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julia kristeva PODERES > DE LA PERVERSION <> INDICE Sobre a abyeccion 7 De qué tener miedo a7 De la suciedad ata tmpureza ‘Semotica de la abomninacion biblica rat Qu ols peccat mundt TL Céline-ni comediante ni mértie 177 Dolor/horror 185 Boas hembras que nos estrapean cl infinite _200 Ser judio o mon En el comienzo y sin fin 251 Poderes del horror 277 SOBRE LA ABYECCION “Ne hay animal quero tengaun refiajode infin; nohay pupta abyecta yl queno taque ‘elrelampagodelo alta neces temoya veces feroz” Victor Hugo, La leyendade lossiglos. Ni sujeto ni objeto Hay en la abyecel6n una de esas violentas y os- curas rebeliones del ser contra aquello que lo ame- nhaza y que le parece venir de un afuera ode un aden- exorbitante, arrojado al lado de lo posible y de lo tolerable, delo pensable. Alli esta, muy cerca, pe- 10 inasimilable, Eeo sollelta, inquleta, fascina el de- 220 que sin embargo no ee deja seducir. Asustado, se aparta. Rept rechaza, un absolute lo pro- tege del oproblo, esta ongulloce de ello y To mantie- ne. ¥ no obet cia y de replat colada econ que eet habtia- por dl teralments fuera de Cuando me invadida por la abyec- clon, eata tort hocha de alstoe'y de penaamacn. 7 8 _— lia Ketateva tos, como yo los denomino, no Nene, en realklad, ob- Jet definite. Lo abyecto to es un objeto en fen {ede mi, que nombro o imagino. Tasnpoco es este obJuego, pequeto objeto "a". punto de fuga infnito fen una basqueda sistematica del deseo, Lo abyecto fo ea tal correato que, al ofrecerme un apis 20: bre alguien o sobre algo distnto, me permitiia ser. mio o mence dferenciada y autdnoma. Del objet, Io abyecto no tene mas que tna eualida, la de ope. nerae al yo. Pero a el objeto, al oponerse, me eal brn en ln trama frig de un deseo experimentado que, de hecho, me homologa indefinidamente. infini- famente a 4 poreleontraro. lo abyecta objeto cal do, ea radicalmente un excluido. ye atrac hacia ali donde el sentido se. desploma. Un certo "yo" (mod que se ha fundido con su amo, un super yo. Tra desalojado resteltamente. Esta nfsers fuera del conjure tuys raian del fongo pereca wo roster fer. Sin embargo, o abyecto no Cosa, desde el exi- {io de desafar'ai amo. Sin sviearfe), slit una descarga, una convulsén, un gro. A cada yo (mo) Su objeto, a cada superye, su abyecio, No. a capa blanca o del aburimiento quicto de la represion, no son las versiones y conversiones del deseo que Uronean los cuerpoe, las noches, los discursos. i. no un suifimiento brutal del que "yo" se acomoda, Sublime y devastado, ya que "yo" lo vier sobre ei padre (padreveraién)= yo fo soporta ya que magna que tal es el deseo del otro. Surgimiento masivo y abrupio de una extrafieza que, ef len pudo serme familar en tna vida opaca y clvidada. me hostgn thora como radiealmente separada, -repugnante Noyo. No eso. Pero tampoce nada. Un “algo" que no 1 La sotinsalén detente jug cn la particle ero tr ‘rjar expia inentand dar cuntn de ln constrocnon de 30 {tf cme rena deine ferns de stmectin ye opus teelyey elmo. s+ Juego de pala tntraducie, Rrevervon, qe nies "pe reverie es homeland perverse 10 ua Kristeva ‘existo en su deseo, yo me expulso. yo me escupo, Yo me abyecto en ¢l mismo movimiento por el que "yo" pretendo presentarme. Eate detalle, tal vez tnsigal- fant, pero que ellos buscan, cargan, aprecian, me imponen, esta nada me da vuelta como a un guante, ime deja laa tipas al aie: asi ven, ellos. quc po estoy volviendome otro al precio de mi propia muerte. En fete trayecio donde yo" devengy doy a lux un yo {mol en ln vilencta del sollor. del vomit, Protes- ta muda del sintoma, violencia estrepiioea de una convulsion, Inecripa por clerto en tn sistema simn- billco, pero en el cuak sin poder al querer integrar- se para reaponder, 90 reacclona, eso sbreacciona, csoabyecta. El cadaver (cadore, caer), aquelo que irremedia- biemente ha caida, cloaca y muerte, tastorna mas violentamente aun la ideniidad de aquel que se le confronta como un azar fragil y engafoso. Una hert- dda de sangre y pus, oe! olor dilzen y aere de un st dor, de una putrefaccién, no significan la muerte. ‘Ante la muerte slgnifiada ~ por ejemplo un encefa- Jograma plano yo podria comprender, reaccionar © aceplat, No, axi como un verdadero tentro, ain Ge simulo nf méscara, tanto el desecho como el cad ver, me indican aqueio que yo Gescarto permanen- {emente para vivi. Esom humores, esta