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SÓFOCLES, HÉROE DEL SABER

SÓFOCLES, HÉROE DEL SABER

Sófocles, el hijo de Sófilo, nació


en el 496 a.C., segundo año de la
septuagésima primera Olimpíada, en
Colono hípico1, una aldea sita poco
al norte de Atenas, junto al río
Céfiso, cuyas corrientes obtuvieron
en posesión las Gracias2. Su padre
Sófilo era un acaudalado armero, y
de sus talleres saldrían muchas de las
espadas, lanzas de doble moharra,
broqueles, grebas y panoplias con las
cuales los atenienses, poco tiempo
SÓFOCLES
después (490-479 a.C.), habrían de (Museo Vaticano)
contribuir a la defensa de Grecia
frente al peligroso ataque de los medo-persas.
En efecto, se dice que en la batalla de Salamina
(septiembre del 480 a.C.), que fue decisiva para el desenlace
de las Guerras Médicas, los tres grandes tragediógrafos de
Atenas participaron de una manera u otra: Esquilo batalló en
ella, a la edad de cuarenta y cinco años, arriesgando su vida,
como ya había hecho en Maratón; por su parte Sófocles, que
contaba con dieciséis años, era elegido para dirigir con la lira
a otros efebos en el peán de la victoria cantado aquella misma
noche, y ese mismo año nacía Eurípides, en Salamina, tal vez
incluso aquel mismo día. Asimismo, han sido muchos los que
han visto en este supuesto acontecimiento, por cierto, una
marca fatal en el carácter y el destino de los tres grandes

1
Véase Mármol parisino 56 y 64.
2
Véase PÍNDARO Olímpica XIV.
4 Marco Pagano

MAPA DEL ÁTICA


Sófocles, héroe del saber 5

tragediógrafos: mientras que Esquilo simbolizaba el pasado


glorioso de Atenas y Eurípides la decadencia de ésta, en
cambio, Sófocles parece representar en sí mismo las mieles
del éxito ateniese, tanto porque sintió la amenaza extranjera y
maduró en una patria poderosa y liberada del enemigo, como
porque su daimon no permitió presenciara la derrota de la
misma a manos espartanas (404 a.C.), habida cuenta falleció
dos años antes, en el 406 a.C., después de una vida longeva y
dichosa. Además, Sófocles finó en Atenas después que
muriera Esquilo, en Gela (456 a.C.), y después también de
Eurípides, que había acabado su vida en Pella (406 a.C.),
pocos meses antes.
Y es que, a veces, el destino parece querer hablar a través
de los acontecimientos, por ejemplo aquí, siendo como fue la
muerte de Sófocles tan distinta a la de sus dos colegas. En
efecto, se cuenta que Esquilo murió en la ciudad siciliana de
Gela, lejos de su patria, por el impacto del caparazón de una
tortuga sobre su calva cabeza, confundida con una brillante
roca por un quebrantahuesos, que desde las alturas dejó caer
al animal con la intención de partir su caparazón, no la
inadvertida cabeza de Esquilo. A su vez, de Eurípides se
cuenta que se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia
(408 a.C.), en la ciudad de Pella, lejos también de su patria,
donde al parecer, dos años después, murió despedazado y
devorado por los montaraces perros del monarca3. En cambio,
una noticia cuenta que Sófocles, “tras llevar a escena su
última tragedia y vencer, prorrumpió en tan insuperable
alegría que a causa de ésta finó”4; es decir, Sófocles, a
diferencia de Esquilo, su antecesor, y a diferencia de
Eurípides, que nunca llegó a ser su sucesor, murió de forma

3
Sea como fuere, tanto a Esquilo como a Eurípides les erigieron sendos
cenotafios en la ciudad de Atenas.
4
DIODORO SÍCULO XIII 103,4. Traducción del editor.
6 Marco Pagano

apoteósica, aclamado por sus compatriotas atenienses,


quienes, para colmo, “le erigieron un «heróon» (templo
consagrado a un héroe) con el nombre de Δεξιός (Diestro)”5
y “decretaron incluso ofrecerle un sacrificio anual”6.
Sea como fuere, además de haber obtenido en suerte un
daimon favorable y además de tener a las Gracias céfisas de
su parte, lo cierto es que Sófocles debía tener muchas agallas
para batirse el cobre en los escenarios, ya que por entonces
era luenga la sombra de Esquilo, el reputado poeta nacido
precisamente en Eleusis, patria chica de la tragedia y lugar
donde se dice ésta tuvo origen. De hecho, después de Arión
de Metimna, que inició la transformación del ditirambo hacia
la tragedia7, y de Tespis de Icaria, el primer tragediógrafo en
participar como tal en unas Grandes Dionisias (535 a.C.)8, el
siguiente personaje en honor y estima dentro del ámbito de la
tragedia era el augusto Esquilo, y el joven Sófocles debía
tenerlo muy en cuenta cuando, “habiendo imitado de broma
la ampulosidad de Esquilo, y, después, la aspereza y el
artificio de su composición, cambió, en tercer lugar, el
aspecto del lenguaje, que es lo que tiene que ver más con el
carácter y que es lo mejor”9, de manera que así logró
Sófocles un progreso real y no presuntuoso, hasta el punto de

5
PLUTARCO Vida de Numa 4,10. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez.
6
Vida y linaje de Sófocles 17. Traducción de Assela Alamillo.
7
Véase HERÓDOTO I 23. Los ditirambos eran himnos corales en honor del
dios Dioniso, muy parecidos a los yambos, cuya temática se dice que podría ser
de tipo mitológico. Véanse los ditirambos de Baquílides, por ejemplo, donde ya
hay trazas de un cierto diálogo entre el coro y un supuesto protagonista.
8
Según parece, Tespis fue el primero en participar en el coro del ditirambo
no como un coreuta más, sino como el protagonista que respondía al coro
(ὑποκριτής ~ ‘actor’, literalmente, ‘el que responde’), creando así el modo de
interpretación próximo a la tragedia.
9
PLUTARCO Moralia 79 B. Traducción de Concepción Morales Otal. En
este mismo sentido, en Vida y Linaje de Sófocles 21 se dice que “esto es lo más
importante del arte poético: mostrar carácter o sentimiento”.
Sófocles, héroe del saber 7

que en las Grandes Dionisias del 468 a.C.10, a la edad de 28


años, vence a Esquilo en la que se supone fue su primera
participación, de la cual se cita el drama intitulado
Triptólemo, que tal vez formaba parte de una trilogía11.
Pues bien, al parecer, esta victoria de Sófocles sobre
Esquilo fue convulsa, disputadísima, y, por las consecuencias
que habría de suponer, incluso trágica, por lo menos en lo que
atañe al ánimo de Esquilo. En efecto, fue hacia mediados del
mes de marzo, durante las Grandes Dionisas del 468 a.C.,
“cuando Sófocles, aun joven, concursó con su primera obra,
y el arconte Apsefión, al producirse disputas y revuelo entre
los espectadores, no echó a suertes el juicio de aquel
concurso12. Pero Cimón, tras entrar en el teatro con sus
compañeros estrategos, hizo las preceptivas libaciones en
honor de la divinidad y no permitió que éstos se marcharan,
sino que les obligó bajo juramento junto a diez personas, una
de cada tribu, a sentarse en su lugar y a emitir veredicto. El
certamen, así pues, a causa de la valía de los jueces13, llevó

