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Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?
Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?
Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?
Ebook100 pages1 hour

Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?

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DROGAS Y PORNOGRAFÍA¿QUÉ HACER?Este libro trata dos temas candentes con los que en algún momento te vas a tener que enfrentar.Está escrito para jóvenes que luchan con estos desafíos o que tienen amigos que los están enfrentando.En él te encontrarás con muchos datos investigativos y con muchas preguntas que te harán pensar.Los autores consideran que la ignorancia no es buena consejera, y que esta generación no se conforma con respuestas pobres ni con que alguien les diga lo que es malo sin recibir una explicación fehaciente. Apunta al blanco y está escrito por dos de los más renombrados líderes de la nueva generación.
LanguageEspañol
PublisherZondervan
Release dateDec 21, 2010
ISBN9780829782103
Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?
Author

Jeffrey D. De León

Jeffrey De León es esposo, padre, pastor de jóvenes y director de Liderazgo Juvenil. Por los pasados 18 años ha trabjado con jóvenes, padres y líderes juveniles. Estudio su doctorado en filosofía y educación en Chicago, Estado Unidos. Su programa de radio se escuchan en más de 27 países y ama a los jóvenes.

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    5/5
    Sencillo y concreto. Aborda testimonios reales que proyectan consecuencias de estas dos problemáticas.
  • Rating: 5 out of 5 stars
    5/5
    Muy bueno, corto pero muy claro le será muy útil a los jóvenes y a los padres, a mi me fue muy útil!
  • Rating: 4 out of 5 stars
    4/5
    excelente libro

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Drogas y pornografía - Jeffrey D. De León

TEMA CANDENTE 1

Drogas

1 – El porqué de las drogas

¿Por qué hay jóvenes que se drogan? No existe una única súper respuesta. Sin embargo, sí hay varias circunstancias que se repiten una y otra vez siempre que alguien se involucra con las drogas. Por eso, el propósito de este libro es escarbar en varios de estos detalles que no deben ser desconocidos por alguien que deba tomar una decisión personal con respecto a esas famosas sustancias, o por alguien que tenga algún ser querido luchando con este desafío.

Llevo años trabajando con jóvenes. Los he visto consumir drogas, y hablé con varios mientras eran adictos, y asimismo tuve el privilegio de ver salir a varios del problema. Les planteé la pregunta del por qué. Estas fueron sus primeras respuestas: por presión de los amigos, por probar algo nuevo, por curiosidad, por temor, por estar en onda, por rebeldía hacia los padres, y por diversión. Casi todas ellas son razones lógicas para cualquier adolescente. ¿Qué joven no quiere ser aceptado por los amigos, independizarse de los padres o divertirse? Pero Enrique me dio la pista de que podía haber respuestas más profundas que las primeras que le vienen a uno a la mente. Este adolescente de dieciocho años, con grandes ojos verdes y bien educado, me dijo que se había metido en drogas por autocastigo. ¿A que te refieres?, le pregunte.

¿Qué joven no quiere ser aceptado por los amigos, independizarse de los padres o divertirse?

En casa me hacían sentir mal, en la escuela me hacían sentir mal y fuera donde fuera tenía la sensación de que yo era un desperdicio para todos. Empecé a convencerme de que yo tenía la culpa y de que no tenía arreglo. Mis compañeros se reían de mí, y cuando me fijaba en alguna chica, para ella era como si yo no existiera. Un día otro compañero que estaba como yo me ofreció marihuana, y cuando la teníamos, nos escapábamos de la escuela. Si no teníamos marihuana inhalábamos pegamento, y hasta llegamos a inyectarnos. En aquel momento era lo mejor, porque nos olvidábamos de quiénes éramos y de cuánto sufríamos, pero por la noche, o cuando estaba fresco en casa me sentía todavía peor. Ahora me doy cuenta de que lo que en realidad estaba haciendo era castigarme por sentirme tan mal conmigo mismo.

Enrique fue muy sincero conmigo. Sea por la misma razón de Enrique, o simplemente por ser aceptado por los amigos, es obvio que, detrás de todas las razones dadas o posibles, quienes recurren a las drogas lo hacen para cubrir alguna necesidad que va más allá de la sustancia en sí. El punto importante es si realmente consiguen cubrir esa verdadera necesidad que están tratando de tapar.

Tú eres parte de una generación con oportunidades antes inimaginables. Tienes a mano más cosas de las que tus padres jamás soñaron y, sobre todo, tienes la posibilidad de recurrir a información más real para pensar bien qué hacer. Pero también hay más trampas para tu generación que las que hubo para cualquier otra. Es tan fácil distraerse, quedarse en la mediocridad y dejar de soñar, que muchos de los jóvenes que conozcas en estos años se van a quedar estancados sin llegar a ser todo lo que podrían. Le pido a Dios que ese no sea tu caso. Por eso te invito en este librito a revisar algunas de las realidades respecto a la droga, una de las trampas más comunes de la actualidad.

Tú eres parte de una generación con oportunidades antes inimaginables.

Las siguientes preguntas tienen que hacérselas mirándose al espejo todos los que se sienten tentados por ellas: ¿Qué se logra con las drogas? ¿Qué es lo que verdaderamente se consigue? ¿Qué se pierde?

2 – Los logros, o mejor dicho, las pérdidas

En toda experiencia con drogas la persona pierde algo. Cualquiera que sea la sustancia, drogarse produce una alteración de los sentidos que resulta en alguna o varias de las siguientes pérdidas, si no en todas:

1. Perder la habilidad de entender racionalmente

incluso el uso ocasional de drogas como la cocaína afecta al cerebro de tal manera que este manda señales al cuerpo solicitando dosis aun mayores.

Incluso en el efecto inicial de emoción y euforia, la persona está demasiado estimulada como para hacer pleno uso de su razonamiento. Pasada esa fase, la persona, que tendrá sueño profundo, depresión, irritabilidad, pánico o alguno de los síntomas secundarios, tampoco está en pleno uso de sus facultades mentales. El Dr. Alan I. Lesher, Director del National Institute on Drug Abuse, asegura que las investigaciones más recientes muestran que incluso el uso ocasional de drogas como la cocaína afecta al cerebro de tal manera que este manda señales al cuerpo solicitando dosis aun mayores de la droga ingerida, a la vez que pierde facilidad para accionar sus funciones.¹

2. Perder la habilidad de comunicarse inteligentemente

Bajo el efecto de las drogas se hace más difícil articular inteligentemente las palabras. Pero mucho más alarmante es el efecto a largo plazo. Según la Universidad de Los Ángeles, California, las drogas pueden llegar a lastimar la zona neurológica cerebral que tiene que ver con el habla.

3. Perder el sentido de personalidad y de identidad

Especialmente las drogas con efectos alucinógenos hacen que la persona adicta pierda el estado de conciencia y prácticamente olvide quién es y cómo se suele comportar. Los que recurren a las drogas para olvidar o escapar suelen buscar conscientementeeste efecto totalmente despersonalizador. Después del olvido la alteración produce confusión y culpa aún mayores.

4. Perder la dimensión moral completa

Bajo la manipulación de sustancias la persona distorsiona las barreras entre lo que esta bien y es seguro, y lo malo y peligroso. Por ejemplo, es bien conocida la relación de las drogas con el SIDA, porque la persona drogada no toma ninguna medida de precaución.

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