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16/7/2008 LA ENTREVISTA CON HIROSHI TASAKA, PENSADOR SOCIAL

Autor:Paulo Arieu

Administrador del blog www.lasteologias.wordpress.com

Hiroshi Tasaka: "Miré a la muerte, y fue un infierno"

Publica el libro 'Encuentra tu cumbre', en el que asegura que lo más


importante para ser feliz es encontrar un ideal y hacer lo posible para
realizarlo.

Foto: JOAN CORTADELLAS

El budismo

--Teóricamente, usted tendría que estar muerto.


--Pues sí. Hace unos 25 años un médico pronosticó que mi vida sería corta.
"Te quedan pocos meses de vida", me dijo. Y eso cambió mi existencia, fue
un punto de inflexión. Puede que aquel episodio sea el trasfondo de mi libro.

--En el primer párrafo dice que debemos pensar más en la muerte.


--Todos vamos a morir, pero nadie sabe cuándo va a morir. Y evitamos
mirar la realidad de la muerte. A mí me pasaba lo mismo, hasta que el
doctor me dijo que mi vida no sería muy larga. Miré a la muerte, y fue un
infierno. Pero, luchando con esa realidad durante un par de meses, encontré
el sentido de la muerte. Y pasó algo muy especial durante este proceso.

--¿Qué pasó, además de la condena a muerte?


--Mi amigo íntimo murió en un accidente de tráfico. Hacía pocas semanas,
cuando el doctor me anunció que me quedaba poco tiempo de vida, yo
envidié mucho a mi amigo: él viviría más que yo, porque estaba sano. Pero
no fue así. Incluso una persona joven y sana puede morir mañana. O sea,
solo tenemos el hoy.

--¿En qué le cambió aquella experiencia?


--Cambió radicalmente mi estilo de vida. Antes cada día me preocupaba por
el futuro, o me recreaba demasiado en el pasado. No vivía el ahora.

--¿Qué milagro sucedió para que sobreviviese?


--Tenía un cáncer. Mi médico era tan pesimista sobre mi futuro que no fui a
otro doctor, porque su pronóstico habría sido el mismo. Me fui a un
monasterio budista zen. Mi estado era de profunda infelicidad. En el templo
fui a ver al maestro, le conté mi enfermedad y lo que el doctor me había
dicho. Yo esperaba unas palabras de consuelo, pero el maestro fue muy
severo, aunque amable.

--¿Qué le dijo?
--"De acuerdo, vas a vivir hasta que te mueras". Fue un mensaje muy
poderoso para mi mente y mi alma. Pensé que tenía razón. El doctor ya casi
me había hecho morir, mi mente ya había muerto, y el mensaje del maestro
me despertó. Y pensé: "Como no muero en este momento, voy a vivir mejor
hasta el último momento de mi vida". Y esta es la razón por la que aún
estoy aquí.

--Afirma que todas las situaciones tienen algo bueno porque nos ayudan a
crecer.
--La vida está llena de acontecimientos dolorosos, pero lo importante es
nuestra actitud mental. Lo importante no es lo que pasa en nuestra vida,
sino cómo yo lo transformo en sentido. Todo lo que pasa en tu vida tiene un
buen sentido, te lo creas o no. Este es el mensaje absoluto, sin discusión,
del budismo zen.

--Si ahora le dijera que le queda un minuto de vida... ¿qué haría?


--Diría: "Gracias por todo. Gracias por este día tan largo, un día de 57 años
de vida. Ha sido un día bonito. Gracias incluso por lo doloroso. Lo he
apreciado todo".

--Dice que la vida es como escalar una montaña, y que lo más importante es
tener un ideal.
--Para mí un ideal no es un objetivo que debe ser conseguido, sino que se
trata de tener un sueño o misión. El propósito último de la vida es vivir lo
mejor que puedas en cada momento. Para conseguirlo, lo mejor es abrazar
un ideal o un sueño.

--¿Sin ego?
--Nuestra vida muchas veces está dirigida por el pequeño ego. Se trata de
extender este ego y hacerlo mayor, pensado en la comunidad. Sigues
teniendo ego, pero es más grande. En el budismo zen, el maestro no te dice
que abandones tu ego, porque sabe que es imposible. Pero haz crecer tu
ego en el sentido más amplio. La madre Teresa tenía ego, pero su ego era
muy grande, para abrazar a la humanidad.

--¿Por qué no se quedó en el monasterio?


--El fin último no es ir a un templo zen, sino practicar el zen cotidianamente,
en este momento. Apreciar cada encuentro y cada cosa que sucede en tu
vida. Un suceso de hoy te puede hacer infeliz, pero mañana te puedes
recuperar y pensar que aquella experiencia tuvo un sentido.

--¿En Barcelona ha visto mucha gente que vive el instante?


--La gente de aquí parece disfrutar de la vida cotidiana, pero no sé si mi
percepción es la correcta. En Japón, a causa de la crisis económica, la gente
mira mucho hacia su interior y su pequeño mundo. Aquí se ve a la gente con
más alegría. Lo que no sé es la profundidad de este estado en vuestras
mentes.

--Bueno, es difícil generalizar...


--Sois más epicúreos, en general. En el budismo zen decimos: "Vive ahora y
dale intensidad al hoy".
--Pero en Japón cada vez están más occidentalizados.
--Este es el problema. Tenemos grandes tradiciones religiosas que están
completamente olvidadas.

¿Que es el budismo?

El budismo es una religión no teísta perteneciente a la familia dhármica y,


según la filosofía hindú, de tipo nastika. El budismo ha ido evolucionando en
la historia hasta adquirir la gran diversidad de escuelas y prácticas hoy
presentes.

Durante siglos el budismo ha sido la religión dominante en el mundo


oriental. Hoy sigue siendo la religión predominante en China, Japón, Corea y
gran parte del sudeste de Asia. Con el incremento de la población asiática en
los Estados Unidos, el budismo ha hecho un tremendo impacto en los
Estados Unidos. Actualmente hay más de 300.000 budistas en los Estados
Unidos. Sigue siendo la religión dominante en el estado de Hawai y muchos
americanos destacados han aceptado esta religión, incluyendo el ex
gobernador de California, Jerrry Brown{1}

El Origen del Budismo

Buda Gautama.

El budismo comenzó como una descendencia del hinduismo en la India. El


fundador fue Siddhartha Gautama. No es fácil dar un relato histórico preciso
de la vida de Gautama, ya que no se registró ninguna biografía hasta cientos
de años después de su muerte. Hoy, gran parte de la historia de su vida
está envuelta en mitos y leyendas que surgieron después de su muerte. Aun
los mejores historiadores de nuestro día tienen varios relatos diferentes-y
hasta contradictorios-de la vida de Gautama.

Siddhartha Gautama nació aproximadamente en 560 a.C en el norte de la


India. Su padre, Suddhodana, era el gobernador sobre el distrito cerca del
Himalaya que hoy es el país de Nepal. Suddhodana resguardó a su hijo del
mundo exterior y lo confinó al palacio donde rodeó a Gautama con placeres
y riqueza. A pesar de los esfuerzos de su padre, Gautama un día vio el lado
más oscuro de la vida en un paseo que dio fuera de las paredes del palacio.

Vio cuatro cosas que cambiaron su vida para siempre: un hombre anciano,
un hombre enfermo, un hombre muerto y un mendigo. Profundamente
conmovido por el sufrimiento que vio, se decidió a dejar el lujo de la vida de
palacio y comenzó una misión para buscar la respuesta al problema del dolor
y del sufrimiento humano.

