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Ana Mercedes Vivas

Entre la espada y la pared

Poetas
del Nuevo Milenio
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
© Ana Mercedes Vivas
anamercedes.vivas@gmail.com

ISBN 978-958-8416-09-0
Primera Edición
Agosto de 2009

Corrección de textos:
Maruja Vieira
Académica de la Lengua
vieiramaruja@hotmail.com

Obra de portada:
Grabado del maestro Pedro Villalba
www.bosqueprimario.com

Diseño de Carátula y Diagramación:


Irma Acosta
irmacos@gmail.com

Fotografía contraportada:
Javier Narváez
jnarvaezestrada@gmail.com

Diseño logotipo Apidama:


Cultura Muisca, Colombia
Dibujo: Lorena Orozco

Apidama Ediciones Ltda.


Email: guiomar.cuesta@gmail.com
Guiomar Cuesta Escobar
Calle 127C No. 5-38 Of. 527
Teléfono: 626 5046
Bogotá - Colombia

Informes de distribución:
Comunicaciones Vivas
administrativa@comunicacionesvivas.com
Teléfonos: 3470039-3470749

Impresión:
Editorial Códice Ltda.
Bogotá - Colombia

Impreso en Colombia
Printed in Colombia
ÍNDICE

Prólogo: Entre la Espada y la Pared, Residencia en Colombia


por Alfredo Ocampo Zamorano...................................................... 7

Calle 93 carrera 15.............................................................................. 15


La pared............................................................................................... 17
El tapiz de Penélope........................................................................... 18
Manuel................................................................................................. 19
Vuelta................................................................................................... 21
Donde terminan los semáforos........................................................ 22
Viento de agosto................................................................................. 23
Los pasos del olvido........................................................................... 24
Resistencia civil................................................................................... 25
Prisión.................................................................................................. 26
Estación de mariposas....................................................................... 27
Bojayá................................................................................................... 28
Cuba..................................................................................................... 29
Este nuevo sueño de las escalinatas.................................................. 30
Raíz de agua........................................................................................ 32
Inventos............................................................................................... 33
El cansancio del ángel........................................................................ 34
Periódico del martes.......................................................................... 35
Despejando la incógnita.................................................................... 36
Las voces del río.................................................................................. 37
Escribir................................................................................................. 38
Minuto de silencio.............................................................................. 39
Zapato de marca................................................................................. 40
Marea baja........................................................................................... 41
Carrera................................................................................................. 43
Último viaje......................................................................................... 44
Comienzo............................................................................................ 46
Los sin nombre................................................................................... 47
Aniversario.......................................................................................... 49
Maniobra............................................................................................. 52
Agosto en Cali..................................................................................... 53
El mago................................................................................................ 54
A la deriva........................................................................................... 56
Subrayado............................................................................................ 57
Tus noventa años................................................................................ 58
Mariposa.............................................................................................. 59
Las cartas de mi abuela...................................................................... 60
Francisca.............................................................................................. 62
Entre la Espada y la Pared,
Residencia en Colombia

Este excepcional poemario de Ana Mercedes Vivas, que ella


titula: Entre la Espada y la Pared, es el testimonio vivo de su
residencia en Colombia, país donde hemos vivido, ya va para tres
generaciones, literalmente entre la espada de los acontecimientos
y la pared de nuestra resistencia cotidiana.

Hace ya 74 años, Pablo Neruda publicó su Residencia en la


Tierra. Había dejado Chile y entre 1925 y 1935, Neruda residió en
el Oriente y también en Buenos Aires y España. Dice Neruda: …
como una espada entre indefensos / Y luego:… un ángel invariable
vive en mi espada… Y en otra parte: Frente a la pared en que cada
día del tiempo se nos une, / mis rostros diferentes se arriman y
encadenan.

Desde la Calle 93 con Carrera 15, Ana Mercedes nos abre


su residencia en esta tierra nuestra, con cada uno de los
acontecimientos que, sin conmovernos, han conmovido su clara
intención poética de profeta. Ella nos testimonia, con todo su arte
y su fino oído, este acontecer de nuestro tiempo donde: Las sirenas
/ de las ambulancias / gritan la enfermedad / que nos desahucia…
Sin ser el mismo sonido, es el que el otro poeta, Neruda, escucha
también en el primer poema de su libro: ...sonido ya aparte del
metal… /polea loca… /ruedas de los motores.

