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FOTOGRAFÍA

(Historia viviente)

Tucumán 1930/1970

Carlos Darío Albornoz

Este libro es la versión digital de la publicación del mismo nombre realizada por “Ediciones de la Facultad de
Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán”, impresa en la Argentina
en el año 1997. El texto ha sido corregido y aumentado con una nueva entrevista.

ISBN 950-554-132-5
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita del titular del “Copyright”, bajo las sanciones
previstas en las leyes, por cualquier medio o procedimiento, comprendida reprografía y el tratamiento informá-
tico
©Carlos Darío Albornoz
© 1997, Ediciones de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la
Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina
A mis hijos

Agradezco a mis entrevistados

El diseño de la Edición impresa fue realizado por Marco Albornoz

Yerba Buena, provincia de Tucumán. República Argentina. Mayo de 1997.


INDICE

Prólogo 3
Consideraciones generales 6
Introducción 9
Los fotógrafos entrevistados 16
Entrevista a don Amado Cortez 17
Entrevista a Margarita Bachur 34
Entrevista a Alberto Posse 49
Entrevista a Aurelia Córdoba 66
Entrevista a Orlando Kaetner 74
Entrevista a Mercedez Ovejero de Yoffre 84
Entrevista a Lucrecia Kriner 88
Entrevista a LuisAntonio Posse 91
Entrevista a Juan Perea 93
Entrevista a Oscar Popoff 94
Entrevista a Dante Decarlini 98
Entrevista a José Fanjul 102
Entrevista a Jorge Wyngaard 106
Bibliografía 107
Prólogo
Enfocando el pasado: la fotografía como Historia Social

María Clara Medina


Universidad de Gotemburgo, Suecia

"(...) porque él estaba completamente seguro


Que yo era un emisario de los dioses,
Enviado a su pueblo para fotografiar y describir"

Sebastião Salgado (1986) Otras Américas, ELR ed., Madrid, p.13.

Cada sociedad se concibe a sí misma de acuerdo a percepciones que presuponen un


autoconocimiento. Sin embargo, y a pesar de que estas percepciones tienen fundamentos
fácticos, estos imaginarios sociales están basados más en representaciones colectivas
que en hechos históricos concretos. A la construcción social de los imaginarios colectivos
y sociales contribuyen, indudablemente, la producción y difusión de imágenes gráficas por
diferentes vías. Hasta 1929 la representación del mundo por imágenes en América Latina
había sido muda, silenciosa. En esta fecha, la aparición del cine sonoro cambiará el uni-
verso semántico de las figuras móviles en la pantalla. En Argentina, las figuras móviles
serán conocidas ya desde 1896 con la aparición del cinematógrafo (Trelles Plazaola
1991). Sin embargo, la fotografía como representación gráfica de la realidad había llegado
a Tucumán bastante antes, en la década de 1850 (Albornoz 1997). Hasta hoy, la historia
de América Latina está cargada de silencios y omisiones. En gran parte ello se debe a la
desaparición, el ocultamiento o, simplemente, el desconocimiento de una inmensa masa
documental aún inédita y sin consultar que permanece en gran medida desconocida en
los archivos iberoamericanos. Por otra parte, la preocupación histórica por "nuevos" suje-
tos sociales ha desembocado en la necesidad de consultar también "nuevos" bancos do-
cumentales. Y así como la consulta a documentos orales se vuelve cada vez más fre-
cuente para quienes estudian el pasado reciente, recurrir a los archivos y bases documen-
tales gráficos debería ser, hoy en día, una práctica imprescindible para todo científico so-
cial. El texto de Darío Albornoz es un documento histórico crudo, una transcripción de
entrevistas a testigos de la vida cotidiana en el Tucumán del siglo XX. Pero estos no son
testigos "inocentes" ante la realidad observada: son fotógrafos, maestros en el arte del
retoque y del colorido, que, al ejercer la palabra, recurren a menudo a la anécdota para
dotar a sus testimonios orales de una agilidad a la vez sorprendente y conmovedora. La
posición de Albornoz como interlocutor es cálida y respetuosa, siempre profesional, en
actitud interrogante, en búsqueda permanente de lo que pueda enriquecer los testimonios.
En este texto, el diálogo entre el entrevistador y los entrevistados es explícito, aun desde
el punto de vista formal. La intención biográfica es sólo el punto de partida para la recopi-
lación de estos testimonios. Pronto las narraciones en 1° persona de los testi-
gos/participantes de los hechos narrados se transformarán no sólo en la descripción vital
y cotidiana de sus experiencias, sino que constituirán un magnífico cuadro social de los
hechos referidos por ellos. Ante esto, el transcriptor no es un testigo ausente. Sus inter-
venciones se enuncian con claridad y dinamizan el relato, al mismo tiempo que le dan
impulso narrativo y orientan nuestra búsqueda de información desde el punto de vista
histórico. El ejercicio de la fotografía es un oficio cuyas características especiales han
permitido considerarlo un "arte". Este oficio se aprende y se enseña, es decir, se revalori-
za mediante la transmisión generacional, no sólo de los bienes de produción indispensa-
bles para el ejercicio profesional (el local, el laboratorio, las cámaras, los filtros, etc.), sino
también de todo aquel capital simbólico que representa la apropiación de conocimientos
teórico-prácticos para la ejecución de una acción (Bourdieu 1980). La figura del fotógrafo
como testigo social de la historia contemporánea está ineludiblemente ligada a su cámara,
una herramienta de trabajo, sí, pero también un arma vital de registro de la realidad. El
mundo "real" se pretende captar en una sola imagen, irrepetible, única, momentánea, par-
ticular. Su intención es retratar un mundo, su resultado es una representación gráfica, una
concreción material de las imagenes. A diferencia de la imagen de nosotros mismos que
nos devuelve un espejo o cualquier superficie lisa y pulida, la fotografía nos muestra el
congelamiento de un momento, una imagen estática, fija, cristalizada en lo que Albornoz
llama "un presente continuo" (1997:3). Por otra parte, el ejercicio de la fotografía involucra
a más de un individuo, es decir, comprende, la interacción entre la máquina, el autor, el
objeto/sujeto registrado y, finalmente, el registro material del mismo. Ninguno de estos
elementos pueden ser analizado aisladamente, sin considerar su relación con los demás
(Camargo & Lobo 1984:53). En los testimonios que Albornoz nos presenta aquí esta rela-
ción intrínseca cobra un matiz marcadamente histórico: los fotógrafos se insertan en esta
relación intrínseca como agentes de un contexto socio-político determinado.

La cámara fotográfica inmoviliza la historia. Al mismo tiempo, la palabra y la memoria so-


cial se dinamizan, se resemantizan en las fotografías. Las imágenes -animadas o fijas-
presentan problemáticas nuevas y apasionantes para el trabajo histórico, sobre todo al
considerar las potencialidades interpretativas de un análisis textual de ellas (Camargo &
Lobo 1984:52). En su compilación de testimonios, Albornoz también nos brinda elementos
muy útiles para el análisis social. Es interesante relevar, por ejemplo, las no pocas evi-
dencias de una permanente dialéctica entre los discursos y las prácticas sociales, en es-
pecial al considerar el rol de las mujeres en el ejercicio de la fotografía, una profesión tra-
dicional y socialmente considerada "masculina". Por último, entender los documentos grá-
ficos como documentos históricos polisémicos nos permite, a quienes trabajamos la histo-
ria social contemporánea, entrar en contacto directo con nuevas situaciones de aprehen-
sión, identificación y recuperación de información documental. La gran variedad de siste-
mas comunicativos obliga a ajustar las herramientas de aproximación crítica a las fuentes.
La imagen, como cualquier otro tipo de documento histórico, nos obliga a aprender a
buscar y a "leer" sus potencialidades testimoniales. La práctica historiográfica en América
Latina aún necesita de la lectura de nuevos documentos para su conocimiento e interpre-
tación. La edición de fuentes orales es, hoy más que nunca, una necesidad esencial. En
este sentido, el trabajo de Albornoz que aquí se presenta es otro paso adelante en la
constitución del corpus documental para la historia social contemporánea.

Brämaregården, mayo de 1997

Referencias:
Albornoz, Darío: 1997. Año 1948: Voto femenino y fotografía. Ms.
Bourdieu, Pierre: 1980. Le sens pratique. Minuit ed. Paris
Camargo, Célia & Lucia Lobo: 1984. A pesquisa histórica e as fontes não
convencionais. Revista do Patrimõnio Histórico e Artístico Nacional. N° 20.
Brasilia. Pp. 51-53.
Trelles Plazaola, Luis: 1991. Cine y Mujer en América Latina. Directoras de
Largometrajes de ficción. Ed. Universitaria de Puerto Rico.
CONSIDERACIONES GENERALES

Es preciso para comenzar este trabajo, tomar en cuenta los factores que intervienen en la
producción de una imagen fotográfica, y analizarlos. Sostengo que la fotografía, es pro-
ducto de la recurrencia de varios factores.

Partiremos de la definición de en un diccionario de la lengua española. Fotografía: “Arte


de fijar la imagen obtenida con la cámara obscura”.

Es frecuente que realicemos fotografías. El procedimiento es bastante simple. Tomamos


una cámara fotográfica, colocamos la película y realizamos las tomas. Más tarde, el labo-
ratorio nos entrega los negativos y copias terminadas. De esta manera llegan luego a
nuestras manos las fotografías.

Hasta aquí, lo sucedido se parece a muchas de las situaciones que se nos presentan a
diario. Hemos formado parte de un proceso, que aunque sin pensar siquiera un momento,
ha resultado en la obtención de imágenes impresas en un trozo de papel. Con ello, que-
damos conformes al haber obtenido imágenes que reproducen las apariencias de un obje-
to, persona o evento, que vimos a través del visor de la cámara fotográfica.

Pero una fotografía es mucho más que un trozo de papel con imágenes. En la produc-
ción de una imagen fotográfica intervienen varios factores: la máquina fotográfica, la pelí-
cula, el laboratorio y nosotros, los que sacamos la fotografía. Pero además de ello hay
dos elementos más que están presentes y que por ser tan familiares no tomamos en
cuenta: la luz y el tiempo.

La luz produce en nuestros nervios ópticos la excitación suficiente para que veamos las
cosas, distingamos colores y formas. Mas, la película fotográfica no registra lo mismo que
nosotros vemos. Esta se compone de una emulsión que contiene microscópicas partícu-
las de sales de plata sensibles a la luz, que luego del revelado, se convierten en plata
metálica que concentrada en diferentes densidades produce la imagen final que llega a
nuestras manos.

Para que veamos, es necesario que la luz se refleje en los objetos y llegue a nuestros
ojos. Para que se produzca la imagen fotográfica, sucede lo mismo. La luz rebota en los
objetos y al momento que disparamos el obturador de nuestra máquina, entra por el obje-
tivo y sensibiliza la película, produciendo una imagen latente. En definitiva, en cada una
de las fotografías tenemos un elemento concreto, que quedó atrapado en la imagen. Esto
es, que en cada imagen fotográfica hay una parte concreta de la realidad. En nuestras
fotografías, hay luz que ha tocado los objetos que ahora se encuentran en nuestras imá-
genes.

Pero hablamos también del tiempo. Es esencial en nuestro proceso. Para que la luz
viaje hasta nuestra película fotográfica, ha pasado un cierto tiempo, que en el caso de la
fotografía, es relativamente corto. Decimos esto porque esos tiempos se cuentan en cen-
tésimas y milésimas de segundo, en la generalidad de los casos, hasta en unos pocos
segundos en algunas situaciones particulares. Por cierto, ante la rapidez con que se pro-
duce este proceso, no somos conscientes de ello y por lo tanto no valoramos su impor-
tancia.
Es preciso tomar en cuenta esos pequeños espacios de tiempo, en los cuales podemos
obtener una o muchas imágenes. En esas imágenes, que son como flashes, encontrare-
mos una importante cantidad de información. Dentro de un proceso histórico, se encuen-
tra el momento en que obtuvimos la imagen que tenemos en nuestras manos.

Pero, esto hace pensar que la fotografía es un pequeño espacio de tiempo congelado
en una imagen. En cierto modo es cierto, y es por ello que tiene la importancia que adju-
dicamos al documento fotográfico en general. Estos pequeños espacios de tiempo en que
actúa la luz, impresos en un trozo de papel nos permite observar lo que sucede a lo largo
de procesos históricos, en los cuales analizamos sucesos naturales y culturales o sim-
plemente recordamos hechos y situaciones que forman parte de nuestra vida diaria.

Pero, la fotografía no es solamente una imagen congelada en un presente continuo. Es


la huella de los objetos que han sido registrados. Es por ser un registro de luz y de tiempo
imaginada por una persona, antes de disparar el obturador de la máquina fotográfica,
“símbolo”. Pero además, la imagen no puede desprenderse nunca del acto en que fue
realizada. En ese acto donde luz, tiempo, fotógrafo y fotografiado, estuvieron en un mismo
momento y lugar para que obtengamos la fotografía que está en nuestras manos.

O sea que una fotografía no es solamente “icono” (imagen de), ni “símbolo” por ser una
visión subjetiva de la realidad realizada por un hombre, sino que además de todo ello es
“huella”. Como tal, como huella, en la que participaron un fotógrafo y un fotografiado, la
imagen que tenemos en nuestras manos o aquella que encontramos impresa en un perió-
dico, revista, libro, etc. se convierte en un documento histórico y por lo tanto tiene en sí
misma una cantidad de información de gran valor para quien la usa como curiosidad, me-
dio de informar, de vender, estudio de las ciencias, objeto estético, objeto afectivo, etc.

La intención de este trabajo es analizar a partir de las historias que nos cuentan algu-
nos fotógrafos, el tiempo, situaciones personales, sociales, económicas, etc. Lo haremos
a través del análisis de un grupo, construido sobre la base de un oficio común, que des-
arrolló su actividad fotográfica entre los años 1930 y 1970. Los entrevistados no son todos
los fotógrafos, sino solamente aquellos a los que he podido localizar, por lo tanto forman
parte de un grupo de muestreo, que implica un cuidado permanente en el uso de genera-
lizaciones, las que podrían llevarnos a equivocaciones.

Los hombres, todos, tenemos la capacidad de vivir nuestro tiempo según nuestra edu-
cación, experiencia, y sobre todo de nuestra capacidad de convivir con los demás hom-
bres. En el caso de un fotógrafo, esto adquiere características particulares, puesto que
por sus ojos y el punto de vista que elige con su cámara fotográfica, ha elegido qué parte
de la realidad ha querido ver y mostrar. Desde el momento en que un fotógrafo levanta la
máquina fotográfica, mira a través de ella y dispara, está imponiendo su ideología a la
toma. A eso se debe sumar que cuándo entra en su laboratorio, elige en forma volitiva y a
través de su imaginación los tonos, colores y encuadre con que va terminar la copia. En
todos los casos, es un inventor de la realidad.
El fotógrafo elige siempre y determina la imagen que quiere obtener. La fotografía obte-
nida, es una huella de la realidad, pero solamente eso. No es la realidad. Una fotografía
no se parece a la realidad sino lo opuesto. En una fotografía están impresas característi-
cas de lo fotografiado que nos permiten reconocer a la realidad en ella. Pero lo más im-
portante es ser conscientes de que en la imagen está la parte y forma de la realidad que
el fotógrafo ha querido mostrar.
El fotógrafo es por lo tanto, un ilusionista, un mago.

