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E N S AY O S E I N V E S T I G A C I O N E S

BIBLIOTECA ESCOLAR:
¿UN MODELO LEGITIMISTA
O UNA PROPUESTA
TRANSFORMADORA? 1

Silvia Castrillon*
Con la colaboración de Didier Álvarez Zapata **

En el actual modelo educativo, la biblioteca escolar significa poco, se ve


reducida a mero espacio para la consulta, a un lugar donde se realizan
“deberes” y se practican usos instrumentales de la información; en
ocasiones, es lugar de la llamada “promoción de la lectura”. Sin embargo,
¿qué dice, la biblioteca, y qué hace, en el ámbito de la educación? ¿Desde
qué representaciones ve ella a la educación, la escuela y el papel de la
escuela en la sociedad? Y, más específicamente, ¿desde qué concepciones,
convicciones y compromisos mira la cultura escrita y la información?
Este texto discute el rol actual de la biblioteca escolar, así como el modo en
que aula y biblioteca han segmentado sus tareas y establecido sus espacios de
trabajo. Se proponen algunas condiciones en las que el aula y la biblioteca
pueden trabajar conjuntamente para una transformación del modelo educativo
o, en todos casos, para una construcción escolar del conocimiento.

In the current educational model, the school library means little; it is limited
to a mere space for consultation, a place where “homework” is done and
instrumental uses of information are practiced; on some occasions, it is a
place usually called “reading promotion”. However, what does the library
say and do in the education field? From which representations does the
library see education, school and the role of school in society? And, more
specifically, from which conceptions, convictions and commitments does it
look the written culture and information?
This article discusses the current role of school library, as well as the way
in which the classroom and the library have segmented their tasks and
established their work spaces. Some conditions in which the classrooms and
the library can work together for a transformation of the educational model
or for a school construction of knowledge are suggested.
Se vuelve a hablar ahora en Colombia de las
bibliotecas escolares con motivo de la difusión
de algunas iniciativas de los gobiernos de las
ciudades de Bogotá y Medellín de crear biblio-
tecas escolares en nuevos colegios y dotar y
modernizar colegios en funcionamiento. Tal
vez pueda verse en esto que en la sociedad co-
lombiana la biblioteca escolar comienza a ser,
por fin, un tópico de interés en los objetivos
educativos de la nación y un tema clave en los
procesos de educación bibliotecaria. Pero no
podríamos llenarnos de optimismo con ello sin
correr el riesgo de caer en la ingenuidad pues,
aun cuando los nuevos edificios para bibliote-
cas escolares, las mejoras en las dotaciones de
colecciones bibliográficas y documentales, e
incluso el esfuerzo por contratar bibliotecarios
sean un gran logro, eso no significa necesaria-
mente que haya una idea clara de lo que la bi-
blioteca escolar representa en el proceso social
de la educación y en la reflexión pedagógica.
En efecto, en el actual modelo educativo, la
biblioteca escolar sigue significando poco y se
ve reducida irremediablemente a ser un espacio
para la consulta, un lugar de deberes y de usos
instrumentales de la información y, en ocasio-
nes, para la llamada “promoción de la lectura”. tiene la sociedad sobre la educación; desde las
Solo que ahora puede tener, tal vez (en las ex- concepciones e intereses con los que se mira la
periencias de las ciudades mencionadas) mejo- lectura y la escritura –y por ende, su enseñanza
res recursos. y su promoción–. Se trataría de ubicarse allí y
ver el papel que juegan en la lectura y la escri-
Esta situación de vaguedad de la concepción tura la biblioteca escolar.
de la biblioteca como organismo educativo, co-
mo ente pedagógico, es apenas manifestación Si se examina el modelo que se propone pa-
lógica de una profunda falencia ontológica y ra la escuela actual, es decir el de una escuela
programática que aun no le permite responder a empeñada en la formación de personas en con-
las trascendentales preguntas de su ser y de su diciones de competir en el mercado laboral y
hacer: ¿Qué dice, la biblioteca, y qué hace, en contribuir supuestamente a mejorar los índices
el ámbito de la educación? ¿Desde qué repre- de competitividad nacional –sin entrar en el te-
sentaciones ve ella la educación, la escuela y el rreno de las profundas contradicciones que en-
papel de la escuela en la sociedad? Y, más espe- cierra tal modelo–, la biblioteca escolar tendría
cíficamente, ¿desde qué concepciones, convic- un lugar muy visible en las políticas educativas
ciones y compromisos mira la cultura escrita y y hasta en las de la macroeconomía del país. En
la información? efecto, podría constituir un instrumento para el
impulso de proyectos funcionalistas como el de
Las preguntas anteriores son válidas y se las la sociedad de la información y del conoci-
podría hacer cualquier bibliotecario inquieto y miento, y como espacio de consumo de las
LECTURA Y VIDA