Gautama dejó su familia y viajó por el país buscando sabiduría. Estudió las
escrituras hindúes bajo sacerdotes brahmanes, pero se volvió desilusionado
con las enseñanzas del hinduismo. Entonces se dedicó a una vida de
ascetismo extremo en la selva. La leyenda dice que con el tiempo aprendió a
existir con un grano de arroz por día, lo cual redujo su cuerpo a un
esqueleto. Pronto llegó a la conclusión, sin embargo, que el ascetismo no
conducía a la paz y a la auto-realización sino que simplemente debilitaba la
mente y el cuerpo.

Con el tiempo, Gautama se volvió a una vida de meditación. Mientras estaba


en meditación profunda bajo una higuera conocida como el árbol
de Bohdi (lo que significa "árbol de sabiduría"), Gautama experimentó el
grado más alto de conciencia de Dios, llamado Nirvana. Gautama entonces
fue conocido como Buda, "el iluminado." Él creía que había encontrado las
respuestas a las preguntas del dolor y el sufrimiento. Su mensaje ahora
necesitaba ser proclamado al mundo entero.

Al comenzar su ministerio de enseñanza, pronto consiguió un rápido


auditorio entre la gente de la India ya que muchos se habían desilusionado
del hinduismo. Para el tiempo de su muerte, a los 80 años, el budismo se
había convertido en una fuerza importante en la India. Tres siglos más
tarde, se había extendido a toda Asia. Buda nunca dijo ser una deidad sino
más bien un "indicador del camino." Sin embargo, setecientos años más
tarde, los seguidores de Buda comenzaron a adorarlo como una deidad. {2}

El Camino de Salvación

La pregunta que Gautama, el fundador del budismo, buscaba contestar era


¿Por qué hay dolor y sufrimiento? Él también sostenía la creencia hindú en la
reencarnación: después de la muerte una vuelve a la vida terrenal en una
forma de vida superior o inferior según sus obras buenas o malas. Esta
creencia promovía una segunda pregunta que necesitaba ser contestada,
¿Cómo rompe uno el ciclo de renacimiento? Las enseñanzas básicas del
budismo, por lo tanto, se concentran en lo que Gautama consideraba era la
respuesta a estas preguntas. Estas doctrinas básicas se encuentran en las
Cuatro Nobles Verdades y el Camino de Ocho Partes. Comencemos con las
Cuatro Nobles Verdades.

La Primera Noble Verdad es que hay dolor y sufrimiento en el mundo.


Gautama se dio cuenta que el dolor y el sufrimiento son omnipresentes en
toda la naturaleza y la vida humana. Existir significa que vamos a
encontrarnos con el sufrimiento. El nacimiento es doloroso, y también lo es
la muerte. La enfermedad y la vejez son dolorosas. A lo largo de la vida,
todas las cosas vivas encuentran sufrimiento.
La Segunda Noble Verdad se relaciona con la causa del sufrimiento.
Gautama creía que la raíz del sufrimiento es el deseo. Es la avidez por la
riqueza, la felicidad y otras formas de disfrute egoísta la que causa el
sufrimiento. Esta avidez nunca puede ser satisfecha porque está arraigada
en la ignorancia.

La Tercera Noble Verdad es el final de todo sufrimiento. El sufrimiento


cesará cuando una persona puede liberarse de todo deseo.

La Cuarta Noble Verdad es la extinción de todo deseo siguiendo el camino de


ocho partes. "El camino de ocho partes es un sistema de terapia diseñado
para desarrollar hábitos que liberarán a las personas de las restricciones
causadas por la ignorancia y la avidez." {3}

Aquí están los ocho pasos a seguir en el camino de ocho partes. El primer
paso es el de las Perspectivas Correctas. Uno debe aceptar las cuatro nobles
verdades. El paso dos es la Determinación Correcta. Uno debe renunciar a
todos los deseos y a todo pensamiento que se asemeje a la lujuria,
amargura y crueldad. No debe dañar a ninguna criatura viviente. El paso
tres es la Palabra Correcta. Uno debe hablar sólo verdad. No puede haber
ninguna mentira, calumnia o conversación vana. El paso cuatro es el
Comportamiento Correcto. Uno debe abstenerse de la inmoralidad sexual,
de robar y de matar.

El paso cinco es la Ocupación Correcta. Uno debe trabajar en una ocupación


que beneficie a otros y que no dañe a nadie. El paso seis es el Esfuerzo
Correcto. Uno debe buscar eliminar toda cualidad malvada de adentro y
evitar que surjan nuevas. Uno debería buscar conseguir cualidades buenas y
morales y desarrollar las que ya posee. Buscar crecer en madurez y
perfección hasta lograr el amor universal. El paso siete es la Contemplación
Correcta. Uno debe ser observador, contemplativo y debe estar libre del
deseo y de la aflicción. El octavo, es la Meditación Correcta. Luego de
liberarse uno mismo de todos los deseos y de la maldad, una persona debe
concentrar sus esfuerzos en la meditación para que pueda vencer cualquier
sensación de placer o dolor, entrar en un estado de consciencia trascendente
y lograr un estado de perfección. Los budistas creen que mediante el
esfuerzo propio uno puede lograr el estado de paz y dicha eterna llamado
Nirvana.

Karma, Samsara y Nirvana

Tres conceptos importantes para entender el budismo


son karma, Samsara y Nirvana.

El karma se refiere a la ley de causa y efecto en la vida de una persona,


cosechando lo que uno ha sembrado. Los budistas creen que toda persona
debe pasar por un proceso de nacimiento y renacimiento hasta que llega al
estado de Nirvana en donde rompe el ciclo. Según la ley del karma, "Tú eres
lo que eres y lo que haces, como resultado de lo que fuiste e hiciste en una
reencarnación anterior, lo cual a su vez fue el resultado inevitable de lo que
fuiste e hiciste en encarnaciones aun anteriores." {4} Para un budista, lo
que una persona será en la próxima vida depende de las acciones de esa
persona en esta vida presente. Buda creía, a diferencia del hinduismo, que
una persona puede romper el ciclo de renacimiento, no importa la clase en
que haya nacido.
El segundo concepto clave a entender es la ley de Samsara o
de Transmigración. Este es uno de los conceptos más desconcertantes y
difíciles de comprender del budismo. La ley de Samsara sostiene que todo
está en un ciclo de nacimiento y renacimiento. Buda enseñaba que las
personas no tienen almas individuales. La existencia de un yo individual, o
ego, es una ilusión. No hay ninguna sustancia eterna de una persona que
pasa por el ciclo de renacimiento. ¿Qué es, entonces, lo que pasa por el ciclo
si no es el alma individual? Lo que pasa por el ciclo de renacimiento es sólo
un conjunto de sensaciones, impresiones, momentos presentes, y el karma
que es transmitido. "En otras palabras, así como un proceso conduce a otro,
... así también una personalidad humana en una existencia es la causa
directa del tipo de individualidad que aparece en la próxima." {5} El nuevo
individuo en la próxima vida no será exactamente la misma persona, pero
habrá varias similitudes. Cuán próximos serán en sus identidades, Buda no
lo definió.

El tercer concepto clave es el Nirvana. El término significa "la extinción" de


la existencia. El Nirvana es muy diferente del concepto cristiano del cielo. El
Nirvana no un lugar, como el cielo, sino más bien un estado del ser. Qué es
exactamente, Buda nunca lo explicó.

El Nirvana es un estado eterno del ser. Es el estado en que la ley del karma
y el ciclo de renacimiento llegan a su fin. Es el fin del sufrimiento, un estado
donde no hay deseos y la conciencia individual llega a su fin. Aunque a
nuestras mentes occidentales pueda sonar como el aniquilamiento, los
budistas objetarían tal idea. Gautama nunca dio una descripción exacta del
Nirvana, pero su respuesta más cercana fue esta. "Hay, discípulos, una
condición donde no hay ni tierra ni agua, ni aire ni luz, ni espacio sin límites,
ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas ni falta de ideas, ni este
mundo ni aquel mundo. No hay ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni
causa ni efecto, ni cambio, ni detenimiento." {6} Si bien ningún budista
realmente entiende la condición de Nirvana, es su esperanza eterna.