Antiguamente, el conocimiento para la realización de fotografías era capital de unas


pocas personas y ellas estaban conscientes del poder que tenían sobre la imagen y el
público hacia la que iba dirigida la misma, sea en forma comercial o artística. La masifica-
ción en el uso de maquinas fotográficas por el bajo costo y simplicidad en el manejo de
materiales y equipos fotográficos, hizo que estas posibilidades se multiplicaran en forma
geométrica. Pero no sucedió lo mismo con el conocimiento para la realización de fotogra-
fías. Son pocos los que tienen la seguridad de saber lo que están haciendo, y por ende de
lo que quieren contar en las imágenes que realizan.

Pero lo cierto es que a través de los fotógrafos pesan y pasan historias, además de la
historia de su entorno. Es por ello muy importante observar lo que en las imágenes está
impreso y sobre todo, lo que esta persona puede contarnos de su propia historia.
INTRODUCCION

A Tucumán, la fotografía llega durante el siglo pasado, en manos de fotógrafos ambu-


lantes. En cuanto al período de este siglo que nos ocupa, los fotógrafos desarrollan sus
trabajos en lo que puedo definir como tres ámbitos diferentes. Uno, los que se instalaron
con un negocio y desde allí trabajaron con un estilo y forma particular. Es el caso de Dipiel
Goré, Valdez del Pino, Mastraccio, Bachur, etc. Dos, el de aquellos aficionados, que inten-
taron separar la práctica fotográfica comercial, de la que ellos llaman expresión artística y
que se agruparon en el Foto Club Tucumán. Entre ellos, Belisario Ríos, Castillo, Fanjul,
etc. Y tres, el de los fotógrafos ambulantes, como Amado Cortez o Gabriel Yoffre. Están
por supuesto también, los reporteros gráficos de los diarios locales, de los que no me
ocuparé en este trabajo, puesto que considero que esa especialización fotográfica tiene
características particulares, las que representan diferencias importantes con el trabajo
social y artístico. Veremos en los relatos que algunos de mis entrevistados trabajaron un
tiempo como reporteros gráficos, pero luego dejaron esos trabajos por una actividad más
rentable y tranquila.

Es preciso tomar en cuenta que estas categorías no son ámbitos estancos de donde no
se puede salir cuando se ha entrado, sino que son una clasificación arbitraria realizada
con el propósito de llevar a cabo un análisis teórico. En la mayoría de estos fotógrafos
veremos que se movieron en actividades que los colocaron en cada uno de esos grupos,
según el momento y la situación que les tocara vivir. Pero en definitiva han desarrollado
la mayor parte de su actividad en uno de ellos en especial.

Las entrevistas se realizaron a fotógrafos que actuaron en Tucumán. Nacieron entre


1910 y 1935. Pertenecen por lo tanto a una generación de personas, que han vivido de-
ntro de una etapa de permanentes cambios en lo político, social y cultural de este siglo.
Para la elección de las personas encuestadas, he partido primero de la actividad profesio-
nal que les es común. Luego tomé en cuenta que todos ellos son contemporáneos por su
edad. Además, y esto es muy importante para la realización de la investigación, estuvie-
ron dispuestos a atender mis requerimientos. En último término, hay una razón personal.
Soy fotógrafo y me une a ellos una visión de la realidad, en algunos casos afín y en otros
opuesta. En las preguntas que realizo, está evidenciado mi interés personal por saber la
razón, que nos impulsa a elegir una profesión que precisa de una permanente y continua
relación humana.

El caso de Dipiel Goré, Hugo Kriner y Gabriel Yoffre, es importante dejarlo aclarado.
Estos tres fotógrafos ya han fallecido. Yoffre, representa a un grupo de fotógrafos que
comenzaron como ambulantes y consiguieron instalarse con un negocio de fotografía que
actualmente sigue funcionando. Kriner, es una persona que me despertó desde niño una
gran admiración, ya que mi primer contacto con la fotografía fue a través de él. Por último
Goré, que para mí es el referente fotográfico de Tucumán. Mas el valor que yo le doy no
es exclusivo. Podrán leer en los relatos, que entre los profesionales de la fotografía tam-
bién es un referente admirado por su profesionalidad y calidad de los trabajos que reali-
zaba. Son estas las razones que me llevaron a entrevistar a familiares y amigos de los
fallecidos, tratando de indagar lo que la fotografía significaba para ellos. En el caso de
Dante Decarlini y José Fanjul hay algo común, puesto que los dos eligieron la fotografía
como modo de expresión artística. No viven exclusivamente de la fotografía. Decarlini es
arquitecto y Fanjul comerciante. Los dos se dedicaron a enseñar fotografía durante mu-
chos años y trataron siempre de indagar y desarrollar nuevas formas de expresión foto-
gráfica. La trataron de conocer desde un punto de vista teórico y práctico. Participaron de
clubes y peñas fotográficas, concursos y actividades que desde el punto de vista comer-
cial no dan ningún dividendo. Margarita Bachur, Alberto Posse, Orlando Kaetner, Oscar
Popoff, Juan Perea y Luis Posse, son fotógrafos que desde el principio tomaron a la acti-
vidad como una cuestión comercial. Desarrollaron sus trabajos desde un negocio, con
galería de tomas y laboratorio. Fueron evolucionando según las exigencias del público, el
mercado y las nuevas variantes tecnológicas. Con mayor o menor éxito lo consiguieron,
están vigentes pero al mismo tiempo, en el punto de inflexión de la actividad fotográfica
comercial. Los cambios y la crisis económica actual son muy fuertes. En sus palabras se
denota la duda de su propia permanencia en el mercado. En cierto modo se consideran
una especie en extinción, no solamente por la edad que tienen sino sobre todo por los
cambios que se están produciendo. Por último está Amado Cortez. El fotógrafo de plaza y
desde mi punto de vista quien representa mejor lo que es la fotografía como forma de
vida. Es quien más me llamó la atención y también a quién he indagado en mayor pro-
fundidad. Hay un halo de misterio en su forma de hacer fotografías y por ello es el eje
sobre el cual gira la mayor parte del análisis que realizo en este libro.

Me voy a centrar en los aspectos de cambio en relación directa a la fotografía. En ella


se produjeron modificaciones que implicaron el paso de sistemas de realización, lentos,
engorrosos, con equipos pesados y de formato grande en sus negativos; a métodos más
simples, con equipos livianos y de fácil manejo, mas no por ello alejados de la esencia de
la fotografía en sí misma. Se trata también, del acceso masivo de esta tecnología al públi-
co en general. No de aquel con poder económico e interés en la fotografía como modo de
expresión solamente, sino a todos los estamentos sociales interesados en registrar los
eventos familiares y sociales que sucedían a su alrededor.

Las entrevistas citadas, partieron de un cuestionario con objetivos específicos, dejé que
el entrevistado aporte los datos que creía necesarios a su relato, inclusive fueron enrique-
ciendo sus historias con anécdotas que permitieron conocer aspectos relacionados con la
fotografía en sí misma y con sus experiencias de vida en general.

Estas conversaciones se realizaron en diferentes lugares. En algunos casos en el domi-


cilio particular. En otros, en su negocio, en una plaza o en un bar. He observado que muy
pocos de ellos, se consideran importantes como fotógrafos o que sus vidas sean social-
mente relevantes. Tal vez solamente quisieron aparentar eso. Lo cierto es que en casi
ningún caso consideraron que estas entrevistas debían tener la formalidad de algo tan
importante, como contar parte de sus vidas. En todos los casos fueron grabadas y las
transcripciones completas se encuentran a continuación. Solamente en el caso del Sr.
Luis Posse, las respuestas están escritas en forma muy escueta, por considerar éste, que
lo anecdótico no tenía ninguna importancia en la esencia del relato. En el caso de los fo-
tógrafos fallecidos, como dije antes, se entrevistaron a personas que los conocieron mu-
cho, fotógrafos en algunos casos, familiares muy cercanos en otros.

Como se observa, la edad aproximada de los entrevistados está entre los 60 y 80 años.
Me encontré con personas que comenzaron con la fotografía siendo muy jóvenes. Crecie-
ron aprendiendo y practicando el oficio. La mayoría de ellos lo hicieron por cuestiones
circunstanciales y no porque hayan elegido en forma consciente la profesión de fotógrafo.
Esta circunstancia nos permite observar que este oficio, les daba la posibilidad de conse-
guir una condición económica más o menos estable y con ganancias nada despreciables.
El aprendizaje lo realizaron en estudios de fotografía donde tuvieron la oportunidad de
trabajar errando y corrigiendo sistemáticamente. Solamente en algunos pocos casos el
conocimiento se adquirió a través de estudios sistemáticos.
Esto último se produjo por varias razones. Este tipo de conocimientos se comenzó a
impartir en el Instituto Cinefotográfico de la Universidad Nacional de Tucumán, recién a
partir de la década del ‘50 y el acceso era posible solamente perteneciendo al alumnado
de dicha Universidad o ser un técnico especializado de alguna dependencia de la misma.
En otros casos el conocimiento se adquiría a partir de las actividades del Foto Club Tu-
cumán, que se fundó y funcionó con intermitencias desde la década del ‘30. En la mayoría
de nuestros entrevistados, el conocimiento fue adquirido a través del trabajo diario, siendo
empleados de otros fotógrafos, que también habían adquirido sus conocimientos de igual
manera. Existían en aquella época, publicaciones más o menos periódicas y libros que
permitían informarse, aprender nuevas técnicas y formas de trabajo, y a los que los fotó-
grafos profesionales les tenían gran aprecio, por cuanto en sus páginas estaba la posibili-
dad de acceder a nuevas técnicas y desarrollos fotográficos.

En ocasiones actuaron como precursores de nuevas técnicas en la realización de foto-


grafías y por lo tanto fueron imponiendo modas en la presentación y terminación de tra-
bajos. Esto los obligó a aprender esas técnicas y utilizarlas hasta que se agotara el interés
del público al que se dirigían sus servicios. Pero esas modas e imposiciones técnicas no
son el producto de una ambición de superación personal, sino de una corriente de cam-
bios impuesta desde centros urbanos, como Buenos Aires, a los que la tecnología llegaba
primero y por lo tanto las modas también.

Como dije antes, al ser la fotografía una huella de la realidad, buscaron sobre todo los
fotógrafos de retrato y eventos sociales, la forma de conseguir imágenes que se compa-
dezcan con ella. En cada uno de los entrevistados encontraremos respuestas que dan
diferentes razones y modos técnicos para arribar a este fin. La fotografía era blanco y ne-
gro y se la pintó, con el propósito de lograr un efecto más realista. Esta fue una de las
modas que más tiempo estuvo en vigencia hasta que la fotografía color, descubierta ya
hacía muchos años, entró al mercado con materiales estables y laboratorios masivos de
procesamiento.

El caso de Gabriel Yoffre, es una confirmación de ello. Comenzó sus trabajos como fo-
tógrafo ambulante y llegó a tener tanto éxito por la calidad y responsabilidad en sus traba-
jos, que puso un negocio en el que se tomaba, procesaba y pintaba las fotografías, al
tiempo que tenía empleados que realizaban retratos en la campaña y las afueras de la
ciudad. Llegó a instalar uno de los primeros laboratorios automáticos de foto acabado
color de Tucumán. También están los casos de Dipiel Goré, Bachur, Valdez del Pino entre
otros, que desde sus estudios fotográficos realizaban fotografías a una clientela casi fija,
proveniente de diferentes estratos sociales, utilizando las mismas técnicas.

De ningún modo, comparar a diferentes fotógrafos pretende una categorización de sus


habilidades, éxitos o fracasos en su profesión. Por el contrario, la importancia al hacerlo
es mostrar que ellos estaban capacitados, sobre todo de los ambulantes, para mantener-
se insertos en un negocio a través de un conocimiento limitado en algunos casos, pero
que demuestra agilidad y capacidad de adaptación a las exigencias de un mercado que
se hacía cada vez más competitivo.

Esta circunstancia se produce, no solamente porque cada uno de ellos trataba de mejo-
rar cada día su técnica y terminación de sus trabajos, compitiendo con otros fotógrafos;
sino también por la aparición a fines de la década del ‘50, comienzos de los ‘60, de los
laboratorios color, que brindaban un servicio muy rápido para la época, produciendo resul-
tados asombrosos para el público. La disminución en el costo de los equipos fotográficos
y la simplicidad en su manejo, produce un fenómeno de masificación. Recordemos por
ejemplo la “Kodak Fiesta”, aquella máquina de material plástico de muy bajo costo y por lo
tanto de una masiva inserción en el mercado.

A todos estos hechos debemos sumar que en Tucumán, a mediados de la década del
‘60, se produce una fuerte crisis económica y laboral. El cierre de los ingenios azucareros
durante la dictadura militar del general Onganía, produce una importante caída en la ocu-
pación de la mano de obra, apareciendo como una de las fuentes de trabajo “cuenta-
propista alternativa”, la fotografía. La aparición de esta nueva generación de fotógrafos
“profesionales”, conduce al desequilibrio del mercado fotográfico.

La popularización de materiales y equipos, permite al hombre común y sin ningún cono-


cimiento de fotografía, realizar sus propias fotos, puesto que la falta de los conocimientos
para hacerlo no era un impedimento, ya que las máquinas eran de muy fácil manejo y al
acabado de las fotografías lo hacían los laboratorios que antes mencionamos.

El caso de aquellos nuevos cuenta propistas de la fotografía, es en relación al conoci-


miento con que contaban para hacer fotografías, igual a la situación del hombre común.
La diferencia está en el uso de equipos un poco más sofisticados y la audacia de los pri-
meros de hacer fotos en forma comercial.

Este fenómeno, aún hoy vigente, es cada vez más acelerado y en la década del ‘60
produjo que los estudios fotográficos comenzaran un período de decadencia que aún hoy
continúa. Solamente sobreviven en condiciones más o menos estables, aquellos negocios
que dedican todo su esfuerzo a la venta de materiales, equipos fotográficos, fotoacabado
y solamente como alternativa de servicio, la toma de foto carné en un minuto con siste-
mas Polaroid y alguna que otra reproducción.

Estos negocios actuales, no son ni la sombra de los estudios fotográficos de maestros


de la talla de Dipiel Goré, Valdez del Pino u otros. Goré tenía un estudio fotográfico en el
que se reunían los artistas de la época. Pintores y escultores eran amigos de este fotógra-
fo. Las personas socialmente relevantes de la época, se hacían retratar por él. Además,
por su creatividad y punto de vista, se marcó entre los conocedores de fotografías una
línea entre antes y después de Goré. Valdez del Pino, es anterior a Goré. Sus fotografías
de retrato son excelentes. Las hacía con luz natural. Algunos de mis entrevistados dicen
que era el maestro de la luz natural, Que podía traerla con espejos y pantallas hasta el
retratado, para iluminarlo correctamente. Esta forma de trabajar era la que utilizaron todos
los fotógrafos desde el comienzo de este arte y es Goré quien da el salto en el uso de la
tecnología, ya que consigue realizar con luz artificial trabajos de una calidad notable.
Pienso que desde un punto de vista fotográfico exclusivamente, este hecho marca el an-
tes y después de los estudios de la década del ‘50.

