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La muerte es el soldado
perpetuo del Seor
G. B.
medida
hizo
entre
nosotros
Mart),
si
Neruda
tan
que
el
argentino
acaso
menos
neurtico
que
el
Vitier, C. Lo cubano en la poesa. La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1970, p. 519.
invenciones
amistarse
creadoras.
con
una
Su
veta
cosmovisin
existencialista,
religiosa
a
lo
pareci
Maritain,
Gorostiza,
aunque
la
mediacin
religiosa
lo
haga
ms
No
obstante,
su
sensibilidad
desciende
en
ltima
invenciones
lricas,
conformando
una
explcita,
que
le faltaba 3. La muerte
fue un estmulo
para
su
Baquero, G. Al final del camino, en su Poesa Completa. Prlogo y edicin de Po E. Serrano. Madrid,
s u l i b r o P o e m a s i n v i s i b l e s , B a q u e r o i n s i s t e e n s u p o t i c a y,
como ya expres en el ensayo aludido, su idea de la poesa
como connubio del Enigma y de la Nada 4, sita el conflicto
entre el afn trascendente, el misterio, y la presencia no menos
misteriosa, aunque existencialmente desoladora, de la muerte.
Una
vez
presencia
aceptada
natural
su
ineluctabilidad,
dentro
de
la
vida,
asumida
ella
como
comienza
una
ser
puedo
haber
muerto
no
sentir
ninguna
diferencia;
una
familiaridad
mgica,
sin
esfuerzo,
sin
percibirlo
poeta
en
Preludio
para
una
mscara:
No
soy
en
este
dice
en
Palabras
en
la
por
un
arena
se refiere
al
su
Todos los versos citados pertenecen a la edicin de su Poesa Completa. Ed. Cit.
Que
pasa,
que
est
pasando:
qu
est
pasando
que
asumi
creadoramente
en
su
cosmovision
de su armona
plenitud
futuridad
del
mundo),
desconocida
como
misterio
(Sintiendo
mi
(Ren
fantasma
Lpez)
venidero),
Por eso
dice las palabras que lee sobre los cielos, las palabras que se
le ocurren, a sabiendas de que en Dios tienen sentido . Por eso
la muerte misma suena a Dios (Pequea elega por Rafael
Marquina).
Pero como advertamos, esta cosmovisin trascendente se ve
mediada
por
la
terrible
belleza
de
las
formas,
sensuales,
que
el
tiempo
es
el
maestro
de
la
muerte ,
la
Parece
que
estoy
solo
en
medio
de
esta
fra
por
un
inocente,
donde
el
poeta
se
aferra
H a y q u e m o r i r, n o h a y f a l l o , p a r a e n t e r a r s e u n p o c o
de si es cierto que existe la Poesa, de si hay
al otro lado del castillo un guardin, una orquesta
y un teatro.
Y s o b r e t o d o h a y q u e m o r i r, a m i g o ,
para quedarnos finalmente convencidos
de que la luna es el sol de las estatuas.
Septiembre 1999