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Marcos (4,26-34)
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En aquel tiempo, dijo
Jess a la gente:
El reino de Dios se
parece a un hombre
que echa simiente en la
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tierra. l duerme de
noche y se levanta de
maana; la semilla
germina y va creciendo,
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sin que l sepa cmo.
La tierra va produciendo
la cosecha ella sola:
primero los tallos, luego
la espiga, despus el
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grano. Cuando el
grano est a punto, se
mete la hoz, porque ha
llegado la siega.
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Dijo tambin:
Con qu podemos
comparar el reino de
Dios? Qu parbola
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usaremos? Con un
grano de mostaza: al
sembrarlo en la tierra es
la semilla ms pequea,
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pero despus brota,
se hace ms alta que
las dems hortalizas y
echa ramas tan grandes
que los pjaros pueden
cobijarse y anidar en
ellas.
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Con muchas
parbolas parecidas les
expona la palabra,
acomodndose a su
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entender. Todo se lo
expona con parbolas,
pero a sus discpulos se
lo explicaba todo en
privado.
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En quin y en qu veo la
experiencia de que el Reino de Dios
est presente y crece con fuerza?
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Despus de haber retomado el tiempo ordinario hace ya dos semanas, los dos domingos anteriores tuvieron fiestas del Seor
que no nos permitan la lectura continuada del evangelio.
El texto de hoy lo encontramos, en el evangelio de Marcos, despus de la parbola del sembrador, con su explicacin (Mc 4,19.13-20), que en medio tiene las palabras sobre el por qu de las parbolas (Mc 4,10-12), e inmediatamente despus de la
parbola de la lmpara debajo del celemn, acompaada de unos buenos cuestionamientos (Mc 4,21-25). As pues, ser
bueno leer el captulo 4 desde el comienzo, para ver que las parbolas no son, precisamente, buenas maneras de decir las
cosas. Si no hay actitud de escucha-acogida del Maestro, no nos dicen nada.
Estas parbolas, sacadas de contexto, podran pasar por unas simples palabras amables de Jess que todo el mundo puede
entender. Ciertamente, lo son. Pero situadas en el conjunto del Evangelio de Marcos tienen otra fuerza.