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PROYECTO DE DIRECCIÓN

COLEGIO PÚBLICO JESÚS CANCIO

SANTANDER

El Colegio Público Jesús Cancio debe definirse por su necesidad de ser

un servicio público específicamente orientado a cubrir unas necesidades

muy concretas marcadas por el entorno que lo rodea y el tipo de alumnado

que lo escoge.

Como casi todos los centros educativos del Municipio de Santander,

sufre las consecuencias de una natalidad en retroceso, fruto de una

población envejecida y cuyas parejas más jóvenes frecuentemente eligen

municipios aledaños para residir.

Asimismo, como todos los colegios de España, comienza, poco a poco,

a recibir alumnado proveniente del extranjero. Aun cuando en Cantabria

este fenómeno de la inmigración no es tan significativo, sí que se reproduce

la pauta por la cual la presencia de este tipo de alumnos en las aulas es

mayor en los centros públicos, más capaces de abrir sus puertas sin

prejuicios, respondiendo a su carácter de servicio público.

Pero una de las características que distingue más a nuestro alumnado

es seguramente la presencia muy abultada de un colectivo que supuso la

primera inmigración a España, hace ya más de quinientos años. El

alumnado de etnia gitana, proveniente mayoritariamente de la política de

construcción de viviendas sociales en Cazoña, pero también de la tendencia

de estas familias a agruparse, provoca que varios centros educativos de la

zona cuenten con un alto porcentaje de estos niños y niñas. Se puede


constatar que este porcentaje va aumentando cada año, tanto por la llegada

de más niños y niñas gitanas a nuestras aulas, como por la menor entrada

de otros alumnos.

No es posible asegurar que lo uno provoque lo otro. Pero sí es de lógica

afirmar y reconocer que esta presencia tan abultada provoca un fuerte golpe

a la interculturalidad, porque no refleja la diversidad de la sociedad cántabra

o santanderina, sino que nos convierte en un centro, si no especial, sí

especializado.

En definitiva, se trata de un nuevo reto al que debemos dar una

respuesta experta, especializada, profesional y vocacional, que cumpla una

función de servicio público indispensable.

El Colegio Público Jesús Cancio es necesario en su entorno. Su función

educativa es aún más indispensable e insustituible que la de muchos

centros que quizá cuentan con un alumnado que puede acceder a más

posibilidades educativas.

A estas alturas, el Colegio Público Jesús Cancio debe cumplir una tarea

de Educación Compensatoria. Sólo quienes aún crean en la tábula rasa,

de manera ingenua o interesada, pueden desconocer las circunstancias

sociales y familiares, incluso históricas de nuestros niños y niñas.

Esta necesidad educativa no solo justifica el Centro en estos momentos,

sino que le da un valor social clave para superar las diferencias sociales.

Hay que tener en cuenta que en muchos casos la Educación Primaria es

el techo educativo de estos alumnos. Muchos de ellos van abandonando la

educación durante el tránsito por la ESO, etapa que muy raramente


completan. Los casos en que prosiguen más allá son individualmente

encomiables, pero nunca representativos.

A mi entender, la auténtica Educación Compensatoria no debe dedicarse

a cubrir las diferencias profundas que produce el retraso académico, sino,

precisamente, a prevenir que estas diferencias aparezcan en un tipo de

alumnado que sabemos que se encuentra en un riesgo total de exclusión

del sistema educativo.

En el caso de nuestro Centro, debemos entender que es un centro

completo de Compensación Educativa, dadas las condiciones de su entorno

y alumnado.

El objetivo de la Educación Compensatoria no puede ser disminuir un

retraso detectado, sino conseguir, por difícil que sea realmente, que este

retraso no aparezca. Si la compensación educativa se va a convertir en una

adaptación curricular, significa que se da por hecho y se acepta que este

tipo de alumnos permanezcan al margen del sistema escolar, circulando en

paralelo. Aunque no se alcanzara, el objetivo final y permanente debe ser

que la escolaridad de estos alumnos pueda continuar de una manera

normal, pasando a Educación Secundaria. Se debe complementar el

aprendizaje de estos niños y niñas con aquellas actividades que no suelen

realizar en sus casas, como son el estudio, la memorización, la lectura, la

realización de tareas escolares. Los medios que proporcionan las TICs

deben asimismo estar al servicio de estas familias que se han quedado más

atrás en estos avances tecnológicos y de consumo.