comprometido con la búsqueda de un sentido TICs. A este modelo escolar, incluso, se le po-
para la biblioteca escolar. Sin embargo, se pro- dría agregar –para estar al día con las modas
pone aquí invertir el lugar desde el que se hacen ideológicas– el de la formación ciudadana. Es-
las preguntas. Es decir, preguntarse sobre la bi- to, siempre y cuando se hable, desde luego, de
blioteca desde el lugar de las concepciones que una ciudadanía que no comprometa el modelo 7
de sociedad para el que esta escuela trabaja. En y la biblioteca otras. En una suerte de operación
este sentido, la biblioteca escolar encontraría un tautológica, cada una hace una búsqueda de sen-
maravilloso espacio como reproductora de cul- tido en sí mismas, ya sea en los linderos de la
tura política de corte cívico, integradora y mol- técnica didáctica o en los de la técnica bibliote-
deadora de comportamientos ciudadanos exter- cológica.
nalistas que promueven la ciudadanía como
Sí, los papeles están debidamente demarca-
norma; valores y comportamientos ajustados a
dos, de tal manera que los procesos educativos
un orden social asentado, como se decía antes,
que comparten, y que deberían ser integralmen-
en la competencia para la productividad y el
te atendidos por ellas, se disocian hasta el pun-
éxito económico como ideal de vida.
to grave de que, tanto para maestros como para
Desde estas concepciones es posible que la bibliotecarios y estudiantes, unas cosas no tie-
biblioteca escolar esté comenzando a encontrar nen nada que ver con otras: aprender a leer,
un espacio aquí y en otros países. Forma parte aprender a escribir, buscar información, memo-
ahora de las propuestas de algunos organismos rizar datos y responder cuestionarios son activi-
internacionales; en algunos lugares se incluyen dades mecánicas y aisladas, y no forman parte
en el diseño de los nuevos edificios para la es- de procesos de construcción de conocimiento y
cuelas; se mencionan en las políticas educativas de significación del mundo y de sí mismos. Por
–por lo menos de algunos países y de algunas ejemplo: elaborar una argumentación o des-
ciudades colombianas– y empiezan a conside- montar otra, comprender un fenómeno natural;
rarse como factor que impacta sobre los índices social, o el funcionamiento de un mecanismo,
de eficiencia en algunas evaluaciones sobre la disfrutar del placer de la lectura de un texto…
calidad de la educación. En suma, las prácticas de leer y escribir con sen-
tido no tienen que ver con las primeras accio-
No obstante, también dentro de estos discur- nes, las que se realizan en el aula; tampoco pa-
sos se presentan grandes contradicciones inhe- recen tener relación con los procesos propios
rentes al modelo de sociedad y de educación a del uso de la información.
su servicio. Dentro de este esquema con fines
pragmáticos e inmediatistas, que deben cum- Con esto se plasma en la escuela una consig-
plirse con la mayor eficiencia –es decir, con el na central (y dañina) del pensamiento mecani-
menor costo y el menor esfuerzo–, las bibliote- cista moderno: hay un lugar para cada cosa y ca-
cas escolares son las primeras en sufrir estas pre- da cosa tiene su lugar. Se reitera así la pulsión
siones, en la medida en que se asocian más con atomizante del pensamiento cartesiano que, en
el libro que con los computadores. Aun así, den- términos educativos, proyecta a la biblioteca y al
tro de este modelo se puede pensar en la biblio- aula como lugares distantes con límites simbóli-
teca escolar como un auxiliar para la escuela con cos e incluso rituales míticos infranqueables.
dos propósitos: la mal llamada “alfabetización
digital” –es bien sabido que en esta materia los En estas condiciones de fractura de la unidad
bibliotecarios superan a los maestros– y para inherente a los procesos pedagógicos del aula y
promover la lectura como diversión. de la biblioteca, “el concepto de enseñanza [se
reduce a] la reproducción mecánica de secuen-
Sin embargo, incluso en este modelo legiti- cias didácticas preestablecidas que en general
mista, la biblioteca escolar tampoco encuentra giran en torno al libro de texto como fuente
una forma de trabajo que vaya de la mano del única”, como dicen los profesores argentinos
aula. Por el contrario, se establece una especia- Cecilia Bajour y Gustavo Bombini (Bajour y
lización de papeles entre biblioteca y aula en la Bombini, s/f: 7). Esas secuencias basadas en
que la biblioteca no parece jugar un papel esen- una fuente única se refuerzan mediante consul-
cial que incida de manera efectiva en los proce- tas que deben hacer los estudiantes en la biblio-
sos educativos; ni en la que el aula se vuelve re- teca –en la escolar, si la hay, o en la pública
ferente real para la conformación de colecciones cuando el colegio carece de ella–, para las cua-
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y servicios bibliotecarios. les el bibliotecario se prepara con lo que ya sa-


