condiciones, resulta incipiente, si no fantástico o
equivocado...

P.- Maestro: auto-observándome, hoy en la mañana sentí, específicamente, cierta


reacción. Después, en otro evento, sentí otra reacción que obedece a cierto Yo. En la
meditación, ¿debo dedicarme a los dos Yoes, o sólo a uno?

R.- Bueno, en la meditación debes dedicarte a uno, al primero. Más tarde te dedicarás
al otro. Ahora, para el trabajo, con fines de trabajo, dedícate al primero.

P.- Ese otro Yo que uno deja para trabajarlo posteriormente, que no se somete ahora
a intensa meditación, ¿no se «engorda»?

R.- Tú lo dejas para trabajarlo en otro momento, pero si no quieres que se «engorde»,
no le des más alimento, así verás que flaquito se pone.

P.- Usted nos ha hablado de un orden en el trabajo, de que debe haber una asociación
dentro del trabajo; pero a uno, durante el día, se le manifiestan muchos defectos. Digamos
que, en la mañana, tuvo oportunidad la lujuria; que luego, saltó el orgullo; salgo a la calle, y
entrando al carro, saltó la ira. Entonces hay una sucesión de Yoes, de muchos defectos, por
lo que se hace difícil encontrar una imagen que dé un «Rasgo Psicológico». ¿Cómo
podríamos entender eso, y exactamente sobre qué se podría trabajar?

R.- Hay que tener un orden en el trabajo, claro; en eso estoy de acuerdo. Pero en todo
caso, pues, al llegar la noche, con tu cuerpo relajado, pasarás a realizar un ejercicio
retrospectivo, si no sobre tus existencias anteriores, por lo menos, sí sobre el día. Entonces
pasarás a visualizar, a reconstruir los eventos del día. Ya reconstruidos, numerados,
clasificados debidamente, procederás al trabajo. Primero un evento, al cual puedes dedicar
media hora; otro, al cual puedes dedicar cinco minutos; otro, al cual puedes dedicar diez
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Lección Nº 27 Didáctica para la Muerte del Yo Instituto Cultural Quetzalcoatl

(todo depende de la gravedad de los eventos). Así que, ya ordenados, puedes trabajarlos en
la noche.

P.- Y para eliminar esos «Yoes sucesivos», ¿también se necesita un orden?

R.- También por orden; porque en cada trabajo sobre tal o cual evento, entran los
factores de DESCUBRIMIENTO, ENJUICIAMIENTO y EJECUCION. A cada «elemento» le
aplicas los tres instantes, que son: DESCUBRIMIENTO (cuando tú lo descubres);
COMPRENSION (cuando tú lo comprendes); EJECUCION (con la ayuda de la Divina Madre
Kundalini).

Así se trabajan, porque si los vas a trabajar uno por uno, ¡piensa cómo se te va a
poner la cosa! (Como cuando uno va cuesta arriba, ¿no?). En realidad de verdad, te digo que
(repitiendo aquella frase de Virgilio, el Poeta de Mantua, en su divina «Eneida»), «aunque
tuviéramos cien lenguas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar todos
nuestros defectos cabalmente»...

De manera que si tú te propusieras trabajar un defecto dos meses, otro defecto, otros
dos meses, y si son miles de defectos, ¿cuándo los vas a eliminar todos? Además, un
defecto está asociado a otro, y el otro está asociado a otro. Rara vez aparece un defecto
solo; siempre a un defecto se le asocia a otro. Así que, hay que trabajarlos con orden, pero
debidamente clasificados y diariamente, hasta triunfar.

P.- Maestro: usted nos habló del «desorden de la casa», de «la mansión», pero el
Maestro Gurdjieff también habla sobre «el desorden de la casa» y sobre un «MAYORDOMO
INTERINO», así como de unos Yoes que gustan del trabajo y de unos Yoes que no gustan
del trabajo. ¿Cómo podríamos entender esto?

