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i Y KelMeMa AN olart eel we ere % acer) : sus protagonistas f a lor Tico el olanel a | | elec Smee HIM HO Maye = See ee ae Eee areal SIem meee eue See Neen re) Sree ye eee) Coie a ee See rt etna See ee problemas de historia religiosa, eee eens Ber MCR CARNE ere eee) eee od See eee eee Ree ceca ea oioca ne ees Gree ee eer! Tana EP a a Sica eas Brercer en Gran mistico, entré al mundo rice ue i Meet emer en Me ey Geer erent ec CC Geaiiicmteee-C url -9- Eas Peiceus one CRIES ees eerie coy eects eens erie oeior ew ees ee orca e erent ieee Deas otal eee eS ueed ona ec ES Cire ae eee eet Pen Meco ic Me ate ao Penta ert nl eer mE Meas Ree ga ia eee ed OCU rossi M ese ees Siren mettle Pee Dee eum EMC nem) eee eal aca Coc re eo ace one ree eee rur at eee ern a Ls epee eee ci) Eisen ea aLy eS eee nct batalla entablada por Calvino en la oa Cie Meena) Eigiereieee aroma campo religioso, Pioen aera Coc COPE eg ate) Ricune eee 9 et ee a ne tee ard ou oer eerie Rca Sey eae curt Reece a mm eae ec et ed Seu cma OM Reo NE Were) eae ae eae Mean en Ree en) A a ee) ae sue eae esa ete Calvino, Ad maiorem Del gloriam Fic Lot Me Uae ees ee ee ee eee ee eR) | ee Pa eco 2 Georchi aa a pit Caer a. Pag rere or a Paes Pao aco cet J aay raters pi cca te —' Patt rar Pig ere ad Pa ee a aod Paes —* Pare co a a Laotse ators = Scie Brecht 27. Diego Rivera 44. Viotora a carer cae ee ay rea Parente) pars = Gores Loree 38, Naveor Paro on ae 2 Soe ca aed Poe Pao 4 Ea 8; George Sand 66. Grenologia in arta 3 ao oat Caer nace) ae Bo Chi Minh 33. Paget Ear 2. A Pea eat car ae Ce a Peco po ant a 486, Cronalogia IV (cont) Poa ero ce re Uncle eae SO Pr eNO al tee ee Oe eae no i Pac aE Re Pony aa ei Ceo Cog eae Rea Peer Pouce Ce ena Sen Mu alee ery Pee wert rene Cea aie eee Urs Poe. Pete wed ae ee Re a ee lonacio de Loyola Jean Delumeau 1491 Nace en la casa solar de Loyola, en Az- peitis, el altimo de los trece hijos de don Beltrin Yéiier de Ofiaz y Loyola y de dofia Marina Séenz de Licma. 1506 Entra al servicio del tesorere general do Castilla, 1517 ‘Se hace soldado mesnadero en Ia compa fifa militar del virrey de Navarra, Manri- que de Lara. 1521 Mayo. Tgnacio es herido durante el ase- dio de Pamplona, ocupada por les tropas de Franciseo I. Durante la convalecencia lee los libros de la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia y la Leyenda dorada de fray Jacques de Voragine. En junio se convierte. ise Marzo, Peregrinacién al santuatio de Mont- senat en Catalutia, Pasa quince dias en Manresa, donde com= pone los Ejercicios Espirituales. 1528 Realiza una peregrinacién a Jerusalém, 1525 Ya mayor, con mis de treinta atios de edad, reinicia los estudios primero en Bar- telona y después en Alcali. Ademis de Tatin, estudia dialéctica, fisica y teologia. 1527 Reside en Salamanca, Bajo sospecha de hrerejia choca repetidamente con las auto- idades, y decide en consecuencia partir para Francia. 1528-1534 Lega Paris en 1598, y estodia alli latin, y teologla. Obtiene en 1552 el benarts y en 1533 la Mattrise- mines afios entabla amistad con Simén Rodriguez, Santiago Léinez, Alfon- $0 Salmerén, Nicolis “Boba 1534 15 de agosto. Junto con sus compatieros hhace en Montmartre voto de pobreza, de castidad, y de realizar una peregrinacién a Jerusalén para dedicarse a la salvacién de los infieles. 1535 Reside en Azpeitia. 1536 Vinja a Venecia, El y sus compateros tratan mientras tanto do obtener el per- miso del Papa para la peregrinacién a Jerusalén y para recibir las Grdenes. 1587 24 de junio. Venecia, Otofio, Al declararse Ia guerra entre Ve- neeia y las turcos, Ignacio y sus amigos se ditigen a Roma. En el camino, en la localidad de La Storta, tiene una “visién” decisiva, En la Navidad del afio siguiente celebra su prime misa en Santa Maria Mayor. 1589 Esboza las Formula Instituti, el primec resumen de Tas roglas de: la nueva orden que se ha propuesto funda Se ordena de sacerdote en 1540 Setiembre, Aprobacién de Ja nueva orden religiosa, que recibe el nombre oficial de Compania de esis, con la bula Regindnd militaneie Beclestas 1541 Abril. Eleceién de Ignacio como supertor general del instituto, 1547 Polanco es nombrado secretario de Tgna- cio, quien dicta, destio esto afio hasta 1550, Jas Constituciones de le orden. 1548 Pablo TIT aprucha los Fjercidios Espirt- 1850 Se anula, eon Ia bula Espascit debitum, toda restriccién respecto al némero de profesos. 1551 Después de lograr Ia institucién en Roma del tribunal de. la inquisicién, Ignacio funda el Coleyio Romano y abre esouelis aratuitas de “gramética”, “humanidades” y “doctrina_cristiana”. Los profesos se redmen pera estudiar las Constituciones. 1552 Funda el Colegio Germiénico, que prepara sacordotes do Tengua alemana para re conguistar, al volver a la patra, ol terreno perdido en la lucha contra los protestantes. Muerto de Franeiseo Javier. 1556 81 de julio. Ignacio muere en Roma. 1622 12 de marzo Gregorio XV. Solemne canonizacién por | Ignacio de Loyola p COELO AFFrxvs SED TERRE, OMNIBVS SPARSVS. mat. Fel, im Octal HISTORIA: ‘ DELLA COMPAGNIA DI GIESW2 me Del RP-Danicllo Bartoli della medefima Compagnia. age Tose Male Led A mediados dol siglo xix, ol jesuita repre- sentaba para muchos ol “hombre negro” ppor excelencia, encarnacién al mismo tiem: ‘po del maquiavelismo clerical, de la reac cién y del oseurantisme. En un curso que dicté en el Collége de France, Kdgard Quinet evocaba asi la figura de Ignacio de Loyola: “Conocéis aquella vida estor- zada en la que predomina, segim la oca- sibn, Io caballeresco, el éxtasis o ol eéleulo. Y sin embargo es indispensable recorrerla desde los comienzos, porque sélo ast po- remos tomar concieneia de eémo ha po- ido convivir un ascetismo tal con tanta sagacidad politica, o Ia costumbre con las visiones y el genio para los negocios. No os extrafidis de que este hombre, que vivid ex Ia frontera entre dos épocas, haya sido tan poderoso y siga siéndolo, no os extra- fiéis de que estampe en toda conquista ‘su sello indestructible, Ejercia al mismo tiempo el poder que proventa del éxtasis del misticsmo del siglo xm y de la préc- fica consumada del mundo moderno. Hay fen algo de San Francisco de Asis y de Maguiavelo; por donde se lo mire, per- tenece a la fila de los que impactan los fespiritus por los extremos més opuestos”. El hombre del siglo xx, después de ad- quirir una nueva. serenidad en cuestion de problemas de historia religiosa, vuelve f plantearse Ia pregunta: gquién era Tg- nacio de Loyola? ‘Un joven noble on ol mundo El universo de Ignacio de Loyola es en sus comienzos el rineén verde y ondulado ‘de Guipizcoa: nacié alli on 1491, on el castillo de sus antepasados en Azpeitia, Los Loyola eran hidaleos vascos media- ‘nos propietarios de tierras, renombrados centre las familias iustres de la region. Aprendié en su casa a lecr y a escribir y nada més; la modesta instruceién que Tpastaba para recibir la tonsura, puesto que se lo destinaba a vivie de un beneficio ‘eclesiéstico, Ignacio se vio envuelto en reneillis familiares por la posesién de las rentas de Ia parroquia, lo cual le provocd Jante una. geanaversién por toda forma de “simonia”, en especial por la de Jos heneficios eclestisticas. En 1506 fue desigaado paje del tesorera general de Cas- tilla, Juan Velézquez de Cuellar, en Aré- vvalo, y al caer éste en desgracia, en 1517, se puso al servicio del duque Manrique de Lara, virrey de Navarra, en Néjera. Nada dice de este periodo en su Narracién del Percgrino, la autobiografia que dicté al fin de su vida y en ta que habla de sf nifsmo en fercera persona, De su propia juventud solsmente dice: “Hasta los vein- Listis afios fue on hombre entregado a Is ‘vanidades del maumdo, con un deseo gran- de y vano de conquistar honores en leva entonces Ia vida ffeil de los pies de ka corte, es elegante, atiMlado, sensible fen materia de honor. Fn 1515 lega a tales fexcesos que se To quiere oncarcelar y él se presenta espontincamento a las auto- ridades diocesanas de Pamplona, apelando la tonsura para escapar a los tribunales seculares. Se ignora cul fue el delito, pero consta que no fue un homieidio. En 1521 el duque Manrique lo envia a re- clutar hombres en las provincias vascon- gadas, mientras los franceses amenazan a Pamplona con un poderoso ejércite, El gran nimero de deserciones hace precaria la situacién de los defensores, y comienzan a pensar en llegar a un acuerdo. Ignacio por el contrario incita a sus compafieras a resist, Una bala Ie quiebra uma piema al fin de un combate que dura seis ho- ris, y Jo toman prisionero, Los franceses To tatan bien y To envian bajo custodi su castillo natal, donde soporta con pa- iencia los atroces.sufrimientos que le provocan al entablilarle In piema fractu- ada, Impasible soporté los dolores cuan- do, por explicito pedido de él, le limaron el troz de hueso que sobresilia de su rodilla, La pieraa volvert a si forma normal, pero quedaré més eorta que la otra, y durante toda su vida sufriet de love renguera. La convaleceneia mares el comienzo de sus meditaciones. A. falta Ge novelas de caballeria tuvo que con- tentarse con la Leyenda dorada de Jacques de Voragine y con la Vita Christi de Ta dolfe de Sajonia, y descubrié en esos textos que los episodios de valentia. religiosa podian conmoverlo més que los de la vida profana, y legé a sentir repognancia por su vide pasada, Se enfusiasma en tonees con las grandes acciones de los santos, y aspira en adelante a sobresslic fen ayunos y mortifieiciones y toma la de- cisién de ir a Jerusalén: por so. devocién a la Virgen pasa primero por Ia capilla de Nuestra Sesora do Aranzamy, y an- tes de partir hacia Palestina se dirige al santuario de Montserrat, adonde llega el 22 de marzo de 1522. Es el comienzo de una nueva vida. Un alma en busca do si misma Erguido sobre