Las casas de fotografía, como Luz y Sombra de la Srta. Margarita Bachur, Alberto Pos-
se o Linares, donde el trabajo de Galería de retratos era el centro de su actividad comer-
cial, es cada vez más difícil. Para mantenerse vigentes dentro del mercado, han tenido
que dedicar gran parte del esfuerzo a la venta de insumos y equipos fotográficos, o con-
vertirse en ópticas. A pesar de ello, las modificaciones que produjeron en la forma de co-
mercialización y el acelerado avance en la tecnología en este rubro, son mucho más rápi-
dos que los cambios que estas casas pueden realizar. Por lo tanto la forma como actual-
mente se manejan, las está llevando a su definitiva desaparición. Son en cierta forma, el
recuerdo vivo de la época de mayor auge de los estudios fotográficos.
El caso de Don Amado Cortez, fotógrafo “minutero” de plaza, es un ejemplo de ello. Fue
pasando de la máquina de cajón, en la que realizaba todo el proceso, y a la que en conta-
dos casos utiliza actualmente, hasta el proceso Polaroid con el que hace algunas tomas
rápidas para los transeúntes. La agilidad para moverse dentro del medio social y comer-
cial, aceptando las exigencias que este le imponía, lo condujo a aprender y producir utili-
zando nuevas técnicas, tratando de conseguir resultados rápidos y económicos como lo
exigía la realidad. A pesar de ello, su desaparición ya se ha producido hace años desde el
punto de vista comercial estricto. Es más, Don Cortez ha sobrevivido a los embates socia-
les y económicos a lo largo de cincuenta años de actividad comercial, gracias a su capa-
cidad de reacomodamiento permanente.

Al analizar el discurso de Don Cortez, veremos que particularmente en este caso, es


casualidad que sea la plaza Independencia (Plaza principal de la ciudad de San Miguel de
Tucumán), donde desarrolla su actividad comercial. Podría haber sido cualquier otra plaza
de cualquier otra ciudad de la Argentina. El lugar donde desarrolló su trabajo, no tuvo im-
portancia para él, ya que su actitud frente a la gente no cambia por ello. No es un paisajis-
ta ni un reportero gráfico, sino un retratista del hombre y trató de reconocer en ellos a per-
sonas que son el eje de su trabajo y su vida. Me llamó la atención como define a la foto-
grafía y a sí mismo, cuando dice que sus fotos son por reflejo de la luz, a la que tiene
medida con exactitud para diferentes horas del día, épocas del año y estados del tiempo.

En el caso de don Amado Cortez, no se encuentran fotografías que hayan retratado el


paso del tiempo en la apariencia de la Plaza. En las palabras de los otros fotógrafos en-
trevistados se pueden leer situaciones parecidas. No tuvieron intención de adoptar a la
fotografía como modo de registro de la realidad sino como un simple modo de vida. La
inexistencia de archivos más o menos organizados, salvo una que otra foto, es un hecho
común en todos mis entrevistados. Creemos que nunca le dieron el valor que hoy damos
al documento fotográfico. Pero ésto, en cierto modo se suplanta con la posibilidad de leer
sus palabras y reflexiones sobre sus experiencias de vida.

Cada uno de estos fotógrafos es artista? Es Don Cortez un artista? Y nos referimos a él
específicamente por representar a un tipo de fotógrafos que ya no existe. Creemos que es
un tema que amerita un análisis más concienzudo que el que pretendemos hacer en este
trabajo. Por lo pronto diremos que si nos atenemos a que “un artífice es aquel que trabaja
con las manos, artesano el que lo hace con las manos y el cerebro y artista el que lo hace
con las manos, el cerebro y el corazón” , en cierto modo lo son. Y esto se debe aplicar a
todos mis entrevistados.

Lo cierto es que cada uno de ellos desarrolló su actividad sin plantearse este problema
y por cierto sería injusto que nosotros nos lo planteáramos ahora. Lo cierto es que hicie-
ron sus casas y criaron sus hijos con la fotografía. No se preocuparon de cuestiones que
les parecieron pequeñas dentro de sus esquemas vitales. Para ellos esta actividad no fue
solamente un trabajo. Fue el medio con el que se insertaron en la realidad. Ser fotógrafo,
les otorgó la posibilidad de ser alguien en la vida. Este oficio los convirtió en referentes
sociales. Fueron y se sintieron importantes dentro del medio social en el que les tocó
vivir.
Al describir la forma en que realizan su toma, buscando el ángulo y la luz apropiada, los
convierte, no en comerciantes de la imagen, sino en sus creadores. Trataron siempre que
el cliente quede satisfecho, no solamente con un servicio responsable, rápido y de cali-
dad, sino con la fotografía que le entregaban. El cliente era tomado como actor principal
de la imagen que producían. No es que no le dieran importancia al dinero que por ella
cobraban, sino que sobre la calidad del trabajo que realizaban, se sustentaba la continui-
dad del negocio. El fotógrafo retratista cumple esta misión. Trata de sentir que la fotogra-
fía producida es la que imaginó y sobre todo que el cliente se sienta conforme con su per-
sona. Era preciso que se sienta reflejado en la fotografía y satisfecho con lo que cada
persona que entraba a su estudio quería ver de sí mismo.

Todos estos fotógrafos comenzaron con la fotografía en la primera mitad de este siglo.
Don Cortez, ha pasado la mayor parte de su vida en la plaza Independencia.

La rapidez de los cambios tecnológicos y la modificación en los modos de comercializa-


ción, trajo aparejada la pérdida del papel de referente social en la relación fotógrafo-
fotografiado, entre otras muchas cosas. Son modificaciones importantes, pero el paso del
tiempo no ha cambiado al ser humano que está en cada uno de los fotógrafos entrevista-
dos.

Todo lo anterior, nos conduce a reflexionar sobre las causas que provocan que los fotó-
grafos modifiquen su forma de inserción en la sociedad. Pero aunque encontremos una o
más respuestas, el problema del fotógrafo y de la fotografía seguirá siendo el mismo. No
tiene importancia, cuál es el sistema o medio tecnológico qué se utilice para producir una
imagen, sino la razón que tiene el ser humano para producirla.

En el fotógrafo está, aunque en la mayor parte de los casos en forma inconsciente, la


necesidad de plasmar y guardar del paso del tiempo a las personas, eventos y cosas que
retrata. Pero no es la muerte lo único predestinado en el hombre? Sí. Estando en cada
una de las imágenes las huellas de la vida, con su tiempo, su forma, su color. El fotógrafo
con su técnica, sus medios tecnológicos y su mirada, esencialmente su mirada, preserva
no la eternidad de la imagen, con todo lo que en ella hay de carga histórica y cultural, sino
que la usa para preservarse a sí mismo.

El fotógrafo vive en cada una de sus fotos. En ellas está presente. Es en el momento del
acto en que se realiza una fotografía, cuando se ha producido la impresión de la imagen,
donde ha sido actor principal junto a lo fotografiado. Es por lo tanto la fotografía, una for-
ma de conservación de la propia vida. Así como en cada acto sexual, en la excitación y la
calma se muere de algún modo y con ello se produce vida, en cada fotografía hay una
forma inocente, sin intención (en la mayoría de los casos) de reproducción de sí mismo,
del fotógrafo. Baste leer las palabras de algunos de los entrevistados, donde consideran
que la fotografía significa para ellos una forma de vida. Donde sin importar el paso del
tiempo, hacer fotografías deja de ser un modo de comercio solamente, para comenzar a
ser un modo de trascender, de vivir en la realidad a pesar del paso del tiempo.

Me parece ver en Don Cortez y en todos los demás fotógrafos, al hombre. No intento en
este trabajo analizar la actividad profesional, ni la mayor o menor calidad técnica y estéti-
ca de sus trabajos, sino sus vidas. No importa la actividad que tengamos para sobrevivir.
Tenemos todos la necesidad de trascender. Sea a través de nuestros hijos o nuestras
creaciones, mas siempre buscando aquietar y paralizar el paso del tiempo.

Debemos tomar en cuenta en este análisis, la posibilidad que les dio esta profesión de
acceder a un status social diferente del que salieron. Sin haber tenido la necesidad de un
título que los habilite profesionalmente, cuestión que era muy importante en la época en
que florecieron como fotógrafos. El haber manejado un estilo y responsabilidad en el tra-
bajo, les posibilitó convertirse en referentes sociales importantes. Ir al estudio de un fotó-
grafo a sacarse una fotografía, no era cosa de todos los días. Ante la oportunidad la per-
sona, se preparaba especialmente para ello. Requería del retratado una disposición y
preparación especial. La mejor ropa, el mejor semblante, todas eran cuestiones de radical
importancia. Por lo tanto el fotógrafo era necesariamente importante. Esta situación parti-
cular convirtió a los personajes de nuestras entrevistas, en referentes sociales. Hay una
manera íntima y distinta de relación entre fotógrafo y fotografiado.

De algún modo el fotógrafo es el dueño de nuestra imagen, de la forma en que aparece-


remos ante la sociedad. Esto es para nada despreciable en el análisis que debemos hacer
de los fotógrafos, los fotografiados y la época que les ha tocado vivir.

En cada fotografía hay un presente continuo. Allí, en la imagen impresa no ha pasado


el tiempo. En ellas, estamos siempre iguales y esto las convierte en un símbolo, en una
reliquia a la que de algún modo veneramos. El fotógrafo es para el fotografiado, el dueño
de un momento en el que queremos mantenernos para siempre iguales. Allí radica la im-
portancia de estas personas y por lo tanto de la fotografía.

No hay forma de reemplazo. Esta situación es única. Solamente con la fotografía pode-
mos hacer esta forma de registro de la realidad, que aunque subjetiva y caprichosa en
cierto modo, es igualmente única.

Creo que en estas entrevistas, se explicitan una cantidad importante de datos. El trans-
cribirlas, pretende ser un aporte para que investigadores de diferentes ciencias, utilicen
los datos aportados por estas personas, puedan analizar y discutir un momento histórico y
social, a través de un grupo particular de personas unidas por una profesión común. En
sus pensamientos, se sintetiza el pensamiento de toda una generación de hombres que
practicaron la fotografía, por necesidad, supervivencia y placer.

Cada caso particular, nos dará respuestas particulares, pero todos ellos eligieron la pro-
fesión, aprendieron a quererla y trataron con toda su capacidad de hacer fotografías. Por
cierto de la mejor forma que sus conocimientos se lo permitieron, siendo conscientes
siempre, que sus clientes no debían prestarles un servicio a ellos, sino ellos a sus clien-
tes y en la medida que pudieran solucionar esas necesidades, nunca iba a faltarles el pan
en la mesa de su familia.
LOS FOTOGRAFOS ENTREVISTADOS

El listado que sigue, es también el orden en que están transcriptas las entrevistas a lo
largo del libro. No lo he hecho por orden alfabético ni por edad. El orden responde a la
importancia que tiene cada uno dentro de mi relato y el valor que le doy a sus respuestas
en la consecución de las ideas que desarrollo en la primera parte del libro. No hay una
valoración de la importancia que tiene cada uno como fotógrafo, sino de mi relación afec-
tiva con cada uno de ellos.

Los fotógrafos que fueron entrevistados son los siguientes:

El Sr. Amado Cortez, nacido en el año 1914. Fotógrafo de plaza.

La Srta. Margarita Bachur, fotógrafa, nacida en el año 1922, hija del Sr. Abud José Ba-
chur, nacido en el año 1833. Fundador de la casa de fotografía LUZ Y SOMBRA.

El Sr. Alberto Posse, nacido en el año 1922, fotógrafo, dueño de la casa de fotografía
Posse.

La Sra. Aurelia Córdoba, esposa del fallecido fotógrafo Jeremías Alisi Elpidi, conocido
como Dipiel Goré, nacido alrededor del año 1900.

El Sr. Orlando Kaetner, fotógrafo, nacido en el año 1926, fundador y dueño de la casa de
fotografía Donal.

El Sr. Oscar Popoff, nacido en el año 1917, fotógrafo, dueño de la casa de fotografía Foto
Linares.

La hija del fallecido fotógrafo Sr. Hugo Kriner, Lucrecia Kriner fotógrafa también. Nacido
en el año 1935.

El Sr. Juan Perea, fotógrafo, nacido en el año 1922, dueño de la casa de fotografía Foto
Perea.

La Sra. Mercedes Ovejero, esposa del fallecido fotógrafo Gabriel Yofre, nacido en el año
1911. En sus comienzos, fotógrafo ambulante.

El Sr. Luis Antonio Posse, fotógrafo, dueño de la casa de fotografía Lucho Posse, nacido
en el año 1927.

El Sr. Dante Decarlini, arquitecto y fotógrafo, nacido en el año 1926.

El Sr. José Fanjul, fotógrafo y radio aficionado, nacido en el año 1934.


ENTREVISTA A DON AMADO CORTEZ
Primera entrevista a Don Amado Cortez
28 de marzo de 1995

Esta primera entrevista la realicé en la Plaza Independencia de la ciudad de San Miguel


de Tucumán, provincia de Tucumán. Son las 18hs. Es un día de verano, mucha humedad
y el sol ilumina la ciudad. Don Cortez está vestido con un pantalón marrón y una camisa a
cuadros azul. En su cabeza luce un sombrero marrón. Está sentado en una silla metálica,
detrás de su cámara fotográfica y leyendo una vieja revista de Selecciones del Reader
Digest. Me atiende con mucha amabilidad y permanentemente sonríe. Nos sentamos en
unos bancos de piedra detrás de un árbol. Conversamos mientras nos permite el público
que se acerca a preguntar sobre el precio de algunos trabajos.

Amado Cortez – C. Darío Albornoz

Su nombre?
Mi nombre es Amado Cortéz Álvarez. Yo soy de Tarija, nacido en Tarija, Bolivia que
antes Tarija era Argentina. Después como la Argentina aquel entonces, no lo sabía aten-
der a esa ciudad, entonces se ha anexado a Bolivia. Pero para mi Argentina, Bolivia y
todas las naciones sudamericanas es una sola, como pensaba Simón Bolívar, San Martín
que sea una sola nación, para que así no vengan los de afuera y se vayan adueñando de
su riqueza una por una. Haciéndolo pelear entre sí y después quedarse con todo. Por eso
digo yo mi patria es todo Sudamérica, por que soy sudamericano.

En que año nace?


1914... el 23 de agosto, vale decir que he cumplido 80 años y ahora estoy en los 81.
Gracias a mi familia que no he sufrido cuando era chico, joven. Es por eso que me ven
como me ve Ud. que no represento la edad, porque me supe cuidar. Y aquel entonces era
distinta la vida de la juventud. No como ahora, que ahora la juventud más temprano...
ahora un chico de 8 años ya anda con mujeres o se masturba, y antes no había televisión,
las revistas esas deshonestas y las mujeres usaban vestidos largos. No había incitación
del varón ni de la mujer. Antes una mujer se casaba doncella, por más que tenga 18 o 20
años y hoy no. Tanto el hombre y la mujer ya no. Es por qué? Por la forma como se vive
ahora.

Ahora yo la fotografía como Ud. quiere, como Ud. insinúa y quiere saber, yo cuando
vine acá como extranjero, yo podía trabajar en reparticiones públicas.