10
Estas celebraciones atenienses se llamaban ‘Grandes Dionisas’ o
‘Dionisas Urbanas’ para diferenciarlas de las ‘Dionisas Rurales’; mientras éstas
se celebraban en diciembre, las Grandes Dionisas tenían lugar entre los días 8 y
18 de marzo, en época de bonanza, de modo que gran cantidad de forasteros se
allegaban a Atenas para presenciar los certámenes y festejos.
11
Según tradición, los tragediógrafos debían presentar cada año tres
tragedias en forma de trilogía y un drama satírico; no obstante, Sófocles sería el
primero en presentar tragedias independientes, prescindiendo de la agrupación
por trilogías. Cuándo Sófocles realizó este cambio formal es hecho desconocido,
pero suele suponerse que en un principio siguió las pautas preestablecidas, y,
posteriormente, quizás en época de madurez, introdujo esta innovación.
12
En efecto, el jurado lo formaban cinco ciudadanos escogidos a suertes; al
constatar el revuelo y las violentas presiones que la muchedumbre ejercía sobre
ellos, el arconte decidió suspender la votación para asegurar la integridad física
del jurado y evitar graves distubios entre los espectadores.
13
Tal y como lo narra Plutarco, los jueces eran los diez estrategos (uno por
tribu), más diez ciudadanos escogidos por el propio Cimón, correspondiendo
éstos también a uno por tribu, más los cinco ciudadanos elegidos previamente.
8 Marco Pagano

el ansia de gloria a un punto excesivo; y, como venciera


Sófocles, se dice que Esquilo se quedó tan consternado que,
no pudiendo soportarlo más, no permaneció mucho más
tiempo en Atenas. A causa de su enfado marchó a Sicilia,
donde murió, y fue enterrado en Gela”14. Según esta noticia,
pues, Esquilo habría sido derrotado por Sófocles a los
cincuenta y siete años, y si Esquilo murió a los sesenta y
nueve años, en efecto, lo narrado por Plutarco tiene muchas
probabilidades de ser cierto.
Fuera como fuere, el caso es que a partir de tan sonada
victoria Sófocles ganó prestigio entre sus conciudadanos, y si
bien de primeras era elogiado por su saber dramatúrgico y por
su inusitado donaire, más tarde lo sería por dicho saber, ya
consumado y excelso, pero además por sus servicios a la
patria tanto políticos como religiosos. En efecto, se dice que
en sus primeras tragedias Sófocles figuraba como actor,
conociéndose que representó a Nausícaa jugando a pelota en
Plintrias o Nausícaa, y a Támiras tañendo la lira en la tragedia
homónima, lo cual, por cierto, propició que a Polignoto se le
encargara plasmar la esbelta efigie de Sófocles, en el pórtico
de Pecile, portando la lira como hiciera durante la
representación15. No obstante, a causa de la debilidad de su
voz, pronto acabó por abandonar la faceta de actor, si bien a
partir de entonces concentraría sus esfuerzos a la
composición de sus obras, con las cuales alcanzaría la cima
del género trágico, y a las actividades que ejercerían de
poderoso ascendente durante su madurez y ancianidad: el
servicio a la política y a la religión tradicional de su país.

No es de extrañar, en consecuencia, que el vencedor designado por un jurado de


veinticinco miembros obtuviera una gloria primorosa y excepcional.
14
PLUTARCO Vida de Cimón 8-9. Traducción de David Hernández de la
Fuente y Helena Ferrándiz Martín.
15
Véase Linaje y vida de Sófocles 5.
Sófocles, héroe del saber 9

Con todo, ello no impidió que lograra pasar a concurso un


total de ciento veintiocho dramas entre tragedias y sátiras16,
lo cual significa que fue aprobado por los arcontes un total de
32 años (a cuatro obras por año), de los cuales se dice
“obtuvo veinte victorias, (…) muchas veces el segundo puesto
y nunca el tercero”17. Pues bien, que Sófocles lograra el
primer puesto veinte veces significa que de los ciento
veintiocho dramas, ochenta fueron victoriosos y cuarenta y
ocho obtuvieron el segundo puesto, con lo cual puede
concluirse que, de sus 62 años de carrera poética, 20 años fue
primero y 12 años segundo; 32 años fue aprobado por el
arconte de turno y 30 años rechazado para competir.
Aceptado el cálculo de estos números, el promedio de
participaciones a concurso de las obras sofocleas sería de casi
una participación por cada dos años, y, de cada tres veces que
era aprobado para concurso, dos quedaba en primer lugar,
llevándose consigo como premio el cabrío preceptivo18 y la
prez, que con el devenir del tiempo aumentaba en torno a su
persona.
Y a pesar de su vasta producción, tan sólo se conservan
siete tragedias completas de Sófocles, cuyos títulos son
Ayante (c.447 a.C.), Las traquinias (c.445 a.C.), Antígona
(442 a.C.), Edipo tirano (c.429 a.C.), Electra (c.415 a.C.),
Filoctetes (409 a.C.) y Edipo en Colono (406 a.C.),
representada ésta a título póstumo en el 401 a.C. Siendo todas
ellas obras maestras, tal vez las cinco últimas, y en especial

16
Así lo atestiguan estudios filológicos modernos (véase Tragedias y
Fragmentos de SÓFOCLES editados por Editorial Gredos), quedándose con una
cifra muy verosímil y razonable, si se considera la cifra de ciento trece de Linaje
y Vida de Sófocles 18-19 y la de ciento veintitrés de Suidas (s.v. Σοφοκλῆς).
17
Linaje y vida de Sófocles 8.
18
En efecto, éste era el premio del certamen; no en vano, el término
‘tragedia’ (τραγῳδία) significa ‘el canto’ (ᾠδή) ‘del cabrío’ (τράγος),
animal, por cierto, que mantiene un estrecho vínculo con el dios Dioniso.
10 Marco Pagano

