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Primera edicién en este formato: abril 1996 Versién castellana de MARGARITA CAVANDOLL ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin Ia autorizacién escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, Ia reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografia, ¥y el tratamiento informatico, y la distribucién de ejemplares de ella, mediante Alquiler o préstamo pablicos. Publicado de acuerdo con Thames and Hudson, Londres Editor general de la serie: Jill Purce Titulo original: Time © Marie-Louise von Franz, 1978 © Dela traduccion, Margarita Cavandoli © De la versién castellana, Editorial Debate, S. A., Gabriela Mistral, 2, 28035 Madrid LS.BN.: 84-7484-781-X Depésito legal, M. 22.872-1994 ‘Compuesto en Roland Composicin, S. L. Impreso en Grificas Almudena, Madrid Impreso en Espaiia (Printed in Spain) Sumario LA IMAGEN RESONANTE. El tiempo como divinidad y el fluir de los acontecimientos El tiempo ciclico y el tiempo lineal Ritmo y periodicidad Necesidad, azar y sincronia Trascender el tiempo LAMINAS TEMAS El fluir de los acontecimientos La medicién del fluir del tiempo El tiempo como aspecto 0 emanacién de la divinidad El dios solar como medida del tiempo La medicién del tiempo por el sol EI tiempo ciclico El tiempo como procesién de los dioses El tiempo histérico lineal La evolucion El tiempo como ritmo La medicién del tiempo por el ritmo Necesidad y azar La adivinacién Trascender el tiempo BIBLIOGRAFIA Y AGRADECIMIENTOS I 19 23 29 65 66 68 70 72 74 76 80 82 84 86 88 90 92 94 96 El tiempo como divinidad y el fluir de los acontecimientos Véanse Fraser: The Voices of Time y The Study of Time. Véanse también Fraser: Of Time, Passion dnd Knowledge; Whitrow: The Na- tural Philosophy of Time: Prest= fey: Le Lion 2 Véase Whore: Sprache, Denken, Wirklichkeit, pig. 80, 5 Vease Paget: Le Développement de a notion du temps chez Fer Jans, 4 Véase Onians: The Origins of European Thought, pag. 206. 5 thi, pa. 248, © tbid, pag, 29, ? Veunse Brandon: History, Time and Deity y The Deilcation of “Times, pig 376. Véase Campbell: Mivhraie feo ography. El tiempo es una de las grandes experiencias arquetipicas de la hu- manidad que ha eludido todos nuestros intentos de darle una explica- ccién plenamente racional '. No es extraiio que, en principio, se lo consi- derara una deidad, incluso como una manifestacion de la divinidad suprema, de la que fluye cual rio de la vida, Sélo en la fisica occidental moderna el tiempo se ha convertido en parte del marco matemético que utilizamos conscientemente para describir los hechos fisicos. La mente del hombre primitivo establecia menos distinciones que la nuestra entre hechos externos ¢ internos, materiales y psiquicos. El hombre primitivo vivia en un torrente de experiencia interior y exterior que, en cualquier Tmomento dado. producia_un conjunto distinto de acontecimientos co- existentes y que, por ende, cambiaba sin cesar, tanto cuantitativa como cualitativamente Ni siquiera son universales nuestros conceptos aparentemente evi- dentes de pasado, presente y futuro que, por ejemplo, no existen en la Iengua de las indios hopi. El universo de los hopi presenta dos aspectos bisicos: aquello que es manifiesto y, en consecuencia, mas «objetivo» y lo que comienza a manifestarse y es mas «subjetivon. Los objetos con- cretos son manifiestos y, por eso mismo, pertenecen al pasado; las ima- genes internas, las representaciones, las expectativas y los sentimientos son «subjetivos», van de camino hacia la manifestacién y, por consi- ‘guiente, tienden més hacia el futuro, ELpresente es el filo de Ja mavaja en el que algo deja de empezar a manifestarse (va es pasado) 0 est a punto de comenzar a manifestarse. Para los hopi no existe el fluir con- tinuo del tiempo, sino una multiplicidad de acontecimientos que se di ftinguen sutilmente, El creador de todo es ane himu, un «algo podero- so» que es una especie de aliento césmico#. Los nifios tampoco viven simulténeamente en nuestra convencién horaria. Se ha demostrado que perciben el ritmo, la velocidad y la frecuencia mucho antes de empezar @ adaptarse a nuestra idea habitual del tiempo ’ Desde la perspectiva original de la humanidad, el tiempo era la vida propiamente dicha y su misterio divino. Y lo sigue siendo en la idea del tiempo de la antigua Grecia. De hecho, los gricgos identificaron el tiempo con Océano, el rio divino, que cireundaba circularmente la tie~ rra y que también abarcaba el universo en forma de torrente circular 0 serpiente que se muerde la cola, con el Zodiaco a las espaldas. También se lo llamaba crono (tiempo) y mas adelante se lo identified con Crono —padre de Zeus— y con el dios Eén. En su origen, Eén hacia referencia al fluido vital de los seres vivos ¥, por consiguiente, a su expectativa de vida y al destino que tenian asig- ado, Este fluido seguia existiendo después de la muerte en-forma de serpiente# Se trataba de una «sustancia generativa», como también Io era el agua de la tierra y, sobre todo, Océano-Crono, creador y destruc- tor de todo. Fl fildsofo Ferécides pregond que la sustancia basica del universo era el tiempo (crono), a partir del cual se producian el fuego, cl aire y el agua‘, Asimismo, Océano era una especie de primigenia alma del mundo®, En la época helenistica, Fén Crono fue identificado con Zurvan, el dios iranio del tiempo’. Los iranios discernian entre dos aspectos de esta divinidad suprema: Zurvan akarana, el tiempo infinito, y Zurvan dareghochvadhata, el tiempo del largo dominio. Este ultimo era la cau- sa de la decadencia y la muerte y en ocasiones se lo lleg6 a identifi con Ahrimén, el principio del mal. Los citculos érfico y mithraico de la remota antigiledad identificaron a Zurvan, simultaneando sus aspectos opuestos, con Eén*. Un texto lo invoca con las siguientes palabras ® Preisendanz: apr graecae ma- lea. 1 pig. 111 hid. pe. 93. 1 Veanse De Wit; Le Role et le sens dt lion dans I'Egypte ancien: ne, pag. 72, y Von Franz: Number and Time, pags. 92, sigs "2 Véase Brandon: «The Deifice tion of Times, pig. 372 8 Vease Bonnet: Reallexikon der Aiguptischen Religionsgeschichte, Pgs. 157. 682 y sigs. 883-834 " Bhagavad-Gita, cap. 11 |S Véase Zimmer: Myths and Sym- bols in Indian Art and Civili rion, pigs. 48-151 Te saludo, @ ti que ocupas toda la estructura del aire, espiritu que te extiendes del cielo a la tierra... y a los confines del abismo... espiritu que también me penetra para volver a dejarme. Ti, siervo de los rayos sola- res, ti que iluminas el mundo... inmensa y misteriosa forma circular del universo, espiritu celeste, espiritu etéreo, terrenal, ardiente, ventoso, It- minoso... oscuro espiritu que brillas cual una estrella... Sefior, dios de los Eones... Regente del todo’. En este caso Eon —dios del tiempo— es una clara imagen del aspec- ‘9 _dindmico de la existencia, de lo que hoy podriamos denominar el rincipio de la energia psicofisica. Todos los opuestos —cambio y per- encia, v hi bien y el mal, la vida y la muerte— cneste principio eésmico. En ocasiones Eén fue identificado con el dios solar que, evidente- mente, es el gran indicador de las mediciones temporales. Fl iniciado le reza: «Oh, Sefior, que con tu espiritu enlazas las ardientes Haves del cinto de cuatro pliegues... caminador del fuego, creador de la luz, respi- rador del fuego, con ardiente valor... Eén, sefior de la luz... dbreme tus Puertas.» !" Esta deidad heredé diversos aspectos de Ra, el dios solar egipcio que era el regente del tiempo. Esta divinidad suprema cambiaba de forma a cada hora del dia y de la noche: por ejemplo, despertaba como escarabajo y descendia al mundo de los muertos como cocodrilo; en el momento de la resurreccion, después de medianoche, adoptaba la figu- ra de Routi, el doble leén, «el ayer y el mafiana»". Osiris, el ser huma- no resucitado que se convirtié en dios, también dice acerca de si mismo: 4Yo soy el ayer, el hoy y el mafiana.» Mora en la «casa de la eterni- dad» 0 «asa de millones de afios», Ademis de en el dios solar, los antiguos egipcios personificaron el tiempo infinito en un dios especifico, Heh, de cuyo brazo derecho cuel- ga Anj, el simbolo de la vida. Al igual que en Grecia, en Egipto la serpiente también fue relacionada con el tiempo. Representaba la vida y la salud y cada individuo estaba protegido por una «serpiente del tiem- po de vida», que era el espiritu del tiempo y de la supervivencia después de la muerte" En la India esta presente el mismo simbolismo arquetipico del tiem- po, no s6lo como divinidad suprema, sino como torrente incesante de vida y muerte. En el Bhagavad-Gita (sigios IV o IIL a.C.), el dios Krisna se revela ante Arjuna cn su forma mds terrible. Este ve en la deidad a todos los dioses reunidos: «Veo una figura infinita, en la cual todas las, figuras se funden en innumerables cuerpos, brazos y ojos.» En medio de un gran diluvio, las figuras desaparecen en sus mandibulas de fuego Nameante y las atraviesan velozmente“, Visnii dice: «SE que soy el tiempo que hace perecer los mundos cuando maduro y vengo a traerles la destruccién.» No s6lo Visni, sino Siva, representun el tiempo. Este simboliza «la energia del universo crecientemente creador y sustentador de las formas en que se manifiesta a si mismo», A Siva lo llaman Maha Kala, «el gran tiempo», 0 Kala Rudra, «el tiempo que todo lo devora». Su shakti —o energia activa— aparece en su forma destructiva personificada en la terrible diosa Kali, que es el tiempo, pues Kali es la forma femenina de Kala, que significa el tiempo, el color azul negruzco y la muerte. La filosofia mistica del hinduismo considera que este mundo es irreal y, en concreto, es el tiempo el que engafia a las almas no ilumina- das y las induce a creer exclusivamente en su ser consciente y en la realidad de las cosas externas. De hecho, este mundo perecedero y | : 1 Maller: dndianische Welterfah- 1 Véase # Ching phi Granet: La Pensée chinoie, pie. 79 2 id. 2 Vase Needham: Time and Eas: sem Mon. 2 Vase Morley: Am Introduction to the Study of the Maya Hie roalsphs, pt, 72, En eelacion on Ta ilustraion, véase Thompson: Mava Hieroglyph Writing, pigs. 112 y sigs. Debo esta informacion ala buena disposition del doctor ‘José Zavala, médico. Vase Krickeberg ef al: Pre Columbian American Religions, pag, 65, cambiante es una especie de ilusién: «Precisamente para él (el ilumina- do), que lo sabe... el sol jamés sale ni se pone. Para él, el dia es eterno» (Chandogva Upanishad M11, 11:3). Ese adia eterno» es Dios propiamente dicho. Un indio norteameri: cano de Delaware deseribié en términos parecidos su visién de Dios: «... un gran hombre vestido con el dia, el més radiante que habia visto, un dia de muchos afios, incluso de duracién eterna. El mundo entero se habia desplegado sobre El, de modo que podias ver la tierra y todas las cosas.» ‘Aungue en China la divinidad suprema no siempre se ha personifi- cado, el tiempo también se considera un aspecto del principio basico, dindmico y creador del universo. Asi, el tiempo forma parte del princi- pio masculino yang, simbolizado por tres lineas rectas; su equivalente femenino, el yin (que se representa con tres lineas quebradas), s¢ ciona con el espacio. Ambos principios unidos dan expresin al tao, la ley oculta que rige el cosmos. Yang el creador «opera en el mundo de lo invisible, con el espiritu y el tiempo como campo: yin la receptiva influ- ye sobre la materia en el espacio y lleva las cosas materiales a su con: lusién» ”. Considerado desde esta perspectiva, el tiempo es «el medio de volver real aquello que es potencial». El conjunto de lineas que sim- boliza el yang duplicado se denomina chien (cielo) y alude al movi- miento celeste, que es infinito. Esta duracién en el tiempo es la imagen del poder inherente al principio creador y su simbolo es el dragén. Pro- duce calidad, a la vez que el principio receptivo produce cantidad ". ‘Como ha demostrado Marcel Granet ®, el yang y el yin no son prin- cipios césmicos estiticos, sino ritmos césmicos que Se alternan. En China el tiempo jams se ha considerado un pardmetro abstracto 0 un periodo temporal «vacio». Che, la palabra con que se designa el tiempo, significa, mas bien, una circunstancia favorable 0 adversa para la ac- cién. Granet sostiene que el tiempo y el espacio «se considcraban un ensemble [conjunto, agrupamiento] de ocasiones y lugares» ™, un hato de acontecimientos coincidentes. Lo que enlaza dichas ocasiones recibe el nombre de chin, que significa «duraciény: «Los tiempos pretéritos, el presente, la mafiana y la tarde se combinan hasta formar la duracién... Empero, a veces el tiempo no tiene duracién, ya que el punto de partida del tiempo carece de duraciény. Mientras estén en «proceso germi nab», las situaciones se encuentran al margen del tiempo y los seres_/ humanos pueden influir en ellas; s6lo se convierten en entidades fijas una ver que ingresan en la duracién-tiempo. La estrecha relacién entre el tiempo y la energia césmica creadora que emana de la divinidad suprema también esta presente en las con- cepciones del tiempo de mayas y aziecas. En la lengua maya, la palabra que se utiliza con més frecuencia para referirse al tiempo es kin y casi siempre se la representa con el jeroglifico que se muestra, que significa «sol» y «dia» ®, Se compone de una flor de cuatro pétalos, una especie de plumeria. Las lineas que eseapan por debajo son la «barba solar», los «lazos del sol» o «las flechas solaresy; en mi opinién representan la vital energia creadora del sol. En este aspecto tampoco falta la serpiente: los ‘mayas adoraron una serpiente bicéfala, una de cuyas cabezas represen- taba la vida y la otra, la muerte®. Para la civilizacién azteca, el tiempo se relacionaba con la divinidad suprema, con el dios creador Ometechtli, madre y padre de todas las cosas, al que denominaban «espejo que ilumina la totalidad», sefior del fuego y sefior del tiempo. En el principio, esta deidad cre6 cuatro dio- ses: Tezcatlipoca rojo, situado en cl este; cl negro, que mora en el norte; | | . % Leén Portilla: Aztee Thought and Culture, pig, % Véase Quispel: Mam and Time, pig, 89. % thud, pigs, 99-104, 2 Vease Le Lionnais: op. cit, pg, 2, el blanco, que habita en el oeste, y el azul, que corresponde al sur. A estos cuatro dioses pertenecen determinadas plantas, animales y afios cualitativamente distintos. El dios del fuego vive en el medio. Por con- siguiente, los cuatro Tezcatlipoca crearon el resto de las cosas. Sélo con ellos el espacio y el tiempo ingresaron plenamente en el mundo. El con- cepto azteca del tiempo contiene un elemento brusco. En determinado momento dominan el este y las fuerzas positivas y, en otro, el norte y la austeridad; hoy vivimos un buen tiempo y puede que mafiana los dias sean aciagos. Un sabio poeta dice: «Por casualidad hay algo de verdad en nuestras palabras aqui y ahora? Todo se parece tanto a un sueiio...» Otro afirma que s6lo «onoceremos Su rostro» después de la muerte, en alusién a la divinidad suprema cuyo nombre es unoche y viento» y, ademas, «es un misterio inescrutable» ™. En oposicién a estos mitos en los que Dios es el tiempo (y también el no tiempo), la tradicién judeocristiana considera que Dios esti to- talmente al margen del tiempo, ya que lo ha creado con el universo. Después de que Dios separara las aguas del firmamento de las de deba- jjo y de que crease el sol y la luna, el dia y la noche cobraron existencia y émpez6 el tiempo. Aunque creemos qué la naturaleza material cumple leyes y hace que determinados acontecimientos se repitan en el tiempo, también existen milagros, fenémenos magicos y parapsicoldgicos recu- rrentes que se deben a la intervencién directa del dios creador: asi tiene lugar una constante y espectacular confrontacién con Su creacién y con la humanidad. FI mas radical de estos hechos, que dividié el tiempo en un antes y un después claramente definidos, es la encarnacién de Cristo, Segain la primera carta de san Pedro, 3:18, «porque también Cristo mu- rid de una vez para siempre por nuestros pecados...» (hapax, semel). En consecuencia, el despliegue de la historia esta regido y orientado por un hecho singular que no puede repetirse. Dada la promesa del retorno de Cristo, las primitivas congregaciones cristianas se orientaron al futuro mucho més que al pasado, pues esperaban el glorioso retorno de Je- siis®. De manera semejante, los judios aguardan la llegada del Mesias para el final de los tiempos. San Agustin ineorpora un nuevo aspecto de la nocién del tiempo a la tradicion cristiana: Ta idea de que Dios no s6lo esta presente en el, cosmos, sino en lo més recéndito del alma humana. De esta manera, el tiempo —que también es «obray divina— adquiere un matiz psicold. ico. El presente no es mas que una experiencia del alma, el pasado es tna imagen de la memoria impresa en el alma y el future solo existe er tanto expectativa psiquica. Y el tiempo corriente es pasajero e insignifi- cante: desaparece cuando el alma se une con Mis adelante analizaré el retorno parcial a la idea ciclica del tiempo en a civilizacién cristiana. Lo que nunca desaparecié fue la asociacion entre el tiempo y la idea de la intervencién divina directa en el mundo. Hasta para Isaac Newton existian el espacio absoluto y el flujo absoluto del tiempo, en ambos casos emanaciones divinas, a pesar de que en la fisica practica se habian convertido en pardmetros y el tiempo se media através de los cuerpos en movimiento. Esta separaciOn incipiente entre, el atiempo divino» y el mensurable esta relacionada con el desarrollo del reloj: el instrumento que utilizamos para medir el tiempo ”. La imagen original o intuicién del tiempo en tanto rio o fluir consti- tuye el fundamento de Ios artilugios para medir el tiempo que se basa~ ron en el fluir de una sustancid, un Iiquido —como en el caso de los relojes de agua y de mercurio— o la arena. Por lo visto, fueron los caldeos 0 los egipcios los que inventaron el 2 Vease Capra: The Tao of Phy sies: An Exploration of the Para Tels Between Modern Physics and Eastern. Mysticism, pigs. 105. reloj de agua o clepsidra, Fl agua fluta del receptaculo superior hacia el inferior, que estaba graduado. (Esta medicién se basaba en un error porque, de hecho, el agua fluye mas despacio cuando la presién del recipiente superior decrece.) En la antigiledad clisica, las clepsidras se utilizaron ampliamente, Hacia el afio 100 a.C., en el mercado de Atenas instalaron una para marcar el tiempo oficial. Los tribunales de justicia atenienses y romanos las usaron para cronometrar y limitar los discur- sos. En la Edad Media, los relojes de agua se emplearon en Asia y Europa. El reloj de arena, que también se basa en la idea del tiempo como flujo, siempre fue menos exacto. Al parecer, s6lo se utilizé a par- tir del siglo XIV. ‘Ademés del agua, el fuego también es simbolo de la energia césmi- ca, como vimos en las numerosas imagenes divinas que acabamos de mencionar. Por eso el fuego también se utilizé para medir el tiempo. En un tratado de 1206, el arabe al-Yaser describe un reloj de luz, una vela que ardia trece horas. En orificios realizados a distintos niveles contenia unas pequefias bolas. A cada hora que pasaba, una de las bolas cafa y activaba una menuda figura mecdnica que recortaba la mecha. Los chi- nos fueron quienes utilizaron el fuego con mas frecuencia para medir el tiempo. Dispersaban polvo combustible alrededor de un laberinto, por Jo general circular, y lo encendian en un extremo, de modo que al arder avanzaba lentamente cual una mecha. A menudo colocaban en el cen- tro frases convencionales como «larga vida» o «doble buena fortuna» y los guijarros sujetos con un hilo en determinados lugares cafan cuando éste ardia y servian para despertar al que dormfa. Los sistemas que miden el tiempo a través del flujo de una sustanc 0 la combustién de un polvo dan a entender que el tiempo es un fluir lineal; de manera semejante, la fisica clasica occidental utilizé una Ii como representacién del tiempo —ademés de los tres pardmetros del espacio euclidiano— para todas sus mediciones y descripciones de los. fenémenos fisicos. EL se percat6 de que las indicaciones temporales siempre estaban relaciona- das con Ja posicién del observador. En virtud de la magnitud de la velocidad de la luz —300,000 kilometros por segundo—, podemos igno- rar este hecho en la esfera macrofisica practica; sin embargo, en cuanto el observador también se desplaza a gran velgcidad, el lapso temporal entre el hecho y su observacién se convierte én un problema si quere- mos establecer la sucesién de los acontecimientes. ‘observador_ve que ocurren simulténeamente pueden producirse, para. otros, en secuencias temporales distintas. En la fisica de las altas ener- ‘zias —en la que observamos las acciones reciprocas entre particulas atémicas que se desplazan casi a la velocidad de la luz, el facto: iempo es totalmente relativo. Deja de tener validez la nocién del siste- ma de coordenadas espacio-tiempo como algo objetivo. Sélo se trata de un_medio que el observador utiliza para describir su entorno co ereio® ‘Asimismo, Einstein fue consciente de Ia necesidad de que las leyes de la naturaleza se formularan de modo tal que presenten la misma forma en todos los sistemas coordenados, es decir, que todos los obser- vadores —cualesquiera sean sus posiciones y sus movimientos— queden satisfechos con la descripcién de los fenémenos electromagnéticos 3610 si la totalidad de las especificaciones espaciales y temporales son relati- vas. Toda modificacién de los sistemas coordenados combina espacio tiempo de una forma matemédticamente definida. Asi, espacio y tiempo estan indisolublemenie imbricados y configuran_un continuum cuatti- Universo de Minkowski y Einstein en aproximacién widimensional CG OOO Oia eee Pg Oia an 0506 e ware PSS SK SESS OOO a Vee erat oa = ees =e Soars ee a OO ae “s wo 4, YY ° me PSK LK LOY 2% id, pa, 98, nora 172. © Para esta lamada y la siguien- te, véase Capra: op. cit. pig. 173 ysis. 3 hid, pig. 177 % Jung: Memories, Dreams, Re: Pections, capitule XI. pig 325 v sas 3 Macrabio: Saturnalia 1, 2 pies. 68 10 dimensional que, en un sentido amplio, recibe el nombre de universo de Minkowski y Einstein, Aunque a un nivel superior y con exactitud ma- tematica, este postulado einsteniano parece un retorno a la secular y primitiva intuicién segin la cual el tiempo y el espacio se crearon simui- téneamente, como en el caso del dios azteca Ometechtli, con los cuatro Tetzcatlipoca en los cuatro confines del espacio, Fritjof Capra cita el Avatamsaka Sutra del budismo mahayana™, que sostiene que, al alcan- zar el estado de disolucin iluminada, dejamos de distinguir entre men- te y cuerpo, entre sujeto y objeto, y nos damos cuenta de que cada objeto esta relacionado con todos ios demas, no sélo espacial, sino temporalmente: «Como dato de la experiencia pura, no hay espacio sin tiempo ni tiempo sin espacio: ambos se compenetran.» Einstein dio un paso mas en su peculiar teoria de la relatividad, paso que, de una manera extrafia, revive la intuicién primitiva del tiempo en tanto fluir de hechos internos y externos y que en su momen- to postulé con una formulacién matematica exacta. Este paso supone incluir la gravedad en la representacién del espacio-tiempo, ya que lo vuelve curvo ®, Se debe a que los campos gravitatorios de los cuerpos masivos ocupan el espacio-tiempo, En un espacio-tiempo curvo, la cur- vatura no sélo afecta la geometria del espacio, sino las longitudes de los intervalos temporales: «El tiempo no fluye al mismo ritmo que en un “espacio-tiempo plano” y, puesto que la curvatura varia de un sitio a otro segiin la distribucién de los cuerpos masivos, otro tanto le sucede al fluir temporal.» Es una coincidencia extraordinaria que, aproximadamente en el mismo momento en que los fisicos descubrieron la relatividad del tiem- po, C. G. Jung discerniera el mismo hecho en su exploracién del in- consciente humano. En el mundo onirico, el tiempo también se vuelve relativo y parece que categorias como «antes» y «después» pierden sigi ficado. Cuando nos internamos en la capa arquetipica del inconsciente parece que c] tiempo desaparece por completo. A su manera, la huma- nidad siempre lo ha sabido: en todo el mundo se narran historias en las que una persona visita una colina encantada, el paraiso, el mundo de los muertos 0 el reino de los enanos y a su regreso —convencida de que s6lo ha pasado una tarde o una noche en ese sitio— encuentra muertos a sus contempordncos; su aldea ya no existe y se entera de que slo perdura un incierto rumor acerca de un hombre que desapareci6 varios siglos antes, Rip van Winkle y Sleepy Hollow, de Washington Irving, no es mas que una muestra de este tipo de narracién. Cada vez que abordamos la realidad arquetipica ms profunda de la psiquis nos domina la sensacién de estar en contacto con algo infinito. Sin embargo, como sefialé Jung , se trata de la pregunta decisiva de nuestra existencia: {¢stamos 0 no relacionados