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Leer la historia: caminos a la historia


de la literatura colombiana

Carmen Elisa Acosta Peña loza

,
y
Diógenes Fajardo Valenzuela

.{; Iván Vicente Padilla Chasing

Patricia Trujillo Montón

UNIVERSIDAD
NACIONAL
DE COLOMBIA
SEDE BOGOTÁ
FACULTAD
DECIENCIASHUMANAS
DEPARTAMENTO
DELITERATURA
GRUPOHISTORIA
YLITERATURA
,

LEER LA HISTORIA:
CAMINOS A LA HISTORIA DE LA
LITERATURA COLOMBIANA
@Universidad Nacional de Colombia
@Carmenflisa AcostaPeñaloza,DiógenesFajardo
PatriciaTrujilloMontón
Valenzuela,IvánPadillaChasing,
Grupo Historia y Literatura
Departamento de Literatura
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá, D.C., 2007

ISBN: 978-958-701-796-0
Primera edición, abril de 2007

Diseño:
TORREGRÁFICA

Portada:
Concepto: TORREGRÁFICA
Fotografía: ERNESTOMONSALVE

Corrección:
BIBIANA CASTRO RAMÍREZ

Impresión:
UNIBIBLOS

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Lee{ la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana I Carmen Elisa Acosta


Peñaloza ... [et aL].- Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de
Ciencias Humanas. Departamento de Literatura, 2007
188 p.

ISBN: 978-958-701-796-0

1. Historiografía (Literatura) - Colombia 2. Literatura colombiana - Historia


I. Acosta Peñaloza, Carmen Elisa, 1962-

CDD-21 801.3 I 2007


Introducción

Las lecturas historiográficas

La lectura de las reconstrucciones históricas, la ~istoriografía,


permite producir un nuevo horizonte a partir de la transformación, por un
efecto retroactivo, del espacio de experiencia.! En otros términos, se trata de
la posibilidad de reconfigurar e! pasado revisando los discursos sobre éste y
; la manera como es percibido en e! presente, para poder plantear así un
."
y proyecto de escritura de la historia en un futuro cercano, delimitado por
unas perspectivas cada vez más concretas.
"
A continuación el lector encontrará cuatro propuestas historiográficas
sobre la historia de la literatura colombiana, cada una de ellas pensada a
partir de problemas particulares, que, aunque proponen lugares de encuen-
tro, se ubican desde diferentes interrogantes: "Anotaciones sobre la litera-
tura colonial y su historia" constituye una reflexión en torno a las nuevas
propuestas de historia literaria que han surgido como respuestas al cambio
de la noción de literatura colonial; "Problemas de la historia de la novela
colombiana en el siglo xx" plantea la necesidad de comprender las diversas
formas en que se ha presentado laperiodización del género; "Del olvido a
la memoria: problemas de la historia del teatro en Colombiá' se centra en
las razones de un género regularmente excluido y los criterios de su rei-
vindicación por parte de algunas historias de la literatura; y "Las historias
regionales de la literatura y la actualización de! pasado literario" se ubica en
un género histórico particular que se consolida frente a la legitimación de lo
regional y su valoración de lo literario.

! Paul Ricoeurproponeampliarlos horizontesdel pasadoparareducirlasexpectativas


delfuturo [92].

I 9
Introducción
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana

Estas propuestas surgen al pensar la historiografía en su acepción más ricos, lo que genera, en el caso de la historia de la literatura, discursos que se
corriente, como el estudio del pensamiento histórico configurado y expre- refieren a otros discursos. De esta manera, los historiadores ven cómo otros
sado en las historias, en el que, aunque se puede asumir una mirada sincró- historiadores han dotado de contenido el pasado literario y cómo realizan
nica, la perspectiva diacrónica es el objetivo central. Este hecho, formulado sus propias propuestas de coherencia y de articulación de dicho pasado.
por Bernardo Tovar Zambrano, permite plantear también otras acepciones Lo anterior lleva a pensar que la perspectiva historio gráfica surge, como
más extensas del estudio historiográfico que, por una parte, tienen que ver lo plantea Hayden White, del carácter metahistórico de la obra histórica y su
con la cultura historio gráfica en la que se incluye "toda forma de evocación efecto explicatorio [11]. En su interés por construir una tipología de los es-
y re-presentación del pasado", y también con la historiografía preocupada tilos historiográficos, los historiadores buscan apropiarse de las diversas for-
por el estudio de las instituciones de la historia.2 mas de conciencia histórica. Esta conciencia y e! conocimiento que produce
La historia de la historia proyectada sobre el futuro, no en el pasado, son importantes en la medida en que generan la necesidad de preguntarse
se convierte en una forma de reconocer éste al situar e! discurso de los his- por la escritura de la historia, en este caso de las historias de la literatura
toriadores en una perspectiva temporal. Esta lectura de los propósitos, las colombiana.
perspectivas teóricas, las formas de describir y de narrar, los métodos y las Pero, al mismo tiempo, la lectura historiográfica se realiza a partir de
fuentes, que son factores de interés básico para la historiografía, permiten discursos de la historia, cadenas de interpretaciones del pasado en las que
entonces pensar en una tradición o una historia, a partir de los múltiples la historia de la historia adquiere un nuevo interés, si se la piensa como
imaginarios, de los cuales participa la historia escrita, y que, a través del un texto que tiene la oportunidad de reflexionar permanentemente sobre
tiempo, se han apropiado del pasado. Esta perspectiva busca ampliar la lec- sí mismo. Corresponde, así, a una mirada que busca lo que, desde una u
tura historiográfica -de la enumeración y clasificación de las obras históri- ,. '.' otra perspectiva, ha intentado realizar su propio objeto de estudio en la "ne-
cas- y ubicar los interrogantes en las relaciones posibles entre los discursos, cesidad de aprehender e! pasado: La historia, en esta doble expresión, es
la historia como disciplina y sus puntos de encuentro con los diversos c~m- pensada como una forma de producción de conocimiento que, más allá de
pos del saber, con los que ha propuesto vínculos. apropiarse de una realidad en e! pasado, concibe en la materialidad de la
Carlos Antonio Aguirre, en su trabajo sobre La historiografía del siglo escritura su descripción como práctica y como texto de cultura.
xx, señala como forma indispensable de una historiografía crítica e! aná- El interés se proyecta, entonces, hacia una lectura de los historiadores de
lisis del pensamiento histórico que exige, a la vez, "reconstruir, cuidadosa la literatura desde la mirada del historiador, o, podría decirse, de la historia,
ubicándose ante tres niveles de manera simultánea: el historiador, su discurso
y pacientemente, las principales líneas de encuentro, las filiaciones, las in-
fluencias, los préstamos y las redes de circulación y de funcionamiento que y el discurso literario. La revisión historio gráfica es un proceso de lectura en
caracterizan y determinan a las dinámicas de los sucesivos periplos recorri- el que se fusionan la historia de los historiadores, del pasado y de! presente, la
dos por esa historiografía analizadá' [14]. Lo que es posible, si se tienen en historia de la literatura y la literatura misma. Es necesario señalar que, nunca
cuenta las diversas formas de aproximación a los discursos desarrollados de manera gratuita, estos historiadores asumen determinadas periodizacio-
por los historiadores y por los demás estudiosos del discurso en las ciencias nes, seleccionan autores y obras, agrupan en movimientos, generaciones y
sociales. escuelas, caracterizan las obras a partir de factores como el género, el estilo,
Las anteriores propuestas son de gran validez en la historiografía de- o de su relación con la sociedad, su ubicación histórica o la asimilación a un
sarrollada en los cuatro trabajos que componen este libro, debido a que se determinado paradigma. Se encuentran ante necesidades como las de cons-
realiza un análisis sobre formas de representación, no sobre referentes histó- truir, reconstruir, configurar o escribir una historia de la literatura universal,
nacional, regional o local, y necesitan decidirse por la elaboración de una
historia general o particular, la historia de la crítica, de la poesía, o de otros
2 Hacemosuso de la palabra historiografía en el sentido de la reflexión sobre los estudios
históricos [Tavar Zambrano. "Introducción" 14]. géneros, la historia de! canon, la histori.a social o la historia de la recepción,

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana r
~.
Introducción

por enumerar sólo algunas opciones. El historiador de la literatura, al asu- Realmente son pocas las expresiones historiográficas en e! caso nacio-
mir ciertas decisiones y posiciones, conscientemente o no, da cuenta de una nal. Horacio Bejarano Díaz realiza una revisión de La historia y los historia-
visión particular sobre la historia y su percepción sobre lo literario. dores de la literaturacolombiana(1998). Desde e! inicio, e! autor delimita
A través de la historia, se produce, entonces, una serie de modelos de las características de su objeto de estudio: "por su contenido la historia de la
representación y conceptualización, que, a la vez, llevan a interrogarse sobre literatura es la manifestación de un estado espiritual, la afirmación de una
la propuesta de escrituras particulares. Hoy en día, tanto para la historia so- personalidad, e! testimonio de lo que se pensó en una determinada época
bre la historia, como para la historia, es problemática la configuración de su acerca de los conceptos trascendentales sobre Dios, e! mundo ye! hombre,
propia trama, en e! sentido de fragmentar, seleccionar, delimitar sus pregun- valiéndose para ello de los medios sensibles que el hombre posee para ha-
tas, las que, dado lo anterior, deben considerar la re!atividad de sus propias cer patentes sus sentimientos, emociones y pasiones" [4]. A partir de allí
construcciones. Es allí donde es apropiado volver sobre trabajos que se han realiza un recorrido que inicia con la obra de José María Vergara y Vergara,
preocupadopor señalarla revisiónhistoriográfica.LaContribuciónal estudio pasando por las "historias sistemáticas" de Antonio Gómez Restrepo, Javier
de la historiografía literaria hispanoamericana, de Beatriz González Stephan, Arango Ferrer y Gustavo Otero Muñoz, entre otros, y concluye con la histo-
propone la necesidad de articular un discurso sobre los criterios de la revisión ria de la literatura propuesta en el Manual de historia de Colcultura. A este
historiográfica, y señala la urgencia de reseñar e! material en la elaboración panorama agrega otras obras, ya no de carácter sistemático, como las de
de una especie de tipología que ayudaría a configurar un panorama amplio Baldomero Sanín Cano, Luis María Mora y Hernando Téllez. El trabajo con-
de preguntas. Esta necesidad de revisar la escritura de la historiografía litera- cluye con un apartado sobre las antologías de la poesía colombiana. Quizá
ria latinoamericana fue también planteada por Rafae! Gutiérrez Girardot. En por e! carácter del texto -lectura en una sesión de la Academia de Histo-
sus Aproximaciones buscó concretar los problemas de una historia social de ria- la presentación de los autores está dirigida a sus valores biográficos, la
la literatura enfrentada a una tradición de escritura nacionalista [13]. enumeración de sus obras y ediciones, y a rescatar el carácter que cada uno
Pero si bien estas propuestas proyectan la escritura de una historia, tam- de los historiadores ha querido imprimir a su trabajo, descartando de esta
bién se presenta como constante de las historias de la literatura particulares' manera un juicio crítico sobre las obras.
la necesidad de su legitimación frente a la tradición construida por las his- Diferente caso es el de la búsqueda emprendida por Augusto Escobar,
torias anteriores. Generalmente los historiadores de la literatura colombiana
quien tiene como propósito la lectura crítica de las historias literarias co-
dan cuenta de manera inicial de su propia lectura historiográfica. No es ex- lombianas para valorar la literatura en e! contexto de su historiografía. En
traño ver que en las primeras páginas el autor formule su propia ubicación su lectura crítica, Escobar inicia con Vergara y Vergara un recorrido por las
frente a las historias anteriores y, a partir de allí, invoque la necesidad de una historias generales en e! que se presentan las obras a través de la descripción
nueva propuesta. También existen algunos trabajos propiamente historio- dada por sus autores y los que, como historiadores, posteriormente se refi-
gráficos, que tienen como objetivo cuestionar la ruta seguida por las histo- rieron a ellas. Así establece una cadena articulada por e! propio historiador,
rias de la literatura nacional. A mitad de camino entre estas dos propuestas en la que va presentando cómo los historiadores integran su propuesta con
está e! artículo inicial de la Historia critica de la literatura colombiana de
la de sus antecesores. A la vez, e! estudio resalta los aportes de cada obra en
Héctor Orjue!a. Vale la pena señalar aquí cómo, aunque e! autor plantea cuanto al método histórico, la relación con las fuentes y su diálogo con otras
de manera enfática que su historia no se basará en las historias anteriores, formas de! pensamiento histórico. El texto configura una red en la que Es-
sino en la revisión de las fuentes y los artículos críticos, considera impres- cobar encuentra como constante e! hecho de que las historias de la literatura
cindible realizar una lectura de las historias de la literatura, para señalar que se han encargado de cumplir "una importante función en cuanto a la labor
en su mayoría "son textos obsoletos, constituyen textos escolares o ensayos de divulgación de la literatura nacional" [86], pero señala que en la "mayoría
panorámicos de innegable utilidad, pero que se limitan a presentar visiones de los casos se quedaron en responder a unos esquemas impuestos y deter-
parciales o deficientes de nuestro rico panorama literario" [9]. ministas emanados por e! Ministerio de Educación Nacional y a los criterios

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Introducción

de los editores" [87]. Para finalizar rescata los aportes críticos de! Manual de la Universidad de Toronto) como sobre problemas específicos de la historia
historia de Colombia y de la obra ya mencionada, y por el momento incon- literaria (comolaLiteraryHistoryPossible?,de DavidPerkins) [Trujillo221].
clusa, de Orjue!a [87]. Esta polémica aún no ha tenido lugar en la academia colombiana, en un
A nivel regional se ha dado otro tipo de revisiones historiográficas que momento en e! que la falta de historias literarias recientes se hace sentir, ya
tienen como objetivo, más que el discurso histórico, reconocer la produc- que las últimas historias de la literatura colombiana, producto de esfuerzos
ción realizada hasta el momento y proponer nuevas líneas de investigación. editoriales independientes como los de la Casa de Poesía Silva o la editorial
Caso concreto es el de! trabajo sobre e! "Estado de la crítica y de la historia Círculo de Lectores, datan de principios de la década del noventa. A pesar
de la literatura en e! Caribe Colombiano': dirigido por Ariel Castillo Mier de que ambas historias (la Historia de la poesía colombiana y el tomo dedi"
de la Universidad de! Atlántico, y que hace parte de los proyectos de! Ob- cado a la literatura de la Gran enciclopedia de Colombia) contaron, entre sus
servatorio de! Caribe Colombiano. También frente a búsquedas y propósi- colaboradores, con académicos de la literatura, ninguna de las dos surgió de
tos de investigación, Darío Henao, de la Universidad de! Valle, en "Retos y una reflexión previa sobre los presupuestos teóricos de la historia literaria.
perspectivas para una historiografía de la literatura colombiana': expone, a Por esta razón, los artículos que las componen parten, en muchos casos, de
partir de un cuestionamiento sobre la tradición, la necesidad de propuestas opiniones y visiones acerca de la literatura colombiana que no entran en
concretas sobre los estudios transversales y comparativos, los estudios de las diálogo. Consideramos que una reflexión sobre los problemas de la historia
literaturas regionales y e! papel de la crítica y la academia. literaria hecha a partir de una revisión historio gráfica es un paso previo fun-
Pero, además de los factores ya señalados, que exigen realizar lectu- damental para la formulación de una historia de la literatura colombiana.
ras historio gráficas como las que se presentan a continuación en este libro, A nivel latinoamericano también es palpable la necesidad de la elabora-
otro hecho legitima e! esfuerzo: la necesidad, expresada en varios ámbitos ción de historias de la literatura. Basta con señalar proyectos recientes como
". 'o'
académicos, de emprender trabajos de historia(s) de la literatura. El deba- el de la Historia de las literaturas ecuatorianas, coordinado por Edgar Vega
te sobre la historia literaria se ha intensificado, a nivel internacional, en las Suriaga y concluido en 2002; el amplio proyecto de la Historia crítica de la
dos últimas décadas, en parte debido a la discusión sobre la especificid~(f" . literatura argentina, dirigido por Noé Jitrik, del cual se han publicado va-
de la historia en tanto tal, y la puesta en duda de sus modelos narrativos y rios volúmenes; y e! proyecto de "Historia de la literatura centroamericana':
de explicación de! cambio histórico. En el ámbito anglosajón, por ejemplo, liderado por la Universidad de Costa Rica que, después de varios años de
movimientos académicos como e! New Historicism y los estudios culturales investigación y discusión sobre sus presupuestos historiográficos, inicia su
han puesto en duda la capacidad de la historia literaria para sistematizar e! fase final de escritura.
conocimiento sobre e! pasado literario y han querido denunciar el valor es- En e! ámbito nacional existe una necesidad expresada por varios críti-
tético de la literatura como un mero reflejo ideológico. 'i\mbos movimien- cos e historiadores de realizar propuestas sobre la historia de la literatura
tos proponen que su manera de escribir la historia literaria es más válida y colombiana, actitud que no está aislada de los diversos proyectos que se lle-
crítica que la historia literaria tradicional, es decir, que sus propuestas son van a cabo en los espacios académicos. Algunos proyectos se han producido
un avance en la disciplina" [Trujillo 221 ].3Producto de esta polémica son como soporte inicial de trabajos futuros, por ejemplo, e! "Sistema de Infor-
varios libros, tanto de historia literaria (como el proyecto de historia literaria mación de la Literatura Colombiana': desarrollado por la Universidad de
comparada editada por Linda Hutcheon y Mario J. Valdés y publicada por Antioquia, y e! proyecto comparativo de las historias de la literatura colom-
biana y la pregunta por e! canon desarrollado actualmente por la Facultad
3 Al referirse a la innovación producida por la Nueva historia, Bernardo Tovar Zambrano de Comunicaciones de dicha universidad [Vallejo]. El reciente Encuentro
afirma "que parece como si algunas personas, ante el fenómeno de la Nueva historia, emocio-
de Investigadores de Literatura Colombiana, organizado por la Universidad
nadamente quisieran proclamar frente a los historiadores del pasado, que como ellos no
pensaban como nosotros, sencillamente no pensaban, Evidentemente, pensar de otro modo de Antioquia y la Universidad de los Andes, tuvo también como uno de sus
no es ausencia de saber" ["Introducción" 11]. ejes la presentación y discusión de propuestas sobre las posibilidades que,