be que el profesor acostumbra pedir.
Si se ahonda en esto, debe decirse que, cier-
tamente, en el actual modelo institucional co- Aquí resultan obviamente alienados todos.
8 lombiano de la escuela, el aula hace unas cosas El maestro, porque reduce el universo amplio
del saber humano al dato, y niega la posibilidad despoja a la lectura de todo su poder transfor-
de la contrastación, la verificación documental mador personal y social.
y la actitud crítica. El bibliotecario, porque se
vuelve un simple tendero de la información. Y, En la fase más refinada de esta concepción
sin duda alguna, el estudiante, que apropia es- legitimista –que ha empezado a tener nuevas
trategias perversas de manejo de la información resonancias en las iniciativas bibliotecarias de
en las que confunde conocimiento con informa- ciudad, como las que se mencionaban al inicio
ción, información con dato y dato con certeza. de este texto– surge la imagen idealizada de
una biblioteca escolar moderna, funcional, bi-
En esto, como lo dicen también los dos au- bliotecológicamente bien organizada y espe-
tores ya citados: cialmente dotada con las últimas tecnologías de
Se desatienden los contextos específicos en los la información y la comunicación. Detrás de
que la enseñanza se produce […] los escenarios ello, no hay por qué negarlo, late la concepción
socioculturales, la pluralidad de sujetos que par- del desarrollo social como un problema de in-
ticipan, la riqueza y multiplicidad de los textos fraestructura y tecnologías. Así, se marcha ha-
que se pueden leer en la clase, en la biblioteca y cia un modelo funcional de biblioteca escolar
en la escuela. (Bajour y Bombini, s/f: 7) tan tecnologizado como alejado de los propósi-
Al ahondar aun más en las relaciones entre tos fundamentales de una educación desalie-
biblioteca y aula, cabe advertir que al modelo nante, comprometida con formar para Ser en sí,
legitimista de la educación se le corres- de cara al otro y con la responsabilidad asu-
ponde, por un lado, una concepción mida de esforzarse por lograr una vi-
reduccionista de la lectura que la da social y política incluyente y
promueve como evasión, como dignificadora.
recurso lúdico y recreativo
Frente a la consolidación
(una actividad orientada fun-
del modelo legitimista de la
damentalmente a responder
biblioteca escolar, lo único
a la promoción del libro en
posible sería, inicialmente,
su condición de mercancía,
alentar una toma de concien-
asociada de manera exclusi-
cia acerca de que sus idearios
va o prioritaria con las indus-
no son los propósitos funda-
trias del entretenimiento). Y
mentales con los que se debería
por el otro, se le asocia la con-
trabajar en las escuelas y las bi-
cepción de la información como
bliotecas el problema de las relacio-
objeto, como instrumento, como recur-
nes entre la vida social, la información y la
so, y no como proceso social y cultural. En es-
cultura escrita.
tas dos concepciones sí que es cierto que todas
las bibliotecas, pero especialmente las escola- La cuestión es poder generar una reflexión
res, se encuentran muy a gusto. profunda (socializada y politizada) sobre la ne-
No quiere decirse con esto que desde la bi- cesidad no solo de cuestionar estos supuestos,
blioteca escolar no se deba o no se pueda faci- sino especialmente de generar acciones que per-
litar el acceso a las tecnologías y proponer el mitan “ir más allá” en los agudos temas de la
placer de la lectura. He ahí lo sutil del conteni- formación de lectores y escritores en un cultura
do ideológico del actual ideario de la biblioteca escrita abierta, pública, radicalmente dispuesta
escolar: propone la lectura como una actividad para todos, pero nunca obligante ni homogenei-
hedonista carente de riesgo y esfuerzo, de com- zadora; también avanzar en el tema de la forma-
promiso y dedicación, una actividad despojada ción científica como acción pedagógica para la
de toda búsqueda de sentido. Así, este contenido dignificación de la vida y el respeto por la uni-
impregna casi todos los proyectos de dotación y dad del ser humano con el mundo y no para su
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desarrollo de colegios en el país, y reduce el depredación; en el uso de la información como


