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El lenguaje sexista nace por las desigualdades que existen entre los hombres y las
mujeres en las distintas áreas como la política, el mundo laboral, religioso, educacional y en
sociedades patriarcales. El cual con el paso del tiempo y la integración de la mujer en las
distintas áreas ya mencionadas, ha ido evolucionando su participación pero no se ha podido
desarraigar la mentalidad machista que aun existe.
Socialmente la mujer no tenía la libertad de escoger con quien deseaba casarse, los
matrimonios eran arreglados por el padre y generalmente a su futuro marido se le entregaba
una dote. O si no se dedicaban a la vida religiosa convirtiéndose en monjas. En la actualidad
en algunos países musulmanes todavía la mujer es obligada a casarse.
Aunque para la ley somos todos iguales, todavía tenemos que luchar por las
diferencias que existen en el trabajo con respecto a los sueldos y aun más importante por un
lenguaje no sexista que está arraigado en nuestra sociedad debido a que la mayor parte de
la sociedad tiene una mentalidad machista.
En las escuelas nos enseñaron que la lengua es neutra, y que el masculino también
sirve como lenguaje universal. Por ejemplo, si decimos la evolución del hombre, debemos
suponer que también se refiere a nosotras las mujeres. Al utilizar el masculino como
universal se le está otorgando al hombre categoría de sujeto social, por lo que se niega la
existencia a las mujeres.