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Introducción

desde los diversos ámbitos académicos, se formulan sobre la historia de la li- La investigación remitió a un trabajo historiográfico cuyo objeto fueron
teratura colombiana y las posibilidades de su escritura. Como apoyo a éstos las historias de la literatura colombiana, su devenir, sus alcances y sus limi-
se conformó la REDCIL(Red de Investigadores en Literatura Colombiana). taciones. Planteó que "temporalizar" la literatura o, dicho de otra manera,
Otra expresión de este interés por concretar las perspectivas posibles de escribir una historia de la literatura siempre comporta un trabajo crítico.
la historia de la literatura colombina fue la expresada en el número mono- La mayor parte de las historias literarias colombianas formulan, brevemen-
gráfico"Historialiteraria:problemasy perspectivas"de la revistaLiteratura: te o de manera empírica, problemas de periodización, de canon literario y
Teoría, Historia, Crítica, coordinado por el Grupo Historia y Literatura,del de explicación de los cambios literarios. No obstante, pocas de ellas expo-
Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia, y la nen explícitamente sus propuestas teóricas. Buena parte de las que lo hacen
línea de investigación en historia y literatura de la Maestría en Estudios Lite- acostumbran criticar los criterios empleados por historias anteriores o con-
rarios de esta universidad. La "Lectura crítica de las historias de la literatura temporáneas, pero tienden a aplicar estos mismos criterios en sus propias
colombiana'; proyecto global de! que participa este libro, hace parte también historias. Por ejemplo, en las historias literarias sobre la poesía colombiana
de dichos propósitos. escritas durante la última década de! siglo pasado se suele objetar la noción
de generación como principio de periodización de la poesía colombiana del
siglo xx. No obstante, y en parte porque estas historias son, en su mayoría,
La lectura crítica como proyecto producto de un grupo de colaboradores y porque la noción de generación
provee e! modelo de periodización más tradicional para la poesía de este
El Grupo Historia y Literatura del Departamento de Literatura de periodo, siguen adoptando las divisiones generacionales de manera que en
la Universidad Nacional de Colombia realiza investigaciones acerca de las . ¡ ellas se encuentran capítulos sobre "Los Nuevos'; "Piedra y cielo'; "Mito" y la
p-" y
diversas relaciones entre literatura e historia (historia y literatura, historio- generación nadaísta.
grafía literaria, historia de la literatura, literatura comparada, entre otros), a Lo mismo tiende a suceder con otros problemas que atañen a la escri-
la vez que busca participar en los debates contemporáneos sobre dicha t'ela~" tura de historias literarias, por ejemplo, e! del canon. Desde la Historia de la
ción. literatura en la Nueva Granada (1867), de José María Vergara y Vergara, e!
En este contexto, el grupo formuló el proyecto "Lectura crítica de las canon literario para la novela colombiana ha tenido que ver con la cuestión
historias de la literatura colombiana" con e! fin de realizar una revisión de de la representatividad nacional. Así, Vergara y Vergara pudo validar en va-
las historias literarias colombianas y buscando dar respuesta a una serie de rios de sus textos tanto a Manue/a, de Eugenio Díaz, como a María, de Jorge
problemas concretos y fundamentales para la escritura de la historia lite- Isaacs, como novelas de gran valor literario a partir de la idea de su relación
raria, como son los criterios de periodización, e! papel del historiador en mimética con la realidad nacional. Este criterio ha sido discutido en varias
la escritura de la historia literaria, e! problema de la historia literaria como ocasiones pero la discusión no ha puesto en duda e! valor de ambas novelas
género y las cuestiones pertinentes a la tradición y los géneros literarios. La que siguen siendo centrales para el canon de la novela en Colombia.
resolución de estos problemas permitirá en un futuro plantear una serie de Dado lo anterior, se propuso, entonces, realizar una lectura crítica de las
criterios para la escritura, a largo plazo, de una historia crítica de la literatura historias de la literatura colombiana y, de esta manera, aproximarse a la fun-
colombiana. Como resultado de la primera fase de este proceso se presenta ción cultural del pensamiento histórico. ¿Sobre qué puede articularse una
este primer libro de ensayos y una amplia recolección bibliográfica.4 crítica a las historias de la literatura colombiana? Los cuatro ensayos fueron

parciales de la novela, la poesía,el cuento, la crítica, el ensayo,el teatro y la narrativa; historias


4 LabibJiografíasepresentócomoanexoal informefinal dela investigación.Porcues- por periodos, regionales,por temaso problemas; historias de revistas y periódicos literarios,
tionesdeespacioy por el carácterdela presentepubJicación seomiteaquí.Endicharecolec- de autores y biografías; antologías,prólogos, historias de instituciones literarias y bibliografías
ción se incluyeronhistorias generalesde la literatura colombiana,historias generaleso (la enumeración no niegalas posibles interacciones y relaciones que puedan darse).

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Introducción

el resultado de una serie amplia de interrogantes, delimitados posteriormente periodos y no otros como segmentos temporales (Carlos García Bedoya y
en propuestas concretas correpondientes a los trabajos aquí presentados. Las David Perkins). Por lo tanto, es de fundamental importancia que, como un
preguntas iniciales fueron las siguientes: ¿Cuáles son los criterios de periodi- paso previo a la formulación de una historia crítica de la literatura colom-
zación que se han empleado en la redacción de estas historias? ¿Qué perio- biana, se haga un análisis crítico de los diversos criterios con los que se han
dos literarios establecen? ¿Cuál es la relación entre estos periodos literarios y establecido, en las historias literarias ya existentes, las divisiones temporales
los de las historias literarias europeas o hispanoamericanas contemporáneas? (por periodos, escuelas, grupos, movimientos o generaciones) que agrupan
¿Cuál es el canon que trazan estas historias literarias? ¿Qué función tienen en obras y autores,
la concreción de este canon los conceptos de lo nacional y lo regional? ¿Qué '2 La histori lit~aria difiere de otras historias en tanto su objeto de tra-
criterios se han seguido para establecer este canon? ¿Cuál es la relación del bajo s las obrasyo los hechos o documentos históricos, sino escritos que
historiador con las obras, autores y lectores? ¿Cuáles son sus fundamentos y exigen . trpárticular de interpretación y de crítica. Por esta razón, to-
propuestas. teóricas en cuanto a la historia y en cuanto a la literatura? ¿Qué das las historias literarias tienen que establecer forzosamente cuáles son las
fuentes selecciona? ¿Qué tipo de receptores espera? ¿Qué características tie- obras que consideran más importantes, o estéticamente más válidas, dentro
ne su discurso? ¿Cómo se relaciona con las otras actitudes historiográficas? del cúmulo de escritos producidos en un momento histórico dado; de allí
Otras dos preguntas más generales que se plantearon fueron: ¿Cuáles son surge la importancia del concepto de canonliterario. No todas las historias
los principios constituyentes de las historias de la literatura colombiana? y literarias validan las mismas obras, ni con los mismos criterios. Por ejemplo,
¿en qué medida da cuenta esta historiografía del panorama de la literatura en la Historia de la literatura en la Nueva Granada la validación de las obras
colombiana? Los ensayos presentados en este libro son respuestas parciales a literarias en nuestro país estuvo mezclada desde el siglo XIXcon cuestiones
algunas de estas preguntas, y contribuyen así al debate historiográfico. 'o' de formación de una identidad nacional. Historias y estudios literarios pos-
..,-
¿Qué significa pensar históricamente la literatura? A partir de los ele- teriores como Orígenes del modernismo en Colombia, de Rafael Maya, no
,. tienden a sustentarse sobre la necesidad de la formación de una tradición
mentos señalados anteriormente, esta investigación se ubicó en algunos
de los problemas centrales de la historia literaria en nuestros días. A cbn- . nacional sino sobre consideraciones del proceso de modernización social y
tinuación expondremos los conceptos centrales alrededor de los cuales se cultural que ha tenido lugar en el país durante el siglo XX,Historias más re-
debatieron estos problemas y las directrices del trabajo que permitieron la cientes de la literatura, como la de DavidJiménez,Poesíay canon,se orien-
elaboracióndel presentelibro. ...,> ~ \ tan a explorar de manera crítica otros criterios de ordenamiento, como el
{ Lugar central ocupó el problema de di~riodización,)al plantear que papel de los poetas en la formación de la tradición literaria colombiana.
cualquier historia literaria debe dividir un continuo temporal en segmen- 3 Las historias literarias postcoloniales, feministas, o que pertenecen a los
tos que hagan manejable la información sobre la enorme cantidad de obras estudios culturales, escritas a nivel mundial durante los últimos veinte años,
y hechos literarios, bien sea que se pretenda trazar las particularidades de se han esforzado por romper con los criterios estéticos a la hora de validar
las relaciones entre las obras literarias y las condiciones políticas, sociales las obras literarias, y sostienen que el valor estético es una máscara que es-
y económicas de su tiempo, escribir la historia de la recepción de dichas conde una ideología hegemónica esencialmente opresora (sirvan de ejem-
obras literarias, o discutir su valor de forma aislada, en tanto productos au- plos el libro The Madwoman in the Attic de Susan Gubar y Sandra Gilbert,
tónomos. De hecho, uno de los problemas ante los que se enfrentan buena o Rethinking Literary History Comparatively, editado por Linda Hutcheon y
parte de las historias de la literatura ha sido la adopción de divisiones de Mario J. Valdés). Sin desestimar la tarea de cuestionamiento del canon que
acuerdo con criterios heterogéneos (políticos, sociales, de la historia de la estas historias están llevando a cabo, es necesario evaluar si los criterios de
cultura o referidos a movimientos específicos) sin hacerlos explícitos en valoración de estashistorias, que suelen considerarlas ohras mmo produc-
las historias mismas, sin una reflexión acerca de la. naturaleza de dichas .._tos ideológicos, son aplicables a un objeto de estudio como la literatura, que
divisiones y las razones específicas por las cuales vale la pena adoptar esos se mantiene en la delicada frontera entre los valores morales y sociales, y los

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Introducción

estéticos. Esta consideración sobre el valor estético de las obras no implica, la descripción, de la interpretación en su carácter constitutivo de la opera-
por otra parte, aceptar el canon literario establecido como un orden mono- ción historiográfica, ya que a la historia le compete el cambio y, por tanto, la
lítico que no puede ser cambiado. Por el contrario, es necesario comprender reflexión sobre su propio discurso. Así, a la historiografía le interesa el análi-
los factores históricos que han llevado al establecimiento del canon literario sis de dicha historia como texto, como textualidad de la realidad constituida
colombiano tal y como está constituido hoy en día y, además, re~valuado y por textos históricos. Volver sobre la historia implica configurar unos crite-
criticado a partir de criterios actuales. ' rios de lectura sobre lo que en el pasado se percibe como historia y como
,3 Otro de los problemas fund~~gt~l~~para l!. historia literaria es el esta- literatura. Leer la historia implica asumir la producción activa, tanto en el
blecimientoo laimpugnación~s géneros literari~anto formas conven- pasado como en el presente. Es una producción que participa en la conso-
cionales que cambian históricamente. Cuestiones como qué es lo que en una lidación de una tradición de escritura. 5 Por esto, construir la historia de la
época determinada se considera literario, cuáles son los géneros dominantes historia es una de las vías para pensar el papel social del historiador, y el pa-
durante un periodo y cómo surge y se transforma un género literario, son todas pel social de la literatura, a partir de las expresiones que la constituyen como
preguntas que un historiador debe hacerse tarde o temprano. En la literatura discurso social, lugar en el que participan las instituciones culturales, y, al
colombiana, algunos géneros y algunas épocas son especialmente problemáti- mismo tiempo, las prácticas que se desarrollan alrededor de lo literario.
cos. La literatura de la Colonia, abundante en crónicas, sermones y epístolas, La periodización, el canon literario, los géneros, la recepción y la actitud
presenta múltiples dificultades para el historiador literario, que debe dilucidar historiográfica se asumieron en la investigación como los conceptos guía
la débil frontera entre lo literario, lo religioso, lo histórico y lo testimonial, en de la lectura crítica propuesta y fueron fundamentales para la delimitación
un momento en el que la noción de literatura no corresponde a la actual. En el de los ensayos. A partir de estas perspectivas, la pregunta por cómo se ha
presente, géneros como el ensayo o el artículo de crítica literaria, cuyas fronte- ',' escrito la historia conlleva un doble interés: asume la importancia no sólo
ras son siempre fluctuantes, presentan el mismo tipo de dificultades. de la concepción histórica de la literatura, sino además la pregunta por su
4- Lapreguntapor el destinatario~:l~~de la historiapermitefor- propia historia. Permite pensar cómo penetra la obra en el horizonte de su
mular como cuarto concepto cent~Ja recepci6n.)nicialmente puede plan>' influencia histórica y, así, lograr aproximarse a los diversos interrogantes, la
tearse que el problema de la recepción~ sólo al público en general, construcción de los caminos y las formas posibles de escribir, en el presente,
como podría pensarse. También supone tener en cuenta cómo pueden ser una historia de la literatura colombiana.
asimiladas las obras desde procesos de lectura ajenos a la intención del his- Cada investigador realizó un tipo de lectura de las historias de la lite-
toriador. El libro o el artículo de historia son "el producto" de "un lugar': Si ratura colombiana, que tuvo que ver con la manera como se ubicó en el
bien en muchos casos pueden estar destinados a un grupo lector bastante presente horizonte frente a sus propias trayectorias de investigación, lo que
amplio, subyace en ellos una intención fundamental: "un estudio particular permitió en algunas oportunidades compartir problemas y dar propuestas
se definirá por la relación que sostenga con otros, contemporáneos, con 'un diferentes sobre ellas. El resultado, los cuatro ensayos que a continuación
estado de la cuestión', con los problemas explotados por el grupo y los pun- encontrará el lector.
tos estratégicos que constituyen, con los acercamientos y distanciamientos
así determinados o los hechos pertinentes en relación con la investigación Carmen Elisa Acosta Peñaloza
en curso" [De Certeau 41]. Su diálogo está fundamentado, entonces, no sólo Coordinadora Grupo Historia y Literatura
en los discursos históricos emitidos en el pasado, sino también por la rela- Departamento de Literatura
ción que establece a partir de sus permanentes diálogos del presente. Universidad Nacional de Colombia
Dado lo anterior, para volver a pensar la historia hay que desentrañar su
5" escritura y por ello es central identificar como concepto la actitud historio-
5Paul Ricoeur señalala importancia de tener en cuenta, para la perspectivahistórica, términos como los
gráfica. Es necesario, por ejemplo, revisar los problemas de la narración, de detradición,tradicionalidad
y tradiciones[lO2j,

20 I I 21
Problemas de la historia
de la novela colombiana en el
siglo XX*

Patricia Trujillo,
Departamento de Literatura
Universidad Nacional de Colombia

'.'
1

Durante la segunda mitad del siglo XIX, uno de los debates más
enconados de la crítica literaria en Colombia fue la polémica sobre la impor-
tancia y significación de la novela. Críticos como José María Samper,
Salvador Camacho Roldán y José María Vergara y Vergara la consideraron el
género propicio para consolidar una literatura nacional. Los tres creían que
la novela, especialmente la novela de costumbres, era un medio indispen-
sable de conocimiento del hombre, la sociedad y la historia colombianos.
Camacho Roldán pensaba que la misión social de la novela era hacer notar,
a la opinión pública y a los gobiernos, los males de la sociedad. Vergara y
Vergara anunció al final de su Historia de la literatura en la Nueva Granada
que un próximo volumen -que nunca alcanzó a escribir- mostraría cómo,
en la novela, se hallaba por fin una expresión propia de la literatura colom-
biana, una escuelanacional [Jiménez,Historia de la crítica 42]. José María
Samper tenía una actitud bastante más ambigua con respecto al género. Por
una parte, creía que la novela era una forma literaria idónea para conocer y

* Un avance de esta investigación fue presentado en el XIV Congreso de Colombianistas, Denison


University, Ohio, USA,2005.

I 61
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

analizar el carácter y las costumbres de los hombres de su época. Por otra, le hecho treinta años antes de dedicar un espacio a la novela en un tomo de
futura publicación. No obstante, a juzgar por la nota de Antonio Gómez
exigía que fuera un medio de formación y moralización. Para lograr esto,
sostenía, la novela debía ser fiel tanto a la realidad observada como a los Restrepo, discípulo de Miguel Antonio Caro, es claro que el lugar de la no-
vela en su historia habría sido mucho menos importante que el que habría
principios morales [Jiménez, Historia de la crítica 31]. De otro lado, Miguel
Antonio Caro, quien creía que la literatura debía mostrar una realidad tras- ocupado en la de Vergara y Vergara. Gómez Restrepo asegura que, entre "el
cendente, una serie de principios inamovibles mejores que la realidad, importante grupo de publicistas y hombres políticos que cultivaron, más o
menos ocasionalmente, la poesía romántica" y "las demás manifestaciones
pensaba que el auge de la novela en los tiempos modernos implicaba la diso-
lución del vínculo que establece el verdadero arte entre la verdad y la belleza. literarias que ocupan la otra mitad de la centuria': vendría "el estudio de la
Caro consideraba que como la novela retrataba la realidad tal cual es, sin evolución en sentido realista que se efectuó a mediados de siglo pasado"
idealizada, desdeñaba la verdad intemporal y, por lo tanto, la sustituía por la [Historia 9]. En el sistema literario de Gómez Restrepo, el realismo debía te-
ficción [Jiménez, "Miguel Antonio Caro" 246-247]. nerse en cuenta, por cuanto era un fenómeno característico del periodo que
Como puede verse, lo que estaba en juego en este debate no era sólo estaba estudiando, pero apenas era digno de ubicarse entre la poesía de oca-
sión y otras manifestaciones menores de la literatura. En otros escritos más
la apreciación de un género literario relativamente .nuevo en la literatura
colombiana de la segunda mitad del siglo XIX. Lo que se discutía era, más breves sobre literatura colombiana, Gómez Restrepo dedicó algún espacio,
bastante poco en realidad, a las novelas más importantes de la tradición li-
que la importancia de la novela como creación literaria autónoma, la fun-
ción de la literatura en general. Salvador Camacho Roldán, que no creía en teraria. Por lo general, sus menciones de la novela vienen luego de otras
verdades absolutas sino en los descubrimientos de la ciencia moderna y en manifestaciones que él consideraba más importantes, como la historia o los
cuadros de costumbres. Así sucede en "La literatura colombiana" y en "Bre-
el progreso de las sociedades por medio de la discusión pública de los ma-
ve reseña de la literatura colombiana", textos en los que la mención de los
les que las aquejaban, la consideraba un medio de avance social. Por eso
afirmaba que novelas como Manuela de Eugenio Díaz tendrían, a la postre, ,
cuadros de costumbres le sirven de introducción a la aparición de la novela.
un efecto benéfico en la sociedad porque, por una parte, daban material Gómez Restrepo explica la publicación de María y de Manuela como parte
a historiadores y filósofos para juzgar el estado de los pueblos y, por otra, de la actividad de El Mosaico y de los sanos oficios de José María Vergara y
denunciaban públicamente los atropellos cometidos contra aquellos que no Vergara, y añade que el mayor mérito de Manuela, la novela que le vale los
juicios más positivos en ambos artículos, consiste en estar conformada por
podían defenderse [Camacho Roldán 90-92]. En el otro extremo del espec-
tro, Miguel Antonio Caro estaba convencido de que la literatura era un me- una serie de cuadros de costumbres, hechos con gran objetividad y agudeza
dio para plasmar verdades intemporales en formas bellas, verdades que él de observación. De esta manera, no daba a la novela carta de naturaleza por
identificaba con los dogmas de la Iglesia. Por eso ejercía una crítica literaria sí misma, como un género independiente, sino que la relacionaba directa-
mente con un género heredado de la tradición literaria española. Además,
que pretendía desacreditar la novela, un género literario que, por sus presu-
consideraba, como José María Samper, que la novela debía ser objetiva, pero
puestos realistas, no cumplía con la tarea del verdadero arte: scr un reflejo
de un ideal superior, inmutable, patrón de valoración de toda acción moral que, al mismo tiempo, tenía la función de ser vehículo de principios mo-
rales. Manuela era una buena novela porque, al tiempo que complacía la
y estética [Jiménez, "Miguel Antonio Caro" 246].
Esta controversia sobre el valor de la novela asociado a la función de la imaginación con la descripción de bosques, vegas, ríos y veladas nocturnas,
literatura se prolongó a lo largo de la primera mitad del siglo XX.Paradóji- en los trapiches, incitaba a la compasión por medio del retrato de las mise-
camente, el debate puede rastrearse en las historias literarias más acredita- rias morales ["Breve reseña..." 94]. "Díaz, con una fiel pintura de los hechos,
hace un alegato elocuente a favor del pueblo, no en sentido socialista, sino
das del periodo, que solían dar poco espacio a la novela. Sirva de ejemplo la
Historia de la literatura colombiana de Antonio Gómez Restrepo quien, en con espíritu profundamente cristiano" ["Breve reseña. .." 93].
el último tomo que publicó, repitió la promesa que Vergara y Vergara había Otro tanto sucede en las historias de Gustavo Otero Muñoz (1935) y