con algo infinito? «Sdlo nos libraremos de interesarnos por frivolidades si sabemos que lo que real- encarnamos lo esencial y, si asi no fuera, toda la vida se desperdiciaria,» La aplicacion mas sugestiva de la nueva nocién einsteniana del es- pacio-tiempo corresponde al campo de la astrofisica. Puesto que astré nomos y astrofisicos se ocupan de inmensas distancias, hasta la luz tar- da mucho tiempo en desplazarse del objeto observado al observador. Asi, el astrénomo jams contempla un objeto en su estado presente, sino pasado. Gracias a los telescopios podemos ver galaxias que, en realidad, existieron hace millones de afios. Podemos contemplar estre- las y grupos de estrellas en sus diversas fases de evolucidn y verlas, por lecirlo, hacia atras en el tiempo ™. Otro tanto puede decirse de las consecuencias de la gravedad. En virtud de que estrellas y galaxias son cuerpos extremadamente masivos, la curvatura del espacio-tiempo se convierte en un fendmeno pertinente. Sus consecuencias mas extremas quedan de manifiesto durante el lla- mado detrumbamiento gravitacional de un cuerpo masivo... gue ocurre, al_ menos segin suponemos en_nuestros dias. en los_agujeros negros. ‘Debido a la atraccidn gravitatoria mutua de las particulas, que aumenta a medida que disminuye la distancia entre particulas, la estrella se torna cada ver mds densa y, por ende, el espacio-tiempo se curva cada ver mas hasta que, al final, la luz no puede escapar de la superficie. De este modo, alrededor de la estrella se forma el llamado «horizonte de even- tos», mas alla del cual ya no hay nada observable y las sefiales di ‘no nos llegan; hasta cierto punto, la estrella sale del tiempo con respec (oa nosotros, Me parece que en la muerte podria ocurrirnos un fend- ‘meno andlogo, E16 de junio de 1961, dia de la muerte de C. G. Jung, una paciente mia que no lo conocia tuvo el siguiente suefio: Era un dia soleado y en el prado habia muchas personas, Jung entre ellas. Vestia un traje verde por delante y negro por detris. Habia una pared negra con un orificio que se adaptaba exactamente al perfil de Jung. Este se introdujo en el hueco y, aunque los presentes solo vieron una pared negra, mi paciente supo que Jung seguia alli, aunque fuese invisible. La mujer se mir6 y comprobé que Tlevaba una vestimenta idéntica, verde por un lado y negra por el otro. Es posible que en la muerte nos limi- temos a dejar el shorizonte de eventos» de los vivos, pero sigamos exis- tiendo en un estado inobservable. El tiempo ciclico En los ejemplos mitolégicos hemos mencionado dos elementos que y el tiempo lineal forman parte del_arquetipo primordial _del tiempo: el cardcter lineal ; irreversible y su aspecto ciclica, Este iltimo, que parece predominar en la mayoria de las civilizaciones primitivas, probablemente se basa en la observacién del movimiento regular de los cuerpos celestes luminosos y en los cambios estacionales que se repiten. Fl rio circular Océano y la - serpiente del Zodiaco, que se muerde la cola, aluden a esta idea. A Crono lo llamaban, directamente, el «elemento redondo», asi como el sy sdador de medidas», Macrobio esribe: «Hasta el punto en que se rata e sde_una medida fija, el tiempo se deriva de las revaluciones celeste. tiempo comienza alli y se eree que crono, que es Crono, nacid en a! ciclo, Este Crono-Saturno es el ereador del tiempo.» En India predominaba una nocién totalmente ciciica del tiempo. La unidad primaria del tiempo era la yuga o edad (1.080.000 afios). FI ciclo completo —o mahayuga— se compone de cuatro yugas y el ntimero cuatro significa la totalidad o perfeccién?. La primera yuga de cada ciclo es una especie de edad de oro; cada una de las posteriores es peor que la precedente hasta que, al final, tiene lugar la «gran disoluciény y el proceso vuelve a comenzar. Los nombres de las yugas proceden del lanzamiento de los dados. Un mahayuga 0 gran aio se compone de 12,000 «aftos divinos», cada uno de Ios cuales abarea 360 afios corrien- tes, lo que da un total de 4,320.000.afios. Miles de mahayugas de este tipo configuran una kalpa («formay), que equivale a un dia de la vida de Brahma. Asi, el tiempo corista de un ritmo césmico, de la destruc- 1 Macrobio: op. elt, pags. 64. cién y recreacion periédicas del wniverso. arene tna ta Para el hombre, visto desde una perspectiva negativa, este aspecto tin aad Thoth nis It? ciclico del tiempo da origen a la samsara, la rueda siempre en rotacién ysis del nacimiento y la muerte, de las reencarnaciones infinitas. S6lo el yogui o budista iluminado, el que «en un relimpago de la verdad» ha comprendido al brahman 0 al buda-mente que mora en su seno, llega a esta vida y puede librarse det renacimiento ’ ha trascendido el juego de los opuestos y detenido para siempre todos los procesos de la memo- ria Mircea Eliade ha demostrado que, aunque con ligeras variaciones, el mito del eterno retorno esta presente en otras civilizaciones. Sostiene que, en el momento (extratemporal) de la creacién (al que denomina illud tempus, «aquel tiempo»), sobre la tierra empezaron a existir los modelos arquetipicos de todas las cosas y de todos los actos humanos , Empero, las réplicas terrenales de los arquetipos presentan cierta ten- dencia al deterioro y la descomposicién. A través de las nuevas narra- ciones de los mitos de la creacién y de nuevas representaciones de los tituales originales, puede renovar los patrones arquctipi- cos y restablecer su is formas de vida. Asi, para I 6 ) s6lo es la celebri Dus es Imente internalizada; los cielos esta dentro de nosotros y podemos aleani momento a través de la metanoia: mediante un cambio actitud Los chinos también conocieron un tiempo primordial (illud tempus) en que los héroes culturales establecieron los patrones de vida. Poseian tun concepto ciclico del tiempo (junto al lineal, que abordaremos mas adelante). En la base de la nocién china del tiempo, tal como se funda- menta en el I Ching, el libro de los cambios, habia dos modelos 0 man- dalas temporales circulares. Uno era la llamada secuencia del cielo an- terior u organizacién primordial, circulo formado por los ocho kuas, es decir, los principios bisicos de la existencia. Yang, el elemento creador © cielo (ch’ien) se situaba en el sur y yin, el elemento receptivo o tierra (kun) en el norte, La secuencia completa se disponia como muestra el Giagrama. Hasta cierto punto este sistema es eterno, pero tiene movi- miento. Richard Wilhelm afirma: en cualquier idamental de_ En el seno de la organizacién primordial, las fuerzas siempre surten efecto en tanto pares de opuestos. El trueno... despierta las simientes del afio viejo. Su opuesto, el viento, disuelve la rigidez del hielo invernal. La uvia humedece las semillas.. al tiempo que su opuesto, el sol, propor- ciona el calor necesario, De ahi la expresidn: «El agua y el fuego no combaten entre si.» Permanecer quicto evita la expansion... Su opuesto, lo gozoso, desencadena las alegrias de la cosecha, Por titimo... el crea” dor, que representa la gran ley de la existeneia, y el elemento receptor, ue representa el refugio uterino, al que todo retorna después de cumplir el ciclo vital Por consiguiente, los opuestos no entran en conflicto sino que, por > Kawstaki Upanishad,W,2,cita. _@1 Contrario, se equilibran mutuamente. La organizacién primordial se 40 por Flade'en Man and Time, _relaeionaba con un mandala aritmético que reeibe el nombre de ho-tu: ag. 187, 9 en The Myth of the tema! Return, pig. 113, 7 4 Bliade: The Myth ofthe Eternal 2 Return, pig 11, 83549 1 6 5 tid pbs 105 6 tid, pg 9. 7 thd, pig. 1. # Wilhelm: 7 Ching the Book of Este movimiento se repite exteriormente en el interior de la organi- Changes orn 1 pie. 287 zacién © Para ms prcisione, véase Gra net opt | Vease Saussure: Les Origines de Tastrologie chinose y Origine ba Iylonienne de Vastronomie chinol- se, 198.5: Needham y Wang Ling Science and Civilization m China, My otras pigs. § Véase Le6a Portilla: op. ct, pigs, 37.239. Segin la tradiciOn china, cuando fueron encarcelados por el tirano Cheu Hsin (hacia 1150 a.C.), el monarea Wen y el duque de Cheu des- cubrieron un nuevo mandala temporal al que denominaron del cielo posterior u organizacion del mundo interior. En este mandala, en el sur se encuentra li (el fuego) en lugar de chrien (el cielo) y, en el norte, k'an (cl agua) en lugar de k’un (el elemento receptivo). Los trigramas ya no se agrupan en pares de opuestos, sino que aparecen en una progresion temporal tal como se manifiestan en el mundo de los fenémenos a tra- vés del ciclo de los aitos. Dicho mandala muestra «la intervencién divina en la naturaleza». El del cielo anterior hace hincapié en la duracién, al tiempo que el del posterior pone de relieve el movimiento; ambos son de forma circular. El del cielo posterior estaba relacionado con un mandala numérico, el lamado Lo-shu (pauta del rio Lo), al que consideraban ef patrén nu- mérico basico del universo. Se trata de lo que se denomina cuadrado magico, en el que todas las columnas, hileras y diagonales suman 15. En China este cuadrado se consideré el patrén basico del universo y de acuerdo con él se organiza- ron la arquitectura, la misica y hasta los ments’. Obviamente, los chinos también contaron con un sistema astrolégi- co del tiempo que se parece al de la tradicién occidental ". No obstante, el zodiaco solar chino abarca figuras y animales distintos de los occi dentales, y nuestros signos son mensuales mientras que los de ellos son anuales. Los calendarios maya y azteca presentan un gran parecido con los sistemas astrolégicos chinos. Los mayas no sélo consideraban que el tiempo era una deidad (el dios solar), sino que cada afio, mes, dia ¢ incluso hora eran indénticos a un nimero y, simultaneamente, una di- vinidad. Otro tanto puede decirse de los aztecas, que también tenfan un mandala temporal. Aunque potencialmente el tiempo existia desde el origen en tanto principio relacionado con cl sefior supremo del tiempo, sélo se manifestaba efectivamente a partir de la creacién de los cuatro Tezcatlipoca. Después de un periodo de equilibrio semejante al de los opuestos de la secuencia china del cielo anterior, cada uno de los Tez- catlipoca quiso convertirse en el sol y ast nacieron la lucha y el cambio. Este proceso condujo a una visién lineal del tiempo que se desplicga a lo largo de cinco cones o soles sucesivos. El sol «4 tigre» duraba 676 afios; después las personas eran devoradas por ocelotes y el sol se des- truia, Le seguia el sol denominado «4 viento», que acababa cuando todo era arrastrado por el viento y los humanos se convertian en mo- nos. Luego aparecia el sol «4 lluviao, al final del cual todo se quemaba y las personas se convertian en pavos. Por iiltimo estaba el sol de nuestro tiempo, denominado «4 movimiento». Durante su reinado llegardn los terremotos y el hambre «y, de esta forma, arribard nuestro final», como sostiene la Leyenda de los soles" Desde Ia perspectiva azteca, los dias «trabajan» a medida que se desplazan por el cielo. Gréficamente representaban a los dioses tempo- rales como figuras que acarreaban a las espaldas cierta cantidad de dias, meses o afios y que se seguian en una inmensa secuencia circular. (Merece destacar que Hesiodo —el poeta de la antigua Grecia— se re- fiere a las horas denominandolas daimones, es decir, dioses.) 