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TRIBUNA
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Democracia
Bipartidismo
Espaa
Partidos polticos
Elecciones
EDUARDO ESTRADA
Para percibir cmo hemos llegado hasta aqu, no ser intil recordar que
si alguien hubiera resumido en 2008 las tres primeras dcadas de esta
democracia espaola, habra presentado un balance en el que los logros
destacaran ms que los fracasos: una sociedad ms libre e igualitaria,
ms permisiva y tolerante; unos bienes pblicos saneados y disfrutando
del aprecio general; una democracia lejos de todo aquello que en otras
pocas fue su ruina; sin rastro de militarismo, con el clericalismo de capa
cada; sin partidos antisistema, con instituciones legitimadas ante la gran
mayora de ciudadanos; con el terror de ETA derrotado y, para colmo, en
Europa y con un sistema en el que dos partidos aseguraban estabilidad a
los gobiernos.
Pues sera una ingenuidad dar por seguro que, como el mal radicaba en el
bipartidismo, el pluripartidismo traer por s solo el remedio. Alemania
ha mantenido durante medio siglo un eficaz sistema bipartidista, con o sin
gobiernos de coalicin, mientras en Italia, maestra en finezza poltica, el
sistema multipartidista se derrumb, con sus gobiernos de coalicin de
quita y pon, como un castillo de naipes, sin dejar ni una carta en pie. Aqu,
el futuro que espera a la democracia con el nuevo sistema de partidos que emerja hoy de las urnas no
est escrito, como nada en la vida: eso es lo que rodea a estas elecciones de cierto aura inaugural,
como si votramos por vez primera, desnudos de ataduras, libres de viejas lealtades.
Con las elecciones generales de 1977, una dictadura hizo mutis al tiempo que irrumpa en escena una
democracia. Hoy puede ocurrir que una democracia fatigada por las malas prcticas y duramente
golpeada por la crisis encuentre en unas elecciones locales y autonmicas el punto de partida hacia su
reforma y renovacin: todo depender de cmo administre cada cual, en el conflicto de intereses y la
distribucin de recursos que es siempre la vida poltica, el resultado que salga de las urnas, esa
antigualla asentada por vez primera en Espaa gracias al rgimen de 1978.
Santos Juli es historiador.