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

de Nicolás Bayona Posada (1942). Ambos ordenaron el material historio- producción nacional, de acuerdo con él, no porque hubieran sido excelentes
gráfico por épocas, teniendo en cuenta sobre todo la poesía, e incluyeron la en la escritura de novelas realistas, sino porque los tipos de la región y la
novela en un capítulo aparte, no dividido por periodos. El capítulo que Ba- raza antioqueña les proveyeron de abundante material. Ni Otero Muñoz ni
yona Posada dedicó a la novela incluye también la historia y el teatro, pues Bayona Posada advirtieron la contradicción entre la novela como medio de
el autor consideraba que los tres géneros eran similares en tanto compartían anotación exacta de la realidad objetiva y el mensaje moral o de idealización
el carácter y la acción. Además, añadió que, durante la primera mitad del que debía tener toda verdadera obra literaria. 1
siglo xx, los tres géneros sufrieron una serie de cambios afines que hicieron La primera historia de la novela en Colombia también cae en estas exigen-
que se hermanaran cada vez más en el análisis del documento humano y cias contradictorias, entre la idea de que la novela debe idealizar y, al mismo
del sentido social de las acciones: "La historia dejó de ser un simple regis- tiempo,retratar conprecisiónlascondicioneshistóricasdelmomento.La na- f1
tro notarial para trocarse en el análisis a fondo de los acontecimientos y los ve/a en Colombiafue una tesis doctoralescrita en 1908por RobertoCortá- \-
hombres; la circunstancia de que la novela no es ahora un tejido de fantasías zar para optar al grado de doctor en filosofía y letras en el Colegio Mayor de
sino tela formada con hilos arrancados al telar de la vida, y la verdad reco- Nuestra Señora del Rosario. Antonio Gómez Restrepo fue jurado de la tesis y
nocida por todos de que el teatro abandonó lo inverosímil para presentar la recomendó su publicación, pero ésta sólo se llevó a cabo en el año 2003.
realidad y nada más" [99]. Ambos autores solían enfatizar el carácter épico, Cortázar comenzó su escrito con una opinión contraria a la de Vergara
de representatividad de un pueblo, de la novela. Bayona Posada sostuvo que y Vergara. En lugar de afirmar la importancia del género en la conforma-
la importancia de Carrasquilla como novelista se debía a su descripción del ción de una literatura nacional, dijo que éste había tenido poco desarrollo
paisaje comarcano y de los caracteres populares. Otero Muñoz consideraba " en Colombia, que sólo había una novela en el país que pudiera llamarse obra
que Frutos de mi tierraera una novela que no sólo pretendía describir las
costumbres locales de manera crítica o realista, sino hacer una alabanza a
"., ., maestra, pero que, por lo menos, existían algunos intentos más o menos
., ,v afortunados y originales, que podían ser el preludio de "elprogreso y civili-
la raza antioqueña. En esta misma vena, ambos afirmaron que La vorágine
" ." zación del suelo colombiano" [46]. Añadió que esperaba que sus esfuerzos
no era, propiamente, una novela sino un canto a las pampas, de argumento por historiar el género fueran una contribución a este progreso.
grandioso y cuyo protagonista era el paisaje [Bayona Posada 91]. En otras Como buen discípulo de Gómez Restrepo, Cortázar exigió a la novela
palabras, La vorágineno era una novela sino un "poema de las selvasama- que fuera, a un tiempo, retrato exacto de la realidad y expresión de valores ~
zónicas", una verdadera epopeya, cuyo fin consistía en estampar el carácter
inamovible del hombre americano. 1 En esta misma contradicción incurrieron los dos autores de los manuales de enseñanza
Gustavo Otero Muñoz tenía la misma posición ambigua con respecto a de la literatura más conocidos de la primera mitad del siglo XIX: José J.Ortega Torres y José A.
la novela que José María Samper y Antonio Gómez Restrepo. Resaltó, una y Núñez Segura, ya que ninguno de los dos consideraba que la enseñanza de la literatura estu-
viera separada de la formación ética y moral. Por eso, sus juicios sobre las obras exigen, a un
otra vez, en sus juicios sobre la novela, su idea de la literatura como vehículo tiempo, que las novelas retraten la realidad y que sean ejemplo moral. José J. Núñez Segura,
de convicciones morales y medio de idealización de la realidad y, al mismo por ejemplo, opinó así de Manuela: "El procedimiento empleado es esencialmente pictórico,
tiempo, retrato exacto de las costumbres. Alabó a Manuel María Madiedo sin intención de ridiculizar, sino con el fin de ser copia fiel de lo objetivo, tanto en las personas
como en las cosas y costumbres. El efecto es una obra de valor social más que literario, que
por su realismo, que él entendía no como el retrato objetivo de la sociedad
hiere la sensibilidad más por la evidencia de los hechos que por la expresión estética del senti-
de su época, sino como el mensaje moral encarnado en los personajes de miento, ausente en casi todos losepisodios" [239]. Frutos de mi tierra y La voráginele parecían
la novela. Al mismo tiempo, sostuvo que Ángel Gaitán había sido un buen obras mejores. Laprimera, porque podía leerse como una serie de leccionesmorales:"de los
novelistapor sus excelentesdotes de observación.María debíasu excelencia primeros [episodios I se desprende la lección de que la pobreza hace el trabajo necesario, libra
de preocupaciones sociales, da paz a los corazones. De los segundos se deduce que la riqueza y
estéticaal hecho de que, como La vorágine,no es una novela.En estecaso,el
los refinamientos del lujo destruyen la unión del hogar, son fuente de constantes disgustos"
género literario alabado no es la epopeya, sino el idilio, que también presen- [445]. La de Rivera era también una buena obra porque, más que una novela, era una tragedia
ta los materiales idealizados. Los novelistas antioqueños descollaron en la que representaba la lucha trascendente del hombre contra la naturaleza [4561.

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

intemporales. Sostuvo que la función de la novela en una sociedad "perfec- de los "buenos modelos de las literaturas extranjeras" [68]. Su intención de
tamente formada" era la presentación, en forma literaria, de "sus propios corregir o enseñar no compromete la calidad de sus novelas, aunque éstas
defectos y cualidades, para que viendo fielmente retratada la imagen de lo no se caractericen por "el estudio de las grandes pasiones puestas en movi-
que hace y de lo que a su alrededor acontece, sepa mejorar éstas y corregir miento" [75]. Por grandes pasiones Cortázar no entiende sentimientos que
aquéllos" [51]. Por eso el novelista debía hacer hablar y obrar a sus perso- puedan surgir del conflicto de un individuo con circunstancias históricas

, najes tal como se presentan en la realidad [54]. No obstante, la sociedad


colombiana aún no estaba formada del todo, y en ella era imposible hacer
determinadas, sino, como en María, la encarnación en un personaje "de ese
ideal eterno tras el cual corre siempre la humanidad desventurada" [117].2
una verdadera novela realista: María es la personificación del candor y la inocencia humana, virtudes pri-
En los lugarescortos -y cortas son para el efectotodas las poblacionesde mordiales que no cambian con la historia. Por eso la novela "es realista con
Colombia,Bogotáinclusive- no puede el novelistaretratarpersonasdeter- marcados tintes de idealismo'; "tiene pasión ardiente que es lo que muchas
minadas;no puede introduciraccionessucedidasen lavidareal,sin faltara la veces inmortaliza las obras literarias" [119]. Por su parte, Manuela, si bien
caridad, y muchas veces,sin pretenderlo, a la justicia.Por eso, en muchos contribuyó a la liberación de un tipo de servidumbre no legal pero usual
años,no se lograránbuenas novelasrealistassinolasquetienenpor asuntolas en la Colombia de mediados del siglo XIX,adolece de falta de idealización:
costumbresde lasclasespopulares.Losretratadosno leenla novela;y los que "eminentemente realista, Manuela no sobresale por la idealización de los
la leen,no conocenlos modeloscopiadospor elautor.[166-167] personajes que en ocasiones quedan despojados del arte, para presentarse
desnudos a los ojos del lector; hay allí escenas un tanto escabrosas de aque-
Por lo tanto, concluía Cortázar, el retrato exacto de los caracteres y los llas regiones en donde lo enervante del clima es muchas veces origen de la
hechos en la novela colombiana debe estar refrenado por la idealización y : licencia de las costumbres" [57]. Otro tanto ocurre con Carrasquilla y con
el mensaje moraL El término que acuñó para describir este tipo de novelas y los escritores antioqueños que "a veces pintan y describen sin escogencia
fue el de realismo moderado. Cortázar sostuvo que las manifestaciones más alguna, resultando aquello, a fuerza de real, pesado y de una vulgaridad in-
sobresalientes de la novela colombiana no son las románticas, es decir, aque-' sufrible" [131]. Carrasquilla, en particular, le merece a Cortázar serios re-
llas que expresan la contradicción entre los anhelos interiores del individuo paros porque pinta sus personajes con cierto carácter naturalista. Es decir,
y la realidad, sino las de un realismo no muy estricto, en las que los perso- retrata caracteres que no encarnan virtudes morales: "De sentirse es que su
najes hablan y obran tal como se presentan en la realidad pero, a un tiempo, talento de observador agudo no se haya extendido siempre por el lado bue-
están envueltos "en velos de ligero idealismo" [54]. no, pintoresco y poético de las clases ínfimas de la sociedad; lástima que no
Los juicios críticos de Cortázar se pliegan todos a este criterio. El doctor haya visto sino el lado vulgar de la vida para convertirse en crítico acerbo
Temis de Ángel Gaitán es una buena novela porque, por una parte, su autor de las costumbres antioqueñas"[134].No obstante, Frutosde mi tierra tiene
conocía bien la sociedad en la que sucede la acción y, por otra, crea parejas asegurada la inmortalidad porque no se queda en la crítica de las costum-
de personajes que se enfrentan por sus valores morales, organizando así el bres sino que, a la par que las corrige, "es a veces una alabanza a la raza an-
argumento novelesco del triunfo del bien contra el mal [51]. Las novelas de tioqueña" [136], es decir, que el enaltecimiento de las virtudes antioqueñas
José María Samper se caracterizan por sus caracteres bien delineados. Por
caracteres bien delineados debe leerse personajes moralmente correctos,
como deja claro el ejemplo de Cortázar: Martín, el protagonista de Martín 2 Por eso, a la hora de juzgar la novela Inocencia de Francisco P. Rendón, Cortázar lamenta
que el autor no haya logrado un drama de verdadera pasión en lugar de "una mera ficción
Flórez, se destaca por ser todo un caballero, que se refugia en la religión
psicológica, compuesta según los cánones de la novela francesa" [154], esto es, la novela
católica, "única que suministra la paz a las conciencias y hace al hombre realista a lo Flaubert, o naturalista a lo Zola, a quienes opone a José María de Pereda, Fernán
feliz': cuando comprende que los anhelos del corazón no pueden cumplirse Caballero y Pedro Antonio de Alarcón como los maestros de ese realismo moderado por el cual
[105]. Las novelas del señor Marroquín se benefician de su conocimiento aboga[59].

66 I I 67
I Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

morigera un tanto, en esta obra, el carácter problemático de h novela y la modificándolo [S]. Obra y medio social son como dos planetas en un
intención crítica del autor.3 sistema planetario, en donde cada cuerpo ejerce una fuerza de atracción
Como buen seguidor de los preceptos clásicos, Cortázar tampoco podía sobre los otros que termina determinando todo el sistema [9]. En esta
admitir que la novela expresara los sutiles estados de ánimo o las sensacio- historia la función de la literatura se circunscribe al ámbito histórico de la
nes fugaces del individuo, o que la forma de la obra tuviera como objeto pri- vida inmanente. La obra es un documento inequívoco de la vida espiritual
mordial sugerir estas sensaciones con el uso de nuevos recursos literarios, de la nación en la que se gestó y, a su vez, con su existencia, influye en el
hasta entonces no probados, como por esos años estaba exigiendo el moder- desarrollo posterior de dicha vida espiritual [13]. La literatura es producto
nismo. Cortázar consideraba que el cuidado de la forma echaba a perder la del devenir histórico e influye en ese devenir. Pero Sanín Cano consideraba
"sencillez y la naturalidad propias de la novela': y que la presencia de prosa que la literatura era una actividad autónoma, diferente de la arenga política,
poética en ella iba en contra de la especificidad del género, que si bien tole- el propósito didáctico o el aleccionamiento moral. La literatura, sostenía,
raba lo poético en determinados pasajes (como la descripción y la expresión tiene como función principal el divertir; en ocasiones también enseña, pero
de los sentimientos), no debía convertirse en "un pedazo de lirismo en pro- su mérito fundamental "consiste en ser ella real y verdadera historia, o sea el
sa" [S2]. Además, como creía que la novela tenía la función de expresar los recuerdo de las ideas, sentimientos y aspiraciones de hombres sobresalientes
grandes afectos humanos, Cortazar lamentaba encontrar en ella el cultivo de un cierto país o de una época determinada, que en ocasiones pueden
deliberado de las sensaciones, uno de los pilares de la estética modernista: representar el sentir y las aspiraciones de su pueblo, o de una parte conside-
"Cuando viene el goce del sentido, lo espiritual se trueca en materia, el arte rable de sus componentes" [lS].
desaparece dejando el recinto vacío" [lIS]. Resurrección de José María Rivas Basado en esta noción sobre la función y la naturaleza de la literatura,
Groot, que era un relato de artistas a la manera modernista, fue validada por Sanín escribió una historia literaria que es, a un tiempo, una historia de las
Cortázar con el argumento de que el autor había viajado extensamente por ideas y de los movimientos literarios. Sus periodos trazan épocas en las que
Europa y, por lo tanto, tenía un conocimiento objetivo, de primera mano, de, , predomina un estilo literario y una serie de ideas sobre la historia y la so-
la vida y la cultura europeas, de las que presentaba un cuadro en su novela:: ciedad. Según esta descripción, la literatura colombiana comienza con un
periodo en el que dominaba la fuente española y colonial de aspecto clásico
y de tendencia histórica, mística o burlesca; le sigue una etapa prerrevolu-
II cionaria sobre la cual influye directamente el romanticismo práctico de los
revolucionarios franceses con su interpretación acomodaticia de la historia
No todas las historias literarias de la primera mitad del siglo estu- de Grecia y Roma; luego vienen los primeros años de la función indepen-
vieron basadas en el criterio de que la literatura debía plasmar una serie de diente en que el romanticismo literario de Rousseau y las ideas liberales de
t valores intemporales en una forma bella. Baldomero Sanín Cano, en sus
Letras colombianas (1944), consideró que la obra literaria es, a un tiempo, el
Byron empezaron a mostrar horizontes nuevos en una época de transición
y de tremendas zozobras urbanas, cuando parecía imposible consolidar en
producto del medio físico y social en que ésta se gesta y una creación que se forma de nación los principios invocados para fundárla; con los años y los
separa críticamente de dicho medio e, incluso, es capaz de actuar sobre él, estudios sobreviene una reacción de tendencia clásica contra las ideas y las
formas predominantes; surge más tarde, de nuevo, la ola romántica a la cual
3 Como se vio más arriba, estejuicio fue también el de Otero Muñozy BayonaPosada a la se debe la aparición de grandes talentos poéticos, de maestros en la novela y
hora de sopesar el valor literario de Frutos de mi tierra. Gómez Restrepo, por su parte, apre- de tentativas dramáticas dignas de memoria; por los años de 1SS0una gene-
ciaba más la novela de Carrasquilla. En "La literatura colombiana" anotó que Carrasquilla
había seguido las huellas de Eugenio Díaz en la "enérgica pintura de las costumbres popu-
ración nueva busca rumbos contra las corrientes del momento y contra las
I~' teorías, el gusto y las exageraciones del clasicismo y del romanticismo, que
;; lares" yhabía logradopintar "la vida antioqueña con no menos talento de observación y vigor
i de expresión que los demostrados por Díaz" [408]. desembocarían en el modernismo; y la escena contemporánea está domi-
.~

