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COMENTARIOS AL LIBRO

José Canziani

Departamento de Arquitectura y Urbanismo


Pontificia Universidad Católica del Perú - PUCP

El valor del patrimonio cultural: Territorios rurales, experiencias y proyecciones


latinoamericanas.

El tema del desarrollo territorial, y especialmente el del desarrollo territorial rural, es un


tema de gran interés y actualidad, ya que tiene que ver con la planificación y con los planes
estratégicos del desarrollo de nuestros países y sus regiones, como de temas urgentes y
críticos, como es el de la superación de las condiciones de pobreza de una gran parte de
nuestra población, que como sabemos se concentra y extrema en las áreas rurales.

Pero este tema se hace aún más rico cuando se aborda desde el punto de vista de la
identidad cultural, ya que automáticamente nos obliga a ser específicos, a establecer las
condiciones concretas de existencia de determinadas comunidades, con sus propias
singularidaes económicas sociales y culturales, es decir con la gente en un espacio o
territorio definido y con identidad, con dinámicas regionales y locales que deben ser
necesariamente articuladas con la realidad global.

Me parece por lo tanto, que el desarrollo territorial rural, constituye un tema de gran
actualidad. El enfoque de la identidad cultural, como el notable y diverso conjunto de
casos abordados, convierte la lectura del libro y las reflexiones que de ella derivan en algo
sumamente estimulante, especialmente en lo que se refiere al aprendizaje que de esto
resulta.

Y aquí debo ser honesto: creo que el título genérico de “el valor del patrimonio cultural”
elegido por los editores, no le hace justicia al contenido, ni lo transmite adecuadamente, en
suma no lo veo atractivo para todos los posibles lectores de un tema que trae y encierra
tanta potencia. (Mejor es dar las malas noticias primero y las buenas después!!!)

Como arquitecto y urbanista el tema del territorio lo he abordado académicamente,


buscando de examinarlo históricamente con relación a los orígenes de la ciudad. Cuando
desde el materialismo histórico definíamos al territorio como la “base material para el
desarrollo de las formaciones sociales” y entendíamos al territorio no solo en sus aspectos
físico – geográficos sino como el espacio fundamental de la acción social y el asentamiento
humano.

Desde esta perspectiva, asumimos también el ingrediente esencial de la identidad social,


histórica y cultural del territorio. Así también la constatación, desde que aparece la ciudad,
de la clásica contradicción o, a veces contraposición entre esta y el campo, entre lo urbano
y lo rural.
Desde el lado del urbanismo existe, siendo optimistas, una creciente preocupación sobre la
imposibilidad de un desarrollo urbano sostenible a menos que tenga en cuenta el desarrollo
territorial en una perspectiva integral.

La ciudad crece y se desarrolla a expensas del territorio (rural) apropiándose de recursos, en


términos de intercambio asimétricos, fomentando la migración, erosionando física y
socialmente al territorio. Y esta de retorno degrada el territorio (contaminación de fuentes
de agua, del mar, dispersión de basura y residuos sólidos, polución del aire con gases y
humos tóxicos; etc.).

Esta preocupación creo encuentra una contraparte necesaria e ideal en quienes se proponen
entender y replantear el desarrollo del territorio rural. Para empezar entendiendo como lo
hacen Schejtman y Berdegué que lo rural no es solo lo agrícola, y que este desarrollo debe
estar referido a un ámbito territorial, que debe articular adecuadamente lo rural con lo
urbano y que, además, posee identidad y que esta contiene lo cultural para más señas.

Evidentemente es un tema no solo estimulante sino también complejo por su diversidad,


diferentes contextos, recursos, actores, etc. Pero esto no quita que sea un tema, como se
dice, sabroso:

Que tiene que ver, o que relación puede haber, entre las cualidades organolépticas del café,
una comunidad indígena de ancestros maya, una cárcel de Turín en Italia, una cadena
cooperativa de supermercados, y los entendidos consumidores de café expreso? Desarrollo
territorial rural con identidad cultural? Si, efectivamente.

Aun cuando los investigadores plantean para el caso de Huehuetenango (Guatemala) que no
es solo IC lo que aquí se promueve para el café en el mercado italiano, sino también lo
orgánico, la responsabilidad social y ambiental y sobre todo la notable calidad del café.

Bueno pero si aquí el tema es identidad cultural, y la identidad indígena no es lo más fuerte
y reconocible por el lado de los consumidores italianos, paradójicamente si lo es por el otro
termino de la ecuación, es decir la identidad cultural de estos exquisitos consumidores de
excelente café que proviene de una antigua área maya. Esta ya da cuenta de los diversos
matices que hay o puede haber en este tema. Es decir, puede haber identidades no
solamente en los territorios de proveniencia de los productos o servicios, sino también
debemos o podemos ponderar los territorios e identidades de los posibles consumidores.