Dios y el Budismo

Se le puede haber ocurrido al lector que en nuestra discusión hasta ahora no


se ha hecho ninguna mención de Dios o de una deidad eterna. Está claro
que Gautama, el fundador del budismo, no decía que era divino. Él decía ser
el que indicaba el camino hacia el Nirvana, pero dependía de cada individuo
encontrar su camino hacia allá.

El concepto de un Dios personal no encaja en el sistema budista de religión.


Hoy hay muchas sectas budistas. Muchas difieren en su concepto de lo
divino y de Buda. En general, los budistas son panteístas en su perspectiva
de Dios. Muchos ven a Dios como una fuerza impersonal que está formado
por todas las cosas vivas y que mantiene unido al universo.

Esto es lo que dicen algunos de los eruditos más destacados acerca de la


perspectiva budista de Dios. El Dr. John Noss declara, "no hay ninguna
Persona soberana en los cielos manteniendo todo unido. Sólo existe la
unidad personal última del ser mismo, cuya paz envuelve al yo individual
cuando deja de llamarse "yo" y se disuelve en la pureza anodina del
Nirvana, como una gota de rocío se incorpora a su mar maternal." {7}

Esto es lo que el ya fallecido Dr. Suzuki, uno de los más grandes maestros
del budismo Zen, dice acerca de su concepto de Dios: "Si Dios, después de
hacer el mundo se coloca fuera de él, ya no es Dios. Si se separa del mundo
o quiere separarse, no es Dios. El mundo no es el mundo cuando está
separado de Dios. Dios debe estar en el mundo y el mundo en Dios." {8}

Dado que el budismo en general no cree en un Dios personal o en un ser


divino, no tiene adoración, oración o alabanza de un ser divino. No ofrece
ninguna forma de redención, perdón, esperanza celestial o juicio final. El
budismo es, por lo tanto, más una filosofía moral, un camino de vida ético.

El profesor Kraemer describe al sistema budista como "una disciplina ética


no teísta, un sistema de auto-entrenamiento, antropocéntrico, enfatizando la
ética y la cultura de la mente y excluyendo a la religión." {9}

Desde la muerte de Gautama, se han desarrollado muchas sectas dentro del


budismo. Muchas de estas sectas difieren en muchas formas fundamentales,
y comparar una con otra es como comparar dos religiones separadas.
Muchas sectas han desarrollado su propio concepto único de Dios. Algunas
son panteístas en su perspectiva de Dios. Otras son ateas. Todavía otras
han desarrollado un sistema politeísta de dioses. Algunas han combinado el
panteísmo con el politeísmo. Varias sectas han elevado a Gautama (o Buda)
al nivel de salvador o ser divino, aunque está claro que él nunca dijo ser una
deidad. Otras sectas han combinado algunas de las doctrinas de Dios de
otras religiones con el budismo.

Dado que Buda nunca enfatizó su concepto de lo divino, el budismo se


queda con varias de las preguntas más profundas de la vida sin responder,
preguntas tales como el origen del universo y el propósito de la existencia
del hombre.

Un Estudio Comparativo del Cristianismo y el Budismo

Está bastante claro que el cristianismo y el budismo difieren entre sí en


formas fundamentales. Algunas sectas del budismo han tratado de
sincronizar a ambos. Sin embargo, los dos son tan distintos que no pueden
ser correctos ambos a la vez, ni pueden ambos mezclarse juntos. Aquí va la
comparación de estas dos religiones.

Muchas de las escrituras y dichos budistas atribuidos a Gautama fueron


escritos unos cuatrocientos años después de su muerte. Para cuando se
escribieron, el budismo se había dividido en muchas sectas. ¿Qué es lo que
tenemos, entonces? Ni siquiera los mejores eruditos están seguros de la
exactitud de las escrituras budistas. En el cristianismo, sin embargo,
tenemos un relato histórico preciso escrito por testigos que vieron a Jesús y
los eventos que rodearon Su vida.

Ambos difieren en su concepto de Dios. Para los budistas, en general, el


Absoluto no juega un papel vital en la vida diaria. Gautama dijo poco acerca
de su concepto de Dios. Buda negaba la existencia de un Dios personal, pero
era monista en su perspectiva del Absoluto como una fuerza impersonal
formada por todas las cosas vivas. La Biblia enseña de un Dios que gobierna
el universo y cuida del hombre en una forma personal. Salmos 46:10
declara, "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las
naciones; enaltecido seré en la tierra."

Está claro que Buda nunca dijo ser una deidad. Si bien varias sectas lo han
elevado a la categoría de un dios, él dijo claramente que sólo era un
indicador del camino al Nirvana. Jesús, sin embargo, dijo ser Dios y no
simplemente un indicador de camino, sino el único camino a la vida eterna.
Jesús dijo en Juan 14:6, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí." Juan 1:1 también dice, "En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios."

Hay otra clara distinción entre estas dos religiones. El budismo no ofrece ni
la seguridad del perdón ni la vida eterna. Los budistas esperan entrar en un
estado de Nirvana, pero no hay ninguna prueba clara y objetiva o alguna
enseñanza sobre lo que ocurre más allá de la tumba. Aun Buda mismo no
estaba seguro de lo que había más allá de la muerte. No dejó ninguna
enseñanza clara sobre el Nirvana o la eternidad. Lo que dejó son
especulaciones filosóficas. Hoy el cuerpo de Buda yace en una tumba en
Kusinara, al pie del Himalaya. Los hechos de la vida después de la muerte
todavía permanecen como un misterio no resuelto en el budismo.

En el cristianismo tenemos a Uno que asombró a Su audiencia porque


enseñaba verdades eternas con autoridad. Su autoridad venía del hecho que
existió antes de la creación, y probó sus afirmaciones al levantarse de los
muertos. La Resurrección de Jesucristo es un hecho probado de la historia y
demuestra claramente la autoridad de Cristo sobre el pecado y la muerte.
Cuando testificas a un budista, pregúntale esto: "¿Tienes pruebas tangibles
de lo que ocurre después de la muerte?" Todo lo que tiene el budista es la
esperanza en una enseñanza acerca de la cual no estaba seguro Buda.
Como cristianos, tenemos una esperanza cierta en un Salvador resucitado.
No hay que adivinar qué pasa más allá de la tumba porque sólo Cristo ha
conquistado la tumba.

El Budismo es uno de los hechos espirituales más grandiosos e interesantes


en la historia de la humanidad. En agudo contraste con el carácter exótico y
algo sensual del Hinduismo, la doctrina liberadora de Siddharta Gautama se
presenta como un sistema (ético) basado en la razón y en la naturaleza
humana, con amplias repercusiones morales y psicológicas.

Buda (el despertado) nació hacia el año 563 a.C. en Lumbini, un lugar del
noreste de la India, situado a los pies del Himalaya y cercano al Nepal.
Después de abandonar una holgada situación en el mundo y reflexionar
sobre la condición y el dolor humanos, obtuvo el despertar o la iluminación,
lo cual significaba resolver el enigma del sufrimiento y señalar el camino de
introspección personal para eliminarlo. Derivando sus enseñanzas de su
propia experiencia, predicó su primer sermón cerca de Benarés, y enseñó
por espacio de 45 años hasta su muerte, ocurrida en Kapilavastu hacia el
480. Murió, como tantos otros, de causas naturales a los ochenta años, pero
a diferencia de otros "se extinguió" completamente (parinibuto), «para no
nacer ni sufrir de nuevo».