1'.
1,
6S I I 69
I1.
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

En sus Consideraciones críticassobre la literatura colombiana, publicadas


nada por las tendencias surrealistas en las que predomina el "subconsciente
el mismo año que el libro de Sanín Cano, Rafael Maya también sostuvo que
para litigar la realidad y el ensueño" [20-21].
el medio histórico y social era fundamental para entender la producción
Los juicios de Sanín Cano sobre las novelas que comenta intentan esta-
literaria de una época determinada, que una historia literaria debe encar- ~J
blecer hasta qué punto influyó el medio sobre ellas y qué es lo que las hace
destacarse en su época. María es, así, la obra capital de un hombre de poca, garse del medio histórico y social, y no de medir qué tanto plasma una obra
un ideal intemporal. Pero Maya, al contrario de Sanín Cano, no creía que la
experiencia literaria y de ~imitados estudios que logra, emulando a "los gran-
des maestros del estilo como Rousseau y Chateaubriand", plasmar la corres- obra, por su propia originalidad, se separara del medio social y lo transfor-
mara. Su juicio sobre la producción literaria colombiana también era más
pondencia romántica de su espíritu con la naturaleza. Su estilo de escritura
desfavorable que el de Sanín Cano: "No es posible que un pueblo adoles-
está empapado de esta correspondencia, lo que hace de la novela una buena
obra literaria [111]. En Manuela se notan, a un tiempo, el conocimiento que cente pueda ostentar ni autonomía de conciencia, ni libertad de criterio, ni
el autor,tenía de los oficios campesinos y una agudeza que le permite a Díaz madurez de pensamiento. En ese caso nos hallamos (...) La plenitud social
observar "con detenimiento y criterio sagaz los detalles mínimos en la vida de una nación es cosa de siglos. Primero cuaja la raza en moldes de estabili-
dad específica, y después se fija su pensamiento" [7]. La cultura colombiana
de cada personaje y les da realce en sus descripciones a los hechos caracte-
rísticos sin tomar en cuenta lo señaladamente accesorio" [41]. De aquí que era una cultura en formación. Aún no había en Colombia un arquetipo ideal
la novela sea una excelente obra realista, con un estilo sobrio, en la que las del colombiano y; por lo tanto, era imposible que se escribiera una obra li-
teraria verdaderamente importante.4 Por el contrario, en algunos países la-
acciones, las opiniones y las palabras de cada personaje concuerdan con "su
tinoamericanos se había alcanzado un estado más avanzado de la cultura, y
carácter, con su género de vida, con su educación y con el ambiente de la no-
Ií' '.' por eso se habían escrito obras literarias que eran expresiones de su propia
vela" [139]. Las obras de Rivera y de Carrasquilla, al formar parte de la litera-
tura modernista, comparten algunos de sus rasgos. En el caso de La vorágine, civilización: "Creo que México, Chile y Venezuela, por ejemplo, comienzan
"la tensión lírica sirve para pintar el sufrimiento humano y solicitar ímpetu~ a crear la novela americana. Me parece que en la Argentina el pensamiento
de rebeldía en las razas vencidas y explotadas sin misericordia" [19St'Af con- filosófico pugna por acondicionarse a la índole de la conciencia nacional. La
lírica del Brasil tiene ya un acento propio, inconfundible" [9].5
trario de Cortázar y de Gómez Restrepo, Sanín Cano lamenta la abundancia
Maya, como Sanín Cano, creía que el modernismo había dejado una
de descripciones y la mínuciosidad de la pintura de costumbres en la novela.
De acuerdo con él, el hilo narrativo de La vorágine se pierde no por los pasa- huella indeleble en toda la literatura posterior, incluidas la prosa y la no-

jes líricos sino por las descripciones [199]. En el caso de Carrasquilla, el no-
velista comparte algunos rasgos con el modernismo, aunque pertenece "a la 4 Por esos mismos años. en su conferencia titulada "¿Qué es un clásico?", T. S. Eliot
corriente naturalista morigerada por el prestigio de algunos escritores espa- empleaba una tesis similar para argumentar que una obra clásica sólo podía ser producto de
una civilización que había llegado a la mayoría de edad: "Un clásico solamente puede 'suceder'
ñoles como Pereda y Emilia Pardo Bazán': El realismo de Carrasquilla no es,
en una civilización madura, en una lengua y una literatura maduras; y tiene que ser obra de un
sin embargo, una mera copia de modas literarias, sino una respuesta literaria espíritu maduro. La importancia de esa civilización y de esa lengua, así como la capacidad de
personal a la situación histórica. Carrasquilla quería expresar la experiencia comprensión del poeta individual, son [as que le dan universalidad" [521. Ambos críticos,
humana, y por eso no se sometía del todo a los dictámenes naturalistas de la conservadores pero con un agudo sentido del carácter histórico de la cultura y la literatura.
usaron a menudo símiles de corte orgánico. como el de la juventud, la madurez y la deca-
observacióndesapasionada.Por eso, Frutosde mi tierra está profundamen- dencia, para explicar procesos culturales,
te influida por la personalidad del escritor. Además, Carrasquilla, como sus
5 Es muy interesante que esta lista sobre la madurez espiritual y literaria de algunas
contemporáneos modernistas, tiene un estilo literario marcado por su acer- naciones latinoamericanas la encabece el género novelesco. Esto implica que Maya conside-
;¡¡ camiento a la expresión oral de las gentes de la época, y sus obras dan forma a raba que la novela, en tanto forma, tenía una importancia considerable en la literatura de una
nación. En su libro, y de manera concordante con su tesis sobre [a inmadurez de la cultura en
i:l:
llj
,' los problemas y la sensibilidad de sus contemporáneos, incluso a sensibilida-
ir des muy difíciles de retratar, como la de los niños [200-201].
el país, le dedica muy pocaspáginas a la novelacolombiana.

I 71
7° I
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana
Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

vela.6 Pero, de acuerdo con Maya, esta huella era más bien catastrófica. Los
prosistas del siglo XIXhabían escrito una prosa "clara y robusta", "poniendo En 1940,Arango Ferrer no explicó qué entendía por la situación pre-
el lenguaje al servicio de las ideas y nada más, y haciendo que la relación en- caria de la novela,pero en su libro posterior, Horas de literatura colombia-
tre estos dos elementos resultara tan estrecha, indisoluble y amorosa, como na, publicadopor primera vezen 1963,se encuentra una exposiciónde las
acontece entre los buenos amantes" [55]. Los modernistas, en cambio, habían condiciones que hacen de la escritura de novelas una actividad difícil en
Colombia. Sostiene Arango Ferrer que, si bien a finales de la década del cin-
insistido en mezclar la poesía lírica con los otros géneros. Destruyeron la vie-
ja arquitectura de la novela y de la crítica. Convirtieron a la una en poema cuenta y principios de la del sesenta se dieron esfuerzos esporádicos que
novelesco y a la otra en ensayo [78]. Las novelas contemporáneas, a juicio de incitaron la producción de novelas en el país, esto no implicaba la creación
de verdaderas condiciones profesionales de trabajo:
Maya, habían perdido la sustancia del género, el argumento, la acción:
Les falta lo esencial de la concepción novelística:un nudo dramático, un Una cosa es la novelísticacomo clima permanente de la producción con
procesovivo,un movimientodinámico,algo,en fin,que imitelasfuerzasreales todas lasgarantíasde edición,distribucióny lucro del novelistaprofesional.
de la existencia.Les sobra, en cambio,bellezapoética, ambiente espiritual, Otra muy diferentees la noveleríaque provocóel fugazconcurso de la Esso
intensidadsubjetiva,paisajeexterior.De allíque seatan difícilleerestaclasede Colombiana en 1962para premiar con dinero y otros halagos la mejor
novela nacional. [95]
novelas,sobretodo cuandosusautoresson consumadosestilístas.[81]

Maya añadía que su comentario sobre la novela no era del todo peyora- Lo que entendía Arango Ferrer por condiciones propicias para la pro-
ducción novelística en el país era condiciones de profesionalización: un
tivo. Novelas de este corte las había muy bellas, superiores a las viejas pero,
en todo caso, el cambio histórico implicaba una confusión y una arbitrarie- mercado estable, que ofreciera al escritor la posibilidad de dedicarse, exclu-
dad que no debían pasar desapercibidas. Ellas eran síntomas de una crisis sivamente, a la escritura, sin necesidad de ejercer otros oficios para poder
sobrevivir.?
histórica,que Mayaidentificabacon la modernización tecnológicay social, ,
y que llamaba "la bárbara imposición de un tiempo sin escrúpulos, Sin pie- Arango Ferrer también tenía una concepción distinta acerca del papel
dad y sin belleza' [83]. del realismo y el canon literario colombiano de la de los historiadores de

Otros historiadores y críticos de la primera mitad del siglo señalaron corte más conservador en la literatura colombiana. A pesar de que Arango
que la situación de la novela en Colombia era bastante difícil. Javier Arango Ferrer repetía eljuicio de éstos de queLa vorágineera más una épicade una
Ferrer, en la introducción a su apartado dedicado a la novela en La literatura futura América que una novela moderna, y de que creyera que la tradición
de Colombia (1940), indicaba que, en el país, la novela seguía siendo consi- realista en Latinoamérica debía más a la novela picaresca y a la narrativa
derada, junto con el teatro, un hermano menor de la poesía, a pesar de que
el género contaba con una serie no despreciable de obras maestras: "Si en 7 En 1942 Nicolás Rayona Posadahabía hecho una observación similar a la de Arango
80 años sólo hubiera producido Colombia la María, El Moro, La Marquesa Ferrer. En su Panorama de la literatura colombiana señaló que el género histórico, el dramá-
de Yolombó y La vorágine, tendría lo suficiente para cancelar su deuda en tico yel novelescoeran extremadamente pobresen Colombia a causade la bajaprofesionaliza-
ción del escritor. No obstante, su comentario simplemente establecíala preeminencia de otros
un género que no prodiga las obras ejemplares" [66]. Pero, además de estas génerosfrente alos ya mencionados: "El género novelescoha florecido en Colombiade manera
obras, en Colombia se habían escrito otras de cierto valor, como Cuatro años abundante aunque esporádica, aliado de otros sí cultivados con esmero. Tenemos novelas
a bordo de mí mismo, David, hijo de Palestina y Risaralda. Aun así, añadió, la admirables, pero contamos con escasosnovelistas" [103J.Cinco añosmás tarde, en un artículo
publicado en la Revistade las Indias, CarJosArturo Caparrosa transformó estaidea sobre un
situación de la novela en el país seguía siendo precaria.
proceso histórico en uno sobre el ser nacional: "El colombiano -no recuerdo si estaobserva-
ción ha sido dicha o estampadapor alguno- es un hombre, y en términos aristotélicos mejor,
6 En su historia de la literatura, Maya entiende por prosa la crítica, la oratoria y la prosa un animal lírico y político. Deaquí que los génerosliterarios de]a predilección nacional hayan
periodística. No incluye el cuento y la novela en esta clasificación. sido, por una parte, la poesíalírica; por la otra, la oratoria, el periodismo y el ensayismopolí-
tico" [439J.

72 I
I 73
Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana

costumbrista: "El costumbrismo es un punto de partida: la materia prima


costumbrista española del siglo XIX que al realismo francés: sostenía que
que se transforma en subgrupos para dar origen a la novela sentimental, a
la función de la novela no era sólo exaltar las características nacionales o
la naturalista, a la psicológica, según sea el cariz que tomen los personajes
regionales, sino que además era la expresión del choque del hombre con o las tesis que abierta o veladamente sustente el novelista" [126]. De este
"las fuerzas que tienden a violentado' [65]. En otras palabras, la novela tam-
modo, su valoración del naturalismo era contraria a la condena de los histo-
bién es un género problemático, expresión del conflicto del individuo con
riadores que consideraban que la literatura era la expresión bella de un ideal
el mundo objetivo. A ojos de Arango Ferrer, es precisamente la expresión
intemporal. En lugar de ser una lamentable miopía a la hora de apreciar las
del conflicto del hombre con las fuerzas objetivas la que hace de La vorágine
cualidades humanas, el naturalismo había implicado una apertura en los
una gran obra, y lo mismo sucede con Cuatro años a bordo de mí mismo, de
temas literarios y en la crítica a la sociedad: "El llamado naturalismo, sin
Eduardo Zalamea Borda.
compromisos con la moral a veces pacata de la novela realista, abrió el com-
En sus juicios, Arango Ferrer mezcló la idea de la novela como retrato
pás de las indagaciones para estudiar los complejos, los desvíos, los meca-
de las características típicas de una colectividad y la de la novela como ex-
nismos pasionales" [132]. La novela naturalista, más propia del siglo XXque
presión del conflicto de un individuo con el mundo objetivo. Esta mezcla de del siglo XIX,sostenía Arango, había encontrado una nueva expresión en las
criterios le permitió afirmar que llamadas novelas de la Violencia, si bien éstas solían ser más bien tendencio-
Carrasquilla es la épica antioqueña y el Cervantes americano. Tanto vale
sas y por lo tanto no tenían un gran valor literario [132]. De mucha mayor
Carrasquilla como expresión colectiva,que en La marquesade Yolombó,la
calidad e importancia era la novela terrígena, otra variante del realismo que
más famosa de sus novelas,Bárbara Caballerono funciona como protago-
se había cultivado con mejores resultados en el país.
nista sino a partir de la página veintiocho (...)Todo ese tiempo lo ocupan,
'.'
A mediados de siglo, John Englekirk y Gerald Wade publicaron una Bi-
si mal no recuerdo,las comparsas yolomberas con supersticionesy bruje-
bliografía de la novela en Colombia que, por primera vez, pretendía reunir
rías y el folelorpintoresco de sus fiestasy de sus danzas. [113]
todo el material disponible sobre la novela escrita en el país hasta esos días.
Los dos autores comprobaron la existencia de cerca de quinientos títulos de
Para Arango Ferrer, como para Camacho Roldán, el realismo de corte
novelas y afirmaron, en una extensa introducción, que la novela colombiana
costumbrista había determinado un avance notable en el género en Colom-
"puede parangonarse favorablemente con la de cualquier país de la América
bia, permitiendo nuevas posibilidades estéticas, diferentes a las derivadas
del Sur, y sus mejores manifestaciones son eminentemente dignas de lectura"
del romanticismo de Lamartine y la novela de aventuras al estilo de Alejan-
[5]. Dicha introducción es un intento por establecer, cronológicamente, el
dro Dumas. Desde el punto de vista realista, Arango Ferrer juzgó la produc- canon de la novela en Colombia. Como lo habían hecho Baldomero Sanín
ción novelesca de sus días, y por esa razón consideró las novelas de Tomás
Cano en Letras colombianas y Javier Arango Ferrer en La literatura de Co-
Carrasquilla, no sólo como las más importantes de la tendencia realista cos-
lombia, Englekirk y Wade juzgaron las novelas que comentaron desde pará-
tumbrista en el país, sino en el ámbito de la lengua castellana. El único nove-
metros predominantemente estéticos y se afanaron por señalar las posibles
lista que igualaba la talla de Carrasquilla era José María de Pereda [661.
influencias de otros autores y literaturas sobre las obras que comentaban. Sus
En 1940, Arango Ferrer consideraba que el realismo, si bien había al- criterios de valor eran eminentemente realistas. Ambos creían firmemente
canzado su cumbre con las obras de Carrasquilla, era una tendencia narra-
que la función de la novela era el análisis del alma humana y de la sociedad.
tiva que todavía tenía mucho que dar de sí, como lo demostraba la obra de
Así, consideraron que Manuela tenía los elementos de una excelente novela:
Eduardo Caballero Calderón. En 1963, seguía convencido de que la nove-
"caracterización adecuada, realista y ampliamente sostenida (aunque los per-
la costumbrista realista dominaba el panorama de la novela en Colombia
i,
sonajes son muchos), un relato intrínsecamente interesante, yespl~ndida des-
i [107] aunque iba cediendo terreno, cada vez más, a las nuevas generaciones,
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cripción de costumbres" [6]; que las novelas de Carrasquilla son comparables
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que tenían "otro y muy distinto estilo literario' [112]. De hecho, Arango a las de Alberto Blest Gana; que las de Emilio Cuervo Márquez demuestran
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Ferrer consideraba que todo el sustento del género era el realismo de corte
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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

que la vida social de Bogotá ofrece un campo de observación suficientemente La extensión de su estudio y el tiempo de investigación que empleó en
amplio al novelista [14]; que José Antonio Osorio Lizarazo equilibra la des- hacerlo le permitió a Curcio Altamar cubrir una serie de aspectos con res-
cripción psicológica del personaje con la del mundo físico y social que lo ro- pecto a la historia de la novela que las anteriores historias no habían consi-
dea [15]. De Cuatro años a bordo de mí mismo destacaron, siguiendo el juicio derado. Curcio Altamar cotejó la producción literaria nacional con novelas
de Javier Arango Ferrer, el esfuerzo de Zalamea Borda por representar lite- del resto de América Latina y Europa, como habían hecho Baldomero Sanín
rariamente la realidad nacional [16]. La novela colombiana, según nuestros Cano y otros autores antes que él, pero aventuró una serie de comparacio-
autores, había seguido un desarrollo paralelo al resto de la novela moderna: nes nuevas~ No sólo indicó, por ejemplo, la relación entre El moro de José
primero fue romántica, luego costumbrista y realista. A mediados de siglo, Manuel Marroquín y BlackBeauty, de Ann Emma Sewell, sino que también
consideraban, la tendencia dominante en la narrativa nacional había sido se- señaló una relación temática entre aquella y el relato "Kolstomero" de León
ñalada por La vorágine,de Rivera, una reactualización eminente de "la novela Tolstoi, que muy seguramente Marroquín había leído [136-137]. Comparó
contemporánea de sabor realista" [18]. Por esa razón, los novelistas colombia- las novelas de Carrasquilla con las de Pereda, señalando sus diferencias, y
nos en los últimos años habían encaminado sus esfuerzos en dos direcciones de este modo se enfrentó a uno de los juicios críticos más repetidos hasta
dignas de mención: la novela psicológica y la novela de intención social [18]. el momento. Desde el punto de vista de Curcio, las novelas del autor an-
tioqueño no adolecían de la nostalgia, el didactismo y el moralismo de las
del español, sino que contemplaban el mundo apartándose de los dogmas
III filosóficos y religiosos, y en esto sus obras tenían más en común con las de
Pérez Galdós que con las de Pereda. Fue, además, uno de los primeros his-
El debate sobre la importancia de la novela como género cedió paso toriadores en pronunciarse sobre De sobremesa. Sostuvo que la originalidad
definitivamente a otros debates a mediados de siglo con la publicación de la de la novela de Silva no sólo se debía a la mezcla de géneros, sino también a
Evolución de la novelaen Colombiade AntonioCurcio Altamar.Estahistoria, ." la perfecta amalgama entre las corrientes de la época en la novela francesa y
,
de la novela, premiada por la Academia Colombiana de la Lengua eh 1953, la personalidad del autor [155].
finalmente consagró el género en los círculos más conservadores del campo Curcio Altamar introdujo además en su historia los juicios de los escri-
intelectual del país. Como JavierArango Ferrer y Baldomero Sanín Cano antes tores sobre sus propias obras para apoyar sus tesis críticas. Citó las cartas
que él, Antonio Curcio consideró las novelas desde un punto de vista eminen- de Marroquín para sostener que éste había comenzado por ser un autor ro-
temente literario, si bien en algunos de sus juicios tenía la misma opinión que mántico, y que, pasando por el costumbrismo, había desembocado en un
algunos críticos de tendencia conservadora. Su opinión sobre el naturalismo, tipo de novela más o menos realista [134]. Citó las "Homilías" de Tomás
por ejemplo, es fundamentalmente la misma que la de Roberto Cortázar: el Carrasquilla para argumentar que la concepción de la literatura de éste no
naturalismo había sido una tendencia literaria pesimista, que ponía el acento consitía en retratar las particularidades de una región, sino que quería, a
exclusivamente en "los aspectos sórdidos y ruines de la vida" y quebraba así las partir de la representación de circunstancias históricas concretas, trazar un
leyes del buen gusto [140]. No obstante, Curcio Altamar no compartía la idea cuadro de la naturaleza humana. Citó también el pasaje de una carta de Ca-
de que la literatura fuera la expresión, en una forma bella, de valores intempo- rrasquilla para afirmar que éste no había sido un novelista naturalista, sino
rales. No creía que el análisis de la sensualidad, en la narrativa modernista, más bien un realista crítico [140-141].
implicara apartarse de las reglas del verdadero arte, como había opinado Además, Curcio fue el primer historiador en señalar explícitamente la
Roberto Cortázar. Porel contrario, uno de sus rasgos valiosos y originales había influencia de la crítica literaria nacional en la producción novelesca. De
sido el análisis de ese campo desconocido para la novela hasta ese momento, y acuerdo con él, por ejemplo, el naturalismo no había arraigado como mo-
I!i si Vargas Vila hubiese hecho verdadero análisis de la sensualidad, probable- vimiento literario en Colombia por "la vigencia casi exclusiva de la crítica
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mente su obra literaria habría sido mucho mejor de lo que fue [172]. literaria idealista y católica' [140]. La insistencia en el idealismo yel buen
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177
~II:
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