complejísimo problema sociológico, político, medio y no como fin; y en el de proponer den-
económico y bibliotecológico que encierra el tro de la formación para la cultura escrita otros
proceso de transferencia social de la infor- propósitos más elevados, más cercanos al ansia
mación al “acceso a las TICs”, al tiempo que humana de significación y completud. 9
Y puesto que sí Sin embargo, es
creemos posible que las importante hacer un
cosas se puedan dar de paréntesis para decir que
otra manera –por lo menos la revalorización de los sa-
en algunos lugares, en algunos beres de los estudiantes no sig-
momentos y con algunas perso- nifica de ninguna manera que los
nas– se sugieren algunos propósitos de los maestros y bibliotecarios
para la educación o, mejor, algunas sean menos importantes y que ambos,
condiciones en las que el aula y la biblio- maestros y bibliotecarios, retrocedan sin
teca pueden trabajar conjuntamente para intervenir u orientar. No se trata de renun-
una transformación del modelo educativo, por ciar a la intervención, cuestión que se ha
lo menos en el nivel micro, el de algunas escue- puesto de moda en aras de los mistificados in-
las, en donde es aun posible la construcción es- tereses y supuesta autonomía de los alumnos.
colar de conocimiento, como diría Emilia Ferrei- Partir de los intereses y de los saberes previos
ro. Se trata, como dicen Bajour y Bombini, de: es la nueva consigna con la que, en definitiva,
se renuncia a formar y a educar, lo cual se con-
Postular un universo abierto de información di- vierte en factor importante de exclusión, pues
versificada que reconoce en la biblioteca escolar con toda seguridad quienes están dotados con
un domicilio privilegiado para su acceso, su más intereses y más saberes son también quie-
búsqueda, su investigación. Esta búsqueda ten-
nes han tenido mayores oportunidades. Sobre
drá la complejidad de una indagación crítica
que evaluará la calidad de la información reco-
este tema se podría remitir también a Freire,
lectada, la fiabilidad de sus fuentes y propiciará quien de manera insistente plantea la interven-
su lectura reflexiva a la vez que establecerá co- ción del maestro como un deber ético y, aun
nexiones, puentes y nexos entre la información más, a Philippe Meirieu quien trata esta cues-
recogida. (Bajour y Bombini, s/f: 6; el destaca- tión lo largo de su libro La opción de educar.
do es nuestro)
Así pues, es necesario proponer una biblio-
teca escolar que se sepa parte integrante de la
Se deben destacar de estas palabras los con-
escuela y cuyo aporte sea el de convertirse en
ceptos de indagación crítica y de estableci-
espacio para mirar de otra manera el conoci-
miento de nexos y puentes entre la información,
miento y la información, y para resignificar la
y añadir que si estas operaciones se realizan me-
lectura y la escritura, tanto para los docentes co-
diante prácticas sociales, como deberían ser las
mo para los alumnos. El primer cambio que de-
de la escuela –sin duda trascendentales en la
be operarse en la biblioteca es, entonces, el de
construcción de un nuevo modelo de educa-
su concepción: esta debe hacerse primero desde
ción– la biblioteca escolar adquiere un sentido
lo pedagógico, con lo cual no se quiere desvalo-
nuevo, otro.
rizar lo bibliotecológico. El autor español Gui-
Este sentido otro se puede dar en la medida llermo Castán se refiere a la tendencia de plan-
en que se instale en la escuela una nueva postu- tear el modelo de biblioteca escolar partiendo
ra frente a la información y frente al conoci- de lo bibliotecológico en su libro Las bibliote-
miento, al considerar que estos se cuestionan, se cas escolares: soñar, pensar, hacer:
compararan, se relacionan, se contextualizan, Otro riesgo que ya se manifiesta en la mayor
se abordan desde diferentes perspectivas y son parte de la producción teórica y de las experien-
objeto de una construcción colectiva en donde cias realizadas en los últimos años es el centrar
la experiencia y los saberes de todos quienes todo el interés en cómo organizar técnicamente
participan de esa construcción cuentan y se va- una biblioteca escolar de modo más “eficaz”,
evidenciando una concepción puramente instru-
lorizan. Todo ello en el horizonte pedagógico
mentalista de la biblioteca, donde los medios se
que planteaba Paulo Freire con sus ideas libera- confunden con los fines, y soslayando el debate
doras sobre el saber, al decir que “cuando más
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de fondo, que debería centrarse en las finalida-


