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Reflexiones iniciales sobre

Interculturalidad en los medios públicos


Elson Faxina1
OBS: Texto aún en “portuñol”.
Entender la cultura creo que es hoy uno de los más grandes desafíos que se ha
puesto al campo de la comunicación, con todas las virtudes y los peligros que un tema
nuevo trae en sú cuerpo, en sú dinámica. Y cuando hablo de tema nuevo estoy hablando
de uno conceito nuevo dentro de la historia de la Humanidad. O, por lo menos, dentro
de los siglos de instauración y “prosperidad” de la Modernidad. La cultura es un tema
cálido porque trae nuevamente el hombre y la mujer al escenario de la Historia, que fue
vista en los últimos siglos como la Historia solamente de lo que quepa en el
pensamiento racional, que se colocó como el único conocimiento válido, y quizo echar a
la basura todas las demás formas de cognición. Es un conocimiento que via el humano
de forma matemática, atomizada, cuyos reflejos son propios del mundo maquinal,
cuando nosotros somos del ámbito de lo relacional. La máquina vive sin ningún
problema sin otra máquina; nosotros, al contrario, ni si quiera existimos sin el otro. La
máquina es binaria, analógico; nosotros somos virtuales, digitales.
El problema es que, en grande medida, el periodismo sigue hasta hoy refién de
este pensamiento. Lo mismo ocurre con la política, con los movimentos sociales, con
nuestras formas de organizaciones civiles. Valoramos como información, como verdad,
como lo bueno, lo que está en el plan de lo racional. Lo emocional, lo empático, son
catalogados por nosostros como algo de otro plan, más abajo, de menos importancia. Y
la cultura viene rescatar otras formas de organizarse, de luchar, de pelear en la vida, de
ser feliz, de sentirse gente, de sentirse parte de la sociedad que son de eses dos planes:
emocional y empático (la identificación). Lévi-Strauss afirma que
cultura es un proceso por lo cual el hombre da sentido a sí y a todo que lo
rodea. Ese sentido es dado colectivamente. La cultura no es algo que tiene
contenido en si misma, pero un principio lógico por lo cual podemos pensar
la naturaleza humana. La cultura diz respeto exclusivamente al hombre. Es
capacidad humana y solo humana la de dar sentido a sí mismo y al otro. El
hombre es diferente del animal porque se define por la función simbólica que
torna posible pensar la cultura como un conjunto de sistemas simbólicos -
linguaje, parentesco, religión, mito, arte, economia etc. – que establecen la
comunicación entre los hombres en diferentes niveles.

1
Periodista brasileño, mestre en Cinema, Radio y Televisión por la USP – Universidade de São Paulo;
doctorando en Ciências de la Comunicación por la Unisinos; Profesor de la Universidade Federal do
Paraná/Brasil; Editor y director de documental de la TV Paraná Educativa/Brasil.
Por lo tanto, el saber, la creencia, el arte, la moral, el derecho, las formas de
organización, de alimentación, la familia, la costumbre, los hábitos, los rituales
construyedos por el hombre en la sociedad forman su cultura. Como se percibe, cultura
aquí no es tratada de forma restricta a las manifestaciones artísticas, mas como todo
aquello que se refiere al cotidiano de un determinado grupo; su forma de vivir, de sentir,
sus rutinas, sus gustos etc. Si cultura es todo eso, ella es una obra de comunicación
sagrada para el humano. No se puede deshechar la cultura de la gente porque es como
deshechar la propia gente portadora de esa cultura. Y aquí está una de las cosas más
graves que la comunicación actual, en su conjunto, ha hecho. La grande midia comercial
ha trabajado a partir de la legitimación de una cultura vertical, pertenenciente a la élite -
que también ha dominado los medios de producción y, casi siempre, los gobiernos - y la
cultura que viene de otros países del capitalismo central, y botando al la basura la
cultura propia de nuestra gente, de nuestros países. Martín-Barbero nos alerta para tres
formas de deslegitimación cultural presentes especialmente en América Latina:
“deslegitimación del gusto popular, de la cultura de gêneros y de los modos populares
de recepción, de desfrutar de las cosas. Esos son modos de deslegitimación y de
descualificación del gusto popular a través de la pecha de ausencia de gusto o de mal
gusto” (1995: 52). El problema es que cuando se deslegitima la cultura de una
comunidad se está deslegitimando ella propia. Cuando se impone sobre esa cultura una
clasificación de inferioridad, se está inferiorizando la propia comunidad portadora de
esa cultura. Se trata, por lo tanto, de una posición ideológica que veninos teniendo casi
sin dársenos cuenta, en nombre del desarrollo, de la libertad.