Y Ana Mercedes nos habla de Manuel Cepeda: Pero estás ahí / con
tu fotografía / de víctima reciente, / con tu cabeza amiga / de héroe

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fatigado / como uno más, / como otros tantos / ya que no podemos
/ esperar que seas / el último caído de esta guerra. Mientras que
Neruda se despide de Joaquín Cifuentes Sepúlveda …que parte,
/ precipitándose en las aguas, en ciertas aguas, en cierto / océano.
Es el contraste de dos muertes de seres sensibles, pero en el caso
del poeta chileno, la de su amigo no ha sido una muerte causada
por la violencia, mientras que en el de Ana Mercedes otra es la
historia.

Una es la historia de Bojayá, nuestra pequeña gran tragedia, que


canta Ana Mercedes para que no la olvidemos: Desde la orilla
un niño / mira con asombro / esta vena rota -el río-/ por donde
sangramos todos. Y otra el lamento lento de Neruda en donde:
En la noche del corazón / la gota de tu nombre lento / en silencio
circula y cae / y rompe y desarrolla su agua.

La ciudad parece tranquila (dice Ana Mercedes)…Los árboles se


abrazan / entrecruzan sus copas / nos transforman / volviéndonos
más hondos, un poco más eternos. Para Neruda: Sus copas duras
cubren tu alma / derramada en la tierra fría / con sus pobres chispas
azules / volando en la voz de la lluvia.

Ana Mercedes, testigo de nuestra supervivencia, con voz


entrecortada nos hace vibrar: A esta hora / no hay sol / ni aire /
ni luz / en esta tierra / culpable de silencio. Y Neruda, …como un
vigía tornado insensible y ciego… /mis rostros diferentes se arriman
y encadenan / como grandes flores pálidas y pesadas / tenazmente
substituidas y difuntas.

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En Las voces del río la poeta escucha los secretos a voces / de la
guerra… / donde: Un niño busca / entre las flores / un retazo de
infancia / lo enreda / en el palo del fusil / lo echa a volar / cuando
dispara / mariposa de fuego, / su única cometa. Neruda se queja:
¡ Ay! qué continuo país cerrado, / neutral, en la zona de fuego, /
inmóvil, en el giro terrible, / seco en la humedad de las cosas.

Para los Sin nombre de nuestro país, la poeta en su desgarrado


poema, encuentra: Un pájaro en vuelo / cruza el río, / atraviesa el
cementerio / y canta sus nombres / para siempre. Mientras Neruda
pregona: Hay cementerios solos, / tumbas llenas de huesos sin
sonido, / el corazón pasando un túnel / oscuro, oscuro, oscuro…

Ambos poetas cantan a Federico García Lorca. Ana Mercedes


Vivas lo hace 70 años después. Neruda en su poema se pregunta:
“¿Para qué sirven los versos si no es para esa noche / en que un puñal
amargo nos averigua, para ese día, / donde el golpeado corazón del
hombre se dispone a morir?

Ana Mercedes siente en su propio cuello ese instante aciago: Sólo


en ti Federico, en el miedo del disparo / en la nuca / que no importa
/ de donde venga / es el mismo miedo. // En la caída, / tu caída / y
la de tantos / que como hace 70 años / allá, caen en este suelo / que
no es tu suelo / pero donde todo se repite. // Aquí, hoy, / Federico.

La pared de nuestra poeta está, asimismo, llena de este sordo


temor de la espada asesina que nos corroe. Y nos expresa en

9
su poema Carrera: Me siento extraña, / el galope de mis venas
/ no tiene riendas; / el jinete / cayó de la montura / hace varios
caminos.

Las Enfermedades de la casa de Neruda son muy propias e


interiorizadas: Estoy cansado de una gota… / y me ahogo en las
aguas del rocío que se pudre en la sombra / y una sonrisa que no
crece, por una boca dulce, / por unos dedos que el rosal quisiera /
escribo este poema que es un lamento / solamente un lamento.

