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.Coro.
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CORDERO
(2)
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Primera lectura
Lectura del libro de Job (38,1.8-11):
El Seor habl a Job desde la tormenta: Quin cerr el mar con una puerta, cuando sala impetuoso del seno
materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por paales, cuando le impuse un lmite con puertas y
cerrojos, y le dije: "Hasta aqu llegars y no pasars; aqu se romper la arrogancia de tus olas"?
Palabra de Dios
Salmo
Salmo responsorial Sal 106,23-24.25-26.28-29.30-31
R/. Dad gracias al Seor, porque es eterna su misericordia
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el ocano. R/.
l habl y levant un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
suban al cielo, bajaban al abismo,
el estmago revuelto por el marco. R/.
Pero gritaron al Seor en su angustia,
y los arranc de la tribulacin.
Apacigu la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R/.
Se alegraron de aquella bonanza,
y l los condujo al ansiado puerto.
en gracias al Seor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apstol san Pablo a los Corintios (5,14-17):
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno muri por todos, todos murieron. Cristo muri por todos,
para que los que viven ya no vivan para s, sino para el que muri y resucit por ellos. Por tanto, no valoramos a
nadie segn la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo segn la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una
criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Palabra de Dios
Evangelio
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Lectura del santo evangelio segn san Marcos (4,35-40):
Un da, al atardecer, dijo Jess a sus discpulos: Vamos a la otra orilla.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompaaban. Se levant un fuerte
huracn, y las olas rompan contra la barca hasta casi llenarla de agua. l estaba a popa, dormido sobre un
almohadn.
Lo despertaron, dicindole: Maestro, no te importa que nos hundamos?
Se puso en pie, increp al viento y dijo al lago: Silencio, cllate!
El viento ces y vino una gran calma.
l les dijo: Por qu sois tan cobardes? An no tenis fe?
Se quedaron espantados y se decan unos a otros: Pero quin es ste? Hasta el viento y las aguas le
obedecen!
Palabra del Seor