Creo mismo que hoy muchísimos de nosotros que actuamos en el amplio campo
de la comunicación, pero también muchos que actuam en los gobiernos, más o menos,
de izquierda que latinoamerica ha generado en los últimos años, tenemos presente la
cultura en nosso quehacer diario. La gran midia comercial, incluyendo el periodismo
practicado por ella em varios países, también ha tenido esa pareocupación de explorar
las temáticas culturales. Creo, incluso, que muchos medios privados ha tenido más
preocupación con el tema de lo que nosotros que actuamos en los medios publicos.
Pero, hay formas de tratamiento de la cultura que deben nos preocupar. Y la discusión
que ha sido efectuada en el campo de la comunicación, pero antes en la antropologia,
puede nos ayudar a empezar a entender el problema. Es la diferencia entre
Multiculturalidad y Interculturalidad.
Multiculturalidad y Interculturalidad
La Multiculturalidad es un concepto practicado hoy por gran parte de la midia y
se constituye en una conquista de la propia sociedad civil que es obtener el respeto de
una cultura por otra; está en el plan de la convivialidad entre los diferentes. Está bien,
ya es una conquista, pero es poco para una sociedad como la nuestra, cada vez más
interfacciada por valores y modos de vida de todos los lados. No raro nos deparamos,
incluso, con una persona de muy buena voluntad que habla así: “Miren, nosostros
respetamos la cultura “X” como una cultura buena, y ellos tienen su derecho a
expresarse”. Claro que eso ya es un avance, pero la afirmación parece esconder algo
muy peligroso, algo como se dijera: “Miren como nuestra cultura és fantástica, nosotros
respetamos la otra y convivemos con ella”. Eso los medios privados, unos más otros
menos, ya buscan hacer, promoviendo la igualdad social, la eliminación de las formas
de discriminación y opresión, muchos más individuales, menos quando son
institucionales.
Pero, la Interculturalidad es más radical, y necesita de una radicalidad también
de los medios, y ese es el reto de los medios públicos. La Interculturalidad presupone el
intercambio de valores, de formas de vivir, de vestirse, de creer de las culturas. La
Interculturalidad implica la ideia de inter-relaciones y de truecas entre culturas
diferentes, desarrollando una dinâmica de creaciones de lo nuevo a partir de un
enriquecimiento recíproco de las culturas en intercambio. La interculturalidad visa así la
integración de los grupos en el todo social, pero un todo formado a partir de los distintos
saberes, sistemas de valores, de representaciones y de interpretación de la realidad. Por
eso, para se tener una actitud, una práctica intercultural hay que tener muchísima coraje,
muchísimo valor.
La Interculturalidad se propone como condición de aceptación del momento
actual de desarrollo da sociedad cosmopolita, pero que necesita respetar las culturas que
se construyeron a lo largo de la historia de la humanidad, así como las culturas que se
fueron formando en este nuevo momento, clasificado por muchos de pós-moderno,
incluuyendo las culturas mediadas por las tecnologías. Tratase de un momento en que
ya no se puede más entender culturas aisladas, pero en permanente contacto e
interferencias múltiplas. Se trata de garantizar un desarrollo democrático de la cultura,
formada a partir de las culturas hibridizadas, como afirma Néstor García Canclini. Para
él, la hibridación sería el término adecuado para traducir los procesos derivados de la
interculturalidad, no solo las fusiones raciales o el sincretismo religioso, mas también
las mezclas modernas del artesanal con lo industrial, del culto con lo popular y del
escrito con lo visual, o sea, se trata de un concepto de mayor amplitud y actualidad que
explicaría mejor los complejos procesos combinatorios contemporaneos, “no solo las
combinaciones de elementos étnicos o religiosos, mas también la de productos de
tecnologías avançadas y procesos sociales modernos o pós-modernos” (CANCLINI,
2003: 29).