En qué año viene a la Argentina?

Yo vine 1948, cuando lo mataron a Villarroel. Que en realidad no ha sido el pueblo


quien lo mató, sino fueron otros sicarios, porque era un hombre muy correcto, naciona-
lista...no quería entregar las minas ni el petróleo, entonces lo hicieron matar y acá dicen
que el pueblo lo mató, y no, no es cierto. El ministro de hacienda era Paz Estensoro. Ha
sido cuatro veces presidente mire para que tenga un concepto, cuatro veces y podía se-
guir siendo presidente pero ya está enterrado. Y yo vine como le digo el 48 entonces,
como me exigían para ocupar un puesto público que me enrole acá, yo no quise renun-
ciar a mi patria. Entonces trabajé en los almacenes que era Cabeza & Cia. que se vendía
por mayor asunto mercadería. para almacenes. Entonces un hermano me dice --mira con
ese sueldo que te dan ahí vos no vas a vivir bien y ahora aprende fotografía-, entonces
ahí me hicieron esta máquina y yo me iba al campo sacaba fotografía de carnet, enrole,
cuerpo entero. Trabajaba muy bien, tal es así que yo cooperé con el ejército cuando el
distrito militar estaba acá en la 24 de setiembre, estaba el coronel Maesse. Entonces yo
trabajaba, ellos me surtían de material, porque no había y después de 5 años que traba-
jaba en el campo con enrole vine acá a la Plaza Independencia. No dejaban entrar a na-
die, gracias al Ejército yo que me coloqué acá. Acá éramos 8 fotógrafos ahora quedo yo
solo. Todos ya se fueron a la otra vida.

Y UD. se acuerda quiénes eran los otros fotógrafos o alguno de ellos?


Si por ejemplo había un señor Barrea, había otro Daruich, había otro que le decíamos
Don Antonio después los tres Quesadas muy buenos fotógrafos. Quesada puso un estu-
dio, hay algunos que han puesto estudios, cuando se han ido de acá, pero ya murieron.
Después quiero decirle, por ejemplo esta máquina, yo actualmente yo trabajo acá con tres
máquinas, trabajo con la 35 que saco foto color, la instantánea a los turista. Tenía la otra
también que se sacaba las fotos en segundos, con la polaroid. Pero esta, que todo el
mundo dice antigua, vieja, es mejor que todas esas, porque esta es un estudio, el cajón
es el estudio y afuera, mejor dicho el cajón es el laboratorio y afuera el estudio. Saco en-
role, cédula...

A esta máquina, me decía que la hicieron sus hermanos?


Ellos me hicieron la máquina y me enseñaron a manejarla... cuando llegué a Tucumán
no sabía nada de fotografía, entonces como no quería trabajar en la ciudad, me iba al
campo a trabajar con el ejército, gané plata hice mi casa hice estudiar a mis hijos en la
universidad, están trabajando. Me ha gustado mucho la fotografía porque es un arte, soy
útil a la gente. He sacado fotos a tatarabuelos, abuelos, a los hijos de los abuelos, a los
nietos y a los tataranietos. Cuando me ven le dicen a los chicos -este le ha sacado a tu
tatarabuelo para el enrole, ahora te esta sacando a vos-. He estado en Santiago del Este-
ro, gente maravillosa, muy buena, en el norte. He viajado mucho por el enrole Entonces
hacían el telegrama a la comisaría, al juez y cuando yo llegaba en tren o en camión había
40, 50 mujeres esperándome, y empezaba a sacarle fotos.

Entonces el ejército lo contrata para sacar la foto del enrole?


Era la época que recién se enrolaban a las mujeres, en Tucumán no pasaban de cuatro
estudios que no daban a basto.

Los que estaban en la plaza?


Si los que estaban en la plaza. Pero cuando el ejército habló ninguno de ellos quiso ir y
yo era soltero, y me fui al campo. Me iba y estaba 15-20 días o un mes en el campo. Vol-
vía a llevar más material nada más.

Siempre con esta máquina?


Con esta máquina que se saca y se hace en la luz del día, de noche no se trabaja con
esto. Pero vuelvo a repetirle que he sido útil a muchísima gente en el campo. Por ejemplo:
fui a un aserradero que me solicitó el dueño. Había como 50 mujeres y había una que lo
hacia poner en la silla, hacían cola, y no se dejaban sacar. Cuando le estaba por sacar no
quería, decía -no, no. Oiga que le pasa señora. Y tuvo que venir el patrón y decirle: UD.
no conoce la ciudad no puede ir, y si UD. no se saca ahora no se puede enrolar-. Y dice -y
bueno señor, no me va a doler? - Así me dijo. Las otras mujeres le habían dicho que al
sacarle la foto, el espíritu de ella entra a la maquina, se hace adentro y sale el espíritu por
atrás. Y esta mujer como era un poquito ignorante creía. Y bueno así, una cantidad de
cosas pasaron con la gente esa. Yo mucha veces en el Bobadal... la gente de ahí no es
como acá que se sienta y se sienta bien. Yo tenia que ponerle tres cuarto de perfil, aga-
rrarle la cara, en fin. Entonces cae una, que hacia de cura la mujer. Cae con tres carretas
grandes con mulas, llenas de mujeres. Y entonces dice: a este fotógrafo si empieza a ma-
nosear a las chicas yo le voy a parar el carro. Cuando ella se ha sentado me dice -no, no
me toque. Tengo que tocarla porque UD. no se pone bien, si UD. se pone de frente no le
van a recibir la foto. Es tres cuarto perfil lado derecho-. La puse bien, se puso roja la cara
pero no me dijo nada Bueno hubo otro caso también haciendo cola, había dos colas, y se
sienta una, la saco y tenia que sentarse ésta y se sienta otra. Y le dice -vos me has quita-
do el marido y ahora me querés quitar el turno de sacarme la foto?-. Y se agarraron a la
pelea y tuve que salir disparando con máquina y todo, no vaya a ser que pierda la maqui-
na Son esas cosas que pasan y uno no se da cuenta. En Santiago, la gente es muy
buena. Ahora ha decaído mucho el trabajo. Acá se trabaja poco, pero a mi edad ya no
puedo ir a buscar otro trabajo, otro medio de vida, porque la jubilación que me dan, 200
pesos, se va en cospeles y café con leche.

Después de esa época qué hace?


Ya me vine a trabajar acá y los jueces del campo me mandaban esa gente. Esa gente
que no tuvo la oportunidad de sacarse cuando yo iba para allá. Les sacaba y se iban con
la foto. Entonces yo le daba mucha preferencia a esas mujeres, porque ellas dejaban su
casa, los hijos se venían de mañana y tenían que irse de inmediato. Una foto carnet, yo
demoro 20 min.

Ud. debe haber sido de los primeros fotógrafos de las fotos en menos de 1 hora.
No todos los fotógrafos. Depende del tipo de fijador. Hay varios tipos de fijadores, hay
fijadores rápidos, así que acá se usa un fijador rápido, en cambio en los estudios se batía
el fijador ácido, otro tipo, que tiene que estar por lo menos 20 min. para que esa foto no
se borre. En cambio este fijador en 5 min. está bien fijada la foto, no se borra. Son ele-
mentos que hay que conocer y hay que usarlos para no defraudar a la gente no?

Cuénteme un poco de sus hermanos.


Ellos vinieron hace muchos años tenían un estudio.
Qué estudio era?
Cortez Hnos., el último era en la Prospero Mena, Casa Cortez. Prospero Mena al 400,
cerca del mercado de abasto. El es el que me enseño más. Y bueno gracias a él. Ahora
me gusta por lo que es un trabajo libre, porque es lindo. El hombre es libre, no depende
de otro. Así que yo, cuando era joven venía temprano, muchas veces no había lugar para
ir a almorzar, a comer a casa, comía en los Dos Gordos y trabajaba todo el día. Ahora no,
ahora en la moto me voy almuerzo, tengo tiempo para dormir la siesta y volver, porque no
hay trabajo. Pero uno conversa con la gente, está al aire libre, se distrae un poco. Porque
como estoy solo... murió mi señora. Así que bueno, me distraigo acá. En cambio sentando
en la casa muchas veces se aburre uno, por más que tenga televisión, eso no es como
conversar, pasar un rato conversando como la gente.

Toda su actividad se desarrolló en esta plaza después que deja de ir al campo?


No, trabajé mucho en asuntos sociales, como ser casamientos, cumpleaños, quince
años todo eso. Después también trabajé mucho con estas casas de seguros de automoto-
res, para que pongan la foto del accidente acompañando el expediente. También trabajé
mucho con ingenieros que construyen casas, que hay que sacarle por etapa, cuando ter-
mina la casa hay que volver a sacar la foto. Sacar demoliciones, todos esos trabajos.

Pero siempre ha estado durante el día sacando carnet en esta plaza?


Acá, si acá siempre vengo en verano a las 7 de la mañana 8 a más tardar y bueno en
esta época me voy a las 12 y medía 1, a almorzar. Vengo a las 5, ya hace mucho calor.
Ahora en invierno los días son más cortos, entonces uno viene más tarde y se va más
temprano. Como este trabajo se hace únicamente con la luz del día. Ahora, con la otra
máquina 35 es con flash.

Cómo ha sido su relación con el medio fotográfico de aquella época?


Muy bueno. Desde el comienzo cuando iba al campo, estaba en la casa del comisario o
el juez. Porque la mayor parte donde he ido, no había hotel. En la única parte que había
hotel, era en 7 de Abril, pero donde no había hotel ya me preparaban todo en la casa del
comisario o del juez. Pero gente muy buena, como le digo vieron que era útil a esa gente
y al mismo tiempo esa gente era útil para mi, porque yo ganaba unos pesos con ellos.
Estaba pensado, que gracias a Dios, yo el primer hermano que tuve, somos 8 y yo soy el
menor de todos, era médico y él siempre me aconsejaba la forma de vida. Que no fume,
que no tome. Después en cuanto a las mujeres, las tentaciones y también sobre enferme-
dades. Entonces cuando yo me iba a Santiago del Estero, llevaba el mosquitero, la tela
yo la ponía todas las noches y lo metía bajo el colchón. De noche cuando me despertaba,
alumbraba con linterna, estaba negro de vinchucas. Que si no hubiese sido esa precau-
ción, yo estuviera enfermo de chagas. Entonces todas esas precauciones son muy bue-
nas, porque desgraciadamente parte de Santiago hay mucha enfermedad de chagas y
paludismo también, por mucho mosquito.

En que medio social se movía?


Bueno yo trabajé muy bien porque en verano me iba a veranear con la familia a San
Pedro de Colalao. Allí alquilaba una casa y llevaba el laboratorio de blanco y negro. En-
tonces sacaba las fotografías, tanto carnet, enrole, todo con 35 mm. Y sacaba el asunto
sociales, entonces toda esa gente, que era toda gente rica de acá, la que iba en aquel
entonces a San Pedro, cuando venía me buscaban para fiestas, casamientos; las fiestas
de acá del Jockey Club, del circulo este de la sociedad. Las sacaba siempre yo cuando
hacían la primera presentación las chicas de la sociedad. Había la presentación del primer
baile. Solía yo sacarle la foto a ella en blanco y negó. Después cuando ya vino el color,
entonces ya empezaron a ir otra gente. Porque el verdadero fotógrafo es el que ha co-
menzado con blanco y negro. Ese si sabe toda la gama que tiene la trayectoria para ser
fotógrafo, revelar, cómo se revela, cómo se hace la foto, etc. Ahora no, cualquier tipo es
fotógrafo, compra una máquina, saca la foto y la lleva al laboratorio. Y la parte fundamen-
tal es el laboratorio. Si bien es cierto que el sacar, saber sacar, aprovechar el tipo de luz, y
después el arte según el personaje al cual Ud. va a sacar. Todos no son iguales, entonces
el fotógrafo debe ver como esa persona va a salir mejor, si tiene algún defecto o si no
tiene, en fin busca. El artista busca, tanto al hombre, como a la mujer con razón. Cómo
puede tomarle una foto artística que resalte más la belleza de esa chica. Y eso se apren-
de con la práctica, con el tiempo... Entonces es por eso que la fotografía a mi me ha gus-
tado. Yo he sacado muchas fotos que se da la luz y la sombra, que se dan diferentes re-
flejos y... es linda.

Cuando Ud. iba al campo a trabajar hacia fotos del lugar, de la gente? Además de
las fotos carné, tenía oportunidad de entrar en los círculos sociales y sacar fotos de
la gente?
Si, si muchas veces han venido de allí a llevarme para que saque algún casamiento, o
algunas fotos importantes, y yo iba. Es decir, uno se llega a relacionar tanto con la gente
del campo, como con la gente de la ciudad. Por esa circunstancia, trabajé mucho acá,
porque me hice conocer con la gente de la sociedad, en San Pedro de Colalao. Entonces
trabajaba yo mucho con carnet a domicilio. Después fotos a domicilio de fiestas de cum-
pleaños, almuerzos, y bueno todas esas fotos que muchas veces quieren tener por algún
motivo. Me buscaban por eso, entonces siempre yo tenía trabajo.
Ahora eso ha cambiado mucho porque toda esa gente tiene maquinas, tienen maquinas
muy buenas; algunas la saben usar y algunas tiene. Van al laboratorio dejan los rollos de
eso, les es más barato, más cómodo, se sacan ellos. Entonces ese fenómeno ha hecho
de que no haya ya trabajo acá. Después hay una manada de fotógrafos. Si antes yo iba a
una iglesia, como ser al Corazón de María a sacar una foto de casamiento y sacaba 9
casamientos. Ahora no, hay un casamiento y hay 30 fotógrafos, entonces yo casi ya no
voy. Después los bailes, los famosos bailes en diferentes club, como ser acá se llamaba
el club de los deportes, en la Lavalle y sacaba cualquier cantidad. Era de San Martín, el
Palacio de los Deportes. También acá en el parque 9 de julio; y bueno, yo tuve la oportu-
nidad de trabajar muy bien en bailes.

Y ahora quienes son los que se sacan fotografías en la plaza?

Mire, en la época de turismo saco con la instantánea, antes sacaba con la otra, ahora
no. Todos los turistas traen maquinas, traen filmadoras, tienen todo, pero como quieren
ver ya una foto, me dicen: sáqueme una instantánea, la instantánea se la saca en dos
minutos y se la entrega.

Sigue haciendo carné aquí?


Si, gente que viene apurada, gente que necesita como un ingeniero por ejemplo, que
necesitaba sacar plata del banco, para la gente, y perdió el enrole. Y viene acá y me dice
-me puede hacer la foto y en 10 min.-. Y bueno le hice rápido la foto y le pusieron en el
enrole y pudo ir a sacar el dinero; y así hay casos que se presentan. Ahora trabajo yo con
las reproducciones, vale decir, Ud. trae una foto antigua porque quiere tener más fotos de
esa foto antigua, de esa foto vieja, y hacer nueva. Entonces de esa yo le saco un negativo
o sea hago las copias que quiero. Siempre viene gente buscando que le haga una repro-
ducción, y bueno ese es el trabajo que ahora se hace.
Le deja plata, trabajar en la plaza?
Bueno ahora, como le vuelvo a repetir, yo más vengo por conversar con la gente, por-
que hay dos, tres días, que se viene y no se saca ninguna y por ahí hay días que saco 5 o
6. Pero como le digo hay muchas veces, semanas enteras que no saco nada, que gasto
los copeles, todo eso y no saco ninguna. Pero hay que venir, porque uno no sabe. Como
ya queda poco hilo en el carretel...

