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Antología

Poética Antoni
o MACHADO

Dorin Ilias 1
Bach. C

A. ÉPOCA
• La restauración
El diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronuncia en Sagunto y
proclama rey a Alfonso XII. Restauro la monarquía y se inauguro un largo
periodo de bipartidismo: los conservadores de Cánovas del Castillo y los
liberales de Sagasta.

Los años de la Restauración son de prosperidad económica, lograda por un


política proteccionista. Son años de estabilidad y orden (el mantenimiento
de las viejas estructuras de la propiedad).

Mientras tanto, España deja de ser una “gran potencia”: por el Tratado de
Paris (1898), Cuba alcanza su independencia, Puerto Rico y Filipinas son
cedidos a los Estados Unidos.

• El reinado de Alfonso XII y la dictadura de


Primo de Rivas

En 1902, Alfonso XII sube al trono. La Restauración será modificada por


diversos problemas: la aparición de un fuerte movimiento obrero. Junto a él,
el desarrollo de una intensa conciencia nacionalista en Cataluña, el
problema de Marruecos y la convicción de que se hace precisa una reforma
constitucional, abren una crisis en el sistema. En 1923, el general Primo de
Rivera pone fin a la misma con un golpe de Estado.

La Dictadura pretende institucionalizarse, pero la oposición de diversos


grupos sociales y una grave crisis financiera fuerzan a Primo de Rivera a
presentar su dimisión. En enero de 1930 el rey encarga al general Berenguer
formar gobierno. Después de un año, unas elecciones municipales
anticipadas darán el triunfo en las grandes ciudades a la coalición de
socialistas y republicanos: el 14 de abril de 1931 se proclama República.
• La República y la Guerra Civil
La coalición de socialistas y republicanos de izquierda acomete una labor
reformista: depuración del ejército, secularización de la enseñanza, reforma
agraria, Estatuto Catalán (dota a Cataluña de un gobierno propio, la
Generalidad). Todo ello concita animadversión de la derecha y obtiene el
triunfo en las elecciones del 33. La alianza de los radicales de Lerroux
intenta frenar las medidas progresistas del bienio anterior. En 1936, la
izquierda se presenta a las elecciones unida en el Frente Popular y las gana
rotundamente.

La vida política española se radicaliza. En julio del 36 una conspiración


militar estalla y la sublevación triunfa en numerosas ciudades. Los tres años
de guerra verán, en la España “nacionalista”, el surgimiento de un nuevo
régimen.

• Las grandes problemas y las nuevas


corrientes de pensamiento
Ante los “males de la patria”, va a surgir una reflexión en pugna con el
pensamiento tradicional y conformismo y apatía de la época: krausismo,
regeneracionismo, regionalismo son las formas que dicha reflexión adoptan.

El krausismo, una filosofía importada de Alemania y formulada por Sanz del


Río (1810-1869), fue una actitud caracterizada por la fe en la razón y la
ciencia, por la búsqueda una religión “natural” o racional. Krausistas ilustres
fueron Giner de los Ríos, G.de Azcárate o Cossío.

El regeneracionismo, influido por el positivismo, critica enérgicamente la


España de la Restauración. Dicha crítica defiende la reforma de las
estructuras agrarias y la necesidad de una intensa labor educativa.
Por la misma época, se elabora un pensamiento regionalista y nacionalista,
particularmente en Cataluña y en el País Vasco, que tendrán gran
transcendencia.

Con el nuevo siglo, los viejos problemas se acentúan y la vida intelectual se


hace más rica. La imposibilidad de toda conciliación provocará el violento
estallido de 1936.

B. LITERATURA
• Fin del siglo: una nueva literatura
A finales del siglo, una nueva literatura rompe con los supuestos realistas,
vigentes desde 1868. En 1895, Unamuno publica En torno al casticismo;
en 1898 llega a España el poeta nicaragüense Rubén Darío; de 1899 es
Hacia otra España, de Maeztu, y de 1900 las primeras obras de Baroja,
Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez. En 1901, el estreno de Electra, de
Galdós, sirve para que los jóvenes escritores manifiesten una común actitud
crítica ante la situación cultural del país. En el mismo año aparece la revista
Juventud, dos años después, Helios, en las cuales aparecerán los nombres
de casi todos ellos.