En ese contexto de culturas cada vez más hibridizadas, la Multiculturalidad
mantiene la posibilidad de culturas más representativas, dominantes, mientras la
Interculturalidad pone todas en condiciones de igualdad en el proceso de construción
del nuevo. Por lo tanto, cuando trabajamos con comunicación y con gobierno nos es
mucho más facil practicar la Multiculturalidad. Ella mantiene, para el Estado moderno,
hecho a partir de la democracia burguesa, la posibilidad de cultura dominante, y para la
Comunicación las posibilidades de peleas, de conflictos y aun más de hechos
fantásticos, novedosos, enedócticos, bizarros, que tanto les gustan y facilitan la vida de
los hacedores de mídia, en la forma como estamos acostumbrados.
Mientras la Interculturalidad exige una crítica poderosa ao Estado liberal, porque
no acepta la idea de cultura dominante. Y para la comunicación ella excluye la
competencia, el deseo de arrivismo, de ascención social, la superioridad... no
ofreciendo, por lo tanto, materiales básicos para el mercado midiático actual. Cómo
crear necesidades para proponer satisfaciones si no tengo que competir con el otro, ni
siquer en la apariencia? Por eso lo afirmo que la Interculturalidad solo puede se dar en
los medios que se desean públicos, comandados por gobiernos realmente democráticos,
o mismo por lo privado, pero aquél que no pone la ganancia como la finalidad última de
sua hacer comunicativo.
Pero, para que los medios públicos trabajen con la Interculturalidad deseada son
necesarios enfrentar algunos desafíos. Veamos cuales:

1. Un nuevo comunicador para una nueva comunicación


Nos gusta muchísimo a nosotros comunicadores trabajar en el plan de la
multiculturalidad, narrar hechos fantásticos, formas de vida fugral. Para los periodistas
y radialisas, hace parte de nuestras búsquedas lo novedoso, lo increíble, lo anedóctico,
lo peligroso, lo violento, porque esta es la forma como entendemos el valor-noticia en
nuestro hacer periodístico. Pero, no nos gusta comprender y aprender con nuestros
entrevistados, aún más cuando él es un indio, un negro, un niño de la calle, un pobre, o
sea, el otro descualificado, segun nuestra jerarquía de valores que la tenemos
introyectado.
El hecho es que no conseguimos ver valor en quién no lucha para tener una vida
con mucha plata, una casa muy linda, un coche nuevísimo, una casa en la playa, una
pareja linda como de las telenovelas... El paradigma del hombre feliz nos fue dado por
el capitalismo, y es a través de él que nos manejamos en el periodismo y miramos los
hechos que pueden o no ser noticia. La cuestión es que aprendemos a hacer periodismo
teniendo como operadores semánticos y de sentido de vida basados en los valores del
poder y del consumo, o sea, en los valores del Estado y del mercado. La solidaridad y la
ciudadanía son valores periféricos, de menor importancia. Hasta se hacen presentes un
nuestra práctica periodística, pero como parte de lo anedóctico, de lo extraordinario,
jamás como como hilo conductor de nuestros reportajes. Por supuesto que hay
excepciones – exactamente para confirmar la regla – y también que estoy hablando de
los profesionales formados y que actuan en los países que siguen el modelo
comunicacional privado, que se ha consolidado en la segunda mitad del siglo pasado.