Antígona y Edipo tirano, poseen el timbre inmortal y


sobrecogedor de las obras más conspicuas de la literatura
universal. Del resto de la producción sofoclea sólo quedan
pequeños pero valiosos fragmentos, que han permitido a los
filólogos modernos identificar un buen número de obras
dramáticas, intituladas por orden afabético Acrisio, Los adivi-
nos, Admeto, Las aguadoras, Alcestis, Alcmeón, Los Aléadas,
Alejandro, Aletes, Los amantes de Aquiles, Ámico, Andróma-
ca, Andrómeda, Anfiarao, Anfitrión, Los Antenóridas, La
asamblea de los aqueos, Atamante I y II, Atreo, Áyax locrio,
Las bacantes, Las bodas de Helena, Los camicos, Las cauti-
vas, Cedalión, Cerbero, Clitemestra, Las colquidenses, Los
comensales, Las cortadoras de raíces, Los cretenses, Creúsa,
Crises, El culpable, Dánae, Dédalo, Los destripaterrones,
Dioniso niño, La disputa, Los dólopes, Egeo, Egisto, Eneo,
Enómao, Los epígonos, Erífila, Erígona, Los escirios, Los
escitas, Los etíopes, Eumelo, Euríalo, Eurípilo, Eurísaces,
Los feacios, Fedra, Fénix, Filoctetes en Troya, Fineo I y II,
Los frigios, Frixo, Heracles, Heracles niño, Hermíona, Hipo-
damía, Hipónoo, Los iberos, Ificles, Ifigenia, Ínaco, La inso-
lencia, Iocles, Ión, Ixión, El juicio, Las lacedemonias, Laoco-
onte, Los lariseos, Las lavanderas, El lavatorio, Las lemnias,
Medea, Meleagro, Memnón, Las miceneas, Minos, Los mi-
sios, Momo, Las mujeres de Ptía, Las Musas, Nauplio nave-
gante, Nauplio prendedor de fuegos, Nausícaa, Los necios,
Níobe, Odiseo herido por el aguijón, Odiseo loco, Oícles,
Oritía, Palamedes, Pandora, Los pastores, Peleo, Pelias, La
pobreza, Poliido, Políxena, Los portadores de estatuas,
Príamo, Procris, Prometeo, El rapto de Helena, Los rastrea-
dores, La reclamación de Helena, Salmoneo, Sinón, Sísifo,
Támiras, Tántalo, La Telefía, Télefo, En Ténaro, Tereo, Te-
Sófocles, héroe del saber 11

seo, Teucro, Tiestes, Los timbaleros, Tindáreo, Tiro I y II,


Triptólemo, Troilo, Yambe, Yóbates19.
Pero Sófocles no sólo cultivó el género dramático, antes
bien, hay noticias de que compuso varias elegías20, por lo
menos un epigrama ―el conservado lo dedicó a Eurípi-
des21―, “una oda a Herodoto cuando (Sófocles) tenía cin-
cuenta y cinco años”22, un ensayo intitulado Sobre el coro, y
un peán a Asclepio23 que cantaban los atenienses aún en
tiempos de Luciano (s.II d.C.)24, y del cual, pese a su popula-
ridad, sólo queda un resto apenas inteligible, que se traduce a
continuación:
“[¡Oh,] hija [de Flegias25]!, ¡renombrada madre del dios que el dolor aleja,
[a la que fecundó] el de intonsa guedeja […]!: daré inicio a un himno
[altitonante,
[…] [buen agüero] […] el silbido de la flauta,
[…] mezclado con los bufidos serpentinos.
[Suplico] al auxiliador de los cecrópidas26 […]
[…] [de dorada guedeja],
[…]27.

19
Lista perteneciente a SÓFOCLES Fragmentos BCG 1983; con traducción
de J. Ma. Lucas de Dios.
20
HEFESTIÓN Ἐγχειρίδιον (Manual) III 20 y HARPOCRACIÓN 60,16.
21
ATENEO Deipnosofistas 604 d-f.
22
PLUTARCO Moralia 785 B. Traducción del editor.
23
SUIDAS s.v. Σοφοκλῆς 815 IV 402.
24
LUCIANO DE SAMÓSATA Encomio a Demóstenes 27 III 559 y FILÓSTRATO
EL V IEJO Vida de Apolonio de Tiana III 17 y I 96.
25
Aquí Sófocles muy probablemente alude a Corónide, la madre de
Asclepio, hija de Flegias. Esta princesa lapita tuvo relaciones con un mortal
mientras estaba embarazada de Apolo, y, según se cuenta, como represalia el
dios la quemó en una pira; justo antes de que ardiera, empero, el dios sacó del
vientre de la mujer a Asclepio, de modo que se dice así sucedió el nacimiento
del semi-dios.
26
Esto es, los atenienses, descendientes de Cécrope, el rey fundador de
Atenas, otrora llamada ‘Cecropia’ en su honor.
12 Marco Pagano

De todos modos, donde Sófocles desplegó las poderosas


alas de su genio fue en la tragedia, y aunque “alguno, quizá,
podría reprochar (…) la irregularidad de Sófocles”28, es jus-
to pensar “y ¿qué?, en poesía lírica, ¿preferirías ser tú Ba-
quílides más que Píndaro y en tragedia Ión de Quíos más que
Sófocles? Pues los unos no tienen faltas y escriben siempre
con elegancia y sin fisuras, pero Píndaro y Sófocles, a veces,
lo abrasan todo con su ímpetu, pero también se apagan con
frecuencia incomprensiblemente y caen en los defectos más
desafortunados. Además, ¿cambiaría alguien que estuviera
en su sano juicio una sola tragedia, el «Edipo», por (todas)
las tragedias juntas de Ión?”29. De ahí que no sólo Polemón,
el que fuera director de la Academia platónica, se declarara
“gran admirador de Sófocles, y, sobre todo, por aquellos pa-
sajes donde, según un autor cómico, «parecía colaborar con
él un perro moloso»30, y donde era, según el verso de Fríni-
co31, «ni mosto ni moscatel, sino vino de Pramnos32»”33, sino
muchos otros junto a él.

27
SÓFOCLES Peán fr.737 PGM (Poetae melici graeci); Denis Page.
Traducción del editor.
28
PLUTARCO Moralia 45 B. Traducción de José García Lopez.
29
LONGINO Sobre lo sublime 33,4-5.
30
Éste es un perro-lobo de Molosia, región de Epiro, en la Grecia nor-
occidental. Se conoce que era un perro usado por los pastores de ovejas, y debía
de ser un valioso y apreciado perro pastor. En este caso, la alusión tal vez se
refiera al consumado arte de Sófocles en el control de sus personajes, hasta el
punto que procedía cual pastor con sus ovejas ayudado por un buen perro
moloso. Este verso es atribuído a Aristófanes por Henderson entre los ‘dubia’
(ARISTÓFANES fr.958 Loeb).
31
Frínico, poeta cómico ateniense (s.V a.C.), rival de Aristófanes. Obtuvo el
segundo premio en las Leneas del 406/405 a.C. con su comedia Las Musas, tras
Aristófanes, que consiguió el primer puesto con Ranas.
32
El mosto es el zumo de la uva antes de fermentar, mientras que el
moscatel es un vino muy maduro. Así, Sófocles sería un punto medio y
poderoso, como el vino de Pramno (Ilíada XI 639 y Odisea X 235), mientras
que, tal vez, Esquilo sería como el mosto, y, Eurípides, como el moscatel.
Sófocles, héroe del saber 13

