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El país necesita cambiar. Requiere de una nueva fuerza que lo levante de donde está.
No solo de su estado económico, no solo de su estado político, sino de su estado
anímico, su estado cultural. Para esta labor es fundamental la juventud, una juventud sin
barreras ni fronteras, integrada socialmente, no individualista, con una activa
participación social y política y con una consciencia y compromiso con la realidad del
país. Para ello, esta juventud necesita un espacio y voz que hoy no tiene, necesitamos de
una voz juvenil que señale al país el camino de los cambios. Uno de los espacios
básicos desde donde la juventud hoy existe, se forma, piensa y actúa es la educación.
Chile debe tomar la educación en serio y ponerla como uno de los espacios
fundamentales para construir un país distinto.
Lo único que puede asegurar una nueva educación como ésta es la colaboración de
los distintos sectores de la sociedad, donde el Estado debe hacerse responsable de
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Documento elaborado como propuesta de discusión para el congreso nacional de educación realizado
el 2009 entre diversos actores de la Educación.
garantizar el bien común, es decir, asegurar un sistema integral y coherente, que esté
en función de un proyecto país y donde la educación sea un derecho para todos.
La última reforma a la Educación Superior fue la de los años 80. Ésta respondió a
un modelo de liberalización económica que se implantó durante el régimen militar. La
privatización de la educación y el decaimiento de las universidades públicas fueron
parte de sus consecuencias. Esta reforma estaba pensada según un proyecto político de
país basado en que el mercado podía ser la piedra angular en el aseguramiento de la
calidad. Los resultados fueron el debilitamiento y fragmentación de la Universidad de
Chile y la ex Universidad Técnica del Estado, y el fortalecimiento y creación de
universidades privadas. No constituyó un deber del Estado el aseguramiento ni la
regulación de la calidad de la educación. Esto afectó la posibilidad de distribuir los
bienes públicos propios de la educación superior en las formas que el país necesita.
Desde los noventa, han habido diversos intentos de recuperar, estudiar y pensar el
sistema de educación superior (Consejo Asesor Presidencial de la Educación Superior
del 2007, de Innovación 2007 y 2008, de Equidad del 2008, Informes de J. Brunner,
Informe de la OECD) pero hasta la actualidad no ha sido posible formular las
condiciones para la existencia real de un sistema de Educación Superior. El
comportamiento y características de sus partes (U, CFT, IP), y la institucionalidad que
debiese dar marco a su existencia, obedecen a lógicas parciales e incluso muchas veces
contradictorias. Para avanzar en el desarrollo social, económico, cultural y político,
necesitamos un verdadero sistema de Educación Superior, que permita pensar e
implementar un proyecto educativo de acuerdo a las aspiraciones del país.
Hoy día la educación superior apunta hacia la masificación. Hacia el 2020, Chile
aspira a llegar al 80 por ciento de la juventud (entre 18 y 24) accediendo a la educación
superior. Es por esto que se hace necesaria una reformulación del sistema en su
totalidad. La masificación del sistema debe ir acompañada de medidas que aseguren
una efectiva igualdad y equidad en el acceso, permanencia en el sistema y egreso,
además de una provisión de calidad integral por parte de todas las instituciones.
De otra forma, la masificación, es decir, la incorporación de sectores hasta ahora
excluidos, seguirá reproduciendo las desigualdades en vez de apuntar a corregirlas.
Este sistema debe proveer un marco de existencia que le dé un sentido público, que
garantice la primacía del bien común por sobre cualquier otro. Debe integrar el rol y
deber de las instituciones estatales, y el rol y relevancia de las instituciones privadas,
pero regulando su quehacer de tal manera de permitir instituciones privadas con rol
público. Este sentido público es fundamental, y sobrepasa las antiguas definiciones que
distinguen entre planteles de financiamiento o administración estatal versus privado;
hablamos de sentido público por estar alineado con objetivos comunes y públicos
por estar puesto sobre los intereses de todos los ciudadanos del país. Aquí lo
privado tiene una opción y lo público un deber.
La pregunta por este nuevo sistema para la Educación Superior es fundamental puesto
que su respuesta nos reflejará el modelo de sociedad que queremos. El nuevo Sistema
de Educación Superior debe estar vinculado en todas sus instancias con la realidad
social chilena. No puede existir ciencia, verdad, belleza, sin que ello responda a la
realidad de la sociedad en su conjunto, y a un ideal de inclusión y equidad entre sus
hombres y mujeres. El modelo de sociedad al que contribuye la Educación Superior
debe basarse en la movilidad social; en el fortalecimiento de la asociatividad, en el
fomento y la creación de proyectos colectivos; en una sociedad que tenga espacios
comunes inclusivos donde se manifieste la diversidad, y así terminar con la
segmentación; en una sociedad sin miedos, que se atreva a crear y hacer los cambios
necesarios; en una sociedad que genere ideas y debates públicos donde todos los
ciudadanos puedan participar, en una sociedad con una cultura fuerte hacia la
construcción de una identidad nacional, de manera inclusiva. La manera de lograr esto
es con una democracia completa y profunda. Un sistema de educación superior que
construya esta sociedad será un sistema con sentido público.