Los creativos, los guionistas, productores y directores de programas y
dramaturgía sufren problema semejante. Nuestra midia privada necesita vender para
siguer existiendo. Y para eso sús productos tienen siempre un espírito: el alma de
consumo. La solidaridad no vende tanto como los conflictos emanados de las luchas por
arrivismo, de las peleas pelo amor del más bello, de lo violento... Creo mismo que hay
una facilidad para producir noticia y otros productos audiovisuales dentro del
estamiento del mercado, para lo cual los medios tienen convergencia. Hacer lo diferente
es peligroso. Por eso, las noticias que leyemos, oímos o vemos en los distintos medios
en un mismo día son todas muy parecidas. Lo mismo pasa con los programas infantiles,
criminales, para jóvenes, para dueñas de casa, para ejecutivos. Afinal, producir un show
musical con artistas que ya están en la midia, que son conocidos del gran público, es
garantía de audiencia, de raiting, mientras que producir para la radio o la televisión un
show musical de calidad, pero con artistas descononidos es aceptar el riesgo del fracaso.
Para hacer comunicación pública de calidad tenemos que reaprender a hacer
comunicación. Por eso, el primer desafío que tenemos nosotros que trabajamos con
medios públicos es desarrollar un plan de capacitación de los radialistas, periodistas,
creativos, guionistas, productores, directores que van a trabajar en un medio público. Es
como hacer una desinfección de la contaminación que tuvimos en la formación para los
medios del mercado. Es que la cultura midiática inventó una cultura de alto consumo, y
nosotros necesitamos inventar para nuestros medios una cultura ciudadana y solidaria,
de un consumo vinculado a la realidad de la gente.
Hace necesario una formación para que podamos comprender que los valores
humanos no son propiedades exclusivas de una cultura. Y que toda cultura,
especialmente cuando se torna dominante, también contiene estructuras verticales de
poder, creadoras de diferencias. Debemos hacer una verdadera conversión de nuestra
mirada. Muchos dirán que eso es mezclar comunicación con ideología. Es verdad, pues
siempre hacemos ideología. El periodismo trabaja con ideas y los hechos son solamente
la concretude, la manifestación objetiva, palpable de las ideas. Las historias son
cargadas de ideologías. Por lo tanto, se trata de una formación para aprendermos a ver
noticias en la vida sencilla de la gente; para no mirarmos noticia solamente a partir de
los mediadores de poder y de mercado, mas principalmente de ciudadanía y de
solidaridad. Eso es muy complicado para un periodismo basado en la opinión, y peor,
en la opinión conclusiva, cargada de verdad, que excluye otras posibilidades de verdad.
Y opinión, afirma Bachelard, es enimiga del conocimiento.
Debemos aún buscar en las distintas comunidades, especialmente las que
siempre fueron descualificadas, como los negros, los indígenas, y tantas otras, las
historias de vida, su cotidianidad, sus luchas y transformarlas en productos
audiovisuales, con toda la riqueza que eso impone; necesitamos abrir los hojos para
entender y valorar las manifestaciones artísticas de esas comunidades para traerlas a
nuestros medios. Un gran desafío, por lo tanto, es buscar los inventores de historias
presente en el cotidiano de la vida; los criativos que inventan sus historias a partir del
cuotidiano de nuestra gente, no aquellos que solo consiguen contar las historias de la
élite, para que tengamos ganas de ser élite, y, cuando entra la gente sencilla, tiene rostro
de estúpida. Tenemos que traer para nuestro espacio un género estupendamente
latinoamericano, que el mercado lo mantiene secuestrado: la telenovela.
Necesitamos desarrollar una otra estética, que no sea contaminada por la estética
definida en el Norte, ni la definida por el mercado. Esta es una estética maravillosa para
ellos. Nosotros tenemos otra, que necesitamos comprenderla y transportala para
nuestros medios. Facil? Por supuesto que no. Lo que no podemos más es acreditar que
la grande midia hace la comunicación que el pueblo quiere ler, escuchar, mirar! Me
recuso a creer que a la gente le gusta, por ejemplo, la basura musical o teatral. En Brasil
tenemos momentos, por ejemplo, em que la Radio Nacional, en los años de oro del
radio en Brasil, hacía programas de discusiones serias y difundía la música brasileña de
calidad, hecha fuera del mercado, y hoy investigaciones demuestran el gran resultado de
audiencia que tenía. La TV Cultura de São Paulo, cuando era de hecho una TV pública
se constituyó en referencial en la producción de programas infantis de alta audiencia. La
TV Paraná Educativa tiene ocupado el segundo lugar en la audiencia cuando
presentaciones musicales y esportivas, por ejemplo, son hechas con artistas y deportistas
poco conocidos del gran público, pero tienen calidad en lo que hacen. Seguro que a la
gente no le gusta la basura artística, pero es a eso lo que tiene acceso. Democratizemos,
pues, el acceso a la cultura y veamos como el gusto del público se nos surprenderá.