gusto no había dado paso a la producción de novelas de corte más descar- ránea por una vuelta entusiasmada a la tierra y por su empeño en reflejar
nado en el país. También comentó que el mismo afán moralizador de la crí- más al vivo, y con mayor precisión y calor, la sociedad colombiana, el medio
tica imperante en Colombia había impedido, en muchos casos, como en el de vida y los problemas del hombre nacional" [188].
de Pax, que la novela se convirtiera, en realidad, en una crítica amplia de Sin embargo, Curcio Altamar no creía, como Javier Arango Ferrer, que
los defectos de la vida política colombiana y latinoamericana [162J. Yano- esta tendencia realista fuera algo fundamentalmente positivo. En la novela
tó, como una falla de la crítica en Colombia, la incapacidad de haber dado contemporánea, Curcio Altamar veía que el afán de tratar los problemas so-
cuenta de la novela hasta el momento, a causa de su índole neoclasicista ciales iba en demérito de la consideración del destino individual humano; 1\
y meramente formal [187]. Contempló, además, con cierta preocupación, además, pensaba que la herencia costumbrista del retrato inmediato de una
la crítica literaria de su época, que él veía excesivamente parcializada por realidad regional pesaba demasiado en la narrativa del momento y le im-
razones de orden político o personal. Tal crítica, que arremetía contra las pedía intentar géneros como el fantástico y dar cuenta de los efectos de la
novelas nacionales en bloque para hacer desconcertantes panegíricos, o, por sociedad moderna en la conciencia del individuo:

el contrario, guardar un silencio rencoroso cuando aparecía una de ellas, Ensayadasse han visto en nuestra patria todas las modalidades y tenden-
no estaba cumpliendo con la función de la crítica de sopesar la producción cias de la novelísticauniversal, excluidas solamente las novelas de tipo
literaria. Por esta razón, era parcialmente culpable de que la novela nacional fantástico,intelectualistao científico.Revelaesto,por una parte, que nues-
fuera refractaria a las últimas tendencias narrativas mundiales, es decir, las tras letras postmodernistas, especialmente en lo que se refiere a obras
obras de Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka, Aldous Huxley, Thomas narrativas, se encuentran aún muyalejadasde aquellavigorosay exagerada
Mann, Virginia Woolf y Miguel de Unamuno. reacción que en la literatura europea se instauró contra el naturalismo y
Curcio Altamar compartía la idea de Javier Arango Ferrer de que la fue parte a producir valiosasnovelas fantasistas o de alucinación; y, por
tendencia realista había refrenado, en la novela colombiana, las tendencias otra, nos testimonia que nuestros novelistas, hoy más acorralados que
expansivas y sentimentales del romanticismo [117]. Consideró que esta ten- nunca, en el ejerciciode sus facultadescreativas,por el peligrode los prose-
dencia realista era una característica del género en Colombia. La novela, en' litismos, no han acertadotodavíaa preocuparsepor las dolorosasy univer-
sales condiciones del hombre dentro de una civilización materialista,
el país, no había estado al margen de los sucesos y de la idiosincrasia,de la
nación, sino que, especialmente a principios del siglo xx, había incorporado técnica y mecanizada.[191]
la realidad al arte y habia elevado todos los sucesos a categoría novelable
[162]. La excelencia de La vorágine y su carácter paradigmático se debían a La inclinación en el país hacia el realismo de corte costumbrista, argu-
mentaba Curcio Altamar, quizá podría deberse a un afán de adaptación de
que la novela era el retrato fiel de una realidad hasta entonces poco novela-
da (la agresividad de la selva tropical) y del conflicto del hombre contra el los novelistas al mercado, ya que era un gusto formado del público de la épo-
hombre [177]. Esta obra de Rivera abrió una nueva temática para la novela ca. Por esta razón, muchos de los novelistas colombianos contemporáneos
no se habían fijado en las nuevas tendencias de la novela "menos atentas hoy
YL
posterior, que hasta entonces se había concentrado sólo en "las pasiones po-
líticas, los gustos refinados de la clase alta y la caracterización costumbris- en día al realismo y a los efectos argumentales que a los procedimientos y al
virtuosismo de la novela" [192].
ta de las gentes rústicas" [179].Además, La vorágineinauguró un tipo de
novela en la que la narración no se subordinaba a una verdad o una serie Por eso consideró importante indicar qué autores habían explorado, o
de convicciones comunes, sino en la que el individuo se expresaba en toda bien la novela de corte psicológico, o bien técnicas impresionistas que da-
su originalidad:"Con la publicación de La vorágine queda fijado un hito y ban una preponderancia al estilo narrativo por encima del hilo argumenta!.
se inicia en la novela hispanoamericana una nueva fase: la explotación de Éstas son las primeras novelas que comenta en su capítulo sobre "La novela
temas propios en forma personalísima" [185]. Esta tendencia realistaestaba contemporánea': que concluye con las de más valor de la tendencia realista
vigente en las novelas contemporáneas: "Caracterízase la novela contempo- costumbrista ya tradicional en la literatura colombiana.

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana
Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

Curcio Altamar compartió la idea de RafaelMaya de que el modernis- un intento -preconcebido o no- de alcanzar, más allá de las apariencias,
mo habíatenido un enorme impacto en la narrativa posterior, aunqueno lo un mundo selvático superreal, reflejado en las zonas oscuras y profundas de
consideró tan catastrófico como lo veía Maya. Aunque el modernismo no la conciencia ilógica" [182]. Estos juicios constituyen las primeras opiniones
sehabía caracterizadopor la producción de cuentoso novelas,y habíapre- acerca de dos debates que fueron dominantes en las historias de la literatura

ferido, por el contrario, géneroscomo el relato de viajes,el ensayocultural posteriores: el problema del abandono del realismo yel de los límites entre la
o artístico o la crónica personal,"las característicasde tal corriente literaria novela del siglo XIXy la del siglo xx.

penetraron con hondura dentro de nuestra novela nacional; en forma que


hasta en la cuarta décadadel siglo xx apareceránnovelastodavía solícitas
IV
de los interesesmodernistas" [153].Por esta razón, considerójusto incluir,
por primera vez en la historia literaria colombiana, un capítulo dedicado a la
novela modernista, que situó entre la novela realista y la novela terrígena.8 Luego del establecimiento de un mercado masivo de narrativa en
Además, Curcio Altamar hizo referencia, si bien de pasada, a uno de los el país y la validación contundente de la novela latinoamericana que implicó
la irrupción del Boom en la escena internacional, ya no se justificaba debatir
problemas que más preocuparían a la historia literaria de finales del siglo XX:
sobre qué tan meritoria era la función de la novela o sobre la importancia
la pregunta por dónde fijar el límite entre la narrativa del siglo XIXy la del
del género con respecto a la lírica o a la oratoria. El debate sobre la exis-
siglo xx. Comentó, sin mucha convicción, la opinión de Federico de Onís de
tencia o no de una tradición novelesca nacional también se transformó. El
que la obra de Tomás Carrasquilla era parte de la literatura postmodernista
Boom implicóun reconocimientode la novelalatinoamericanacomo parte
y fundaba la noveladel siglosiguiente,por la universalidad del materialna-
fundamental de la literatura contemporánea, tanto entre el público más
rrado y por su fiel reproducción del lenguaje popular [141]. Personalmente,
amplio como en las universidades y en el ámbito de la crítica especializada.
él abogabamás bien por considerar La vorágineel punto de partida de la no-
Los novelistas del Boom inauguraron debates que sacudieron la historia lite-
vela posterior. Por una parte, la novela de Rivera había descubierto un nuevo,
material novelable no sólo en el tema de la selva, sino también en el conflicto raria en Latinoamérica y Colombia. Uno de ellos fue la cuestión de la
entre los hombres. Esta obra iniciaba, pues, en Colombia, la novela moderna importancia de la novela latinoamericana anterior a la década del cincuenta
y a la obra de Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.9 Otro fue el debate
como género problemático, porque no retrataba una serie de ideales intem-
de las fronteras entre la novela latinoamericana del siglo XIXy la del Xx. Así,
porales en una forma bella ni resolvía las contradicciones de su momento
histórico, sino que las presentaba, en toda su discordancia, en la obra misma.
9 Este debate, cuyo antecedente en Colombia son las anotaciones de Antonio Curcio
Por otra parte, Curcio Altamar se atrevió a insinuar que en la obra de Rivera
Altamaren Evolución de la novela en Colombia,como se vio más arriba, ya figurabade manera
había un comienzo de superación del realismo, con la introducción de los un poco más notable en las historias literarias de los sesenta. Sirvan como ejemplo las anota-
delirios del protagonista: "No envuelve despropósito alguno suponer en esta ciones de JavierArango Ferrer en Horas de literatura colombiana. El crítico antioqueño, que
consideraba la tendencia realista como la base del género novelesco, afirmó, sin embargo, que
penetración onírica y subconsciente de la selva, y en el animismo poético,
García Márquez estaba inaugurando una propuesta nueva en la literatura colombiana: "el
estilo de García Márquez, en cuentos y novelas, es un milagro de asimilación, el eco de lejanas
8 Es de notar que Antonio Curcio Altamar no compartía la opinión de Baldomero Sanín
influencias re nacidas en un nuevo mundo: el de sus excelentes novelas, en las que inicia
Cano de que la obra de Tomás Carrasquilla y la de José Eustasio Rivera debían considerarse
Colombiaun nuevo estilo,tan único e inimitablecomo fue el de don Tomás Carrasquilla en su
parte del modernismo. Con respecto a Carrasquilla. Curcio Altamar prefirió señalar la polé-
tiempo" [149-150]. No obstante, ArangoFerrer no pensaba que los experimentos narrativos
mica que había llevado a cabo el autor antioqueño en pro del realismo y en contra de las
del U/isesde Joyce,que rompen con los principios de figuración realista, fueran un camino a
11 tendencias cosmopolitas de la literatura modernista [153-1541.Sostuvo, además, al contrario
seguir para la literatura colombiana: "Afortunadamente, son pocos los discípulos de este reno-
fi de lo que había afirmado Sanín Cano, que la reproducción, en las novelas de Carrasquilla, del
",1 vador de la literatura. Ello sería como si el Continente, que apenas está descubriendo su técnica
habla contemporánea que se combinaba con el propio estilo del autor, era enteramente dife-
tél,¡
, rente de la voluntad de estilo modernista, preocupada, más bien, por la formulación de una y su estilo, pretendiera la integración de los valores con la desintegración de los procedi-
11',::\ mientos" [1521.
compleja sensibilidad en términos de una cultura cosmopolita.

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durante las dos últimas décadas del siglo xx, las historias de la novela Desde 1940 la visión ha cambiado. La generación contemporánea se ha rebe-
tuvieron que hacer frente, fundamentalmente, a tres problemas: el estableci- lado contra las novelas documentales y contra la literatura de denuncia excesi-
miento de un canon, de una periodización y de un punto de partida para la vamente simplificada. Inevitablemente, adopta una actitud muy crítica respecto
novela del siglo xx. a los estilos del pasado. [215]
El deslinde entre la novela del siglo XIX y la del siglo XX está íntima-
mente relacionado, en historia literaria, con el problema del cambio de una Sin duda alguna, una vez la novela latinoamericana se desembarazó de
narrativa realista a una que, debido a la situación histórica, ya no aspira a la la necesidad de presentar sus materiales con verosimilitud, "una vez se sin-
objetividad. La narrativa realista tenía como presupuesto la creencia en un tieron libres para usar el flujo de la conciencia joyceano, el tratamiento de la
orden objetivo que era copiado de forma directa por el novelista a través de memoria y del tiempo a lo Proust, la parodia dadaísta, la fantasía surrealista,
unos medios artísticos transparentes; la narrativa del siglo XX ya no presu- etc., se produjo un gran brote de energía creadora y se desarrollaron estilos y
pone la existencia de un orden objetivo homogéneo ni, por lo tanto, puede técnicas completamente nuevos" [337]. Así, la novela latinoamericana alcan-
creer en la existencia de unos medios trasparentes que transmitan, de ma- zó, con narradores como Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, una madurez
nera unívoca e inmediata, una realidad exterior heterogénea. Este problema e independencia que antes no había tenido. No obstante, continúa Franco, es
concierne también a la historia literaria latinoamericana, que ha intentado necesario poner la narrativa latinoamericana anterior a 1940 en perspectiva.
establecer el momento histórico en el que la novela del continente comenzó No todo el realismo es deleznable; es sólo que ha habido un cambio históri-
a abandonar los presupuestos realistas para dar paso a una narrativa de ca- co. En la segunda mitad del siglo xx, es imposible narrar con objetividad y
rácter más experimental. presentar los materiales de un modo que no sea ambiguo [216].
Un ejemplo interesante de historia de la literatura latinoamericana en De acuerdo con Franco, la novela realista y naturalista va hasta 1914 y
la que se observa con cuidado el problema del deslinde entre la novela del la novela regionalista, cuyo punto de partida es la obra de Mariano Azuela,
sigloXIXy la del XX,con base en el problema del realismo,es la Historiade , comienza ese año. La narrativa anterior era de corte realista: los novelistas
la literatura hispanoamericana a partir de la Independencia (1980), de Jéan tenían como propósito fundamental describir la vida contemporánea con ve-
Franco. Franco señala que el debate alrededor del realismo en Latinoaméri- rosimilitud. Éste es el denominador común de toda la época, marcada por
ca es una cosa reciente: novelistas que se denominaban a sí mismos costumbristas, realistas o natura-
Hasta hace relativamente poco tiempo las novelasrealistasy regionalistas listas. Hacer una distinción entre costumbrismo y realismo es prácticamente
se consideraban como formas características de la prosa hispanoameri- imposible, señala Franco, y otro tanto sucede con respecto al naturalismo
cana, y por lo común las historias de la literatura terminabancon estudios y el realismo. Quizá la distinción fundamental entre estos dos últimos sea
sobreescritorescomoRicardoGüiraldes,RómuloGallegosy HoracioQuiroga. más bien de grado y no de naturaleza: los novelistas que se consideraban a sí
mismos naturalistas tendían más hacia el determinismo, bien del medio am-
Desdeentonces, el debatede los narradores del Boom ha dejado una huella considerable en las biente o bien de la herencia. Pero tanto en el realismo como en el naturalismo
historias literarias escritas durante las décadasdel setenta y el ochenta.Valga como ejemplo el de este periodo, así como en los novelistas que se consideraban costumbris-
libro de Seymour Menton,entre historia y crítica literaria, Novela colombiana:planetasy saté- tas, prevalecía una clara intención moralista. Todos estos escritores tendían
lites (1978). En una declaración de propósitos, Menton sostiene que su obra se originó por la
antipatía que sentía frente a las afirmaciones de Fuentes, Vargas Llosa y otros críticos, de que a escribir libros en los que el papel del lector era el de un receptor pasivo que
la novela de creación se inicia con ellos, o tal vezcon Carpentier y Asturias en 1946.Frentea la se veía obligado a aceptar las tesis expuestas por el escritor y ejemplificadas
enorme acogida que estas declaraciones han tenido en la crítica contemporánea, sostiene en la narración [217]. Por eso, Franco decide trabajar en su historia con una
Mentan, él se vio en la obligación de hacer una relectura crítica de las principales novelas del
definición restringida del realismo: las novelas consideradas realistas mues-
siglo XIX y la primera mitad del siglo XX para descubrir en ellas "los ingredientes artísticos
que les han permitido sobrevivir superando los cambios de gusto epocal" (5). El libro de tran versiones degradadas del ideal~a diferencia de las novelas románticas,
Menton dedica sendoscapítulos a Frutos de mi tierra y La vorágine. que tienden a idealizar la situación y los personajes [122-123].