Ins laderas de un macizo abrupto, el monusterio benedictino de Montserrat era famoso por su spirites. lidad profimda, En 1493, el abad Garcia de Cisneros, primo del eélebre fundador de la Universidad de AlealS, habia comenza- do la reforma de la abadfa; habia renovado Jas métodos de oracién, habia organizado tuna mejor instrueciéa e instalado una ipografia. Era el antor de um Exorcitario de la vida espiritual y de un Directorio de las horas candnicas, donde aparecia a influencia de Tos maestros espirituales fla mencos del fin de! medioevo, promotores de ta devotio modema. Método de vida espiritial que preferia la meditactia 2 Jas oficias comunes, la devetio modems desconfiaba sin embargo de la anarquia imistiea_y de Jos impulsos del entusiasmo 1. En obras como ol frontispioio de le ‘Vida e instituto de San Ignacio 7 del P. Bartoli (Roma, 1650), se exaltaba constantemonte la concopeién misionera de la Compatia de este (Florencia, Bib, Nac). mnedido, y tenia como meta Ja lucidex cl dominio de si mismo. Ignacio sintié mecesidad de encauzar en ese yormo su ica interior. Por ser un simple grino permanecié solamente tres dias Montserrat, pero se quedé mas de un 9 en las proximidades del monasterio. Tegar habia conseguido un compendio Tas obras de Garcia Cisneros, cl Com- dio de los Fxercicios Spirituales, titulo Tiguacio retomaria més tarde y al que ‘un destino singular. La mafiana Ja Anuneiaelon de 1522, despues de pa nacho de oracién, colgé sus armas fen las rojas del Santuario de Is. Virgen {y se retird después a una de las numer Es gmitas del macizo rocoso, donde, se gin se cuenta, silo se podia entrar = fexiss, Se alimentaba alli de hierbas y Taices, y ocasionalmente de las cortezas Ge pan que mendigaba cuando bajaba de efugio para. confosarse y comulgan “Alamos monjes del monasterio lo exhor~ pan a que no se. quedase en un luger donde corria peligro de volverse loco 0 fer devarado por las fieras; Ignacio no ‘enia temor alguno por esa clase de pel mos, pero Io decidié a dejar Ix ruts In GExeesivaadmiracién que le profeseban los ‘Ge Manresa, en las cercantas de Montse rat, y se aloja en cxsas de personas earitativas, en el convento de los domini- ‘es, 0 en alguno de los hospicios de la d. Se levanta a medianoche y de- ea sicte horas del dia a la oracién; vive sivamente de limosnas y nt siquiera fliza todo Io que Je dan. Ese régimen ebilita y cae varias veces enfermo de dad. Para castigarse por Ta elegan- fabellos; al mismo tiempo se siente de terribles angustias debido a los sores de sui vida anterior, y ni com las Recuentes confesiones generales recupera la Multiptiea los ayanos y Ins motif ; mis tarde contaré que durante "es Epoce se quedé hasta ocho dias sin ‘Probar bocado. Su salud quedari seria afectada. Parecia que sus eseript- fstaban por cesar, cuando todavia re- yban més fuertes. LlegS a pensar (suicidarse: “Con frecuencia, eseribe en Narracién del Peregrine, sentia violen. fentaciones que lo impulsaban a arro- fx wn gran poz que habia en su cién. Esos horrores cesaron el dia ‘que Ignacio se convencié de que pro- del demonio; a partir de ese mo. ‘decidié despreocuparse por Tos erro. ‘del pasado, persuadido de que habia FRenoncié ast a las mort- ‘que Te abian servido para lograr ‘perdéa. Comprendid que su deber, tc contraio, era ayudar a las almas+ y ‘presentarse de manera menos in- ‘aspesto repugnante que Ignacio de Loyola tenia era un obsticulo para su apostolado. En Manresa se produjo en Ignacio la sintesis de las influencias ideol6gicas que hhabia padecido y las recientes experien- cias vividas. De esta fusién nacieron los Ejeroicios espivituales, wn manual prictico en ol que Ignacio proponia una experiencia cconereta; los Ejercicios espirituales serin cl mejor instrumento para el apostolado al que quiero ahora dedicarse. Ignacio aban~ dona Manresa a comienzos de 1523 y en Barcelona se embarca para Italia. No tie no un centavo y atravicsa 1a peninsula en Jo mas agudo de Ja peste. En Venecia cl dux lo hace embarcar en la “Negrone”, Ja nave que conducia a Chipro al nuevo gobernador. Bl viaje de Ignacio a Tierra Santa fue extremadamente accidentedo, A Ta ida, unos marineros a los que. repro- cchaba “clertos horrores © inmoralidades ‘manifiestas” quisieron abandonarlo en una fslas en Jerusalén los genizaros planeaban asaltar el convento adonde se alojaba. Hubiera querido quedarse en Palestina, pero los franciseanos se opusieron; a I ‘yuelta suftié la sed, y Ia nave corrié pe- Tigro de ser capturada por la flota de ‘Andrés Doria que recorria el Mediterrineo fl servicia de Francisco 1. En compen- saeién el “peregrine” se vio. favorecido con numerosas “visiones".. El deseubri- miento de Jerusalén, escribiea més tarde, “Je dio una gran satisfaccidn ... unida a una alegria, diferente de cualquier alegria natural”, ‘Lorgo aprendizaje De vuelta en Espatia en marzo de 1524, Tgmacio,-animado siempre por el deseo de acerear nuevas almas a Dios, decide ad- uitir una formacién ideol6gica, que dé onsistencia a su apostolado: hard durante diez afios vida de estudiante, meva etapa ‘de una carrera insélita, Pasa primero dos 1s en Barcelona, donde adquiere nocio- hes elementales de latin. Después, en 1526, va a la universidad de Alealé. Pre- tende alli dar Jos “Ejercicios espirituales” y expliea en piblico el catecismo tras Yendo “gran cantidad de ptblico”. Este ‘extrafio estudianto de 85 aiios, poco asi- duo, vestido con una especie de sotana fen tela de bolss, quo predica en piblico sin ser sacerdate, cay muy pronto. bajo sospecha de “iluminismo”, EL ihiminismo, modo de vida espiritual que reducfa a la minima expresién Ia faneién de la Iglesia y de Ia jerarquia, asolaba por ese enton- ‘ees Espatia entera. Enearcelaron a Ignacio, pero al no encontrar nada que reprochar- je lo dejaron libre, De todos mocos se le prohibié hablar en pablico y Mevar un tuniforme parecido al de los religiosos tenia de hecho cuatro discépulos.vestidos como él en tela gris, a qulenes se obligé fa tenir su ropa, unos de negro, otros de fauce, es decir, de marrén. A comienz0s de 1527 se dirige a Salamanca, donde decide continuar sus estudios. Apenas s@ inscribe vuelve a ser arrestado; esta ver baja sospecha de “erasmismo’. Ea efecto, por entonces tenfa Ingar en Valladol tina “dixputa” teolégieay parecia: inmi- nente Ia condenacién de Erasmo y de. sus obras; en realidad no sucedié, pero faltd poco. Descargado de toda culpa una vez mis, se lo conminé a no hablar en pir bilico de seligi6n antes de haber obtenido sus titulos universitarios. Decidié enton- es ira estudiar a Paris, donde se le podia tener desconfianza por su nacionalidad pe- ro donde Ie daba mas esperanzas el clima de mayor liberalidad intelectual. Llegé en fe- brero do 1528. Paradojalmente se inseribié fn el siniestro colegio Montaigu, donde se habia edueado Calvino, y del que Eras- mo y Rabelais, que también se habfan educado alli, conservaban un recuerdo ¢5- pantoso. Pero Ignacio, por sn condieiéa de estudiante externo, no sufrié todos los rigores. Posola al principio una pequetia suma do dinero que le habia ofrecido Isabel Roser, una benefactora de Barce- Jona do quien ora on cierto sentido el director espiriteal; pero el estudiantes pafiol a quien Ja habia confiado Ia dila- id, de modo que se vio obligado a imendigar y.a dormir en el hospital Saint= Jacques, euyos inoémodos horatios Je im- pedian ‘asistir @ las clases de 1a matians y de las tikimas horas do In tarde, Su Apostolado seguia siendo en Paris tan ia- tenso como antes, pero fue més disereto yy los resultados. mis duraderos. Sus fueszos so dirigieron mis bien a remnir ‘un grupo de estudiantes que estuviesen como él a Ia biisqueda de una vida espi- ritual ms profunda. En el colegio Sainte- Birbe, donde s¢ habia inseripto en 1532 (después de obtener el titulo de bachiller fen artes) para lograr Ja licenciatura, con- quists entre los estudiantes adherentes de ‘gran valor, como ser el docto Plone Fa- vre, oriundo de Saboya, Francisco Xavier, altivo hidalgo de Navarra, Santiago LAinez y Alfonso Salmerén, estudiante de Alealé, Nicolés Alonso, llamado Bobadilla por su cludad de origen, y Simén Rodriguez, be- eado del rey de Portugal. El pequetio grupo se consolida cada vez més en una silida amistad y en una gran devocién comin, hasta que deciden no separarse: rms, BL 15 de agosto de 1584, fecha que qa a hacerse eélebre on los anales: de Ja Compatia de Jesis, los compatieros se dirigen a tna pequefia capilla de Mont ‘martre, Pierre Favre, el tinico sacerdoto del grupo, celebra Ia misa, y cada uno pronuneia antes de comulgar ol texto de Jos votos. Los miembros’ del grupo se ‘comprometen 0 a pobreza, a la eastidad y- partir lo antes posible hacia Jerusalém, donde permanecerin para convertic a los inficles, Si ol viaje resulta imposible, se ppondrin a disposicién del Bapa. J & g i a Hi | i i a as Fondador de wna orden religiosa Ignacio abandona Ja ciudad de Paris en ta primavera de 1535, Después de una breve Sitada en sy pais natal visa para Vene- ia, donde llega a comienzo® de 1536, Continia alli sus estadios y sigue dando Tos Bjercicios coprtuales a persones im- Portuntes; pexo sobre too esta la espera del retoma de sus compaferos. En la primavers de 1597 Ignacio envia a sus iscépulss a Roma: deben solicitar al Papa que antorice al grupo a establecerse en Palestina, no obstante la opinim contraria @e Tos franeiscanos. El se queda en Ve- necia, pero en su Narractin del Percerino rho explica los motives. Estaban en Roma fen ese momento el doctor Ortiz, que Dabia manfestado en Paris una ierta des- confianza zespecto al apostolado de Tana Gio y habia hablado de él a la Fnquisiién, yal cardenal Caraffa, cofumdador de Te arden de los ‘Teatios. Pronto creys éste hrallar en ol futuro fundador de Ta orden de los jesuitas una especie de competidor. Por