Hoy, en el proceso político chileno, las respuestas que se han dado al problema de la
Educación Superior han obedecido a una lógica de las partes por sobre el todo. Por otro
lado, muchas de las medidas se han implementado “a medias” respecto a su naturaleza
original, ocasionando nuevos problemas derivados de su ineficacia. Es por esto, que
planteamos que hoy es ineludible y fundamental que la sociedad chilena instaure un
nuevo contrato social que asegure, de una vez por todas, la existencia del Sistema
de Educación Superior con Sentido Público.
III. Institucionalidad: El Sistema Nacional de Educación Superior
(SINES) que Chile necesita
Se creará el Sistema Nacional de Educación Superior que tendrá como función articular
a todas las Instituciones de Educación Superior (IES) en una relación coherente y
nacional. El SINES deberá responder a las necesidades del país.
Las IES para constituirse, poder existir y ser parte del SINES deben cumplir con 3 de
las siguientes 4 funciones: docencia, investigación y creación, extensión, y
responsabilidad cívica (revisar respecto a acreditación). Deberán cumplir, además
con libertad de asociación de sus integrantes.
Las IES Estatales tendrán esto como un deber y las IES Privadas como una posibilidad,
que las diferenciarán entre instituciones con y sin sentido público.
Regulación
ingreso por la
CNA Universidade
se
Instituciones
IES con
sentido
Público.
IV Financiamiento: Recursos para asegurar derechos.
La educación es un bien social mixto caracterizado por sus fuertes externalidades dado
su carácter público, no sólo las personas directamente educadas sino la sociedad misma
mejora con la enseñanza. Esto implica que debe haber un interés colectivo de que las
personas concurran a la Educación Superior, por lo que deben destinarse recursos
públicos a aumentar los beneficios o reducir los costos de quienes se educan.
Junto a estos principios se instalará el criterio general de que todas las instituciones
tendrán acceso a financiamiento estatal, pero habrá un trato diferenciado. Las IES
Estatales lo tendrán como derecho por su carácter, aunque deberán rendir cuentas y
resultados frente a sus deberes con el país (de acuerdo al interés público que tengan); y
las IES Privadas que cumplan con el sentido público (ej: Universidades que sean
Complejas) y según las actividades de interés público que tengan, podrán gradualmente
acceder a fondos estatales. Así se financia el sentido público de la educación superior.
a) Estructura de la propiedad
1) Estatal
2) Privada
b) Sentido Público
El Sentido Público de una institución depende que sea abierta a la sociedad, en el
sentido de no concentrar de manera excluyente a un sector socioeconómico sino
que contenga estudiantes de los distintos niveles socioeconómicos en proporción
adecuada a la realidad nacional; que sea pluralista en el sentido de contar con
libertad de cátedra; y que tenga una estructura democrática, con un gobierno
universitario con representación triestamental. Esto constituirá un deber para las
instituciones estatales, y una posibilidad para las privadas. Por tanto las
instituciones podrán definirse como públicas y no públicas según su orientación.
Pueden obtener financiamiento basal también las instituciones privadas con sentido
público (pertenecientes al CIEP) que sean catalogadas dentro de las categorías de
Universidad Compleja, Subcompleja o Regional bajo los mismos indicadores. La
categorización es llevada a cabo por el CIEP cada 4 años para las dos primeras
categorías y cada dos años para la última. Esto deberá estar en coordinación con los
períodos de acreditación de carreras y actividades.
b) Componente Necesidad
Debe considerar: (1) el número total de estudiantes matriculados en carreras de
pregrado; (2) número de estudiantes en cursos técnicos, (3) área construida
(mantención de infraestructura y equipamiento).
c) Componente Desempeño
Debe considerar: (1) pertinencia de los contenidos curriculares, (2) inserción laboral de
los egresados, (3) número de graduados y certificados, (4) número de tesis definidas y
aprobadas, (5) títulos del cuerpo docente, (6) graduación/titulación en relación al
número de estudiantes y a la duración de los estudios.
d) Componente Histórico
Debe permitir que los montos no varíen en más de un 50% respecto al total de la
asignación anterior.
Este fondo busca generar incentivos que apunten a metas específicas, tales como calidad
y cantidad de programas de postgrado, producción de conocimiento, creación artístico-
cultural, desarrollo tecnológico o actividades de extensión.
Fiscaliza una política nacional de aranceles, donde el total de ingresos por estos
conceptos (principalmente de los altos quintiles) será de un 15% del presupuesto de la
Universidad.
Acompañado con esto, establecer, como parte de los requisitos para poder ser parte del
CIEP, contar con una distribución socioeconómica determinada. Así se impulsa una
política concreta de integración social.
Anexo
Frente a esto, existe hoy una oferta 100% privada. Frente a esto, se debe asegurar
también el acceso a la formación técnica de calidad por parte del Estado, entendida esta
como parte del derecho a la educación superior. El Estado debe participar directamente
en la creación de una Universidad Estatal de formación técnico-profesional de calidad y
con carácter gratuito para incentivar el ingreso a ésta como una verdadera alternativa.
Simultáneamente el CIEP se deberá encargar de asignar estas oportunidades con las
necesidades del país de técnicos.
VI Acceso.