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Carlos Mesters
So Paulo SP, Brasil
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pueblos de Asia y de frica, con los indios aqu de Amrica Latina, con los pueblos de Europa. Todos los pueblos de todas las culturas y religiones, a lo largo de su
historia, fueron descubriendo los rasgos de Dios dentro
del Libro de su Vida. Como el pueblo hebreo, todos ellos
buscaban formas de expresar sus creencias y convicciones
en ritos y doctrinas, en historias y normas, en libros y
templos, en celebraciones y oraciones, en imgenes y
smbolos de Dios, para que no se perdiese la riqueza de
esta sabidura acumulada a lo largo de los siglos.
No se trata aqu de que un pueblo piense que su
tradicin religiosa sea mejor que la de los otros, ni de
que un pueblo quiera convertir a otro a su religin. No!
El ao 2000, en Jerusaln, hubo un encuentro de oracin
por la paz en el que participaron los tres representantes
mximos de los judos, de los cristianos y de los musulmanes. Estaban all el Gran Rabino de los judos, el Papa
y el delegado del imn supremo de los musulmanes. Los
tres representaban ms de tres mil millones de seres
humanos! Cada uno hizo una breve exposicin sobre el
signicado de aquel encuentro. Juan Pablo II dijo algo
bien sencillo y muy importante: Estamos aqu no para
convertir al otro a nuestra religin, sino para aprender
unos de otros cmo alabar a Dios, cmo servir al prjimo
y cmo defender juntos la Paz, y para nunca utilizar la fe
para legitimar guerras ni masacres.
II. El gran desafo
En toda la historia de la humanidad, nunca hubo una
poca con tantos cambios en tantos niveles diferentes y
en tan poco tiempo como en estos ltimos cien aos. La
ciencia est revelando cosas nuevas del Universo, en el
Primer Libro de Dios, cosas que ni nuestros antepasados,
ni San Agustn podra imaginar o sospechar. Por eso, la
concepcin que tenemos hoy del Universo es radicalmente diferente, por ejemplo, a la del tiempo en que se hizo
la descripcin de la Creacin en el libro del Gnesis.
Antiguamente, pensbamos que la Tierra era el centro del Universo. Hoy descubrimos por la ciencia que
la Tierra no pasa de ser un grano de arena en medio de
montaas inmensas, de una gota de agua en medio de
un ocano. El sol no pasa de ser una pequea estrella,
perdida en la periferia de nuestra galaxia. Hoy, as parece, quien est ayudndonos a descubrir mejor las cosas
de Dios en el Libro de la Naturaleza, ya no es la Biblia,
como enseaba Agustn, sino las investigaciones cien-