Tal vez, eso no se sabe, nadie muere en la víspera.


Ahora si que yo me voy los viernes o sábados a bailar, porque... acá por ejemplo en
Tucumán UD. va a un baile, hay 80 mujeres y hay 30 hombres o 20 hombres, entonces
está cotizado uno. Por ahí me siento, pido una cerveza y por ahí me hacen seña, si quiero
bailar y yo tengo la oportunidad de elegir la mujer... Y como me gusta vestir bien, por ahí
voy y una vez por semana saco un hijito.

Está bien, no hay que perder las buenas costumbres.


No, porque es parte de la vida y si uno no hace un uso completo de su... físicamente
uno se llega a herrumbrar.

Ya lo creo que sí.


Entonces todo tiene uno que tratar de hacer funcionar, tanto espiritualmente como físi-
camente. Ahora el baile... Por ejemplo, yo en casa tengo bicicleta, me levanto temprano y
voy hasta cerca de Tafí Viejo. Voy y vuelvo. Eso también conserva, conserva físicamente.
Yo a la edad que tengo, hago de todo no sufro de nada. Últimamente he chocado con la
moto, me han hecho 5 puntos en la pierna.

No se ha quebrado?
No, no, yo he tenido varios choques para quebrarme pero no me he quebrado, por qué?
Porque yo tuve, es decir cuando chico, dice que yo tenía más de 3 años y seguía con el
pecho de la madre. Entonces esa es una base fundamental, que los huesos estén bien
calcificados y bueno todo eso es que me ayuda.

Entonces, Ud. ha visto desde la Plaza, pasar la historia de Tucumán.


Si tantas cosas, una historia bastante larga, muchas cosas buenas y malas. Después
acá uno de da cuenta de la gente, ese matiz tan distinto que hay de una persona a otra.
Porque ya sea cómo ha vivido, la familia dónde vive, porque una familia por ejemplo, un
chico que vive en una villa miseria es totalmente distinto a un chico con una familia del
centro. Su forma de actuar, de pensar, su vocabulario... bueno y esos matices hay en to-
do.

Eso, le ha ayudado en la fotografía?


Bueno, es el contacto que uno ha tenido, porque el asunto este de mi trabajo en la foto-
grafía, es un asunto muy interesante, porque yo me iba de acá a San Pedro y allí estaba
dos, tres meses feliz. Porque el que va a veranear, tanto de todas las edades, va a disfru-
tar y siempre esta contento alegre. Entonces eso transmite a uno. Yo allí andaba mucho
en bicicleta porque del puente de San Pedro, Ud. conoce? Del puente me iba hasta arriba,
más de 4 cuadras, cruzaba al otro río de ese rió iba arriba hasta abajo 4 o 5 cuadras, vol-
vía a esto. Entonces era un trabajo fantástico, un deporte fantástico que hacía yo con la
bicicleta... eso me ayudaba mucho, y en la noche hacía la foto. Y en la mañana al día
siguiente ya me iba a los hoteles a entregarles las fotos. Entonces eso (yo era soltero
cuando iba ahí, yo comía en el hotel de San Pedro), y entonces yo conocía mucha gente,
me puse varias veces casi de novio con gente de ahí, con gente que iba de acá. Bueno a
mi señora, la conocí allí, en San Pedro, veraneando. Era muy lindo ir porque la gente es
alegría, transmite y ayuda mucho a uno, porque es lo mas lindo en la vida, trabajar, reír,
sentir esa alegría de la otra gente, sentir el agradecimiento al entregarle la fotos, cuando
le dicen -lo felicito que linda foto- Todo eso contribuye para el bienestar espiritual. Ahora
acá como le digo, yo voy a bailar, y ahí he descubierto tanto en mi persona, como en otras
de la tercera edad, es un ejercicio fantástico. Yo ahí bailo toda la noche, yo tengo una
compañera de baile que tiene 79 años, yo le llevo un año a ella, una chica fantástica, ma-
ravillosa. Se ha recibido en la Universidad en pintura y en piano. Buenaza, espiritualmente
para conversar, es una mujer macanuda, bailamos bien, se divierte. El reír, el reír que es
uno de los elementos necesarios para la salud, que hace perder los malos ratos que uno
tiene no? Y mas que todo el ejercicio, porque al compás de la música cuando uno baila, y
estos bailes que se mueve tanto es un ejercicio completo, que lo conserva a uno, no sien-
te ningún dolor de reumatismo, nada. Entonces es una parte si nos llegamos a fijar bien, a
estudiarlo, es una cosa necesaria porque es completo, se ríe, se habla y si por ahí tam-
bién se ama, más completo todavía.

Desde su visión de fotógrafo, cómo se ha sentido, qué es lo que ha sentido en esa


posición?
Y bueno lo lógico, un agradecimiento profundo a la gente, cómodo, como en S. Pedro.
En San Pedro, a veces iban a la pieza donde yo vivía, iban dos o tres autos todo me que-
rían llevar uno me agarraba del brazo... -yo voy a ir a todas, a todas voy a ir. Voy a co-
menzar con UD. y después termino con UD-; yo hacía eso. Iba y le sacaba por ejemplo, si
era un cumpleaños, una cena, le sacaba la foto y le digo: bueno ahora me voy a sacar a la
familia tal y ya vuelvo. Me iba a sacaba, sacaba a la otra y volvía. Entonces quedaba
bien con todos, los atendía y esa gente me sabía agradecer y yo los agradecía a ellos,
porque ahí había también, hicieron un circulo social yo bailaba con las Sras., sacaba fo-
tos, bailaba. Entonces era como si fuese una familia para mí. Y eso es lindo agradable.
Ahora por supuesto eso depende mucho también del profesional, yo he visto profesiona-
les que han ido a sacar buenos fotógrafos, pero desgraciadamente, hasta cierta hora han
sacado buenas fotos y después empezaban a tomar, se emborrachaban y hacían macana
y media no. En casamientos. Y en ese sentido yo no, porque yo tomo pero no me llego a
marear, entonces yo soy prudente en todo y observar. Yo pertenecí o pertenezco a una
familia con mucha cultura, mi padre era comerciante fuerte, político, tenía una hermosa
biblioteca, entonces tenía yo esa base de cultura y sabía portarme así. Y eso aprecia la
gente. Entonces eso fuera de la fotografía me ha ayudado mucho. Por ejemplo acá yo he
ido a un grupo que se llama Armonía, que hacemos baile folclóricos, hemos estado acá
en el Caviglia, hemos llenado el Caviglia, hemos estado en el Centro Cultural, lo hemos
llenado. Hemos ido al San martín, lo hemos llenado. Ahí el administrador nos felicitó. Dice
-aquí viene gente artista de gran talla y ustedes han llenado-. Pero en la forma como pre-
sentamos, presentamos cosas cómicas, poesía, después ranchos, ranchos donde se baila
el tango antiguo, donde se baila también los bailes criollos, poesías, piano. Entonces van
seguido la gente ahí no se aburre, porque continuado se van presentando. En asunto có-
mico hay elementos fantásticos, que presenta muy bien. Después el baile son más o me-
nos 15 parejas de baile, muy bueno, muy bueno. Linda ropa, baile folclore, no. Después
se hace también música con guitarra, linda gente.

Cuál ha sido la relación que ha tenido con las organizaciones de fotógrafos que
hubo en Tucumán?
Bueno las relaciones han sido muchas. Por ejemplo, el primer contacto que he tenido ha
sido con foto club, cuando era presidente por ej. el doctor Rios, después Suriani.
Dónde estaba el foto club?
El foto club se reunía en diferentes casas. Por ej. nos solíamos reunir en el banco de
Londres cuando estaba mister... no recuerdo el apellido era gerente. También acá tenía
muchas reuniones en el banco de la Provincia que era un señor que no me recuerdo.

En que año fue?


Eso era en los años '54, '55.

Qué tipo de actividades tenían?


Bueno, solíamos ir a diferentes partes, a San Pedro de Colalao. Se contrataba un ómni-
bus, íbamos todos los fotógrafos a hacer un concurso de vistas. Íbamos acá arriba a la
montaña, después acá en la ciudad, siempre se hacían concursos. Los concursos los so-
líamos presentar en lo de Castillo, acá en la 25 de mayo, también el doctor Castillo era
miembro del foto club. Bueno todos eran profesionales, ingenieros, médicos de todo
había ahí que le gustaban las fotos y había fotógrafos muy buenos. El Dr. Rios tenía un
laboratorio que no lo tenía ningún estudio fotográfico. Y bueno yo con ellos aprendí mu-
cho. Después ya hicimos la Sociedad de Fotógrafos de Tucumán. Yo ahí soy revisador de
cuentas de la Sociedad de Fotógrafos, que ahora está dormido, no se que pasó. Hemos
comprado máquinas de escribir... pero según me dijeron, vinieron algunos, que lo vamos
a volver otra vez a sacar a flote eso. Tenemos personería jurídica todo no. Bueno con ese
motivo yo conozco casi a todos los fotógrafos profesionales que tienen estudio. Siempre
los visito, como es a Linares, a todos ellos no. Y después muchos ya murieron, como ser
Mastraccio, estaba acá en la 25. (Calle del centro de Tucumán)

Quién estaba acá en la 25?


Estaba... uno de los más viejos fotógrafos... Dipiel...

Dipiel Goré?
Dipiel Goré. Después estaba Pino... Valdes del Pino, muy amigo. A él le compre algu-
nas cosas. Bueno yo a todos esos fotógrafos, éramos amigos venían acá a la plaza o
cuando estaba en el parque también. Yo algunos domingos me iba al parque y me encon-
traba con ellos, les gustaba ver porque este tipo de fotografía es distinto a las otras.

Por que?
Porque al hacer yo el negativo y sacar la copia, lo hago por reflejo. Es decir del negativo
entra el reflejo adentro de la cámara al positivo. En cambio en los estudios todo se trabaja
ya sea con la ampliadora, que es proyección o los carné que es contacto, que se pone el
negativo junto con el positivo y se le da un golpe de luz. Entonces son tres tipos distintos
de trabajar. Este es reflejo.

El negativo que Ud. hace es en película?


Es de papel. Ahora el 35 es película. Esa no se la hace acá se la hace en laboratorio, en
ampliadora, en cuarto oscuro. Ahora en los laboratorios color.

Este hombre Dipiel Goré, era muy importante en Tucumán?


Si, si. El fue de los fotógrafos que le gustaba mucho el arte, a él le gustaba la luz y som-
bra, le daba él, con eso le daba podemos decir, más profundidad. Estaba casi en la terce-
ra dimensión de la foto, no era una foto plana sino bien modelada. Acá también el fotógra-
fo que está en la Córdoba...

Linares.
Linares, saca hermosas fotos. Casi todos los antiguos, todos, todos los fotógrafos anti-
guos sacaban ese tipo de fotos y la trabajaban bien, que pueden tener 40 o 50 años y es
como si la hubiesen sacado ayer. Por qué, porque la sacaban bien, la revelación, la fija-
ción. Hoy en el día no. Hoy en día casi todo el asunto comercial, al decir comercial todo lo
rápido, lo más rápido posible. Y la gente también quiere la foto rápida, hay que hacerle la
foto rápido, pero no es igual a una foto bien hecha, con el tiempo necesario para la fija-
ción, lavado, etc. Eso es lo que sucede con la gente antigua, se dedicaba más al arte a
hacer las cosas mejor. Hoy por lo que todos exigen la rapidez, ya no se hace bien. Hasta
en los mismos laboratorios, un laboratorio por ejemplo, yo he sacado foto a mi hija cuando
se ha recibido en la universidad y tuve que hacerla de nuevo porque con la luz florescente
se van borrando. Todo porque no hay la fijación de la foto.

Ud. hizo retratos?


Si, si me dediqué mucho, pero más que todo yo me dediqué a hacer fotos de mis hijos,
de la familia o algunas familias cuando no había el color. Entonces yo compré por ejem-
plo, las cajas que venían de pintura y yo lo pintaba, que se pintaba con pedacitos de algo-
dón puesto en mondadientes. Para hacer un retrato de esos me demoraba muchas horas.
Pero salen hermosas, sale mejor que el color de ahora, porque Ud. le da los colores que
quiere darle al color carne, porque estos colores que viene en pomitos tienen 38 tubitos y
de esos 38 se combinan, entonces salen más de 50 o 60 colores distintos. Entonces se
matizan según cómo es el color de la persona, la tez. Si es rosado, medio amarillento, se
le da el color tal como es la persona. Es muy lindo pero tiene que tener mucha paciencia,
porque no es como el pincel, el pincel es más fácil pintar.

Pero a nivel comercial ese tipo de actividad no la hizo?


A nivel comercial la hice muy poco porque no convenía por el tiempo. Se demora mu-
cho. Claro que aquel entonces hay gente que entiende, que comprende, entonces la pa-
ga. Inclusive después que uno le muestra la foto todo, le dice -qué desea, que los labios,
algún rotoque. Y uno lo hace, porque todo eso se hace y no se borra, eso es lo interesan-
te. El único color que por ahí se va es el azul del cielo, que muchas veces hay que hacerle
un azul más oscuro, es el único color que se va. Después los otros colores no.

Ud. sepiaba el blanco y negro para poder pintar?


Claro, hay que sepiarlo. Eso también es un arte, hay que saber para sepiar. Sacarle la
foto no débil sino un poquito pasada. Entonces Ud. al sepiarla ya pierde un poquito, un
tanto por ciento, y le sale el color real. Si Ud. lo saca al hacer la foto, al revelarla, el color
real que debe tener y tiene que sepiarla, ya le sale un poquito débil. Entonces todos esos
detalles uno se da cuenta con la práctica. Yo lo sepiaba, entonces ahí recién…, porque lo
bueno que tiene la pintura esta, es que tiene un frasco, que Ud. lo pasa con un algodón a
toda la foto y recién empieza a pasarle los colores. Hay también un frasco que si se le ha
ido el color Ud. puede suavizarlo. En un algodónle pone un poquito de ese disolvente, lo
pasa, todo se arregla.

Todavía le quedan fotografías trabajadas así?


Si, de mi familia tengo varias. Después trabajé también con gente, más por ayudar, a
estos que venían acá a hacer retratos. Iban al campo, sacaban y daban a los que venían
de Buenos Aires. Entonces por ahí andaban mal y yo les decía - miren - , les daba una
muestra y ellos con esa muestra se iban afuera y levantaban trabajo. Y yo iba los domin-
gos les sacaba. Yo les digo - ellos tienen que esperar vestiditos, todo - . Les sacaba la
foto así. Y trabajaba mucho. Esos ya eran retratos grandes, de 30 x 40, 18 x 24. Yo le
estoy hablando de blanco y negro.
En qué época se hacía ese tipo de actividad?
Y bueno… era antes que ha venío el color. Por allá del ’56 del ’55.

Eran fotos pintadas?