Y es que debe de ser cierto que “muchos de los otros (poe-


tas) imitaron a alguno de sus antecesores o de sus contem-
poráneos, pero sólo Sófocles toma lo mejor de cada uno, al
igual que la abeja: él logró reunir oportunidad, dulzura,
arrojo y variedad”34, como también debe de ser cierto que
esa gran habilidad dramatúrgica bebía de una eximia e inago-
table fontana, en tanto “Sófocles disfrutaba con el ciclo épi-
co, hasta el punto de que todos sus dramas los compuso me-
diante retazos de la producción mítica en dicho género”35,
pues, no en vano, más del cuarenta por ciento de los argu-
mentos de las obras de Sófocles proviene del ciclo troyano, y,
el resto, de diversos ciclos épicos. En cierto modo, con el
transcurrir del tiempo Sófocles llegó a ser equiparado al gran
Homero36, hasta el punto que se decía que “Homero era el
Sófocles épico, y Sófocles, el Homero trágico”37, y quizá sin
exagerar en lo más mínimo.
Sin embargo, este acentuado gusto por la tradición más se-
cular no fue óbice, en absoluto, para que Sófocles pergeñara
una serie de reformas e innovaciones que conducirían a la
tragedia hasta el más alto grado de perfección clásica: en
efecto, según se dice, Sófocles fue el primero en presentar
tragedias independientes, no en trilogía como se tenía por
costumbre, con lo cual cada pieza tomó significado por sí
misma, y, por ende, obligó al compositor a concentrar en po-

33
DIÓGENES LAERCIO Vida de los filósofos ilustres IV 20. Traducción de
Carlos García Gual para Alianza Editorial.
34
Linaje y vida de Sófocles 20. Traducción de Assela Alamillo.
35
ATENEO Deipnosofistas VII 277e. Traducción del editor.
36
Véase JENOFONTE Memorias I 4,2-3.
37
DIÓGENES LAERCIO Vida de los filósofos ilustres IV 20. Traducción de
Carlos García Gual. En Linaje y vida 20 se dice que Sófocles “en todo emplea
las palabras de Homero: trata los mitos siguiendo la huella del poeta (…). Crea
los caracteres, los adorna y utiliza con maestría sus invenciones, influenciado
al tiempo por el encanto de Homero. De ahí que se pueda decir que Sófocles es
el único discípulo jónico de Homero”. Traducción de Assela Alamillo.
14 Marco Pagano

cos versos toda la carga de mensaje y forma; además, “Sófo-


cles añadió un tercer personaje y la escenografía”38, ya que
“antaño, en la tragedia primero actuaba sólo el coro a lo
largo de la representación, y luego Tespis introdujo un actor
único en las pausas del coro, y Esquilo un segundo, y Sófo-
cles el tercero, y se completó la tragedia”39, de modo que a
partir de entonces el desarrollo argumental se vehiculó en
mayor medida a través de rápidos diálogos, vibrantes y demo-
ledores, que en manos de Sófocles adquirieron una rematada
y sobrecogedora profundidad, agudeza y verosimilitud40. Por
último, otras innovaciones, tal vez de menor enjundia, fueron
la adición de tres coreutas, aumentando el coro de doce a
quince miembros, la invención de la cachava ―bastón curvo
usado sobre todo en las sátiras― y de los coturnos, zapatos
de suela elevada, de pies intercambiables, que conferían pres-
tancia a los actores y al coro en escena41.
Tal vez debido a su tradicionalismo, entreverado de una
gran versatilidad, y de su espíritu resuelto, domeñado por una
señorial prudencia, Sófocles fue requerido en numerosas oca-
siones para desempeñar tareas diplomáticas de envergadura,
y, según parece, siempre respondió con resultado satisfacto-
rio. Así, coincidiendo con el inicio del liderazgo de Pericles
(443 a.C.), que fue elegido estratego sin interrupción hasta su
muerte (429 a.C.), y tras haber trasladado éste a Atenas el
Tesoro de Delos (454 a.C.), Sófocles es designado, entre
otros, tesorero imperial (ἑλληνοταμίας), cargo de suma rele-

38
ARISTÓTELES Poética 4,15-20. Traducción del editor.
39
DIÓGENES LAERCIO Vida de los filósofos ilustres III 56. Traducción de
Carlos García Gual.
40
Según Linaje y Vida de Sófocles 21, “ha sabido también calibrar
oportunamente las acciones, hasta el punto de retratar totalmente a una
persona en un pequeño hemistiquio o en un solo parlamento”. Traducción de
Assela Alamillo.
41
Linaje y vida de Sófocles 4 y 6.
Sófocles, héroe del saber 15

vancia sobre el cual recaía la responsabilidad de administrar


el tributo anual a Atenas, el cual procedía de los más remotos
lugares de Grecia42, y que, según el acuerdo, debía repartirse
en beneficio de los adscritos a la Liga de Delos como defensa
ante la amenaza persa43. Y dos años después y siendo general
junto a Pericles, Sófocles participó en la expedición ateniense
que sofocó la revuelta de los samios (441 a.C.)44, a la edad de
55 años.
Poco después, a los 58 años vuelve a ser elegido estratego
durante la guerra contra los aneos (438 a.C.)45, pero es de su-
poner que el inicio de la Guerra del Peloponeso entre Atenas

42
Por cierto, durante el tiempo en que el Tesoro de la Liga de Delos residió
en Atenas (454 a.C. – 431 a.C.), los aliados portaban sus tributos anuales en
ocasión de las Grandes Dionisias, de manera que eran exhibidos en la orquestra
del teatro, justo antes de la representación. Hay que imaginar, pues, a Sófocles
ejerciendo de administrador de los tributos a Atenas, exhibidos en la orquestra,
y a él mismo venciendo en ella gracias a su arte. Por otro lado, este cargo tal vez
propició las burlas que cariñosamente le dedicó la comedia, en tanto un
personaje de Aristófanes, llamado Trigeo, en la tragedia titulada La Paz, dice
que Sófocles, “aun siendo anciano y decrépito, por mor de ganancias
navegaría incluso sobre una estetera” (ARISTÓFANES La Paz 695-699).
Traducción del editor. Sin embargo, esta comedia se representó en el 421 a.C.,
cuando Sófocles tenía 75 años; y poco ‘decrépito’ (σαπρός) podía estar
Sófocles por entonces, cuando le quedaban aún quince años de vida, por cierto,
durante los cuales continuó ejerciendo tanto su actividad política (consejero a
los 85 años, según ARISTÓTELES Poética 3,18) como poética (murió celebrando
su última victoria, según DIODORO SÍCULO XIII 103,4 y según Vida 14)
conservando su salud intacta (FRÍNICO Las Musas fr.31 Kock).
43
Los tesoreros imperiales estaban dirigidos por Arístides, apodado ‘el
justo’, y, aunque en primera instancia la Liga de Delos había creado buenas
espectativas, a partir del traslado del Tesoro de Delos a Atenas (454 a.C.) y el
inicio del ambicioso programa de obras públicas emprendido por Pericles (449
a.C.), los espartanos y su Liga del Peloponeso, creada en el 500 a.C.,
comenzaron a recelar muy seriosamente, denominando a aquélla ‘Liga Ática’, y
no ‘Liga de Delos’, de manera que poco tiempo después estallaría la fraticida
guerra entre Atenas y Esparta (431 a.C.).
44
PLUTARCO Vida de Pericles 8,7-8.
45
Véase Linaje y vida de Sófocles 9.
16 Marco Pagano