En Neruda, su residencia en la tierra termina con una Sonata,


donde no hay olvido: Si me preguntan en donde he estado / debo
decir “Sucede”. / Debo hablar del suelo que oscurece las piedras, /
del río que durando se destruye / no sé sino las cosas que los pájaros
pierden, / el mar dejado atrás, o mi hermana llorando…

Ana Mercedes Vivas dedica a dos poetas algunos de sus poemas


finales: A Maruja Vieira, su madre y a José María Vivas Balcázar, su
padre muerto prematuramente. Del poema Subrayado, dedicado
a su madre: Me llevarás de la mano / por los textos / rayados con
tu lapicera / roja… // Precisa y decidida / en gustos y pasiones, / el
trazo me abrirá / el jardín / del Palacio de las Dueñas / de Machado
/ y el verso continente / de Neruda. //Como un hilo / del que penderá
/ todo el amor/ me atarán a tu recuerdo / las palabras.

Y para lo que serían los noventa años de su padre: ¿Cómo serías


ahora? / Temblaría en tus manos la taza de café?... / Nada habría

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sido igual . / Tendría por lo menos / tu recuerdo. // Esta tarde, /
en el hueco de tus manos / -que no encuentro- / voy tejiendo tu
ausencia / con preguntas.

Con este prólogo he pretendido establecer un diálogo de este


gran poemario de la residencia de la poeta Ana Mercedes
Vivas en Colombia, con el de Residencia en la Tierra de Pablo
Neruda. El tiempo y las circunstancias son bien diferentes, pero
encontramos un paralelo de excelencia en la intención, la emoción
y la transignificación poética de que habla Josu Landa. Entre la
Espada y la Pared, a nuestro modo de ver, marca una pauta de
testimonio poético en nuestro país.

Alfredo Ocampo Zamorano PhD.

Bogotá, 2009

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“¡Oh Señor del lejano horizonte!
dadnos ojos capaces de ver,
más allá del ocaso y del monte,
la belleza que está por nacer…”

Carman Bliss (Canadá),


en traducción de Enrique Uribe White
Entre la espada y la pared

CALLE 93 CARRERA 15
15 de abril de 1993

Mientras la ciudad se muere


escribo palabras insulsas:
“ Por medio de la presente
anexo a usted…
Sírvase aprobar….
De la manera más atenta…
A la espera de su gentil
respuesta...”

Las sirenas
de las ambulancias
gritan la enfermedad
que nos desahucia.

“ No siendo otro el motivo


de ésta,
recomiendo...”

El helicóptero
es un pájaro sin alas,
¿quién se las cortaría?
Les rompe a las nubes
su aire de niñas buenas,
nos taladra los oídos.

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Polvo, humo, arena,
sangre,
la fórmula perfecta
para el miedo.

Tenemos frío,
“ Cordialmente…”
mucho frío.

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Entre la espada y la pared

LA PARED

Es viernes,
estoy frente al vértice
de la pared,
en el ángulo perfecto
de mi semana intachable,
eficiente…

La tarde
se desliza redonda
como la piel
de una manzana
y me mira
con sus ojos de gata
profundamente azules.

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Ana Mercedes Vivas

El TAPIZ DE PENÉLOPE

Esta vez
no voy a esperarte
como entonces.
No voy a tejer
ni a destejer
el asombro posible
de encontrarte.

Mi vocación de Penélope
se agotó
en tus silencios.

Ni ovejas quedan
para cardar los hilos
que tejan
tu reiterado miedo
de volver a casa.

Nadie se ha preguntado
cuál era el dibujo
que trenzaba
Penélope
en su tela.

¿Tal vez el rostro


de otro hombre,
diferente de Ulises?

18
Entre la espada y la pared

MANUEL
A Manuel Cepeda Vargas
9 de agosto de 1994

Hay días en los que


el periódico
no debería llegar.