No, esas eran blanco y negro. Ahora, si querían pintadas se la hacía pintada, pero ya
variaba el precio. Después también se hacía en azul, que a mi no me gustaba; se hacía el
virado en sepia y el azul, y también había un color más o menos rosado, que ahora ya
tampoco viene. Ahora viene sólo el marrón.
Esa es la trayectoria de la foto más o menos. Después yo he sacado también como, tenía
el carné, saqué por ejemplo fotos para la revista esta… que se hacía por los campeonatos
de kart. Sacaba eso, también en fútbol. Y también yo tengo, mandé las fotos a los diarios
de La Paz, La Razón. En cuanto reportaje que hice saqué fotos (de) cómo se luchaba acá
contra la langosta. Como era una cosa internacional, la langosta. De acá iba a Bolivia, de
Bolivia venía acá, entonces hice lindos reportajes, más que todo cómo hicieron cuando yo
estaba en 7 de Abril (localidad del interior de Tucumán). Subí yo a los helicópteros, saqué
fotos. Ahí combatieron con gamexane, con diferentes tipos, con helicópteros. Así que hice
yo esos reportajes, que beneficiaron mucho para la lucha contra la langosta en Bolivia.

Segunda entrevista a Don Amado Cortez.


31 de marzo de 1995

A esta entrevista la hicimos en el domicilio particular de Don Amado Cortez. Su casa está
ubicada en Villa Urquiza, un barrio periférico de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Me
invita a pasar, nos sentamos bajo una galería de chapas de zinc. Hace mucho calor. Son
las 19 hs. y como siempre en Tucumán, la humedad hace bochornoso el verano. Está
vestido como en la plaza. Es sábado, así es que no va a trabajar sino que está esperando
que llegue la hora para ir a bailar. Nada nos interrumpe, solamente de rato en rato, un
gato que camina por los techos y maúlla cerca de una jaula de un canario, al que trata de
acercarse peligrosamente.

A partir de una conversación sobre su relación con el fotógrafo Aldo Sessa (famoso fotó-
grafo de Buenos Aires) y la invitación que éste le realizara para viajar juntos a suiza…

…una vez vino a la plaza Aldo Sessa. Lo trajo su compañero, el que anda con él… un
profesos en historia, doctor en historia creo que es, que también trabaja en La Gaceta…

Páez de La Torre
Páez de La Torre. Y cuando yo le dije -para ir como Ud. me dice a esas ciudades para
trabajar con esto, ahí está muy adelantado el arte de la fotografía, que sacan en un mo-
mento en colores, la instantánea en tamaño grande-. Entonces Páez de La Torre me dice
-la gente cuando lo vea trabajar a Ud. con una sola mano que mete adentro, hace la foto,
saca. Ahí va a estar (expresión de asombro), viendo el movimiento que Ud. hace. Por que
esto llama más la atención que aquel arte avanzado, porque esto es algo que hace Ud.
solo y con una mano, que la hace adentro a la foto y todo eso. Entonces eso llama la
atención, en la forma que Ud. procede para hacer ese trabajo-. Y bueno, la cosa es que
yo recordé que en Mar del Plata, otro muchacho que trabaja también con esta máquina,
se va mucho a Mar del Plata, lleva esos carritos tirados con Pony y trabaja mucho y mu-
cha gente de afuera le pagaba la foto más que cualquiera, para que lo deje ver el detalle
de cómo… el procedimiento, no. Y la llevaba la foto, le hacían firmar a él atrás, qué se yo,
le pagaban 100 pesos por cada foto, todos los de afuera, le pagaban en dólares. La cosa
es que yo me recordé de esto. Pero después él me dice -lo único, yo le voy a conseguir el
pasaporte, todo, todo, todo, no. Y Ud. de allí va a volver con plata, porque al mismo tiem-
po va a hacer propaganda comercial para los que le tomen, como hacen muchas propa-
gandas por televisión-. Y bueno, me dijo así. Yo le dije, bueno entonces yo lo voy a pen-
sar más o menos para tal fecha. Y claro, ya seguía la enfermedad de ella (refiriéndose a
su esposa).

A su alma de aventurero no la pierde, no?


No, amí me gusta salir mucho. Es lo más lido salir, conocer la gente, pero no solamente
mirar las calles, los edificios, por supuesto cosas de arte también.
Por ejemplo cuando yo me voy a Mar del Plata, a Buenos Aires, yo me voy a todos los
museos. Por ejemplo a Luján, me pasó un caso, yo tenía una sobrina allá, estaba de no-
via… y había, era Boca con River, era el partido más grande que iba a haber. Entonces se
va, mi hermana vivía en, estaban las fábricas… la cosa es que estaba, me dice -tío- ya
me decía tío, estaba de novio con mi sobrina -yo voy a venir mañana a llevarlo-. Por que
de ahí se venía en tren, en coche motor a … y yo le digo -no, tengo que ir a Luján por-
que yo me voy la otra semana. Tengo que ir a Luján a terminar de conocer bien el museo-
No, me dice. Y se viene con el otro amigo en el auto, me traen. Yo entré por conocer, no
conocía el famoso estadio. Entré. Afuera había unas colas fantásticas de gente que no
podía entrar. Ya no había entradas. Y bueno, imponente, todo estaba repleto. Termina el
primer tiempo y yo le digo -me voy-. Y todos me miraron como … con los ojos así. Y a
este qué le pasa que se va? Yo le digo - me voy, qué hago con la entrada? Y bueno,
hacé lo que vos quieras, me dijo. Más me interesa ir a ver a Luján. No había terminado de
ver todo el museo. Bueno, me saló. Cuando salgo me dice -Ud. va a volver a entrar?-
Como bicho raro me miraba todo el mundo. Qué está enfermo? Y había un señor de
edad, le regalé la entrada. Puede entrar el señor ese en lugar mío? Si… Ahora, lo único
después que me ido, este hombre estaba mal vestido y lo que yo temía, , yo estaba acá,
el amigo de mi sobrino estaba ahí, él del otro lado… yo estaba al medio. Después que le
regalé la entrada le digo –qué macana, lo pondrán al costado-. En fin, no? Sioempre que
no tenga mal olor va a estar bien, decía yo. Y me fui a Luján. Por eso le digo yo. Esa refe-
rencia le hago para que Ud. se de cuenta de que me gusta mucho los museos, por ejem-
plo el museo de La Plata. Todo eso lo he recorrido, me he ido expresamente al museo. Y
entonces al ir yo afuera, conocer algunos museos y después, claro que ahí no iba a dar-
me el gusto por que no conocía el idioma, de conversar con la gente. Conversaba con la
gente, por ahí en un café, o en la calle, por que es lindo conversar con la gente, la forma
de vida que llevan. Y hay muchas cosas, donde los negocios. Ver algún negocio intere-
sante para adaptarlo acá. Pero no he podido ir.

Ud. cree que es un arte la fotografía?


Si. Yo como le digo, lo que uno hace deja de ser propiamente un arte, sino ya es un co-
mercio. Uno lo hace, busca la ganancia. Pero en fin, como le dije que todo es lo más rápi-
do posible, todo lo que exige. Y el arte, no puede haber una cosa rápida.

Ud. no se siente raro, en esa plaza con una máquina fotográfica?


Si, no quería ir yo. Yo cuando aprendí, aprendí para ir al campo. Ahora no, me he adap-
tado. Después claro, hay muchos que vienen de afuera, turistas y por ahí, si tengo tiempo,
si estoy bien espiritualmente, porque hay algunas veces que está uno un poco idiota por
alguna cosa. Y preguntan alguna cosa, y yo les detallo. En forma detallada yo les explico
cómo funciona la máquina. Y que no es como muchos dicen, hasta los mismos profesio-
nales. Los mismos profesionales creen que manejar esa máquina es cualquier cosa y en
fotografía lo más difícil que hay. Porque con la 35 mm, Ud. tiene los instrumentos. Antes
por ejemplo, no venían las máquinas, las primeras que yo compré no venían (instrumen-
tos de medición, distancia, luz). Entonces yo compraba, tengo una cantidad de aparatos.
Entonces no traían las máquinas, pero había para tomar la luz, la distancia… Yo tengo
todos esos aparatos. Y qué pasa, hoy en el día tienen todo. Yo aprendí por ejemplo a re-
velar muy bien en el laboratorio. Pero ahí tenía también todo lo necesario para tomar la
temperatura, los ácidos, todo. De acuerdo a la fórmula, qué temperatura, tal revelador. Y
en la plaza no, en la plaza no hay temperatura, hay el dedo. Entonces en verano, muchas
veces por el calor, qué diablos, está a más de 30 los ácidos. Entonces, ya Ud. tiene que
tener en cuenta de que los ácidos están calientes. Otra cosa, la luz. A las ocho de la ma-
ñana Ud. tiene una luz, a las nueve ya varía, a las diez, a las doce más. A la tarde lo mis-
mo. Va variando enormemente de una hora, hora y media. Entonces tiene que tener en
cuenta eso para dar la exposición. Porque si no, si no tiene bien en cuenta, no tiene la
práctica, saca el negativo pasado o débil. Al hacer las copias, también tiene que tener en
cuenta, supongamos que el negativo sea un negativo normal. Tiene que tener en cuenta
la temperatura del ácido para revelar, sino lo pasa. Por eso le digo, el estudiar las luces,
ahora el que tiene esa máquina, si sabe con qué luz va a sacar con una máquina de 35
mm. Por más fina que sea la máquina, si el operario sabe utilizar una luz adecuada, her-
moso. Hay muchas veces que uno quiere sacar luz y sombra y lo saca en una luz espe-
cial, como hay otros ya que quieren sacar por ejemplo, podemos decir, una foto como le
dijera, que no se le ve, se le ve la forma de la persona pero no se le ve la cara, se le saca
en contra luz. Pero como le digo, esa máquina es interesante, porque adentro tiene un
vidrio esmerilado. Si Ud. pono a la persona en contra de la luz, no la ve a la persona, por
el vidrio esmerilado le ve las formas nada más, pero no la nitidez. Entonces lo da vuelta,
lo va buscando. Ud. busca una luz perfecta. Ud. se da cuenta en la sombra la luz perfecta,
por la misma máquina, por el vidrio esmerilado, la nitidez que en los ojos, en todo. Enton-
ces uno se acostumbra ya, con sólo ver, está en la luz buena, con sólo ver, sin estar con
la máquina. Por supuesto para eso, pasan años. Pero como le digo, entonces yo he ven-
dido como tres máquinas, pero yo como le digo –yo le vendo la máquina pero no le ense-
ño-.

Máquinas como esa?


Como esa.

Las hacía Ud.?


Si yo tengo ahí, yo tengo como dos máquinas. Entonces yo le enseño ahora, pero afuera
de eso ya no. Porque se, que va a pasar como dos o tres meses y no va a aprender el
hombre.

A los químicos los prepara Ud.?


Antes, antes compraba todo productos alemanes, que es lo mejor que hay, entonces yo
tengo un libro así de grande, que tiene más de seiscientas fórmulas de revelado, tiene de
todo, hasta para hacer las fotos en platos… pero dejé de hacer cuando salió el PQ8, el
PQ6, por el asunto de los dedos. Con la otra, el revelador que hacía, salía una foto fantás-
tica. No es como el revelador que uno compra, que la imagen sale muy achatada diga-
mos. Y la otra no, la hace resaltar el revelador a la imagen. Yo tenñia de Kodak el revela-
dor para hacer. Me gustaba a mí porque no era tan rígido en las temperaturas para traba-
jar en la plaza. Varía el grado. Poner una cubeta con agua tibia y la otra encima… En
cambi en la plaza en invierno, cuando había mucho trabajo, sabe qué hacía yo? Tenía
que llevarme algodón y un frasquito de alcohol. Entonces agarraba, cuando estaba muy
frío, prendía el algodón con el alcohol y la ponía ahí a la cubeta. Me hacía polvo los de-
dos, porque lo mancha, lo mancha todo… la hidroquinona es lo que más arruina. Mancha
la ropa. Entonces por eso yo dejé eso y utilizo esto otro.

Utiliza baño de paro?


No, paso de revelador a fijador.

Y el lavado cómo lo hace?


En el balde con una esponja. Entonces se lo tira ahí y con una esponja suave se lo lava
bien. Es la única forma, porque el lavado así con la mano, no. Con la esponja lo saca y
más que todo, supongamos cuando tenía varios clientes. Hacía uno, lo dejaba los minutos
en el fijador y seguía haciendo la otra y al agua. Y estando en el agua, cinco o diez minu-
tos, agua limpia, se lo lavaba. No había problemas como le digo. Porque yo tengo muchos
clientes, años que le sacaba y las fotos…

Qué papel usaba?


Ese es otro problema terrible, porque ya no se fabrican más los negativos para esa má-
quina, ya no están. Era el negativo.

Papel negativo?
Papel negativo, que era hermoso. Pero qué pasa, como no hay la cantidad de fotógrafos
que había antes, entonces las fábricas ya no lo han más. No es negocio para ellos, inclu-
sive, el tamaño postal ya no.

Ud. hizo formatos más chicos?


No, no. La única máquina que la compré y la trabajé acá ha sido el medallón. Era una
máquina que Ud. ponía, treinta creo que entraban, treinta o cuarenta fotos. Y había una
saca bocado. Entonces Ud. en el cuarto oscuro ponía el papel, tres o cuatro hojas sobre
una madera bien asegurada y entonces con el saca bocada daba golpes. Y eso lo coloca-
ba en una base que tenían de latita y eso entraba en un tubo y ese tubo tenía atrás un
resorte que iba empujando. La máquina era larguita. Tenía donde estaba el revelador y el
fijador. Entonces Ud. lo ponía ahí y trac, lo sacaba. Era admirable y por eso la compré en
Retiro (estación de ferrocarril en Buenos Aires). Había unos fotógrafos, bajaba del tren,
saquemé le decía. Y ahí no más le pintaba. Pero no tardaba más de tres minutos, cinco
minutos. Tenían una agilidad estos hombres! El asunto es que los observaba, compré la
máquina y lo trabajé acá. Era cómico.

Le entregaban el medallón?
Claro, entonces Ud. le sacaba la foto y lo ponía en el medallón y el medallón lo ponían
acá (señalando el pecho). Compraban mucho por ejemplo, las chicas para regalarle al
novio, o le sacaban a la madre para llevarla en el medallón. Después he hecho mucho
para eso que usaban antes. Que usaban eso de oro, qué se yo, ponían la foto ahí. El
asunto es que la trabajé yo a esa máquina una gran temporada. Inclusive hacía mucho
calor y yo me iba a Tafí Viejo, y me quedaba en el hotel dos o tres días. Salía a la mañana
con esa máquina, trabajaba y con eso pagaba el hotel. Porque era fresco. Porque es fres-
co comparando con Tucumán. Acá no podía aguantar. Entonces yo me iba. Y ahí se tra-
bajaba con un revelador especial y un fijador especial. El fijador era fuerte, rapidísimo
claro. Porque tenga en cuenta que yo por ejemplo en la plaza, lo saco al papel, lo revelo,
el revelador le entra por las dos partes, el revelador y el fijador. En cambio, este del cañón
no. Estaba metido en una base adentro, que con una agujita había que sacarlo, entonces
el revelador lo recibía de una sola parte, directamente de la emulsión.
Le sacaba la foto en positivo directamente?
Positivo y negativo era.

