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Olga Grau Duhart Tiempo y escritura El diario y los escritos autobiogrdficos de Luis Oyarztin [EDITORIAL UNIVERSITARIA Cartruto T scrituras del yo: diario intimo, autobiogratia y epistolario 1. El diario intimo como experiencia del tiempo Dentro de los territorios de los saberes de la subjetividad, podemos considerar el diario intima, en tanto manifesta- cin textual de un sujeto, como un género que permite en. tender Ia articulacién de lo concxeto, lo singular y lo his ‘6rico de una individualidad, con la condicién ontol6gica de carter mas abstracto y universal del ser humano. De ese modo, el relato del diario fntimo nos permite no sélo acceder a los procesos de constitucién de una particular subjetividad a través de la escritura diarista, sino acce der, a través del entramado literario y filoséfico que hay en i, a asuntos fundamentales de la existencia humana Vinculados al problema de la temporalidad, la finitud y lamuerte, La eflexién, el retorno sobre la propia existencia y el cexistr se han dado a través del tiempo, como inquietud desi, cuidado de sf, 0 conocimiento de sf mismo, y en- contramos esa intenci6n en San Agustin, Juana Inés de la Cruz, Teresa de Avila, Ursula Suarez, Maine de Biran, Rousseau, Goethe, Nietzsche, Kierkegaard, Sartre, Simo- ne de Beauvoir, Luce Irigaray, Kristeva, Levinas, Benja- min, Wittgenstein, Althusser, Foucault, Derrida, por dar * Fax wm miyr cgi yen sopind dees cape sl gue cli cmc sc Fora ob ws sane aed ‘tea des ons de el cms rr cl ee ‘vive moyen inechaneenel agence te 33 algunos nombres de autores y autoras de distintos perfo- dos de Ia historia. Estas reflexiones han tomado sus for- ‘mas textuales como confesiones, pensamientos referides ala propia experiencia, poemas,diatios 0 relatos autobio- sxdficos. Decrtn formas menconada, sl dari tino nifestacid ‘calendatizal ‘sque.scfala lo que acontece recuperado como experiencia, enelnarrarse del sujeto que lo esribe, Lo que acontece, 6 lo acontecido recuperado en el presente dela escrtura, obtiene sus palabras en la forma textual de lafcagienta- ign que da cuenta del tiempo discontinuo intersumpido, rio podrin se entero como un modo delite- rado, volun, de obra vido y a a met Io que sce an ndviduo, dando cuenta de a ein te Tohuidzo de lo que acontee ye deseo de retencin de Dara ganar un expicioocupado por i materia de cecitra un emp que se ofece como pi, Las pé gins seas ques vanamontoand, fescue con Hteralmente, un espacio, Conta el tempo, que es como los ents deuna vig weenredanenlasatas. *Nopodrmas compu amacarg haceRaymnd Ra ee neni oncom peptone el dl ee poy dels sa nua geome Ge eee di ass Raymon Hats yes cs cn ta Non No at Laconciencia de fo effimero puede lever a rescatar Io tnuno, belo placentero de a vida, pero no seda siempre 2st, aunque algunas veoes sea la busqueda mas apasiona- da de determinados diaistas; todo puede con ellos ser susceptible de llegar a ser materia de escritre, especial mente en la seretaintimidad en que es escrito el diario Tn una primera lectura del diario éntimo de Luis Oyarain, nos parecia que era una condicié desu propia esertura esa relacién con la duracién (Ia dare, de Ta que Bergson se ocup6 centralmente en sus reflexionesflosé- fcas sobre el iempo), pero puimos reconocer exe a5g0 en escrtaras de otros autores de diarios, en que el ins- tune, lo effmero de 1o que nos acantece en ef transeurtir del tiempo, est dado con particular presencia insertéi- dose en tna continuidad temporal. Lo que sf nos parece singular en la esritura del diario de Ls Oyarzin y lo aventuro como afirmacign a ser probada en el Capitulo I, tuna suerte de sacralidad conferid al instante, a través del cuales posible aoceder ala trascendencia. Ello puede seradvetido en distintos momentos de su diario. Si bien, por