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana

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luego de los experimentos modernistas y del movimiento criollista, fue dife-


Para Franco, el impacto del modernismo, la defensa de lo latinoameri-
rente a la novela realista del siglo anterior. Entre otras cosas, se orientó más
cano y la reacción en contra del cosmopolitismo de corte modernista, que
hacia un tratamiento no meramente utilitario del lenguaje, y dio cabida a los
se inició con la polémica que suscitó Ariel en el cambio del siglo, fueron de-
primeros experimentos fantásticos y antirrealistas en la narrativa del conti-
terminantes para la transformación de la novela latinoamericana a media-
nente. No obstante, mantuvo sus contactos con la narrativa realista y con-
dos de la década de 1910. Los novelistas criollistas comenzaron a publicar a
sideró al lector, como los novelistas del siglo XIX,un mero receptor pasivo
principios del siglo xx, pero dicha tendencia dio sus mejores frutos sólo en
de la narración. La narrativa posterior a 1940 abandona definitivamente el
los años inmediatamente anteriores a 1918 [135]. Estos escritores emplea-
realismo y con ello da una nueva vitalidad a la novela latinoamericana; pero
ron la estructura determinista del realismo del siglo XIX,pero, como buenos
al tener, como la novela posterior al modernismo, una aguda conciencia del
postmodernistas, fueron mucho más sensibles a la capacidad evocativa del
lenguaje y al dar preponderancia a la percepción sujetiva de la realidad, con-
lenguaje que los narradores anteriores a ellos. Mientras que los escritores del
tinúa una tendencia narrativa muy anterior a 1940.10
siglo XIXhasta el modernismo habían empleado en su prosa una estructura
Esta manera de periodizar la novela latinoamericana no carece de pun-
lógica que apelaba más a la inteligencia que a los sentidos, los modernistas
tos problemáticos. La obra de Tomás Carrasquilla es uno de ellos. Franco
emplearon la prosa simplemente para sugerir estados de ánimo [208]. Este
incluye a Carrasquilla en el capítulo titulado "El realismo y el naturalismo
tipo de prosa dio origen a hasta 1914'; junto a Alberto Blest Gana, Eugenio Cambaceres y Clorinda
nuevos estilos de literatura no realista,incluyendoel cuento y la novela de
tipo "fantástico:incluyendolos primerosrelatosde Quiroga,en los que todo
consisteen crearpaisajesimaginariosmásque realistas.Dio también origena 10Otro ejemplo de periodización de la literatura latinoamericana, basadatambién en la
consideración del realismo pero más simplista que la de Franco, es la de Rudolf Grossman,en
la novelay al cuento "artísticos':en los que ellenguajeexactoe inclusorebus-
su Historia y problemasde la literatura latinoamericana (1972). Grossmandeslindó la literatura
cadoera tan importantecomola trama argumenta!.[209-21OJ de los siglos XIX y XX con un criterio que mezclael argumento del Boom, de haber logrado una
expresión americana, con el del uso de una serie de recursos narrativos antirrealistas, propios
Para Franco, las transformaciones más importantes de la narnltiva la- de lasvanguardias. La literatura posterior a 1914,sostuvo,logró la consolidación de la identidad
latinoamericana a travésde su literatura. Por primera vezseprodujo en el continente una narra-
tinoamericana se deben fundamentalmente a cambios dentro de la misma
tiva que realmente logró una expresión de la síntesis cultural que constituye Latinoamérica a
producción literaria y no a cambios o crisis históricos. El modernismo fue través de un estilo literario propio. Dicho estilo es una especiede neobarrocolatinoamericano,
primordial para el desarrollo de una narrativa que, si bien mantenía sus la- fuertemente imbuido de elementosregionalesy populares que incorpora, de manera sintética,
zos con el realismo del periodo anterior, comenzaba ya a dar muestras de las exploraciones contemporáneas de los dominios del inconsciente y del subconsciente,
preponderantes por ese entonces en la literatura europea [4731.Para Grossman, la frontera
técnicas y recursos propios de la novela latinoamericana contemporánea: entre los siglos XIX y XX la constituye el estallido de la Primera GuerraMundial. La narrativa del
"Sin ningún género de dudas, la obra de escritores contemporáneos como siglo XIX estádividida en tres etapas:un estadotemprano, es decir, el romanticismo; una etapa
José Lezama Lima y Alejo Carpentier sería inconcebible sin esta ruptura mo- de madurez en la que seaspira al orden literario y estético,correspondiente al realismo; y una
etapa tardía, de crisis, en la que sedisuelve el estilo anterior y sebnscan nuevasformas, confor-
dernista" [211]. No obstante, la narrativa modernista no es el momento de
mada por el modernismo. La narrativa del siglo XX estámarcadapor tendenciasvanguardistas,
división entre la novela del siglo XIXy la novela del siglo XX.Esta ruptura co- que Grossman agrupa bajo la denominación de expresionismo,y que va, en una primera etapa
rresponde al criollismo, que tuvo fuentes distintas a las del realismo del siglo de formación, de 1915a 1935,y, en una etapa de madurez,de 1935a 1965.Grossmanincorpora
XIX:se alimentó del pensamiento arielista y de otros importantes ensayistas la narrativa anterior a la obra de Carpentier y Asturias como parte de la novelacontemporánea,
de tendencia no realista,pero haciendola salvedadde que éstaconstituye apenasun comienw,
de principios de siglo. "Las novelas regionalistas, realistas y de protesta social
" ; y no una producción madura, de la narrativa latinoamericana del siglo XX.
!\" de los años veinte y treinta proceden directamente de esta preocupación so- Es interesante destacar que este tipo de periodización, que divide la producción literaria
cial de los criollistas" [137]. tomando como momento de corte la Primera Guerra Mundial, sehizo para la literatura colom-
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biana como conjunto, o para la poesía,pero no para la novela. Ver: Maya [107-114J y Charry
Así pues, Franco no establece, realmente, una separación tajante entre
Lara [193].
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: un periodo y otro: señala que la novela latinoamericana, a partir de 1914,
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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

Matto de Turner, aunque buena parte de la narrativa de Carrasquilla fue contradicciones propias de la sociedad moderna y de la nueva posición del
escrita después de 1914. Franco argumenta que es posible incluido entre artista y del intelectual en dicha sociedad. González encuentra una continui-
los realistas anteriores porque sus primeras novelas habían logrado una ma- dad estilística entre las novelas del siglo XXy la novela modernista: ambas
durez suficiente como para considerado un novelista ya formado en la se- tienden a subrayar la artificialidad, la fragmentación, el irracionalismo, la in-
gunda década del siglo [133]. No obstante, las cualidades que resalta Franco trospección, la caricatura y la experimentación con el lenguaje.
en la obra de Carrasquilla, a quien dedica el mayor número de páginas del Los mismos rasgos de introspección, discontinuidad, un orden frag-
capítulo y el mayor número de comentarios elogiosos, lo apartan, más que mentario, un proceso inventivo libre de las trabas de la conciencia, y la ne-
acercado, a las características que la historiadora considera dominantes en gación, por vía de la parodia, de las estrategias textuales de la novela realista,
la narrativa del periodo. Así, Carrasquilla es "un ejemplo de novelista que son los que Hugo Verani, en el capítulo siguiente dedicado a las vanguar-
se consagró a la vida provinciana y que sin embargo se negó a seguir la ten- dias, considera decisivos para afirmar la hipótesis contraria a la de Aníbal
dencia a escribir novelas de tesis a la manera realista del siglo XIX" [132], Y González, esto es, que las novelas fundacionales del siglo XXno son las mo-
Frutos de mi tierra es una descripción de la vida provinciana, "mucho más dernistas sino las vanguardistas, escritas por autores como Roberto Adt, Fe-
elaborada que un cuadro costumbrista y con un tono mucho menos morali- lisberto Hernández, Macedonio Fernández, Martín Adán y Pablo Palacio.
zador que muchas novelas realistas" [132]. Llama la atención que, aun cuan- Si bien estos escritores no formaron parte de los grupos vanguardistas, sus
do su obra es más cercana a las características que Franco resalta para la obras rompieron con los cánones miméticos del realismo. Así como Gonzá-
novela criollista, la historiadora la incluya en la época anterior, separándola lez concluye que sin la prosa modernista la literatura hispanoamericana no
de cualquier contaminación por parte del modernismo. Esto puede deberse sería hoy día la literatura vital y rica que es [112], del mismo modo Verani
a que Franco considera la polémica de Carrasquilla contra el modernismo c' concluye que sin el activismo estético de los vanguardistas, en la década del
veinte, no habría literatura moderna en Latinoamérica [137].
y la influencia de los decadentes franceses en la literatura de su época como
señal de un "patriotismo local" por parte de un autor de provincias. Por su parte, Carlos J. Alonso, en el capítulo dedicado a la novela crio-
La Cambridge History of Latin American Literature, editada por Rü5eri:¡) llista, argumenta que las novelas de la tierra, lejos de seguir ciegamente los
González Echevarría y Enrique Pupo-Walker en 1996, podría tomarse como presupuestos realistas, ponen a un mismo nivel la narración de los hechos y
otro ejemplo de lo difícil que resulta establecer una frontera entre la narra- el comentario sobre los presupuestos filosóficos en los que se basan. De esta
tiva de los siglos XIXy XX en la literatura latinoamericana y, por ende, en la manera, en lugar de evidenciar una relación transparente y sin mediación
colombiana. El tomo dedicado a la literatura del siglo XXcomienza con dos entre la identidad y la narrativa, están contaminadas de un discurso crítico
que comenta la legitimidad y validez de la noción de identidad autóctona.
capítulos sobre el modernismo. En el capítulo dedicado a la prosa modernis-
ta, Aníbal González argumenta que la novela de ese periodo ha sido subesti- Las novelas criollistas son textos autorreflexivos cuyas ambigüedades rom-
mada en favorde novelasde corte neorrealistay telúrico,como La vorágine pen la noción de un universo armónico y orgánico, y dan paso a una re-
y Doña Bárbara. Lasnovelasmodernistas no son textosfrívolose insubstan- presentación que criticalo representadoo, en casoscomo La vorágine,a la
ciales, ejemplos de la excesiva preocupación de los modernistas por el estilo, representación de una totalidad negativa.
Así, en una misma historia, se señalan tres momentos fundacionales de
sino que pueden ser consideradas el punto de partida de la narrativa latinoa-
mericana del siglo XX. Estas obras no fueron simplemente una adaptación la novela del siglo XX:uno, alrededor de 1880, con la escritura de las prime-
del decadentismo o el naturalismo europeos, porque contenían un grado ras novelas modernistas; otro, a finales de la década del veinte, cuando, se-
de ironía y auto conciencia que faltaba en el decadentismo y el naturalismo. gún Hugo Verani, la narrativa de vanguardia alcanza madurez; y el tercero,
Además, en ellas se criticó la pretensión de la novela naturalista de explicar a principios de la misma década, cuando comienzan a publicarse las novelas
causalmente una realidad que era más variada y caótica que la representada. de la tierra. Las tres periodizaciones parten del mismo criterio: señalar los
Se trata, pues, de una narrativa original, compleja, inmersa en una serie de primeros rasgos antirrealistas en la novela latinoamericana. Otro tanto pasa

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana
Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

en las historias de la literatura colombiana del siglo xx. Como ejemplo de Unidos': Así, la novela de Silva dio forma, por primera vez, tanto al deseo de
los problemas de periodización y de deslinde entre la novela realista y una los intelectuales latinoamericanos de ser escritores independientes, como a
que ya no tiene rasgos realistas, consideraremos tres historias literarias es- su inquietud de conciliar su realización humana con el destino de su respec-
critas en las dos últimas décadas del siglo. tivo país [Moreno Durán, "La prosa modernista" 152]. De sobremesa marca
R.H. Moreno- Durán hace la misma división que pretenden hacer los
una frontera entre la narrativa del siglo XIXy la del XXporque dio expresión
colaboradores de la Cambridge History of Latin American Literature entre a un conflicto histórico, el de los intelectuales hispanoamericanos, y erigió
el realismo y una narrativa que comienza a mostrar rasgos antirrealistas, en la sensibilidad decadente del fin de siglo como nuevo modelo de actividad
su artículo sobre la literatura colombiana del siglo XXpublicado en el 2003.
estética de dichos intelectuales. Pero la novela de Silva no sólo introdujo
Moreno-Durán considera La voráginey La marquesade Yolombócomo las un nuevo tema a la literatura del continente. También se alejó de la forma
dos novelas realistas más importantes de principios de siglo, pues ambas figurativa realista, aunque esta característica no sea la que Moreno- Durán
marcaron la producción novelística de las dos décadas siguientes. No obs- resalte con mayor énfasis en su escrito:
tante, señala,tres años después de publicada La vorágineaparece Cosmede El contraste de De sobremesacon su medio es aún mayor si se considerael
José Félix Fuenmayor. Esta novela ofrece una visión diferente de la de una nativismo ingenuoo el naturalismo vulgar que privaba en gran parte de la
narrativa de propósitos miméticos, que Moreno-Durán llama neonaturalis- novela hispanoamericana de la época, frente a la cual la novela de Silva
ta. La narrativa de Fuenmayor, que además fue uno de los animadores de constituye uno de los revulsivosmás insolentespero al mismo tiempo más
la revista Voces, uno de los órganos de difusión de la vanguardia en el país, saludables.Talcontraste no sólo es de orden estético-el decadentismodel
representa una tendencia divergente a la de corte realista, tendencia que va a libro, surcado por ráfagas simbolistas, frente a la superficialvisión de la
hallarcontinuidad en Cuatroaños a bordodemí mismo de EduardoZalamea realidad criolla- sino también ambiental, geográfico:la Europafin-de-
Borda y en la obra de García Márquez. En su artículo, Moreno- Durán no siecle frente al patriciado andino. [152-153]
considera que la novela del siglo xx haya tenido sus comienzos en el moder-
nismo sino durante los años veinte, con dos corrientes estéticas divergentes: Así pues, Moreno-Durán se acerca acá con reservas a la tesis de Jean
la realista, cuyos máximos exponentes son La voráginey La marquesade Franco y de Aníbal González de que la novela modernista transformó la
Yolombó,y aquellaque comienza a incorporar recursos autorreflexivosy de forma figurativa realista posterior. Por esta razón, 1896, año de la escritura
deformación de la representación objetiva, como el énfasis en la vivencia de De sobremesa, podría considerarse como el momento en el que se separa
interior del tiempo de Cuatro añosa bordodemí mismo. la narrativa de ambos siglos.
El tomo IV de la Gran enciclopediade Colombia,dedicado a la historia En su capítulo sobre la narrativa realista, Helena Iriarte afirma que el año
de la literatura del país, es otro ejemplo interesante de cómo puede estu- 1896 definitivamente puede considerarse como una frontera entre dos tipos
diarse el momento de ruptura entre la narrativa del siglo XIXy la del XX. de narrativas. Pero su límite temporal no se refiere, en absoluto, a la prosa
Esta historia literaria dedica dos capítulos diferentes a la novela, que podría modernista. 1896 es el año de publicación de la primera novela de Carras-
i considerarse en el límite entre ambos siglos: "La prosa modernista': de R. H. quilIa, Frutos de mi tierra, que abandona un tipo de narrativa costumbrista,
, I Moreno Durán, y "La novela del realismo': de Helena Iriarte. En su ensayo
r, i1 interesada sobre todo en describir superficialmente las particularidades de
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sobre la prosa modernista, Moreno Durán adopta un punto de vista diferen- un paisaje regional y los usos y costumbres de cada grupo o sector social,
I :! te al de su artículo posterior sobre la literatura colombiana del siglo XX.En para concentrarse en un análisis social más profundo y en el retrato de un in-
este capítulo resalta el valor fundacional de la novela de José Asunción Silva, dividuo y sus circunstancias concretas. Fue CarrasquilIa quien dio, en el caso
!J]í De sobremesa, en tanto una especie de breviario de la "lenta conformación de la narrativa colombiana, este giro de un costumbrismo superficial hacia
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espiritual de quienes se sienten llamados a encauzar la identidad cultural y la crítica social y la construcciónde personajesindividualesque sobrepasan
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social de las naciones americanas frente al 'positivismo grosero' de Estados el estatus de mero tipo social (Iriarte 221-223]. Sus novelas no idealizan la
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I 89
I Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

sociedad de su tiempo, como sí habían hecho los escritores románticos y cos- primer argumento es sostenido por Armando Romero en su ensayo "De los
tumbristas, sino que, partiendo de una visión particular de la realidad social, Mil Días a la Violencia: la novela colombiana de entreguerras': publicado en
plasman una crítica a la realidad en una serie de personajes realmente origi- el Manual de literatura colombiana, y por Eduardo Camacho Guizado, en su
nales. Por eso Carrasquilla es un "narrador moderno, cuya intención social y capítulo dedicado a la literatura del siglo XIX del Manual de historia de
cuyo realismo, al entrelazarse con la historia, se enriquecen con ella y hacen Colombia. Tanto Romero como Camacho Guizado consideran que la Guerra
aún más amplios el alcance y la intención de la crítica" [225]. de los Mil Días es la culminación de un periodo de crisis económica, polí-
Iriarte considera las otras novelas del siglo xx desde este punto de vista tica y social lo suficientemente determinante como para trazar, alrededor de
de la narrativa realista como una crítica a la historia. Así, resalta el valor crí- 1900, una línea divisoria en la historia cultural del país. La agitación social,
tico de La vorágine a la explotación cauchera, y el valor testimonial de Toá, la crisis económica y las polémicas ideológicas de las dos últimas décadas
Tierra mojada y Siervo sin tierra. Pero esto no implica que lriarte deje de del siglo XIX,que desembocan en la Guerra de los Mil Días, determinan, en
valorar las novelas en tanto construcciones estéticas autónomas. La crítica literatura, la total liquidación de las formas románticas hasta entonces impe-
realista se lleva a cabo a través de una trama interesante, como en el caso de rantes. Para Romero, las novelas más importantes del momento son El moro
las novelas de Uribe Piedrahita, o de un tratamiento más bien espacial que de José Manuel Marroquín, Frutos de mi tierra de Tomás Carrasquilla y De
temporal de los hechos, como en La calle 10 de Manuel Zapata Olivella,o sobremesa de José Asunción Silva. Las tres son el punto de partida de tres
de personajes que son verdaderas unidades psicológicas, como en el caso de tendencias en la narrativa posterior: la de Marroquín señala el desarrollo
Siervosin tierra.HelenaIriarte considera que, de las novelasrealistasdel pe- ulterior de una narrativa realista de corte positivista que concibe el mundo
riodo, Cuatro años a bordo de mí mismo es la más moderna, porque en ella como un proceso evolutivo que va de lo salvaje a lo civilizado; la de Carras-
se incorporan técnicas figurativas que hasta entonces no se habían utilizado, quilla marca el camino de una narrativa también realista, pero que descubre
como un incipiente monólogo interior, un uso extensivo de la metáfora y el hombre yel paisaje de la provincia colombiana; y la de Silvarompe con las
una alteración del tiempo narrativo de acuerdo con la experiencia interior, ataduras realistas y regionalistas de su época para dar paso a una novela de
del personaje. "Con esta novela de Eduardo Zalamea comienza en Colom- exploración psicológica del individuo y de reflexión sobre el proceso artístico.
bia la novela de personaje con un gran componente de introspección y con Volvemos a ver, como en el caso de la periodización que hace Moreno-Durán
unas categorías más urbanas" [232]. De esta manera, en la periodización de en su artículo de 2003, que el problema de la liquidación del realismo se
Helena Iriarte, el deslinde entre la novela del siglo XIXy la del XX se da por plantea, en la historia literaria colombiana, no como el deslinde entre dos
el comienzo de una narrativa autónoma y crítica, y el abandono del realismo épocas sino como la coexistencia de varias tendencias estéticas que esta vez
más ortodoxo en favor de procedimientos antirrealistas marca una división responden a una crisis histórica determinada.
entre la narrativa de la primera y de la segunda mitad del siglo XX. Ahora bien, el hecho de que dos historiadores de la literatura convengan
en señalar el mismo fenómeno histórico como frontera entre una época lite-
raria y la otra no implica que ambos sitúen las mismas obras del mismo lado
v de la división. Mientras que para Romero la primera novela de Carrasquilla
señala el comienzo de una nueva literatura, para Camacho Guizado es la
Las historias de la literatura colombiana también han esgrimido síntesis y la superación de la tendencia narrativa costumbrista del siglo XIX.
otros argumentos, aparte del problema del realismo, para separar la litera- Camacho Guizado considera la obra de Tomás Carrasquilla como la "mayor
tura de los siglos XIX y XX. Estos argumentos pueden agruparse en dos realización de la prosa de la época': en la que la vena regionalista es superada
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'1 tendencias fundamentales: la relación directa entre los fenómenos literarios por un tratamiento magistral del realismo colectivista y el retrato indivi-
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y la historia política del país, y la consideración de la modernización de la dual, pero cuyos parámetros estéticos pertenecen más al siglo XIXque al XX
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[661-663].Por el contrario, De sobremesaes "la primera (novela)urbana y
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literatura como parte de la modernización de la cultura colombiana. El
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I
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