Si pudiéramos definir un colegio como un conjunto de una Comunidad

Educativa, más un equipamiento, dentro de un entorno social, veríamos que


en el nuestro existen quizás varios desequilibrios, algunos necesarios, otros

convenientes y muchos que deberían subsanarse.

En cuanto a la Comunidad Educativa, es fácil hacer definiciones

exhaustivas, pero en la práctica se trata de tres colectivos, más otros dos

que actúan externamente.

Profesorado, junto con el personal no docente y demás profesionales

(comedor) que trabajan en el Colegio, alumnado y familias son los tres

colectivos que deben relacionarse para cumplir su función educativa.

El conjunto social que nos rodea y las instituciones, Consejería de

Educación y Ayuntamiento principalmente, deben dar sustento a esa

función.

Estimo que si queremos evitar que este Centro se constituya en un

gheto donde no se pueda garantizar el cumplimiento de una función

educativa, debemos actuar en todos sus componentes.

Juzgo importantísimo el entrar en contacto y recabar la colaboración con

el Colegio de aquellas autoridades, asociaciones y agrupaciones que

puedan ayudar a este respecto, como son especialmente las relacionadas

con las familias gitanas. Tanto las dos asociaciones que existen en la

ciudad de familias gitanas, y que ya colaboran en el Centro, como las

fundaciones y servicios sociales de la Consejería y del Ayuntamiento

pueden aportar muchas soluciones e ideas que sirvan para mejorar la

marcha de nuestros alumnos. La Iglesia Evangélica, entre cuyos fieles se

cuentan bastantes de nuestros alumnos, puede brindar un apoyo real a la

integración de este alumnado.


El profesorado debe conseguir una estabilidad personal, que los vincule

al Centro y a sus proyectos, que los motive a esforzarse por cumplir unos

objetivos propios y compartidos.

Todo el quehacer del Claustro debe tener una idea global y conjunta, un

objetivo común concreto, que permita referenciar las actividades de todos.

Estimo que ese objetivo debe ser uno de los primeros objetivos de la

enseñanza en la historia: la adquisición de competencias de lectura y

escritura.

A pesar del avance imparable de las nuevas tecnologías, no podemos

dejar de observar que la utilización de estos medios es a través de la

lectura, incluso icónica de sus símbolos, pero generalmente de textos que

permiten el aprendizaje y la comunicación.

Sería deseable fijar un objetivo común y permanente que se encaminara

a conseguir que los alumnos y alumnas adquieran competencia lectora. A

fin de evaluar este objetivo, sería conveniente establecer unas pruebas

objetivas de velocidad y comprensión lectora, que se pasaran a todo el

alumnado dos o tres veces al año. El avance debería ser tabulado y

registrado, y condicionar las actividades con todos los grupos, hasta

acercarnos al objetivo de lectores eficaces y comprensivos.

Los sistemas de adquisición de la competencia lectora deben ser más

homogéneos a lo largo de los cursos. Estimo que es oportuno tratar este

tema en todos los ámbitos de coordinación del Centro y se debe intentar

llegar a acuerdos, de manera que tengamos un estilo común de enseñanza

a lo largo de las diferentes etapas y ciclos, así como que este estilo

permanezca cuando se cambia el personal docente, por razones


administrativas. En estos últimos cursos, dentro del Centro, se está

avanzando por la senda del constructivismo y puede que este sea el estilo

más apropiado para nuestras necesidades.

El servicio de Orientación debe ser reforzado y servir de sustento

pedagógico y organizativo a las muy distintas necesidades de nuestros

alumnos, encaminando las funciones de las especialistas de Pedagogía

Terapéutica y de Audición y Lenguaje a la resolución de los problemas que

lastran los aprendizajes de los niños y niñas. La coordinación entre estos

especialistas y los tutores y maestros debe ser fluida y constante de manera

que esta riqueza de medios personales redunde muy efectivamente en

mejoras académicas y de integración.

El profesorado debe encontrar en el Centro un espacio de actuación

amplio, una situación personal cómoda y apetecible y un grado muy alto de

aceptación y estudio de sus propuestas.