Las 3 hipótesis propuestas con rigor metodológico por claudia Ranaboldo para DTR con
IC:
1- La dotación cultural y su valoración como estrategia para el desarrollo;
2- Demanda de consumidores por productos y servicios con IC en asociación con
territorios rurales;
3- La valoración de IC requiere de innovación en la gestión, políticas y gobernanza.

Ante la pregunta de si esta estrategia contribuye al desarrollo y de que manera, mediante la


generación de nuevas oportunidades, me parece importante destacar el reconocimiento de la
importante incidencia que tiene en este proceso las relaciones urbano-rurales. Como es, la
creciente demanda de esparcimiento, tradiciones, salud, pertenencia, mucho de lo cual se
engloba en lo que se conoce como “economía cultural”. Por otra parte, se reconoce como
algo que no puede soslayarse el rol central que en esto desempeña el mercado. Este es un
“tema duro” como dicen los economistas!.

Importante también el aporte de María Fonte, especialmente en la lectura del rol de la


“economía de la cultura” en la lucha contra la pobreza. Sin embargo no compartimos en su
balance de casos el juicio bastante duro sobre Sipán, sobre el cual regresaremos al final.
Muy interesante el examen del caso del valle del Colca donde en un territorio, en cierto
sentido unitario, definido por recocidos valores de paisajes naturales y paisajes culturales
(terrazas y sistemas de andenería), arquitectura monumental colonial y vernacular, una
vasta cultura inmaterial, existen distintas estrategias que apuntan a valores agregados y
singulares: arquitectura tradicional (Sibayo); turismo de aventura (Tapay); artesanía local
(Chivay); alpaca (Callalli, Cuchocapilla); maíz cabanita con denominación de origen
(Cabanaconde).

En cuanto a las reflexiones teóricas, me parece importante destacar del aporte de M. Fonte
el examinar el necesario entendimiento de lo territorial desde el punto de vista conceptual y
del re-conocimiento del territorio, y lo que asumimos como tal, en sus diferentes
acepciones: espaciales, geográficas, políticas y, por supuesto, culturales.

El examen del desarrollo territorial rural a partir de los estudios de caso que desarrolla
Alexander Schejtman, parte de su propuesta de concepción del DTR y constata que la
temática de la identidad cultural viene a llenar un vacío en la relación entre desarrollo
territorial y cultura. Efectivamente llena un vacío, pero creo que a su vez abre una
promisoria ventana sobre esta problemática.

Me parece interesante el llamado de atención que plantea Alexander Schejtman como otros
autores, sobre los riesgos de la recreación o reinvención de una identidad cultural, que
pueda llevar a la banalización de la misma, a la falsificación y carencia de autenticidad, o a
la profusión del pintoresquismo (Inti Raymy y templo solar en cotacachi; aquí también
tenemos en la costa norte muchos casos de portadas moche, estatuas del Sr. de Sipán
dirigiendo el tránsito, recreos decorados con el temible dios degollador alentanto el
sacrificio de cuyes; o el creciente caso de pueblos andinos pintados de múltiples colores, a
la manera del barrio de la boca en Buenos Aires!!! Evidentemente este es un serio riesgo
que debe ser evitado y concertado con los actores que participan del DTR con IC, ya que
atenta contra el eje medular de la IC.

La importancia de identificar los valores culturales y sus atributos en un determinado


territorio, como ventajas comparativas susceptibles en convertirse en productos o servicios
culturales. Aquí por ejemplo se produce un círculo virtuoso con relación a la investigación,
conservación, puesta en valor y uso social del patrimonio cultural, como es el caso notable
de las huacas de moche y de los demás proyectos desarrollados en la costa norte del Perú.

Me pareció también interesante el caso de Chiloé donde no se trataba de extrema pobreza,


ya que existe una próspera industria del salmón y turismo, sin embargo esta primera
actividad, se está viendo, no garantiza un desarrollo sostenible.
En este caso como en otros, trasciende que el plantearse un DTR con IC impone claramente
como ejes directores un pensar y un gestionar el territorio.

Finalmente un breve comentario sobre las huacas de la costa norte. Una problemática muy
similar, pero a la vez muy diferentes en sus contextos y antecedentes. Después de un largo
recorrido por caminos diferentes, aprendiendo de los errores, se puede superar estas
desventajas o desigualdades en desarrollo territorial. El caso Sipán, el brujo, las huacas de
moche, Túcume.

Me parece extremadamente simbólico que monumentos que en su época fueron los centros
motores del desarrollo territorial en sus respectivos valles, después de siglos de incuria y
saqueos, recuperen la identidad y la autoestima de su gente y se repropongan como
modernos, y a la vez tradicionales, propulsores del desarrollo territorial.

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