y Esparta (431 a.C.), unido a la prematura e inesperada muer-


te de Pericles (429 a.C.), su amigo y máximo valedor, aparta-
ron a Sófocles de la escena política y pusieron a prueba la
templanza del tragediógrafo. Sin embargo, tiempo después
volvió a ser elegido estratego, junto a Nicias el de Nicerato46,
probablemente durante los prolegómenos a la expedición a
Sicilia o en su exitoso principio (415 a.C.), lo cual situaría a
Sófocles como general a la edad de 81 años. Tal vez ello ex-
plique que éste, reunido en consejo con los otros estrategos,
le dijera a Nicias no sin ironía “yo soy el más viejo, pero tú
eres el más venerable”47, considerando que por entonces Ni-
cias contaba ya con 55 años. Dos años más tarde, tras el ca-
lamitoso desastre de la expedición a Sicilia (413 a.C.), Sófo-
cles formó parte del comité de los Diez Probulos (411 a.C.)48
encargados de supervisar la transición de la ciudad hacia la
oligarquía49. Por entonces Sófocles cargaba ya con 85 años
sobre sus veteranos hombros, y, como evidencian los testi-
monios, fue solicitado por sus compatriotas para las tareas
más importantes y hasta su fallecimiento.
Y sin embargo no todo son luces en torno a la figura de
Sófocles; de hecho, aunque “ninguna mentira se desliza has-
ta la vejez en el tiempo”50, y por más que “no producen fruto
las falsas palabras”51, una serie de testimonios parecen insi-
nuar que Sófocles era aficionado al sexo paidófilo. Así, unas
veces se le presenta ingeniando ardides para besar a un efebo,
46
PLUTARCO Vida de Nicias 15,2.
47
Íbid; Vida de Nicias 15,2. Traducción de Amanda Ledesma y Jorge Cano.
48
ARISTÓTELES Poética 3,18.
49
Sin duda, Sófocles y los Probulos (Consejeros) pretendían establecer una
aristocracia, no una oligarquía, aunque dadas las circunstancias ésta les resultara
mejor que una democracia; de hecho, “cuando los en verdad notables a manos
de los sin ascendencia son vencidos, ¿qué ciudad podría cosas así soportar?”
(SÓFOCLES fr.84 BCG).
50
SÓFOCLES fr.62 BCG.
51
SÓFOCLES fr.834 BCG.
Sófocles, héroe del saber 17

durante la expedición contra los aneos que realizó junto a


Ión52, otras, cortejando amorosamente a un muchacho53,
mientras que otras se le ve llevando “fuera de las murallas a
un muchacho de buena planta para tener trato con él. El mu-
chacho, entonces, extendió su propio vestido encima de la
hierba y se envolvieron en el manto de Sófocles. Después de
la unión, el muchacho, tras apoderarse del manto de Sófo-
cles, se fue, dejándole a Sófocles el vestido juvenil. Como es
natural, lo sucedido pasó de boca en boca, y Eurípides, al
enterarse y burlándose de lo ocurrido, dijo que también él en
una ocasión había tenido trato con ese muchacho, pero que
no había pagado nada, mientras que Sófocles había sido des-
deñado por su intemperancia. Y Sófocles, al oírlo, le dedicó
el siguiente epigrama, utilizando el relato del Sol y Bóreas, y
sirviéndose de un cierto enigma en relación con la práctica
del adulterio de aquél:
«El Sol fue, no un muchacho, Eurípides, el que con su calor
desnudo me dejó. Mas a ti, al amar a [una mujer casada],
Bóreas se asoció. Y tú eres el ignorante que, a Eros,
54
al sembrar un campo ajeno, llevas cual ladrón»” .

Pues bien, aunque muy del cierto “grande es la fuerza con


que Cipris se lleva siempre la victoria”55, Sófocles parecía
más atraído por las féminas que por los muchachos, hasta el
punto que tuvo dos mujeres a la vez, una legal, Nicóstrata,
con la que engendró a su hijo Yofonte, que fue también tra-
gediógrafo56, y otra ilegal, llamada Teoris de Sición, con la
cual tuvo a Aristón, que le dio por nieto a Sófocles, otro tra-

52
ATENEO Deipnosofistas 603e – 604d.
53
PLUTARCO Moralia 839 A; Vida de Pericles 8,7-8 y CICERÓN Sobre los
deberes I 40,144.
54
ATENEO Deipnosofistas 604 d-f. Traducción de José Ma. Lucas de Dios.
55
SÓFOCLES Traquinias 497.
56
ARISTÓFANES Ranas 76-82.
18 Marco Pagano

gediógrafo como su abuelo homónimo57. Además, resultaría


extraño que un varón como Sófocles, amante de los valores
tradicionales, asumiera para sí una conducta tan denostada
por los poetas que le precedieron58, y, tal vez, a la primera
respuesta de Sófocles ante la insidia que con malicia Eurípi-
des acogió, epigráfica, en caliente, le siguió una segunda, po-
derosa, en forma de tragedia, el Edipo tirano, con la cual
Sófocles se deshizo magistralmente del pernicioso rumor59.
De hecho, no hay que olvidar que Layo fue condenado a mo-
rir a manos de su hijo Edipo ―el mismo que, siendo hijo de
ambos, casaría con su esposa Yocasta procreando mediante
incestuosa cópula― porque raptó y refociló con el muchacho
Crisipo, hijo de Pélope, quien sabedor de lo ocurrido ante
Zeus maldijo con esas calamidades la que se considera prime-
ra relación homosexual; así pues, que Sófocles tratara la tra-
gedia resaltando el carácter intemperante de Edipo, al que
llamó ‘tirano’ en el título de la misma, a él, hijo de Layo y
depositario de la maldición, en efecto, quizá disuada a los
pocos que todavía crean que Sófocles era demasiado amante
de los efebos.
Bien al contrario: por lo que se desprende de quienes le
conocieron y le trataron, Sófocles era un varón prudente y
temperado, que desdeñaba incluso el fustigante ardor que im-
pele a penetrar el sexo de las féminas; así, en palabras de
Céfalo, “una vez me hallaba con el poeta Sófocles cuando fue
interpelado por alguien: «Eh, Sófocles», dijo, «¿cómo lo lle-
vas con respecto al sexo? ¿Aún serías capaz de acostarte con

