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La «exterioridad» en el pensamiento de Marx Enrique Dusset Universidad Nacional Auténoma de México. México. «Consideremos ahora Ia eapacidad de trabajo en sii misma enfrentada la mereancia que se le opone en Ta forma de dinero, enfrentada al trabajo objetivado, al valor personificado en el posesor del dinero o al capitalista que fin autoconseiente, Por un ls hha devenido en esta persona voluntad para do, se manifiesta la eapacidad de trabajo como Ia pobreza absoluta.,. enfres dda al valor de cambio como mereanefa extrafia y como dinero ajeno; pero cl trabajador mismo es pura y simplemente Ia objetiva y exclusiva posibi- lidad de su corporalidad viviente... separada de su propia realidad que existe con autonomia enfrentada a ella» (Manuscritos del 61-63, Cunderno I, en MEGA, II, 3, 1, p. 34). Para Lukaes, Kosik o Bloch la «totalidad» es el horizonte o la categoria fundamental del pensamiento de Marx. En efecto, es la categoria «fundamental» si por tal se entiende aquel horizonte del ser que funda los entes comprendidos en su Ambito. Asi el ser del capital —cel capital deviene un muy misterioso sery (Ibid., Cua- derno XXI, t. 6 (1982) 2163), escribe Marx—, como valor que se valoriza, funda ontoldgicamente (y explica epistemiticamente) al dinero, la mercancia, etc... La «totalidady es la categoria por ex- celencia de toda ontologia, ya que el ser es el horizonte de la tota- lidad de un mundo o sistema dado, p. e. el capital. Nuestra pretensin estriba, contra toda la tradicién de los in- térpretes de Marx, en afirmar que la categoria por excelencia de Marx no es la de «totalidad» sino la de cexterioridad (dusserlich- Keit)», Claro esti que el «desde-donde» piensa el pensar de un pen- sador nunea es explicitamente pensado por él mismo. Es lo supues- to, lo obviamente tenido por el punto de partida, el hontanar no todo, Nuestra pretensién consiste en co del capital (descubrir su funda- pensado desde-donde se piensa indicar que el anilisis ontol. mento, la identidad del ser o la esencia como origen de las formas 2 ENRIQUE DUSSEL fenoménicas de su manifestacién), del «valor que se valoriza», sélo es posible desde una posicin critica (que hemos Hamado meta-fi- sica: mas que ontolégica). La eritica ontolégica del capital es posi- ble desde un «afueray prictico del capitalismo, para asi poder cons- tituir a la ctotalidady del capital (no ya horizonte del mundo mio, porque entonces no podria ser objeto) como un «objeto» de anéli La cexterioridad» es la condicién prictica de la critica tedrica a la «totalidad» del capital. Pero, ademés, dicha cexterioridady es el lugar de la realidad del otro, del no-Capital, del trabajador vivien- te en su corporalidad todavia no subsumida en el capital. Es posible que este modo de expresarme pueda parecer inne- cesariamente confuso para algunos, y no marxista para los mar- xistas, Me atendré en lo posible a las mismas «palabras» (y concep- tos) de Marx en la exposicin que sigue del tema. LA GEXTERIORIDADy EN LOS PRIMEROS ESCRITOS DE MARX Aunque podriamos citar referencias anteriores, indirectas, de- seamos sélo indicar los textos fundamentales, los mas importantes. A fines de 1843, quizis al comienzo de 1844, ciertamente en Paris y en el momento de su ruptura, Marx eseribe: « (6). Un comentario apretado de estos textos nos Hevaria muy lejos. A los fines de este corto trabajo & tinuidad de las reflexiones iniciadas en los Gru drisse y el retorno al hallazgo fundamental de esos afios: el tral-ajador, el otro que el capital, es un «pobrey en tanto despojado de los medios para reali- zarse pero, metafisicamente, es la fuente creadora de todo valor del capital (tanto del ya dado, como del plusvalor futuro). Se produce desde clo mismo»; se crea desde la nada: desde «el otro» que el capital, desde el no-Capital. EI fetichismo del capital consiste en mientras que en Ia realidad, lo cabe destacar la orgénica con- su pretensién de crear valor desd Ia produceién de més-valor por parte del capital proviene del he- cho de haber subsumido Ia exterioridad de la fuente creadora de valor: el trabajo vivo. Ese trabajo debe venderse, por que siendo pobre (cl «pobrey no es clase todavia, y volvera a ser pobre cuando sea cexpulsadoy de Ia clase como desocupado, por la disminucién tendencial del tiempo necesario) no puede subsistir sin salario. (5) Manx, K., MEGA, IL, 3, 1 (1976), p. 30. 24-29. Léase detenidamente pp. 28.36 y pp. 147-149. Este iiltimo texto es easi una copia textual de la pigina indi cada arriba de los Grundrisse. (6) Tid, 34. 34.35. 