impurers, esta mierda, son aquello que la vida apenas sopor- ta, y con esfuerzo. Me encuentro en os limites de mi condicion de viviente. De esos limites. ve det- prende mi cuerpo como viviente, sce desechos faen para que yo vive, hasta que, de perdida en pér- dda, ya nada me quede, y ml Cuerpo calgn entero imi alla el limite, cadere cadaver. Si la basura sg- nica cl otro lado del limite. alli donde no soy y que ime permite ser, el cadaver, el mas repugnante de Jos desechos, es un mite que lo ha invadido todo. ‘Yano acy yo (mol) quien expulsa, "yo" es expulsado. i limite se ha vuelto tin objeto. {Cémo puedo ser sin limite? Ese otro lugar que imagino mas alla del Dresente, oque alucine para poder, en un presente, Paderendelaperversiin 2 reconazco como cosa. Un peso de no-sentide que no tiene nada de insignificante y que me aplasta. En el linde de la inexistencia y de la alucinacion, de ‘una realidad que, si la reconozco, me aniquila. Lo abyecto y la abyeecion son aqui mis barreras*, Es- bozos demi cultura. La suciedad** ‘Asco de una comida, de una suctedad, de un des- hecho, de una bastra. Espasmos y vomitos que me protegen. Repulsién. arcada que’me separa y me desvia de la impureza, de la cloaca, de lo inmundo. Ignominia de lo acomodaticio, de’la complicidad, de la tralcién. Sobresalto fascinado que hacia alli me conduce y dealll me separa. ‘Quiza el asco por la comida es la forma mas ele- ‘mental y mas arcaica de la abyeccion. Cuando la ‘ata, esa plel de superficie lechosa, inofensiva, del- gada como una hoja de papel de cigarrll, tan des- Dreciable como el resto cortado de las ushas. se pre~ senta ante los ofos, 0 toca los labios, entonces un espasmo de la glotis y aun de mas abajo, del esto ‘mage, del vlentre. de todas las visceras, crispa el ‘cuerpo. acucia las lagrimas y la bills, hace latir el corazén y cubre de surlor la frente y las manos. Con el vértigo que nubla la mirada, la ndusea me retuer- ce contra esa nata y me separa de la madre, del pa- dre que me la presentan, De este elemento, aigno de ssu deseo, *yo" nada quiero, "yo" nada quiero saber, *yo" no lo asimtlo, "yo" lo expulso. Pero puesto que ste altmento no e un “otro” para "mi", que solo 1+ eign anc, garde ous, ‘En eerghal,imprope. La contac dl texto ugar ela Goble verte del mpc funcen: orpcpre ope © em ‘repreiouse- Pederes dela porversién a hhablarles, pensartos, aquly ahora esté arrojado. ab- ‘yectado, en "mi" mundo. Por lo tanto, despojado del mundo, me desvanezea En esta cosa insistente, cruda, insolente bajo el sol brillante de la morgue Mena de adolescentes sorprendidos, en esta cosa ‘que ya no marca y que por lo tanto ya nada signil- ‘ca, contemplo el derrumbamiento de un mundo que hha borrado sus limites: desvaneeimiento. El cadé- ver visto sin Dios y fuera de la ciencta— es el col- mmo de la abyecctéin. Fs la muerte infestando la vida. Abyecto. Es algo recharado del que uno no se sepa- ra, del que uno no se protege de la misma manera que de un objeto. Extrafieza tmaginarta y amenaza ‘eal, nos lama y termina por sumergimos. 'No es por lo tanto la ausencia de limpleza o de salud lo que vuelve abyecto, sino aquello que pertur- ba unaidentidad. un sistema, un orden. Aquello que zo respeta le limites, los lugares, las regia. La com plicidad, lo ambiguo, lo mixto, El traidor, el mentiro- 0, el criminal con la coneiencia limpla, el violador deavergonzado, el asesino que pretende salvar... To- do erimen, porque sefala la fragilidad de la ley, es abyecto, pero el erimen premeditado, la muerte s0- Japada, la venganza hipécrita lo son aun més por- que aumentan esta exhubicion de la fragilidad legal. ‘Aquel que rechaza la moral no es abyecto ~ puede haber grandeza en lo amoral y aun en un erlmen que have ostentacion de su falta de respeto de la Iky, rebelde. Iiberador y suicida. La abyeceién es in- moral, tencbrova, amiga de rodeos, turbia: un terror que distmula, un odio que sonrie, una pasion por un cuerpo cuando lo comereia en jugar de absazarlo. tun deudor que estafa, un amigo que nos clava un putt por la espalda, En las oscuras salas que quedan ahora del mu- 200 de Auschwitz, veo un montén de zapatos de ni- ‘hos, o algo ast. que ya he visio en otra parte, quizas bajo un drbol de Navidad: mufiecas, tal vez. La ab- yyeceion del crimen nazi alcanza su apogeo cuando Ja. muerte que, de todas maneras me mata, se mez-

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