Se debe intentar crear un ambiente participativo en que todos podamos

sumar nuestras peculiaridades y habilidades y gustos personales, para

conseguir un conjunto equilibrado y armónico. Un ambiente de camaradería

que permita disimular las carencias o defectos que todas las personas

podemos tener, para que con la ayuda mutua y la confianza se pueda

ofrecer a la sociedad un colegio activo y eficaz.

Parece eficaz a este respecto la tradición que tiene el Centro de apostar

cada año por un proyecto común de formación, asociado al CIEFP, en el

propio colegio, y debe intentarse buscar cada curso un objetivo de

formación coherente con las necesidades de todos.


La participación en programas institucionales no debe verse como un

corsé y una imposición, sino como una oportunidad de conocer estrategias

y recibir formación externa, así como de alcanzar dotaciones que permitan

mejorar nuestra tarea. Aún así, parece conveniente centrarse en algunas

posibilidades concretas, dado el tamaño del Centro y las disponibilidades

personales.

Con todo, no se podrá dejar de contar con proyectos hacia varios

frentes abiertos: proyecto de lectura, proyecto de interculturalidad y

proyectos de nuevas tecnologías.

Las familias deben entrar en el Colegio. Deben participar en las

excursiones, en las fiestas, en las exhibiciones. Deben participar en

actividades extraescolares, deportivas, lúdicas. Deben participar en talleres

dedicados a los alumnos y en talleres dedicados a los padres. Actualmente,

por mil circunstancias, no existe una AMPA y la representación de las

familias en el Consejo Escolar es nula. Es forzoso trabajar muy

esforzadamente por recomponer ambas instituciones, de manera de poder

acudir a la solicitud de becas, subvenciones y ayudas de organismos

privados y públicos. Esta tarea hacia las familias es compleja y durará años

su desarrollo. Los primeros objetivos concretos de este proyecto de

dirección serían:

- solicitar inmediatamente la implantación de un Aula de Educación

Infantil de dos años, que sirve tanto como para dar soluciones organizativas

a familias trabajadoras, como para mejorar la escolarización temprana y el

ulterior avance educativo de los niños


- continuar con los talleres de informática e internet, pasando poco a

poco a que los desarrollaran autónomamente los padres

- ofertar más talleres, como un año se ha hecho con el de lectura para

madres

- abrir la biblioteca escolar primero a las familias, ofertando un servicio

de préstamo y otro de estudio, con la ayuda de madres voluntarias

- abrir la biblioteca, en una segunda pero próxima fase, al vecindario,

quizá con ayuda profesional externa

- organizar un servicio de apoyo muy extenso a las solicitudes de becas

para las familias y a todo tipo de ayudas

- realizar una ceremonia de graduado de Educación Infantil, para elevar

la autoestima de las familias y para reconocer el mérito de las maestras que

trabajan en esta etapa educativa, tal como se hace al finalizar 6º

- aumentar en lo posible la participación de los padres y abuelos en las

festividades tradicionales, como carnaval, navidad, así como en las

actividades escolares conmemorativas

- explorar la posibilidad de que las madres o padres participen en las

aulas, con la realización de talleres para sus hijos

- ofertar las instalaciones del Centro para actividades como “El

Veranuco”, que prolonguen las horas que el Colegio permanece abierto a

los alumnos y niños y niñas de la zona.

La voluntad inequívoca de abrir el Centro a la comunidad educativa no

debe dejar de lado la reflexión sobre la utilización física del Colegio y sus

pistas y jardines. Hay que buscar un equilibrio entre el disfrute de las

instalaciones como un equipamiento municipal y la adecuada conservación


de un ámbito escolar. No se puede consentir que esta política de apertura

siga permitiendo considerar este Centro como un espacio de estancia de

personas, jóvenes, ajenos completamente a esta institución y que tienen a

veces comportamientos inadecuados y vandálicos.

Consejería de Educación y Ayuntamiento, junto quizá con otras

instituciones de Cantabria, deben contribuir a dignificar, conservar y

aumentar las dotaciones de un Centro que se encamina a su 25 aniversario

desarrollando su función en precariedad de equipamientos, como son un

gimnasio escolar o unos baños dignos. La integración de nuestros alumnos

en la sociedad cántabra debe empezar por el disfrute de unas condiciones

educativas óptimas, para que puedan cumplir esa tarea de compensación

educativa ya citada.