Algo podría impedir


que se deslizara
por debajo de la puerta,
como un lago de dolor
que amenazara
con ahogarnos
en esta geografía
de porqués y sinrazones.

Pero estás ahí


con tu fotografía
de víctima reciente,
con tu cabeza amiga
de héroe fatigado,
como uno más,
como otros tantos,
ya que no podemos
esperar que seas
el último caído de esta guerra.

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Pienso en tus palabras de paz,
en tu metáfora tierna
sobre mi gata de colores
y me hundo en el lago
que me arrastra por dentro
en cataratas de preguntas.

Llego al fondo.
Sobre su arena blanca
se alza una iglesia de cristal;
entre sus paredes
transparentes, Manuel,
rezo.

20
Entre la espada y la pared

VUELTA

Regreso a mis tareas


con un poco de río nuevo
en la mirada.

Erguida aún
por el viento del Pacífico
atravieso más rápido
la calle.

Regreso
ordenando los afectos,
las manos amigas,
las palabras seguras,
necesarias.

Busco el pecho amplio


de mi hermano,
su sonrisa iluminada,
su paso
entre los árboles.

El golpe al corazón
del recuerdo imaginado
de mi padre.

Todo, o casi todo,


allí, como siempre.

21
Ana Mercedes Vivas

DONDE TERMINAN LOS SEMÁFOROS

La ciudad parece tranquila


como si la lluvia hubiera borrado
los rostros del dolor
que ahora nos azotan
esquina tras esquina.

Los árboles se abrazan,


entrecruzan sus copas,
nos transforman,
volviéndonos más hondos,
un poco más eternos.

El sol reviste el pavimento


de arco iris pequeños.

¿No pasa nada aquí?


Quién lo creyera...
¿No faltan aromas?
¿Están acaso completos los colores?

¿No hay un rumor de guerra


un poco más allá,
donde terminan los semáforos?

22
Entre la espada y la pared

VIENTO DE AGOSTO

Es agosto
y un viento de cometas
me eleva
por encima de los árboles.

Tira de la cuerda
tan fuerte
que me rompe y me rasga
los colores y el vuelo.

Me lleva hasta septiembre


donde nace el otoño
y esta tristeza
no le conviene al canto.

Este viento de agosto


desatado en temporales,
eres tú.

23
Ana Mercedes Vivas

LOS PASOS DEL OLVIDO


“No sabe que estoy entrenada
para olvidar”, Wendy Guerra

La misma arboleda,
las mismas rayas blancas
de la esquina,
levemente borradas.

La montaña,
el ruido de los carros.

Podría decirse que aquí


no ha cambiado nada.

Sólo esta certeza infinita


de no poder cruzar la calle,
de saber
que la acera de enfrente
no es más
que un espejismo.

El semáforo
enciende la luz verde,
como un loto que abre
lentamente sus pétalos
sobre el agua del charco.

Como a un abismo
salto.

24
Entre la espada y la pared

RESISTENCIA CIVIL
Coconuco, 31 de diciembre de 2001

Un muchacho
con una bandera blanca
-como una mariposa-
corre por la calle del pueblo
y canta.

Un rostro
como su propio rostro
lo advierte entre la sombra
y le dispara.

Los helicópteros
se enredan en los campanarios.

¿Nadie puede hacer nada?

Sobre el cielo
de esta noche de año viejo
un pájaro de fuego
-el corazón del muchacho-
se lleva entre sus alas
nuestro último aliento.

25
Ana Mercedes Vivas

PRISIÓN
A Wole Soyinka

Temía tanto
como a la muerte
que llegara la paloma
a reclamar su pluma.

Esa, con la que escribía


sus poemas en tinta
de ceniza y saliva,
sobre las paredes
de la prisión.

26
Entre la espada y la pared

ESTACIÓN DE MARIPOSAS

Estoy preparando los pies


por si quieres bailar.
Y las manos, por si acaso,
se te escapa una caricia.

Tengo claro que vienes


a la estación
de cazar mariposas.

No olvides el alfiler,
estaré quieta allí,
en la colección,
te lo prometo.