2B 12 Needham y Wang Ling: op. ei i. 4 18 Vease Cumont: Aurrofogy and Religion among the Greeks and Romans, pigs. 30 sigs Bid, pie 28 Platon: Timeo, pig. 37, C, D. Vease Corafard:’ Paros Cosmo- dogs, pigs, 97-100, "© Utilize, este t€emino de a mise ma manera que H. Conrad-Mar 7 Vease Béhme: Zeit und Zaht: Studion zur Zeit-theorie bei Pla lon. Arisoteles, Leibniz wnd Kort ' Véase Dauer: »Niewsehe and the Concept af Timeo,en Studi pig. 9 Nuestro sistema astrologico también consta de una procesién cireu- lar de imagenes divinas. Nace en Mesopotamia, aproximadamente en el siglo VI a.C., aungue también muestra influencias egipcias posteriores. En su origen, los signos zodiacales eran muy variados: en principio fue~ ron dioses tribales terrenales que se proyectaron en las constelaciones celestes cuando los babilonios empezaron a observar el movimiento de las estrellas y a recabar informacién sobre éste. Asi, repararon en la existencia de un orden vélido en esta procesién celeste de dioses o ar- quetipos y lo expresaron con nimeros. Jung ha definido el nimero como un arquetipo del orden que se ha vuelto conscienfe. Los dioses temporales de los mayas y de Tos aztecas también eran nuimeros y no es extrafio que los chinos relacionaran el orden estelar con los niimeros. El cardcter de la palabra célculo, shih, se taza ir, las lineas horizon- tales superiores representan el cielo y las tres verticales aluden a la in- fluencia del sol, la luna y las estrellas en la tierra. Asi, el caleulo estaba estrechamente relacionado con las predicciones sobre el futuro”. La nueva religin-ciencia de Babilonia se difundié por Persia y Egipto, donde algunos dioses babilonios fueron rebautizados y relacionados con las deidades que ya conocian, Los babilonios también crefan en la eternidad del mundo" y en que cierto destino, Heimarmene, rige el cosmos ', Todas las cosas de la tierra se corresponden con lo que ocu- re en el cielo. Durante un inmenso perfodo de 4.320.000 aos, el cielo en su totalidad regresa a su configuracion inicial: el mito indio del eter- no retorna. Estas ideas influyeron en los griegos a partir de la época de Tales de Mileto y en gran medida constituyen la base del famoso modelo cosmo- logico del tiempo expuesto por Platén: por encima y fuera del universo existen las ideas (platénicas), que forman una unidad en torno a la idea de la divinidad. Cuando cre6 el mundo, el dios creador (demiurgo) no pudo trasladar la totalidad de este modelo al mundo de la realidad asajerai En cuanto a ese patrn que es el ser vivo por siempre existente, inten- 16 hacer el universo a su semejanza.... Ahora bien, la naturaleza del ser vivo era eterna y fue imposible conferir en su totalidad este cardcter a la cosa generada. Pero se ocupé de hacer, por asi decitlo, una apariencia de erernidad en movimiento; de esta forma, al tiempo gue organizaba el ciclo hizo la eternidad que en la unidad se atiene a una semejanza intem- poral que se mueve segtin el niimero.,. aquello que hemos dado en llamar * tiempo [edn] En este contexto e6n significa el tiempo «eénico»', el que existe entre el mundo eterno de las ideas y el mundo perecedero y temporal- mente limitado de nuestra realidad; se compone de largos cones histé1 cos. Eén es un ser perpetuo —la esfera celestial de las estrellas fijas: que se consideraba eterno y se pensaba que no estaba sometido al su- frimiento y al cambio. Se desplaza trazando un circulo eterno. Debajo de la luna comienza el mundo de Crono, la esfera «sublunar, vana y efimera de la descomposicién. Los fisicos siguen discutiendo Ia idea del tiempo ciclico postulada en el teorema ergédico, segiin el cual «al margen de cualquiera que sea el estado en que se encuentra en un momento dado, el universo finito pasard por los restantes estados posibles en una secuencia determinada y finalmente retornard al estado de partiday ". No obstante, las teorias actuales sobre la vida del universo varian ampliamente. El postulado mas aceptado sostiene que el universo surgié con un abig bang» —una 19 Véase De Solla Price: «Auto- mata and the Origins of Mecha ism and Mechanistic Philosophy, cen Technology and Culture, V, lado por Haber, pig. 288 2 Vase Le Lionnais, op. cit. ig. 13. 211 pid, pags. 14 y 19. 2 De Solla Price: «Clockwork be- fore the Clock and Timekeepers before Timekeeping», en Study M, pig. 370. Le Lioanas, op. cit, pig. 2. % Needham: Time and Eastern Man, pigs. 52-53 gran explosién— y se expande hacia un punto final de «muerte por calor». Otros cientificos creen en un universo de estado invariable, en el que la materia se crea y se destruye constantemente, sin principio ni fin previsibles, Ciertament tivos racionales, sino en virtud de la in- tuicion arquetipien del tempo cilia (a diferencia del aspecto de ujo) que, al inventarlos, los relojes se hicieron circulares. Actualmente la mayoria de las esferas de los relojes son circulares porque simulan el elo. A las formas mas antiguas de los relojes corresponden el nomon y el reloj de sol. Ambos utilizan la aparente rotacién del Sol alrededor de la Tierra para medir la sombra arrojada por una varilla, una columna o un obelisco y, en el caso del reloj de sol, para rastrear los cambios de posicién, El nomon probablemente fue introducido por los griegos a principios del siglo VI a.C. y presentaba la gran desventaja de que sélo media la hora local. Su utilidad también quedaba afectada por la complejidad del aparente movimiento del Sol alrededor de la Tierra. Se simplific6 inclinando la varilla a fin de colocarla paralelamente al eje de rotacidn de la Tierra, Asi, la direccién de la sombra era idéntica duran- te las mismas horas en cierto sitio al margen del dia del afio y lo nico que variaba era la longitud de la sombra ". Se trata del reloj de sol que encontramos en Egipto a partir del siglo XIII .C., aunque es probable que los babilonios ya lo conocieran, Hasta el siglo XVII d.C., los relo- jes de sol de estas caracteristicas eran més exactos que los mecénicos. La invencién del reloj mecinico responde a un avance fundamental: el invento de la rueda dentada, que tuvo lugar en los tiempos de Ar- quimedes y que probablemente surgié de la organizacién de los ciclos civiles. Acerca del reloj mecdnico se sabe muy poco hasta el siglo IX, cuando en los paises isl4micos se utilizaron ruedas dentadas de relacio- nes complejas para los mecanismos de astrolabio, mecanismos «recono- cibles como antepasados de todos los relojes modernos» ”. El reloj mecénico evolucioné lentamente, Los variados mecanismos que existen contienen cuatro componentes basicos, pero no todos se descubrieron al mismo tiempo: el motor, que en sus origenes adopté la forma de pesa (y posteriormente de mucile); el regulador basculante (e1 péndulo y, en la actualidad, en la mayoria de los casos un electro- imén) ®, que contrarresta las diferencias de temperatura, presién y cho- que; el escape, que compensa la pérdida de energia debida a la friccién, y la esfera, que seffala las horas, los minutos, eteétera, Ademis de las manifestaciones antedichas de la idea circular del tiempo, desde el principio también existe la nocién de la sucesion lineal ¢ irreversible del tiempo, probablemente basada en la observacion del envejecimiento de todos los seres vivos y de los cambios permanentes que los acontecimientos histéricos producen. A pesar de los modelos del tiempo circular, los chinos, por ejemplo, acumularon un conjunto de datos histéricos que abarcan un periodo de més de tres mil afios. Lo hicieron con el propésito de estudiar «la forma en que cada uno debe conducirse en el presente y en el futuro, el modo en que el amor (ven) y la rectitud (i) pueden dar resultados favorables, mientras que los actos malvados producen consecuencias sociales desfavorables. Por tanto, creian en la posibilidad de un perfeccionamiento moral y en la evolu- cién socialy *, De manera parecida, la doctrina de los eones de los cinco soles de los aztecas también atribuye un curso lineal a la historia, curso que no conduce a la evalucién, sino a la destruccién definitiva. Mucho antes oe gt Ae (es ( oh ao m0) 25 Haber: The Darwinian Revo: lution inthe Concept af Times, en Shudy 1, pgs. 385 ysis. 2 Véase Eliade: The Myth of the ternal Return, pigs. 3-148, "Libro de la sabiduria 11,20, ease Von Franz: Number and Time, pigs. 11-173, 24 Vease Mahnke: Unendliche ‘Sphare und Alimitepunkr, ease Da Fiore: Tractatus sue er quattuor Evangelia, xl ici pis, 23 y otras. de que la humanidad conociera las causas del envejecimiento (debido a que ciertas células de nuestro organismo no se reemplazan y otras se sustituyen con mucha més lentitud), muchos sistemas mitolégicos vin- culaban el tiempo con la descomposicién y la muerte e incluso con el mal, Como sabemos, el helenistico En también era Crono, la deidad que devora a sus hijos, el dios supremo que fue suplantado por Zeus. Esta figura del tiempo como devorador sobrevivié incluso en la era cristiana, en la imagen simbélica del padre tiempo que reiine los atribu- tos de Crono-Saturno y la muerte, Durante los siglos XVI y XVII hubo tun deleite por las représentaciones macabras del aspect destructivo del tiempo. La tradicién judeocristiana creia, sobre todo, en un modelo lineal del tiempo que se debia a la intervencion de Dios y a su providencia, a su designio para conducir paulatinamente a la humanidad hasta la per- feccién y, por tltimo, a la destruccién del mundo. Empero, la nocién cristiana més antigua del tiempo no era, en modo alguno, un parametro puramente matematico. Inclufa algunos elementos ciclicos, asi como la idea del designio divino —Ia linealidad teleologica del tiempo=-, repar- tido en funcién de los siete dias de la Creacién®, En el Antiguo Testa- ‘mento aparecen rypoi: imagenes 0 prefiguraciones de acontecimientos y cosas_que posteriormente se revelan con mas detalle en el Nuevo Tes- jamento. Por ejemplo, en ei Génesis el 4rbol de la ciencia del bien y d ‘mal presenta Ja misma madera que la vara de Moisés, que se_uiiliz6 como viga del templo de Salomén y que la de la cruz'en que Cristo fue ctucificado. De esta forma, el modelo eterno actuaba reciprocamente con el curso lineal de la histori ‘Ademés de insistir en que Cristo murié de una vez para siempre, algunos padres de la Iglesia que crefan en las influencias astrales acep- taron, al menos parcialmente, una perspectiva cfclica de la historia ™. Estas visiones coexistieron hasta el siglo XVII. El modelo del illud tem= pus acerca de la existencia extratemporal de todos los patrones (vase pag. 12) también esta presente en el cristianismo en la nocién del unus ‘mundus, es decir, el plan del cosmos que Dios tenia en mente antes de la Creacién. Dicho plan también se denominaba Sapientia Dei, la sabi- duria de Dios personificada. Determinadas formas, ideas y prototipos primigenios constituyen el archetypus mundus 0 wejemplar» del univer- so_en la mente de Digs. Este contiene un orden matematico estr ‘mente relacionado con la Trinidad: el ntimero pertenece al Hijo, la me- dida_al_Padre_y el_peso_al Espiritu Santo”. E]_wnus_mundus se considera una esfera infinita, como el mismo Dios™, A pesar de su ‘manifestacion repetitiva las typoi siguen un recorrido lineal de evolu- cidn en el sentido de que vuelven cada vez mas manifiestas la cabeza de Dios y Su propésito: «Lo que en el Antiguo Testamento brillaba en el Nuevo resplandece.» Uno de los creadores mas célebres del modelo de la providencia divina en la historia es el abad Da Fiore (del siglo XII), que sostuvo que la historia se dividia en tres grandes eones: el periodo del Antiguo ‘Testamento, el tiempo del Padre, en el que imperan la ley y su interpre- tacién literal; el primer milenio cristiano, el tiempo del Hijo, en el que dominan Ja sumisién a la Iglesia y la sabiduria, y finalmente la actual era del Espiritu Santo, en la que los hombres espirituales viviran en la po- breza pero en total libertad siguiendo la inspiracién del Espiritu Santo. La idea de que Dios tenia en mente un plan eterno del mundo antes de materializarlo coincide con lo que se ha dado en llamar la vision cristiana sacramental de la historia; se relaciona con la perspectiva pla- % Haber: op. cit, pis. 387 y ses 5 Citado por Haber, pig. 390 © hid. pigs. 392 ysis ™ Costa de Beauregard: Le Se- cond Principe et la science du temps 3M Vease Haber, pigs. 283, 384 y 385, 3 Para mis previsiones sobre este punto, vase Denbigh: «ln Defen- fe of the Direction of Times, 20 Study 1 pig. 8. Jung: Collected Works, 1X, pags. 248.249, 3 Vease Puree: The Mystic Spi val t6nica que sostiene que todas las cosas se desarrollan a partir de simien- tes 0 arquetipos primordiales (ideas). Como ha sefialado C, Haber ™, en el siglo XV el reloj se consideré un modelo del plan divino. En 1453, Nicolis de Cusa escribe en su obra La visién de Dios: «Dejemos que la nocién del reloj represente la esencia misma de la cternidad; en este caso, el movimiento del reloj representa la sucesién. Por consiguiente, Ia cternidad rode6 y extendié la sucesion, ya que la nocién del reloj que es la eternidad también rodea y extiende las cosas.» "! Gradualmente la idea del universo cual un reloj perdié su cardcter sagrado... y en el si- (V0) o glo XVIII el reloj pas a ser un mecanismo automatico que no guarda- ba la menor relacién con Dios ®. En el campo de la fisica se produjo un avance espectacular hacia una idea puramente matematica del tiempo lineal con Newton, que uti- liz6 la linea geométrica para describir el tiempo mensurable. Lo cierto es que su papel dominante en fisica solo surgié con el desarrollo de la segunda ley de la termodinamica, formulada por Carnot y Boltzmann. Este teorema sostiene que en todo proceso