24, LA GEXTERIORIDADD EN EL PENSAMIENTO DE MARX Ww CUANDO A LA CORPORALIDAD LE CURTEN EL PELLEJO Podria ser atin que, como aquel dudoso Descartes, algin al- thusseriano encuentre atin en los Manuscritos del 61-63 algin per- verso filoséfico hegelianismo (aunaue ya Marx tenia sus 45 afios cumplidos, y espero que no se lo considere todavia el «joven Marx»). No ereo que esto acontezea para nadie en El Capital. En el mismo lugar légico que en los Grundrisse y en sus trabajos del 61-63, y haciendo referencia al mismo concepto y en ocasiones usando hasta be claramente : las mismas palabras, e: .. una mereancia cuyo valor de us poseyera la peculiar propiedad de ser fuente de valor... (que) fuera objetivacién de trabajo y por tanto creacién de valor (Wertschépfung]... capacidad de trabajo que existe(n) en Ia corporalidad (Leiblichkeit], en la personalidad viva de un hombre...» (7). Es en este pariigrafo 3, del capitulo 4, del tomo I de El Capi- tal, donde Marx plantea el asunto que venimos tratando: el enfren- tamiento «ara-a-caray del «capitalista-obrero», de Ia totalidad-ex- terioridad. La exterioridad del obrero todavia-no se ha negado, to- davia no ha sido subsumida. De todas maneras debera venderse, y cuando esto ocurra comenzara el drama: «El otrora poseedor del dinero abre la marcha como capitalista; el posee- dor de la fuerza de trabajo lo sigue como su (sic) obrero; el uno, signitics- tivamente, sonric con infulas y avanza impetuoso; el otro [der andre] lo hhace con recelo, reluctante, como el que ha Uevado al mercado su propio pe- Tejo y no puede esperar sino una cost: que se lo custan> (8). Desde el momento en que la totalidad (el capital; el capitalis- ta) subsume a la exterioridad (el trabajo vivo; el trabajador), el diseurso de Marx comenzaré a mostrar todas las determinaciones intrinsecas del capital, de la totalidad. Por ello Ja «totalidad» pa- reciera ser la categoria iiltima, ya que absorbe casi todo su discurso posterior (el de los tres tomos restantes de El Capital), Sin embar- g0, como hemos visto, todo se inicia desde la exterioridad del traba- (7) Manx, K., HI Capital 1, 4, 3 (México 1979, 1/1, 203; MEW, XXIM, 181). (8) Ibid. 214, 191. Para mayor detalle consiltese mi obra Para leer los Grun- drisse, cap. 17, a editarse préximamente en Siglo XXI, México, 1B ENRIQUE DUSSEL jo vivo y, de todas maneras, continuamente, recordara la exteriori- dad de la fuente creadora de valor. La afirmacién de esta exteriori- dad, de la alteridad real del obrero (aunque subsumido de hecho en el capital como trabajo asalariado) nunea olvidada, constituira el punto de apoyo de la criticidad de Marx. La exterioridad del trabajo vivo es el punto de apoyo exterior al sistema que exigia Arquimedes, el no-Capital; Ja realidad més all del ser del valor objetivado pasado. Este es el punto también de apoyo de la Filoso- fia de la liberacién, aunque sus detractores superficiales se lo nie- guen por ignorancia (9). Con Ia sola categoria de «totalidad» el oprimido como oprimido en el capital es sdlo clase explotada; pero si se constituye también Ja categoria de cexterioridad» el oprimido como persona, como hombre (no como asalariado), como trabajo vivo no-objetivado, pue- de ser pobre (singularmente), y pueblo (comunitariamente). La «clase» es la condicién social del oprimido como subsumido en el yn. comunitaria capital (en la totalidad); el «pueblo» es la condi del oprimido como exterioridad. (9) Dusset, E., Para una ética de la liberacién latinoamericana, Buenos Aires 1978, II, 93-94, eseribiamos: «Desde esa nada (ex nihilo) es que irrumpe, desde su libertad (la nada misma primera), el otro como creador, interpelante, provocador de justiciay, En 1974 (tomo IV de esta ética, publieada en Bogota 1979, p. 76) es famos: «Debe distinguirse entre ‘el oprimido como oprimido’, y ‘el oprimido como exterioridad’. En el primer ea:o, es sélo una parte funcional del sistema; en 1 segundo, es un momento exterior del sistema, La nocién de pueblo ineluye ambos aspectos; es decir, lo que el sistema le ha introyectado al oprimido y la positivided Yo denominaba en esa obra «diferente» del oprimido como distinto que el sistema». lo subsumido, y «distinto» lo exterior. Diferido es el trabajo asalariado como deter- minacién del capital; distinto es el trabajo vivo como no-Capital. Nuestras eatego- rias de antafio eran exactas aunque abstractas. No sabia en esa época que eran las mismas que las de Marx... pero tampoco Jo sabian algunos althusserianos que me criticaban por ello de populista (sin serlo).

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