27
Ana Mercedes Vivas

BOJAYÁ
2 de mayo de 2002

Los espantapájaros del miedo


acechan las esquinas,
calle por vereda,
trocha por frontera
hasta el mar.

Aquí yacen todos los dioses,


hasta Caronte vino
y atravesó
el río de este infierno,
pero también murió.

Desde la orilla un niño


mira con asombro
esta vena rota -el río-
por donde sangramos todos.

28
Entre la espada y la pared

CUBA

Nadie puede entender...

¿Quién se iba a imaginar


que éste
es un pueblo de Ícaros
a los que no se les queman
las alas?

29
Ana Mercedes Vivas

ESTE NUEVO SUEÑO DE LAS ESCALINATAS

Recordando a Jorge Zalamea

Como en un nuevo “Sueño de las Escalinatas”


en la esquina me esperan el cojo,
la anciana,
la mujer con un niño en los brazos.
El pequeño me mira con su cara de odio
recién inaugurada.

No es el río que lava las culpas,


son el asfalto, la luz del semáforo,
pero también aquí
hay vendedores y ciegos,
la caravana de los desplazados,
los hijos de la guerra.

Como en el Ganges
“crece la audiencia”,
pero no hay un Nirvana
esperándonos.

30
Tenemos miedo
por nuestra carne,
por la del otro,
el que encontraron
al borde de la carretera.

Tiembla en huracanes el páramo


y habla con fuertes voces
de sequía el valle.

Nadie nos vio jamás tan desolados.


Sentados en las escalinatas
vemos pasar el río de nuestros muertos.

31
Ana Mercedes Vivas

RAÍZ DE AGUA
“…la lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganarla…”, Adrián Abozinio

Este incendio
-del que nadie se percata-
calcina las estancias
de mi cuerpo
y como el loto
se prende
a la raíz del agua.

Nadie ve
su obstinado corazón
contra corriente;
nadie advierte
su lento cabalgar
hacia el abismo.

Es sólo una flor abierta,


un poco de hojas verdes,
mariposa inofensiva
del remanso.

32
Entre la espada y la pared

INVENTOS

No quiero inventarme un viaje a la Luna


para escribirte al día siguiente
que soñé contigo
en el puente de mando de la nave.

Quiero la Luna
sin nave
sin puente de mando.

Quiero mi sueño
contigo
sin inventos.

33
Ana Mercedes Vivas

EL CANSANCIO DEL ÁNGEL

A veces basta con que alguien


-sin darse cuenta-
deje caer
un poco de polvo
sobre sus alas.

Entonces todo se derrumba,


la arquitectura perfecta
de los vuelos,
las horas en vela,
los deseos cumplidos,
los ruegos que aún
tiene pendientes
para el próximo año.

Sí, hasta los ángeles


se cansan y hay un día
como hoy
cuando se niegan
a batir las alas.

El viento ocupará
su lugar
y explicará su ausencia.

34
Entre la espada y la pared

PERIÓDICO DEL MARTES


21 de febrero de 2005

“Las noticias de hoy serán la poesía de mañana”,


Juan Gustavo Cobo Borda

¿Hoy salió el sol en Urabá?


-pregunto-
Me destroza la fotografía del hombre
que llora sobre los cuerpos acribillados
por unas balas
“que no se sabe de dónde vienen”
pero que –no importa lo que digan-
no tienen razón.

A esta hora,
mientras tomo el café de la mañana
y el periódico se abre
como un abismo de papel,
estoy segura de que
a pesar de las “drásticas medidas”
no hay sol
ni aire
ni luz
en esta tierra
culpable de silencio.

35
Ana Mercedes Vivas

DESPEJANDO LA INCÓGNITA

En esta lección contigo


no puedo aprobar curso.

No importa lo que estudie,


me pierdo en ecuaciones

Nada es igual a Nada

De esta fórmula nuestra


sólo parece claro
que eres un “tipo X”,
factor desconocido.

36
Entre la espada y la pared

LAS VOCES DEL RÍO

Las piedras del río


murmuran
los secretos a voces
de la guerra.

