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LECTURA l50 AÑOS DE ENTREVISTAS Adolf Hitler descubre en esta entrevista

realizada en I932, cuando apenas tenÍa poder, los preceptos antisemitas y expansionistas del

prograrna con el que años más tarde conseguiría el respaldo de las masas. Ésta es la quinta entrega

de la serie de entrevistas que publica E País Semanal con los grandes protagonistas del siglo,

ENTREVISTA REALIZADA POR GEORGE SYLVESTER VIERECK. 'LIBERTY', 9 DE JULIO DE 1932

Adolf Hitle¡ (1889-1945), el dictado¡ alemán, nació en Aust¡ia. do¡as Ia ma¡cha de las tropas dr
Era hilo de un oficial de aduanas que cambió su apellido de asalto nazis y Hitler pasó nueve
Schiddgrüber a Hitler. Desde muy joven, su ambición fue con- meses en la cárcel, du¡ante Io¡
vertirse en artista y arquitecto, pero sus deseos se vie¡on frust¡¿- cuales dictó a Rudolf Hess Meir,
dos por el f¡acaso académico. Vivió va¡ios años en Viena, donde Kanzpf (Mi lucha), su credo politicc
germinó su rechazo hacia los judios y los sindicalistas. Se t¡asladó autobio-gráfi co. T¡as su libe¡ació¡
a Múnich en I9l3 para lib¡arse del servicio milita¡ pero al año si empezó a atraer el respaldo de lar
guiente, cuando fue declarada la guera, se alistó en el Ejército bá- masas hacia el Partido Nazi. En
va¡o. Cuando había alcanzado el grado de cabo, fue galardonado plena depresión económica, Hi
con la C¡uz de Hie¡¡o -primera clase- por su valor como correo, tle¡ ¡ecu¡¡ió a su comprensión in.
pero cuando llegó el final de la guerra era un inválido. Había sido tuitiva de la psicologia de las ma.
herido ¡ como consecuencia de un ataque con gases, perdió tem- sas, a la manipulación de la para.
poralmente la vista. Su amargura por la derrota, de la que culpa- noia antisemit¿ (que él mismc
ba a los judíos y a los socialistas, Ie indujo a infiltrarse como espía compartía) y a su fo¡¡na de enten.
del ejército en partidos políticos mino¡itarios. Finalmente se unió der la propaganda y la "gran men.
a uno de ellos, haciéndose rápidamente con el control y rebau- tira", para c¡ea¡ una coalición de obreros, industriales del Ruhr i
tizándolo con el nomb¡e de Partido Nacionaisocialista Alemán de linancie¡os descontentos. Se presentó, sin éxito, a las eleccione¡
los Trabajadores. En 1923 tomó parte en el "putsch de la ce¡vece- presidenciales de 1932, pero su contrincante en las mismas, PauJ
¡ía" en Múnich, un conato de golpe de Estado cont¡a el Gobier- von Hindenburg, Ie nomb¡ó cancille¡ en enero de 1933. En pocar
no republicano de Bavie¡a. La policía ba¡¡ió con sus amet¡alla- semanas había organizado la quema del Reichstag, culpando de