aiiadidurs, Ignacio habia echo al ear- denal algunas critica, respetuosis pero Fandadas, sobre las imperfecciones de Ta rmieva orden, especialmente su falta de Aifusibn,oritoas que seasin las apariencias no agradaron mucho al irascible prelado, Por um extraia casualidad se corrié Ta yor de que en Espaia y en Paris la In- iim. Tabia_quemado a Ignacio on TEn Roma sin embargo ol doctor Ortiz Te brindd na éptima acogida a los compaferos y consiguié que fuesen red hides en audiencia por Pablo IIL, quien Tos hendijo y los autorizd a recibir inme- diatamente las érdenes de manos del obispo que ellos mismos escagiesen. Por ese en- tonees se estaba tratando de frenar Tas ardenaciones precpitadas de individuos cu- ya procedencin se ignoraba, y que com freevencia aban sida rechazados por sus abispos diooesinos. Pero. en cambio el Papa les hizo notar que dilfcimente- dban poder realizar su proyecto de aposto- Jado en Tierra Santa, debido a las ten- slones que existian entre el imperio turco y Jas potenctas cristianss. Durante el bienio 1587.58. se hicieron realmente imposibles Jos intereambios comerciales y el mo Imlento de viajeros_ por el Mediterineo, Porque Venecia habla enteado en guerra fon ls otomanos. Ignacio y sus discfon- Tas, que se habian ordenado de sacerdotes €1 24 de junio de 1587, decidieron ponerse 4 disposiciéa del Papa. Y precisamente al acercarse a Roma en el otofio de 1587, en el Iugir Tamado Ta Storta, fue cvando Tgeacio tavo tina famosa visiin: “Experi- ‘monté un cambio fal en su alma, eseribfa iis tarde, y vio con tanta daridad ave Dios 1o ponia con Ceisto su Hijo, que ya ro pudo dudar més de tal cosa, es decte, e que Dios To ponia con su Hijo”. Esta visiéa dio origen al apelativo “Compania Ignacio de Loyola En los comienzos, Ja vida del grupo rew- nido alrededor de Ignacio fue muy te quila: Favre © Ignacio ensefiaron en la “Sapienza”; Ignacio dio los ejercicios es- pirituales a personalidades insignes y en ‘especial al cardenal Contarinl, que habia preparado un gran plan de reformas para la Iglesia y a quien el Papa envié como élegado al congreso de Ratisbona, en 1541; y al mismo doctor Ortiz, que en ese momento era embajedor de Espaiia en Toma. Se cuenta que este viltimo quiso ingresar a la Compafia, pero que su cor- ppulencia Io hizo imposible. En todo caso fue siempre devoto de ella, En cambio ‘un agustino, Mainardi, tae duramente en 1588 a Ignacio y 2 sus amigos; en sus sermones proponia esis luteranas. Ellos le pidieron que se xetractara; como se negase, atacaron las prodicaciones del agus- tino, que por intermedio de tres sacer- dotes espaiioles hizo corer la calumnia de que en realidad los herejes eran ellos. En ausencla del Papa, Ignacio sometié 1a cuestién al gobernador de Roma, Conver- sini, y al comprobar Ia falsedad del tes- timanio de los detractores, se redujo a dar yerbalmente Ia razin a Ignacio. Este prefisié una sentoneia escrita, y In obtavo €l 18 de noviembre de 1538; con ella se puso fin a la ultima acusacién de hete- rodoxia que se haya presentado contra el santo. El dia de Navidad de ese mismo afio celebr6 su primera misa en Santa Ma- tla Mayor. Se abfa estado preparando durante dieciocho meses. En Roma, se multiplicaba la actividad de Ignacio y sus compafieros: durante el duro inviemo de 1588-1539 se dedicaron a los pobres, socorriendo a mis de tres mil in- digentes, Bs sabida, por otro lado, la grav vyedad del problema de Ia prostitucién en Roma durante el Renacimiento, Hacia 1540 unas mil_quinientas cortesanas ejer= clan su “oficio” en una ciudad que no superaba los cincuenta mil habitantes, eon uuna proporeiin de tres hombres por cada dos mujeres: Roma era una cindad de cf libes. Tgnacio se preocupé del. problema ¥y pensé levantar nn institute para las pros- titutas arrepentidas, Ia casa de Santa Mar- ta, que de hecho se abrié en 1544. Inau- guré también un asilo para recibir a las hhijas enmendadas y substracrlas ast a su influencia. Fl Papa ademés confié a los compatieros la misién humilde pero fim damental de enseiar el catecismo a los nifios de la ciudad. A. partir de entonces Ja fama del grupo se difundié ripidamen- te dentro y fuera de Roma. Al mismo tiem- po se concreta su voeaciin; mientras que al comienza el ideal misionero habla side cexcluyente, los diez asociadas sienten aho- ra que se impone le creacién de una or den propiamente dicha. “Cuando Tgnacio y sus compafieros —escribe Polanco (que a partir de 1547 fue el secretario del fun- dador de Ta Compafia)— vieron Tas am- plias perspeetivas que se les absian tanto cn las cludades y provineias de Telia ‘mo fuera de ella, ya que Ia accién edi ante que habfan ejercido en Roma les habla ganado el sprecio de mucha gente con quienes el Papa queria congraciar todos comprendieron que era voluntad de Dios que formasen una sociedad: estable, que los sobreviviese y contimase sirvien do a Dios en los mismos ministerios, aco- giendo a todos aquellos que Nuestro Sef Tlamase al mismo género de vida. Distine tos por su nacionalidad pero estrechamen= te umidos por una misma vooacién esplsi ‘ual, resolvieron fijer, antes de. separarso. para cl apostolado, la regla de conducta ve te comprometian « seguir en ade lante, Durante la cuaresma de 1589, los Compa: foros dociden dar normas procisas all gra poy el 3 do mayo, después de tres meses: de discusién, definen las realas siguientes: Ja orden viviri en pobreza total; todo pos: ftulante deberi comprometerse con una romesa especial de obediencia al Papas Ja autoridad del superior, cargo vitalicio, seri absoluta —férmula que rompia con la tradicién de gobiemo democritico de las 6rdenes medievales—; los padres de Ia Com pafia deberin rennciar a todo benefic ¥ dignidad eclesiéstiea; en los oratorios do Ia Compaifa no habri. ni musica, mf canto, ni oficio comiin do coro; Tas com diciones de admisién serin soveras y el noviciado muy prolongndo. Y en realidad establocida In orden, rocién después de diecisiete aiios un jesuita podra considera 0 “profeso", es decir, miembro propia= ‘mente dicho. La primera misin de I forden sori ensefiar el catecismo a los mi fos y a Jos ignorantes. Sobre estas bases, Ignacio compuso las Formula Insttuti, primer bosquejo de las ‘eonstituciones definitivas de la orden, re dactadas recién en 1551. Las Formula Inge fituti provocaron inguietudes y reservas em el ambiente que rodeaba al Papa, El 1 chazo de kx misiea, de los cantos y de los oficios en comin en el coro parecieron de inspisueién wterana. Ademds algunos car denales proponfan conservar solamente: = Jos Benedictinos, a los Cistereionses, a Tas Dominicos y a los Franciscanos, y supri= rir a las demis congregaciones. Con ma yor izén se oponfan a que Se otras nuevas, A pesar de todo, después ‘un aio y medio de Icha, Tgnacio obtewa de Pablo IIT, el 25 de setiembre de I a bula Reginin’ Militantis Eeclesiae 1 que se institoia Ja orden de fos tas. Se habia modifieado Ia regla que tiguba el principio de obediencia y —obr ‘modificacién importante la Compatifa podia comtar com més de sesenta ‘Hubo que esperar al 21 de julio de 1. Escones de ta vida de San Ignacio: ‘aparicién de San Pedro y ewracién. Grabado de Th. Galle (Parts, Bib. Nac.) © La muerte de San Ignacio en un gabado de C. de Mallery (aris, Bib. Nac.) Ignacio de Loyola . PSs 7 rior general, pero considerindase inespaz, © indigno del cargo se negé por dos ve ces, y sélo después de quince dias se s0- ‘meti6 al deseo de Jos padres —volveremos ‘a hablar mas adelante’ de estas dudas. EL 25 de abril de 1541, en San Pablo Extra Muros, Ignacio colebrd Ia misa, y cada tung ley6 el texto de Ia profesién antes de comulgar —Io que dio origen a la profesién super hostiam, que en adelante rigid en Ja Compafia ‘A partir de este momento, Ta historia per sonal de Ignacio de Loyola se confunde con la de Ta Compasia, La Narracién del Peregrino se interrumpe pricticamente en 1588, Ts posible sin embargo hacerse una Idea bastante precisa de lo que fue la vida del superior general durante este itimo perlodo, a través de las anéedotas que Tos Drimeros padres transmitieron con venera- idm, y que abundan en los Motumenta Tgnatiang, Existia una_profunda devocién ppor el fundador; cuando se cometian in- Fraceiones a la regla, se aceptaban de él ceastigos que nos dojan asombrados. Su vida mistica no haba perdido mada en ri- quera y segula teniendo visiones. A pesat de lo consumida quo estaba por las proo- tcupaciones y Ta vida aseétiea, desarrolla Jha un trabajo enorme. La orden combatia ahora en rauchos frentes: en 1541, haban fenviado a Francisco Javier a Ta Tndia; en. 1546, Léinez, Salmerén y Pedro Favre fue- zon al concilio de ‘Trento designados co- mo. teélogos pontificies, ‘Tres aos unis tarde Canisio era nombrado rector de le Universidad de Ingolstadt. Ignacio quiso siempre estar en contacto constante con cada uno de los padres que eslaban lejos ‘de Roma. Con. cierto fundamento, el his: toriador protestante Balmer compara In ea- sa profesa de Roma’con el gabinete de wn principe. Durante su generalato, Iznacio feseribi6 0 dicté a. Polanco unas seis mil fochocientas cartss. El secretario, hombre instruido y_metédico, habfa incorporado tanto el estilo del fundador, que muchas ‘yoces resulta imposible distinguir en Ia €0- srespondencia ignaciana qué es lo que co. Tresponde a cida uno de ellos. Hasta el fin, Ignacio debié: enfrentarse con graves dificaltades: muchas veces falt6 el. dinero, tespeciamente bajo Pablo TV, que, siempre host a Ja Compaaia, intent6, sofocarla fi- nancicramente. Léinez observs un dia que Jos mondadientes abundantemente despa- ramados por Ja mesa de los padres eran niles, con lo poco que hubia para co- mer, La cast Santa Marta fue fuente de muchas calumnias contra Tgnacio, De to- dos Indos surgian motivos de preocupa- bn: en Salamanca el gran teélogo Mel chor Cano, én