Me dicen
que allá arriba,
donde todo es niebla,
bosque y montaña,
hay hombres despiertos
día y noche
y que en las sombras
duerme únicamente
el miedo.

Un niño busca
entre las flores
un retazo de infancia,
lo enreda
en el palo del fusil,
lo echa a volar
cuando dispara,
-mariposa de fuego-
su única cometa.

37
Ana Mercedes Vivas

ESCRIBIR

Es probable que no pueda


escribir sobre el amor,
porque nunca he amado;
pero sí sobre la muerte,
porque muero mil veces
cuando digo
tu nombre.

38
Entre la espada y la pared

MINUTO DE SILENCIO
Londres, julio de 2005

Hoy el silencio es
el mapa del mundo.
Pero a nosotros
las palabras nos mandan
señales,
como barcos encallados
antes de arribar
a puertos más seguros.

Es necesario
que nos salven
del naufragio.

Es urgente decirnos
las frases más intensas,
las más dulces,
-podrían ser las últimas-.

Un hilo nos suspende


entre la realidad y el sueño.

El Big Ben
como un cíclope triste
marca la hora:
son las doce
y el tiempo se detiene
en el latir de un corazón.

39
Ana Mercedes Vivas

ZAPATO DE MARCA
A Juan José Millás

Este zapato de marca,


hecho en Taiwán
o en Guatemala,
tiene un defecto:
me duele el niño
que cortó la lengüeta
más ancha
de lo conveniente
y a quien el error
le costó, de seguro,
el puesto en la maquila.

Debería ser
un zapato juguetón,
porque viene de su infancia
y enseñarme a ganar siempre
en la rayuela,
el cielo.

Pero no,
el zapato sólo repite:
“made in” ,“made in”,
quién sabe dónde,
de qué manos pequeñas.

40
Entre la espada y la pared

MAREA BAJA
“Todo en ti fue naufragio…”,
Pablo Neruda

Te veo llegar,
náufrago sin vela.

El galeón
se equivocó de puerto.

Y yo,
la de las manos llenas
de brújulas y mapas,
nada puedo hacer.

Sólo mirarte
como un pedazo
de madera en la playa,
después de la marea baja.

Precisa, quieta,
silenciosa…
como si no
te hubiera visto,
como si no pasara nada.

41
Para que no me delaten
las palabras,
para que nadie
se dé cuenta
de que pierdo
mi rumbo
en tu mirada.

42
Entre la espada y la pared

CARRERA

Me siento extraña,
el galope de mis venas
no tiene riendas;
el jinete
cayó de la montura
hace varios caminos.

43
Ana Mercedes Vivas

ÚLTIMO VIAJE

Junio 18 de 2007
“Pues Aquiles no es insensato,
ni temerario, ni perverso
y tendrá buen cuidado
de respetar a un suplicante”,
La Ilíada

Es tarde.
Habrá redención
para ellos,
pero no para nosotros.

Nadie cerró sus ojos,


ni dejó sobre sus párpados
las monedas
que aseguraban el viaje
al Hades, el sitio
en la barca de Caronte.

Ya no tienen párpados
Ya no tienen ojos…

Once errantes
en las sombras
de esta guerra,
cruel y larga
como la de Troya
pero más despiadada.

44
Sin héroes
ni semidioses,
sin mensajeros divinos
que conviertan
nuestro terror en canto.

Sólo
hijos y viudas suplicantes,
reyes tristes
y este incendio
que anuncia
más piras funerarias.

45
Ana Mercedes Vivas

COMIENZO

Puede que no tenga tiempo


de contar esta historia.

Es martes,
el día
parece detenerse
frente a la puerta.

El periódico no llega,
la empleada
no da vuelta a la llave.

El reloj
sigue su marcha.
Yo me rehúso
a mirar las manecillas.

La jornada
se tiende a la orilla
de mi cama, como la vela
de un barco listo para zarpar.

Serán doce, catorce horas


de hazañas memorables.
Al final me estará esperando
una historia
que no tuve tiempo de contar.

46
Entre la espada y la pared

LOS SIN NOMBRE


Puerto Berrío

Llegaron flotando por el río.