57
Linaje y vida de Sófocles 13 y DIODORO SÍCULO XIV 53,6.
58
HESÍODO Labores y días 735-755; ARQUÍLOCO fr.327 y 328 ó ESOPO
Fábula 109.
59
Tal vez el bulo se propaló poco después de la muerte de Pericles (429
a.C.), cuando Sófocles se hallaba más débil, y el contrarrestarlo de la manera
más inmediata sería una de las múltiples motivaciones para presentar el Edipo
tirano ese mismo año o el siguiente.
Sófocles, héroe del saber 19

una mujer?». Y él dijo: «Habla bien, hombre, que, sin duda,


lo rehuí tan de buen grado como quien rehuyó a un amo furi-
bundo y cruel»”60. Asimismo, el retrato que de Sófocles traza
Aristófanes en Ranas, estrenada al año siguiente de la muerte
del tragediógrafo (405 a.C.), es muy benévolo para con él,
pero en cambio no lo es para con Eurípides, que también hab-
ía finado el año anterior. En este sentido, parece ser Eurípides
el que habría ganado para sí la fama de intemperante, mien-
tras que Sófocles queda plasmado como un prohombre repu-
tado, decente y de bien, incapaz de cometer un acto tan des-
honesto:
Heracles: Luego si es verdad que debes traértelo de allí,
no vas a resucitar a Sófocles, en tanto es mejor que Eurípides?
Dionsiso: No, antes querría comprobar lo que hace Yofonte61
tras quedarse él solo, sin Sófocles62;
y, por otro lado, mientras que Eurípides, siendo osado como es,
probaría incluso de fugarse conmigo de allí,
en cambio él era apacible63 aquí, y también allí debe ser apaci-
64
ble .

En efecto, se define a Sófocles como ‘apacible’ (εὔκολος),


que es contrario de ‘osado’ (πανοῦργος) y de ‘exaltado’
(ἐπαρθεὶς):
Criado: (Esquilo) ostentaba el Trono Trágico,
por cuanto es el más fuerte en dicho arte (…).
Cuando por cierto bajó Eurípides, se exhibió
ante los robatrajes y los cortabolsas,
ante los parricidas y los butroneros,

60
PLATÓN República I 329 b-c. Traducción del editor.
61
Yofonte, hijo de Sófocles y también tragediógrafo, mencionado más
arriba.
62
La escena es verosímil en tanto Sófocles había muerto hacía poco.
63
Con el término ‘apacible’ se traduce el griego εὔκολος (de buen
conformar).
64
ARISTÓFANES Ranas 76-82. Traducción del editor.
20 Marco Pagano

que son muchedumbre en el Hades, y, como se prendaron


de sus antilogías, requiebros y volteos,
sobreexitáronse y nombráronle el más sabio;
y, a continuación, exaltado, se postuló al Trono
donde Esquilo estaba sentado.
Xantias: Y ¿no fue expulsado (Eurípides)?
Criado: ¡Por Zeus!, antes bien, el vulgo reclamaba celebrar una
elección
sobre quién de ambos es el más hábil en dicho arte.
Xantias: ¿Él (Eurípides), (el más hábil) de entre los pérfidos?
Criado: ¡Por Zeus que sí!, por más excesivo que sea.
Xantias: Y ¿no habían otros, afines a Esquilo?
Criado: Escasa es la decencia, también aquí.
Xantias: Y ¿qué diantre está dispuesto a hacer Pluto?
Criado: A celebrar muy de inmediato un duelo, una demostración
y una valoración del arte de ambos.
Xantias: Y ¿cómo es que al punto
no se postuló Sófocles al Trono?
Criado: ¡Por Zeus que aquél no (lo hizo)! Sin embargo,
justo cuando bajó, Esquilo le besó y le alzó la diestra,
y aquél (Sófocles) se retiró del Trono en su favor65,
en cambio ahora está dispuesto, como dijo Cleidemides,
a sentarse „bien asentado‟, y ha dicho que si Esquilo
vence renunciará al puesto, pero si no, se batirá
en un duelo sobre el arte, a todas contra Eurípides66.

Pero ello no hizo falta, porque Dioniso escogió resucitar a


Esquilo, al cual de seguido se lo llevó con los vivos de Ate-
nas, ya que por entonces no quedaban buenos tragediógra-
fos67. En consecuencia, dice Esquilo a Pluto:
“(…) Tú cede mi trono

65
Se supone que Esquilo cede el Trono a Sófocles, pero éste lo rechaza en
favor de su predecesor.
66
ARISTÓFANES Ranas 769-794. Traducción del editor.
67
ARISTÓFANES Ranas 1471. De ahí quizá que Platón, quien vivió de pleno
aquella época decadente de Atenas en general y de la tragedia en particular,
censurara el género tan amargamente (PLATÓN República III 408 b-c y X 595 a-
c).
Sófocles, héroe del saber 21

a Sófocles para que me lo guarde


y me lo conserve, por si acaso alguna vez yo
regresara aquí, pues yo resuelvo que éste
es el segundo mejor en este saber”68.

Pero es que Sófocles, además de ser un señalado poeta, un


servidor de su país y un varón de temperamento prudente y
apacible, como remate era un hombre religioso y amante de
sus dioses patrios. En efecto, con motivo de la construcción
de un templo a Asclepio, Sófocles acogió en sus estancias
particulares a la estatua del dios (420 a.C.), mientras el tem-
plo no estaba listo para albergarlo69. Asimismo, se dice que
ejerció para la ciudad “el sacerdocio de Alcón, héroe que
acompañó a Asclepio junto a Quirón”70, y, al parecer, fundó
un círculo erudito de estudios literarios en honor a las Musas
llamado ‘Tíaso de las Musas’: ahora bien, por más que ‘tíaso’
(θίασος) pueda significar ‘cuadrilla festiva’, y por más que su
vocación poética estuviera emparentada con el dios del vino,
hay que saber que Sófocles distinguía muy bien entre su vo-
cación y la parranda, hasta el punto que como “Esquilo com-
ponía sus tragedias cuando estaba borracho, (…) Sófocles le
reprochaba que, aun cuando componía lo que debía, no lo
componía de modo consciente” 71.
En cambio, Sófocles fue un poeta consciente y esforzado,
cuidaba de su salud y conocía de qué modo tan especial era
amado por los dioses y estimado por los hombres. Como
prueba de su magnanimidad, es conocido que, durante las
Grandes Dionisias del 406 a.C., Sófocles rindió homenaje a

68
ARISTÓFANES Ranas 1515-1519. Traducción del editor.
69
PLUTARCO Vida de Numa 4,10; PLUTARCO Moralia 1103 B y
Etymologicum Magnum s.v. Δεξιός 256,6 Gaisford.
70
Linaje y vida de Sófocles 11. Traducción de Assela Alamillo.
71
ATENEO Deipnosofistas I 22 a-b. Traducción de Lucía Rodríguez-Noriega
Guillén, con revisión del editor. Véase al respecto PLUTARCO fr.130 BCG.
22 Marco Pagano

Eurípides, que había fallecido poco tiempo ha, vistiéndose de


negro riguroso, él y su coro, durante el ensayo de la tragedia
que se iba a representar72; asimismo, el día de la competición
apareció sin ceñirse a la frente la corona ritual, también como
señal de luto y en homenaje de Eurípides.
Poco después de este hecho, cuando Sófocles tenía ya 90
años, hubo de sufrir que su hijo Yofonte le acusara de incapa-
citado mental, e incluso lo llevó a juicio para inhabilitarlo por
senilidad73, pero “muchos dicen que, para escapar a la acu-
sación de que su razón desvariaba, leyó la párodos del Edipo
en Colono, cuyo comienzo es
“llegas, extranjero, a esta región
de bellos corceles, a la mejor morada de la tierra,
a la blanca Colono, donde
más gorjea el armonioso ruiseñor
que frecuenta los verdes valles”74.