Una nueva literatura: nuevas ideas, nuevo lenguaje. La crítica establecida


contempla estas novedades y las descalifica: son “modernistas”.

• El simbolismo
La poética simbolista entiende el mundo como una serie de apariencias a
través de las cuales el poeta hace visible el enigma de su alma. Las
sensaciones, los sentimientos y los sueños, el mundo subjetivo, es lo único
que importa.
El simbolismo supuso una reacción contra el realismo cientifista y burgués.
Los simbolistas critican la emoción excesiva de los románticos y tienen una
conciencia clara de que la magia de la poesía se da en el terreno de la
forma, del estilo.

• El modernismo
El modernismo incorporó una literatura española a la “revolución”
simbolista, y fue, mucho más que una escuela, un movimiento y una actitud.

Desde el punto de vista ideológico, se caracteriza por el rechazo del


positivismo y por un indudable afán de conciliación. Desde el punto de vista
artístico, se caracteriza por la proclamación de la individualidad y la libertad,
para la reivindicación del “arte por el arte” y de “lo moderno”.

La obra ejemplar de Rubén Darío, la de Manuel Machado, la de Juan Ramón


Jiménez hasta aproximadamente 1917, la del primer Antonio Machado, se
inscribe es este vasto movimiento.

• El grupo del 98
Cuando Unamuno o Maeztu, Azorín o Baroja, comienzan a escribir,
pretenden intervenir, con la literatura, en la vida política. Piensan que tofo
cambio político debe basarse en la educación y en la reforma moral. Critican
el “carácter español”, que lo ven como brutalidad y como fuerza; quieren
mirar a la “intrahistoria”; reinterpretan los símbolos españoles; exaltan lo
nacional, lo popular y el paisaje español.

El problema de la verdad o el del sentido de la vida individual se impone al


empeño originario de los jóvenes Unamuno, “Azorín” o Baroja.

Las profundidades de la conciencia, los enigmas de mundo interior, la


incursión en el sueño o el regreso a la infancia, se convierten en temas
centrales de su obra.
Algo parecido ocurre con su lenguaje: una nueva sintaxis, más breve y
fragmentaria, opuesta al largo período decimonónico; la atención a los
valores fónicos de las palabras; la apertura del léxico a nuevos registros.

• Del novecentismo al 27
Hacia la segunda década del siglo XX, una nueva generación aparece en la
vida intelectual y literaria: la de Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors o Manuel
Azaña. Se la ha llamado “generación de 1914” o “novecentista”. Escritores
como Gabriel Miró, Pérez de Ayala y Juan Ramón Jiménez, del modernismo,
señalan un nuevo rumbo en la literatura: rechazo tanto del pesimismo y del
apasionamiento como de la bohemia, tendencia a una cierta objetividad
frente a los excesos subjetivistas.

A través de Juan Ramón Jiménez y de Ramón Gómez de la Serna, la


literatura española se abre a los movimientos vanguardistas, triunfantes es
Europa (1918-1939).

Los movimientos de la vanguardia suponen la culminación de algunos


planteamientos simbolistas. De una parte, la oposición radical al realismo;
de otra parte, la proclamación de la autonomía del arte.

La recepción de los vanguardismos europeos trae a la literatura española el


mismo clima de entusiasmo que tanto en otras artes como en la vida social
se advierte. En 1925 una obra clave, La deshumanización del arte, de
Ortega, es una interpretación y un programa de la nueva actitud, de estos
tiempos.

En esta época aparecen los primeros libros de Guillén, García Lorca, Gerardo
Diego y Alberti. La rara coincidencia en el tiempo de Guillén y Salinas, Lorca
y Alberti, Aleixandre y Cernuda, Gerardo Diego y Emilio Prados, Expresa el
momento más brillante de la “Edad de Plata” en que vive la cultura española
del momento.

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