1. Lo racional, lo emocional y la empatia


El segundo desafío es del plan de la producción y también debe hacer parte de
un plan de formación de nuevos profesionales. Casi siempre cuando hablamos de
medios públicos confundimos comunicación con información, con periodismo. Eso
porque nos gusta pensar comunicación como proceso de concientización o de alienación
de las masas. Estamos acostumbrados a confundir comunicación con información, e
información de una mano única. Algo como se pensáramos: lo que necesito comunicar a
la gente para que ella tenga consciencia de tal cosa. Se trata de pensar que nosotros
somos los informados, de que detenemos la información correcta, confiable, necesaria
para la gente inculta.
Además, pensamos la comunicación de forma restricta a lo racional. De hecho,
el periodismo, hijo dileto del Iluminismo, se queda aún rehén de la racionalidad y
necesitamos hacer mucho esfuerzo para liberarlo de eso. No que él deba abandonar la
racionalidad, pero necesita entender que la narrativa no es invención del Iluminismo;
existia antes de él y seguirá existeindo porque ella es la forma propia de la gente se
entender en el mundo. Contamos historias diariamente. Nuestras vidas, cualquiera que
sea ella, contienen historias que interesan a todos. La verdad es que somos tan diversos
y tan iguales. Nos emocionamos, nos identificamos, rejetamos, amamos, odiamos de
manera muy parecida. Por eso, la historia de uno es, de alguna manera, la historia de
todos.
Necesitamos, pues, entender una comunicación no más solo racional, mas que
contenga la emoción y la empatía, que siempre fueron las más fuertes fuentes de
cognición. Racionalizamos demasiado nuestra comunicación, y nos olvidamos de lo
vivir, de lo sentir, del amar, de alegrarse, de la risa, de la fiesta, del baile, del estar junto
por estar, de las historias de nuestros antiguos, cargadísimas de vida.
Necesitamos entender que la comunicación es mucha más fuerte cuando penetra
nuestro ser, no solamente nuestra mente. Y, sepamos o no, en las historias que contamos
en nuestros reportajes, en nuestro documentales, en nuestros shows artísticos, en
nuestros productos de la dramaturgía, en la ficción, en nuestros programas, más de que
hacer un producto audiovisual estamos difundindo contenidos simbólicos, estamos
creando imaginarios, estamos legitimando padrones de vida, modelos de conducta
social e individual.
Por otra parte, debemos tener claro que no somos hacedores de noticias, de
reportagens, de documentales, de películas, de programas, de shows... somos
constructores de sociedad. Construymos sociedad mientras contamos esas historias y
vehiculamos nuestras noticias. Se trata de saber que sociedad estamos construyendo por
medio de nuestros productos audiovisuales?

3. El Estado al servicio de lo público


El tercer desafío está en los niveles de dirección, especialmente gubernamental.
Primer es dialogar con los gobiernos para que entendann que invertir en comunicación y
cultura es formar ciudadanos, es construir nación, es garantizar la verdadera democracia
política, econômica, social y cultural. El mercado hace comunicación para obtener
lucro, plata; los gobiernos deben hacerla para obtener ciudadanos livres, conscientes,
felices, participativos, autónomos, incluso del gobierno de turno. En este sentido se
debe decir que un medio público/estatal debe ser un medio de Estado y no del gobierno.
