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Laodicea (I)
Padre Alfonso Glvez 4 junio, 2015 1 Comentario
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Al ngel de la Iglesia de Laodicea escrbele:
Esto dice el Amn, el testigo fiel y veraz, el principio de la creacin de Dios:
Conozco tus obras, que no eres fro ni caliente. Ojal fueras fro o
caliente! Y as, porque eres tibio, y no caliente ni fro, voy a vomitarte de mi
boca. Porque dices: ,,Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo
necesidad ,, y no sabes que eres un desdichado y miserable, pobre, ciego y
desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado por el fuego para que
te enriquezcas, tnicas blancas para que te vistas y no aparezca la
vergenza de tu desnudez, y colirio con que ungirte los ojos para que veas.
Yo, a cuantos amo los reprendo y castigo. Por tanto, ten celo y arrepintete.
Mira, estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta,
entrar en su casa y cenar con l, y l conmigo. Al que venza le conceder
sentarse conmigo en mi trono, igual que yo he vencido y me he sentado
con mi Padre en su trono.
El que tenga odos, oiga lo que el Espritu dice a las Iglesias. (Ap 3: 1422)
1. El Problema de la Tibieza.
El contenido de la Carta al ngel de la Iglesia de Laodicea, ltima de las
Siete destinadas a las Iglesias del Asia Menor, parece una especie de
eplogo, un tanto ardiente y hasta agresivo, como si el Espritu quisiera
resumir los contenidos de las Siete Cartas y poner nfasis en el conjunto de
sus advertencias. De ah sus palabras finales, que suenan como un serio
aviso recordatorio y que sirve para todas ellas: El que tenga odos, oiga lo
que el Espritu dice a las Iglesias.
El estado de tibieza en el hombre es juzgado por el Espritu con palabras de
extrema gravedad: Ojal fueras fro o caliente! Mas porque eres tibio, y no
fro o caliente, voy a vomitarte de mi boca. Por lo que el tema ha de ser
considerado con la mxima seriedad (cosa muy diferente de lo que suele