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GOBERNABILIDAD DEMOCRATICA

POR EL DR. RAUL SAPENA BRUGADA


CONFERENCIA DICTADA EN EL COLEGIO NACIONAL DE GUERRA
Asunción, 21 de mayo de 1997
Al hablar sobre este tema, mantenido en incomprensible silencio por todos los
académicos y politólogos me siento como un personaje de teleteatro barato, de esos
que en el capítulo cincuenta o cien el personaje llama a uno de sus hijos y le dice:
“Voy a contarte un secreto : tu, hijo mío, no eres mi hijo sino hijo del tío del cura y
tu madre no es mi esposa, sino la esposa de tu hermano mayor”!.
Y mi desconcierto aumenta cuando constato que tengo que ser yo, un Ministro de la
Corte Suprema de Justicia, quien tenga que tocarles el tema que debería ser de
interés fundamental de los políticos. Pero en este punto me consuelo: si fuera
político no podría hablarles hoy sobre este tema, porque todos los políticos se hallan
en carrera electoral y este es un TEMA TIPICAMENTE POST ELECTORAL,
como podrán constatarlo mas adelante y como podrán imaginarse recordando los
casos de Menem, en la Argentina, y Cardozo en el Brasil .
Nadie nos habla de los riesgos de la democracia, salvo por supuesto para salirnos
con el “cuco” del “golpe de estado”. Y ese peligro existe, pero es un peligro que
amenaza a cualquier tipo de gobierno. En realidad según las estadísticas actuales,
citadas por Huntington en un trabajo sobre las relaciones cívico militares, los golpes
de estado sólo tienen éxito en los países con un ingreso per cápita menor a 1000
dólares por persona por año, se realizan pero fracasan en la franja de 1000 a 2500
dólares (en la cual se halla nuestro país) y casi nunca se habla de ellos en los países
de mas de 2500 dólares per cápita.
A veces somos tan cándidos como para creer que el periodo de Rodríguez, fue
de transición, el de Wasmosy de consolidación y en el próximo periodo seremos una
democracia rancia y estable como la norteamericana. Esto está lejos de ser
realidad. Pero ese no es el tema de esta conferencia: todas las democracias, incluso
la norteamericana tienen un problema intrínseco, inseparable de sistema
democrático y que es necesario enfocar con realismo si se quiere salvar este sistema.
En realidad salió a la vista , primero, en los países pos industriales , luego que en
año 1968 se presentaran las crisis estudiantiles de Paris y de Mexico y que
aumentaran el activismo judicial para defender los derechos de las minorías en los
Estados Unidos y las grandes manifestaciones pacíficas de protesta de los años 60 y
70.
En ese clima , en 1975 Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki
elaboraron un informe para los gobiernos de tres países occidentales (Japón,
Estados Unidos y Francia), en el cual se hacía un diagnóstico de los problemas y
causas que desde su perspectiva se constituían como centrales para el desempeño
eficaz del gobierno y de la economía en las sociedades occidentales postindustriales
con regímenes políticos democráticos. Esta posición fue inmediatamente etiquetada
como la visión "neoconservadora" y por tanto anatemizada y no estudiada. En este
reporte, Croizier, Huntington y Watanuki, concluían que después de un periodo
relativamente "exitoso" de consolidación democrática y desarrollo económico (que
coincidió con el ascenso y desarrollo del Estado de Bienestar que surgió de las
políticas iniciadas por Franklin Delano Roosvelt y las medidas de política económica
basadas en las doctrinas de Keynes ), las sociedades occidentales postindustriales
enfrentaban problemas que impedían el funcionamiento eficaz de los gobiernos
democráticos.
Dichos problemas eran, en síntesis:
1) La búsqueda de las virtudes democráticas de igualdad e individualismo han
llevado a la ilegitimación de la autoridad en general y a la pérdida de confianza en el
liderazgo.
2) La expansión democrática de la participación y compromiso políticos han creado
una `sobrecarga' en el gobierno y una expansión desbalanceada de las actividades
del gobierno, exacerbando las tendencias inflacionarias en la economía.
3) La competencia política, esencial a la democracia, se ha intensificado, llevando a
una disgregación de intereses y a una declinación y fragmentación de los partidos
políticos.
4) Las respuestas del gobierno democrático al electorado y a las presiones sociales
han llevado a un provincialismo nacionalista en la forma en que las sociedades
democráticas conducen sus relaciones exteriores.