Ar/c,/f Hitler nació en A¡tn ia en 1839. Stt


¿ubiúót¡ era ¡onuer¡irt¿ ¿tt,ti !t:t,t n.tr4ni¡¿¡,,.
pero el fi'acan acac/értico Jitutri vrs leseas.
ella a los comunistas, y en los subsiguientes comicios generales, c¡eciendo. Aun siendo incapaz de desalojar a Hindenburg de ia
los nazis se dedica¡on a intimida¡ a ot¡os partidos, asegurándose presidencia, Hitle¡ lide¡a hoy el mayor partido de Alemania. A
ia victo¡ia por una estrecha mayoría. A partt de ese momento, menos que Hindenburg asuma poderes dictato¡iales o que un
Hitle¡ fue asumiendo p¡ogresiyamente el poder absoluto, y recu- giro inesperado dé al t¡aste con todas las previsiones, el partido
rrió a su cuerpo de seguridad, las SS, para purgar a los nazis ¡iva- de Hitle¡ se encargará de organizar el Reichstag y controlará al
les en 1934. Puso en ma¡cha el rearme de Alemania v adootó una Gobie¡no. La lucha de Hitler no va dirigida contra Hindenburg,
politicl exrerior Jgreslva y expansionisra, ,ecobrrnáo l¡i tierr¡s sino contra el cancille¡ B¡uening. No es probable que el suceso¡
del fun, anexionándose Aust¡ia e invadiendo Checoslovaquia. Su de éste pueda mantenerse en el poder sin el apoyo del nacio-
¿taque contra Polonia desencadenó la II Gue¡ra Mundial. Se sui- nalsociaiismo.
cidó en compañía de su amante, Eva B¡aun -con la que se casó en En su fue¡o interno, muchos de los que votaron por Hinden-
el último minuto-, en 1945, cuando los ¡usos estaban a punto de burg estaban con Hitle¡ pero un sentido profundamente arraiga-
penetrar en su búnke¡ subter¡áneo. do de la lealtad les había impulsado a concede¡ su voto al viejo
Como ent¡evistado, Hitler distaba mucho de se¡ un pe¡sonaje ma¡iscal de campo. A menos que de la noche a la mañana surja
ideal, dado que era profundamente un nuevo lide¡ no hay nadie en Ale-
egocénrrico. La tendenci¡ al monó- mJnra que puedl enfrrenrrrse I HiL-
logo está presente en esra enrrevrstJ, ..DIEZ MILLoNES DE ALEMANES ler r excepción de Hindenburg, iy
realizada por George Sylvester Vie- Hindenburg tiene ochenta y cinco
reck. El periodista Ie había visitado QUELUCHAN POR SU PAíS años! El tiempo y la recalcitrante
por vez primera en 1923, "cuando oposición de F¡ancia juegan a fávor
aún era prácticamente un desconocr- PUEDEN MÁS AUE 50 MILLONES de Hitleq a no ser que un movt-
do...". Entonces escribió: "Si es que miento en falso por su parte o la di-
vive, este hombre hará historia,-para INFECTADOS POR EXTRANJEROS'' sensión en el seno del partido le nie-
bien o plra m¡1". Hizo ¡mb¿s cosas. guen la oportunidad de asumi¡ el
Lo definió como "el mec¡nismo oc papel de un Mussolini alemán.
sobrecompensación del complejo de El primer imperio alemán tocó a
infe¡io¡idad alemán". "SoMos soctALtsrAs: su fin cuando Napoleón obiigó al
Viereck expresó sus dud¿rs acerca
SATISFAREMOS A LAS GLASES emperador austdaco a rendi¡ la co-
de las histo¡ias de atrocidades come- rona imperial. El segundo lo hizo
tidas por los ¡lemanes a finales de la PRODUCTORAS SOBRE LA BASE cuando Guille¡mo II, siguiendo los
década de 1930, e intentó mantener consejos de Hindenburg, buscó ¡e-