críticamente se ejerza la capacidad de aprender des, en el para qué (y sólo después se responde-
tanto más se construye y desarrolla lo que yo ría al cómo) de una biblioteca escolar de nuevo
vengo llamando la ‘curiosidad epistemológica’, cuño en unas escuelas que deben dar respuestas
sin la cual no alcanzamos el conocimiento cabal a nuevas necesidades curriculares y sociales.
10 del objeto” (Freire, 1997: 26). (Castán, 2002: 14)
Y los ya citados Bajour y Bombini dicen: O, dicho de otra manera: instalar una biblioteca
en las prácticas cotidianas de docentes y alum-
Una biblioteca escolar es mucho más que una
suma de premisas que podrían considerarse im- nos, en el imaginario de directivos docentes y
prescindibles para su existencia: una colección administradores de niveles centrales, de equipos
de libros y otros soportes de lectura, espacio y de planeamiento curricular y de equipos acadé-
tiempos de funcionamiento, lectores, mediado- micos no es algo que se da mediante su inclu-
res con un grado mayor o menor de vinculación sión en una norma o en un discurso. Tampoco
con la docencia y de especialización biblioteco- depende de la buena voluntad de bibliotecarios
lógica. Las recomendaciones, por ejemplo de o de algunos docentes, aunque es posible que de
organismos internacionales como la IFLA, so- allí surjan las primeras iniciativas.
bre los requerimientos deseables para que una
biblioteca se ponga en movimiento son una he- Estas iniciativas deberían orientarse a desa-
rramienta importante para tener como marco pe- rrollar en la escuela una reflexión sobre la in-
ro no alcanzan para que la biblioteca se transfor- formación y sobre el conocimiento; sobre las
me en un espacio vivo, usado y hospitalario. Los circunstancias en que estos se producen, las
componentes prioritarios pueden estar y sin em- condiciones de mercancía a que han sido redu-
bargo no garantizar un vínculo fértil entre la bi- cidos los objetos culturales (los libros, por
blioteca y las necesidades de quienes protagoni- ejemplo) y la información, las relaciones de po-
zan la vida escolar de cada institución. (Bajour der que impiden su apropiación cuando esta es
y Bombini, s/f: 12)
fuente de riqueza para pocos, pero también so-
Esto significa que una biblioteca escolar es bre la información, y la lectura y escritura como
más producto de una construcción colectiva en necesidades para la comprensión del mundo y
la que participan docentes, directivos docentes de sí mismo y como fuente de inspiración para
y maestros en primera instancia, pero también la acción. También debería propiciarse la refle-
alumnos. “Una biblioteca escolar no nace, se xión sobre el valor social que lectura y escritu-
hace” dice, en otro texto Cecilia Bajour (2006). ra tienen; la importancia de que su apropiación