De manera más específica, Huntington relaciona, para el caso estadounidense, la
crisis de gobernabilidad con el grado de participación. Para él, estas relaciones
llevan a una suerte de círculo vicioso donde,
a) El incremento de la participación política lleva hacia una mayor polarización de
la sociedad;
b) El aumento de la polarización produce desconfianza en las instituciones y la
sensación entre los individuos de una creciente ineficacia política; y
c) Esta sensación conduce a su vez a una baja en la participación.
Para los autores, el corazón del problema radica en las contradicciones
inherentes relacionadas con la gobernabilidad de la democracia. Afirmaban que
"gobernable" y "democracia" son conceptos en conflicto. "Un exceso de democracia
significa un déficit en la gobernabilidad; una gobernabilidad fácil sugiere una
democracia diferente". Para ellos, en consecuencia, era necesario restablecer el
equilibrio entre el ejercicio del poder y la distribución de responsabilidades, en el
marco de la preservación de un régimen democrático:
La restauración de este equilibrio requiere medidas que alinearán la distribución
del poder con la distribución de la responsabilidad. Aquéllos que han adquirido
nuevo poder, como son los medios de comunicación, los sindicatos, los intelectuales y
los tecnócratas, deben ser inducidos a usar ese poder en una forma responsable.
Aquéllos que han tenido la responsabilidad de la toma de decisiones en gabinetes,
parlamentos y partidos políticos deben tener un poder proporcional a su
responsabilidad. Las demandas constantemente crecientes sobre el gobierno por
grupos de la sociedad y la necesidad del gobierno constantemente creciente de
manejar las interrelaciones de una sociedad compleja, requieren de un incremento
de los recursos materiales y de la autoridad política a disposición del gobierno.
El informe de Croizier, Huntintong y Watanuki, sacó a luz unos problemas
verdaderamente escandalosos alrededor del sistema democrático: ¿son compatibles
los múltiples desafíos de una sociedad cada vez más compleja y diferenciada con las
formas democráticas de gobierno? ¿Qué relación existe entre el grado de
gobernabilidad y el grado de democracia en la sociedad moderna? Más aún: ¿sigue
siendo la democracia liberal una forma adecuada y suficiente para resolver las
tensiones entre eficacia y legitimidad gubernamental, y métodos democráticos de
participación?
Por otro lado, la experiencia de los países latinoamericanos y de las nuevas
repúblicas del este de Europa demostró que no se trata de un problema reducido a
los regímenes democráticos postindustriales, sino que surge también ligado a las
nociones de la democracia liberal (o liberal-democracia) asociadas al desarrollo y
crisis del modelo del Estado benefactor o incluso con independencia de este último
como se puede ver en países pobres africanos o Haití. En tal sentido, las tensiones
entre dos conceptos conflictivos, como son "gobernabilidad" y "democracia", no
han desaparecido del debate público sino que se han precisado sus alcances e
implicaciones al filo del siglo XXI.
Varios problemas señalan este fenómeno en la América Latina de los últimos años:
El caso del ineficaz manejo gubernamental de la economía argentina de Alfonsín a
partir de las elecciones de l987, que desembocó en la debacle hiperinflacionaria de
mediados de l989, con sus secuelas de crisis y protesta social, asalto a comercios y
violencia callejera. Un segundo ejemplo, cercano al anterior y que se ha venido
reiterando con diferente intensidad en varias sociedades latinoamericanas es el del
llamado "caracazo" de l989, cuando numerosos contingentes de pobres urbanos,
habitantes de la periferia de la capital venezolana protagonizaron episodios de
violencia social en protesta por largos rezagos y desoídos reclamos de trabajo,
seguridad y servicios sociales mínimos a lo que deben agregarse repeticiones del
mismo tema en varias provincias argentina. Otro caso agravado por la violencia
guerrillera de Sendero Luminoso y otras fuerzas sediciosas, fue el de Perú; en este
caso, desde fines de l99l y principios de l992, la tensión entre el poder ejecutivo, a
cargo de Alberto Fujimori, y el parlamento, dominado por los partidos de oposición,
desembocó el 4 de abril de l992 en una acción en la que el presidente Fujimori, con
apoyo de las fuerzas armadas, disolvió el Congreso. Tambien se debe citar, porque
no se trata de condenar moralmente sino de calificar los hechos que constituyeron
situaciones de ingobernabilidad nos lo proporcionan los casos de derrocamiento de
los presidentes constitucionales de Brasil, Fernando Color de Melo (Septiembre de
l992) y de Venezuela, Carlos Andrés Pérez (Mayo de l993) quienes fueron separados
de sus cargos en medio de denuncias generalizadas de corrupción y tráfico de
influencias, las cuales acabaron minando su poder político. Por supuesto , tambien
debemos citar la destitución de Bucaram , sea o no loco, pues ya lo era al hacer su
campaña . De este modo, el manejo ineficaz de los asuntos económicos, la
incapacidad o la desatención para responder a elementales necesidades sociales, las
tensiones institucionales en el interior de los poderes de la democracia, la irrupción
de la violencia (ya sea social y desorganizada, con base en estructuras o movimientos
rebeldes, o animada por los poderes invisibles del crimen organizado), y la erosión
de la legitimidad democrática debida a episodios reiterados y manifiestos de
corrupción política y enriquecimiento ilícito de funcionarios gubernamentales, han
sido algunos factores típicos que provocaron situaciones de "ingobernabilidad" en
los países latinoamericanos en los últimos años.