La doctrina de Buda refleja en su núcleo una personalidad histórica


coherente y bien definida, por encima de la simple tradición y de la leyenda.
Hay que distinguirla, como es lógico, de los escritos budistas en su conjunto,
muchos de los cuales abundan en desarrollos e interpretaciones de origen
posterior. En su forma oral, la literatura budista se remonta probablemente
al siglo V a.C., pero los textos escritos han sido compuestos a partir del siglo
III a.C. Se trata de un corpus muy extenso, con cientos de volúmenes si se
tienen en cuenta las excelentes versiones chinas y tibetanas. El Budismo es
la única religión de origen asiático que se haya difundido en todo el
continente, desde la India hasta Siberia, desde los desiertos asiáticos
centrales hasta las islas de Indonesia. Desde finales del siglo XIX ha
penetrado débilmente en Europa y América, sobre todo en ambientes
minoritarios de tipo intelectual.

El núcleo del Canon Budista (Canon Pali) está formado por los libros
incluidos en el Tripitaka, que comprende tres colecciones, a saber, el Vinaya
Pitaka (reglas monásticas), el Sutta Pitaka(sermones y dichos de Buda), y
el Abidhamma Pitaka (reflexiones y especulación sobre las palabras de
Buda).

El eje de la predicación de Buda está constituido por las cuatro nobles


verdades:

1º) Existe el sufrimiento. Buda acepta la realidad de un constante e


insatisfactorio proceso de reencarnación según los principios del Samsara;
pero no acepta ningún principio permanente que sea sujeto de esas
reencarnaciones.

2º) El sufrimiento derivado del samsara (ciclo de reencarnaciones) se origina


por causas específicas, que son el deseo y la ignorancia, vinculados ambos
al dolor a través de la previsible, pero no inevitable fuerza de nuestras
acciones.

3º) Más allá de las penosas fluctuaciones del samsara existe una condición
existencial liberadora (nirvana).

4º) Existe finalmente una vía hacia el nirvana, y un aspecto crucial de este
camino es comprender que todas las cosas, incluido el yo humano, son
impermanentes y vacías de sustancia propia. Es precisamente la creencia en
una sustancia de las cosas lo que provoca el deseo y el temor que motivan
nuestras acciones.

La relativa sencillez y el frío tono magisterial de estas enseñanzas velan la


intensidad del esfuerzo interior de Buda, así como su lucha personal para
definir y delimitar bien su voz entre la de otros maestros espirituales y otras
tradiciones religiosas. El Budismo es en su origen un noble intento de
suministrar un remedio a los sufrimientos de la humanidad, y de elevar y
satisfacer el impulso moral. Es un intento asimismo de hacer la vida más
tolerable mediante la represión del egoísmo y el desarrollo de la solidaridad
y la ayuda mutua. Se dice que Buda tuvo la gran sabiduría de comprender la
verdad, y la gran compasión de predicarla a un mundo doliente.

La doctrina budista contiene un fuerte componente de racionalismo,


encerrado en su tono melancólico y algo triste. Las ideas fundacionales que
propone quieren recomendarse a la razón por si mismas, al margen de la
autoridad moral o religiosa del Fundador. Son ideas que se presentan como
del todo coherentes con lo que es dado observar de hecho en el mundo o
introspectivamente en la conciencia humana.

El sistema de Buda es un individualismo religioso, es decir, un sistema


donde el individuo no necesita intermediarios, porque solo él tiene la
responsabilidad de su destino espiritual. El Budismo se opone a todo lo que
en el Hinduismo considera ritual, superstición, formalismo religioso, y
sacerdotalismo brahmínico. Si decimos que el Hinduismo de los brahmines
es esencialmente un ritual, podemos afirmar que el Budismo es un sistema
de ideas. Aparte del samsara (reencarnaciones) y de inculcar la necesidad
de autocontrol, apenas pueden detectarse otros puntos de continuidad entre
Buda y la religión hindú. Nuevos sentidos toman posesión de viejos
términos.

Buda modifica completamente el sentido de la doctrina del Karma. Hizo de


ella una enseñanza genuinamente ética, al entender la moralidad corno una
cualidad intrínseca a las acciones humanas. Negó con ello todo valor último
a las diferencias sociales sacralizadas en el Hinduismo. En lugar de una
visión particularista y mutilada del deber, Buda propone un sencillo y
universal dualismo ético del bien y del mal. El valor moral reside en la
intención, el individuo es autónomo, y la autoridad final debe buscarse en la
conciencia. El verdadero brahmin -dice Buda- es el hombre que cultiva y
posee valores universales como la honestidad y la pureza de intención, y el
verdadero paria es el hombre con los vicios opuestos: "no se es brahmin o
paria por nacimiento, sino por las propias obras". El Budismo niega la
existencia de un Dios creador o de cualquier deidad omnipotente u
omnisciente, o de algún ser que no esté sujeto a decadencia y muerte.
"Incluso los dioses mueren al final".

Un aspecto esencial del Budismo, tal como lo concibe y desarrolla su


fundador es el monacato (Sangha). Los monjes budistas son en efecto el
arquetipo del fiel budista, y los responsables de la custodia y trasmisión de
las enseñanzas de Buda. Su actividad para difundir el dharma a todos los
hombres, por compasión hacia la humanidad, hace del Budismo una religión
misionera, rasgo que comparte, por así decirlo, con el Cristianismo y el
Islam. El Vinaya Pitaka contiene la que podríamos considerar primera regla
monástica del mundo. El Budismo es una religión intelectual con un mensaje
no fácil de transmitir, y requiere necesariamente un estamento docto y
profesional que pueda preservar y exponer la doctrina.

Originalmente una filosofía y una visión comprehensiva del mundo y del


hombre, el Budismo se convirtió gradualmente en una auténtica religión, con
un culto, una mitología, unas devociones y una veneración creciente de
reliquias e imágenes. Desarrolló asimismo una concepción del Buda como
ser trascendente y objeto de fe y devoción, una soteriología y una doctrina
sobre la trasferencia de méritos.

Esta evolución comienza ya en el Budismo Theravada, o de los ancianos


(Theravadin), pero se intensifica con el Budismo Mahayana, o Gran Vehículo,
que surge en los primeros siglos de nuestra era. El Budismo Mahayana
supone una ruptura en el plano filosófico con la idea anterior de la
impermanencia del yo, tal vez por influencia de opiniones religiosas y
filosóficas procedentes de la India y de China. Se propone ahora un ser de
mayor permanencia detrás de la conciencia individual, que se identifica con
el mismo Buda o con la verdad de sus enseñanzas.

El Gran Vehículo desarrolla el papel de los laicos y construye un sistema


religioso más orientado socialmente, en el que los boddhisattvas (santos del
Budismo o futuros Budas) renuncian de momento a los efectos de la
iluminación y permanecen trabajando en el mundo para la salvación de
todos. Un texto del Canon Pali explica la figura del boddhisattva con estas
palabras: «En esa época vivía un asceta llamado Sumedha. Viendo un día al
Buddha Dipankara, asombrado por su majestuoso resplandor, Sumedha se
vio inundado por una gran alegría... Entonces pensó: Supongamos que yo,
como Dipankara, el Dotado de los diez Poderes, alcance el Supremo y
Perfecto Despertar, que me embarque en la nave de la ley (dharma), que
ayude a la gran multitud a atravesar el océano del samsara, y que alcance
luego el nirvana completo: eso sería del todo conveniente para mí...
Alcanzando el conocimiento perfecto, me convertiría en un Buddha para el
mundo entero, incluidos los dioses. ¿Por qué yo, que conozco el esfuerzo,
habría de realizar solo la travesía? Por esta resolución, que es mía, yo, que
conozco el esfuerzo, alcanzaré el conocimiento perfecto y ayudaré a la gran
multitud».

