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Efrén Martín, gerente de y profesor de la Universidad de Deusto


www.fvmartin.net

Tras un paseo por el parque, un hombre entró pareciéndonos a aquellos con los que
–con su hijo pequeño- en una cafetería; para vivimos, y a los personajes de los medios de
tomar un refresco. El camarero, hábil comunicación.
Los estudios de liderazgo y el sentido
psicólogo de barra, le dirigió un comentario común muestran que, a lo que más se
incisivo: “caballero: su hijo ve demasiada parecen los colaboradores, es… a su propio
televisión”. jefe. Sus “preferidos” se le parecen (y, por
ello, le gustan el doble); y sus
Aquello dejó perplejo al hombre. ¿Cómo un “problemáticos” son su vivo reflejo, ya que lo
desconocido podía aseverar con tanta que no soportamos en otros suele ser nuestro
seguridad lo que con sus propios ojos no había peor defecto:
visto? ¿Era un listillo, un buen observador, o
un simple proyector de sus propias costumbre Las personas que nos complacen
familiares? adquieren, por contacto, nuestras mejores
cualidades. Por reciprocidad, al tratarles
Educadamente, le preguntó al barman: y… bien, responden bien.
¿cómo está Ud tan seguro de que mi hijo ve Los “molestos”, terminan reproduciendo
tanta televisión? La respuesta fue nuestros malos hábitos en su propia
contundente: “señor…, su hijo es calcado a Mr. conducta: no les informamos y no nos
Bean”. informan; no les escuchamos y no nos
escuchan; decidimos sin contar con ellos y
El padre “abrió los ojos” y vio a su niño ellos lo mismo; les calumniamos y nos
desplazándose por el local con el aspecto del calumnian, etc.
cómico inglés. No estaba en su físico la
similitud. Estaba en su conducta. En palabras de Einstein y Gandhi, “El propio
ejemplo no es la mejor forma de influir sobre
los demás, es la única manera” y “nosotros
hemos de ser el cambio que queremos ver en
el mundo”.
Pongamos manos a la obra, no sólo en
transformar los productos, procesos y medios
técnicos; sino también nuestra forma de
pensar, sentir y actuar ante los retos
venideros. Procuremos ser los primeros en
incorporar pautas de excelencia, para
contagiar al resto con el propio ejemplo.
Cuando asista a un seminario de
Foto: Baharri

habilidades directivas, no busque trucos para


cambiar a los demás. Es a uno mismo al que
más le conviene transformarse.
Cambiando uno primero, mejoraremos
nosotros y también quienes nos rodean.
Nuestra primera tarea es buscar un buen
La conducta se aprende por contagio, a modelo, e imitarle. Actúa como si tuvieras
través de la imitación de modelos. Acabamos una cualidad y, al final, la tendrás.

Publicado en: Observatorio de Recursos Humanos y Relaciones Laborales, Nº 5, septiembre 2006

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