Así pues no se trata de un problema de los países pos industriales de los años
setenta. Se trata de una endemia que aqueja a muchas democracias. Y ya que
hablamos del tema: no eludamos la pregunta de fondo: ¿Se trata de un problema
propio de la democracia? Así es según Norberto Bobbio, y otros autores modernos.
La autocracia o dictadura tiene otros problemas, más serios que el de la
gobernabilidad, pero el peligro de “ingobernabilidad” es propio de las democracias.
Eso sucede porque la democracia aumenta vertical y horizontalmente la
participación política de un número crecientemente mayor de ciudadanos en
organizaciones múltiples que representan intereses variados, lo que desafía
constantemente la capacidad gubernamental para dar respuesta a tan variados y
muchas veces contrapuestos intereses. Los regímenes autocráticos, en contraste, no
requieren de participación intensa, sino que reducen al mínimo los procesos de
intervención ciudadana en las decisiones públicas.
En esto no debemos confundir DEMOCRACIA CON LIBERALISMO. La
democracia aumenta la PARTICIPACION EN EL PODER. En ese sentido el
corporativismo y el justicialismo fueron parte histórica del crecimiento de la
participación popular a pesar de ser movimientos autoritarios. El liberalismo en
cambio LIMITA EL PODER DE LA GENERALIDAD para proteger al individuo.
Los dictadores del siglo XX se opusieron férreamente al LIBERALISMO y
recogieron –paradójicamente – la tradición democrática al incorporar (aunque sea
para beneficio propio) a los sindicatos, las corporaciones y los campesinos
antiguamente marginados a la esfera de decisión de sus intereses. Mientras hacían
esto violaban toda clase de derechos humanos y reducían al mínimo el ámbito de la
libertad individual. Por eso algunos autores señalan que nuestro sistema, llamado
democracia liberal, está compuesto de dos elementos que pueden ser considerados
contrapuestos o contradictorios.
Lo que Huntington y otros neoconservadores hacen no es discutir el ámbito
de la libertad individual sino, por el contrario, discutir el efecto positivo del exceso
de pluralismo y de participación. Es decir (usaron esta expresión expresamente) el
“exceso de democracia”.
Desde esta perspectiva, Bobbio señala tres grandes problemas de la
gobernabilidad democrática:
1) Desproporción entre las demandas sociales y respuestas gubernamentales;
2) Relación entre complejidad social y conflictualidad; y
3) Distribución, dispersión y difusión del poder en las sociedades pluralistas.

El primero de ellos tiene que ver, a la vez, con la CANTIDAD de demandas

sociales y la capacidad de respuesta estatal, y con LA VELOCIDAD con que


esos procesos se articulan.
Es claro que la acumulación y velocidad de las demandas de la sociedad superan
las capacidades y la velocidad de respuesta del aparato político-administrativo del
Estado democrático. Es imposible satisfacer ya y completamente a los campesinos,
los consumidores, los obreros y los empresarios al mismo tiempo.
Es un problema que podemos comprender con una metáfora: el embudo. .