Toledo el arzobispo Siliceo, fen Paris la Sorbona, trataron de oponerse al esfablecimiento de Ia Compania. En ‘Zaragoza, los padres fueron expulsados por Gina sublovacién, Ia antigua protectora Trabel Roser fue motivo de una complicada Geestiins al morir su marido quiso entrar a ls Compania, a la que dond en 1545 fedos sus bienes. Hizo profesién en las Banos de Ignacio y dirigié Ia casa Santa Marta. Pero mis tarde, por razones fami Bises, quiso rocuperar lo que habia do- Bado, htubo un proceso, y a fin de enentas esulié que habia. costado a los jesuitas fils de lo que habia aportado, Tenacio prendié Ia leccién; la Compatita no iba a Feser nunca una rama femenina, Otra KGicultad: uno de los primeros compate. See del fundador, Simén Rodriguez, hom. Bee de valor y muy consciente de serlo, Eabia_permitido cierto relajamiento del Bieor de Ia regls en el colegio de Cofmbra HG gue era responsable. Ignacio le or- ee8 abandonar Portugal y Rodriguez. se Bess 2 obedocer; si a sltimo momento no © Tnubiese sometida tnbiora sido. expul. Ste. A continuacién se comporté. inso- Eetemente con el superior general y sélo Bebo mic tare pidié pordén a Iemacio es temminas conmovedores— y le fue con: GeBie. Fl fundador, antes de morie, tava Te eeets de ver su obra extenderse ripi- Seente. En cl aio 1551 so abrian las (Peers: del Colezio Romano que, a causa de Separti: ensefianza gratuits, tuvo un cite seromme; y ex 1552 el Colegio Gemminico Ignacio de Loyola de Roms, cuya finalidad era Je formaeién de un clero alemén eapaz. de dirigir la Iu cha contra el protestantismo en los paises serménios, A comienzos de 1546 se habia creado la provincia de Portugal; en 1547 la de las Indias, con Francisco Javier como provin cial; en 1551 la de Telia, Seguirdn la del Brasil (1553), las tres provincias espatio- Jas en 1554, la de Francia (1555), las dos de Alemania en 1556. Dependian direc. tamente del superior general las tres sedes de la orden en Roma, los eolegios de Tivoli y de Viena, el instituto de Tournai, las fraternidades de estudiantes dirigidas. por Jos jesuitas en Lovaina, Colonia y Paris. En 1556, a Ia muerte del fundador, a Compania se extendia por doce provineias, posefa sotenta y dos resfdencias, setenta Y mueve casas y coleios y varios miles de miembros. Profesores jesuitas ens ban en las grandes universidades, especial- mente en Fspatia. La sitima enfermedad de Tenicio fue breve; cays enfermo el 1° de julio de 1558, pero los médieos no se dieron cuenta de su gravedad. A. pesar de eso, durante la tarde del 30 anuncié Tos que lo rodeahan que su muerte es- taba proxima, pero no Ie ereyeron; tanto que lo dejaron solo durante Ia noche. Se apegé al alba; discroto fin de una de las personalidades més grandes del siglo xv, La psicologia de Tenacio y su espiritualidad, Mecanismo de una conversion. En 1521, al comienzo de su convalecen- ia, Tenacio se auguraba aim un porvenir brillante y conquistas femeninas. En la Narraciin det Peregring natra él misino que “entre las numerosas vanidades que se Je presentaban, una sobre todo ocupaba su corazén hasta el punto de poder que darse tres ‘0 cuatro ‘horas seguidas absorto en sus pensamientos, sin darse cuenta. si quiets, imaginando Jo que haria por ser vir a una cierta dama, Ios medios que uti Tizaria para Hegar a ella, Tas. palabras Imagenes posticas que le dirigivia, las em- Dresis que realizaria para complacerla" Asi softard también Don Quijote. Por abu rrimiento pide novelas de caballerfa, oo- mo Tas que habia Ieldo desde su adoles cencia, Pero yo las habla en el castillo de Loyola, y lo ‘inico que encontraron para darle fue la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia y la Leyenda dorada de Jacques de Voragine. Pero no fueron estos libros Jos que lo convirtieron; fueron sf un punto de partida para meditaciones que obra. ron su conversién. Se deseubre aqui un primer rasgo distintive de la. personalidad de Imacio, ima gran Incidez. Fue anal zando licidamente su conversién mientras se iba verifieando. Se realizé por etapas: Primero descubre con Ia Tectura de Ia Le- en el siglo XVI patio de tas escuelas 8 Alvaliés de Henares yenda dorada las empresas de San Fran- ‘isco do Asis y do Santo Domingo. No podria acaso vivir las miswas austeridades ‘por la dama de sus suetios? Més atin, las superar, Después, el curso de la imagi- ‘nacién To Heva a pensar en realizar esas empresas no por wna mujer sino por Dios. ‘A ese altura pucde comparar la satisfac cién que le procaran las proezs religio- sas y las do Ja vida profana. La primera Te deja una alegria duradera y un impulso | interior, la segunda en cambio le produce silo cansancio © insatisfaccién. Al com- prenderlo, "se puso a pensar con mayor sinceridad en su vida pasada y vio la ne- tesidad que tenia de hacer penitencia por lla", Una vision gue tuvo de la Virgen ‘con el nifio Jesis, afirma, completé es conversion, Agrega: “Y asi, desde ese ‘momento hasta. agosto de 1583 euando se teseriben estas palabras, no hizo munca ni Ta més pequeiia concesién a las cosas de Ta carne” “Nuestro Pade Tgna Peregrino de Dios desde el momento de su conversin, Ignacio entré en Ta histovia y casi en la leyenda. Esta era su presen a fisica: bajo de estatura —no legaba a fun enetro sesenta, rengucaba Iovemente. Pera disimular el rengueo, en Roma cal- ari en el:pie derecho un zapato-de suelae seforzada. Los pintores Io presentam con Ii frente descubierta y Ios rasgos probados por la ascesis. La mirada, ligeramente ve- Tada porque Tora a menudo, tiene una dul- ‘zara que en vano intentan los artistas evo- car. a maycarilla mortuoria revela un ostro de noble regularidad: la mariz.y los Tabios muestran firmeza més bien que s- pilrita dominador. Temperamento austero, gnacio no goza de alegria ni familirided, ‘He poco, a lo mis sonrle. Muy pocas ve- ‘ees bromes. Su ansteridad fue aumentan- Go progresivamente. Al comienzo de su fmeva vida, Tgnacio estaba aim muy influi- do por las novelas de caballeria que ha- Bian mareado su adolescencia -l misma onversién puede ser considerada como juna meditacién sobre una novela de ca- ‘palleria, y en realidad a diferencia entre teste género literstio y Ta Leyenda dorada = muy sutil, Esta iltima pretendia sor tuna narraciin de Ta vida de los santos, pero lo menos que se puede decir es que autor no da muestras de un gran rigor “fistirieo y transforma 2 los servidores de Je Iglesia en caballeros de Dios. No es Ge extrafiar, por lo tanto, que las peniten- Gass que se impone Ignacio en Montserrat 'y Manresa tengan ain un caricter muy ‘tmedieval Con un sentido casi de compe- ‘quiere ver hasta dénde puede Megar Th mortificaciin de su cuerpo. Pero ol Ge ba estadia de Ignacio en Manresa ‘con ua cambio importante en st religino, e5 decir que se- i fin del ascetimno “medio- Ignacio de Loyola val’. Es cierto que conservé Ia capaci. dad, si se presentaba la ocasién, de em- render laxgas caminatas bajo cualquier tiempo casi sin alimento, como antes, y de mantener tuna actividad infatigable aun en un estado de gran debilidad; pero en general se reservaba ese poder que tenia de practicar el ascetismo; le bastaba In cer- tidumbre de que su cuerpo seguia estan- do disponible para las penitencias mis ri- gurosas. Y descubrimos aqui la caracte- Histica mis notable de su personalidad: Ja fuerza de voluntad; wna virtud que Jo distingula ya desde antes de su conver- sién, cuando soport6 sin la menor queja Ta “camiceria” de Loyola, la operacién cn lapierna. Una ver convertido, Ignacio con- trola su destino gracias a este dominio de si mismo; de una vida fécil pasa brutal- mente a una vida de renuneias; él, noble descendientes de los Loyola, se hace men. digo y duerme en los hespicios, aun cuan- do, como en 1535, va de visita a su pue- blo natal; y con mis de euarenta afios no dudari en sentarse en Tos bancos de Ja. universidad, entre jévenes que tienen la mitad de su edad. Es verdad que este hombre tan duro pa- a consigo mismo, que nunca después de su conyersién so permitié la més minima ‘concesiin, conservaba un alma sensible “desde su javentud habia gustado de con- templar largumente In noche estrellada. En una oeasién, recomienda en una carta a des novicios que parten de viaje que uiden a la_mula —dotalle muy francis. ‘can; debea fijarse por la tarde que Ia mon- tua no Ie provoque lastimaduras. Le gus. taba trabajar en un jardin entre las flores, y tenia debilidad por la mésica. Cuando fstaba enfermo lo agradaba que tocasen junto a el clave. Habia admitido por ‘tro lado que si hubiese seguido su inet nacién habria conservado el canto coral yy Ia musica religiosa en Ta vida cotidiana de la compaaia. La sensibilidad de Tgna- cio no se limitaba a este gusto por la poesia, Era muy sensible a la miseria de Tos demés. AI dejar el monasterio de Mont- serrat, en 1522, regalé sus vestidos a un rmendigo que fue acusado de haberlos ro- Tbado; Ignacio mostsé su inocencia, pero atin ireinta afios més tarde derramaba Ii grimas al recordar Ia pena que habia can. sado involuntariamente a ese pobre hombre, ‘Tonia ademés un afecto muy especial por Jos enfermos, a los que prodigé con fre ceuencia sus cuidadas en los hospitales, y fen Ia casa profesa pasaba muchas horas fen Ia enfermeria confortando a los que suftian, Una vez, estando enfermo él mis- mo, 6 impuso una larga caminata para isitar a uno de sus compafieros, Rodri- fez, que estaba enfermo, Nada lo cons- temnaba més que saber en la enfermeria a uno de los miembros de Ta Compaiia. Y era muy severo con las negligencias de Jos enfermeros: en una ocasiin expulss de la casa profesa en Ja mitad de Ia no- che, a un padre que habia olvidado dar Ja medicina a un enfermo. Es cierto que Jo hizo entrar de nuevo casi inmediata- ‘mente porque el culpable, una vez fuera, se qued6 inmévil delante de la casa. Tg: nacio le habia ordenado salir