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Canto V
Continese la reida batalla que entre los espaoles y los araucanos hubo en la
cuesta de Andalicn, donde por la astucia de Lautaro y el demasiado trabajo de los
espaoles, fueron los nuestros desbaratados, y muertos ms de la mitad dellos,
juntamente con tres mil indios amigos
Si hacemos un recuento de las batallas y combates que comand Lautaro, nos damos
cuenta que ste araucano no conoci la derrota sino hasta el momento de su muerte,
como veremos posteriormente. Las palabras de Ercilla y Ziga en el canto VII,
describen el respeto que se gan Lautaro al defender a muerte a su pueblo y siempre
salir con la frente en alto:
"Hizo tambin solene juramento de no volver jams al nido caro, ni del agua, del sol,
sereno y viento ponerse a la defensa, ni al reparo; ni de tratar en cosas de contento
hasta que el mundo entienda de Lautaro que cosa no emprendi dificultosa, sin darle con
valor salida honrosa."
Como a todo hombre, a Lautaro le llega el da de su muerte. Dorma con su esposa,
Guacolda, cuando despierta asustado y le comenta que haba soado que mora.
Guacolda le responde que ella haba soado lo mismo. Al amanecer, Lautaro es muerto
por los indios flecheros de Villagra, jefe de los espaoles. Muere el que para nosotros es
el araucano ms valiente de todos, el gran artfice de las victorias sobre los espaoles, el
ms fuerte, como queda demostrado en el Canto XIV:
"Por el siniestro lado, oh dura suerte!, rompe la cruda punta, y tan derecho, que pasa el
corazn ms bravo y fuerte que jams se encerr en humano pecho; de tal tiro qued
ufana la muerte, viendo de un solo golpe tan gran hecho; y usurpando la gloria al
homicida, se atribuye a la muerte esta herida.