fisico determinada cantidad de energia se pierde irreparablemente en forma de calor y que la conse- cuente pérdida de orden —proceso conocido como entropia— desem- bocard en la muerte del universo. Este postulado dio pie a la idea de la «dlecha del tiempo» de la fisica, es decir, su direccién irreversible. Empero, algunos fisicos sostienen que, en contraste con la materia, la mente es un factor negentr6pico: dicho de otra manera, es capaz de artir del desorden y construir sistemas de un nivel energético superior. Esta tesis llevé a Olivier Costa de Beauregard a postular la existencia de un alma césmica fundamental 0 infrapsiquis- \ ‘mo, coexistente con el universo de Finstein, en tanto fuente césmica de la negentropia®. En la fisica sigue predominando, mayoritariamente, la idea de la «flecha del tiempo». ‘Ademis de estos adelantos en el campo de la fisica fueron sobre todo los avanees de las ideas de Charles Darwin los que reforzaron la predileccién occidental, ya existente, por un modelo puramente lineal del tiempo *. Darwin sostuvo que toda modificacién de la vida en la tierra era mecénica y, en tiltima instancia, se debia al azar, Por tanto, el tiempo pasaba a ser el tiempo puramente matematico... y bastaba una linea para explicarlo. Aunque algunos pensadores «vitalistas» han pues- to reparos a esta perspectiva, se trata de una idea que atin domina las esferas cientificas. Por iltimo, los innegables cambios psicolégicos sub- jetivos que el ser humano experimenta durante el envejecimiento tam- bign sustentan la idea de la linealidad del tiempo, ‘Se han hecho considerables esfuerzos por reconciliar las perspecti vvas lineal y ciclica del tiempo. Por ejemplo, Ta vision que san Agustin tiene del tiempo y de la eternidad es, en muchos sentidos, una combina- cién de ambos modelos, del mismo modo que, de otra forma, la idea china del tiempo ciclico se combinaba con una evolucién moral de la humanidad a través de las experiencias histéricas. La imagen de dicha combinacién es la espiral o Ja hélice. Jung ha. imagen divina psiquica interior del hombre, es %, En el desarrollo de esta imagen humana divina, tal como la conside~ ran el Libro de Enoe, los gnésticos y ciertos alquimistas occidentales ”, se concebia el yo primero como la figura divina de Adan y, mas adelan- te, como la figura terrenal e inferior de Adan (después de la caida). Si trazamos una espiral con esta cadena obtenemos el dibujo que se mues- tra arriba a la izquierda (pero debemos tener en cuenta que el rotun- ic 7 \ a d Adin espiritual 4 parcias Ada terrenal 4 pares Serpiemte Piedra filosofal Objeto redondo Adan espicitual Objeto redondo Piedra Adio filosofal terrenal Po: SON on Por fwd 4 1 CSacak MPoN 2% Jung, Op. cit, 9.1, paras 404, 406 y sigs también Gamov: Atomic Energy, pie. 72. 8) Bid, pérrafo 413, 18 & Ihid., parrafo 408, qu in materia no puede ser ajena a la psiquis porque, en este caso, jcbm dum del extremo superior simbotiza un nivel de conciencia ligeramente superior que el del primer Antropos. Como sefiala Jung™, este modelo esta en consonancia con el principal desarrollo historico de nuestra idea de Dios. El equivalente incluso mas bajo es la serpiente que provocé la caida de Adan, Se corresponde con la «materia primaria» y es el tema principal de los alquimistaS\Cuando ha pasado por los cuatro elemen- tos se convierte en la piedra filosofal: otro simbolo del hombre-dios, En iiltima instancia, se la concebia como el «objeto redondo» (rotundum), la estructura mas elemental del universo. En el medio hay cuatro veces cuatro centros, que configuran un matrimonio-cuaternio superior e in- ferior, los cuatro rios del paraiso y los cuatro elementos. Se consideraba que cada cuaternio revelaba la estructura de cada uno de los centros situado més arriba. Al principio el hombre era como un nifio que dependia de la esfera «neumatica» (espiritual). Esta se veia amenazada por Satan —el lado oscuro de la realidad— y por los propios instintos (la sombra del hom- bre). Aunque Cristo abrié Tas puertas del infierno, no regresé tal como prometio. Las ideas del cuaternio y de la piedra filosofal coinciden con los inicios de las ciencias naturales. Las especulaciones alquimicas die- ron pie a la idea de cuatro estados de agregacin, al modelo de un cuaternio témporoespacial de cuatro dimensiones y, por iltimo, a di- versos modelos cuaternarios modernos del mundo subatémico. Esta se- rie concluye con el roundum, la imagen arquetipica de la rotacién que supera los modelos estaticos de la cuaternidad, lo que vuelve a coincidir con el éntropos neumatico, En tanto formula de una ecuacién, este modelo del yo podria expre- sarse de la siguiente manera: A representa el estado inicial (en este caso el dntropos), AJ el estado final y B,C y D los estados intermedios. Las formaciones en que se dividen se representan con las a, b, ¢ y d. En lo que se refiere a Ia cons truccién de la formula, debemos recordar que nos ocupamos del proceso constante de transformacién de una (nica sustancia, Este y su respectivo, estado de transformacién siempre producen su semejante o igual; asi, A produce @ y B, b; asimismo, b produce By c, C. Se deduce que a a le sigue b y que la formula se lee de izquierda a derecha, Estos supuestos son legitimos en una formula psicoldgica » La formula apenas esboza el plano superior que se aleanza a través del proceso de transformacién... El cambio se compone de un despliegue de Ia totalidad cuatro veces en cuatro partes, lo que significa ni mas ni ‘menos que se torna consciente. Jung compara este proceso en espiral del yo con el autorrejuveneci- miento del nucleo del carbono en el ciclo de carbono-nitrégeno, en el que el nucleo de earbono atrapa cuatro protones y al final del ciclo vuelve a despedirlos en forma de particula alfa a fin de retornar a su estructura original ® La analogia con Ia fisica no es una digresion puesto que el esquema simbélico propiamente dicho representa cl descenso a la materia y exige Ia identidad del afuera y del adentro. distinta de 1a materia porque, de lo contzario, jeémo podria moverla? ¥. produciria? La psiquis y la materia existen en un mundo que es el mismo ‘cada una comparte elementos de la otra porque, de no ser asi, toda Hes reclproca seria Inpontle-En consists ai onesies avancara lo suficiente tendriamos que llegar a una consonancia definitiva Ritmo y periodicidad “aan \\aranaray aris ' Véase Whitrow: The Natural Phi losophy of Time, pigs. 29 y 30. Uiefleetions on the Hisiory ofthe Concept of Timer, en Study I, pis. 5, 2 Vase Ait: «The Concept of ‘Time in. Western Antguitys, en Study 1, pa. 75 8 Marshak: ‘The Roots of Civil 4 Vease Granet: op. cit, pigs. 154 ysige y 171 y sige 5 Vease Von Frans: Number and Time, pi. 2. entre los conceptos fisicos y psicoldgicos. Es posible que nuestros inten- tos parezcan osados, pero estoy convencido de que van por buen camino. Por ejemplo, en més de una ocasién las matematicas han demostrado que sus construcciones puramente ligicas, que trascienden toda experiencia, posteriormente coincidian con la condueta de las cosas. Y este hecho, 10 ‘mismo que los acontecimientos que denomino sincrénicos, apuntan a una armonfa profunda entre todas las formas de la existencia Este modelo simbélico de Jung parece representar una estructura asica de la vida fisica y psiquica. Cabe destacar que el sistema matri- monial melanesio, que se propone perpetuar el fluir de la vida mediante un sistema de intercambios matrimoniales entre dos clanes (uno matri- lineal y el otro patrilineal), también produce dos tipos de espirales: la cerrada, que representa el cordén umbilical matrilineal, y la interrum- pida, que simboliza el poder viril Por iiltimo, aunque no por ello menos importante, la sustancia ge- nética —descubierta por Watson, Crick y Wilkins— forma una doble hélice. Puede que este modelo represente 1a analogia biolégica de la idea arquetipica del tiempo en tanto espiral, lo cual reconcilia los aspec- tos lineal y cfclico del tiempo. No sélo Platén relaciona el tiempo con el niimero. Para Aristoteles el tiempo también era una especie de ntimero: «El tiempo es el nimero del movimiento con respecto al antes y al después.» Empero, sélo tenia un tinico movimiento en mente: el movimiento de rotacién del cielo, porque es perpetuo y uniforme !. Por otro lado, tiempo no existe si no hay cambios*: «El tiempo es mero; en realidad, se trata del nimero del movimiento continuo.» Es evidente que este comentario alude a la periodicidad de los aconteci mientos terrestres. Se ha criticado esta concepcién aristotélica porque s6lo es una definicién del tiempo mensurable, no del tiempo en ‘mo. Sin embargo, en mi opinién la relacién entre el tiempo y el ntimero es mucho mis profunda. Si Alexander Marshak tiene razén’, uno de los juegos mas antiguos del hombre del paleolitico consistia en hacer ‘marcas numéricas en piedras y huesos en tanto ocupacién «para hallar el factor tiempo. Marshak sostiene que éste fue el inicio de nuestra civilizacién. Desde el principio dichas marcas sirvieron para llevar la cuenta del calendario. La relacién entre tiempo y mimero también fue una afirmacién fun- damental en China, aunque con otro matiz. Para los chinos los nuime- ros carecian de importancia en su aspecto cuantitativo. Como sefiala Granet‘, en China el mimero era un emblema o simbolo mucho mis cualitativo que, de todos modos —lo mismo que para nosotros—, tam- bién denotaba relaciones regulares entre las cosas. Dentro de un orden jerérquico, dichos emblemas reflejan determinados patrones basicos del universo y asi tornan visibles «los aspectos individuales circunstanciales de la unidad césmica en su totalidad». Y es en este punto donde inter- viene el tiempo, ya que los aspectos circunstanciales aparecen segin una orden temporal. Varian en el transcurso del tiempo y cada uno es un momento cualitativo*. Por consiguiente, en China el néimero era un continuum concreto que abarcaba cualidades 0 condiciones fundamen- tales que podian manifestarse con relativa simultaneidad en sitios dis- intos. El famoso 1 Ching —el libro de las adivinaciones— se basa en esta premisa. Desde esta perspectiva, el tiempo se compone de ciertas 19 cite” ot © thid, pag. 7 1 Aesio: Placita Philosophorum, 1, 22, * Vease Le Lionnais 0p elt. pie sina 7 9 bi Capra: op. ct, pig. 241 hid, pie. 24, hid, pig. 248, 2» fases de transformacién de la totalidad césmica, temporalmente organi- ‘zadas'. Segtin el filésofo Wang Fu Ch’ih (1619-1692), toda la existencia es un continuum césmico que, en si mismo, carece de manifestacion perceptible. En virtud de su dinémica inmanente, se diferencia en de- terminadas imagenes o estructuras que se suceden en el tiempo y que pueden explicarse mediante procedimientos aritméticos. Asi, en China todos los niimeros también son indicios temporales que nos dicen algo sobre la calidad de cada momento. Por tanto, para los chinos el tiempo nunea fue un pardmetro abstracto ni un marco de referencia vacio, sino, que quedé calificado por la coincidencia de los acontecimientos que ‘concuerdan en determinados momentos. De esta forma, todo el univer- ‘$0 tiene una estructura temporal ritmica. Fl ritmo mas elemental es el que alterna entre yang y yin, La misica china se ereé de acuerdo con los patrones ritmicos del universo. Una idea fundamental relacionada_ Lit la de la enantiodromia: cada vez gue un simbolo 0 una ‘culo del 1 Ching (véase pag. 26) alcanza su plenitud extre- sma,.salta a_su contrario, La misma idea fue formulada por el fildsofo griego Herdclito, que lamé al destino «el orden universal [logos] que surge de la enantiodromia, el creador de todas las cosas» ’. Jung volvié jpeutilizar el término wenantiodromiay y demostré que se trataba de una jonigy psicoldgica por Ta cual todos Tos estado: ea puicolgiooe Exthemnoe ue [égicos extremos sue- Jen recaer en sus opuestos: espiritualidad cxagerada en la entrega a los instintos, etc. Tia esttocha relaciOn entre Hempg gaitae bar COA IMLido a le fabr- cacién de relojes en forma de pénduio, invento de Galileo que Chris- tian Huyghens perfeccioné para medir el tiempo. En misica atin se uti- liza un sencillo movimiento pendular ritmico para marcar el tiempo: el metrénomo, Hace poco la electricidad ha conquistado el campo de la relojeria pues ha logrado producir oscilaciones sincrénicas *. La corrien- te alterna mantiene las vibraciones y un mecanismo regula el periodo de la corriente. En nuestros dias hemos avanzado ain mas con el uso de cuarzo piezoeléctrico o