R.- Pues, francamente, eso del tal «MAYORDOMO MAYOR», tan citado por Nicoll y
por Ouspensky, y otros, pues me parece una tontería, no tiene ningún valor. Por mi parte
jamás, o mejor dicho, ESTE que está aquí adentro, SAMAEL, nunca usó, ciertamente, y se
los digo con sinceridad, el sistema ese del «MAYORDOMO MAYOR».

¿Que hay Yoes útiles? Es cierto; también los hay inútiles. ¿Que hay Yoes buenos?
¡Los hay por montones, y también los hay malos! Hay que desintegrar los Yoes buenos y hay
que desintegrar los Yoes malos; hay que desintegrar los Yoes útiles y hay que desintegrar
los Yoes inútiles.

Un día, me decía un amigo que tenía una fábrica de hacer pantalones, por allá en «El
Salvador», Centro-América: «Maestro, si yo desintegro el YO UTIL que hace pantalones en
mi fábrica, ¿entonces quién va a seguir haciendo pantalones? Ah, entonces voy a quebrar,
va a fracasar mi fábrica». «No te preocupes, buen amigo (le dije). Si tú desintegras ese YO,
una parte del SER, correspondiente también a toda clase de Artes, se encargará de la labor
de hacer pantalones y los hará mejor que tú»... Pues mi amigo se mostró satisfecho y
continuó su tarea...

Los Yoes buenos hacen buenas obras, en efecto, pero no saben hacer las buenas
obras; hacen el bien cuando no se debe: le dan limosna a un «marihuano» para que vaya a
comprar más marihuana; le dan limosna a un borracho para que siga emborrachándose; le
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dan limosnas a un rico que pide limosna, y cosas así por el estilo. Los Yoes del bien, no
saben hacer el bien.

En última síntesis, nosotros tenemos que pelear contra el bien y contra el mal, pelear
contra ambos. En última síntesis, nosotros tenemos que pasar más allá del bien y del mal, y
empuñar la Espada de la Justicia Cósmica.

Al fin y al cabo, ¿qué es lo que llamamos «bien»? Hagámonos conscientes de esto


que llamamos «bien». «BUENO» es todo lo que está en su lugar; «MALO», lo que está fuera
de lugar. Por ejemplo el fuego, allí donde está, es bueno, ¿no es cierto?. Pero, ¿qué tal si
ese fuego quemara estas cortinas, o los asara a ustedes vivos? ¿Cómo les parecería? ¿A
ustedes les gustaría verse convertidos en teas encendidas? Creo que no...

Bueno, ahora el agua, allá adentro, en ese vaso, está bien; todavía en la cocina, sirve
para lavar los platos y las tazas (allí, en esa pequeña fuente). ¿Correcto? Pero, ¿qué tal el
agua inundando toda la casa? Sería mala, ¿verdad?.

De manera que, «BUENO» es lo que está en su lugar; «MALO», lo que no está en su


lugar. Una virtud, por muy santa que sea, si queda fuera de su lugar se vuelve mala.

¿Cómo verían ustedes que estas enseñanzas se impartieran en alguna cantina, o en


una casa de citas, o en un prostíbulo? ¿Les parecería correcto? Creo que no. Por muy
trascendentales que resulten estas enseñanzas, fuera de su lugar, fuera de contexto, sería
una cosa absurda.

Así que, «BUENO» es lo que está en su lugar, y «MALO», lo que esté fuera de su
lugar. En sí, al fin y al cabo, las palabritas «bien» y «mal» van quedando fuera de uso.
Podríamos decir, más bien, «correcto» o «incorrecto».

Así que, lo importante en la vida es, dijéramos, disolver los Yoes, sean éstos
«buenos» o «malos». ¡Eso es lo que importa!

P.- ¿Como puede uno valorar o saber si está trabajando adecuadamente en la


disolución del yo?.