una parte, est a percepcién melancélica de aquello {ue estdsometido a su destraccién por efecto del tempo, cuando el instante se da con plenitud y sefograen él acce- der al sentido, lo eterno emerge en lo efimero. Lo sagrado es el tempo de lo e-ligado, lo que permite la experiencia del vinculo, del ers que siempre se nos ofrece, como nos Toadvirtiera Platon en E! Banque, como carenca y como Penitu ras como hijo de Pena, la miserable, y de Poros, simibolo de fa abundancia. fees el enfoque que trabajo: la escritura atravesada, sigoada porel tempo, resistiendo la muerte del presente, ‘ye emo como una dimensin que adopta significacio- nes miliples. nie ells, a del tiempo sagrado, como en % Luis Oyarasin, que puede concebirse como fundante de tun modo de relacién erética con el mundo, tomando la forma de trascendencia, incluso pagana. La escriturn anclada en el tiempo FI Diario intimo revela una escrituza ‘anclada en el tiem- po™, asf como también lo esté el misma sujeto que escri- be el diario, ‘anclada en el tiempo’. Sin embargo, se hace necesario delimitar los aspectos que la nocién de tlempo puede connotar en ambas expresiones. Referida a la es- critura del diario, esa temporalidad puede concernir, en primer téemino, a su forma estructural -Io datado con precisin segsin el calenclario- y a su forma discursiva, como tiempo en la enunciacién, en el discurso (presente, pasado, futuro, expresado en formas verbales o adverbia. Tes). Cuando se hace referencia al tiempo del sujeto pen: samos esa temporalidad como temporalidad existencial, como ser en el tiempo de modo circunstanciado, en un horizonte hist6rico, social y cultural, que se inscribe, asi- mismo, en la escritura, Ducrot y Todoroy, en el Dictionnaire encyclepédigue des sciences du langage, precisan que en algunos idiomas se ha- cen las distinciones de estos planos, el morfoligico de la lengua y el existencial, lo lingtistico y lo vivido, como en. el ingles (tense y fine) el alemén (Tempus, Zeit)®. Nuestra lengua tiene para ambas dimensiones el mismo término, tiempo gramatical y tiempo del vivir (incluso para seria- lar las condiciones atmostéricas) stow ep nmi fe tn ine arco nr Un det Pa, p58 hpi erg Eh 36 En el diario, el empleo del tiempo es muy variad, como nos hace saber Béatrice Didier en su obra Le Journal inti, y hobria que distinguir erelato, que es con rela- cién a algo ocurrido en el pasado proximo, y la escritura, que se hace en un presente. Ademds, podemios encontrar en el fragmento de un dfa referencia a tiempos varios, in- dluso de un modo cruzado, Entre tantisimos ejemplos que se pudieran ofrecer en este sentido, eijo algunos textos del Diario de Litis Oyarain: “Cada cuarto de hora suenan en mi cabeza las campanas de la torre vecina de la Uni- verdad. No me producen aquf, sin embargo, el mismo efecto de las campanas de Oxford, de los barrios de Lon- dreso de las aldeas ingles’ (Ro Piedras, 24 de octubre, 1950). El texto alude a un presente, las eampanas suenon, y también a un pasado que se evoca desde ese presen- te sin indicarse en las formas verbales del pasado. Es el tiempo existenclal. En el mismo fragmento, nos relata “sta manana di un paseo por las afueras del Rio Piedras, hacia una granja que Haman la Garrapata, Anduve bajo sol buscando en vano esa efervescencia Tujuriosa del trépico que me fascinaba en el Brasil y que aqui no exis: te", Otro jemplo: "Bscribo sentado frente ala laguna del Central Park, donde nadan unos patos bajo el sol esplén- dido de esta mafiana de otofo. Personas de edad toman el sol, mientras bandadas de nifios conducidos por sus vie~ jas maestras pasean en visita de estudio. Voy hacia el Me- tropolitan Museum of Art”. Mds adelante: “Anoche, en Ia habitacién que ocupo en mi horrible hotel, pensé que este pas debe estar habitaco por inmumerablesfantasmas