moléculas de amoniaco a fin de conseguir osci- laciones enormemente regulares € inmutables. La compresion de una banda de cuarzo provoca el desplazamiento de parte de los electrones hacia un lado y el proceso puede invertirse. Si el cuarzo se conecta a una corriente alterna, los impulsos de los electrones se convierten en oscilaciones mecdnicas de varios miles de alternaciones por segundo, tan regulares que incluso corrigen las ligerisimas desigualdades de una corricnte eléctrica alterna’. Empero, el cuarzo envejece y ha sido su- plantado por moléculas de amoniaco de formula NHs; los dtomos N oscilan constantemente hacia el polo opuesto sobre un plano de 3H, con una frecuencia de 24.000 megaciclos 0 24 millones de vibraciones por segundo. Los relojes fabricados segiin este movimiento atémico inauguraron la técnica de los masers (la palabra corresponde a las ini- ciales inglesas de la «amplificacién de microondas por la emisién esti mulada de radiaciones»). Ninguno de estos relojes podria existir sin el ritmo basico de la energia, es decir, la materia. Capra sostiene: «Toda la materia participa en una danza césmica continua.» " Todas las particu- las «entonan su canto y producen patrones ritmicos de energia»"!. La fisica moderna ha puesto de manifiesto «que cada particula subatémica no sélo interpreta una danza de la energia, sino que es una danza de la enetgia, un vibrante proceso de creacién y destrucciém» °, Nos topamos con el mismo fendmeno en el plano macrofisico y en los organismos de los seres vivos. Todos se atienen a determinados rit- mos, que actualmente reciben el nombre de relojes biol6gicos. Las plan- Véase Bunning: Die physiol sische Uhr, pi. 2. bid, pig. 4 48 Vease Papp: «Oscillations asa Possible Basis for Time-Percep- tions, en Study J pag. 21 "© También hay que dest que en parte Tuncionan en relacion con btrosestimilos 1 Vease Bunning: op. ct, pigs aoary 32 1s Vease Richter: «Astronomical References in Biological Rhythms», en Study 1, pig. 53 1 Vbase Sehaltenbrand: «Cyclic States as Biological Space-Time Fields en Study 1, pig. 59 ® Véase Portman: «Time in the Life of the Organisms, en Man and Time, pig. 3 2 bid, pigs. 3-314, Vease Richter: op. lt, pigs. 38 y $2, asi como ln bibliog tad tas y los animales no s6lo se adaptan a su entorno espacial, sino al tiempo: al dia solar a través de lo que se denomina ritmos circadianos, a los ciclos lunares, a las mareas ¢ incluso al afio solar. Determinadas actividades —por ejemplo, la busqueda del alimento— no se activan por el estimulo externo de la salida del sol, sino por un ritmo interno que permite que el animal «planifique de antemano» ". También las plantas «tienen algo parecido a una memoria temporaly, pues algunas {pero no todas) empiezan a abrir los capullos pocas horas antes de la salida del sol, «como si supieran que el sol apareceré muy pronton; si se las coloca artificialmente en la oscuridad, siguen abriendo los capullos a la misma hora del dia, Al parecer, el reloj fisioldgico de los animales funciona por oscilaciones '. También opera como reloj maestro del que dependen otros procesos fisioldgicos que el tiempo regula. Por ejemplo, se regulan de esta forma periodos de actividad y de reposo, asi como los cambios metabélicos cuantitativos, la temperatura y otros. Estos ritmos parecen heredados y es probable que, més que producidos por condi ciones externas, sean endégenos "", En el caso de las plantas y los ani- males unicelulares, el organismo se mantiene unido gracias al ritmo. La disminucién de la temperatura (en las plantas basta una diferencia de s6l0 5-10°C) ralentiza los relojes biolégicos. ‘Tratndose de organismos mas complejos, atin se debate hasta qué punto dichos ritmos estén unificados por un érgano regulador o di- seminados por diversos tejidos y drganos, si bien parecen darse ambas, instancias ”, En los animales superiores podria haber un regulador cen- tral localizado en el cerebro". Tal como lo formula G. Schalten- brand, en el cerebro parece haber una organizacién cronolégica, rit- mica y estandarizada que funciona como totalidad. La estructura basicamente ritmica de nuestra vida fisiolégica no sélo esta en relacién con el tiempo. Como ha demostrado Adolf Port- mann, los patrones de conducta de animales y plantas muestran cierta relacién con el tiempo: «Ante nosotros cada forma de vida aparece como una gestalt con un desarrollo especifico tanto en el tiempo como en el espacio.» El afio social de los habitantes de Samoa y de Fidji se calcula segtin el ciclo de la epitoquia (Eunice viridis). Anualmente este gusano muda parte de su cuerpo, cargado de sustancias sexuales, y la reproduccién tiene lugar en mar abierto, donde se autorreconstituye. Este ritmo se relaciona con las fases Iunares y exactamente en la misma época florece determinado arbol (Erythrina indica). Algunos erizos de la costa mediterranea de Egipto y las ostras y las vieiras de los mares templados siguen ritmos parecidos durante la época de reproducci6n. La migracién de las aves también esta relacionada con el ciclo diurno. FI desarollo de los animales es mas que una mera experiencia del proceso temporal; se trata de la resis tencia al tiempo [entropico], de un modo de formacién que figura en el protoplasma de determinada especie... Del mismo modo que en un des- pliegue de fuegos artificiales bien organizado una pieza puede portar la siguiente latente en su interior, en cada estadio de la vida de muchos inseetos encontramos una prefiguracién de drganos nuevos que mas ade- lante se despliegan segin un proceso temporal exactamente regulado Parece que el hombre también posee uno o varios relojes biolégicos (que se trastocan con los vuelos transocednicos), aunque lo que predo- mina es su conciencia del tiempo que marca el reloj. En el campo de las emociones, fendmeno que bordea los limites 3 Bi estudio estuvo a cargo de Paul Walder, del Instituto C. G. Jung de Zurich, Sobre la period= ‘dad de la conducta de los esqui- zofrénicos, veise también Aaron” son, «Time, Stance and Existence, en Study 1. pig. 208 2 Véase Kastenbaum: «Time, Death and Old Ages, en Study 1, as. 20 y sigs. y,_ sobre todo, Green: «Temporal Stages in the Development ofthe Self en Study 1 pgs. Vy sig. 3 Véase Le Lionnais; op. ci, pgs, 103 y 107 % Vease Whitrow: The Naniral Philosophy of Time, pig. 15, id, pag. 107. % Citada por Whitrow: op. cit, pig 111 > bid. pig. 1 2 entre la realidad fisiolgica y la psicoldgica, el ritmo es fundamental. Cuando experimentamos emociones intensas, hacemos movimientos ritmicos (por ejemplo, golpeamos el suelo con los pies) y solemos repe- tir al infinito los mismos pensamientos y palabras. Este hecho llevo a Jung a suponer que los complejos inconscientes podian ser de naturale- compleios compartidos por la humanidad —a los que Jung denomins \ducta ven el pas i iticas. Los sistemas astrolégicos a los que nos hemos referido no son mas que los intentos que la humanidad ha hecho de expresar una procesién tempo- ral y un orden recurrente 0 «juego de los arquetipos», lo que constituye un ritmo temporal eénico. Es posible que dicho juego exista, pero atin estamos muy lejos de comprenderlo, La relacién entre las divinidades y los momentos y el azar —que analizaré més adelante— también apunta a la naturaleza en parte eterna y en parte temporal de los arquetipos. Ultimamente los psicélogos se han dedicado a estudiar la inmensa variedad de concepciones subjetivas del tiempo. Por ejemplo, los jsve- nes viven mas pendientes del futuro, mientras que los viejos se remon- tan mas al pasado. En un sentido amplio, la gente que envejece tiene la sensacién de que el tiempo discurre a mas velocidad, probablemente a causa de su propia ralentizacién *. Las diferencias temporales «subjeti- vas» podrian deberse, principalmente, a factores fisiologicos (por ejem- plo, la temperatura), ya que se ha demostrado que afectan a la velocidad de nuestra asimilacién de informacién sensorial y a nuestro céleulo del tiempo. La intoxicacién con hachis, opio, mescalina, ete., también ex- Pande 0 condensa nuestra experiencia subjetiva del tiempo * EL tiempo subjetivo no sélo varia de un individuo a otro, sino entre diversos grupos sociales, étnicos y psicolégicos. Segin mi experiencia, la adaptacién al tiempo del reloj sigue siendo dificil para los intuitivos, mientras que aquellos cuya funcién sensorial es dominante quedan tan congelados en el ahora que a menudo son incapaces de imaginar que majiana se producira un cambio. Como el tiempo est relacionado con la totalidad de nuestro «ritmo vitaln, la adaptacién se ve perturbada en el caso de las neurosis (y atin mas en el de las psicosis). Por ejemplo, algunas personas «viven més répido» de lo que pueden permitirse 0 quedan rezagadas en su desarrollo interior, razén por la cual se sienten «acosadas por el tiempo», Si como he intentado demostrar es cierto que el tiempo esta estre- chamente relacionado con el ritmo de la imagen divina interna, el,yo (es decir, 1a totalidad consciente e inconsciente de la psiquis), es evidente que cualquier desviacién neurdtica del ritmo del yo también supone una relacién perturbada con el tiempo. Aparte de los ritmos bioldgicos, los procesos de la memoria también desempefian un papel en nuestra experiencia subjetiva del tiempo. Adn no se ha esclaracido su compleja naturaleza. Muchos cientificos apun- tan a que «el cerebro o la mente conservan el registro completo del fluir de la conciencia, es decir, todos los detalles que se consignaron men- talmente (incluidas las percepciones infraconscientes) en el momento en que ocurria, aunque posteriormente casi todo se pierde en beneficio del recuerdo voluntarioy ®, Muchas de las cosas que recordamos «sdlo son generalizaciones y sintesis», 0 séa que la mayorfa de los recuerdos pare- cen formar parte de una organizacién mis 0 menos extensa, que Bart- lett Hamé «esquemay»” y que Suzanne Langer denominé «la transfor Necesidad, azar y sincronia | Citado. por Watanabe: «Cause ly and Tien, en Study 1, pigs. 276 y sigs. 2 Anaximandro: «Simplicius in Aristotelis physicorum libros Com- mentariuss ctado por Diels: Do ographgraecl, pag. 476. 3 Fragmento 80 de Clemente de Alejandra, Véase Arioti: op. cit, pig 7 4 Véase Onians: op ct, pags. 251 y 22 5 Vease Barth: sDescartes Begrin= ddung der Erkenntoiss y Von Franz ‘The Dream of Descartes, en Ti Imeless Documents of the Soul, Plas, 84 ysis. macién simbélica de la experiencia que el hombre realiza»®. Desde una perspectiva jungiana, dicha organizacién seria producida por los arque- tipos, que son principios ordenadores, psicofisicos ¢ innatos de la expe- riencia humana. Al decir de Whitrow, cualquiera sea el papel de la memoria, nuestra mente «es, por su misma naturaleza, temporal. Se manifiesta en nuestro consciente como una “secuencia de pensamien- tos"»®. Y en este punto volvemos a la nocién primitiva del tiempo en tanto fluir cuantitativo y cualitativo de acontecimientos simulténeamen- te internos y externos. En Experiment with Time, J. W. Dunne ha in- tentado formular un modelo del tiempo multidimensional, en el que se reflejan los estados psiquicos y sus «tiempos» coincidentes. Aunque di- cho modelo no ha sido ampliamente aceptado, me parece que Dunne no se equivoca al considerar el tiempo como un fendmeno multidimen- sional que se caracteriza por la simultaneidad de diversas condiciones psicoldgicas, Todas las eivilizaciones han aceptado, en mayor o menor medida, la causalidad. En el Lejano Oriente su forma basica es el concepto de Karma. A Jo largo de las innumerables reencarnaciones de una persona perdura cierta identidad en una cadena causal transmitida por el kar- ‘ma: «Si en el transcurso del tiempo vemos una identidad del ser en los eventos, ello se debe a la cadena causal que los enlaza.»'