a Estados Unidos al margen de la II DE LA SOLIDARIDAD RAqIAL" fugio en Holanda. De manera lenta,
Gue¡ra Mundial. Poste¡io¡mente fue pero imparable, empieza a emerger
hecho prisionero y padeció psicosis el III Reich, aunque puede que pres-
de guerra. Su c¡rrera de ent¡evist¡dor
..AHoRA TENEMoS QUE "i.,1. á" ""r'^"
se vio rruncada antes de l¡ posguerra. No entrevisté a HitleL en su cuar-
tei general de Múnich, sino en Ia re-
*** ESTIRAR NUESTRAS PIERNAS sidencia privld.r de un .rnriguo rlmi-
-Cuando me haga cargo de Aie-
mama terminaré con el vasaliale
HACIA EL ESTE. EI BÁITICO r¡nte de lr M¿rina aiem¡n¡. Discuti-
mos el futu¡o de Alemania en to¡¡ro
¿nte el extr.rniero y con el bolchevis- ES UN LAGO ALEMÁN'' a unas tazas de té.
mo en nuestro pais. -iPor qué se define usted como
Adolf Hitler apuró su taza como -nacionalsocialista, cuando su pro-
si en lugar de té contuviese la esencia vital del bolchevismo. grama de partido es la antitesis misma de todo aquello que nor-
-El bolchevismo es nuestra mayor amenaza -prosiguió el jefe malmente se vincul¿ con el socialismo?
de los camisas pardas, los fascistas alemanes, mientras me dirigia Como respuesta, Hitler puso su taza de té sobre la mesa y se
una mirada ominosa-. Acabar con el bolchevismo es devolve¡ el dirigió a mi con tono beligerante.
poder a setenta miliones de personas. Francia no debe su poten- -El socialismo es la ciencia que se ocupa del bien común. El
cia al ejército, sino a las fue¡zas del bolchevismo y a la disensión socialismo no es lo mismo que el comunismo. El marxismo no
que actúa en el seno de nuestro país. El bolchevismo alemán es el socialisr¡o. Los marxistas se han apropiado del término y
mantien€ vigentes los t¡atados de Ve¡salles y Saint Germain. El han cambiado su significado. Yo a¡¡ebata¡é el socialismo a los
tratado de paz y el bolchevismo son dos cabezas de un mismo socialistas.
monstmo. Debemos segar ambas. -El socialismo es una antigua institución aria y germánica.
Cuando Adolf Hitler anunció su programa, el advenimiento Nuestros antepasados compaftían cie¡tas tie¡¡as y cultivaban la
del Tercer Imperio que proclamaba pa¡ecía encontrarse aún al fi- idea del bien común. El marxismo no tiene de¡echo a disf'raza¡se
nal del a¡co iris. Elección tras elección, el poder de Hitle¡ fue de socialismo. AI contrario que el marxismo, el socialismo no re-
chaza la propiedad privada. Al contrario que el marxismo, no im- vanta¡ un refilgio de emergencia que nos protete de la lluvia, pe¡o
piica renegar de la propia personalidad. Al cont¡ario que el mar- no habíamos contado con el granizo. Sob¡e nosot¡os han caído
xismo, el sociaiismo es patriótico. auténticas to¡mentas de calamidades. Alemania ha vivido un tem-
Pod¡íamos haber escogido el nomb¡e de Pa¡tido Liberal, pero poral de catástrofes nacionales, morales y económicas.
decidimos llamarnos a nosotros mismos nacionalsocialistas. No -Nuest¡o desmo¡alizado sistema de pa¡tidos es un síntoma del
somos inte¡nacionalistas; nuestro socialismo es nacional. Exigi- desast¡e. Las mayorías parlamenta¡ias fluctúan con arreglo a la
mos que el Estado satisfaga las justas reclamaciones de las clases