R.- El sentimiento de la auto-observación psicológica deberá desarrollarse poco a


poco (se desarrolla con el uso). En principio, tú podrás descubrir, mediante la mera
asociación intelectual, que tienes tal o cual defecto psicológico y te dedicarás a trabajarlo
para desintegrarlo, pero más tarde, en el tiempo, a medida que te vayas auto -observando, el
sentido de la auto-observación psicológica se irá desarrollando. Y por último, llegará el día en
que podrás ver perfectamente tus defectos (o Yoes que personifican defectos). Podrás verlos
y podrás ver el trabajo que estás realizando; pero tiene que desarrollarse, primero, el sentido
de la auto-observación psicológica, y se desarrolla con el uso, usándolo, porque escrito está
que sentido que no se usa, se atrofia; órgano que no se usa, se atrofia. Hay que usarlo,
sacarlo de su estado de atrofiamiento, mediante la auto -observación.

P.- ¿En cuanto tiempo, trabajando intensivamente, se puede morir totalmente?

R.- El tiempo no tiene realidad, es algo meramente subjetivo... ¿Qué hora es? ¿Tú
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podrías poner las horas esas aquí, para examinarlas? Las tales horas, ¿donde están? No
tienen ninguna realidad, es un concepto subjetivo (nada más), es algo que está hecho para el
mecanismo del reloj. El tiempo no existe; sólo existe un instante eterno, un eterno ahora...
Sale el sol y se oculta, y entre el salir y el ocultarse ponemos nuestras queridas horas: una
fantasía y nada más, porque entre el salir el sol y el ocultarse no hay horas. Todos esos
procesos se realizan de instante en instante, de momento en momento.

Así, pues, el concepto tiempo no existe. Lo único que sirve son los tremendos super-
esfuerzos íntimos que hay que realizar en nosotros mismos y dentro de nosotros mismos,
aquí y ahora. Esto no es cuestión de mero intelectualismo. Para disolver los yoes (los
defectos), para liquidar al Mí Mismo, al Ego, se necesita pasar por tremendas crisis
emocionales durante el trabajo. No olviden ustedes que si «el agua no hierve a cien grados,
no se cocina lo que hay que cocinar y no se desintegra lo que hay que desintegrar». Así
también, si no pasamos por tremendas crisis emocionales, pues no se desintegra el Ego y no
cristaliza en nosotros eso que se llama Alma.

P.- Hay algunas cuestiones que no logramos captar claramente... Aún queda dentro
de nosotros cierta inquietud, cierta inseguridad de si estamos trabajando bien o mal...
Queremos que usted nos ilustre con un ejemplo específico, no importa cuál sea, de la
desintegración de cualquier defecto.

R.- Claro, y ahora mismo voy a acabar de ilustraros...

Hace muchísimos años atrás, en verdad, fracasaba en todas las pruebas en relación
con la castidad.

Sucede que en el mundo físico, había logrado completo control de los sentidos y de la
mente... Mis sentidos estaban absolutamente educados... En estas condiciones la castidad
era absoluta en cuanto al mundo físico se refiere. Eduqué también la palabra... Y así todo era
correcto, pero en los Mundos Superiores de Conciencia Cósmica la cuestión estaba muy
grave, gravísima.

Me sometieron a pruebas rigurosas de castidad y fallaba a pesar de todos mis


sistemas de controles psicológicos, a pesar de todos mis Yudos psicológicos, a pesar de
todas mis técnicas.

Bastaba con que me pusieran por ahí una escoba vestida con faldas para que
inmediatamente «le caminara». Así podía ser una pobre vieja bien horrible, no importaba; lo
importante era que tuviera faldas.

Estaba grave la cosa. Me sentí muy triste. Apelé al sistema aquél de Krishnamurti, de
«Comprensión Integral y Discernimiento». El sistema de meditación era profundo: trataba de
discernir el proceso de la lujuria, el proceso del deseo. Quería comprender para poder
eliminar, mas todo resultaba inútil: después de un día de terrible trabajo sobre mí mismo,
volvía a fallar en las pruebas de la castidad. Por tal motivo sufría espantosamente.

No les niego que hasta me disciplinaba rigurosamente: llegó el punto de llegar hasta
azotarme. Sí: agarraba un látigo y darme a mí mismo, castigando a la bestia, pero aquella
pobre bestia resultó más fuerte que el látigo y ni el látigo valía. Así que, no me quedó más
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remedio que sufrir...