pero no le hhabla indieado qué debia hacer después y aquél, décil, esperaba las drdenes, Con movido’ por esa muestra de obediencia Ignacio lo perdoné. ‘También Ios que estaban alejados de Ro- ‘ma gozaban de su afecto; lefa sus cartas ante la comunidad reunida, se interesuba por los detalles més insignificantes de su texistenela, y hablando de los ansentes afir= ‘m6 un dia: “Estarla muy contento, si fuese posible, de saber cuintas pulgns os pican cada noche.” Entre los distantes se encontraba su disefpulo preferido, Fran isco Javier. La separacién de los dos amigos habia tenido Iugar en la sobriedad més conmovedora. Primero se habia de- signado para Ta misién de las Indias Bobadilla y a Rodriguez, pero el primero, fenfermo, no podia partir. Ignacio hizo Hamar a Francisco Javier y le expuso la situaciém con toda simplicidad, conclayen= do solamente con esta frase: “Es taren ‘yuestra.” Francisco Javier dio su consen- timiento con alegrla, Ya no volverian a verse. De los que estaban presentes y bien de salud exigla Ia mis rigida diseiplina Sin embargo, dotado como estaba de una Sutil intuiciéa, sabfa dosificar mejor que ‘nadie el rigor inflexible y la bondad pa- ternal. Las penitencias que imponia siem= ‘pre eran aceptadas, aunque no tuyiesen: roporcién eon la infruecién cometida —co- sa que sucedia con frecuencia, Un timido ovieio, por ejemplo, habla recibido la om den de ir a protestar a una mujer maledu- feada que todas las mafianas arrojaba Ta basura delante de la casa profesa, pero no fue capaz de decidirse a hacerlo. En cas: go Ignacio Je impuso decir en vor alta durante seis meses, antes de sentarse en fl refectorio: “En esta casa no hay Tugar para Yo quiero y Yo mo quiero.” Lo extra ordinario ¢5 que més tarde el joven reli ‘tioso Teg a ser prodicador. En. otro e250, parecido, sin embargo, el Fundador mos {6 su comprensién; en Roma, algunos no vicios do Ia Compafia debian realizar tra bajos de albafilera en la calle —era una casion de practicar Ja hmmildad. Pero” Ignacio noté que uno de ellos estaba siom= pre do espaldas a Ta gente que pasaba: fera un joven noble que temia que lo Te conociesen. Al darse cuenia de que ol i ‘ven no podia soportar esx peba, Inacio Tingié estar soprendido y le dijo: aqui? Este no es tu trabajo, tienes cosa que hacer dentro.” Pero mo deié roprochar al encargado de los trabajos | su falta de psicologia, A menudo doj ‘al culpable Ia cleceifin de le ‘Una vez que un padre, Oteli, habia jearcelar a los malvados y_castigarlos, fo le reproché acerbamente el haber rndido sugerir al papa Ja conducts a gir y To invith a escoger un castigo jelonado a Ja falta cometida; cl pa. ‘propuso recorrer la ciudad de Roma dase las espaldas 0 partir en pere- a Jerusalén o ayunar durante alimentindose de pan y agua, Igna- @ lo condend solamente a flagelarse. Por Jado el Fundador trataba a los padres, a uma severidad proporcional al afecto Jes tenia, En varias cartas sucesivas, se habia permitido criticar la po de Fgnacio que amaba a Roma a ‘mejores clementos de la Compafia te el Fundador pidié a Polanco Ye respondiese: “No os canséls en dar Superior general vuestra opinién acerca sus funciones. Sélo la espera de vos io os Ta pedir&... Fxaminad estos Erores delante de Dios y escribidnos des- Gs si es que considertis que se tmta ‘error o de culpa y elegid vos mismo Ta nitencia que juzguéls proporcionada y inoslo suber por escrito.” Cuatro afios tarde, a In muerte del Fundador, Li fe clegido segindo superior general Ja Compaiia. De igual manera, a Pe- » Favre, que estimaba en Ta misma me. Je habia mandado una carta muy eprochindole el modo con que re- taba sus cartas, y le pedia que las Eeeribiese mis ordenadamente. Fue por el ‘0 de una mansedumbre sin Timites Bobadilla, hombre de caréeter dificil se initaba por las érdenes demasiado nuciosas de Ignacio. Hay que hacer no- Sane cuando on 1541 se eligio a Tee superior general, Bobadilla no haba udo su voto, Foro seria injusto acu- fg Timacio de despotismo en su manera dar drdenes, porque si bien es cierto ‘no admitia eriticas, estaba siempre esto —si se Te podia— a explicar los La virtud que Ignacio eultivaba fencimna de todas era la humildad. Has- ieerer de 1540 acostumbraba a agregar firma: “pobre en bondad”. Cuando 5H fue clegido undnimemente como for general, declind este honor una y una segunda voz. y s6lo lo acep- Gal tercer eserutinio. Es cierto que se interpreta esta actitud de Tenacio @ wna hébil maniobra para refirmar Gutoridad: daria asi una prucha evi- de su modestia v a cleccién resul- ‘mis indiscntida ain, Pero parece ftribuir al Fundador tal maquia- ‘y otras hipétesis resultan mis con- es a la realidad histérica y al carkcter Probablemente se consideraba del cargo por sus errores de ju tal vez se erefa demasiado anciano \ ejercerlo: y acaso pensase que hom- ccaltes, por ejemplo, Favre y Li- Ignacio de Loyola las funciones de superior general. Bran realmente exeelentes teélogos, que el papa invitaba a su mesa y con los que enta- blaba.en osas ocasiones discusiones de teo- Jogi, En todo caso, aun después de la cleocién Ignacio so juzu6 siempre sin mi- sericordia y Ip que més temié. siempre fue pasar por santo, porque no queria que esa vanagloria comprometiese sus esfuer- 20s por conservar la bumildad, En especial prohibfa que se lo mirase fijo. El padke Gongalves do Cimara, a quien Ignacio dict6 la Narraoién del Peregrino, narra que un dia durante el dictado estaba mirando atentamente el rostro del Funda- dor y éste, después de lamarle Ia aten- cid una y otra ver, dejé la habitacibn. Otro pacie, Oliviero Manara, nombrado superior del colegio de Lorette, al des- pedirse de Tgnacio lo mivé fijamen'e para sgtabarse sus faccfones en la memoria, En feastigo tuvo que dar cuenta cada semana durante quince meses por carta de cémo se iba corrigiendo de esa falta, Tanta hu- mildad era para los demas fuente de edi- ficaclén y consuelo. Una noche, un novi io atormentada por el recnerdo de los ferrores pasados, juzgindose indgno de per- manecer en la Compaiia, fue a ver a Ig nacio y éste le narvé simplemente los affos de su juventnd, derramando ldgrimas de remordimientos al recordar sus propios pe- eados, El novicio, conmovido, encontrS Ta paz del alma y decidié quedarse. EI maestro espiritual Pero. estas observaciones psicolégicas no agotan la personalidad de Ignacio. A par- tir de su conversién. tiene sélo una meta: Jpacer la yoluntad del Sefior, vivir y obrar, como lo dice su lema, “para la mayor tora de Dios". Todo To que Ignacio hae ce, todo lo que siente, es “en Dios nues- tro Seiior", Es el in Domino ignaciano. El hombre debe estar imbuido, sumergido ‘en esta atmésfera divina, tan real para él como el aire que respim. Hay que abser~ var ademas que en los eseritos de san Tg. racio y_ especialmente en su correspon dencia, Ia mayor parte de las experiencias quo hablan de Dios se refieren a Cristo: la Piedad de Ignacio es fundamentalmente “existocéntrica”, Cristo -y por extensién la Virgen son los mediadores los. que se dirige para obtener las gracias de lo alto y Cristo es nada més que el camino de Ja humanidad hacia el Padre. Tiene también una profunda devooién a la Tri- nidad. En toda ocasién Ignacio trata de hacer sentir Ia presencia vivifieaite de Dios; insiste continuamente en su genero- sidad y liberalidad como creador unive sal, “rector y sefior de todo bien", “autor de toda obra buena y santa”, Fl acata- miento, actitud de Tgnacio para con su Dios, esti hecho de reconocimiento, de respeto ¥ de humildad; es el hombre que agiadece al Seior por ol don liberal de su gracia. Tsta actited fondamentalmente contemplativa esti equiibrada por el ad famorem. Al recibir, Igiaeio se exfucrea por acer dies ls gracias que le han sido eordadas, es decir, trata de ponerlas al servicio de la gloria de su creador. Puesto que Dios es infinitamente geande, el home bre, eratura suya, slo puede abandonarse enteramente a su voluntad: es Ia manera mejor de usar los favores recibidos. Las conviciones de Ignacio sobre este tema se reromen on. wna frase: Dios existe, por Jo tanto yo cbedezco. Y de hecho, 4qus valor tendrian. las acciones humanas’ una ‘ver situadas fuera de Ja obediencia a Dios? En la perspectiva ignaciana Ins ac- ciones asi lamadas indiferentes son en re- alidad peeados propiamente dichos, por el solo hecho de no estar referidas al Crea dor y estar al margen de la voluntad de ios, que es totalitaria y exigo al hombre en su plenitud. Es. inconecbible, pues, {que na miserable voluntad humana cual- Guiera pueda expandirse mis alla del pla- xno divino, puesto que la salvaciin del hombre consiste en estar perpetuamente disponible, en someterse en eneepo y alma 4 las érdenes del cielo. Peto goimo cono- cer Ia volunted de Dios? En primer Iugne cl hombre debe hacer penitencia, expiar Jos propies exrores con la “vida puritiva”. Después, con Ja meditacifn intensa —"vida uitiva”™ pode conocer las intenciones de Dios y Mt propia y_auténtica vocecin. Seqiin Ignacio -y esto lo diferencia de ls doctrivas sobre lh predestinacién— Dios zo nioga Ia gracia al peeador que quiere cambiar de vida. Ignacio lo sabe por ex: porieneia propia: alo largo de la “vida purgativa”, durante Ta cual el_penitente trata de encontrar el amor de Dios, la vo- Juntad separada del hombre se anulay sélo queda sun alma bre de deseos, sin otra inelnacién que Ia de responder a Ta Voluntad de Dios; no desea la riquera més aque Ja pobreza, la salud més que la en- fermedad, la vida mis qne le muerte, Pe ro el alma que ha hecho el vacfo en si tnisma nose queda en una pura espera pasiva de los dones del cielo, sino que fsti impaciente por actuar, para que Ie voluntad de Dios se aga ea la tierra como fen el cielo, Esa alins aspira a una “vida iva". Ast, el ad orem y el in Domi- ‘no ignackanos son correlatvos: con el ad