Eran los “NN” de la guerra,
de los que nadie quería hablar,
los que no reclamaba nadie.

En las orillas de los puertos


se repartieron los entierros.
Nadie quería incrementar
la tasa de homicidios.

Fueron bautizados
Juan, Roberto, Tomás.
Encontraron
una tumba blanca
en un cementerio pequeñito
con flores.

Y tuvieron visitas los domingos


y música en cada aniversario,
con mariachis.

47
Hoy cada uno tiene dos historias:
la que tejieron sus nuevos
deudos,
y la verdadera,
la que buscan sus parientes.

Un pájaro en vuelo
cruza el río,
atraviesa el cementerio
y canta sus nombres
para siempre.

48
Entre la espada y la pared

ANIVERSARIO

“¿Dónde está mi sepultura?


en mi cola, dijo el sol;
en mi garganta, dijo la luna”,
Federico García Lorca

Hoy hace 70 años


que mataron a Federico
y yo quiero saber
si en este día
toda España
amaneció llorando.

Si las campanas
tocaron a rebato
sobre las plazas blancas
de Granada
y despertaron
a tu tierno corazón
en el barranco de Viznar,
haciéndolo latir
en cada uno de nosotros.

¿Desgranó la fuente
su lamento de agua
entre las piedras,
como si quisiera llenar
el aire con preguntas?

49
Ana Mercedes Vivas

El periódico dice
que te rindieron
todos los homenajes
y que han descubierto,
quizás,
al pariente cercano
que planeó tu muerte.

Yo, Federico,
te cuento, humildemente,
que esta mañana salimos
contigo, de paseo.

Fuimos al mercado
y compramos fruta fresca;
conversamos con
los tenderos del abasto,
y bajo este sol
que no es tu sol
y donde el verde
te quiere verde
de verdad
pensamos en ti.

Sin fuente
para nuestras lágrimas,
sin ministros
ni campanarios blancos.

50
Sólo en ti Federico,
en el miedo del disparo
en la nuca,
que no importa
de dónde venga
es el mismo miedo.

En la caída,tu caída
y la de tantos
que
como hace 70 años
allá
caen en este suelo,
que no es tu suelo
pero donde todo se repite.

Aquí, hoy.
Federico.

51
Ana Mercedes Vivas

MANIOBRA

Nada me habría gustado más


que llegar a un puerto seguro,
definitivo.

Recoger la vela,
guardar el astrolabio
y poner a secar la ropa
y los zapatos
bajo un mismo sol,
en tierra firme.

Descansar del sonido


de la madera,
que amenaza con hundirse
en cada ola
y me recuerda
la frágil consistencia
de mi viaje.

Nada me habría gustado más


que amarte
y atar mi corazón al tuyo,
con el nudo marinero
que me enseñó a hacer mi abuelo;
pero nunca fui buena
en las maniobras del anclaje.

52
Entre la espada y la pared

AGOSTO EN CALI

Me gustan las cometas


porque vuelan alto,
pero no pretenden ir
a ninguna parte.

Me gusta el ondear
de las banderas
en las ventanas del barrio,
porque reparten,
sin mirar a quién,
sus franjas de colores.

Amo el olor de las camias,


las voces del río
y el calor de la calle
rompiendo los termómetros
a 38 grados.

Y la sombra de tu sombra
en esta ciudad nuestra.

53
Ana Mercedes Vivas

EL MAGO

A Juan Tamariz

Un niño mira
detrás de los cristales
al mago que entretiene
las horas de otros niños.

Pegado a la ventana
indaga cómo fue,
cómo lo hizo,
de dónde sacó el as,
la moneda y el anillo.

Tal vez de aquella funda,


del bolsillo no ¡de la manga!
¿o le ayudó el enanito rojo
en el techo vecino?

Mientras sus manos


forjan encantamientos
y su voz nos transporta
a regiones de fábula,
pienso en este Merlín
del Siglo XXI,
poeta, ilusionista,
filósofo de hadas.

54
¿Las horas son los trucos
de la luna y el sol
para encontrarse?

Cae la tarde
y pasan por el lado del niño
los centauros errantes.