Bueno, un día, de esos tantos, estaba acostado en el suelo, en decúbito-dorsal, con la


cabeza hacia el Norte, sumergido en profunda meditación, con la intención de discernir y
comprender el proceso de la lujuria en todos los niveles de la mente (un sistema
completamente krishnamurtiano; lo combinaba con el sistema aquél terrible del Monasterio,
de llegar hasta azotarme. Me volví flaco y horrible, no tenía relaciones sexuales de ninguna
especie, de manera que la abstención era absoluta. En tales condiciones era como para
haber salido victorioso en todas las pruebas de castidad, mas todo era inútil).

Acostado (repito) como estaba, en decúbito-dorsal, con la cabeza hacia el Norte, en


profunda meditación hubo de acaecerme algo insólito (fue terrible aquello). La concentración
se hizo demasiado profunda y entonces abandoné el cuerpo físico. Ya fuera de la forma
densa, me vi en un elegante apartamento. No en un Templo, precisamente, ni en algún
Monasterio con viejos clérigos «Prayatséticos»; nada de eso, sino en un elegante
apartamento, adorando a una dama, abrazándola ardientemente y cincuenta mil cosas por el
estilo.

Eso sucedió en segundos. Cuando regresé al cuerpo físico, me sentí totalmente


defraudado (y que me dispense el Sr. Krishnamurti, que tenga la bondad de dispensarme,
porque es un Maestro. Yo no estoy en contra de ningún Maestro, pero francamente me sentí
defraudado con su sistema: no me dio resultado).

Quedé en un estado de confusión, tal vez en el estado en que tú estás ahora, en


relación con la disolución del Ego. Así quedé yo: ni para adelante ni para atrás. Total: cero.

¿Qué hacer? La cosa fue grave: no había nada que hacer; sencillamente estaba
defraudado, todos los sistemas me habían fallado.

Afortunadamente fui asistido: al llegar a un Templo, me encontré con el Guardián de la


Esfinge. Allí estaba, ante la puerta. Me alegré mucho porque lo conozco, es un viejo amigo
mío. Mirándome fijamente dijo:

-»De todos los hermanos que trabajaron en la Novena Esfera y después de haber
trabajado en la Novena Esfera se presentaron en este Templo, tú eres el más adelantado;
pero ahora estás ES-TAN-CA-DO»...

Claro, semejantes palabras me llenaron de pavor. ¿Yo, luchando por progresar, y me


sale el Guardián con esas? ¡Válgame Dios y Santa María, y todo por culpa de las pobres
«viejas»! Entonces le contesté:

-»Bueno, pero por favor dígame, ¿por qué motivo estoy ahora estancado?»

-»Porque te falta amor» (continuó). Mi sorpresa llegó ya al colmo. Yo consideraba que


estaba amando a la humanidad, y así se lo dije: «He escrito libros, trabajo por la humanidad.
¿Cómo es eso de que me falta amor? ¿No es acaso por amor que estoy trabajando?»

-»Te has olvidado de tu Madre, eres un hijo ingrato, y el hijo ingrato no prospera en
estos estudios» (respondió)...
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Esto fue peor todavía: yo, ¿»hijo ingrato»? Yo, que quería tanto a mi pobre madrecita,
¿ahora resulto ingrato para colmo de los colmos? ¿Qué me haya olvidado de ella? No, yo no
me he olvidado; lo que pasó fue que desencarnó. Y, ¿cómo le hago ahora para encontrarla
en el mundo físico...? Todas esas cosas se me vinieron a la mente.

Sin embargo entré en el Templo, él no me cerró el paso. Ya dentro del Templo,


continuó:

-»Te estoy diciendo esto para tu bien. Compréndelo: debes buscar a tu Madre».

-»Bueno (le dije), si ella se murió, ¿dónde la voy a buscar, dónde está mi madre?».

-»No te habéis dado cuenta de lo que te estoy diciendo (continuó el Guardián), no


quieres comprenderlo? ¿Cómo es que me preguntas dónde está tu Madre? ¿No sabes acaso
dónde está tu Madre? ¿Es posible que un hijo no sepa dónde está su Madre?