Como el canto pareció maravilloso, el público lo acom-


pañó en cortejo desde el tribunal, como si saliera del teatro,
entre aplausos y aclamaciones”75, y al parecer ésa fue su
última victoria, pues fue entonces cuando, en medio del jol-

72
El ensayo general o προαγών se celebrava el día antes de la vigilia de la
puesta en escena, y durante el mismo estaba permitida la entrada al público.
73
Véase Linaje y vida de Sófocles 13. Tal vez ello sucedió porque Yofonte
estaba resentido con su padre por haber tomado a otra mujer, la extranjera
Teoris de Sición, con la que tuvo a Aristón, hijo que, por cierto, era el preferido
de Sófocles.
74
En esta ocasión, Sófocles podría haber referido el primer estásimo del
Edipo en Colono (668-673) ―no la párodos―, comparando la llegada a la
ancianidad con la llegada a la ‘blanca’ Colono, ‘la mejor morada de la tierra’.
Además, como ya ha sido apuntado por otros estudiosos, el pasaje en el cual
Edipo reprende con extrema dureza a su hijo Polinices (Edipo en Colono 1354-
1396) podría ser un trasunto literario de la mala relación entre Sófocles y su hijo
Yofonte.
75
PLUTARCO Moralia 785 A-B. Traducción de Helena Rodríguez
Somolinos.
Sófocles, héroe del saber 23

gorio en su honor, “prorrumpió en tan insuperable alegría


que a causa de ésta finó”76. No obstante, Edipo en Colono se
representó a título póstumo en el año 401 a.C., aunque es evi-
dente que Sófocles ya la tenía compuesta antes del 406 a.C.
En efecto, “a los ancianos un golpecito en la balanza los
tumba”77, pero aun así, puede afirmarse que Sófocles murió a
los 90 años con el esplendor de un joven, y demostró con los
hechos que “no existe la vejez de los sabios, cuya mente co-
existe alimentada por el divino día, pues la previsión es una
gran ganancia para los hombres”78. Y él la tuvo, porque si
bien “el no haber nacido triunfa sobre cualquier razón, pero
ya que se ha venido a la luz lo que en segundo lugar es me-
jor, con mucho, es volver cuanto antes de allí de donde se
viene”79, Sófocles confiaba en la justicia de los dioses y
jamás desesperó, pues sabía que, tras la muerte, “al lado de
una divinidad tal habrás de llegar que ni lo equitativo ni el
agradecimiento conoce, sino que sólo ama la pura y sencilla
justicia”80. Atento a esa justicia, pues, encaminó Sófocles
toda acción en su vida; y porque muy del cierto “no se puede
conocer completamente el destino de los mortales, ni si fue
feliz o desgraciado para uno, hasta que muera”81, y, por en-
de, “ningún mortal puede considerar a nadie feliz, con la
mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de
su vida sin haber sufrido nada doloroso”82, a ti, émulo de
Néstor, se te debe considerar
“Feliz, Sófocles. Vivió largo tiempo
y murió como un hombre feliz y diestro.

76
DIODORO SÍCULO XIII 103,4. Traducción del editor.
77
SÓFOCLES Edipo tirano 961.
78
SÓFOCLES fr.950 BCG.
79
SÓFOCLES Edipo en Colono 1224-1227.
80
SÓFOCLES fr.770 BCG.
81
SÓFOCLES Traquinias 2-3.
82
SÓFOCLES Edipo tirano 1528-1530.
24 Marco Pagano

Compuso muchas hermosas tragedias,


finó bellamente y no soportó dolor alguno”83.

De hecho, incluso muerto recibió favores de los dioses y


de los hombres. Primero, en tanto estaba convencido de que
“un dios es mi jefe, pero no lo es ningún mortal” 84, el dios
Dioniso, “según se dice, se encargó de que encontrara sepul-
tura”85 incluso durante el duro asedio de los espartanos a
Atenas. En efecto, “el panteón familiar de Sófocles estaba en
el camino de Decelia, lugar fortificado por los lacedemonios
contra los atenienses. Dioniso se presentó en sueños a Lisan-
dro (rey espartano) por dos veces y le ordenó que (negociara
la tregua y) dejara enterrar allí a Sófocles”86, “Dioniso le
ordenó «honrar a la Nueva Sirena con los honores que se
deben a los muertos». El sueño fue interpretado en relación
con Sófocles y su poesía”87, y así a Sófocles le fue cumplido
su anhelo en toda medida, pues “era tan amante de Atenas
que, aunque muchos reyes le invitaban, él no quiso abando-
nar la ciudad”88. Y además, como recompensa a tan excelsa
vida dedicada a su patria y a sus dioses, “los atenienses le
erigieron un «heróon» (templo consagrado a un héroe) con el
nombre de Δεξιός (Diestro)”89 y, “a causa de la virtud de
tan gran hombre, decretaron incluso ofrecerle un sacrificio
anual”90.

83
FRÍNICO Las Musas fr.1 = fr.31 Kock; Teubner. Traducción de Lasso de la
Vega.
84
FILÓN DE ALEJANDRÍA Por qué todos los probos son libres 19.
Traducción del editor.
85
PLUTARCO Vida de Numa 4,10. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez.
86
PLUTARCO Vida de Numa 4,10. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez.
87
PAUSANIAS Descripción de Grecia I 21,1. Traducción de María Cruz
Herrero Ingelmo. Véase al respecto Linaje y vida de Sófocles 15.
88
Linaje y vida de Sófocles 10. Traducción de Assela Alamillo.
89
PLUTARCO Vida de Numa 4,10. Traducción de Aurelio Pérez Jiménez.
90
Linaje y vida de Sófocles 17. Traducción de Assela Alamillo.
Sófocles, héroe del saber 25