! Lo que en Occidente denominamos causalidad se origina en las imagenes griegas de Ananke (la necesidad), Tique (Ia justicia), Hei- marmene (el sino designado) y Némesis (la venganza divina), deidades temidas y respetadas. Eran las responsables del juego equilibrado de los ‘opuestos en el universo. Segin Anaximandro: «La fuente de la genera- cidn de todas las cosas es aquella que también conduce a su destruc- cién... segin Necesidad, ya que pagan un castigo y una venganza divina mutuas por cada una de sus injusticias, segiin el orden de Tiempo.» Heréclito recaleé que «todas las cosas suceden mediante conflictos y por necesidad*. Posteriormente, para el estoicismo, Ananke o Hei- marmene se convirtieron en ef principio universal que todo lo gobiemna y que incluso rige sobre los dioses. Segtin los érficos, Crono (el tiempo) copulé con Ananke (la necesidad), que sostiene el universo con poder at) 08 grilletes y lo rodea en forma de serpient Palabra «necesidad» )\\" a se relaciona con los vocablos latinos necto (ayo ato») y nexus (watado»). ee " Fsta_divinidad inexorable también_personificaba_los_grilletes de la” \\ muerte, es decir, nuestro destino (cabe destacar que la palabra destino también significa «yo ato»), Ananke teje el hilo de nuestra vida y 10, : eorta en el momento de su fin: a ‘Aunque no desapareci6, en la era cristiana el concepto de necesidad se proyecté en el orden legitimo de la naturaleza, creado por el mismi- simo Dios (que, de todos modos, a veces interferia mediante milagros). Sélo con René Descartes (1596-1650) se torné absoluto el principio det determinismo, bajo la forma de leyes naturales generales que excluian toda intervencién divina, nueva y creativa: «En un sentido amplio po- demos afirmar que Dios hace todo aquello que podemos comprender, pero no que no puede hacer aquello que somos incapaces de compren- der.» Es decir, Dios podia actuar de otra manera, pero no queria. Por eso la actividad de Dios coincide plenamente con el principio de causa- lidad’, Précticamente lo mismo puede decirse de Isaac Newton. Seguin Newton, en el principio Dios creé las particulas materiales, las fuerzas que operan entre éstas y las leyes fundamentales del movimiento: desde 2 tiempo tiempo sree “acio § Adapiado a partir del texto de Capra: op. eit. pi. 56. 7 id, pag. 68 Capea op. cit, pag, 68, tb, pigs. 182-83, "© Capra: op. cit, pig, 184 1 Thi, pig 18S. "2 Ibi, pigs, 262y sigs. 24 entonces ha seguido funcionando cual una maquina que se rige por leyes inmutables ‘. Era muy facil dar el siguiente paso y excluir la idea de Dios: de esta forma, en la era del materialismo el universo se convir- ti6 en un inmenso reloj mecénico que tictaquea estiipidamente por toda la eternidad. A partir de entonces, la creencia en la validez absoluta de la causali- dad se perpetud hasta los comienzos de la fisica euintica, pues el estu- dio de las particulas elementales obligé a los fisicos a reemplazarla por el concepto de probabilidad matematica. Ya no es posible hacer predic- ciones seguras sobre la conducta de particulas individuales, sino de grandes conjuntos de particulas. Claro que esto no se limita a reflejar nuestra ignorancia sobre la situacién de la fisica, como ocurre con el edleulo de probabilidades que practican las compafiias aseguradoras. Capra lo formula de la siguiente manera: En la teoria cuantica hemos reconocido que la probabilidad es una caracteristica fundamental de la realidad atémica... Las partieulas sub- atomicas no existen con plena certidumbre en lugares objetivos; més bien presentan «tendencias a existir». Los acontecimientos atémicos no oct rren con plena certidumbre en momentos definidos y de formas definidas; mas bien presentan atendencias a ocurtt». Por tanto, existe cierto margen de incertidumbre*. Al principio a Einstein le parecié inaceptable y pronuncié ante Niels Bohr su famosa frase: «jDios no juega a los dados!» La fisica cuantica se topé con otro hecho que se refiere més direc- tamente al problema del tiempo: la llamada simetria de la direccién del tiempo. Este diagrama del espacio-tiempo puede interpretarse como tuna colisi6n o dispersion de un electron y un fotdn (el electrén se repre- senta con la flecha ascendente y el fotén con la linea quebrada) o como una dispersion de un positrén y un fotdn (en cuyo caso el positron se representa con una flecha descendente). «La formulacién matemética de la teoria de campos sugiere que dichas lineas pueden interpretarse de dos maneras: ya sea como positrones que avanzan en el tiempo 0 como electrones qué retroceden en el tiempo.» Esta caracteristica del mundo de las particulas subatémicas puede representarse como en el tercer diagrama: el electron (linea entera) y el fot6n (linea quebrada) se acer- can mutuamente, En el punto A el fotén crea un par electrén-positrén, €l clectrén se desplaza a la derecha y el positrén a la izquierda. En el punto B el positrén choca con el electrén inicial, se aniquilan mutu: mente y se crea un fotén que se desplaza a la izquicrda. Empero, «po- demos interpretar el proceso como la accién reciproca de los dos foto- nes y un solo electron que, en primer lugar, avanzan en el tiempo y luego retroceden para volver a avanzar»". Por consiguiente, podemos interpretar el proceso como un patron cuatridimensional de eventos in- terrelacionados que no tiene asignada una direcciOn de tiempo defi- nido " A pesar de lo antedicho, la «flecha del tiempo» y la causalidad si- guen siendo validas én muchos aspectos del mundo de la materia. Con el propésito de encontrar un marco mas general para describir los neu- trones y los protones —la forma mas elemental de las particulas—, uno de los enfoques consiste en utilizar una matriz S, propuesta por primera vez por Werner Heisenberg ". El circulo representa, simplemente, la su- perficie en que pucden tener igar complejos procesos individuales y observados. A y B son dos particulas (de cualquier tipo) que en este eirculo sufren un proceso de colisién y reaparecen como C y D, dos ‘ D A B 8 Vease Capra: op. elt. pigs 262-263, fbi, pigs. 274-276, sbi, pig. 275 " Usener: Govternamen, pgs. 279 ysis. particulas distintas ". La teoria de la matriz § elude el problema de establecer con exactitud la posicién de cada particul EL uso de la matriz S incluye diversos principios basicos ". El prime- ro sostiene que las probabilidades de reaccién deben ser independientes de los desplazamientos del aparato en el espacio y en el tiempo y del estado de movimiento del observador. El segundo consiste en que el resultado de una reaccién determinada s6lo puede preverse en funcién de las probabilidades, Fl tercer principio enlaza con la causalidad: pos- tula que la energia y la cantidad de movimiento «s6lo se trasladan en distancias espaciales por particulas y ocurre de tal manera que en una reaccién puede crearse una particula y destruirse en otra solo si la se- gunda reaccién tiene lugar después de la primera». Existe un cuarto factor, que Capra incluye en el tercero: se refiere a los valores a los cuales es posible (aunque no previsible) la creacién de nuevas particu- las, A dichos valores la estructura matemética de la matriz S cambia bruscamente y «se encuentra con lo que los mateméticos denominan “singularidad”, Que la matriz S presente singularidades es consecuencia del principio de causalidad, pero éste no determina el emplazamiento de las singularidades». (Véase pag. 28.) EI opuesto logico del concepto de causalidad (y su forma historica- mente mas antigua, la necesidad) es el azar. Este ultimo parece remon- tarse a ideas religiosas y habitos de vida mas antiguos que la primera, Como ha demostrado Hermann Usener ', los panteones griego y roma- no inclufan muchos dioses del tiempo en el sentido de que determinadas divinidades personificaban instantes temporales especificos. Estaba el dios del momento en que los caballos se espantan, del momento ade- cuado para arrancar las malas hierbas, para retirar la miel de las col- menas, ete. Entre otras cosas, Hermes era el dios del instante en que en una reunién social se produce un silencio siibito. Otro dios, Cairés —iconogréficamente emparentado con Hermes—, era muy important personificaba la coincidencia dichosa de las circunstancias favorables ara actuar; habia que «agarrar a Cairés por los pelos» (es decir, al azar de cada cual) porque, de lo contrario, escapaba. Nice (la Victoria) era otra deidad del wazar afortunado». Representaba ese agente 0 momento misteriosos en que los platillos de la balanza se inclinan a favor de uno u otro combatiente en la guerra o en una competencia ltidica. Nice es hija de Estige —el rio circular de los infiernos—, estrechamente re~ lacionado con Océano, el dios del rio y del tiempo. Fortuna era otra diosa del tiempo, a la que se representaba con otro simbolo temporal: Ja rueda Los grandes intentos precientificos de explorar la cualidad noumé- nica de un momento corresponden a los sistemas astrolégicos que he- mos mencionado. Cada dia, mes, afio y c6n tenia su propio «dios» 0 simbolo divino, lo que conferia una cualidad definida a la esencia, la actividad y la vida de cada ser humano. Empero, los dioses temporales astrolégicos ya no eran puras deidades azarosas, pues se desplazaban por el ciclo én wna sucesién temporal ordenada, siguiendo el recorrido del juego de los arquetipos temporalmente organizado, cuyas leyes no conocemos. Estos dioses no corresponden realmente al cielo, més bien es el hombre quien los ha proyectado sobre él. No obstante, pertenecen al tiempo. Esta peculiaridad queda de manifiesto en el hecho de que las doctrinas astrolégicas china, azteca, maya y occidental desarrollaron uuna técnica mediante la cual cada uno podia hacer las mismas predic- ciones que la astrologia con un ordculo numérico terrenal. Uno de los 25 mas famosos actualmente es el [ Ching. De acuerdo con este oriculo, cada persona puede determinar el significado de un momento dado se~ parando azarosamente cuatro tallos de milenrama de un haz de cua~ renta y nueve, Los escogidos configuran cuatro tipos de lineas, dos masculinas (—) y dos femeninas (— —). Seis lineas de estas caracte- risticas (dos trigramas 0 kuas) dan la respuesta del oraculo. Existen 64 trigramas dobles que representan las situaciones vitales simbélicas basicas en el marco del discurtir del tao. En Occidente existe una técni- ca parecida, denominada geomancia, cuyas configuraciones simbélicas de cuatro lineas —cada una de las cuales tiene dos 0 un punto— se crean formando pares con grupos de guijarros o de puntos azarosamen- te escogidos. Mientras que los ordculos del J Ching se han convertido en una filosofia profunda de la existencia, 1a geomancia occidental si- gue siendo, basicamente, una téenica primitiva de adivinacién, Sin em- bargo, no es asi en Nigeria, donde también esta emperantada con un sistema religioso diferenciado ”. Su eficacia se basa en las actividades de una divinidad denominada Fa, que no tiene culto colectivo y que s6lo habla «individualmente con cada sujeto». Aunque es el dios de la verdad, sélo nos revela todos sus secretos en la vida futura. No es una fuerza de la naturaleza, pero simboliza el affn divino por su creacién. Es el asefior de la vida» y «el agujero que nos llama al més allév. A través del oraculo geomantico se comunica con el hechicero, que se ocupa de la verdad interior de cada situacion, Vistas desde una perspectiva matematica, estas técnicas adivinato- rias eonstituyen el opuesto complementario del cdleulo de probabilida- des. Este ltimo alcanza mas precision a medida que se evalian m: casos y su respuesta jamés ¢s si 0 no, sino una fraccién entre el 0 y el 1 (no y si). El azar esta implicito, pero se elimina al maximo posible. Por su parte, los ordculos adivinatorios del / Ching y de la geomancia se bbasan en ntimeros enteros (naturales). Su respuesta consiste en un restil- tado numérico absoluto. El azar ocupa ef centro de atencisn y la repeti- cién y los promedios se descartan ". Jung estudié el J Ching durante muchos aiios, obra que lo llevé a buscar un nuevo principio que complementara el coneepto occidental de causalidad. Llamé sineronicidad a su nuevo principio. En la intro duceién al Ching dice: ‘Tal como Ia veo operar en el / Ching, la mente china parece ocuparse exclusivamente del aspecto azaroso de los acontecimientas. Lo que de- nominamos coincidencia parece ser el principal interés de esta mente pe- culiar y lo que adoramos como causalidad pasa casi desapercibido, De- bemos reconocer que alo puede decirse a favor de la profunda importancia del azar. Una incalculable cantidad de esfuerzos humanos se dirigen a combatir y limitar las molestias o los peligros que el azar entra- fia. Con frecuencia las consideraciones tedricas de eausa y efecto resultan piilidas y deslucidas en comparacién con los resultados préeticos del azar. Esté muy bien afirmar que el cristal de cuarzo es un prisma hexagonal. Dicha afirmaciOn es verdadera en la medida que imaginamos un cristal ideal. Pero en la naturaleza nadie encuentra dos cristales exactamente iguales, aunque todos son inequivocamente hexagonales. Empero, parece que al sabio chino le atrae més la forma real que la ideal, Para él la marafia de leyes naturales