damorem, ol hombre recuerda que ante to- do debe trabajar en el mundo para Ie mayor gloria de Dies y para establecer tuna comtiente de amor entre la ereacién clereador. Esta exigencia de actuar acaba fon eualquter tentacién de quietismo, Pe: 10 el in Domino secnerda.constantemente 21 peregrino de Dios que debe permanceer fen aquela atmésfera de espirtualidad que Ia vide del alma, EL hombre, pues, 20 fchuard por actuar, come un acivista qe tno dkcieme Ta verdadera voluntad de Dios mismo ¥ la wtiiza como pretexto. para Ignacio de Loyola Ja accién; Ja obediencia se realiza en la accién pero puss a través de Ia meditacién. Al misto tiempo esta obediencia va acom- pafiada en Ignacio de una profunda su- misién a la Iglesia catélioa, a la eval él reconoce 1a autoridad de Cristo, De alli Ta promesa especial de obediencia al papa ne se exige a todo profeso y que explica Ja constante politica vaticana de la Com- alia 2 través de la historia, La mistica igniciana Ignacio fue un mistico, un gran mistico, favorecido con numerosas “visiones” y re. velaciones espirtuales, ya desde el momen to de la conversién. Cuenta él mismo que cuando hacfa penitencia en Manresa, “Dios Jo trataba como un maestro de escuela tra fa a un nifio, instruyéndolo”. Pronto se dio cuenta de que Dios le habia concedido el don de reconocer los espiritus, es deci Ja facultad de distinguir si la turbacién © la alegria que experimentaba eran obra de Dios 0 del demonio. En el momento de su conversién, eaando comparaba to- @avia las empresas religiosas y las de Ja Vida: profana, “legé a conocer Ia diversi. dad de lus emociones que se agitaban en 4, unas del demonio y otras de Dios”. En Manrosa volvié a reourrie a esta distineién de espiritus, gracias a Ta cual Tlegé a a convieciin de que los escripulos que Jo atormentaban venian del demonio: por lo que tomé la decisién de no pensar més en Jos errores pasados que Je provocaban tanta angustia, Al eontrario de lo quo se hha podido creer, obtenia ese privilegio a costa de un gran esfuerzo, al término de tuna larga moditacién y después de-una sit. plica apasionada, Durante toda su vida recurriré a este favor especial para distin- uir las “visiones” que venian de Dios de Jas alucinaciones provocadas por Satanés, En Manresa tuvo Ignacio las visiones que Jo afectaron mas profundamente, Durante su estadia en’ el hospielo de la. ciudad, “le sucedié incontables veces ver en pleno dia algo suspendide en el aire cerca de G1, que le daba un gran consuelo porque fra herineso, extraordinariamente —hermo- so. No captaba bien qué era exactamen. te, pero le parecfa en cierto sentido que tenfa forma de serpiente, y que por enct- ma de ella brillaban algo asi como ojos, aungue no era esp exactamente: El se complacfa y consolaba mucho al verlo; y ‘uanto mas To veia mis erecia su sent miento de consuelo y cuando eso desapa- recia sentia desagrado”, Ese “algo” volvié a apareoérsele a continuacién, pero le pa recié menos hermoso y comprendié que era obra del demonio; cuando volvié a presentarse Ia hizo retroceder con su bas. t6n de peregrino. Y por el contrario tuvo por la misma época ihuminaciones y reve. laciones de las que estaba seguro que ve- 355 1, Escona del viaje de Son Ignacio a Tierra Santa, grebado por Th. Galles 2 Vonecia en et siglo-XVI, de la Peregrinatio verosolimitana de Bemardo de Breyenbach de Maguncia En las pdginas siguientes: . B. Gaulli Hamado el Baciceio: Triunis de San Ignacio, Fresco en la Iglesia de Testis en Roma. a 1 Sek Pa eRteo rp ean" rin ea airy RA Em ria cm brass 1. Férmula del trabsjo pronunciada por Tenacio y sus compasieros con sus firmas (Bib. del Rscolasticado en Chantity), 2. Roma en ol siglo XVI (Paris, Bib. Nac.) 8. La mano del gue ora (siglo XVI, Escuela del Escolasticado de Chantilly). 4, Pablo TT aprueba Tas reglae de ta Compania de Jess nfan de Dios. La primera de estas sefiales del favor del cielo la reeibié mientras ora- Dba en iglesia del convento de los do- ‘inicos de Manresa: “Su mente comenz6 fa clevarse —enenta— como si viese 2 la Santa Trinidad en forma de tres. tubos de érgano", qué tocaban la misma nota. Za segunda iluminacién le hizo compren- er, lo afirma él mismo, e6mo habia, erea- do Dios al mundo: “Le parecié. ver una ‘cosa blanca, de la que salian rayos, con Jes que Dios comunicaba luz.” En la tor- cera experiencia, miontras asistia a miso, vio con los ojos intcriores, en el momento de la clevacién del Corpus Domini, unos rayos blancos que descendian de lo alto. Y aunque no lo pueda explicar bien des- pués de pasado tanto tiempo, Io que per- cibié claramente en esta visién con su Intelecto fue el modo como se encuentra Jesucristo Nuestro Seiior en este Santisi- imo Sacramento”, La cuarta experiencia se repitié con fre. | exeneia: seqsin afirma Ignacio, entre trein- ta y ouarenta veces en Manresa y después fen Jerusalén, Pereibié con los ojos into- riores— un cuerpo completamente blanco, ni demasiado grande ni demasiado peque- fio, cuyos miombros no se distingufan, Es- ta visiin lo explicaba la humanidad de Gristo, La quinta “inteligoncia” Je fu0 da da también en Mancosa, Foo la mis im- pportante do todas, Mientras iba caminando lo largo del rio Carduer, en ol lugar Tamado la Cruz del Tort, comprendid de epente sin tener una “visién” propiamen- te dicha, muchas cosas relacionadas tanto ‘eon problemas espirituales como con la cultura profana. Cuenta que esta revela. cia fue de una fuerza tal que le hizo ‘yer todo de una manera mieva. Y on la Naracién del Peregrino afirma haber aprendido més en la Cruz del Tort que en todo el resto de su vida Las “visiones” de las que hemos hablado ‘necesitan un comentario. Ignacio, pr dente en este asunto, no pretendia haber- Ts recibido con los ojos del cuerpo, sino “con Ios ojos interiores, es decir, com Ia ‘mente, Pedro Canisio por su Indo precisa: “Nunea dirfa: tuvo iluminaciones, sino més “Dien: tuvo pumerosas © importantes per- ‘eopciones do las cosns divinas.” Estas vi- ssiones se acompatiaban de “consuelos es: ‘pirituales” y de Iégrimas. Por “consuclos ‘espitituales”, Igmacio entendia syandes im. ‘pulsos de fervor, unidos a una alearia Gntonsa. Estos consuelos Je hacfan impo ‘sible hablar, dormir, rozar y tener cual- yuler clase de actividad, al punto que, a cl fin de su vida, so hizo dispensar J lectura del breviario. Ignacio lora- mucho, Pero so trataba de una carac. general de una época que tenia ‘don de las ligrimas”. Sin embargo ‘que admitic quo lo hacia més quo sus Ignacio de Loyola Ja Juz del dia, En sus éltimos amos un édico le hizo saber que eso le produciria la ceguers. Pero Ignacio no se decidin cesar en sus Ilantos por temor a perder junto con ellos los consuelos. espirituales, porque crea que los dos fendmenos eran solidarigs. Pero cuando Ia amenaza pa- recia coneretarse, dio prueba una ve2 mis de su yoluntad y ces6 de Morar, Entonces Jos consuelos continuaron con, la misma fntensidad, y concluyé quo las lagrimas eran sélo él zeflejo on Ja parte inferior dal alma de Ia emocién de su parte superior. Ignacio nos ha dejado un impresionante documento de sm vida mistica: su Diario spiritual. S6lo poseemos un fragmento. El resto fue destruido, por Ignacio mismo a duda, Bor puro milagro un troz0 es capé a su vigilancia. El pasaje da cuenta de su vida spiritual en el periodo entro el 2 de febrero de 1544 y el 19 de marzo de 1545, La lectura de este documento ofrece grandes dificultades. Con frecuen- ia aparecen nada més. que frases incom- pletas y signos “algebraicos”, que ol Fun- dador hubia anotado rapidamente. A ye- ces el Diario indica: “No recuerdo.” Pero ‘otras veces es de una exactitnd soxpren- dente, y da cuenta, en trece meses, de dos il accesos de llanto, dejando de lado las “visiones", las “palabras interiores", inteli- gencias y consuelos espirituales que apa- recen en gran cantidad. En la fecha 21 de febrero de 1544 se Tee: “Jueves, Misa de la Trinidad. En oracién, extensamente, con devocién muy grande y continua, cd lida claridad y deleite espiritual, por mo- mentos transportes hasta Ia elevacion, Des- ppnés, durante Ia preparacién, en mi habi- tacién, en el altar y al revestirme, emo- clones internas espisituales me Mevaban al Tanto, y, terminada la misa de esta ma. ners, quedindome en gran reposo espiti- tual, Durante Ja misa, muchas més Migri= mas que el dia anterior, por largo rato y ‘con pérdida de la palabra, una vez 0 v rias percibiendo ademés inteligencias es. pirituales al punto de que me parecfa tener sobre Ja Santisima Trinidad una com prensién que no podia sor mis grande...” Los ejercicios espirituales Al fin de su estadia en Manresa, Tanacio habia comprendido que su deber era ayu- dar a las almas. Hasta ese momento no hhabfa pensado mis que en sf mismo y en ‘su propia mortifiaciém; ahora debia mos- tar ¢ los demas el eamino de la penitencia, y de la salvacién, A partir de este mo- mento pudo disponer de un excelente ins- trumento de apostolado: su librito de los Ejercieios espirtuales. Qué son estos Ejer~ cicios? En primer Inger son um manual pprictien; se los podria considerar directa- ‘mente pricticas de espiritualidad, Fs el programa completo y detallado de un retiro; es decir, de una experiencia con rota que se debe vivir, y no de un ta tado cuyas piginas se recorren y que des- ppués se cietza sin haberlo puesto en prie- fica, Para Igmacio no era de desear que el penitente tuviese bajo sus ojos el manual de los Ejercicios espirituales y que fucse 1 mismo el director de su propio retico, Debia encontrarse a su lado un director Meno de penetrante intuicién, capaz de adapter el método a cada individuo on par ticular y de animarlo en el esfuerz0, cons- tatando los progresos espitituales que iba realizando, La composicién de los Ejerct- ios ¢s desconcertante, Pasajes de elevada espiritvalidad Ilenos de una aguda pene. tracién