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adentro todo lo que no tengo y que es lo nico que deseara seguir sosteniendo. A m.
Necesito confesarme sin ser yo. Creo que la nica confesin posible es aquella donde
otros hablan por m. Desde m. Solo cuando yo me confieso, no me confieso. El vmito
tambin es de los otros. Llegar el da en que por suerte todo se olvide. Solo el olvido
no se confiesa. Sobrevivir es un acto de olvido. Necesito pedir perdn por todo lo que
olvido y en especial por este olvido constante con lo que me rodea. No se trata de un
olvido amnsico, ya que recuerdo lo que olvido. Se trata otra vez de una ontologa. Todo
resulta demasiado escabroso como para que, adems, debamos hacernos cargo de lo que
igual nos excede. El problema no es el mundo sino la falsa responsabilidad que
enajenamos de creer que nunca moriremos si nos hacemos cargo de todo. Pero qu es
hacerse cargo de todo? No es no hacerse cargo de nada? Quin entrar al cielo al
final? Aquel que se la pasa lamentndose o aquel que se la pasa haciendo cosas
creyendo que de ese modo est haciendo cosas? Aquel que se vomit encima o aquel
que como en ese poema de Baudelaire, regal la moneda falsa? S, la moneda falsa. Esa
que entregamos todo el tiempo a todos en el tiempo. Toda confesin es una moneda
falsa. Toda moneda es falsa. Toda confesin es una moneda. Pero todo intercambio
nunca es honesto y por eso los perros no utilizan monedas. Los perros no se confiesan.
Quiero ser un perro. Soy un perro. Confieso que soy un perro. No soy un perro. Espero
que algn da alguien me perdone. Espero que algn da pueda perdonarme. Espero que
algn da el perdn pueda perdonarme. Soy casi un perro, creo que lo voy a lograr. La
palabra definitivamente no sana, sino enferma. La palabra enferma la palabra. Algn da
dejar de hablar. Algn da todo ser vmito