Un caballo de mar
se asoma entre la espuma
y el niño se nos vuelve
jinete por la magia,
mientras la noche saca
de su sombrero negro
todas sus estrellas
y sus naipes.

55
Ana Mercedes Vivas

A LA DERIVA

Nos dejaste
en esta ciudad alta
sin montañas,
en este puerto
que ha visto naufragar
todos sus barcos.

Perdidos buscamos
en los jardines
la rosa de los vientos
y lanzamos códigos de alerta
que sólo ven
los ángeles.

Desde mi corazón,
barca a la deriva,
te busco.

56
Entre la espada y la pared

SUBRAYADO
A Maruja Vieira

Me llevarás de la mano
por los textos
rayados con tu lapicera
roja.

Esas líneas cada vez


más temblorosas,
me dirán dónde encontrarte
cuando ya no estés a mi lado.

Precisa y decidida
en gustos y pasiones,
el trazo me abrirá
el jardín
del Palacio de las Dueñas
de Machado
y el verso continente
de Neruda.

Como un hilo
del que penderá
todo el amor
me atarán a tu recuerdo
las palabras.

57
Ana Mercedes Vivas

TUS NOVENTA AÑOS


A José María Vivas Balcázar

¿Cómo serías ahora?

¿Temblaría en tus manos


la taza de café?

¿Me mirarías
con ojos transparentes
de aldeas y de infancia?

Nada habría sido igual.


Tendría por lo menos
tu recuerdo.

Esta tarde,
en el hueco de tus manos
-que no encuentro-
voy tejiendo tu ausencia
con preguntas.

58
Entre la espada y la pared

MARIPOSA
A Juana Osorio Vieira

Cuando veamos
una mariposa
pensaremos en ti,
en tu risa de niña,
en esa levedad
con la que pasas,
imperceptible,
por encima de las cosas,
como en vuelo.

59
Ana Mercedes Vivas

LAS CARTAS DE MI ABUELA


A Mercedes White, poeta

Seguro era buena,


pero tal vez no era tan mansa.

Mi abuela tenía en los ojos


cierta rabia escondida,
disimulada
entre el crochet blanco
con el que adornaba
los pañuelos de colores
que salían de sus dedos
sin pausa.

Quería ser poeta o artista,


trascender el horno
y la costura,
las tareas propias
de una señora de su tiempo,
de su casa.

La abuela sólo tenía


retazos y puntadas
y las cartas
del hijo y de la hija
con su sabor amargo
y tierno de distancia.

60
Por cada carta
la abuela enviaba
como respuesta
al remitente
un pañuelo nuevo,
sello postal de amor
que no comprendimos jamás.

61
Ana Mercedes Vivas

FRANCISCA

A Jorge Enrique Adoum

Oigo una voz:


es mi hija.
Me dice “Francisca”,
pero alguna vez tuve otro nombre,
que no recuerdo.

Era un nombre
de estrellas y montañas.
Lo perdí aquel día
cuando perdimos todo
en Cajamarca.

Aquella mañana,
tomadas de la mano,
las mujeres del Imperio cantamos.
Primero en un susurro muy quedo,
luego
hasta alcanzar un grito
que atravesó los caminos de piedra
del Tahuantinsuyo.

Mi hija también canta.

Esparcimos flores y hojas de coca


sobre el rostro
de nuestros guerreros emplumados.

Bailamos…
-ella también baila-

62
Mi hermano, cuarto de oro
mirada de oro
muerte de oro
no entendió
la palabra del nuevo Dios
de sangre y de ceniza.

Traicionado, asesinado…

A las hermanas del Inca


nos entregaron en matrimonio.
A mí me desposaron
con Diego de Sandoval
y a él estoy unida
en el nombre del Padre
y del Hijo
hasta que la muerte
nos separe.

Pero si ese nombre


no es mi nombre
y ese Padre no es mi Padre,
los hijos de mis hijos
habitarán los siglos
como dioses perdidos,
buscando su memoria.

63
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de agosto de 2009
en los talleres gráficos de
Editorial Códice Ltda.

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