psicolégica se alternan frecuente- ‘mente con consejos pricticos, Pero eno es precisamente ese equilibrio lo que da su valor a los Ejercicios? Ignacio, que no era tm “intelectual”, no se preceupé por hacer literatura sino por brindar wn instrumento cficaz, Fue en Manresa, como hemos dicho, don- de realia6 la sintesis de las influencias teo- Tigicas que habia recibido y de sus propias cexperiencias vividas. El fruto de esa sin. tess fueron los Ejerciofos espirituales. ¢Cul- Jes fueron las influencias que lo guiaron en lnredaceién de esta obra? Primero, la de las libros que habia leido en la época de su conversion, la Vida de Cristo, de Tndotto de Sajonia, y la Leyenda dorada; después, la devotio moderna, criunda de Flandes, Alrededor de 1980, Gérard Groo- te habia reunido junto a si a los "Hermani- tos de la vida en comin” que vivian en ‘l mundo sin atarse con votos y reulas, pero que Tlevaban unides en la pobreza, tuna vida de meditacién y oracién, Un dis- cipulo de Groote, Florent Radewiins, ered ‘una congregacién de canbnigos, regulares que vivian bajo Ta regla agustina en el con- vento de Windesheim, Estos canénigos ‘Gahan més importancia a la meditacién que 1 los offclos comunes propiamente dichos. ‘Al mismo tiempo la devotio moderna ten- dia a renovar los métodos de oracién, que queria mis sistemdtioas: era necesario. que Ja meditaciéin no suftiese pausas. Pero la decotio moderna exigia ademis un equi- brio de la vida espiritual: desconfiaba de todo ituminismo, especialmente de ana. as ceésis exeesiva y de un exagerado entusias- ‘mo mistico. De ella nacieron. numerosos tatados y obras célebres como la Imitacién. de Jesueristo, de Tomés de Kempis. y €l Rosetum exereitionum spicitualium et sa erarum meditationm, de Jean Mombacr, ‘que fue publicado a fines del siglo xv. Estos mismos métodos de Ia devotio mo- derma fueron los que Impuso el abad de Montserrat, Garcia Jiménez de Cisneros, fen su propio convento. El personalmente ‘compuso dos obras, el Fxercitorio de la vi- da expiritual y el Directorio de las horas eanénicas, inspirados directamente en el Rosetum exercitioram y que son en reali dad trabajos de compilacién mais bien que creacién original. Ignacio bebié en es fuentes el modo de orar y las posicionos que debe asumir el orante en la meditacién, Como los adictos a la devotio moderna, ig macio queria eliminar los _vagabundeos de la imaginacién. Poro también se puoden relacionar las coneepeiones de Ignacio con Jas téenicas orientales de oracién, por cjem po ol hesiasmo ortodexo, quo es una ver- adera disciplina de la. respiacién. Los rmonjes orientales, ya veces los do Ocei- dente, utiizaban con frecuencia el procedi- riento que consiste en-adeeuar el ritmo de la oracién al de la respiracin, para Ihacer més profonda la oracion. Ahora bien, fn os consejos sobre las tres maneras do rar que se encuentran al fin de los Hjer- cictos, Ygnacio recomionda: “A cada expi- aci6n 0 inspiraciin 30 debe orar mental- mente diciendo una palabra del Pator Noster 0 do cualquier otra oracién que se esté rectando, de manera tal quo enteo Ia aspiracin del aire y su expulsion se pro- ‘muncio una sola palabra y que, en el pe- Hodo entre dos respiraciones consecutivas, se considere atentamento la. palabra. pro- munciada 0 Ia porsona a quien la oraeiéa se dirige...” Es ol modo do arar “por compés’, es decir, rtmicamente. Y, sin embargo, eon sus Ejercicios Ygnacio no quiso rehacer la obra del abad de Mont- sermat, Se inspiré en la devotio moderna ‘pero en certo sentido la comtinns, Tevdn- diola a Ja plena madurez de su potencia expiritual Ignacio es el verdadero y ‘nico anquitecto de los Ejercicios y las obras aque haya podido leer en Montserrat 0 en otro lugar sélo Te ban servido de medios de comparacién. Puso en si manval las bropias expericncias vividas y siempre com sideré a Dios mismo como su_ guia en la redaccién de los Ejercicios. Comenzé su redlaceiin en Manresa en 1522. Pero el fundador eontinyé enriqueciendo el texto hasta la aprobacién pontificia del SL de ju- lio de 1548, sancionada por el breve Pas. torale offic. Y ain después de la. publi- cxcién de los gjrcicis en setiembre de 1548, Ignacio continné haciendo correccio- nes a Ja veriin espaiola, lamada “auté- arate Los Bjercicios expiituaes permitiran al pe- nitente triunfar sobre s{ mismo y poner en aren su vida; ayudarén a las almas ele- gidas pero dudosas ain de consagrarso @ Dios. Se dividen en euatro semanas do ‘metitacién, con una estructura andlogs a Js del rercitatorio del abad de Montserrat. Pero una “semana” de eferecios no dura necesarlumente siete dias; su duracion va fa segtin los casos, porquo so trata de adaptar el método al sujetoy a sos progre- Sos espirtuales, Ademis, muchas personas no pasaban de la primers semana, que Tg- nacio consideraba suficonte para’ encami mar a.un alma por el recto sendero, Sin peligro de engatase, los Ejercicios spare- cen definidos al comienzo de Ia obra: "Co- ‘mo pasear, caminar, cortex son ferccios ‘corporales, asi toda manera de preparar y disponer la propia alma para alejar de si todas las pasiones desordenadas y, una vez abandonadas, buscar y hallar Ia voluntad dliyina con respecto a Ia propia vide, para la salvaciin del alma, se Hama Fjercicios eopirituales” Fl penitente, durante os tueinta dias que duran los efercicis, debe abandonarlo todo, casa, familia, amigos, trabajo, y tener relacién sélo con su direc tor espititual. Los Ejercicios son antes que nada un método de reaovaci6n interior. El coraje nccesario para eso timicamente se puede sacar de una fe firme. Por eso, antes de empezar, se invita al penitente a re- flexionar sobre sus sltimos fines y a meditar sobre el “principio y fundamento” de todas Jas cosas, Esta toma de conciencia del sen- tido de la vida terrena orientari todo el trabajo ulterior: “El hombre es creado pa- 1a alabar, reverenciar, servir a Dios nnes- tro Seftor y asf salvar su alma; las demas cosas sobre la tierra han sido creadas park el hombre, para ayudarlo a obtener los fines para los que fue creado. De lo cual se sigue que el hombre debe usar de estas cosas en Ja medida en que To ayudan en la fe y abandonarlas cuando son un obs- ticulo para ello, Es necesario volverse in- Aiferente a toda cosa creada « ..” El pecado aleja al hombre de su fin titimo. Es ne. cesurio extiparlo, Peto el penitente que se ha compenetrado de esta “verdad de fe y de razén", a saber, que ha sido ereado para Ia gloria de Dios, y una-vez que ha reconocido el derecho absoluto que tiene Dios sobre dl, acepta por principio eoope- rar realmente con la gracia del Salvador. La primera semana esti dedicada a cott- dianos y repetidos eximenes de eonciencia. E] penitente tiene siete series de lineas dobles que conesponden a los siete dias de la semana. Cada ver.que se da cuenta de que hha caido en el vieio del cual quiere corre- agirse, marca un punto en Ja Tinea del dia. Entre un examen y el siguiente puede com pparar y ver si ha progresado. Ignacio tomaba con esto una antigua tradicién monistica, Al mismo tiempo, el penitente debe dedicarse on los diversos. momentos del dia a numerosas oraciones, meditacio- nes y contemplaciones, sobre todo acerca de las narraciones del Evangelio, Uno de estos ejercicios dbo realizarso a mediano- che. Ignacio no tiene miedo do apolar a Ja imaginacién. Tavita al ejereitante a ima- ginarse el paisaje de In escena ovangélica sobre la que meditari; es Jo que se lama “composicién de lugar”, La finalidad do ese procedimiento no és solamente subs traer Ia imaginacién a sus vagabundeos ha- Dituales y encaminarla hacia Dios, sino también formar un fondo de “recuerdos biblicos” tan vividos como los recuerdos reales. Al término de su vida, Tgnacio en- carg6 al padre Nadal la preparacién de un volumen de dibujos con escenas del evan- gelio para suplir, en algunos, Ja falta de imaginacin, 270. i ai a aa A Na RB 20 he 1. Manaserte de los Ejerisioe« con anotacones autraies de ‘Son Teaco (Pars, Bib, Nee). 2. Figura geométrica en ef de Tos Ejercicios espixituales. Con ella Ignacio queria ayudar at de conciencia del penitente, que debia recordar con puto dentro de estas sicte divisiones lax ecometidas en los dias de Ta semana (Paris, Bib. Nac’). 8. Pégina det Diario espicitual de Autographun Ephemeridis (Ports, Bib. Nac.) 4. Jueves, Misa de la Trinidad (Pe Bib, Nac). oe oer pes Cg eet es paar (ao tena te dal gr, i me map ornin yf enrich finn «forme ret fe ee es Jn online, fafa pred fac ners Ema eoed c pattin . patie ce eae ad coe nen pm fo} ites free Te p+ oy at AG i 5 ie ee oo eet ! BI cial ol Uso ee A. Milagro de San Tgnacto, Ge los Episodios de la vida grabados por Collaert (Paris, Bib. Nac) Tgnacio de Loyola Las tres somanes siguientes estim dedicadas ‘especialmente a las almas capaces y de- seoses de avanzar hacia formas elevadas de vida cristina, En la primera semana cl alma rochazé el pecados ahora debe con- sagrarse al servicio do Dios. Fl tema do- ‘minante de la segunda semana es el de Jos dos ejécitos en orden de batalla. EI punto culminante esti en la meditacién s0- thre las dos banderas, 2 conclusion de la ‘cual se invita al penitente a elegir entre Dios y Lucifer. También ahora sirve de guia una “composicion de Tugnt”: “EL pri- ‘mer punto es imaginarse eémo el jefe de todos los enemigos esti sentado en medio del gran campamento do Babilonia, sobre tuna gran cltedra de Tama y fuego, eon un tostro espantosamente horrible. El segun- do punto es considerar cmo procede él a mar inoumerables demonios y cémo los distribuye por las diversas ciudades del ‘mundo entero, sin aborsar provincia, lugar © condlieién social. El tercer punto es con- Siderar el diseurso quo les dirige para amaestrarlos sobre cémo arrojar redes y cadena, diciéndoles que primero deben tentar con la riquera, como do costumbro, para que