Prácticamente extinguido en la India, su país de origen, por efecto de una


vigorosa reacción hinduista y por invasiones musulmanas, el Budismo se
difundió pronto y arraigó en el Sureste de Asia (Sri Lanka, Birmania,
Thailandia, Cambodia), para llegar más tarde a China, el Tíbet, y Japón. En
estos últimos países ha adoptado formas autóctonas que, sin desfigurarlo,
exigen sin embargo, que se hable de Budismo tibetano, japonés, etc.

El Budismo fue introducido en el Tibet en el siglo VII d.C. Actualmente


puede considerarse inseparable de la cultura tibetana, a pesar de la crisis
producida por la invasión y ocupación china en 1959. En arte ha producido
los pergaminos miniados tibetanos, en arquitectura los numerosos templos,
monasterios y estupas que llenaban el país, en política la institución del
Dalai-Lama, en estructura social creó un celibato monacal que llegó a
abarcar largos segmentos de la población masculina, en lenguaje ha
impulsado la creación de la escritura tibetana, para traducir los libros
sagrados budistas en versiones que resultan indispensables para estudiar
bien el Canon Pali.

El Budismo del Tíbet, llamado también Budismo tántrico n Lamaísmo, se


diversifica en varias sectas o escuelas principales (Sakya, Kagyu, Nyingma,
Gelug). Todas ellas contienen elementos comunes, derivados del Budismo
Mahayana y de importantes residuos de la religión tibetana prebudista,
denominada bon-po. Es central la figura del lama, término tibetano
equivalente al guru de la India. El lama es el maestro espiritual cuya guía es
imprescindible para que el discípulo recorra con éxito el difícil camino hacia
el Nirvana.

El panteón de este Budismo tántrico honra especialmente a Avalokitesvara,


un personaje que en sus varias manifestaciones como Bodhisattva de la
Compasión, encarna el más alto ideal del Mahayanismo, que es liberar a
todos los seres que sienten de las cadenas del Samsara. Muy característico
del Budismo tibetano es el mantra (fórmula mágica) Om-mani-padme-hum,
que es repetido por todos los fieles budistas, inscrito en banderas, pintado
en muros, y tallado en piedra. Significa literalmente «honor a la joya en el
loto» y es susceptible de recibir todos los sentidos que se pueden encerrar
en esas palabras. Funciona como una expresión simbólica y condensada del
entero camino que conduce a la iluminación.

La llegada del Budismo a China en el siglo primero d.C. fue un


acontecimiento de gran importancia para el desarrollo del pensamiento chino
y para el mismo credo budista. Después de un largo y difícil período de
asimilación, la nueva doctrina consiguió establecerse como un sistema
central de pensamiento que contribuyó a enriquecer sustancialmente la
filosofía del país. Como sistema de práctica religiosa, el Budismo ha ejercido
desde entonces una influencia duradera en la religión popular y llegado a ser
considerado, junto al Confucianismo y al Taoísmo, una de las Tres Religiones
del imperio chino.
El Budismo llegó a Japón desde Corea en el siglo VI d.C. y ejerció pronto
gran influencia en la cultura japonesa y en las religiones sintoísta y
confuciana, con las que produjo variantes de carácter sincretista. La forma
más importante y conocida de Busmo japonés es el Zen, que fue introducido
desde China durante los siglos XII y XIII de nuestra era por los maestro
Eisai (1141-1214) y Dogen (1200-1252).

El Budismo japonés reaccionó a la modernización industrial del siglo XX con


la fundación de universidades budistas y con poderosos movimientos laicos
que tratan de conjugar la práctica religiosa con los valores seculares. El más
importante de ellos es Soka Gakkai, fundado en 1930.

Hablamos de budismo como si la religión llamada así fuera una sola


y la misma. Pero la palabra fue inventada en Occidente en el s. XVII
y divulgada sobre todo a partir del XIX para designar cuanto
(personas, ritos, etc.) gravita alrededor de la figura y de las
enseñanzas de Buda. "Budista" y "búdico» pueden ser sinónimos en
cuanto designan lo perteneciente a Buda y al budismo o lo
relacionado con ambos, pero se diferencian porque "búdico" se
refiere preferentemente a Buda; "budista", al budismo.

El budismo no es algo monolítico, aunque así lo sugiera el uso de esta


denominación. De hecho, ya desde la muerte de Buda, experimentó una
serie de escisiones que le han llevado a fragmentarse en más de 250
ramificaciones. Lo dicho en este artículo, de ordinario, es común a todos
ellas.

El budismo, una gnosis

Una de las corrientes más caudalosas e influyentes de nuestros días es, sin
duda alguna, la de la gnosis y del gnosticismo, entendido como talante,
como clima, más que como un sistema filosófico-religioso concreto. Está
engrosada por el gnosticismo en cuanto sistema, con sus numerosas sectas
(más de cuarenta las implantadas en los países de lengua española): la
masonería, la teosofía, el rosacrucismo, los llamados "métodos del potencial
humano" (Meditación trascendental, Dianética, Método Silva de control
mental, Arica, Forum/Est, I AM o YO SOY, etc.), New Age/Nueva Era, etc.
Por este cauce discurre también el budismo, que era gnóstico antes de que
existiera formalmente el gnosticismo (s. II d.C.).

La semilla gnóstica halla el terreno y clima propicios en épocas de expansión


económica, obsesionadas por el bienestar, que parece asfixiar el sentido
religioso, el ansia de transcendencia, connaturales al hombre. Entonces,
algunos, dominados por la búsqueda religiosa, son lanzados, como por
reacción, a la mentalidad gnóstica de desprecio del mundo no sólo en cuanto
«mundano», sino en su materialidad, y a la evasión de lo apariencial, de la
materia, del cuerpo, mediante la exaltación de la interioridad y por medio de
procesos de introspección psicológica.

"Gnosis" es una palabra griega que significa conocimiento. Pero en el


contexto gnóstico se trata de un conocimiento peculiar, distinto y superior al
de los sentidos, de la razón y de la fe, capaz de salvar al individuo por sus
solas fuerzas, sin un Salvador y Redentor distinto del hombre mismo.

El punto de partida
Siddharta Gautama, nombre y apellido del apodado «Buda», indio de
religión hindú hasta los 28-29 años, vivió en el s. VI a.C. Según la tradición,
un presagio le había advertido a su padre que Siddharta sería un
gobernante ideal y un guerrero valiente, o sea, fiel a su casta la segunda, si
no veía la realidad doliente, contingente. En caso contrario, sería un asceta,
un sadhu, como los once millones que hay ahora en la India. El padre hace
todo lo posible para que su hijo sea fiel a los deberes de su casta, llevando
la vida regalada de príncipe oriental. Pero un día, Siddharta, de paseo en
su carro de caballos, ve las señales de las limitaciones humanas: a saber, a
un anciano encorvado por el paso y el peso de los años; a un enfermo y un
cadáver que es llevado a la incineración; y, por fin, a un sadhu hindú, que le
indica "el único género de vida al que debe aspirar el
sabio". Siddharta sigue su llamada. Deja a su esposa e hijo, se rapa la
cabellera y vive como los sadhus en celibato y pobreza absolutas. Pero
ayunó tanto que estuvo al borde de la muerte. Experimenta así que no debe
seguir los dos caminos extremos: el del placer, ni el de la renuncia o ascesis
rigurosa. Se separa de sus compañeros ascetas. Después de pasar siete
semanas (7 por 7 = 49, números simbólicos) en meditación, sentado en
posición de loto al pie de un árbol, logró la iluminación, en
sánscrito,bodhi, de donde Buda (es decir, "el Iluminado").

Fugacidad de lo material

La iluminación búdica consistió en caer en la cuenta de la contingencia de


todo lo apariencial, o sea, en una conciencia especialmente lúcida y viva de
que todo lo material, lo captable por los sentidos, es "fugaz, efímero,
transitorio, insatisfactorio e impersonal". Es "la primera noble
verdad" del "Sermón de Benarés»(actual Varanasi), que Buda predicó a los
cinco ascetas, compañeros suyos. Se llama también «La puesta en marcha
de la rueda de la Ley". Una rueda es el símbolo del budismo, como la cruz
del cristianismo, la media luna (islamismo), la estrella de David
(hebraísmo), etc.