-»Pues francamente no, no sé»...

-»Se lo digo para su bien», respondió.

-»Bueno, voy a tratar de comprender qué es lo que tú me quieres decir...»

Me despedí del Guardián. Pasaron algunos días y yo no acertaba a comprender esto.


¿Cómo es eso de que yo busque a mi mamá? Si ella se murió, ¿dónde la voy a buscar?
Bueno, cincuenta mil conjeturas tenía en mi pobre cerebro, hasta que al fin un día, de esos
tantos, se me encendió por aquí un foquito y entonces comprendí... ¡Ah, ya sé (dije); se
refiere el Guardián del Templo a mi Divina Madre Kundalini, a la Serpiente Ignea de nuestros
mágicos poderes! ¡Ya lo sé; voy a concentrarme en ella!

Me acosté otra vez en decúbito-dorsal, con la cabeza hacia el Norte y el cuerpo


relajado, en profunda meditación interior, pero orando a mi Divina Madre Kundalini.

Yo oraba, pero de cuando en cuando me surgía la preocupación aquélla: ¡cómo no


vaya a parar en otro apartamento! ¡Válgame Dios...!

Así estaba, con la preocupación, y la concentración era cada vez más profunda. De
pronto ella, Devi-Kundalini Shakty, me sacó de entre el cuerpo físico y me llevó a Europa, a
París. Una vez en esa ciudad, me condujo hacia un gran Palacio del Karma. El salón de
audiencias estaba lleno de gente; algunos policías me acompañaban (Señores de la Ley).
Dije: «¡Vaya, vaya; dónde me metí yo por andar en estas cosas!».

Aquélla policía avanzó conmigo por el centro del salón, hasta la mesa donde estaban
los Jueces. Con ellos estaba (al centro de la mesa, arriba) un gran libro, y me leyeron
algunas «diabluras» que yo había hecho en mis épocas de Bodhisattva caído, por allá en la
Edad Media, en las épocas en que la Inquisición Católica quemaba viva a la gente en las
hogueras. ¡Ya ni me acordaba de semejantes «diabluras», «diabluras» de Don Juan Tenorio
y sus secuaces...!

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Lección Nº 27 Didáctica para la Muerte del Yo Instituto Cultural Quetzalcoatl

Bien, leyó el Libro aquél hombre o Juez, leyó el Karma (ciertas malas acciones,
románticas por cierto). Entonces me condenó. ¿A qué? A PENA DE MUERTE.

¡Oh, la cosa está peor (dije); ahora sí que de nada me valió haber trabajado por los
hermanitos allá, en el mundo físico! ¡Vea, vea, vea, a lo que he venido a parar!... Aguardé, a
ver que pasaba.

Fue llamado un Verdugo de la Ley (el Verdugo Cósmico, porque hay Verdugos
Cósmicos); de esos Verdugos Cósmicos sé que habían dos en el antiguo Egipto de los
Faraones. Llaman a uno y le dan la orden de que me ejecute inmediatamente; yo, pobre
tonto, parado ahí ante semejantes Señores, ¿qué podía hacer? El Verdugo aquél desenvaina
la Espada Flamígera y avanza hacia mí con la espada desenvainada...

Bueno, ese fue un momento en que, francamente, me sentí totalmente defraudado. En


cuestión de milésimas de segundos pensé tantas cosas. Me dije a mí mismo: «tanto cómo he
sufrido en la vida, luchando por la humanidad, escribiendo libros, dictando conferencias, y
ahora, ¿es este el resultado? ¡Vaya, vaya, vaya, en lo que he venido a parar! De nada me
sirvió entonces haber luchado tanto por la humanidad.

Me sentí completamente DE-FRAU-DA-DO, pero el verdugo aquel avanzaba despacio


y con la espada desenvainada (un hombre corpulento, fuerte). Cuando ya me iba a atravesar
con la espada, siento de pronto algo que se mueve dentro de mí mismo. ¿Qué será? (pensé)
y en ese momento vi que una criatura monstruosa salía de mí por las 33 puertas de la espina
dorsal.