A pesar del actual estado de revisión de los Proyectos de Innovación

Pedagógica y Organizativa, es voluntad de este Centro avanzar hacia

soluciones nuevas a problemas actuales como es la conciliación de la vida

familiar y profesional.

Tanto en los miembros del propio Claustro, como en las familias, se

detecta la necesidad de racionalizar los horarios para asemejarnos al

entorno europeo.

El Colegio debe responder las necesidades de las familias intentando

instaurar un servicio de guardería matinal, que permita a las madres

trabajar más cómodamente y que complemente el importante servicio que

presta el comedor escolar, tanto a nivel organizativo de las familias como

asistencial. Hay que considerar que estos servicios redundan en la creación

de hábitos de asistencia regular al Centro y que prolongan la acción de


Educación Compensatoria, en el sentido de aportar normalización y rutinas

saludables de alimentación y horarios de sueño o de limpieza a los niños y

niñas que los disfrutan.

Asimismo, con la participación en el Programa de Acompañamiento,

Ayuda y Refuerzo Educativo, y con el intento de volver a desarrollar una

oferta de talleres extraescolares, culturales y deportivos, con la ayuda de

las familias y las Instituciones, se podrá responder a otra necesidad como

es la de dar opciones de ocio y de estudio distintas de la mera presencia en

las calles.

Otra necesidad podría ser satisfecha con la participación en actividades

educativas que aglutinen a los alumnos, mediante la convivencia de varios

días juntos. Hay que recuperar la participación en actividades como la del

Albergue de Polientes con CajaCantabria, o la oferta de la Consejería del

centro de programas educativos de Viérnoles.

A este respecto, debe intentarse superar las barreras culturales de parte

de nuestro alumnado que les impiden participar y buscar estrategias para

que asistan, así como recurrir a medios para que el coste económico de su

participación no les disuada.

No puedo finalizar este Proyecto de Dirección sin hacer mención de

aquellas personas que durante la historia de 23 años de este Colegio

Público Jesús Cancio han desarrollado su vocación en él, entregando lo

mejor de cada persona y el quehacer cotidiano y sistemático para formar

unas generaciones de cántabros preparadas para su plena participación en

la sociedad. Junto con algunos de ellos he tenido la fortuna de trabajar y


aprender para mejorar en mi labor educativa y en mi personalidad. Todo lo

que se ha sumado, aportado, contribuido, realizado, preparado,

acondicionado, estudiado, organizado…, todo debe tener una continuidad

que recoja lo mejor, que es mucho, de tales actuaciones, que ponga en

valor otras no tan reconocidas y que mejore aquellas cosas que puedan ser

susceptibles de cambiar o transformarse. Espero que en un próximo

Proyecto de Dirección, de quien deba continuar mi tarea, se pueda escribir

otro tanto cuando concluya mi cometido.

Para desarrollar estas tareas y cuantas vayan apareciendo a lo largo de

los meses, he tenido la suerte de contar con el apoyo de muchos de mis

compañeros y compañeras. De manera expresa, varios de ellos se han

dirigido a mí para ofrecerse, a pesar muchas veces de su problemática

personal o familiar, para colaborar en estas funciones y ponerse a mi

disposición. Me llena de orgullo saber que existe esa disponibilidad en el

Centro y espero que sirva para seguir desarrollando nuestras tareas en el

futuro, a la mayor satisfacción de la Administración y de las Familias.

Cualquiera de ellos está suficientemente cualificado en lo personal y en lo

profesional como para ser útil en estas funciones.

Teniendo en cuenta diversos factores, he decidido escoger entre mis

compañeros a Dª Begoña Muñoz, maestra definitiva de P.T. y Dª Natalia

Aparicio, maestra definitiva de A.L. Ambas reúnen una serie de requisitos

como son capacidad profesional y humana, experiencia pedagógica y

voluntad de servicio, que estimo las hacen idóneas para sus funciones

respectivas de Jefa de Estudios y Secretaria.


Santander a 8 de Junio de 2007-06-08

Fdo.: Juan José Valiño Pérez.

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