productoras sob¡e la base de la solida¡idad ¡acial. Pa¡a nosot¡os,
Estado y raza son Ia misma cosa".
Hitler no responde al prototipo germánico puro. Su pelo os-
cu¡o denuncia la existencia de aigún antecesor alpino. Durante
años se negó a ser fotografiado. Formaba pane de su est¡ategia.
Deseaba se¡ conocido tan sólo por sus amigos, de modo que en
los momentos de crisis pudiese aparecer en cualquier lugar sin ser
detectado. Hoy ya no es un desconocido, ni siquiera en las más
¡emotas aldeas alemanas. Su apariencia cont¡asta de un modo ex-
t¡año con la agresividad de sus opiniones. Nunca hubo ¡efo¡mis-
ta de tan amables maneras capaz de echar a pique el ba¡co del Es-
tado o de segar tantas gargantas políticas. Continué con mi inte-
rrogaroflo.
-iCuáles son los pilares básicos de su piataforma?
-C¡eemos en una mente sana en un cuerDo sano. El cuemo
político debe estar s.rno para que el espiriru pueda ser saludaüle.
La salud mo¡al y la fisica son la misma cosa.
-Mussolini -le interrumpí- me hizo la misma observación.
Hitle¡ son¡ió de o¡eia a o¡eia.
-El ambiente de los banios bajos es el responsable de ias nueve
décimas partes de toda depravación humana, y el alcohol, de la res-
tante. Ningún homb¡e saludable puede ser marxista. Los homb¡es
sanos reconocen elvaio¡ del individuo. Nos enl¡entamos a las fue¡-
zas del desastre y la degeneración. Baviera es un lugar ¡elativamen-
te saludabie porque no está totalmente indust¡ializado. Sin embar-
go, toda Alemania, incluida Bavie¡a, está condenada a una indus-
t¡ialización intensiva debido a lo limitado de su te¡rito¡io. Si dese-
amos salva¡ a Alemania debemos asegurarnos de que nuestros agri-
cultores permanezcan fieles a la tierra- Pa¡a conseguirlo hab¡án de
disponer de espacio para respirat y para trabalat
-iDe dónde saldrá ese espacio?
-Debemos conserva¡ las colonias y expandi¡nos hacia el Este.
Hubo un tiempo en que podríamos haber compartido el dominio
del mundo con Inglaterra. Aho¡a sólo podemos estirar nuestras
acalambradas piernas hacia el Este. El Bákico es esencialmente un
lago alemán.
-iNo sería posible para Alemania reconquistar económica-
merte el mundo sin ampliar su te¡¡iroriol -pregunré.
Hitler negó enfáticamente con la cabeza.
-El imperialismo económico, como el milita¡ depende del
poder. No puede existir un come¡cio global a gran escala sin un
poder a nivel mundial. Nuest¡o pueblo no ha aprendido a pensar
en términos de poder y comercio globales. En cualquier caso, AIe- moda del momento. El Gobiemo parlamentario abre las puertas
mania no puede crecer come¡cia1 o te¡¡ito¡ialmente hasta que re- al boichevismo.
cupere lo que ha perdido y se encuentre a sí misma. -iNo es pa¡tida¡io, como lo son algunos militaristas alemanes,
-Estamos en una situación simila¡ a la de un hombre cuya de una alia¡rza con la Rusia soviética?
casa ha ardido. A¡rtes de emba¡ca¡se en planes más ambiciosos ne- Hitler elude una contestación directa a esta pregunta. Ya lo
cesita un tejado bajo el que guardecerse. Hemos conseguido le- había hecho antes, cuando Líúerb,le pldió que respondiese a Ia