Ios hombres accedan después més Ficilmente a los vanos honores del mundo ¥ después 2 un orguilla desmesnrado, de manera que el primer escalén consista en Tas riquezas, el segundo én los hombres y el ‘ercero en el orgullo y al fin, partiendo de ‘estos tres escalones, pueda Lucifer condu- Gir a todos los otros vielos.” La llamada de Cristo es la antitesis punto por pun- to de la de Lucifer: “Considerar cémo Cristo Nuestro Sefior esti en un campo cer- ccano a Jerusalén, en Iugar modesto, y cbmo parece bello y gracioso -.." En esta medi. tacién Ignacio intenta no tanto enrolar bajo la bandera de Cristo cuanto desaconsejar cogerse bajo Ia de Satands, cuyos engaiios ‘muestra con fina psicologia y a quien pre- senta como el mal “activo” que enseiia cconstantemente el pecado, Esta meditacién fea pata Tguacio muy’ importante, Desenba ‘que se la hiciese 2 medianoche, al alba y tras dos veces durante el dia. Aparece alli toda su renuncia al munda, Se invita fl penitente a convertirse, como el Fun- dador, en un caballero de Dios y se lo Tama a elegir, al fin de esta segunda se- ‘mana, la pobreza-de espiritu y de hecho si juzga que Dios se lo sugiere, Debe esforzarse por legar al tereer grado de bu ‘aildad, que consiste en “clegir a Cristo pobre mis bien que la riqueza, el oprobio fon Gristo més len que los honores, ser considerado ignorante 'y loco para. Cristo, {que fue Tamado ast mis bien que ser juz tgado sabio y prudente en este mundo.” La tercera semana consiste en una serie de meditaciones sobre los Evangelios. Diver- ‘as normas indiean emo comportarse con rrespecto a la comida. Es necesario privarse Jas comidas refinadas, por las que “et fo facllmente se desordena’, y preferit dl pan y los alimentos necesarios. Convie- e, al comer, esforzarse por imaginar @ Gristo en la mesa con sus apéstoles.... y ar de imitarlo, o si no entregarse a me- taciones piadosas, La coarla semana es ie desarrollo total de los Bjercicios. Es un canto de alabanza y de victoria. Comienza ‘eon wha contemplacién de Jesueristo resu- citado y se desarrolla a través de una serie “de meditaciones sobre Cristo en gloria. Por 4ikimo, la Contemplatio ad amorem —con- emplaciin para Uegar al amor es Tx co- Tonacién de los Bjereloios, En retribucién Ge los favores recibidos, el penitente se fenirega totalmente, en un impulso de reco- Tpocimiento y de admiracién por ls belleza Ge la obra de Dios. Pero cuando se al- feanzan Jas cumbres més altas de Ta mistica ie Tgnacio, se baja bruscamente a la tierra ‘para recibie consejas muy téenicos sobre los ties modos de orar. Los Bjercicios espiri- tuales propiamente dichos han terminado. ‘Siguen cinco scries de reglas rewnidas de funa manera extrafa. Las dos primerss, de fina gran agudeza, se refioren a la distin “eid de los espiritus, aos consuelos v deso- aciones espirituales, y la tercera a Ia manera Ge distribuir limosnas, La evarta trata de Yos males esertipules y le ltima es una serie de consejos para “sentir con Ia Talesia” ¥y no alejarse de su doctrina. comienzo, cuando atin no se habia pre- ‘Gsado bien él método, Ignacio habia dado ‘sin distincibn los Ejercicios a todos los pe “nitentes que se le acercaban. Pero en Pa- fis s6lo lo hizo con sus discipulos, y con “smacha prudencia, después de haber exami- tiado Ia psicologia de los futuros penitentes. En general, los que hicieron los Ejercicion ‘en esa €pace entraron después en la, Com: tparia. En Roma, en cambio, los dio no Blo a Tos futuros jesaitas sino también a personas que no tenian Ja intencién de en- fear en la Orden: dignatarios de In Telesia, ‘religiosos de otras érdenes, o simples laicos enefactores de Ia Compatiia. Con mucha Frecuencia ya no dirigia personalmente el “eeliro sino que encargaba de esa a otros ‘Dentro de ls misma Telesia sc he reprocha- do a los Hjercicias el ligar importante que a él ccupan el razonamiento y las mina “cosas directivas preparatorias a Je ofacién: fun y ofa frenarfan Ta clevacién a Dios. ‘Agu se trata’ no de juzgar sino de com- der a Tenncio y « su método. 1 Fun- de los jesnitas estaba porsuadido de @ sblo convieciones profundas podem tun cambio de vida. Ademés, 2 fa de Terese de Avila, daba mis fa razin que al sentimiento, Ignacio de Loyola parecia suficiente Ia meditacini para al- azar la perfeceién espiritual. . Afinmabs fque “de cien personas habituadas a omar, noventa se engaiian”. Su intenciin era con. ucir el alma a mortiicarse espiritualmen- te, 2 volverse completamente obediente Dios, Fuera de la Iglesia, han habido cri ticas virulentas: se han juzgado los Ejerct- cios como un atentado a Ia libertad uma- nna, y como wn método disbélico que disgrega la personalidad del penitente. Tal ces la opinién de Quinet que presenta los Ejercicios en forma caricaturesca: “Lo pri- ‘mero que hay que hacer es reducir a Ia s0 Tedlad de wna colds a quien se destina para hacer los Bjercicios. Cada dia se presentarh cl instructor, para interrogarlo, incitarlo, fempujarlo cada vor. mis adelante en este ‘camino sin retorno. Por fin, euando esta alma esti separada del mundo, quebrada, ienando se ha arrojado espontineamente en el molde de Loyola, cuando siente su atrae- clin irresistible y esti 1o bastante desarrai- ada y ahogada en la agonfa, admirad el triunfo de esta sagrada diplomacia. Cambia de improviso 1 rol del instructor. Antes presionaba, incitaba, enardecia. Ahora de- be mostrar tna soberana indiferencia.” Son suficientes treinta dias, sein Quinet, para ‘oprimir y embrajar un alma. Pero incons- tientemente los detractores del siglo x Than tributado a Ignacio un ‘merecido ho- tnenaje. Lo que han reprochado sobre todo a los Ejercieior os haber sido un método Conquistador y un instrumento de propaza- tein de Ta Compaaia, Efectivamente, a los Fjercicias se debe que Pedro Canis, Francisco Javier, Francisco Regis y Fran: cisco Borgia se hayan hooho jesuitas. Y + Cazlos Borromeo, un Francisco Regis ‘quisieron pasar por los Hjereleios expirtua- Tes, ¢No ex esto prucba suficiente de que Ignazio de Loyola fue uno de los maestros tspirituales de su tiempo? Ignacio y su tiempo. Una época inquieta Tignacio ents6 ab mundo Teligioso en unt época particularmente inguieta. Tenfa vein tists aos cuando Lterd publics en. Wit- tenberg, en 1517, sus noventicinco tests sobre las Indulgencias, sezuidas a pocs dis- fancia de un alaque east general contra Ie Telesia de Roma y contra el Papa, a quten Jos protestantes identifiearon con el Anti- cristo, {Cues fueron los. motives de: Ta Reforma? Los excosos del cler? Se ha Inablado demasiado sobre ese asunto. Es cierto que muchos sacerdotes tenian concn binas y bastardos, pero exo no quiere decir que viviesen mal. Llevabon una vida de familia qne el derecho canénico no reeano- cia, Mis grave era ol comportamiento de Jos obispas de corte, de los prelados gue- rreras y de los papas simoniacos como Ale- andro VI. Pero esto no era lo esencial. En tuna época de renovaciin intelectual, de ‘espictual, de desarollo, de la reflexion personal, en una y alborotada, la Iglesia parecia renunciar ‘con excesiva frecuencia a su misién. Mus chos sacerdotes no tenia residencia, mu- cos obispos no conocian sus didcesis. Se feomulgiba poco, el pueblo se confesaba ral, se ignoraba el catecismo, El pueblo, cristiano, atormentado por el temor de la muerte y de Ja condenacién eterna —temor {que aumentaba al afirmarse el sentimiento, de responsabilidad personal— iba a In de riva, Ese es el origen del favor que gozaron las indulgencias, del culto hipertrofico a Jos santos, de la popularidad de las pore. grinaciones; de alli provino Ia stmésfera fopresora en Ta que se desarrollé a brujeria y la caza de brujas. Y de alli también el Gxito de la doctrina luterana de la Justfi- eacién por la fe, Latero brind6 a las muo- chedumbres atercorizadas por el infiemo tun ealmante radical: Seréis pecadores du- ‘ante toda yuestra vida, pero Dios es bueno Ya estlissalvados. Ya desde antes de In Reforma existia en Is Iglesia una cortlente renovadora, la de Jos humanisias, especialmente Erasmo, que querian reconducis a 1a Tglesia a sus fue tes primitivas. Animados por un mayor sen- imiento religioso de lo que se creyd du rante mucho tiempo, querfan volver a dar ‘sa lugar a los textos eristianos fundamenta= Jes —griegas y hebreos— y despojar a Ia religion del farisefsmo, simplificar Ia Iitar= fgia. Pero proponian una étiea evangélica mis qne una teologis bien vertebrada. En. cambio las multitudes del siglo xvr tenian necesidad antes que nada de un catecismo, cosa que expresé muy bien Melanchton. feaando dijo: “gQué es lo que pedimos a la teologia? Dos cosas: consuclo frente a la muerte ¥ frente al juicio final. Totero nos Jo da, Lo que ofrece Erasmo es una ense= fianza de moral y de civilizacién.” Lie ‘yadas a sus tiltimas conclusiones, ese com eepeiones bumanistas tendian a una reli tidn adogmatica, a un rectiazo de Tn teoto- fia, y por eso se ganaron lz desconfianza de a aptoridad eclesidstica. Fl deismo del Siglo aver es sin duda el ténmino final do tuna tradicién humanista heterodoxa, uno ‘de cuyos representantes fue Michael Ser- ‘et, quemado en Ginebra porque no cris ‘més en Ia Trinidad. EI perfodo més critico de toda 1a historia del catolicismo est® situado entre 1520 y 1545, En medio de toda esta confusién ‘era necesario un coneilfo que todos recla= ‘aban, Pero al principio los papas no acae aban de deciditse por temor a ver aim ‘mis disminuida sw autoridad. -Ademis es Tenacio de Loyola a 1. Genealozia de tos reyes de Castilla (siglo XVI, Paris, Bib. Nac), 2. Un candnigo espaiiol del sigh XVI, de las Esconas de la vida de Espafa, ‘anénimo (Paris, Bib, Nac.) 3. Un manual préctico de inquisicién. 4. 5. Escenas de la Inquistetin espaiiola en Ia mentalidad de reaccién | antijesuita del siglo XIX. S|, A,

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