Todo lo material es contingente, efímero, o sea, malo, con la particularidad


de que no existe la materia ni la substancia, sino sólo los accidentes, lo
apariencial, sensorial. Todo lo llamado materia, energía, etc., por nosotros,
según el budismo es eterno e ininterrumpidamente sometido a un proceso
de degeneración hasta que desemboca en la degradación ética de todos los
pueblos. Entonces se inicia un nuevo ciclo cósmico igual a los anteriores. En
esta concepción no tiene cabida el progreso propiamente tal, ni en el plano
científico-técnico ni en el histórico, humano. El budismo reduce al universo y
al hombre mismo a un caudal de fenómenos bioquímicos y psíquicos en
sucesión y cambio continuos, pero de suerte que no hay pensador, sino
pensamientos; ni actor/agente, sino actos; ni espíritu o alma humana, sino
un cambio permanente de acciones a impulsos de la ley cuasi-inercial de
causa-efecto, o sea, del karmapositivo o negativo, determinante del
renacimiento en un ser de categoría superior o inferior.

Sin reencarnación

Conviene observar que, en el budismo, no puede hablarse de reencarnación


(de las almas), como en el hinduismo, por ejemplo, pues no cree en la
existencia de un principio vital distinto de lo físico humano, del cuerpo,
llamado alma, espíritu... En lugar de reencarnación, usa "renacimiento» (de
la "naturaleza búdica", de la "budeidad") sin que sea fácil precisar en qué
consiste, al menos para la mentalidad occidental. Según las religiones
aparecidas en la India (a partir del s. VIII a.C. en el hinduismo, budismo,
jainismo s. VI a.C.), la reencarnación es una fatalidad, un destino inevitable,
un estado de purificación con avances y retrocesos, o sea, de reencarnación
en cuerpos humanos de categoría superior o inferior, e incluso en animales e
insectos.

La iluminación, fenómeno parapsicológico

En cambio, la antroposofía, Nueva Acrópolis, Nueva Era, el espiritismo, la


mayoría de las sectas del gnosticismo moderno, el Método Silva, el
rosacrucismo, la teosofía, etc., prescinden de lo negativo de la
reencarnación para considerarla sólo como una autorrealización, una
maduración siempre progresiva y ascendente sin retrocesos, sin caídas ni
recaídas en cuerpos de perfección inferior, jamás de animales e insectos.
Además, en contra de la realidad, suelen presentarla como compatible con la
fe cristiana, más aún como creída en los primeros siglos de la Iglesia, a
pesar de que los pocos textos que hablan de ella la rechazan abiertamente.
De hecho, es incompatible con verdades cristianas fundamentales, por
ejemplo, la resurrección de los muertos, la inmortalidad del alma individual
o de cada ser humano, la existencia del infierno y del purgatorio.

La meditación budista y, en general, la específica de las religiones orientales


no es diálogo amoroso con Alguien, con Dios, sino con uno mismo; no es
oración, sino reconcentración e introspección psicológica. Trata de producir
la paralización de todo pensamiento, sentimiento y preocupación, o sea, el
vacío interior, es decir, el nirvana o "aniquilación", no del ser o de la
persona, como a veces se dice en Occidente, sino del deseo, de la
pegajosidad a lo sensorial. Hay seres nirvanados ya en esta vida, si bien
sólo tras una serie incontable de renacimientos puede llegarse a la
aniquilación definitiva, al Nirvana (con mayúscula), especie de cielo, pero sin
Dios, ni ángeles, ni almas individuales.

La iluminación es como un anticipo de la paz y felicidad, propias del Nirvana.


Pero la iluminación no es de naturaleza sobrenatural, ni efecto de la acción
divina, ni de la cooperación del hombre y de su libertad con Dios. Es un
fenómeno extraordinario, pero natural, parapsicológico, obra del hombre y
de su esfuerzo. Por ello no depende del simple querer ni está sistematizado.
Es decir, para alcanzar la iluminación no basta quererlo y someterse a unas
normas o actos programados. Además, una vez adquirida de manera súbita
e imprevista, se pierde también del mismo modo, sin que se sepa si se va a
recuperar o no.

Un «yo» diluido

Los budistas son los antípodas del grito unamuniano: «¡Que me quitan mi
yo!». Usan la palabra "yo", pero no es lo que nosotros entendemos, sino un
mero sonido. El "yo" queda disuelto en ese caudal de actos, sensaciones,
cambios bioquímicos, del que hemos hablado; se diluye en "el oleaje de la
conciencia inmaterial", un caudal de agua que fluye sin cesar más o menos
contaminada, pero sin nada consistente (alma) que lleve nada (mérito,
demérito, etc.). Desde la perspectiva budista podemos imaginar a ese "yo"
en actitud de contemplar un extenso paisaje de cielo y de mar desde un
acantilado; más aún, identificado de alguna manera con él. En un día de
cielo totalmente nublado, en el paisaje del "yo", la conciencia psicológica
sería la franja estrecha del horizonte, sobre el cual se eleva el cielo azul, una
altura desconocida e inmensa, llena de luz: la "hiperconciencia". Debajo del
horizonte o de la conciencia, el mar tenebroso, una profundidad también
desconocida e inmensa, a saber, los estratos preconsciente, subconsciente e
inconsciente del psiquismo humano.

El romper el techo por arriba, como cuando se despega en un día de niebla


en un avión, desde el cual se contempla luego el cielo azul, las nubes
algodonosas y tornasoladas, o sea, el irrumpir en la hiperconciencia o
superconciencia sería la iluminación. A su luz, todo lo material y sensorial
parece ser lo que realmente es: contingente, efímero, sin consistencia.
Según el capítulo Genjokoan ("La realización de la iluminación") de El arte
de mirar de Dogen (s. XIII d.C.), maestro de zen, "el logro de la
iluminación es como el reflejo de la luna en el agua. Ni se humedece la luna
ni se quiebra la superficie del agua. Grande es la luna y amplio el radio de
sus rayos de luz, pero cabe toda en una gota de agua. Toda la luna y todo el
cielo se contienen en cada gota de rocío". Alcanzar la iluminación es no
dificultar el ser transparencia de todas las cosas, de la profundidad de la
realidad, dejarse traspasar por la luz reflejada de la luna, aunque parece
salir desde dentro de la gota de rocío, agua vacía de suciedad y turbiedad.

Una especie de «autismo» o ensimismamiento

Por su desacralización secularizadora del hinduismo, por su marginación de


lo divino y por la índole de su gnosis, el budismo cae en una especie de
autismo religioso en cuanto cada budista se reconcentra en sí mismo, se
ensimisma, en orden a conseguir el vacío mental, el desapego de la
pegajosidad sensorial y sensual, el pleno desligamiento de lo apariencial, o
sea, de todo lo terreno, temporal, sensorial, y un cierto disfrute interior, que
alcanza su grado máximo en la iluminación, coronada por la vida nirvánica.

Lógicamente, el «yo vivencial» de cada individuo queda erigido en punto de


referencia y en termómetro valorativo y discernidor de todo. "No os dejéis
guiar por la autoridad de los textos religiosos, ni por la simple lógica, ni por
la apariencia, ni por la especulación sobre lo opinable, ni por las
verosimilitudes probables, ni por vuestro maestro espiritual" (Angúttara-
nikâya, 1, 187-191. Buda repite lo mismo otras tres veces en este sermón).
Según el budismo, las propias vivencias, sobre todo en la medida de su
sintonía con las deBuda, son para cada uno el criterio supremo, tanto
doctrinal o de la verdad, como práctico o del comportamiento ético-moral.
La experiencia personal está por encima del conocimiento de los sentidos y
del racional, mucho más del simplemente especulativo, también de la
autoridad de los maestros espirituales, e incluso de las posibles revelaciones
divinas y de la fe.