Pese a que, nos guste o no, es necesario tener claro que el Estado no es un ente que
existe por si solo. En la democracia, el Estado es una responsabilidad del gobierno que
fue elegido para dinamizarlo. No tengo duda de que un medio Estatal distante del
gobierno es un medio candidato a la muerte prematura. En la peor de la hipótese, un
medio Estatal, aún que tenga una fuerte presencia del gobierno, será el único que a cada
pocos años (normalmente quatro) tendrá elección para su “dueño”. Lo que debemos sí
es hacer un diálogo permanente con el gobierno para que formule un Consejo, con
fuerte participación de la sociedad civil organizada. No para que esta se haga cargo sola
del medio, mas para que ella y el gobierno juntos búsquen una programación más
democrática, más representativa de las culturas y de las ideas presentes en todo el país;
y garanticen también que la cultura de otros países, especialmente latinoamericanos
estéen presentes en esta programación. Un consejo democraticamente formado, con
representantes del gobierno y de la sociedad civil podrá ayudar a hacer una verdadera
comunicación pública y deberá servir de ejemplo para la midia comercial. Afinal, el
compromiso de se hacer una comunicación pública no es solo del gobierno, pero de
todo aquél que tiene una concesión para operar una radio o una televisión. Y el mercado
tiene que se encuadrar en eso.
Este es en centro de la pelea que estamos travando en Brasil en este año. El
gobierno convocó la primeira Conferencia Nacional de Comunicación. Miles de
representantes de los gobiernos, de los empresarios del sector y de la sociedad civil
organizada están reunindo esfuerzos para el evento que será en los primeros días de
deciembre. No hace falta decir que el empresariado, acostumbrado a hacer la
comunicación que le da la gana, y el lucro deseado, ya hizo muchas amenazas por
abandonar y descualificar la conferencia. Pero es así que hace disputa por la hegemonía.
Estamos en ella, ahora estrategicamente más al lado del gobierno.
Pero hay una otra lucha que nos coloca, de alguna manera, en contra del
gobierno en esta conferencia. Ocurre que la Constituición Federal, de 1988, afirma, en
sú artículo 223, que el modelo de comunicación brasileño de radio y televisión debe ser
complementario con la coexistencia del modelo privado, el estatal y el público. Y el
gobierno nacinal ha insistido que la TV Brasil es una TV pública. Nosotros insistimos
que ella es Estatal, una vez que es el gobierno federal quién nombra sus directores,
contrata y demite profesionales, paga la cuenta. Esa comprensión nos mantiene la idea
de que los medios comunitarios puedan ser, de alguna maneria, un medio público, no
más desde el Estado, pero desde la sociedad civil. Allá, nuestra lucha es por un modelo
que contemple la representatividad propia de la sociedad civil, fundamentalmente de los
movimientos sociales, en un modelo propio de radio y televisión. Es una disputa
fundamental por la hegemonia, según Antonio Gramsci. Afinal, la sociedad
verdaderamente democrática solo puede se basar en el equilibrio entre la sociedad
política (Estado), la sociedade econômica (mercado) y la sociedad civil (movimientos
sociales, iglesias, instituciones no gubernamentales ni económicas y todas las demás
formas de organización propia de la sociedad). Rafael Roncagliolo ha defendido eso ya
en los años 70 en América Latina.
Y nuestra lucha es por radicalizar la democracia, haciendo con que esos medios
puedan sin desarrollarse con anuncios comerciales. Los medios privados inculten en
nosotros da idea de que los medios comunitarios y los gubernamentales deben ser
públicos y no puedan tener anuncios publicitarios. Será por que ellos creen que el
anuncio publicitario es un engaño, es nocivo a la ciudadanía?
4. Piensar propositivamente
No tengamos dudas de que debemos ser propositivos para lograr lo que
queremos. El mercado lo es! Y difunde una ideología, propaga una cultura de consumo,
en que la vida vale lo que consigo adquirir y consumir. Los gobiernos de derecha lo
son! Y difunden una ideología de que debemos imitar a los Estados Unidos, de que solo
los grandes industriales, los grandes tierra-tenentes son capazes de traer la prosperidad.
Cuando pensamos propositivamente la comunicación se nos acusan de hacer ideología.
Por supuesto, ellos están correctos, afinal la batalla más importante de este tiempo es la
pelea del campo de las ideas. Tenemos el deber de desarrolar en las comunidades y
fundamentalmente en los jóvens la rebeldía. Y hay que ser una rebeldía en contra de una
forma de hacer política, una forma de hacer economía, una forma de vivir, una forma de
postrarse.