También se puede usar directamente la metáfora de la botella (frecuentemente
utilizada, como “embotellamiento”, “cuello de botella” etc.). Todo referido a la
CAPACIDAD DE RESPUESTA DEL ESTADO. El embudo tiene una boca de
entrada y un cuello de salida. Si se aumenta desproporcionada mente la boca de
entrada, el líquido que se desea introducir en el frasco se atora y sobrepasa la
capacidad DE SALIDA.
Este enfoque, el de la SOBRE CARGA DE LA DEMANDA SOCIAL sobre
la escasa capacidad de respuesta del estado, en el espacio y en el tiempo, ha hecho
que coincidan en nuestra época, EL NEO CONSERVADURISMO Y EL NEO
LIBERALISMO. Concretamente : ¿cómo es posible que el sistema económico y
social de Pinochet sea el mismo que el de las democracias que lo siguieron? . Pues
bien: la idea básica es que el ESTADO DE BIENESTAR (como se llama al sistema
estatista en materia económica y social) se atora (siguiendo con la imagen del
embudo y la de la botella) cuando se lo hace responsable de mas y más peticiones del
pueblo. Entonces, no se necesita ser democrático para comprender que suprimiendo
la obligación del estado de dar mano de obra en empresas deficitarias y dirigiendo
esta actividad hacia el sistema de mercado disminuye convenientemente la
CANTIDAD DE ENTRADA DE LA DEMANDA SOCIAL DIRIGIDA AL
ESTADO. Pinochet llegó a algo más: a privatizar la parte social (la carga social de
los seguros de asistencia médica y jubilación). En su caso por supuesto , no pensó en
absoluto en el interés de los trabajadores ( aunque se pueda demostrar que el
sistema funcionó ) , se trata nuevamente de disminuir la SOBRECARGA DE
ENTRADA de para evitar el “embotellamiento” , el “cuello de botella” pasando a
otras instituciones esta pesada parte de la demanda . Es importante que sepamos
también que cuando los Estados Unidos o algún país europeo presionan a favor de
las privatizaciones pueden estar, en algunos casos, defendiendo intereses de sus
empresas, pero también está detrás, tácitamente , el temor de que la poca capacidad
de respuesta del estado en los países subdesarrollados , produzca , por exceso ,una
saturación y un desequilibrio que lo lleve a un retorno autoritario.
COMPLEJIDAD Y CONFLICTUALIDAD
El otro tema arrimado por Bobbio es el de “ la relación entre complejidad
social y conflictualidad” que yo llamaría mas claramente el aumento de conflictos
producido por la mayor complejidad del sistema democrático participativo. Por
supuesto es mucho mas simple que el “leca” lo resuelva todo. Y un problema
resuelto bien o mal suena en los no afectados como una solución. Un problema
abierto, no resuelto, molesta a la conciencia pública y desprestigia a las autoridades
encargadas de solucionar los problemas. Nuevos actores demandan satisfacción de
nuevas necesidades, ya sea por los canales tradicionales de negociación
política)partidos, sindicatos, organizaciones empresariales) o por la vía de nuevos
movimientos sociales, lo que aumenta el riesgo de los conflictos y la formación de
disensos que no encuentran salida en las fronteras del sistema político.
Esto agravado por la situación real de los países. Durante la segunda mitad
del siglo XX se mantiene un descomunal crecimiento de la población, y aumenta
desmesuradamente la expansión de las necesidades y demandas básicas como son:
empleo, alimentación, vivienda, educación y salud; en algunos países, el crecimiento
se desacelera y amenaza volverse en estancamiento o regresión. La situación de
extrema pobreza afecta hoy a la tercera parte de la población latinoamericana, que
subsiste con ingresos inferiores a un dólar por día por persona. El 20% más pobre
de la población recibe menos del 4% del ingreso, en tanto que el 10% más rico
recibe más del 30%. Por ello, uno de los grandes retos que enfrentan los países
latinoamericanos radica, precisamente, en alcanzar la justicia Social, para lo cual es
indispensable crear riqueza y que esta sea bien y equitativamente distribuida.
Imperativa es la elevación del nivel de vida de millones y millones de
latinoamericanos. ¿De que sirven la democracia y la libertad si se está hambriento y
se es ignorante?
Este es un argumento indiscutible y el problema se hace complejo cuando, debido a
la mayor participación en poder, todos tienen oportunidad de peticionar y exigir la
solución de sus problemas.