Dado el contexto, cuando Buda habla de "revelaciones", se refiere


directamente a las del hinduismo, pero, indudablemente, puede aplicarse
también a las restantes, por ejemplo, a la cristiana. De hecho, para el
budismo todas las religiones, en cuanto religiones, son salvíficamente
ineficaces. Cataloga los sistemas de creencias religiosas entre las
obstrucciones de la conciencia y, por lo mismo, incapaces de dar la felicidad
en esta vida y tras la muerte. Pues las religiones, como las ideologías, las
riquezas, el progreso, las fronteras, etc., carecen de realidad verdadera; son
imaginarias, transitorias, contingentes. Y, por consiguiente, algo que un
budista debe marginar si quiere llegar al Nirvana.

Consecuencias de la condición «gnóstica»


Esta gnosis es como la clave capaz de abrirnos los misterios e interioridades
doctrinales, morales, etc., del budismo y de los budistas.

Aunque suene a paradoja escandalosa y a contradicción, el budismo suele


ser catalogado como "religión atea". Y hasta cierto punto lo es. Pero
agnóstica, más que atea, es el calificativo que le compete plenamente. En su
iluminación, Buda sintió tan profundamente la contingencia humana, que,
obsesionado por superarla, no tuvo tiempo de pensar en lo divino. Por eso
marginó a Dios sin tener tiempo tampoco para negar su existencia.
Precisamente en eso consiste el agnosticismo radical. Agnosticismo, en su
acepción occidental filosófica, es la concepción que, aun admitiendo la
existencia de Dios, niega que la razón sea capaz de llegar a su conocimiento
y demostración de su existencia, atributos, etc. Agnóstico ("el que no
sabe"), en su acepción vulgar, es la persona según la cual no se sabe con
certeza si existe Dios, ni si es posible saberlo, pero obra como si no
existiera. El neopaganismo occidental de nuestros días sintoniza con el
budismo en su agnosticismo.

Según Buda (Májjhima-nikâya, 1, 426), a él le pasó lo mismo que a un


hombre herido por una flecha. Sería absurdo que dijera: "No me sacarán la
flecha hasta que sepa quién me ha herido, a qué casta pertenece, con qué
clase de madera está hecha, si tiene o no envenenada la punta, etc.". Quien
obrara así, se moriría antes de que le hubieran sacado la flecha. Por eso,
desde su iluminación, a lo largo de su vida octogenaria,Buda habría tratado
de arrancarse la flecha de la "contingencia, fugacidad" de todo lo sensorial,
desapegarse de ello, en virtud de su propio esfuerzo y tensión. Le sobrevino
la muerte sin haber tenido tiempo para especular sobre lo divino, ni para
recurrir a un Ser superior, ni a medicina alguna sobrehumana. A la pregunta
sobre la existencia de dioses, Buda contestaba de ordinario con otra
pregunta: "¿Por qué preguntas eso?", y permanecía en silencio (M.S. 2,
311-312; Májjhima-nikâya, 63).

Síntomas del agnosticismo

Un serie de síntomas confirman su agnosticismo. Los budistas no creen en


un dios hacedor de las cosas y modelo de los hombres, ni en el alma
humana. Aunque hagan meditación en el sentido ya indicado, los budistas
propiamente no oran, jamás hacen oración de súplica o petición, que es la
manifestación primera, más elemental, de la creencia en la divinidad.
Lógicamente, como en todo, no falta la excepción confirmatoria de la regla
general, por ejemplo, el amidismo. El budismo carece del concepto de
persona, de Dios y de Legislador, Premiador y Castigador supremo, en el
sentido generalizado de las demás religiones. El budismo reduce lo religioso
a lo ético, si bien, más que una ética, es una terapéutica del sentido de la
contingencia, cuya raíz no es pecado alguno individual o colectivo, original ni
originado, castigados por Alguien superior al hombre, sino la sed/deseo de lo
sensorial, la concupiscencia. Por lo mismo, su remedio tampoco viene de un
Redentor, sino del hombre mismo, de su esfuerzo de concentración y
vaciamiento interior.

Un agnosticismo politeísta

Alguien puede objetar, recordando la creencia budista en seis clases de


dioses en el mundo del deseo (lo sensorial), diecisiete en el material, e
incontables en el inmaterial, con un sinnúmero de dioses en cada clase. Así
es, probablemente por influjo de la superstición popular y del politeísmo
hindú. Pero son dioses sólo de nombre, ya que, aunque superiores a los
hombres, son perecederos, no todopoderosos, sometidos a la ley kármica y
a la cadena de renacimientos. Además, sólo pueden conceder lo que un
buen budista no debe ni puede pedir, a saber, salud, riqueza, fama, etc.
Luego merecen ser llamados demonios, más que dioses.

El budismo es un monacato

He aquí una consecuencia lógica e inevitable de la gnosis budista y de su


misma condición. El "triple refugio" es una fórmula que marca los pasos
decisivos de un budista: "Me refugio en Buda, me refugio en la
Ley/Doctrina, me refugio en la congregación". La pronuncia cuando llega al
uso de razón para testimoniar su incorporación voluntaria al budismo, en el
rito de su empezar a ser bonzo o bonza y al hacer el voto por el cual se
convierte en bodhisattva, o sea, en un budista consciente de vivir su último
renacimiento o la última existencia terrena, al final de la cual sabe con
certeza que pasará al Nirvana, pero, impulsado por la clemencia o
compasión hacia los demás, renuncia a ese paso y sigue una existencia más
en la tierra para ayudarles con su presencia, testimonio y amabilidad. Para
llegar a bodhisattva se requiere una serie incalculable de renacimientos:
según algunos textos budistas, el equivalente a la unidad seguida de 2.103
ceros. Todos los Dalai Lama son bodhisattvas.

El medio más eficaz para impedir la aparición de la sed de lo sensorial y


para pasar al Nirvana es la vida célibe, pobre, etc., en el monacato budista.
El budismo inicialmente estaba abierto sólo a los bonzos, pronto también a
las bonzas, así como al laicado. En el budismo theravâda, el que entronca
con Buda, el acceso al Nirvana está cerrado para los laicos, a no ser tras su
renacimiento en un bonzo.

Coherentes con su creencia, en los países en los que predomina el budismo


theravádico (en Tailandia, en Birmania), todos sus ciudadanos viven por lo
menos tres meses en un monasterio cuando tienen veinte años. Tras esta
experiencia se quedan como bonzos o retornan a la vida civil. Asimismo, en
torno a los siete años de edad los niños suelen representar la renuncia
de Siddharta a la vida mundanal en una ceremonia más importante incluso
que la del matrimonio y la del entierro. En esta ceremonia, a imitación
de Siddharta, se rapan la cabeza, visten la túnica de color azafrán y hacen
un viaje a caballo, pasan al menos una noche en un monasterio adaptado
para esta finalidad. De esta manera conocen por experiencia, desde la
infancia, la forma ideal de vida, la de los bonzos. Así se explica la proporción
elevada de bonzos: 250.000 y 70.000 bonzas en Tailandia; 20.000 bonzos y
3.000 bonzas en Sri Lanka (Ceilán) en 1994. En Tíbet, en 1959 (año de su
invasión por China) había medio millón de bonzos, que representaban el
treinta por ciento de la población masculina, un récord mundial.

RAMAS BUDISTAS

Al menos desde E. Renan (s. XIX), ha sido un tópico considerar el budismo


como la mayor religión de Asia. Pero no es verdad. El hinduismo cuenta con
aproximadamente el doble de miembros. Según cálculos fidedignos, hay en
Asia unos 450 millones de budistas, distribuidos de la manera siguiente.