Hay un otro peligro que va a estar con nosotros, y fundamentalmente con
nuestros gobiernos: el peligro del dirigismo cultural. Facilmente vamos a caer, nosotros
agentes culturales, comunicadores sociales y gobiernos, en la tentación de inventar una
cultura para proponer a la gente, muchas veces porque tampoco creemos que la cultura
de la gente contenga en sí la rebeldía necesaria. Por otra parte, tenemos miedo de la
cultura de la gente, porque toda cultura es integrada por una infinidad de facetas: la
burla, incluso, hace parte del modo de ser popular. Y la gente puede burlar de nosotros,
de nuestro gobierno, de lo que hacemos en la comunicación, de todo. Mi respuesta es:
seamos profundamente interculturales y radicalizemos en la democracia.
Ese peligro va a existir. Pero, en donde está parte de la solución está también
parte del peligro. Eso el cristianismo ya nos enseña hace dos mil años: para toda acción
divina el diablo ha inventado una facilidad. Es como se dicéssemos que Dios complica y
el diablo facilita. Cuidémonos con las facilidadades.

Conclusión
Sea cual fuera el modelo que debemos defender, lo fundamental es garantizar
que la sociedad esté representada en la programación del medio público/estatal. Que
tenga allí la presencia del espírito propio de la interculturalidad. Debemos tener siempre
presente que cuando un grupo social no tiene sú cultura reconocida por la midia, en esta
sociedad cada vez más mediatizada, es él que no si siente reconocido. Debenos también
comprender que pasa necesariamente por el reconocimiento cultural la formación de
una nación, la autonomía de los grupos y sujetos sociales. Sin hablar de nosotros
mismos, sin que nos guste de lo que somos, de lo que pensamos, de lo que hacemos, y
tengamos incluso la capacidad de criticarlo, jamás seremos un pueblo libre. Nuestra
libertad pasa, primero, por la liberación de nuestra cultura. Y la cultura es el principío
organizador de experiencia, mediante la cual ordenamos y estructuramos nuestro
presente, a partir del lugar que ocupamos en las redes de relacionamientos sociales,
afirma Jorger Gonzáles. Para él, cultura es
nuestro sentido práctico de la vida. Mas la cultura no solo permite domesticar
nuestra situación presente, ella es también constitutivamente sueño y fantasía,
que transgride los cercos delo sentido práctico: fantasía y proyecto que
sobrepasa los duros e estrechos límites de la pesada y serísima realidad. La
cultura es escape, evasión y destruición de la cruda realidad que nos permite –
a ‘sueñar’, a jugar, a reir – abrir las comportas de la utopia y, a partir de esta,
nos deja proyectar otras formas de organización, distintas de lo vivido y – a la
vez – en el momento irealizables. (1987: 8)

Y eso es aún más fuerte hoy, en el tiempo de la retribalización, del que hablava
McLuhan, y en el tiempo de las tribus, que nos habla Maffesoli. Es el retorno de la
imagen como punto deflagrador de la cognición. Y no hablamos de imagen de forma
restricta a la fotografía, mas la imagen como forma de ver, de sentir, de comprender.
Me agrada decir que hace muchos siglos un libro sagrado postuló que “el verbo se hizo
carne”, y nosotros estamos hace algunos siglos intentando hacer la carne transformarse
en verbo. El verbo es el discurso de orden de lo racional, la carne es la imagen, del
orden de la empatia, de la emoción. El discurso racional é autoritario, es la búsqueda de
que el otro sea convencido de mis ideas, de mis valores; mientras la imagen es
democrática, porque permite que yo construya mi comprensión de las cosas, del mundo,
a partir de mi repertorio propio.