que configuran la realidad empirica tiene més 17 Véase Von Franz: Number and importancia que la explicacién causal de los acontecimientos,.. La forma Time, pags 265 y sig. Extra de fen que el / Ching considera la realidad parece ir en contra de nuestro Maupeil proveder causal. Desde la perspectiva de los antiguos chinos, el momento "Von Franc: Number and Tine, sometido a observacidn real es més un acierto azaroso que el resultado ples 220'y 22, claramente definido de procesos eausales encadenados. La materia de in- 6 Jung: Collected Works, 1 it y sigs (La cusiva es mia) % Jung: Collecied Works, VIM, pigs. 870, 902 y sigs. 9 915; Von Franz: Number and Time, pigs. 6 ysis. 2 Véase también Von Franz: Num- her and Time, pig. 7 2 hid. pig. 9 % Jung: Collected Works, VIN gs. 964.905, % Lovicamente, se podria utilizar fevalguier otra” medida, pero la Proporeibn permanocera terds parece ser la configuracién establecida por los acontecimientos aza- rosos en el momento de la observacién... La sincronicidad considera que la caincidencia de los acontecimientos en el espacio y en el tiempo signifi- ca algo mas que puro azar, es decir, una interdependencia peculiar de los, acontecimientos objetivos entre si, asi como con los estados subjetivos (psiquicos) del observador w observadores. La mente de los antiguos chinos contempla el cosmos de una forma equiparable a la del fisico moderno, que no puede negar que su modelo del mundo es, decididamente, una estructura psicofisica. El acontecimien- to microfisico incluye al observador en la misma medida en que la reali- dad fundamental del Ching abarea condiciones subjetivas, es decir, fisi- cas, en la totalidad de la situacién momenténea. Del mismo modo que la, ccausalidad describe la secueneia de acontecimientos, para la mente china la sincronicidad se ocupa de la coincidencia de los acontecimientos. La perspectiva causal nos cuenta una historia dramatica sobre cémo lleg6 @ existir D; se originé en C, que existia antes que D y, a su vez, C tenia un padre, B, y asi sucesivamente, Por otro lado, la perspectiva de la sinero- nicidad intenta producir una versién igualmente significativa de las coin- cidencias. ,A qué se debe que 4’, BC’, D’, etc., aparezcan al mismo tiempo y en el mismo sitio? En primer lugar dcurre porque los aconteci- micntas fisicos Ay B'poseen la misma cualidad que los acontecimientos fisicos C'y D'y también porque todos son exponentes de la misma situa cién momienténea. Se supone que la situacién representa una imagen le- ible 0 comprensible *. Ademas de experimentar con el Ching, Jung observ que con fre~ cuencia un paciente sofiaba con imagenes simbdlicas que luego, de una forma extrafia, coincidian con acontecimientos externos. Si estos iil mos se analizaban como si fueran simbolos, se veia que presentaban el mismo significado que las imégenes oniricas®. Suele ocurrir, sobre todo, cuando en el inconsciente del observador se activa un arquetipo, lo que produce un estado de elevada tansién emocional. En esos mo- mentos la psiquis y la materia ya no parecen entidades separadas, sino que se organizan en una situacién simbélica significativa ¢ idéntica”. En esos momentos parece que los mundos fisico y psiquico son dos facetas de la misma realidad. Jung denomind unus mundus (un mundo) a esta realidad unitaria Segiin Jung, los acontecimientos sincr6nicos son fendmenos parapsico- ldgicos que se producen esporddica ¢ irregularmente. Parecen ser inci- dencias peculiares de un principio més general que Jung design6 orde- nacién acausal®. Se refiere a que determinados factores de la naturaleza estan ordenados sin que sea posible establecer la causa de dicho orden. En la esfera de la materia se trataria de datos como, por ejemplo, la tasa de desintegracién radiactiva o el hecho de que la velo- cidad de la luz es de 300.000 kilémetros por segundo, ni més ni me- nos *. En la esfera de la mente o psiquis, la ordenacién acausal se mani- fiesta, por ejemplo, en que 6 es un mimero perfecto; la suma de sus factores, 1+2+3, asi como su multiplicacién, 1X23, dan 6. Nos vemos mentalmente obligados a aceptarlo como verdad sin poder preci- sar la causa por la cual el 6 posee esta cualidad. Es posible estudiar estos ordenes que constituyen la base de las técnicas adivinatorias men- cionadas. En oposicion a ellos, los acontecimientos sinerénicos s6lo forman instancias momenténeas especificas en las que el observador ‘ocupa una posicin que le permite reconocer el tercer elemento de co- nexidn, es decir, la semejanza de significado de los acontecimientos in- ternos y externos. Su ordenacién adifiere de la de las propiedades de los nuimeros naturales 0 de las discontinuidades de la fisica en el sentido de n % Jung: Collected Works, VILL parrafos 964 y sigs. (la cursiva es mia}; también eabe destacar el ps rato S18, 2 sbi, parratos 964 ysis. 2 Von Franz: Number and Time pig. 12 2% Jung: Collected Works, VILL ® Whyte: Aecent on Form, pigs 97.58 % Iie, pag. 101 2 bi, pgs. 104 y sigs 2 Capra: op. cit, pig. 295 % sbi, pag. 248 Citado por thi, pig, 203 3% hid pig. 199; véanse también pigs. TAS 3 Véase Jung: Collected Works, prrafos 420 y 439, Véase Von Frame: Number and Time, pigs. 9 y 15 hid, pgs. 241 y ses Granet: op. cit, pigs. 316y 321 4 Eigen y Winkler: Das Spiel: Naturgeseizesteuern den Zufal, que las dltimas existen desde Ia eternidad y se repiten regularmente, mientras que los acontecimientos sincrénicos son actos de creaciin en el tiempo», En este sentido, el mundo del azar «se tomaria, en parte, como un factor universal que existe desde la eternidad y, parciaimen- te, como la suma de incontables actos individuales de creacién que tie- nen lugar en el tiempo» *. Sin embargo, estos actos creativos en el tiempo no ocurren total- mente al margen de medios reconocibles de prediccién sino que, por el contrario, acontecen dentro de ciertos campos de probabilidades en el marco de la ordenacién acausal. Son estos campos de probabilida- des psicofisicas los que las técnicas adivinatorias intentan explorar me- diante procedimientos muméricos. Desde que Jung publicé sus hallazgos, a mi juicio algunos adelantos recientes en el campo de la fisica nuclear se han aproximado a ideas afines. La teoria de la matriz S, ya mencionada, sostiene que cn la cadena causal y previsible de acontecimientos observados en el canal de sensaciones también aparece la creacién imprevisible de nuevas particu- las que reciben el nombre de «singularidades». Empero, existe una dife- rencia entre la observacién de acontecimientos sincrénicos significativos y las «singularidades» fisicas en las que no detectamos ningin significa- do psicologico. Jung propuso denominar «similaridad» a esos aconte- cimientos sincrénicos cuyo significado ningiin observador puede defi- nir®, Esto coincide con las investigaciones de L. L. Whyte, segiin las cuales en la naturaleza «los patrones incompletos intentan completar- se». Fl simbolismo matemético de los patrones muestra una tendencia y un movimiento propios hacia lo completo. Esto no solo es valido para las formas cristalinas, sino para los patrones microfisicos. En cierta medida, todas las estructuras incompletas son inestables y tienden a completarse o a desintegrarse ®. Asi, Whyte define la vida como la difu- sin de un patron a medida que vibra. Se podria interpretar que dicha «difusién» se basa en la «similaridad. Sélo la mente humana puede ver su significado y experimentar conscientemente la unidad de mente y materia De manera independiente, los fisicos modernos han arribado a una idea similar sobre la unidad fundamental del cosmos (y simultineamen- te se han percatado de que todas las cosas que sobre él podemos decir slo son constructos de nuestra mente). En este «iinico mundo», como lo plantea Fritjof Capra, «eada particula se compone de todas las de- mas» ® y al mismo tiempo todas «autointeractian» emitiendo y reab- sorbiendo particulas virtuales ®. «Las particulas no son granos aislados de materia, sino patrones de probabilidad, interconexiones de una tra- ma césmica inseparable.» ™ Se trata de las diversas partes de un todo unificado * La diferencia entre el «tinico mundo» de este fisico y el unus mundus de Jung radiea en que el segundo también comprende la realidad p: quica 0, mejor dicho, trasciende tanto la psiquis (la mente) como la ‘materia, La naturaleza esencial de ambas, el unus mundus propiamente dicho, es trascendental y no puede ser directamente captado por nues- tro consciente®, Los acontecimientos sincrénicos son «singularidades» en las que la unidad de psiquis y materia —el unus mundus— se mani- fiestan esporidicamente. El nimero también parece guardar una rela- cién exacta con ambas esferas, ya que es un aspecto de todas las mani- festaciones de la energia y del funcionamiento razonador de nuestra mente. En opinién de Jung, el ntimero es la forma mas elemental 0 primitiva de los arquetipos, que son los «componedores» de nuestro Trascender el tiempo raciocinio consciente. «Fl nimero no sélo es cantidad sino sig- nificado.» Y en todo esto, ;dénde esté el tiempo? Retornemos minimamente a los dos mandalas temporales chinos, las secuencias del cielo anterior y del cielo posterior. Los chamanes chinos més antiguos dibujaban sus equivalentes —los patrones numéricos ho-t'u y lo-shu— en dos table- ros, redondo y cuadrado respectivamente, pasaban una vara por el cen- tro de ambos y los hacian girar. Cuando se detenian, uno sobre el otro, el chamén «interpretaba» la situacién simbélica en el tiempo. El juego entre los dos tableros se consideraba el matrimonio sagrado entre el cielo y la tierra, el encuentro del orden eterno del tiempo con el mo- ‘mento real y preciso, lo que indicaba «campos de probabilidades» en los que podian producitse acontecimientos sincrénicos *. Fl cielo anterior se corresponde con lo que Jung denominé ordenacién acausal y es atemporal. El cielo posterior se ocupa del paso del tiempo. En éste, el tiempo es un «ampo que transmite una cualidad definida a todas las cosas que coinciden en su marco. Como los hopi saben claramente, media entre el acontecimiento azaroso significativo posible y cl real Entre ambas esferas se encuentra el ser humano, que es el que da mo- vimiento a los tableros. Aqui entran en juego el azar o la libertad y las leyes que lo rigen aunque, légicamente, e] hombre también forma parte de la totalidad de la situacién casual. Los chinos consideraban la rela- cién entre el sabio y el cosmos como un juego ritual. Su superioridad y libertad se basan en ritos totalmente interpretados por el jugador.,.. Se supone que un juego muy serio y directo servira de interme- diario de la claridad o de la Sabiduria y producira la liberacién, Los ritos requieven sinceridad y el juego reglas fisieas 0, cuando menos, prototipos. de reglas™, Todo ello significa que las reglas no son leyes absolutas, ya que dan pie al juego. Cabe destacar que Manfred Eigen —galardonado con el premio Nobel— recientemente intent6 explicar la evolucién y los procesos bio- logicos comparandolos con juegos numéricos. Sin embargo, no cree en el significado del azar, sino dnicamente en el azar «ciegon. Pero esta nocién del azar «ciego» es un vestigio de la época de la visién determi- nista de la realidad y quizd s6lo lo sea porque nosotros estamos ciegos y somos ineapaces de captar su significado Hemos visto que la imagen o idea del tiempo casi siempre contiene varios pares —e incluso trios— de opuestos. En China existen el orden eterno, el orden del tiempo ciclico y el tiempo histérico lineal. En India, Brahma es el tiempo y el no tiempo. Los mayas dibujan el tiempo —kin— como una imagen que contiene un elemento estatico, la flor, y otro que Hye, las flechas del sol, Los aztecas conocieron un tiempo ciclico y un tiempo histérico lineal de cinco periodos solares. El sistema platénico abarca el mundo eterno de las ideas, el tiempo ednico ciclico y el mundo perecedero del tiempo corriente y moliente. Los iranios tenian dos figuras de Zurvan: el tiempo infinito y el tiempo del largo dominio (tiempo eénico). En su excepcional andlisis de las diversas no- ciones filoséficas del tiempo, G. J. Whitrow sostiene que, bésicamente, algunas siempre tienden a eliminar el tiempo, mientras otras lo conside- ran un factor elemental que existe objetivamente. El tiempo se ve como la vida y la muerte, como el bien y el mal, J. T. Fraser se bas6 en estos 2» " Vease Eliade: «Time and Eter- . nity in Indian Thoughts,

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