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Una Divina Comedia sin Dios.

Un óleo que al parecer está gozando de cierta popularidad en el mundo virtual,


proviene de un grupo de artistas taiwaneses, que han sabido imitar a la perfección las
técnicas occidentales. La excelente pintura titulada “Discutiendo la Divina Comedia con
Dante”, fue creada en el 2006 por los pintores Dai Dudu, Li Tiezi y Zhang An. Al igual
que los pintores renacentistas, que solían pintarse dentro de sus cuadros junto a
personajes históricos, ellos también aparecen representados en la pintura. Desde lo alto
de una terraza, que pareciera estar cercada por la muralla china, contemplan la escena
junto a Dante. El célebre escritor mantiene en sus manos su libro al lado de un laurel y
contempla con un dejo de angustia la escena. Este extraordinario cuadro muestra un
notable esfuerzo pictórico, que llega a representar 103 personajes históricos, que han
dejado su huella en la humanidad. Entre los personajes que se reconocen a simple vista
están Gandhi, Einstein, Tyson o Bush. En cambio, hay otros un poco más difícil de
reconocer, puesto que son personajes orientales. Allí se han incluido poetas y líderes
comunistas chinos, que apenas son conocidos fuera de Asia
El cuadro parece inspirado en el fresco renacentista de Rafael “La escuela de
Atenas”. Pero mientras en el cuadro de Rafael aparecen una gran mayoría de filósofos;
en este cuadro se presentan personajes con disciplinas diversas. Alastair Sooke,
comentarista de arte de “The Daily Telegraph”, señaló que la obra refleja una tendencia
de los artistas chinos contemporáneos a adoptar estilos y personajes occidentales. Allí
los representantes argentinos son escasos y sólo es limita al “Che Guevara”. Se lo ve
rodeado por Napoleón, Fidel Castro y Don Corleone. Aunque sin duda también podría
haber estado presente Maradona, acompañando a un Pelé sonriente junto a su pelota.
La comedia que estos artistas nos presentan, parece estar algo lejos de lo que Dante
imaginara. Mientras el gran escritor elevaba su mirada hacia el cielo y las verdades
trascendentes, los taiwaneses parecen querer reducirlo todo a una mirada inmanentista.
Así la mirada religiosa de Dante, queda limitada a una representación histórica de
nuestros acontecimientos. No es extraño, que algunos digan observar una figura
femenina que representa a la virgen María, dirigiendo a una fila de frailes encapuchados
junto a Osama bin Landen. Como si la pasión de los seguidores de nuestra madre
celestial, tuviera algo que ver con los delirios de un extravagante terrorista. María es en
verdad la mediadora de todas las gracias, que nos conduce a la Jerusalén Celestial, no a
través de una fanática locura, sino por medio del amor a su hijo. Aunque también es
posible suponer que nuestro terrorista se quiera camuflar entre quienes se dirigen a la
ciudad eterna. Se observan también una serie de construcciones como la plaza de
Tiananmen o Plaza de la Puerta de la Paz Celeste, las ruinas de Stonehenge, las estatuas
de la Isla de Pascua y las pirámides de Egipto. Pero no se encuentra edificación alguna,
que represente a alguna de las tres religiones monoteístas más importantes. Así la
religiosidad y los vestigios de Dios en la historia, parecen quedar desdibujados.
En la genial obra de Dante, el Creador reina sobre toda la historia y su presencia se
hace patente. Sólo a Él le corresponde establecer la armonía entre su Reino y el mundo.
Todo su obra no hace más que explicitar de una manera artística, las verdades que ya
expresaba la escolástica. Su literatura es inseparable de una visión teológica. Así nos
dice: “Quiero mostrar verdades que hasta ahora nadie ha osado”. Por ello es importante
destacar, que en esta obra pictórica hay un gran ausente, que es Jesucristo. Su vida en la
tierra, ha marcado los acontecimientos de la historia con una contundencia muy superior
a la de cualquier ser humano. Así para quienes seguimos a Cristo, él es nuestro único
rey y Señor. Someterse a su suave yugo con nuestra inteligencia, con nuestra libertad y
sobre todo con nuestro corazón es una tarea de todo cristiano. Sus conquistas y su gloria

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no se han dado a través de ejército alguno, sino por medio de su entrega. Con su muerte
y resurrección, nos ha conseguido el derecho de entrar en su Reino sin fin. Él es más
potente que cualquier ejército, rey o estado. Y sus principios eternos, superan cualquier
ideología.
Con una mirada limitada y terrenal, nuestros artistas no han querido ver la necesidad
de la apertura al mundo celestial. Quieren ocultarle a nuestra mirada, la apertura a otros
reinos de eternidad. Han olvidado que en todo ser humano hay una sed de encuentro con
Dios. Han querido ignorar que el mundo de arriba influye sobre el de abajo. Con una
mirada reduccionista, han reinterpretado a Dante como a un hombre mundano. Pero en
realidad la genialidad del gran escritor está en haber abierto sus ojos a la realidad de
otros mundos, que sobrepasan la materialidad cotidiana. Más allá de la materia y este
mundo que pasa, se ocultan otras realidades, que nos esperan una vez que culminemos
nuestra vida terrenal.
De alguna manera, el arte, tiene algún destello de lo Divino y en él se refleja la
fecundidad del Creador. Reducirla a una mera consistencia material o histórica le quita
algo de su natural profundidad. Por ello, nos parece extraña esta ausencia, en un mundo
que se ha olvidado de su salvador. Para los cristianos, Cristo es el centro y el fin, tanto
del cosmos como de la historia humana. Es la luz en nuestro camino y el fin de nuestros
actos. Su presencia en el mundo, supera cualquier expectativa humana y da plenitud a
nuestra historia. No sólo ilumina el pasado en el que vivió, sino también nuestro
presente y nuestro futuro. Es quien le da sentido a nuestras vidas y nos conduce hacia su
Reino. Con su encarnación histórica; el tiempo humano alcanza su significado pleno. Su
Reino eterno y universal, nos brinda la plenitud de la justicia y la paz. Por ello, en
nuestra vida espiritual, ya no hay utopías que buscar o épocas ideales con las que soñar.
Todo ha sido consumado a través de Cristo que con su muerte y resurrección permanece
para siempre. Esperemos que en algún momento, las buenas obras de arte como esta,
sean capaces de agregar alguna referencia a aquél de quien proviene toda la belleza.

Horacio Hernández.

http://horaciohernandez.blogspot.com/

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