cosmopolita y tal vez la más aceptable de las que produjo e! modernismo Gutiérrez, esta continuidad con e! siglo XIXprevalece más o menos hasta
inicial" [674]. Y, en tanto primera novela cosmopolita, podría decirse que la década del veinte, a pesar de que a lo largo de esos años comenzaron a
señala una orientación nueva de la narrativa que se desarrollaría a lo largo aparecer tímidos intentos de protesta contra el statu quo, intentos que no se
del siglo siguiente. desprendían, del todo, de la carga premoderna de la cultura colombiana del
Rafae! Gutiérrez Girardot, en el capítulo de! Manual de historia de Co- siglo XIX.De acuerdo con Gutiérrez, uno de estos intentos es la narrativa de
lombia dedicado a la literatura del siglo xx, esboza un argumento diferente Tomás Carrasquilla que, si bien logró representar el cuadro de la historia so-
para explicar la división entre la narrativa de ambos siglos. De acuerdo con cial de Antioquia sin falseamientos o embellecimientos elitistas, compartía
Gutiérrez, la historia de la literatura colombiana de principios de siglo es la rasgos de la más pacata reacción ["La literatura colombiana..." 468]. Tal es e!
historia de la modernización de la cultura en Colombia, es decir, e! paso de caso de su retrato del proceso de industrialización causado por la expansión
una cultura señorial, concebida como un todo orgánico, a una cultura secu- del capitalismo que, aunque acertado, tiene un tono de lamento nostálgico
lar moderna dominada por e! mercado. La aparición de un incipiente públi- frente a la disolución de la vieja sociedad. ~Como en las literaturas europeas
co lector, la comercialización de la literatura, el cambio en la concepción de de tipo regionalista, en la obra de Carrasquilla tenían los elementos regiona-
la función de! escritor y la complejización de la sociedad con e! surgimiento listas rasgos fuertemente anti-modernos" ["La literatura colombiana" 470].
de nuevas clases medias altas son los síntomas que Gutiérrez rastrea como Asimismo, Gutiérrez Girardot critica la posición de noveja fundadora
indicios de la modernización cultural en e! país. de lo específicamente americano que la historia literaria ha adjudicado a La
Por eso, para Gutiérrez, De sobremesa no es un punto de partida, sino, vorágine. Ésta surge de un horizonte histórico-social y cultural específico,
como la poesía deGuillermo Valencia, la expresión de la continuidad de que hace que la novela entrelace, de una manera bastante compleja, la alego-
una tendencia humanista en las letras colombianas que estaba aliada, no a ría romántica, la visión de la barbarie de un país por un intelectual citadino
los presupuestos del mundo moderno, sino al cultivo del latín y la conser- y una novela de protesta ["La literatura colombiana..:' 485]. De esta manera,
vación de la estructura universitaria medieval ["La literatura colombiana..:' , La voráginecompartetópicoscon la novelaeuropea contemporánea,y es un
448]. Esas tendencias venían de la mano de un conservadurismo pblítlco retrato de la lógica del liberalismo clásico sobre el que se sostuvo la sociedad
y social que había desencadenado la Guerra de los Mil Días y que marcó colombiana en el siglo XIXy que desembocó en la Guerra de los Mil Días.
la vida de las primeras décadas del siglo XX en Colombia. En este ensayo, Por lograr un retrato crítico del liberalismo que terminaría en la moderniza-
anterior en tres años a su libro Modernismo: supuestos históricos y culturales, ción de la sociedad, la novela es moderna, lo mismo que las novelas de Luis
Gutiérrez considera la estética de! modernismo, así como la literatura regio- López de Mesa, las de Emilio Cuervo Márquez y la obra de Fernando Gon-
nal de Tomás Rueda Vargas, como estéticas de la dominación, cuya función zález. Las novelas de López de Mesa parten de una nueva concepción del
era sublimar el mundo de! statu quo para asegurar su preservaciónY Para novelista. Éste ya no es el bardo que representa la colectividad, sino un pen-
sador formado en la disciplina de la sociología, que observa el entorno social
11 Gutiérrez no mantendría este juicio desfavorablecon respecto al Modernismo en sus de manera independiente. Las novelas de Cuervo Márquez, a pesar de ser un
ensayos posteriores. En 1993, en el prólogo que escribió a la reedición de De sobremesa hecha poco estereotípicas, retrataban la complejización de la sociedad señorial, a la
por El Áncora Editores, declaró que la novela de Silva era el punto de partida de la novela
moderna, no sólo en Colombia. sino en todo el ámbito de lengua española: "La literatura de Fernández era una crítica, desde el punto de vista del artista, al estado de derecho liberal
lengua española, tan pobre en libros de viaje en comparación con la europea, no conocía ni el burgués, que se nutre del conservadurismo familiar de Silva, de su experiencia histórica y de
'viaje sentimental' ni la 'novela de artistas' en forma de diario. Y tampoco conocía el diario su posición como artista marginado dentro de la sociedad burguesa, que termina convirtiendo
reflexivo, sino el diario anecdótico. Silva combinó esas dos formas literarias, fomentadas por el al dandy heroico en una nueva versión del rey de Platón [20]. En su artículo sobre la prosa
modernista, como se vio más arriba, Moreno- Durán combina los criterios de la modernización
cosmopolitismo y la secularización del individuo en el ilustrado siglo XVIII, y creó la primera
de la cultura en Colombia y del abandono de una narrativa de corte mimético realista para
i novelaradicalmente innovadora y moderna de la literatura de lenguaespañola" [18]. En este
justificar la novela modernista como un periodo importante de separación entre la narrativa
ensayo. Gutiérrez Girardot sostuvo, además, que De sobremesa fue moderna porque puso en
evidencia una serie de conflictos propios de una sociedad secularizada: el proyecto político de de un siglo y otro, siguiendo, en parte, los argumentos de Gutiérrez.
;
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1!.
Problemasde la historia de la novela colombiana en el siglo xx
Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana

deberían ser mojones de la nueva narrativa también está sujeta a polémicas.


que se estaba incorporando, por esos años, una nueva clase proveniente del Mientras Romero considera De sobremesa una de las obras fundacionales
mundo de los negocios. También fueron las primeras novelas en registrar
de la novela del siglo XX, Gutiérrez y Camacho Guizado la relegan al XIX.
los efectos de la vida urbana sobre los hombres. Fernando González, por
Lo mismo sucede con Tomás Carrasquilla, considerado por Helena lriarte
su parte, tenía una actitud crítica frente al pensamiento y la realidad nacio-
y por Moreno-Durán, en su artículo del 2003, como uno de los dos nove-
nal. Rompió con las convenciones de la literatura y "celebró la liberación del
listas más importantes del comienzo de siglo, y por Camacho Guizado y
individuo que anunciaba la secularización y, de manera ambigua, al indivi-
Gutiérrez Girardot como representante de los últimos rezagos regionalistas
dualista y a su ética del hombre fuerte, el culto a la personalidad, que ya do-
y costumbristas de la narrativa anterior.
minaba en la vida de los negocios" ["La literatura colombiana..." 482J. Para
Podría pensarse en la combinación de los criterios de periodización an-
Gutiérrez, pues, la literatura moderna en Colombia tiene valor documental:
teriormente mencionados con el objeto de dar cuenta, al mismo tiempo, de
es aquella que registra, no de manera nostálgica sino precisa o crítica, la mo-
la lenta aparición de rasgos antirrealistas en la novela, de la persistencia de
dernización de la sociedad colombiana, fenómeno que fue palpable, según
rasgos realistas en una concepción de la función literaria que ya no sea me-
él, sólo a partir de la tercera década del siglo.
ramente la del retrato de un orden objetivo sino la reflexión de un individuo,
En las historias de la novela en Colombia de fines de siglo xx hay, pues,
y del proceso de modernización y secularización de la cultura colombiana.
por lo menos tres criterios diferentes para periodizar la novela colombiana Por supuesto, una combinación de criterios de periodización no carecería
de los siglos XIXy XX:uno, que trata de señalar el paso de una novela de ras-
tampoco de problemas porque los procesos de la historia política y social y
gos predominantemente realistas a una novela más bien antirrealista o, por los estéticos no coinciden directamente, sino que su relación está mediada
el contrario, que indica un cambio en la función de la literatura, resaltando
por múltiples elementos. No obstante, un enfoque que prestara atención,
la existencia de una narrativa realista, de rasgos críticos, durante la primera
a un tiempo, al problema del realismo y al problema de la modernización
mitad del siglo, y que habría comenzado en los últimos años del siglo XIX;
de la cultura permitiría aprovechar algunas de las discusiones anteriores y
otro, que relaciona los acontecimientos políticos y sociales directamente con
plantear el problema de los comienzos de la novela del siglo XXcon un cier-
el fenómeno literario; y un tercero, que contempla la literatura dentro de
to nivel de complejidad. El criterio de la modernización de la literatura es
la modernización de la sociedad y considera los cambios literarios sólo en
imprescindible a la hora de trazar una frontera entre la narrativa del siglo
tanto retratan los procesos de secularización de la sociedad. E~tos tres crite-
XIXy la del siglo XXen Colombia, precisamente porque el interrogante so-
rios desembocan en tres maneras distintas de periodizar que no coinciden
bre la modernidad literaria y sus consecuencias marcó el debate y la pro-
del todo y despiertan preguntas que quedan sin resolver. Si bien Armando ducción literarios desde el modernismo. La necesidad de ser modernos, de
Romero y Camacho Guizado adoptan el mismo criterio historiográfico y escribir obras que no fueran la expresión directa de convicciones religiosas,
señalan la Guerra de los Mil Días como frontera entre ambos siglos, el uno
políticas o morales compartidas por una comunidad, sino la expresión críti-
considera la producción novelesca de dichos años como punto de partida de
ca de un individuo, dejó una impronta importante en liJ.literatura nacional
una tendencia de la narrativa del siglo XXy el otro como la culminación de
desde Frutos de mi tierra y De sobremesa en adelante. Poner el punto de
un tipo de narrativa propio del siglo XIX.La periodización de Helena lriarte partida de la novela del siglo XXen el periodo modernista suena, hoy en día,
y la de Moreno-Durán (en su artículo sobre el modernismo) coinciden en razonable, teniendo en cuenta los estudios de Klaus Meyer-Minnemann, de
términos temporales, pues ambos señalan 1896 como el año en el que co-
Aníbal González, de David Jiménez y del mismo Rafael Gutiérrez Girardot,
mienza una nueva narrativa, pero sus criterios de periodización son entera-
que sirven como antecedentes para fundamentar el hecho de que el moder-
mente diferentes. La división en periodos de Moreno-Durán (en su artículo
í¡
nismo planteó cuestiones sobre el cambio de la función de la literatura que
del 2003) Y la de Gutiérrez Girardot están basadas en criterios diferentes,
afectaron toda la literatura posterior.
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,1.
pero también coinciden temporalmente: ambos señalan la década del veinte En el contexto de una sociedad y una literatura en proceso de secula-
como comienzo de la narrativa del nuevo siglo. La selección de obras que

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rización, las respuestas de los novelistas no fueron siempre unánimes. En ción en sus historias. Englekirk y Wade reseñaron, de paso, la aparición de

ocasiones, el realismo fue instrumento de la defensa de una cultura laiéa, novel~s de intención social entre aquellas que comentaron en su bibliografía.
Antonio Curcio Altamar consideró que
positivista, en la que la alianza entre ciencia y literatura reemplazaba la an-
terior entre literatura y religión. En otras, el realismo fue expresión de los las modificaciones sociales impuestas por las nuevas necesidades econó-
micas y por el desplazamiento de los intereses ideológicos han encontrado
interrogantes sobre el individuo y la sociedad, que ya no podían resolverse
asimismo dilatado campo para la estilización en las páginas de la novela
por la vía de la religión o de la ciencia, sino de la percepción crítica del indi-
colombiana. Y acaso sea ésta la única forma literaria y artística en donde
viduo. En algunas más, una narrativa de propósitos modernistas, de expre-
sión de una nueva sensibilidad, estaba contaminada por rasgos realistas y con mayor vehemencia y efectividad se haya dado voz a las protestas contra

viceversa, una narrativa que se proclamaba a sí misma realista o regionalista la injusticia social, y a los comunes anhelos de reivindicar los fueros de las
clases menesterosas y del "hombre del pueblo': [188]
tenía rasgos de introspección de corte modernista. Especificar todas estas
tendencias sería la tarea de una historia crítica de los comienzos de la novela
colombiana del siglo XXque no despreciara la novela de corte regionalista o De acuerdo con Curcio, las condiciones históricas del país influyeron en
realista como rezago de una narrativa anterior, pero que tampoco convirtie- el hecho de que la corriente más fuerte en la novela colombiana del segundo
ra la narrativa en la mera expresión directa de la situación social o política. tercio del siglo fuera la novela de corte sociológico, muy cercana al realismo
social. Curcio añadió que la aparición y permanencia de un arte compro-
metido en la obra de ficción colombiana no habían sido benéficas para su
VI calidad artística pues, en el mejor de los casos, las novelas se convertían en
'o'
tesis más o menos defendibles y, en el peor, bordeaban "el abismo de los la-
Luego de la primera mitad del siglo xx, el debate sobre la función mentables alegatos sin trascendencia ulterior" [189].
.~ Javier Arango Ferrer fue quizás el primer historiador que utilizó el tér-
de la novela se transformó. La idea dominante durante esos cincuenta años
mino novela de la Violencia y discutió la calidad literaria de las novelas
de que la obra literaria debía ser la encarnación de una serie de valores'
comprendidas bajo dicha denominación. De acuerdo con él, las novelas de
J intemporales cedió paso, definitivamente, a la idea de la literatura como un
agente de cambio en un progreso histórico o político, o como una expresión
intención social no eran un fenómeno exclusivo del siglo XX sino que, de-
artística, relativamente autónoma, que de manera indirecta era producto de bido al corte costumbrista de toda la novela en el país, las preocupaciones
históricas como las guerras civiles, por ejemplo, habían permeado la pro-
y participaba en los procesos históricos y políticos de su momento. Los
debates acerca de la literatura y el compromiso político, que marcaron toda ducción novelesca. No obstante, Arango Ferrer pensaba que la novela de la
Violencia era una particular producción dentro de la novela colombiana, lo
la primera mitad del siglo, también dejaron su huella en la producción lite-
que se revela en la siguiente cita:
raria y en las historias de la novela en Colombia. Estos debates terminaron
Las llamadas novelas de la Violencia aparecidasdesde 1948 s'on relatos
generando, a su vez, una de las clasificaciones temáticas y periódicas más
naturalistas escritossin la menor naturalidadpor liberalesy conservadores,
persistente en las historias de la novela colombiana: la novela de la Violencia.
El nombre "novela de la Violencia" surgió en el contexto de la polémica que bajo el ángulo sectario que considerala crápulay la delincuenciapolíticas
se llevó a cabo en suplementos literarios y revistas en las décadas del como cosa exclusivadel bando enemigo.Elhorrible ente políticoque es el
cincuenta y del sesenta en torno al problema de la función de la novela en hombre entregado alodio, dará la novelagrande el día en que un hipoté-
tico novelistalogresuperar lademagogiay desentrañarlas auténticasraíces
Colombia, pero sólo apareció en las historias de la novela a principios del
sesenta.12 Ni Englekirk y Wade ni Curcio Altamar utilizan dicha clasifica- históricas y psicológicas de la explicación de un país minado por la
Violencia que perdió en breve plazo la tradición civilista ejemplar y el
12Para una breve reseñade parte del debateliterario de la épocaver Troncoso (1989). sentido de las proporciones.Ningún crítico razonablepodría discriminar