de méquinas y de hombres devorados por las maquinas”. (Nueva York, 16 de octubre, 1950). Fs muy comin que se presente Ia escrtura en una malla de tiempos, donde Ja situackén que se vive en el presente, y del que se e5- 37 cribe como presente, evoca un pasado cercano 0 remoto, y donde también se imagina un futuro. Si se escribe en ‘octubre, se puede recordar el verano y pensar en To que va ocurrir en noviembre. Los enunciados, en su variedad morfologica enunciativa dan cuenta de esa complejidad temporal, que sustenta y es sustentada por el mundo in- terno del autor Segrin Béatrice Didier, se cree a priori, por definicion, “que el pasado es el tiempo de la autobiogratfa y ol pre- sente, el del diario, el dfa a dfa”. Sin embargo, a su juicio, se encontraria en los diarios una gran variedad de tiem- pos, siendo necesario distinguir entre el tiempo del relato yel discurso” En otros de los aspectos del diario, el tiempo se pre- senta como marca calendarizada, como cifra, y también como ritmo, en tanto frecuencia de la escritura y movi- miento del flujo de la intimidad que envuelve y adorme- ce, como ocurre en algunos diaristasy, también, “hechiza” (Didier). A este respecto Didier afirma: “BI flujo del texto contrasta con la precisin tan cientifica de las notaciones horavias. Fl diarista indica muy puntualmente el momen- toen que se escribe; es finalmente esta inscripeién de la fecha To que permite hablar de “diario” y lo que lo dis- tingue del carné de pensamientos”. Didier enfatizaré este aspecto por sobre més dudoso, y legard a decir: “El diario, (..), inscribe esta fecha: porque ella es su substancia misma”, No deja de ser relevante el que la sefia temporal sea percibida como Jo substantive del diario, mas que su contenido, de modo tal que puede haber un diario Tlevado por un sujeto en wretendido carécter de intimidad, source Oc La it, 38 aque la inscripsién temporal legue a ser To esencil como se da en el caso extromo de MLA. Julien en su Ménovial forme ou thermométre d'emploi du temps pour Vane 18. revelado por Alain Girard. La marca calendaria seria el elemento estructurante de una esertura inorgénica y que se caacteriza por su fragmentariedad, por su carécer in- terrampido. Philippe Lejeune sostiene ideas semejantes: “Del dia- rio, no se puede decir sino apenas otra cosa que a que es una serie de trazos datados. Todo el resto vara. Ser claro «es saber distinguirsus contenidos, sus formas, sus funcio- ‘es sus diferentes ramas ls factores de su evolucién’™” Los autores, Lejeune y Bogaert, relacionan el diario con- tempordneo con la progresiva gestion det propio tiempo y de una progresiva individualizacién del control de la vida, Administracin de sf mismo, necesidad del regi too tendencia archivistica, podria decirse®. Los “trazos dalados” constituyen el cuerpo del diario, y la fecha, su base. “EL primer gesto del diarista es anotar a la cabe- zalo que va a escrbin”, fecha que puede ser espaciada, pero que es capita. De ese modo, podriamos ver en ello la cabeza de la escrtura, de donde ésta se descuelga y lo gue, al final de cuentas, da sentido al diario como flujo de escrtara en el tempo. Para estos autores un diario sin fecha, no es més que tn simple camé. “Una entrada del diario, es lo que ha sido escrito en tal momento, en Ia ig- norancia absoiuta del futuro, y de lo que es necesario que [Seurogne sche en edn porno stress prs oben he er feces 39 esté seguro de que no ha sido modificado. Un diario co- rregido o poclado posteriormente ganaré tal vez en valor litetario, pero habré perdido lo esencial: la autenticidad del instante”. Siel diario se cambia, so deja caer a diatio en la autobiografia. Bs conocido el rigor de Lejeune para separar la autobiografia del diario, criterio que en un mo= ‘mento también comparte Didier, pero que posteriormente vaa