Así, con la muerte de Sófocles Atenas quedaba desposeída


de grandes tragediógrafos, y poco después, caería derrotada
trágicamente por los espartanos (404 a.C.). No debe resultar
extraño, pues, que tras presenciar la decadencia de Atenas y
la paralela degeneración de la tragedia, Platón advirtiera que
“si admites a la Musa edulcorada en los versos mélicos o
épicos, el placer y el dolor reinarán en tu ciudad, en vez de la
ley y el relato que siempre se considere es el mejor para la
comunidad”91; pero así como es seguro que aquí se refería a
los dramaturgos de su época, parece del todo improbable que
Platón aludiera a Sófocles, y que fuera a él a quien “enviar-
íamos a otra ciudad vertiéndole mirra sobre su cabeza y co-
ronado con lana”92, y debe explicarse el porqué: como pri-
mera providencia, es preciso considerar que Platón no censu-
ra toda obra mimética, como son las obras trágicas, por el
solo hecho de ser miméticas, antes bien, afirma con meridiana
claridad que “nosotros recurrimos a un tipo de poeta más
austero y desagradable como recurso para la narración de
mitos: aquel que imite para nosotros el relato de lo conve-
niente”93, y dice ‘aquel que imite’ (ὃς μιμοῖτο) porque, aun-
que de veras sea cierto que “lo sensato y de carácter tranqui-
lo, lo cual es siempre igual a sí mismo, ni es fácil de imitar ni
de percibir su donaire en caso de ser imitado”94, no es menos
cierto que a unos pocos, amados de las Musas, se les otorga el
don de imitar lo conveniente, y éste fue el caso de Sófocles:
“él mostraba cómo es debido que sean (los hombres), en
cambio, Eurípides, cómo son”95, y en consecuencia, el propio
Sófocles podría haber dicho “si la victoria ha de ser mía,

91
PLATÓN República X 607a. Traducción del editor.
92
PLATÓN República III 398a-b. Traducción del editor.
93
PLATÓN República III 398a-b. Traducción del editor.
94
PLATÓN República X 604e. Traducción del editor.
95
ARISTÓTELES Poética 25,30-35. Traducción del editor.
26 Marco Pagano

(acogeremos) al (discurso) no mezclado, imitativo de lo con-


veniente”96.
Y es que muy en verdad Sófocles aspiraba a lo convenien-
te, tanto en su vida como en su obra: en aquélla, tanto para sí
mismo como para sus conciudadanos, y en ésta, tanto en el
contenido como en la forma. No en vano Sófocles “fue el
primero de los poetas de Atenas que utilizó canciones frigias
para sus propios cantos, y los mezcló con el estilo del diti-
rambo”97: que el modo frigio ―junto con el dorio, el único
modo aprobado plenamente por Platón98― fuera mezclado
por Sófocles al ditirambo ―según el filósofo ateniense, el
tipo de canto más próximo al ideal99―, en efecto, tal vez di-
suada a los pocos que todavía crean que la tragedia sofoclea
es incompatible con la doctrina platónica. Bien al contrario,
no ha habido tragediógrafo más caro al platonismo que Sófo-
cles, y no sólo porque ambos comparten el amor a los dioses,
a la tradición y a los mejores de su patria, o la convicción de
que el alma es eterna y transmigra100 y que las ofrendas pací-
ficas son mejores que los sacrificios violentos101, ni tampoco
sólo porque su nombre ya prenunciara que sería ‘glorioso por
su sabiduría’; en absoluto; sino porque, además de lo dicho,
Sófocles componía siempre con la vista fija en los dioses y en
su comunidad, para que sus espectadores aprendieran a ser
piadosos con aquéllos y justos con ésta, de manera que, sien-
do más favorecidos por los dioses y estando más unidos entre
sí, la ciudad no pereciera ni por la mano extranjera ni por la
disensión interna.

96
PLATÓN República III 397d. Traducción del editor.
97
Linaje y vida de Sófocles 23. Traducción de Assela Alamillo.
98
Véase PLATÓN República III 399a.
99
Véase PLATÓN República III 394 b-c y 396 c y e.
100
SÓFOCLES Edipo en Colono 1224-1227; fr.327a y fr.940.
101
PORFIRIO Sobre la abstinencia II 19,1-2.
Sófocles, héroe del saber 27

Por lo tanto, y en este mismo sentido, “si la sabiduría de


Eurípides, la elocuencia de Sófocles y las palabras de Esqui-
lo apartaron a la ciudad de alguno de sus males, o le dieron
algún esplendor, es justo comparar sus obras con los trofeos
de guerra, y poner en parangón el teatro con el lugar de reu-
nión de los generales, y comparar las historias dramáticas
con las batallas singulares”102, pero de no haber sido así no
sería justo, sino que entonces sería piadoso y justo comparar
sus obras con los asedios a la ciudad, y poner en parangón el
teatro con el lugar de reunión de los enemigos, y comparar las
historias dramáticas con las peores derrotas y las más devas-
tadoras pestes. Porque de lo uno y lo otro es capaz también la
mano del poeta, y por ello, para que los nuevos aedos se sir-
van de la Musa decente y de bien y eviten a toda costa la
edulcorada, sus antiguos epígonos deben brillar bien alto en
el firmamento, como a tenor de lo aquí expuesto aquí y ahora
refulge Sófocles, héroe del saber.

102
PLUTARCO Moralia 348 D. Traducción de Mercedes López Salvá.
BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL

Para una consulta de las fuentes mencionadas a lo largo de este discurso,


sencillamente debería uno dirigirse a cualquier biblioteca bien aprovisionada, y,
a continuación, consultar los textos a partir del nombre del autor en cuestión y
de la editorial que publicó dicho texto. Desde aquí se recomiendan encarecida-
mente, para comprobar los originales en griego o latín, los limpios textos edita-
dos por Scriptorum Classicorum Bibliotheca Oxoniensis u Oxford Classical
Texts, conocida como ‘la Oxford’ (editada por la Oxford University Press), o
bien los magníficos y eruditos textos editados por Bibliotheca Teubneriana
(conocida como ‘la Teubner’), o los editados por Loeb Classical Library (publi-
cada por la Harvard University Press, y conocida como ‘la Loeb’). Para las
traducciones al castellano, los españoles debemos preciarnos de contar con la
Biblioteca Clásica Gredos (publicada por Editorial Gredos), cuya diligente
labor ha producido textos de una esmerada fiabilidad, con introducciones y
notas al pie de una utilidad muy difícil de exagerar. Para el catalán es muy re-
comendable el uso de las traducciones publicadas por la Fundació Bernat Met-
ge, que además vienen acompañadas del texto original. No obstante, a continua-
ción se da noticia del material de consulta que ha resultado de gran utilidad al
redactor de la presente edición.
·Catálogo Helénico Doctrinal de MARCO J. PAGANO; Editorial Caduceo,
Barcelona 2008.
·Diccionario de Mitología de PIERRE GRIMAL; Editorial Paidós, Barce-
lona 1951-1981.
·Diccionario Griego-Castellano de SEBASTIÁN YARZA; Editorial Ramón
Sopena, Barcelona 1954-1964. Sin lugar a dudas, sigue siendo el me-
jor léxico griego-español editado en España.
·Diccionario Griego-Castellano de J. MA. S. PABÓN DE URBINA; Edito-
rial Uox, Barcelona 1967-2006. Aún indispensable, como manual
auxiliar.
·Greek-English Lexicon compiled by H. J. LIDDELL & R. SCOTT; Oxford
University Press, United Kingdom 1843-1996.
·Historia del mundo antiguo de GONZALO BRAVO; Alianza Editorial,
Madrid 1994-2004.
·The Oxford classical dictionary editet by N. G. HAMMOND and H. H.
SCULLARD; Oxford University Press, United Kingdom 1998.

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