Finalmente, Bobbio señala que el tercer factor tiene que ver con la difusión y
dispersión del poder en los sistemas políticos democráticos. Merced a la dinámica
participativa y de representación que exige la democracia liberal, el poder se
encuentra distribuido de manera horizontal y vertical en la sociedad y el régimen
político. Si bien es cierto que el gobierno centraliza una gran cantidad de poder, sólo
lo hace por tiempos específicos y bajo reglas determinadas. En última instancia, la
sociedad puede revocar ese mandato por la vía electoral y redistribuir el poder en
otro gobierno y con otros actores sociales.
Desde una perspectiva semejante, Sartori afirma que es un hecho que "todos los
gobiernos democráticos se encuentran sometidos a un proceso de pérdida de autoridad y
trabas por causa de las múltiples demandas a las que no se puede dar cauce". Ello explica
que vivamos una suerte de "democracia embotellada", acosada por presiones de
diversa índole, caracterizada por la escasa capacidad de gobierno, es decir, "por la
poca resistencia ante las demandas y por la insuficiente capacidad para adoptar
decisiones y llevarlas a cabo".
REACCIONES ANTE LAS TEORIAS DE LA GOBERNABILIDAD

La teoria de la gobernabilidad propuesta por la Comisión Trilateral fue


rápidamente combatida desde las posiciones del liberalismo democrático y de la
nueva izquierda. Los primeros, reconociendo el problema del desempeño estatal y la
sobrecarga de demandas al sistema político, se orientaron a fortalecer las virtudes
pluralistas-representativas de la democracia y a repensar el concepto de la
autoridad política democrática operando en el seno de un sistema económico de
mercado. En el otro caso, desde la izquierda, el neomarxismo atribuyó a la crisis de
legitimidad del sistema político del capitalismo la causa principal de los problemas
de ingobernabilidad que se presentaron desde la década de los sesenta.
A raíz del informe, las posiciones se expresaron en dos dimensiones: la teórica y la
política. En la primera, se pueden distinguir las que se orientan a una visión
"sobrecargada" del Estado y las que se orientan a argumentar la crisis de
legitimidad estatal y del sistema político:
Los teóricos del Estado sobrecargado argumentan que la forma y el funcionamiento
de las instituciones democráticas son en la actualidad disfuncionales para una
regulación eficiente de las cuestiones económicas y sociales. Por el contrario, los
teóricos de la crisis de la legitimidad sostienen que hay que centrarse en las
relaciones de clase y en las limitaciones que impone el capital a la política para
poder establecer unas bases adecuadas para la comprensión de las actuales
tendencias de la crisis.
En lo que respecta a la dimensión política, también se proponían, en general, dos
tipos de soluciones: la neoconservadora, y la liberal-socialista. La primera sugiere
que, dado el exceso de cargas y tensión en el gobierno, lo que se requiere es
disminuir las expectativas de los ciudadanos, que haya menos participación política
y que se desmantelen, al menos parcialmente, los servicios sociales del gobierno. Los
liberal-socialistas, por su parte, concluían que la solución radica en una mayor
participación, una mayor compenetración del gobierno en los servicios sociales y su
suministro, y una mayor centralización gubernamental.
QUE POSICION DEBEMOS TOMAR NOSOTROS ANTE ESTAS DOCTRINAS
Primero, por supuesto, conocerlas y no asustarnos , porque si observamos lo
que ha ocurrido en el mundo durante los últimos veinte años, resulta paradójico que
los riesgos advertidos por los autores del informe se hayan materializado abrupta y
dramáticamente en el sector no capitalista y no democrático del globo: el del
socialismo real. Ahí, a fines de la década de los ochenta, se materializaron todos los
demonios y fantasmas de la ingobernabilidad política y el desastre económico que
los autores del informe auguraban sombríamente a las democracias occidentales.
Éstas, por el contrario, han fortalecido su posición en el mundo. La democracia es
hoy un valor en sí mismo y una forma deseable o perfectible de gobierno, y la
gobernabilidad se ha vuelto un problema de grado, no un problema dicotómico. La
creciente y acelerada diferenciación y complejidad social sigue constituyendo, sin
embargo, una cuestión que desafía constantemente la regulación estatal o
gubernamental de los conflictos.