revisar, considerando un tanto arbitrarios Tos limites tan definidos. Simonet-Tenant, seguidora de Lejeune, también des- taca que el diario es una escritura fundada sobre la es ‘tructura del calendario, “escritura estereotipada en un cierto sentido, es igualmente una forma abierta a todas las innovaciones”, que logra, a su juicio, una paradojal e invitante apuesta: resiste a toda definicién precisa, pero es fécilmente identificada cuando se tiene un ejemplar en la Podriamos decit, que el tiempo como Cronos seria el esqueleto de la escritura del diario, lo que todo lector att torizado, intruso © producide por la publicacién, puede reconocer como sus sefias propias, por tanto es el carcter previsible del diario, su forma escritural. Sacadas las fe- chas, como bien advierte Didies, se convierte en un chorta continuo, sin interrupeién, que contradice otro de los ras- {08 constitutivos del diario. Podtrfamos concluir que asf ‘como se espera la fecha, también se espera el blanco que deja la interrupci6n de Ia escritura Para Blanchot, el diario fntimo, al parecer “tan des- endido de las formas, tan décil a los movimientos de hip Lng, Cane Bit, Le ot Tacs sy, toe pati, sian Tee Pre 20 40 la vida y capaz de todas las libertades", “ests sometido a ‘una cléusula de apariencialiviana, pero temible: debe res petar el ealendario. Estees el pacto quesella, Elcalendario essudemonio, el inspirador, el compositor, el provocador y et guardia”®. EI deber ser del diario, “debe respetar el calendario” (Blanchot), hace visible un pacto, en definiti- va, con a forma convencional del tiempo, un tiempo que se indica con tna cifra (aunque no necesariamente) y con tun nombre de segmento de la semana y/odel afto. Indica- ores convencionales, escudos protectivos tras los cuales seampara la escrtura y el sujeto que escribe. Jean Rousset ha seAalado que el respeto al calendario tiene dos consecuencias de carécter formal: la fragmenta- cin, fatalidad del género, y la otra, que es menos visible: prohibe al redactor del diario constituirse como autor, en el sentido de maestro y organizador del relato, es deci, consiruir su narracién como lo hace un novelista que pue- de prever el movimiento de su invencién® Tin la interpretacidn de Blanchot, el diario daria cuenta, a través del respeto al calendario, de un gesto de protec: cin “contra la escritura”, sometiéndola a esa “regularidad feliz que uno se compromete a mantener’. Siguiendo el hilo de esta idea, aunque en un sentido distinto al de Blan- chot, podefamos pensar que la regularidad que indica el Alario significa no s6lo una relacién con lo escrito, lo ijado, o también, y de manera cecisiva, significa una antela- de la misma escritura, un deseo de escritura, de una escritura abierta como pura posibilidad, como el deseo de uunmaiiana, como el deseo de continuidad de la vida. Y esa Jian set “Le foal inne tex sis desntaie”enPte, NB Naver 4 escrtura que atin no est ausencia eimprevisibilidad, es el horizonte donde la escritura actual se siti Hay quienes han llamado Ia atencidn sobre este ceseo de porvenit Ph, Lejeune alude a que muchos al comprar tuna agenda para el afo que se aproxima, se liberan de una angustia en tanto la agenda promete un afo més de vida. De acuerdo a Girard: “La espera dela continuacion se apodera de la conciencia, la baisqueda de os incidentes mds nimios se vuelve una necesidad, para intentar recom. poner aquello que no deja de deshacerse”™ Podemos afirmar que cl diarista se espia dia a di, para intentar comprencierse, conocerse, ancléndlose a si mismo, oponiendo el sentimiento de lo evanescente a ta realidad de su propia existencia, La escritura de sf, pue- de ser entendida como intento de reposicién del sujeto, de restaurar su permanente cercania ce la muerte, de st

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