Estamos en un tiempo que contiene una nueva vestimenta, y que nos podrá
permitir ver la sociedad en sua complejidad. Para Canclini, vivemos en un momento de
la historia en que la cultura urbana es re-estructurada al ceder el protagonismo del
espacio público a las tecnologías electrónicas. Como todo en la ciudad “ocurre” porque
la midia lo dice y como la midia quiere, acentúase la mediatización social, el peso de las
encenaciones, las acciones políticas se constituyen como imágenes de la política. (...) lo
real es producido por las imágenes generadas en la midia (CANCLINI, 1998, p. 290).
Canclini afirma aún que estamos viviendo en sociedades complejas, y compreender ese
momento é “desafiante para el pensamiento moderno de tipo analítico, acostumbrado a
separar binariamente lo civilizado de lo salvaje, lo nacional de lo extranjero, lo anglo de
lo latino (2000, p. 10).
De hecho, trabajar con la cultura se nos presenta diversas riquezas, pero también
desafíos. Uno de ellos para los medios públicos, que estamos llegando más tarde, es que
estamos en el marco de los medios privados que acostumbraron a serializar la cultura,
de forma a dar a ella una matriz de manifestaciones culturales, de expresiones de vida,
de modelos de comportamiento. Y nosotros tenemos que proponer menos lo inventivo y
investigar más para proponer los propósitos de varias culturas. Eso lleva un tiempo que
se consolidar, incluso como gusto de la gente.
La comunicación masiva, del mercado, enseñó a la gente o recibir pronto todo,
incluso las certezas sobre la vida, la política, la economia, el desarrollo, hasta la
religión. Es una audiencia construida en la certeza, en la verdad, y la certeza y la verdad
son enimigas del conocimiento. Debemos, más bien, esparramar dudas; es de la duda
que surge lo nuevo, el conocimiento, la libertad, la autonomía. Cumpre a los medios
públicos complejizar esa facilidad, proponiendo múltiplas ideas, formas de comprensión
de las cosas para que la propia sociedad se coloque en búsqueda de sus verdades.
Nosotros tenemos que propagar la duda y pluralizar la verdade. Es así que vamos a
incorporar la interculturalidad como forma de convivencia cultural.
Eso se nos impone a incorporar lo intercultural en nuestras programaciones sea
de radio, de televisión, de los impresos o de otros medios que van surgiendo en la
dinámica social, con algunos criterios:
1. Que los espacios dedicados a las manifestaciones artísticas contenga con más fuerza
el arte del pueblo, con la misma dedicación y espacio que ponemos en las
manifestaciones de la élite.
2. Que nuestras narrativas periodísticas sean renovada por las narrativas populares, y
que aprendamos a ver noticias en el cotidiano de la gente; en los gestos de solidaridad,
en las manifestaciones de ciudadanía, en las formas de organización popular sean
culturales, de mercado ou la forma de hacer política.
3. Que los acientos y las expresiones de cada pueblo, de cada grupo social esteén
presentes en nuestros medios con normalidad, como forma legítima de expresión, que
haga parte de nuestras expresiones.
4. Que nuestra gente esté en nuestros medios con sus propios rostros, con sus
vestimientas, con sus expresiones artísticas, con sus historias de vida, con sus formas de
narrar.
5. Que volvamos a invertir en la dramaturgía, que es una narrativa muy latinoamericana.
6. Que tengamos calidad técnica y competencia estética. Para eso, hace falta que
dominemos las formas de expresión propia de cada medio, y que tengamos poesia de
texto, de narración, de imagen, de sonidos.
7. Que tengamos algunos criterios para elegir o que debe ocupar más nuestras fuerzas:
a) Si ya está en los medios privados, por que dedicar tiempo a eso?
b) Lo que producimos no debe ser un producto a servicio del mercado o del
poder, mas de la solidaridad y de la ciudadanía;
c) Lo que pertenence a un grupo tiene prioridad a lo que pertenence a una
persona, a un creativo;
e) Producir para la gente, desde la vida de la gente y cuanto posible con la gente.
Porque el más grande desafío nuestro hoy es descomplicar la comunicación para
incluyer a la gente, comunicadores naturales. Eso no significa hacer cualquier
cosa. Al contrario, si es para el pueblo, hay que ser lo mejor; pero lo mejor con
la gente, y para eso hay que tener una metodología, una capacitación tecnológica
y discursiva.

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