Eit t/tt d;!ürtl! aúc la¡ n¡¡¡a¡. Hitler rec¡trr/a


a .t/t tultf"?ttrtó iurrrrtira de la ¡'icol"¿ía ¡ n
la uau4,tt/atió¡¡ l, lrt f,trattuia tnrileuira.
afi¡mación de Trotski de que su toma del poder en Alemania su-
pondría una lucha a muerte ent¡e las naciones europeas, encabe-
zadas por AIemania, y 1a Unión Soviética: "P¡obablemente a Hi-

CH/[NNEL, tle¡", había dicho T¡otski, "no le convenga atacar al bolchevismo


en Rusia. Incluso es posible que, si coffe peligro de perder el jue-
DIUU¡I L'I
Et SISTEM/I go, considere una posible alianza con el bolchevismo como su úl-
tim^ baza. Si, como sugirió en una ocasiór, el capitalismo se nie-
ENCUADERIUAC¡OIU DE ga a ¡econoce¡ que los nacionalsocialistas son el ú1timo balua¡te
de la propiedad pdvada, si el capital dificulta su lucha, Aiemania
HOY EN DI,A podría vene empujada a ceder al seductor canto de la si¡ena so-

@
viética. Pero él parece decidido a impedir como sea que el bol-
chevismo arraigue en Alemania."
Hasta el momento, Hitie¡ ha respondido con recelo a las pro-
puestas del canciller Bruening y otros poiíticos, que deseaban for-
mar un frente poiítico unido. No cabe duda de que ahora, a la vis-
ta del constante aumento de 1os votos favo¡ables al nacionalso-
cialismo, Hitle¡ estará más predispuesto a llegar a acue¡dos sob¡e
asuntos esenciales con otros partidos.
-Las combinaciones políticas de las que depende un frente
unido -me señaló Hitler- son d€masiado inestables. Hacen prác-
ticamente imposible una política claramente definida. En todas
Partes obsefvo un permanente vaivén de conpromisos y conce-
SENCILLO;:ii;:#i:i,i::"i'..J'#i,,il:'3;i,",", siones. Nuest¡¿s fue¡zas const¡uctivas se enfrentan a la ti¡anía de
Ias núme¡os. Cometimos el e¡¡or de apiicar la aritmética y los me-
sir pero-ar y r1 colas adhesivaa.
canismos del mundo económico a la vida. Estamos amenazados
por un crecirniento constante de las cif¡as y una progresiva dis-
minución de los ideales. Los núme¡os como tal ca¡ecen de im-
portancia.
-Pero suponga que Francia tomase represalias invadiendo sue-
lo alemán. Ya 1o hizo antes en el Ruhr; puede l.¡acerlo de nuevo.
-No importa cuántos kilómetros cuad¡ados ocupe el enemigo
-respondió Hitle¡ eno¡memente soliviantado- si despierta el espí-
¡itu nacional. Diez miliones de alemanes libres, dispuestos a mo,
¡i¡ a cambio de que su país pueda vivi¡ son más poderosos que
cincuenta millones cuya voluntad está paralizada y cuya concien-
cia ¡acial está infectada por extranjeros.

RAP I D O ;dnr"""5$ilt¡i:ffi::::- -Qreremos una gran Alemania que unifique todas las t¡ibus
germánicas. Pero nuestra salvación puede tener su origen en el
un dossier perfedro; adernás tiene la
posibilidad de desencuadernarlo. más pequeño de Ios ¡incones. Aunque sólo dispusiéramos de cua-
t¡o hectá¡eas de ter¡eno, si estuviéramos empeñados en defende¡-
las con nuest¡as vidas, esas cuatro hectáreas se convertirían en el
foco de la regeneración. Nuestros trabajadores tiene¡ dos almas:
una es alemana, la otra es marxiana. Hemos de hacer que des-
piene el espíritu alemán. Debemos extirpar el cánce¡ del marxis
mo. El marxismo y el germanismo son antitéticos.
-En mi visión del Estado alemán, no habrá Iugar para ei ex'
traño, para el derrochado¡ el usurero o el especulador, ni para na-
die que sea rncapaz de realizar un hJb¿jo productivo.
Las venas de ia f¡ente de Hitler se hincharon amenazado¡a-
mente. Su voz Ilenaba la habitación. Hubo ur.r ruido en Ia puerta.

u LTA D O
Sus seguidores, que pe¡manecen siempre cerca de él como una
rEs :iff 5i i J1'"',:fi; JinJ::¡ l":"',ñ" o
" ", guardia personal, ¡eco¡da¡on al líder que debía asisti¡ a un mitin

Vl p ¡ CÁ g L E :¡iJg"J":5 i"'i":::?"Íi!l?il¡"J Dara arengar a Ios ¡eunidos.


Hitle¡ se bebió el té de un trago y se levantó.
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Entrevista traducidr por Antonio Resines.

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Rec¡ba
graluilamente y
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,- // sin comvo.rliso
una muestra de
f ta calro¿o de
¡sentación del sistema
annel. Rellene y envie ENTREVISTAS PUBLICADAS:
:e cupón al
Al Capone, 1 1 de felnro. Pablo Pica¡s¿t, 2) fu febren.
SELTE S.A. cod 90 tutr:: _ r€ré
¡ Augusta 20-26 Dos r,tnas, 10 dt ¡¡¡atzo. Signrnd Frend,24 dc ¡¡¡¡rxt.
006 Barcelona
.: (93)415 03 33 / 415 45 53

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