Budismo Hinayâna ("pequeña canoa") o Theravâda ("doctrina de los


antiguos", pues entronca conBuda): unos 150 millones, asentados sobre
todo en el sur asiático (Tailandia, Birmania, Camboya, Laos, Sri Lanka).
Acentúa la mortificación, el autodominio, la ascesis; concede una gran
eficacia liberadora a la meditación solitaria, quedando marginada la
clemencia hacia los demás; considera a Buda como un personaje histórico,
maestro en este mundo; relega a un plano muy secundario a los laicos, los
bonzos visten túnica de color azafrán.

Budismo Mahayâna ("gran canoa"): Aparecido en los s. I a.C.-I d.C. Son


unos 275 millones, sobre todo en el norte asiático (Manchuria, China,
Taiwan, Corea, Japón). Se incluyen aquí los dieciocho millones del amidismo
y los doce del budismo shingo. Rasgos definitorios: acentúa la importancia
de la compasión y clemencia con los demás; se fija más en el Buda eterno,
"divinizado", que en el histórico; abre la iluminación, la posibilidad de
ser bodhisattvas, etc., también a los laicos; permite que los bonzos (visten
túnica generalmente gris en China, negra en Japón) se casen; su ideal es
el bodhisattva.

Budismo Vajrayâna ("canoa del diamante" o budismo tántrico): unos 18


millones (Tíbet, Bután, Mongolia&). Más influido por el budismo mahayánico
que por el theravádico, apareció en el s. VII d.C. Sus bonzos visten túnica
de color rojo bermejo. Es el más cargado de magia, supersticiones,
tantrismo (sexual), astrología, alquimia; el que concede más importancia a
los mantras o palabras ordinariamente sánscritas (de significado
desconocido para los occidentales) de los textos sagrados, mágicamente
eficaces, clave de cada persona y de su personalidad, que le permiten estar
en armonía consigo mismo, con los demás y con el universo (la Meditación
Trascendental cobraba 70.000 pesetas por cada mantra, ya en 1997).

Budismo zen o simplemente el "zen" (abreviatura del


japonés zazen, "meditar sentado"): Más de tres millones del zen Rinzai y
unos diez del Soto, con sus 20.494 templos y casi 70 millones de
practicantes en todo el mundo; tres millones del zen Tendai, con 4.383
templos, sobre todo en Japón. M.G.G.

BUDISTAS FUERA DE ASIA

Resulta difícil calcular el número de budistas fuera de Asia. En EE.UU. hay


unos cuatro millones, 180.000 en Gran Bretaña, 150.000 en Alemania,
60.000 en Italia.

La Unión Budista de Francia afirma la existencia de 600.000 budistas, de los


cuales unos 150.000 serían franceses de nacimiento y el resto, emigrantes.
Estadísticas fiables distinguen tres clases de franceses budistas: a saber,
unos cinco millones de "simpatizantes", más o menos relacionados con el
budismo; de 100.000 a 150.000 adeptos; y unos 12.000 adeptos
"practicantes" o de creencias y vida plenamente budista. No se han
divulgado estadísticas fiables en España. ¿Por qué?

En el comunicado final de una reunión celebrada en Kioto (Japón) en 1998,


los budistas de quince países entre ellos el Dalai Lama reconocen que "el
budismo está en declive en Corea del Sur, Malasia, Taiwan, etc.", que su
clero está poco formado y que en Asia pierden seguidores ante el empuje de
los cristianos, mientras el número aumenta algo en Occidente. M.G.G.

BUDISMO EN ESPAÑA
El yoga, las artes marciales (aikido, reiki, taichi, etc.) y, sobre todo, el zen,
han sido el caballo de Troya que ha facilitado la introducción camuflada del
budismo en Occidente, también en España. Su vertiente psicotécnica ha
servido y sirve como anzuelo que deja prendidos de su ideología religiosa.

Sólo del budismo vajrayánico o tibetano existen en España, al menos,


la Comunidad para la preservación de la tradición Mahayana; la Orden
budista occidental, con sede en Alicante; Jiko An o Comunidad budista Soto
zen del "Camino abierto", formada por más de treinta miembros, en Yegen
(Alpujarra granadina).

La escuela Kagyupa (en tibetano, "participante en la sagrada transmisión


oral") tiene miembros en Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza. Otra
escuela del budismo tibetano, la Karma Kagyu,tiene al menos un centro en
Barcelona y otro, la Comunidad religiosa Dag shang Kagyu, en Graus
(Huesca). Hay otros centros en Madrid, Barcelona, Granada, etc.

Hay más de cinco monasterios de budismo tibetano. De ellos el más activo


parece ser el de la Comunidad budista Soto Zen (Luz Serena) con sede
central en Casas del Río (Valencia), sin luz eléctrica ni agua corriente
durante bastante tiempo, con sendos centros o grupos zen en Alicante,
Bilbao, Las Palmas de Gran Canaria, Orense, Tenerife, Valencia, Zaragoza.
Además está la Asociación Cultural «Las Diez Direcciones-Amigos de Luz
Serena», una ONG o servicio de voluntariado. En agosto del 2000 se
ordenaron ocho nuevosbodhisattvas. Además del grupo de bonzos de vida
en común, hay hombres y mujeres que siguen en sus actividades
profesionales, aunque con la espiritualidad budista, y que pasan todas (o
parte) de sus vacaciones en retiro en el monasterio.

La personalidad del Dalai Lama y el exilio de unos cien mil monjes


tibetanos, entre otras causas, ha contribuido a la difusión de su budismo por
Occidente, a pesar de ser el más crédulo, supersticioso y degradado. Claro
que los occidentales (artistas, por ejemplo), seducidos por el budismo
tibetano, suelen hacerlo con la mentalidad de quien acude a un
supermercado, dispuesto a escoger sólo lo que les apetece.

Fuentes bibliograficas:

Notas

{1} Walter Martin, Kingdom of the Cults (Minneapolis: Bethany House


1985), p. 261.

{2} Kenneth Boa, Cults, World Religions, and the Occult (Wheaton: Victor
Books, (1977) p. 35.

{3} Ibid. p. 32.

{4} Davis Taylor and Clark Offner, The World's Religions, Norman Anderson,
ed. (Grand Rapids: InterVarsity, 1975), p. 174.

{5} John Noss, Man's Religions (New York: Macmillan Company, 1968), p.
182.

{6} Taylor & Offner, p. 177.


{7} Noss, p. 183.

{8} D. T. Suzuki, The Field of Zen (London: The Buddhist Society, 1969), p.
16.

{9} Taylor & Offner, p. 177.

Bibliografía

o Anderson, Norman. The World's Religions. Grand Rapids:


InterVarsity, 1991.
o Boa, Kenneth. Cults, World Religions, and the Occult. Wheaton:
Victor Books, 1977.
o Gard, Richard. Buddhism. New York: George Braziller, 1962.
o Martin, Walter. The Kingdom of the Cults. Minneapolis: Bethany
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o _____ The New Cults. Ventura: Regal Books, 1980.
o McDowell, Josh and Don Stewart. Handbook of Today's Religions. San
Bernadino: Here's Life, 1982.
o Noss, John. Man's Religions. New York: Macmillan Company, 1968.
o Parrinder, Geoffrey. World Religions From Ancient History to the
Present. New York: Facts on File, 1971.
o Suzuki, D.T. The Field of Zen. London: Harper and Row, 1969.
o http://www.elperiodico.com/default.asp?
idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=527387&idseccio_PK
=1006&h=080716
o http://www.conoze.com/doc.php?doc=1448
o http://www.conoze.com/doc.php?doc=1437
o http://www.ministeriosprobe.org/docs/budismo.html

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