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MIRCEA ELIADE
"Las raíces de toda cultura son siempre religiosas II
LOS MEJORES MOMENTOS DE UN REPORTAJE A MIRCEA ELIADE,
PUBLICADO EN 1984 EN LA EDICIÓN 56 DE LA REVISTA FRANCESA
"QUESTION DE", REALIZADO POR EL INDÓLOGO JEAN VARENNE.
-Estaba interesado en la India, sobre todo por el Yoga. Tuve la suerte de trabajar con
S.N. Dasgupta, en Calcuta, durante tres años. Aprendí el sánscrito con él. Luego me di
cuenta de que para comprender bien el yoga era necesario estar familiarizado con la entera
tradición hindú, incluyendo la historia religiosa de la India. De ahí pasé al estudio de las
religiones himaláyicas y de los aborígenes, también de las modalidades yóguicas
localizables en Asia Central, el Tibet, Mongolia y Extremo Oriente. En este sentido surgió en
mí el deseo de comparar ciertas técnicas del yoga con sus equivalentes, por ejemplo,
taoístas. Me sentí interesado, de modo especial, en lo que considero las raíces de la cultura
hindú, esa enorme síntesis donde se mezclan las aportaciones de los dravídicos y de los
arios, así como de los que les han precedido.
De vuelta a Bucarest, después de tres años de estancia en Calcuta, queriendo
profundizar en ese problema de los orígenes de la cultura india, establecí contacto con
muchas otras culturas, de modo especial con la neolítica que, en mi opinión, permanece
viva en la Europa Oriental dentro de lo que se ha dado en llamar "folklore". Señalé en este
sentido que existe una suerte de unidad en "la cultura de los agricultores", que abarca
desde Portugal hasta la China. Fue entonces cuando me apasioné por la historia general de
las religiones.
-Sí, creo que esto es posible, a condición de preguntarse, desde el comienzo, cuál es
el mito central de la religión que se quiere estudiar. Para dar un ejemplo muy simple, en el
cristianismo el mito central, aquel que primero hay que estudiar, es el que tiene al Salvador
como el Dios único encarnado. Todo el cristianismo se desarrolla a partir de ese mito
central, que es responsable de toda la teología, de todas las manifestaciones culturales
cristianas. Si se empieza a estudiar el cristianismo a partir de algunos de sus aspectos
exteriores (peregrinaciones, culto de las reliquias, etcétera), se tendrá una visión muy
limitada -y en mi opinión falseada- de lo que es el cristianismo en cuanto fenómeno
religioso.
Revista: SALUD ALTERNATIVA N° 31 - Chile
-EN VARIOS DE SUS LIBROS HA DICHO QUE, MUY A MENUDO, EL MITO CENTRAL ES EL
DE LOS ORÍGENES.
-He señalado, en efecto, que en muchas religiones, por lo demás muy diferenciadas
entre sí, el mito central era justamente el mito cosmogónico. Es éste el que, en numerosos
casos, explica cuál fue el origen del hombre, de la muerte, de la sexualidad, las
instituciones, etcétera. Toda mitología tiene un comienzo y un fin: al inicio, la cosmogonía,
el mito de los orígenes y, al final, la escatología anunciando el retorno de los ancestros
míticos o la venida del Mesías. Es pues importante ver la mitología no como una colección
de mitos diversos, estructurados de tal o cual manera, sino como un corpus que tiene un
principio y un fin, en suma, como una historia sagrada.
-Nada de eso. Cuando hablo del mito, utilizo un vocabulario que es también el de los
antropólogos: el mito es tomado como verdad absoluta, revelada podríamos decir. Los
seguidores de tal o cual religión os dirán que el mito cosmogónico es verdad, ya que el
mundo existe; el mito del origen de la muerte es "verdadero» ya que el hombre es un ser
mortal. El mito tiene, pues, un valor dogmático: dice lo que ha sucedido realmente, cuenta
cómo algo ha venido a la existencia, sea el mundo, el hombre, una especie animal, una
institución social, etcétera. Así pues, cuando hablo de un mito central en el cristianismo, me
refiero a lo que es esencial en esta religión, a lo que para ella es verdadero y significativo.
Hablando en griego, se trata del logos (verbo) y no del mythos (mito), pues éste es fábula,
mentira, ilusión. Existe ahí una ambivalencia de la terminología que es muy dañina. En mis
libros tengo siempre cuidado en recordar la ambivalencia del término "mito": mientras que
en las sociedades arcaicas el mito expresa la verdad por excelencia -ya que habla de
realidades- en el lenguaje corriente esta palabra designa una ficción, tal como lo
proclamaron los griegos hace veinticinco siglos.
-Tengo la convicción de que, más que cualquier otra disciplina, la historia de las
religiones prepara a nuestros contemporáneos para convertirse en "ciudadanos del mundo".
A través de la comprensión de las experiencias, expresiones y simbolismos arcaicos, se
produce un extraordinario enriquecimiento de la consciencia de quien adquiere esa
comprensión. Al captar los significados, se opera una superación de cualquier tipo de
provincialismo cultural, sea este occidental, chino o africano. Se aprende a conocer un
número insospechado de situaciones humanas diferentes. Creo, además, que la historia de
las religiones es la única disciplina que conduce a un optimismo fundamental. Se comprueba
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cómo el ser humano ha sabido valorizar todos los niveles de la experiencia otorgándoles un
significado. En suma, el historiador de las religiones, por el hecho de no ser especialista de
una sola cultura, comprende mejor a las otras culturas; pues las raíces de toda cultura son
siempre religiosas.
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DATOS BIOGRÁFICOS
Mircea Eliade nació en 1907 y falleció en 1986. Fue un filósofo
rumano especialista en religión comparada, novelista y poeta.
Licenciado en filosofía por la Universidad de Bucarest en 1928,
Eliade estudió sánscrito y filosofía hindú en la Universidad de
Calcuta hasta 1933 con el gran erudito hindú Surendra Nath
Dasgupta. Después pasó seis meses en un refugio en el
Himalaya antes de regresar a Bucarest, donde fue profesar
asociado de filosofía Su novela Maytreya (1936), en la que
relataba su desastrosa historia con la hija de Dasgupta lo dio a
conocer como un joven valor literario rumano. Ejerció como
agregado cultural en Londres (1940) y Lisboa (1941); en 1945
como profesor visitante en la Sorbona, en París; y en 1956
como profesor de historia de las religiones en la Universidad de
Chicago. Las obras más importantes de Eliade, escritas en
francés o inglés, incluyen El mito del eterno retorno (1949),
Tratado de historia de las religiones (1949) y los tres volúmenes
de Historia de las creencias y las ideas religiosas (1985).