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Leerla historia: caminosa la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

valores positivos en la copiosa novelística de la Violencia, sin caer en la dos sobre J. A. Osorio Lizarazo y Eduardo Caballero Calderón, dos autores
demagogia. Quien realiza el drama sin un sentido de la tragedia, se queda que normalmente se asocian con ella. Al hablar de las novelas de Osorio
en las formas vulgaresde la demagogia y del melodrama. [135-136] Lizarazo, Gutiérrez hace énfasis en que la idea que éste tenía de la función
de la novela, esto es, ser un instrumento para despertar la sensibilidad y
Paraelcríticoantioqueño,la novelade la Violenciapodía localizarseen propiciar un ambiente adecuado para lograr la justicia social, le impedía
un periodo histórico determinado (desde 1948 en adelante), y además tenía escribir novelas que se preocuparan por la interioridad de los personajes.
unas característicasparticulares:era una prolongación del método de escri- Pero esta carencia de las novelas de Osorio no es una falla del escritor, sino
tura naturalista que consideraba al personaje como animal de laboratorio y que refleja, fielmente, la pobreza de la sociedad colombiana del momento. El
la narración como el medio para probar una tesis, y por esas razones tenía verdadero mérito de la obra de Osorio radica en haber descrito esa pobreza,
una muy baja calidadliteraria. producto del "retroprogreso" en el que estaba sumido el país [517-518]. Por
Estapolémica sobre la baja calidad de las novelas de la Violencia se pro- su parte, las novelas de Caballero Calderón no son dignas de un comentario
longó en la crítica y la historia literarias colombianas. El argumento de que extenso, porque no tienen un mayor mérito literario, "no porque descono-
las novelasde la Violenciaseguían modelos literarios de un realismo de cor- cieran las técnicas narrativas modernas, sino porque eran ejemplos expues-
te determinista se repitió una y otra vez.13De esta manera, la canonización tos narrativamente de las tesis centrales de su meditación sobre Colombia
de novelascomo El día delodiode J.A. Osorio Lizarazo,El Cristo de espal- y Latinoamérica. Fueron ilustraciones de sus ensayos, de las tesis expuestas
dasdeEduardoCaballeroCalderóno Vientosecode Daniel Caicedonunca en ellos, y para juzgadas es preciso consideradas en el contexto de la obra
ha sido completa. Suelen considerarse en las historias de la literatura no por ensayística" [527]. La obra novelística de Caballero Calderón tiene cierto
su valor intrínseco, sino por su valor de representatividad de un momento r valor porque reconoció el efecto nocivo de la modernización de la sociedad,
histórico. Este valor de representatividad, el hecho de que el tema de estas pero, por otra parte, sucumbió a la estatización de la historia propia de los
novelasy su intención documental pudiera relacionadas directamente con, ensayistas del 98, lo que le impidió al autor hacer un verdadero análisis de
un periodo conflictivo de la historia nacional, hizo que la clasificactón' se su momento histórico.
consolidara como una categoría que es, a un tiempo, periódica (cubre más o Además, Gutiérrez detiene su ensayo, en lo que respecta a la narrativa,
menos las novelas escritas durante la década del cincuenta y parte de los se- justo antes del 9 de abril de 1948, anotando que el proceso de moderniza-
senta) y temática o, como prefieren llamada algunos críticos, de subgénero. ción que estaba sufriendo la sociedad colombiana durante la primera mitad
El carácter paradójico de la canonización de las novelas de la Violencia de siglo, que no implicaba un verdadero cambio social, sufriría una sacu-
se refleja en las dos historias literarias más importantes escritas durante la dida con el Bogotazo y la posterior guerra civil [532]. Gutiérrez está soste-
década de los ochenta: "La literatura colombiana en el siglo xx" de Rafael niendo la tesis de que la calidad de las novelas escritas durante la década del
GutiérrezGirardoty el Manualdeliteratura colombiana.En su ensayoso- cincuenta no fue muy alta, cosa que se puede colegir a partir de sus comen-
bre la literatura colombiana del siglo xx, Rafael Gutiérrez no se refiere, en tarios sobre Osorio Lizarazo y Caballero Calderón. Al mismo tiempo, está
ningún momento, a la novela de la Violencia, aunque incluye sendos aparta- reconociendo, de manera implícita, al interrumpir su historia de la novela
en el nueve de abril, que el Bogotazo fue un hecho histórico de capital re-
. 13Tan recurrente ha sidoesteargumentoque incluso se abrió paso en las historias de la
levancia para la novela del siglo xx en Colombia, y, por lo tanto, amerita
literatura latinoamericana. Así se refiere a las novelas de la Violencia lean Franco, que las tomado como frontera de periodización. Paradójicamente, las novelas de la
i~cluyó en el apartadodedicadoal realismo documental y socialista de la primera mitad del Violencia aparecen, a la vez, como una producción literaria de poco mérito
sIgloXX: "En Colombiael realismofuemásabiertamentepolémico y propagandístico, centrán-
y como un periodo definido de la narrativa en el país.
doseenla Violencia que estallóen el deceniode los añoscuarenta. Siervo sin tierra (1954), de
~duardo Caballero Calderóny El Cristode espaldas(1953),del mismo autor, son dos de las Otro tanto sucede con el Manual de literatura colombiana, que no dedica
mejoresnovelas sobreesetema" [252-253]. un capítulo particular a las novelas de la década del cincuenta, pero utiliza la

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

fecha del nueve de abril como frontera de periodización. En su ensayo "De des formales, lo que les ha permitido sobrevivir en el canon de la narrativa
los Mil Días a la Violencia: la novela colombiana de entreguerras", Armando colombiana. 14
Romero señala que la producción literaria anterior a la década de los sesenta Otra historia de la literatura que trata, si bien brevemente, sobre la nove-
ha sido desdeñada por la crítica literaria no por un simple capricho sino por la de la Violencia, es la Nueva historia de Colombia, editada en 1989, en los
tratar de "cerrarle las puertas al conformismo, a la facilidad, a la literatura capítulos dedicados a la literatura y el pensamiento. La periodización de es-
oficial y de academia': No obstante, en ese empeño por valorar lo que verda- tos capítulos procede sobre todo por criterios de la historia política del país.
deramente es relevante en la producción literaria, estos críticos terminaron Así, el primer apartado, a cargo de Andrés Holguín, va de la constitución de
dejando por fuera "a muchos escritores que, si bien participaban de algunos 1886 a 1930, año del ascenso del partido liberal al poder. El segundo, escrito
resabios de la tradición, aportaron muchos elementos en la construcción de por Juan Gustavo Coba Borda, se extiende de 1930 a 1946, cuando acaba la
un camino que llevaría a grandes logros literarios" [397]. Es decir que las República Liberal. El tercero, a cargo de Luis Antonio Restrepo, va de 1946 a
obras de autores como J. A. Osorio Lizarazo y Eduardo Caballero Calderón 1957, año en que comienza la dictadura de Rojas Pinilla, yel cuarto, escrito
(de los que también trata el capítulo) quizá no tengan una gran calidad lite- también por Luis Antonio Restrepo, se extiende hasta 1985. Esta periodiza-
raria, pero deben considerarse como parte del proceso histórico de la novela ción, que subordina los hechos literarios a los de la historia política y social,
en Colombia. De acuerdo con Romero, la novela de los años cuarenta tiende privilegia una clasificación periódica como la novela de la Violencia, pues en
cada vez más a centrarse en el tema de la Violencia, tanto, que las energías este caso las conexiones entre los hechos históricos y la producción cultural
creadoras de los escritores raramente se concentran en otros temas. Cuan- parecen ser inmediatos. Luis Antonio Restrepo comienza su tratamiento de
do lo hacen, como Caballero Calderón al escribir Tipacoque,pecan de caer la literatura colombiana precisamente por la novela de la Violencia, rese-
en "el vacío del tiempo", en una idealización de la realidad histórica [431]. ,'"
ñando El día del odio de J.A.Osario Lizarazo,El Cristo deespaldasde Caba-
Así, pues, Romero considera que el tema predominante de la narrativa co- ",! llero Calderón y Viento seco de Daniel Caicedo,Lamenta que tanto Osorio
"
lombiana en las décadas del cuarenta y el cincuenta es la Violencia. .Esto Lizarazo como Daniel Caicedo se hayan preocupado tanto por el contenido
sucede, sostiene, porque el género novelesco tiene un carácter mimétko y' de denuncia de su narrativa, descuidando el aspecto literario, y anota:
de denuncia social. Por eso, su artículo justifica de manera indirecta la cla- No fueron pocos los que ilusamentecreyeronque el "tema"de la Violencia,
sificación periódica de las novelas de la Violencia, al tiempo que el Manual con toda su carga de dramatismo, les iba a permitir escribiruna novela, a
en conjunto, al no incluir un capítulo dedicado a la narrativa de esas dos pesar de la falta de talento y el desconocimiento del oficio,como si la clave
décadas, implícitamente está descalificando el valor estético de las mismas. del trabajo literario estuvieraen el tema: los resultados fueron desastrosos.
En su artículo de 2003 sobre la literatura del siglo xx, R. H. Moreno- Fue necesario esperar a que García Márquez transformara la Violenciaen
Durán coincide con Romero en que el tema predominante de la narrativa objetoliterarioconsuElcoronelno tienequiénleescriba.[75]
de las décadas del cuarenta y del cincuenta es la Violencia, y que, en muchos
casos, como los de J. A. Osorio Lizarazo, Carlos Pareja o Daniel Caicedo, la 14Este apartado del artículo de Moreno-Duránparece escrito en franca polémicacon el
intención testimonial o panfletaria impidió la corisolidación de una obra ensayo de Rafael Gutiérrez Girardot. Mientras Gutiérrez descalifica las novelas de Caballero
Calderón por consideradas apenas ilustraciones de sus ideas, Moreno-Durán insiste en la
literaria que recreara verdaderamente ese periodo de la historia nacional
importancia de Caballero Calderón como novelista. Gutiérrez tiende a valorar a los escritores
[63]. No obstante, Moreno-Durán no pasa por alto el periodo y, de manera
de los que se ocupa por su representatividad a la hora de ejemplificar una etapa determinada o
breve, intenta dar cuenta de las que, en su opinión, son las obras más signifi- un problema en la modernización de la cultura colombiana y desprecia las valoraciones estéticas
cativas de la época: las novelas de Eduardo Caballero Calderón y el libro de de las obras. No es extraño encontrar en su ensayo observaciones como la siguiente: "Aunque
contradictoria desde el punto de vista de la aséptica historia de las teorías estéticas, la poética de
cuentos Cenizaspara el viento de Hernando Téllez.Moreno-Durán sostiene
Osorio Lizarazo fue adecuada al objeto que se propuso describir: el aspecto menudo y real de la
que estos libros, en especial el de Téllez, a pesar de seguir la tendencia realis- sociedad colombiana" 1517].Moreno-Durán, por su parte, emite constantemente juicios de valor
ta que definía la narrativa del momento, intentan buscar nuevas posibilida- basado en un criterio estético.

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

De acuerdo con Restrepo, Los elegidosde Alfonso López Michelsen, la complejidad de la Violencia sin señalar culpables, es decir, prescindiendo
escrita en "un lenguaje escueto, sin barroquismos o prosa seudopoética" y de la intención de denuncia [242-243]. Las dos obras de Zalamea sobresalen
El Gran Burundún-Burundá ha muerto de Jorge Zalamea que, a pesar de por haber superado las particularidades geográficas e históricas para conver-
ser una forma híbrida entre relato, poema y panfleto "logra la síntesis de tirse en representaciones simbólicas o satíricas de gobiernos dictatoriales y
lo particular y lo universal': son mucho más dignas de elogio que el resto represivos [244-245]. Por otra parte, El día del odio de J.A.OsorioLizarazo,El
de la producción narrativa de corte realista de la época. Una vez más, se monstruode CarlosH. Parejay Vientosecode DanielCaicedotienenun valor
hace evidente una ambigüedad con respecto a la clasificación de la novela representativomás que literario.El día del odio y El monstruose caracterizan
de la Violencia. Se la considera lo suficientemente importante para utilizarla porque, al par de la narración, dedican un buen número de páginas a la expo-
como concepto historiográfico, pero se añade inmediatamente un comen- sición de las tesis que sostienen. Esto les resta fuerza creativa, aunque las hace
tario sobre su baja calidad estética y se asegura que habría que esperar a la fuentes documentales de cierta importancia [246-248]. Asimismo, el valor de
producción de García Márquez para que la novela colombiana tuviera una Vientosecoes principalmentedocumental,tanto por lo que cuentala novela
real importancia a nivel internacional. como por el nivel de popularidad que alcanzó en los años cincuenta, cosa que
La única historia literaria reciente que dedica un estudio a la novela de la demuestra la importancia de una narrativa testimonial, de corte realista, en
Violenciaes el tomo IVde la Granenciclopediade Colombia.ÁngelaCorredor la época. Aquí se resalta, explícitamente, si bien de paso, algo que los otros
comienza su artículo titulado "Novela de la Violencia (1946-1955)" señalando historiadores de la literatura no habían señalado: el carácter representativo de
que, durante el periodo, la producción literaria se preocupó, sobre todo, por las novelas de la Violencia y su justificación como un periodo de la literatura
asimilar los hechos políticos y sociales inmediatos. De acuerdo con ella, la que no sólo se da por su valor documental, sino también por la popularidad
narrativa de la Violencia "comprende la literatura acerca de la época histórica de estas narraciones en las décadas del cincuenta y del sesenta.
que se conoce con tal nombre, entre las décadas del 40 y 60" que, "a diferencia La novela de la Violencia es quizá, a pesar de la discusión sobre los lí-
de otros hechos históricosquehan sido reelaboradosa posteriori'; comenzóa mites del periodo (si comienza en 1948, en 1946 o en 1951), la clasificación
producirse justo después de las primeras manitestaciones de Violencia en el . temática y periódica más constante en las historias de la novela colombiana
país. Por esta razón, si bien muchas de estas novelas son bastante deficientes, del siglo XX. Otras clasificaciones, propuestas por Englekirk y Wade y por
"aun aquellos libros que se limitan al realismo descriptivo directo y sin eufe- Antonio Curcio Altamar, han corrido con menos suerte. La novela terríge-
mismos, tienen el valor de ser documentos escritos por autores que fueron, na, etiqueta muy común en los años cincuenta, sólo es empleada como cla-
en ciertos casos, testigos presenciales o victimas de no pocos de los hechos sificación periódica en las historias literarias del último tercio del siglo por
narrados" [241]. Al igual que Luis Antonio Restrepo, Ángela Corredor señala R. H. Moreno-Durán. El Manual de literatura colombianayel tomo IV de
que sóloal finalde ladécadade loscincuenta,con la publicaciónde El coronel la Gran enciclopediade Colombiadedican un capítuloa JoséEustasioRivera
no tienequién leescribade GarcíaMárquezy El día señaladode ManuelMejía o a La vorágine,pero no consideranla novelaterrígena como un periodo o
un movimiento literario, como hacía Curcio Altamar. Otras clasificaciones
Vallejo, comenzaron a aparecer obras que abordaban el tema de una mane-
ra nueva. No obstante, las novelas de la Violencia no deben ser desdeñadas propuestas a mediados de siglo han desaparecido de la historia literaria: tan-
en conjunto, pues algunas de ellas, si bien muy pocas, lograron algún tipo de to Englekirk y Wade como Curcio Altamar hablaron de la importancia de
balance entre la intención testimonial y la calidad literaria. El juicio estético la novela psicológica en la producción contemporánea; Javier Arango Ferrer
"i. y Englekirk y Wade comentaron que la novela sobre la guerra civil debía
de Corredor coincide parcialmente con el de R. H. Moreno- Durán y el de
Restrepo. Las tres obras más importantes de la época de acuerdo con ella son estudíarse también como una tendencia temática. Quizá la desaparición de
Cenizaspara el viento de HernandoTéllez,La metamorfosisdesu excelenciay estas clasificaciones se deba a que no son inmediatamente asimilables a un
El gran Burundún Burundá ha muerto de JorgeZalamea.Loslogrosde Téllez periodo histórico, como la novela de la Violencia, y entonces no se les puede
consisten en emplear un lenguaje directo, sobrio y sin artificios para relatar tratar, a un tiempo, como tendencias temáticas y periodos literarios.

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Leer la historia: caminos a la historia de la literatura colombiana Problemas de la historia de la novela colombiana en el siglo xx

De hecho, la periodización de la novela colombiana del siglo XX ha sido crítica de la novela colombiana del siglo xx, hacer una reflexión previa que
mucho más variada que la de la poesía en las historias de la literatura del considere la pertinencia o no de clasificaciones anteriores, como en el caso
último tercio del siglo. En poesía se procede, tradicionalmente, a dividir de una historia de la poesía, pero que además reflexione sobre qué tan im-
históricamente la producción literaria en tramos más o menos irregulares, portantes fueron determinadas ten4encias temáticas en un periodo dado;
identificados con un grupo generacional, por lo general adscrito a una pu- que revise las polémicas literarias de los escritores; que plantee problemas li-
blicación periódica. En la novela, la periodización es mucho más errática. El terarios que atraviesan buena parte del siglo, como el del abandono gradual
Manual de literatura colombiana y el tomo IV de la Gran enciclopedia de Co- del realismo; que evalúe qué tan grande fue el impacto de ciertos hechos
lombia son dos buenos ejemplos de ello. En ambas historias hay varias ma- políticos y sociales sobre la producción de novelas; y que mida también el
neras simultáneas de periodizar. O bien se tiende a privilegiar una obra o un impacto de novelascanónicascomo La voráginey Cien añosde soledaden
autor que se consideran de importancia extrema para el periodo (es el caso la narrativa posterior. Todas estas consideraciones serían un paso previo a
del capítulo sobre La vorágineo el capítulo sobre Gabriel García Márquez, una propuesta de periodización de la novela colombiana en el siglo xx. Por
en el Manual de literatura colombiana, y los capítulos sobre José Antonio supuesto, es muy probable que una sola historia no alcance a sopesar to-
Osario Lizarazo y José Eustasio Rivera, en la Gran enciclopedia de Colom- das estas cuestiones, pero una combinación lo suficientemente compleja de
bia); o bien se escoge una época histórica definida por criterios sociales y varias de ellas permitiría contemplar la producción novelesca, tanto desde
políticos y se considera la producción literaria durante dicha época (como el punto de vista de la influencia de ciertas obras o movimientos literarios
el capítulo ya reseñado de Armando Romero "De los Mil Días a la Violen- sobre otras obras, como desde el punto de vista del papel que ha jugado o ha
cia"); o bien se escoge una o dos décadas ("Narrativa de los años sesenta" de querido jugar la novela en los procesos históricos del siglo.
Álvaro Pineda Botero y "Novela de los años setenta y ochenta" de Patricia
TorresLondoño en la Gran enciclopediade Colombia);o, finalmente,se se-
lecciona un problema o un movimiento literario de escala continental ("La
narrativa modernista" de R. H. Moreno- Durán y "La novela del realtsmo'
1896-1954" de Helena Iriarte, en el mismo libro). Esta variedad de formas
de periodizar puede deberse a que las historias literarias escritas durante las
dos últimas décadas del siglo pasado fueron iniciativas editoriales, donde la
redacción de los capítulos quedaba, o a criterio del editor, o dependían de la
disponibilidad e intereses investigativos de los colaboradores. Es interesante
notar, sin embargo, que mientras en la poesía se estableció una especie de
consenso con respecto a los periodos de la producción literaria por genera-
ciones, debido, en gran parte, a las polémicas literarias de los mismos poetas
(el Manual de literatura colombiana,el tomo IVde la Gran enciclopediade
Colombiay la Historia de la poesíacolombianaeditadapor la Casa Silvatie-
nen todos sendos capítulos dedicados a Los Nuevos, Piedra y Cielo, Mito y
el Nadaísmo),en la historia de la novelano seha llegadoa un acuerdo sobre'
la periodización. Las categorías propuestas a mediados de siglo y que toda-
vía están vigentes en las historias de la literatura latinoamericana, como por
ejemplo la novela terrígena, desaparecieron en las historias literarias colom-
bianas de finales de siglo. Sería necesario, a la hora de escribir una historia

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