El riesgo de la ingobernabilidad, sin embargo, sigue estando presente en el
horizonte de la democracia. Aunque se han acotado los límites del riesgo vía
mecanismos sistémicos, vía negociaciones y mediaciones entre los gobiernos y la
sociedad, o vía la reglamentación del pluralismo), lo cierto es que sigue siendo un
fenómeno perfectamente posible en la medida en que la conflictualidad se ha
consolidado como un rasgo inherente a las sociedades democráticas. El alcance de
sus efectos, ) PERO AL REVES DE LOS SOMBRIOS PRONOSTICOS perfilados
por el reporte de Crozier, Huntington y Watanuki , parece ser también un problema
manejable y limitado dado la enorme difusión y distribución del poder político en
las sociedades occidentales contemporáneas.
Pero la conclusión tal vez más importante que se puede extraer del debate posterior
al reporte a la Comisión Trilateral, tiene que ver con los paradigmas de
gobernabilidad en las democracias occidentales. Visto a distancia, el mérito mayor
de ese reporte fue el de atestiguar el fin de un paradigma de gobernabilidad
asociado a un modelo de funcionamiento estatal y del sistema político (el ESTADO
DE BIENESTAR). Los años subsiguientes han sido de búsqueda de un nuevo
paradigma de orden político y de gobierno en la sociedad, que permita construir los
consensos y disensos básicos en una sociedad de mercado conflictiva, compleja y
plural. Incluso en nuestros pequeños países en transicion democrática .
No me refiero , por supuesto , a esta época electoral .Lo que estoy diciendo es
que todos los partidos y alianzas tienen que saber que cuando tomen el poder , como
gobierno o como oposición , necesitarán NO SOLO UN PLAN DE GOBIERNO
SINO DE UN PLAN Y UNA AGENDA DE GOBERNABILIDAD manejada con
persistencia y flexibilidad.
Ese PLAN DE GOBERNABILIDAD no puede rechazar la teoría del
alivianamiento de la sobrecarga producida por las EMPRESAS ESTATALES (sean
o no deficitarias ) . No se pueden invocar principios doctrinarios para oponerse a las
privatizaciones referidas a empresas como Vallemí y Acepar que en nada se
relacionan con las funciones subsidiarias del Estado (salvo, por supuesto, para las
elecciones como les pasó a Menem y a Cardozo). Es muy posible que si se estudia
con la cabeza fría se llegará a soluciones similares con respecto a ANTELCO y de
ANDE y CORPOSANA aunque, por supuesto, ello no implica que se acepte un
modelo único de privatización y que este modelo tenga que ser siempre favorable al
bolsillo de “ los amigos”. Cuando hablo de la ANDE por ejemplo, no me refiero
necesariamente a la privatización de la producción ( Itaipu y Yacyretá ) sino a la
distribución que bien podría ser realizada por cooperativas o incluso sociedades
anónimas regionales, o sociedades mixtas con participación de las Gobernaciones o
municipios.
Un Estado liberado de la sobrecarga innecesaria, deberá en cambio crecer
para hacer cargo a sus funciones propias como las relacionadas con la salud y la
educación y calificación de la mano de obra. Esto no es NEOLIBERALISMO, es
sentido común. Es como un hogar en el cual el Padre, a punto de ir al manicomio,
los reúne a todos y dice lo siguiente: yo no puedo aguantar más. En esta casa todo el
mundo trabaja y todos tienen que tomar parte de la responsabilidad. Mamá tiene
todo el derecho de comprarse ropas pero deberá colaborar también para las ropas
de los demás.Pepito, que ya es abogado, si quiere seguir viviendo en casa , tiene que
contribuir para la comida y la limpieza . Etc.
Una solución relacionada también con los problemas DE ENTRADA es una
mayor y mas efectiva DESCENTRALIZACIÓN y el consiguiente otorgamiento de
responsabilidades a los GOBIERNOS LOCALES.
Luego están los métodos de SALIDA. Repasando, los de ENTRADA, son los
que alivian la sobrecarga de demandas al Estado en proporción a su capacidad de
respuesta en el tiempo y en el espacio. Los de SALIDA son los que se relacionan con
un MEJORAMIENTO DE LA CAPACIDAD DE RESPUESTA DEL ESTADO, SU
MAYOR EFICIENCIA Y MEJOR ORGANIZAN Y PLANIFICACION
ESTRATÉGICA.
Si no nos planteamos seriamente estos problemas y no les damos solución
podremos decir sin dudas que nuestra democracia corre peligro.
Y en eso corremos peligro todos. Y por supuesto también las fuerzas
armadas.

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