Se hacía todo el proceso?


El mismo proceso pero con mayor facilidad. Ponía Ud. y con el mismo papel hacía las
dos cosas. Era Ilford, el famoso Ilford. Venía un papel Ilford que venía especialmente para
fotógrafos minuteros. Venía de Italia me parece. Entonces Ud. usaba un solo papel. Sa-
caba con ese el negativo y el positivo. Ese es uno de los problemas que tengo yo (la falta
de papel).Nosotros sabíamos usar ese papel que había antes, el 3M. Pero ya no viene.
Usábamos papel al cloro bromuro. Ese era el papel que nosotros usábamos y el Ilford que
venía de allá, en un envase 9 - 12, no era brillante, era especial que fabricaba para el mi-
nutero. Por que parece que antes, también allí se usaba mucho el minutero.

A qué le llaman el minutero?


A esta máquina, a esa se llama minutera, por que entrega al minuto. Minutera. Acá le
dicen de plaza también. Minutera es la máquina que viene inclusive en el envase. Para
minutero.

Así es que el fotógrafo ese, era el fotógrafo minutero.


Ese es el verdadero nombre. Minutero. Fotógrafo minutero.

Qué lindo nombre no?


Si, y como le digo, es lo que a muchos turistas les llama la atención. La foto como se
trabaja. Pero eso es lo que uno tropieza, el material.

Ud. tiene hijos que hagan fotografía?


Ellas tienen máquinas que les regalé, ellas sacan cuando salen a veranear.

Pero de fotografía no saben?


No, no, el mayor si. Sacaba fotos, pero laboratorio ya no. Yo le diré que con el asunto
de las fotos, yo los hice estudiar, después la casa esta, pero más que todo el estudio a los
tres. Dos mujercitas y el varón. El varón vive de acá a cinco o seis cuadras, se hizo la ca-
sa, casado.

Le interesaría tener equipos de toma automáticos?


No, uno mucha competencia, otro que ya los casamientos, todo eso casi no los hago.
Por que muchas veces es distante. Yo cuando me sale un casamiento, una vez fui a sa-
carle y tuve que venirme temprano porque la gente es muy mala por ahí, pueden asaltar-
me y qué se yo. Y después al campo, que me solía mucho ir. No obstante que ahora ten-
go vehículo, pero por la edad y todo eso no. Muchas horas de trabajo y además que se
necesita mayor agilidad, toda la noche sin dormir, volver acá... ese es el asunto. Así es
que esas máquinas son lindas, por la vista mía todo, pero no se justifica comprar porque
no se la trabaja.
Las estuve viendo al frente de la plaza, inclusive como yo les compro mucho a ellos, me
dice -le doy a plazos-. Ya me a pasao la época. Ahora, para un fotógrafo es lindo. Ud.
sabe que para un casamiento, yo tengo una Voiglander, muy linda la máquina, entonces
yo lo ponía a tres metros, cuando sacaba bailando que se sacan un rollo, dos rollos. An-
tes, ahora ya no. bailando con la novia, con el novio. Y lo ponía a tres metros. Unas fotos
fantásticas. Claro de noche, con el flash ayuda mucho. Pero ahora ya, según las últimas
que he ido a sacar ya no. Ahora le contratan para veinte o veinticinco fotos, treinta. Por
que la gente, claro, ya no. Hay algunos que dicen -vaya y saque las que pueda-. Y des-
pués que le llevan. Y ahí son los clavos, que se yo. Inclusive estuve viendo ayer, me es-
taba mostrando ahí frente a la plaza. Tiene un estante con una cantidad enorme de so-
bres con fotos de fotógrafos que no van a retirar. También tiene un clavo bárbaro el labo-
ratorio. Si yo tengo un montón que me pagan la mitad, y no van a recoger. Hoy vive mu-
cho la gente al día, es decir que cobra y le queda escasamente para comer.

Tercera entrevista a Don Amado Cortez


11 de abril de 1995.

Plaza Independencia. 18 hs. El día está fresco. Esta mañana ha llovido y ahora se man-
tiene nublado, pero no creo que llueva de nuevo. En el otoño en Tucumán ya no hace
tanto calor y Don Cortez, tiene una campera gris sobre su camisa cuadriculada azul. No
se saca el sombrero de fieltro. Atiende a todos los que pasan con simpatía. En medio de
nuestra entrevista ha venido un cliente a sacarse una foto carnet. Lentamente se mueva,
pero con seguridad de lo que hace. Arma el fondo sobre una silla metálica en donde sien-
ta a una niña que vino con su madre a tomarse la fotografía.

De qué está jubilado don Amado?


Con el trabajo este.

Está jubilado como autónomo entonces.


Si, como autónomo.

Cómo se siente después de trabajar tantos años en este arte?


Qué pasa, que se crea dentro de uno algo, cuando ha trabajado mucho, como una cosa
necesaria de hacerla. Sobre todo, gente que viene apurada acá. Gente apurada que me
dice -Huy menos mal que lo he encontrado, hagamé esta foto- una reproducción, o -
Saquemé para el enrole que tengo que ir ya allí, me han pedido-. Entonces, fuera de lo
que gano, hay una satisfacción de haber sido útil. Por que la gente agradece. Bueno hay
eso. Después yo vengo acá, que es muchas veces días negativos como hoy, que no se
hace nada. Menos mal que vengo en la moto y gasto menos. Pero qué hago en la casa.
Se aburre. Uno empieza, muchas veces si no estoy leendo, estoy con alguien conversan-
do, con los vecinos, tiene muchas cosas para pensar lo pasado, que lo amarga a uno.
No ha tenido ganas, después de tantos años, de hacer otra cosa en fotografía, no
solamente dedicarse a los aspectos comerciales?
Bueno, por ejemplo en la fotografía yo pensaba... tengo fotos, negativos muy lindos que
saqué exprofeso en San Pedro de Colalao. Me fui a la montaña, a caballo. Entonces sa-
qué fotos lindas para hacer una exposición. Hacer una exposición allá en San Pedro, en la
época y después hacerla acá en Turismo, para que la gente sea un motivo más para que
vaya. Por que yo quería que vaya. Por ejemplo ahí yo le saqué unas fotos para La Gace-
ta, le sacaba arte. Después le saqué también diapositivas, que algunas veces las han
traído acá para hacer propaganda en televisión. Pero la gente me ha desmoralizado por
que, sabíamos llamar ahí a reunión, en el hotel. Iban muchos pero, los que menos iban
eran los comerciantes, los que más, sacaban más utilidad que nadie, los que menos iban
a colaborar. Yo les decía -yo voy a sacar estas fotos- y le di yo al coso de San Pedro, al
que estaba a cargo de la Municipalidad -Usted hagaló en este tamaño, Usted vaya yo le
doy los negativos, hagaló de este tamaño, yo voy a preparar ahí, en la plaza, para poner
una media docena de fotos principales-. Inclusive yo me fui saqué a la línea de ómnibus,
ómnibus nuevitos que estaban así, les saqué como propaganda para que ahí lo pongan -
Esto es el servicio de ómnibus-.
La época en la que el dueño de la empresa era el delegado comunal?
No, el padre. Después saqué así varias fotos de las piletas, de los ríos llenos de gente
bañándose, abundante agua. No han querido asumir la responsabilidad de venir. Yo le
digo -haganlá grande-. Por eso digo yo, de que yo quería hacer esa exposición, no la pu-
de hacer por que los marcos me demandaban mucho. Mucho gasto era. Y ahí está, no la
hice.

Se hacían desnudos?
Si, si había. Acá vinieron muchos para que les saque, les haga inclusive reproduccio-
nes. Eso ya no quise meterme por el asunto de que acá, cuando uno está trabajando,
todo el mundo observa. Después yo saqué a algunas chicas que quisieron que les saque,
por que querían mandar de modelos.

Hace muchos años?


No, no. Hará unos cinco años de eso.

Usted trabajó en el bajo también?


En el bajo si. No quería venir acá.

Entonces antes de trabajar en la plaza trabajó en el bajo?


Si, si.

En qué año?
Antes que se haga la terminal de ómnibus. Cuando era una plaza bien hechita, con jar-
dines, lindos bancos. Al frente había confiterías bastante lindas, la gente en tiempos de la
zafra venía ahí. Se sacaba fotos. Después estuve ahí cuando Perón hizo ese aumento del
70%. Salieron por primera vez los billetes de 500. Antes no existían y venía la gente a
sacarse fotos. Me pagaban con 500 y yo trabajaba bien. Les daba el vuelto y me miraban
raro por que les daba el vuelto. Y bueno, conversando con los del frente donde iba a to-
mar café con leche, me dice uno que lo conocía hace mucho -hoy me hice más de dos mil
pesos. ---De propina? ---No, vienen, me pagan con 500 y yo les doy vuelto de cincuenta y
no se dan cuenta-. Con razón cuando yo les daba el vuelto me miraban... y así se han
llenao los dos mozos del café.

Entonces, Ud. cuando llega de Bolivia, primero empieza a trabajar en el comercio, luego
sus hermanos le enseñan fotografía, para aprender se va al bajo a trabajar, luego toma
los trabajos de libretas cívicas para las mujeres y por último viene a la plaza Independen-
cia...
Tantos años de trabajo se forma un cariño en uno. Entonces por ahí uno le llega a tener
cariño al trabajo. En cuanto a fotografía, el sacar fotos a la familia o a algunas cosas que
me gustan.

Respecto a esta plaza, ha ido haciendo fotos de ella a través del tiempo?
De la plaza si, pero generalmente en ese sentido... yo al que le regalé algunas fotos
lindas de la fuente, cayendo el agua y al fondo la catedral, más o menos con algo de arte,
le regalé a Aldo Sessa. Las fotos que saco ahora, tienen una intención comercial, por que
estas fotos me las compran los estudiantes de la Universidad. Muchas del monumento.
Otras de los edificios antiguos que están alrededor de la plaza. Pero fotos de acá, tengo
muchas. Tengo una foto antigua de la glorieta donde tocaba la banda (de música). Fotos
de los naranjos, que me llamaban la atención de la cantidad que daban algunos años.
Pero últimamente sólo la foto comercial.

Pero toda su vida ha hecho la fotografía desde un punto de vista comercial no?
Si casi toda, solamente he hecho algunas fotos de la nietita buscando algo de arte. Pero
todo comercial. Ahora, cuando estaba en el Foto Club, cuando estaba Rios, Suriani, sa-
qué muchas fotos con placa, con la "Spido". También saqué muchas fotos en el colegio
Guillermina y en el Salesiano, y las copiaba grandes. Me las copiaba Gomez, que era jefe
de fotografía en la Universidad. Trabajaba en sociedad con Alarcón que ya murió. Compró
Gomez de La Esmeralda una ampliadora especial para mí. Me gustaba mucho por que
eran muy grandes. Por ejemplo una reunión de salesianos que vinieron acá e hicieron una
fiesta fantástica. Después por un problema que tuve con Gómez le comencé a llevar las
placas y el 35 mm a Suriani. Trabajaba en una óptica acá sobre la 24 de setiembre y des-
pués puso un estudio. Estuvo muchos años como presidente del Foto Club, después no
supe más de él. A las placas yo las sacaba con Magnesio.

Todavía tiene esa máquina?


La tengo pero ya no sirve.
ENTREVISTA A LA SEÑORITA MARGARITA BACHUR. CASA DE
FOTOGRAFIA LUZ Y SOMBRA.

Margarita Bachur – C. Darío Albornoz


Primera entrevista a la Srta. Margarita Bachur
23 de noviembre de 1993.

Esta entrevista la hicimos en la casa de fotografía Luz y Sombra, ubicada en la calle Mai-
pú al 400, de la ciudad de San Miguel de Tucumán. A continuación del negocio se en-
cuentra la casa de la Srta. Bachur. Vive con una hermana. Es una mañana de mucho ca-
lor en Tucumán. La señorita Bachur es una persona muy agradable. Camina pesadamen-
te por el paso de los años. Su voz suena fuerte y segura. Habla con mucha calma, pro-
nuncia las palabras una por una mostrando seguridad y un conocimiento preciso en lo que
cuenta. Me hace pasar a una sala detrás del negocio.

Mi padre ABUD JOSE BACHUR, nació en la ciudad de Alepo en Siria y ahí vivió hasta
los 18 años. A los 18 años fue a vivir a la ciudad de Estambul y se dedicó ahí al comercio
del tabaco. En Siria siguió la tradición de la familia que era telar seda, pero en Estambul
se dedicó al comercio de tabaco. Exactamente no se cuanto estuvo en Estambul, dos
años, tres años, no sé y se conectó con un señor sirio que armaba grupos para traerlos a
Abud José Bachur – Margarita Bachur

América. Y se vino. Nunca recordaba muy bien si en el 5 o en el 6. Yo he mandado a pre-


