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EL CORDERO DE DIOS
(Jn 1, 35-42)
El cordero, histricamente y sin lugar a dudas, ha sido la
mejor ofrenda que los humanos han dedicado a los dioses.
Para Israel no ha sido diferente. Es suficiente, en efecto,
recordar el cordero inmolado en la noche de pascua, signo y
expresin de la liberacin de Dios a favor del pueblo. Y esto
es cierto, con mayor razn, cuando el lugar del cordero ha
sido asumido por Jess mismo: vctima inocente, que se
ofreci al Padre en rescate y remisin del pecado del
mundo. La mencin del pecado, en las expresiones del
Bautista, a su vez, recuerda al Siervo de Yahv que, como
cordero inocente, carga sobre s el pecado de la humanidad:
ste es el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Este breve pasaje del Evangelio de Juan, en un
contexto de revelacin mesinica, nos presenta un precioso
testimonio del Bautista acerca tanto de la figura como de la
misin de Cristo, que es la de quitar el pecado del mundo,
o sea, romper la cadena siniestra del mal.
La sangre del Cordero: sangre de salvacin.
La intuicin teolgica, que captamos en esos ojos de Juan el
Bautista fijos en Jess, fue la que lo impuls a reconocer,
en Jess, el carcter mesinico del cordero: En aquel
tiempo, estaba el Bautista con dos de sus discpulos, y
fijando los ojos en Jess que pasaba, dijo ste es el
Cordero de Dios. Los dos discpulos, al or estas palabras,
siguieron a Jess. A pesar de toda la carga de significado
sacrificial, que el trmino cordero tena, los dos discpulos
de Juan no se desaniman y siguen a Jess. Para seguir a un
maestro, en efecto, lo ms convincente reside en la fuerza
de sus enseanzas y en el poder de su testimonio. Jess
tena los dos: enseanzas convincentes y testimonio
poderoso: es el Siervo que, a travs del sufrimiento y
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