La observé detenidamente: era un «Yo», el «Yo» de la lujuria, un «Agregado


Psíquico» que yo mismo había creado por un error de tipo romántico y sexual allá en la Edad
Media, y ahora me encontraba cara a cara con mi propia creación. El monstruo aquel tomó la
forma de una bestia, de un caballo, pero algo insólito acaece o sucede: el verdugo, en vez de
seguir apuntando contra mí su espada, la dirige ahora hacia el caballo ese, hacia la bestia
esa. Entonces vi con asombro cómo aquella bestia de cabeza se lanzaba al «Tártarus», a los
mundos infiernos. El verdugo la había pasado al «Reino de Plutón» para que allí se
desintegrara.

Claro, quedé libre de semejante Agregado Psíquico infernal, y cuando se me sometió


a nuevas pruebas en materia de castidad salía victorioso y seguí saliendo victorioso, nunca
volví a fallar. Desde entonces logré la completa castidad...

Bien, como quiera que me dio un resultado formidable el trabajo con la Divina Madre
Kundalini, dije: «este es el sistema para desintegrar los Yoes», y seguí trabajando entonces
(con la Divina Madre Kundalini) sobre distintos Yoes, es decir, sobre distintos Agregados
Psíquicos, y pude verificar por mi mismo, mediante el sentido de la auto-observación
psicológica, cómo Ella trabajaba y cómo iba desintegrando tan extraordinariamente los
distintos «elementos inhumanos» que en nuestro interior cargamos.

Así que, el camino para lograr la desintegración del Ego es el de la Divina Madre
Kundalini.

Más tarde, en el tiempo, llegué a la conclusión de que dentro de nosotros existe una
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Luna Psicológica con dos caras: la visible y la oculta. Tal como en el firmamento existe una
Luna con dos caras, también la hay dentro de nosotros, en el espacio psicológico. La cara
visible de la Luna Psicológica se relaciona con los Agregados Psíquicos o defectos que a
simple vista resaltan, mas hay defectos psicológicos que no salen a la superficie y que uno
mismo ignora, y que están, dijéramos, colocados o ubicados en la parte oculta de la Luna
Psicológica.

Así que, en verdad, conocí todo eso y como resultado de estos estudios, de estos
trabajos, escribí la obra titulada «El Misterio del Aureo Florecer»; después escribí «Psicología
Revolucionaria» y «La Gran Rebelión».

Todo lo que se necesita es, dijéramos, observarse a sí mismo de instante en instante.


Las gentes aceptan fácilmente que tienen un cuerpo físico porque lo pueden tocar, porque lo
pueden ver físicamente, mas son muchos los que no quieren entender que tienen una
psicología particular, individual. Cuando uno acepta que tiene una psicología, de hecho
comienza a auto-observarse; cuando uno comienza a auto-observarse, incuestionablemente
se convierte, por tal motivo, en una persona completamente diferente.

Mediante la auto-observación psicológica de instante en instante, de momento en


momento, descubre uno sus propios defectos psicológicos. Estos afloran espontáneamente,
durante la interrelación, y si estamos alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra,
entonces los vemos. Defecto descubierto debe ser comprendido íntegramente, en todos los
niveles de la mente. Uno comprende un defecto a través de la técnica de la MEDITACION.

Ahora, llegar a la HONDA SIGNIFICACION de estos defectos no es cuestión de


principiantes, es para gentes que ya están trabajando en la parte oculta de la Luna
Psicológica. Conténtense ustedes con comprenderlos y eso es todo. Ya comprendido,
entonces pueden invocar a Devi-Kundalini para que ella pulverice tal o cual error.

Les estoy hablando a ustedes sobre la base de la experiencia psicológica. Yo sufrí


mucho durante treinta años desintegrando, por ejemplo, los defectos de la parte visible de la
Luna Psicológica. Mucho también sufrí trabajando con la parte oculta de la Luna Psicológica,
pero lo logré. En nombre de la verdad les digo: no poseo ya los Agregados Psíquicos
inhumanos; ahora habla aquí, ante ustedes, el Ser y nada más que el Ser. Mis pensamientos
no brotan, pues, del fondo de ningún «Yo» porque no tengo «Yoes»; habla para ustedes,
directamente, el Ser y eso es todo...