LECTURA Y VIDA

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sea social, mediante prácticas sociales y con fi- Nota
nes sociales. La biblioteca –la pública y la es- 1. Este texto fue elaborado para el “Encuentro de bi-
colar– debería ser quien invitase a la sociedad bliotecas públicas y escolares” organizado por la
a una reflexión de esta naturaleza, si se piensa Escuela Interamericana de Bibliotecología de la
que ambas tienen un proyecto político común Universidad de Antioquia de Medellín los días 14
que debe propender por una sociedad más jus- y 15 de septiembre de 2009.
ta e incluyente.
Por otro lado, esta reflexión debe incluir las Referencias bibliográficas
condiciones necesarias para crear en la escuela,
Bajour, C. y G. Bombini (s/f). Módulo III
en cada escuela, una biblioteca que permita di-
Bibliotecas escolares. Máster en Promoción de
versificar y resignificar las prácticas de lectura la Lectura, Universidad de Alcalá. Instituto
y escritura; resignificar el uso, la contextualiza- de Postgrado de Estudios Culturales y de
ción y la crítica de la información; admita el Comunicación. Disponible en: www.ipecc.net.
acceso a materiales de lectura variados, perti-
nentes y sobre todo de excelente calidad. Todo Bajour, C. (2006). Apuntes sobre bibliotecas
escolares. Reflexiones surgidas a partir del
ello con proyectos en los que se comprometa la
intercambio del I Encuentro de Bibliotecas
institución y que involucren a la totalidad de la Escolares “Perspectivas de las Bibliotecas
comunidad educativa, incluidos los padres y escolares en Iberoamérica”. CERLALC,
madres en su propia formación de lectores, ha- Cartagena de Indias, Colombia.
ciéndoles así cómplices y no auxiliares de la
formación de sus hijos como lectores. Castán, G. (2002). Las bibliotecas escolares:
soñar, pensar hacer. Sevilla: Diada Editora.
Pero, para terminar, no conviene tener con- Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía.
sideraciones ingenuas respecto del panorama México: Siglo XXI.
del desarrollo de las bibliotecas escolares en
Meirieu, P. (2001). La opción de educar: ética
Colombia pues, como dice Castán, lo mejor es
y pedagogía. Barcelona: Octaedro.
“construir, allí donde se pueda, donde haya do-
centes, bibliotecarios, y padres y madres com-
prometidos, verdaderas bibliotecas escolares Este artículo fue enviado a la Redacción de LECTURA
que puedan servir de modelo porque puedan ex- Y VIDA a pedido de sus directoras.
hibir logros que interesen, y por ello compro-
metan a la comunidad educativa” (Castán,
2002: 44).
* Bibliotecóloga. Consultora de organismos inter-
Esa acción de cambio local, de cambio en nacionales como UNESCO, OEA, SECAB, Cer-
lo inmediato –la vida cotidiana de la escuela en lalc y Naciones Unidas en materia de bibliotecas
el aula y en la biblioteca– se debería correspon- escolares, bibliotecas públicas, libros infantiles y
der con una acción política que, parodiando la juveniles y políticas públicas de lectura y escri-
idea de Castán, pueda construir allí –cuando y tura. Actualmente forma parte del grupo de ex-
con quien se pueda, donde haya personas con pertos iberoamericanos de la OEI en el tema de
conciencia de la acción y valor de la acción po- la lectura y las bibliotecas escolares.
lítica– políticas educativas bibliotecarias que
rediman a la biblioteca escolar del yugo del
** Bibliotecólogo de la Universidad de Antioquia.
modelo legitimista y mecánico que padece. Es-
Magister en Ciencia Política del Instituto de Es-
te es un buen ideario de acción política para to- tudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
dos los que trabajan por hacer de la escuela un Profesor de la Escuela Interamericana de Biblio-
espacio de vida y no de negación. tecología de la misma universidad.
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Para comunicarse con la autora:


silvia.castrillon@gmail.com.

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