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Instituto Cultural Quetzalcoatl de Antropología Psicoanalítica, A.C.
http://samaelgnosis.net y http://samaelgnosis.org

Nota: Te sugerimos estudies los libros de Psicología Revolucionaria y la Gran Rebelión para
ahondar en este importante tema, puedes encontrarlos en nuestra página Web en la sección de libros
www.samaelgnosis.net/libros

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GLOSARIO
Aristófanes. - (c. 445 a.C.-380 a.C.), dramaturgo ateniense, considerado uno de los más grandes autores de
comedias de la historia de la literatura. Sus obras se han representado a lo largo de los siglos y su ingenio,
comicidad y lenguaje poético le han asegurado una popularidad duradera.
Èxtasis.- Estado de arrobamiento durante la meditación. Cuando esta queda en silencio.
Gurú.- (sánscrito) Guía Espiritual.
Mahaparanirvana.- En las diferentes teogonías se habla de diferentes cielos, la Divina Comedia, Los aztecas,
nos hablan de 9 cielos, estos corresponden a distintas dimensiones de la naturaleza, Astral, mental, Causal,
Conciencia, Ser, Nirvana, Paranirvana y Mahaparanirvana.
Mónada.- El Ser o espíritu del ser humano.
Orden de Melchisedeck.- Melchisedeck es el Genio del Mundo, el rey de la Tierra, La Orden Sagrada de
Melchisedeck esta conformada por los seres que se han Auto realizado.
Pistis Sophia.- Libro sagrado que relata las enseñanzas de Jesús después de su resurrección entregó a sus
apóstoles durante 11 años, escrito en Copto, encontrado en el subsuelo egipcio. Contiene el camino que deberá
realizar el aspirante a la Auto Realización.
Prayatséticos. - Gentes dedicadas a la vida monástica, retiradas del mundo material.
Tártarus. - Tártaro (mitología), en la mitología griega, la región más baja de los infiernos. Según Hesíodo y
Virgilio, Tártaro está tan debajo del Hades como la tierra lo está con respecto al cielo, y está cerrado por puertas
de hierro. En algunos relatos Zeus, el dios supremo, después de conducir a los dioses a la victoria sobre los
titanes, desterró a su padre, Cronos, y a los demás titanes al Tártaro. El nombre Tártaro llegó a usarse a veces
como sinónimo de Hades, o de los Infiernos en general, pero con más frecuencia como el submundo donde se
castigaba a los malvados después de la muerte. Pecadores legendarios tales como Ixión, rey de los lapitas,
Sísifo, rey de Corinto, y Tántalo, un hijo mortal de Zeus, fueron condenados a morar en el Tártaro.

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Cuestionario:

Envía las respuestas de este pequeño cuestionario de 4 preguntas a


antecamara@samaelgnosis.net con copia a antecamara@samaelgnosis.org
para que de esta forma enviemos con gusto la siguiente lección.

1.- Un ejemplo de cómo podemos eliminar un Yo

2.- ¿Cuándo es mejor la meditación?

3.- ¿Se puede trabajar con varios defectos a la vez?

4.- ¿Quién es la Madre Divina?

------------------------------------------------------------------------------
NOTA: La Siguiente lección debe llegarte el: Lunes (si enviaste las respuestas el viernes, sábado o domingo). Miércoles (si
enviaste las respuestas el lunes o martes). Viernes (si enviaste las respuestas el miércoles o jueves). En todos los casos en
horario de México. No dejamos ni un solo e mail sin contestar, así que si no te llega es que se ha extraviado, el que nos
enviaste o el que nosotros te enviamos, por ello sugerimos a los estudiantes de gnosis, que por favor nos reenvíen los
correos al ver que nos les llega la respuesta en los días indicados.

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