guntar a esa organización que hay en Buenos Aires, "Busque a su Abuelito" y no me han
sabido dar los datos. Y vino con un grupo que venía destinado a la ciudad de Tandil, en la
provincia de Buenos Aires. Llegaron a Buenos Aires y pararon en un hotel cerca de Reti-
ro. Y el día sábado de Gloria de ese año 5 o 6, la señora del hotel se había puesto a pre-
parar quepis para el día de Pascuas siguiente. Y mi padre comenzó a caminar y llegó a la
estación de Retiro. No sabía hablar, no sé como se hizo entender. Vio que estaban prepa-
rando un tren para salir y preguntó "a dónde va. A Tucumán. Qué es Tucumán. La patria
del azúcar". Dice que volvió al hotel, armó las valijas y se vino a Tucumán. Cambió Tandil
por Tucumán. Dice que la dueña del hotel le decía. Quedesé, como nos va a hacer esto,
mañana tenemos que comer todos juntos. No, no yo me voy a Tucumán. Y se vino a Tu-
cumán y vivió en Tucumán y descansa en Tucumán, al pie del cerro en el cementerio San
Agustín.
Primero trabajó, según lo que creo entender, atendiendo a unos ingenieros ingleses que
hacían el ferrocarril, él era el que les servía en fin. Y después como todo paisano, como
se dice, vendía ropa a domicilio, vendía telas a domicilio, como era el oficio que hacían
todos. Conoció a un señor Jorge Mrad, un señor libanés, que tenía una máquina fotográfi-
ca y le iba bastante mal, y la quería vender y entonces mi padre con los pocos ahorros
que tenía le dijo. Si usted me enseña como se maneja yo se la compro. Y el señor le dio
unas explicaciones y mi padre le compró la máquina que creo que sabía decir que era
marca París, la máquina. Y con esa máquina se inició.
No se si habrá alcanzado a trabajar a domicilio, ese dato no lo se, pero decidió estable-
cerse, y alquiló una casa en la calle Chacabuco en la vereda este. Creo que entonces era
número tres ochenta y tanto, tres noventa y tanto pero como se cambiaron los números
no estoy muy segura. Y ahí se instaló. Iba a inaugurarla, el negocio, el 11 de agosto de
1913. Después que alquiló la habitación para instalar el negocio, se dio con que necesita-
ba una pintura, entonces la hizo pintar y abrió el negocio el 13 de agosto de 1913. Al lado
de mi padre estaba otro negocio muy viejo de Tucumán, que ahora ya no existe más que
es la carpintería Azcárate. De ahí era su amistad con los Azcárate por que los conocía de
entonces. Ahí estuvo estos años en la calle Chacabuco, después alquiló una casa en la
calle Muñecas uno noventa, ahí creo que estuvo muy poco, y alquiló una casa en la Mu-
ñecas dos ochenta y cuatro, donde estuvo, creo que sabía decir desde mil novecientos
diecisiete hasta mil novecientos treinta, en que nos vinimos aquí a la calle Maipú. En la
calle Muñecas mi padre hizo construir una galería, que tenía el techo de vidrio, de ese
vidrio no transparente y el costado sur también era de vidrio no transparente y así se sa-
caron las primeras fotos, todos los años que estuvo ahí. Las fotos que sacaron ahí eran
sacadas completamente con luz natural. Tanto el techo como las... el ventanal del costado
tenían una serie de cortinas, dos, tres, y bueno se ponía una si había menos luz, si había
mucha luz se ponía las tres o las cuatro. Y de ahí, compró acá, primero en Maipú cuatro
treinta, cuatro treinta y tres. Después que la compró le pareció angosta, se ofrecía esta
casa, la arregló y aumentó habitaciones para nosotros hizo la galería y nos cambiamos
acá.
La familia unos días antes, el negocio se cambió el seis de septiembre de mil novecien-
tos treinta. Me recuerdo por que yo era muy chiquita, en fin, pero no había luz. Y yo pre-
guntaba, por qué no hay luz. Por que hay una revolución y han cortado la luz. Es unos de
los primeros recuerdos de la infancia. La revolución del seis de septiembre de mil nove-
cientos treinta. Bueno y acá seguimos. Los primeros años fueron muy, muy difíciles, por
que en esta cuadra era una cuadra muerta. Había solamente un almacén antes de llegar
a la esquina y nosotros. El local de la esquina más se lo pasaba desocupado, así que era
dos o tres negocios en la cuadra. Y entonces fueron unos años muy, muy difíciles comer-
cialmente. Después se instaló Barbieri en la vereda del frente y bueno, empezaron a cre-
cer los comercios, hoy es una calle comercial. Pero los primeros años a partir de mil no-
vecientos treinta, yo era chica y me acuerdo y bueno además que la situación mundial en
el treinta se vino abajo. Pero yo me acuerdo como se quejaba mi padre de la situación los
primeros años que vivimos aquí.
Después han sido años medianos, no somos ricos, tenemos para vivir, nunca ha sido un
negocio para hacerse millonario... Bueno a partir de mil novecientos setenta y dos, ya
muerto mi padre, que murió en noviembre del cincuenta y cinco. Yo compré las cámaras
Polaroid y a raíz de eso se empezó a activar el negocio. Primero nosotros no vendíamos
rollos, no vendíamos cámaras y como hay que ir actualizándose, no hacíamos fotos en
colores, bueno como hay que ir actualizando, ahora hacemos de todo, vendemos cáma-
ras, vendemos rollos, vendemos álbumes, hacemos fotos en colores y la foto de galería
de familia, de personas solas es un trabajo que casi ha desaparecido. Nuestro trabajo
ahora es completamente el carné. Por que todo el trabajo de galería, que se llamaba el
trabajo de orden, se llamaba no se porqué, será porque llegaba por número, eso prácti-
camente ha desaparecido. Yo que soy la que tomo ese trabajo todavía sacaré tres bebés
al mes. Eso es todo lo que se hace. Y no se, dos veces al año una persona, una persona
mayor, pero prácticamente el trabajo de galería ha desaparecido. Pese a que yo tengo la
galería montada todavía y mucha gente, principalmente los viajantes se admiran por que
dicen que galerías de retratos ya no existen.

Y usted cuando empieza realmente con la fotografía?


Yo estaba haciendo sexto grado, tenía doce años. Entonces ni siquiera aceptaban de
trece años para primer año. Tenía que tener catorce y yo termine sexto grado con doce
años y mi papá dijo: no hay un hijo varón, vos sos la mayor y me tenés que ayudar. Así es
que yo empecé a colaborar con mi papá, un mes justo antes de cumplir los trece años.
Por que mi papá dijo: bueno dejemos que pasen las fiestas y vas a venir al negocio. Yo
cumplo años el seis de febrero y empecé el siete de enero.

Eso en que año fue?


1935

Usted empieza tomando fotografías en esa época?


Yo si. A los dos o tres días de estar mi papá me dio explicaciones. Las primeras no salie-
ron muy bien y después me largué sola, en fin. Entonces mi papá pudo despegarse un
poco del negocio, pudo salir ha hacer más diligencias. Por que cuando yo era chica, me
recuerdo que terminábamos de almorzar, cuando vivíamos en la calle Muñecas, mi mamá
le preparaba las boletas para el banco y a esa hora mi padre iba al banco. Se ve que en-
tonces a esa hora funcionaban los bancos.

El laboratorio hacía usted?


No. Yo laboratorio y retoque no he hecho nunca. Yo siempre he tomado las fotos y he
hecho la parte administrativa. Ahora yo no hago las fotos de carné, tengo una colaborado-
ra. Pero cuando hay que ampliar algo lo hago yo, las reproducciones las hago yo. Cuando
hay que tomar una foto que no es carné lo hago yo y hago toda la parte administrativa,
que cuando nos iniciamos, cuando yo me inicié al lado de mi papá era una chuchería.
Ahora hay que hacer boletas de jubilación, de depósito, de IVA, de jubilación privada, de
obra social, es, ahora la parte administrativa, no es tan sencilla ni tan corta. Entonces no,
cuando yo me inicié al lado de papá no se hacía nada de eso.

Cuando usted se inició en la galería, cómo se tomaban las fotografías?


Entonces se tomaba todo con luz natural, después, mi padre sacaba muchas fotos de
novios, pero entonces los casamientos eran muy temprano, entonces llegaban a la foto-
grafía a tiempo para sacarla con luz natural, y después usted ve que se van haciendo las
cosas más tarde y entonces hubo que agregar luz artificial. En qué año ha sido no se,
pero mi padre vivía todavía cuando hemos instalado todos los reflectores. Bueno, los re-
flectores se han ido cambiando, modernizando, pero los reflectores con que se sacaba,
principalmente los novios los sábados a la noche. En la época que murió mi padre, en los
primeros años que yo quedé sola, aunque ustedes no crean sacaba hasta siete u ocho
novios los sábados a la noche. Cosa que ha desaparecido completamente. Cuando fue la
guerrilla y acá era tan difícil pasar, porque la policía hizo lomos de burro, tenía barricadas
y todo, ahí empezaron a desaparecer los novios, hasta que desaparecieron del todo. Y
además ahora a la gente le gusta que lo saquen en la ceremonia y todo eso. No, nosotros
nunca lo hemos hecho.

Los fondos con los que trabajaban ustedes...


Bueno, mi padre tenía fondos pintados, el de la plaza de Mayo, que ya se lo voy a mos-
trar, y algunos otros fondos. Me acuerdo que se utilizaba mucho lo que se llamaba el fon-
do de nubes. Se sacaba todos los medio cuerpo en eso. Eso no existe más. Los fondos,
casi todos los que tenía mi padre, algunos, los primeros han sido comprados en Buenos
Aires. Otros, los que se han hecho por iniciativa de mi padre, que era una virgen del Valle
con que se sacaba muchísimos novios, cientos de novios deben tener la virgen del valle y
un corazón de Jesús medio cuerpo, con que por años de años se sacaron los niños de
primera comunión. Que yo lamenté tanto, lo pintaron una semana después que yo hice la
comunión, así que yo no tenía foto con el corazón de Jesús.
Eso se los hacía el señor Gaspar Espadafora. Un gran artista que vivía en Tucumán, un
gran bohemio. Mi padre siempre contaba que él le decía que no podía tener un peso en el
bolsillo. Pero fue un gran artista, pintó la Catedral, el Corazón de María, todos los murales
que ahora han desaparecido del Corazón de María, los hizo don Gaspar Espadafora, un
italiano. Se que viven varios de los hijos, e hijas. Yo no tengo ningún contacto con ellos.
Ahora, la cámara de galería, mi padre decía que la compró en mil novecientos diecinue-
ve. Está casi intacta, el pie y la cámara alemanes. Los lentes, bueno, no se si pronuncio
bien, ahora la cámara está con un lente Voightlander, y antes había otro lente, que debe
estar por ahí guardado. Con esa cámara continuamos sacando los carné blanco y negro,
que no son en el acto. Y tengo dos cámaras Polaroid, una para color y una para blanco y
negro. El Polaroid es lo que nos defiende ahora. Bueno, me defiendo por que no tengo
que pagar alquiler. Hemos pasado cuatro o cinco meses, que si hubiera tenido que pagar
alquiler, no se que me hago porque, han sido muy malos.
Ahora, en cuanto al... Lo que le va ha llamar la atención es la forma en que se ampliaba.
En el laboratorio, mi padre tenía una ventana. En esa ventana se ponía un cajón, había un
cajón y dentro del cajón otro cajón con el lente y se ponía un pie con una madera y enton-
ces se ampliaba en forma horizontal. El cajón ese tenía una argolla y se tiraba para ade-
lante y para atrás para enfocar. Entonces había los cartones 18x24 - 24x30 - 30x40 -
40x50. Se lo colocaba en la tabla con chinches la parte que uno quería ampliar y encima
se ponía el papel. Entonces así se ha ampliado por una punta de años hasta que yo he
comprado una ampliadora. Después esa ventana que primero se utilizaba la luz solar, así
que está de más decir que si venía una semana de lluvia no se podía ampliar, porque se
utilizaba la luz solar. El patio tenía toldo, no se ponía el toldo hasta que se terminaba de
ampliar, después yo la modernicé un poco a la ventana y delante de la ventana puse un
cajón con tubos. Y ampliamos hasta que yo compré la ampliadora. Tenía dos ampliado-
ras, hace poco vendí una. Y bueno, lo poco que se hace de ampliación, alguna reproduc-
ción, alguna cosa la hacemos en la ampliadora. Eso es lo que más ha cambiado.
La cámara sigue siendo la misma. Pero lo que más ha cambiado es el sistema de am-
pliar.

Esa cámara trabajaba con película o con negativos de vidrio?


La cámara que está en galería?

Si
Ha trabajado muchos años con negativos de vidrio. Había acá cajas con negativos de
vidrio que se fueron rompiendo. Kilos de cajas y después con película. Yo cuando empecé
con mi padre, ya se sacaba película, en el año 35. Después los años de la guerra, eran
momentos muy difíciles, se sacó con placa que era lo que se conseguía y se sacó con
película radiográfica que era lo único que se conseguía. Escribimos a Kodak, le mostra-
mos lo que hacíamos con películas radiográficas. En fin, se quedaron admirados del re-
sultado. Nos dijeron que, en la carta que nos mandaron de que, en fin habíamos salido a
flote con eso, pero que ellos esperaban que cuando se regularice la situación, no la utili-
cemos más porque la película radiográfica, lógicamente tenía otros fines.

La actividad fotográfica con la que ustedes se han manejado toda la vida, ha sido
por una pasión, por un cariño a la fotografía?
Mi padre era muy buen fotógrafo, ha tomado fotos muy buenas. Y bueno, yo empecé
colaborando y ahora no me casé, no he tenido hijos, yo digo siempre que el negocio y la
fotografía ha sido mi marido y mi hijo, porque me han llenado la vida. Yo ahora lo hago
con mucho cariño. Ya estoy en una edad que no se si Dios me permitirá que siga un año,
tres o cuatro. Pero mientras lo puedo hacer, yo digo siempre que la época de sentarme en
una hamaca con la aguja de crochet todavía no me ha llegado. Así que cuando me llegue
Dios dispondrá. Por ahora gracias a Dios, me responde muy bien la cabeza. Yo le hago
cualquier operación matemática, después busco la máquina de sumar, las repaso y gra-
cias a Dios se ve que funciona todavía la computadora personal (apuntando a la cabeza).

Usted como fotógrafa, como se ha sentido detrás de la cámara cuando estaba to-
mando fotos?
Muy cómoda, muy feliz. Muy feliz siempre. Mire, ahora tengo una colaboradora que me
saca los carné. Lo he hecho porque he pensado, no es que yo me sentía cansada. He
pensado que si yo seguía en ese ritmo de vida, cinco o seis años atrás se trabajaba mu-
cho. Se sacaba muchos carné. Yo he pensado que de llegar a una altura de la vida y que
si seguía en ese ritmo me iba a agotar. Entonces he tratado de tomar una empleada que
tome las fotos, yo hacer algunas otras cosas, hago toda la parte administrativa del nego-
cio, como le digo, hago todo lo que puedo, todo lo que está a mi alcance. He decidido
entregar la máquina a otra persona que me saque los carné. Mi hermana hacía mucho
que me decía: hacelo, hacelo. Yo no tomaba la determinación, pero ha llegado un mo-
mento que yo..., me voy a agotar antes de hora y va a ser peor. Entonces mejor que limite
un poco las cosas. Ahora trabajo, yo trabajo todo el día, de las ocho de la mañana. No le
digo que hasta las ocho de la noche cuando se cierra. A las ocho de la noche hay que
hacer caja, hay que preparar alguna cosita, hay que revelar los carné. Yo sigo trabajando,
pero mire, hubo un momento de mucho trabajo que yo hacía todo, que los viernes y los
sábados aunque usted no crea me acostaba a las dos de la mañana. Por que entonces
todo el trabajo se entregaba en carpetas y las carpetas eran pegadas, no eran enchufa-
das y las pegaba yo y hasta que no terminaba no me acostaba.

Han tomado fotos de personas importantes de la sociedad?


No, siempre ha sido un negocio modesto. Hay ahí algunas cuantas fotos, no se que
familias son, se las puedo mostrar, pero así de personajes... Bueno, yo si he tomado la
foto de una persona que me emocionó mucho verla entrar al negocio. Monseñor Conrero.
Un día veo que aparece monseñor Gomes Aragón, al que yo conocía por que su familia
había sido amiga de la familia de mi madre, y entra al negocio y me dice: acá hay una
persona que se quiere sacar fotos. Si, como no que pase. Y fue la sorpresa que fue mon-
señor Conrero. Ese fue... yo después le mandé las fotos y le hice unas ampliaciones de la
foto de carné. Le dije que se las mande a la madre. Si, después, después se murió él,
algunos encargaron. Entonces en cada cambio de obispo, encargaban las reproduccio-
nes, ahora no se... mire cuando empezó monseñor Conrero, y Juan XXIII, de distintos
colegios han venido, han hecho reproducciones, después ya no han vuelto a hacer más,
no se si no pondrán mas las fotos de las autoridades, no se. Ese fue un personaje que me
acuerdo que le tomé la foto.

Usted nunca participó de clubes, peñas fotográficas


Nunca participé.

Usted podría decir que tiene un estilo?


No se, no. No podría decir un estilo. Como se van ofreciendo las cosas y las oportuni-
dades. Claro, hemos sacado muchos años los novios, todo. Eran todos más o menos
iguales. No tengo un estilo, pero todo el mundo reconoce nuestras fotos. Acá viene gente
con fotos y dice: esta foto la tomamos aquí, queremos más. Yo con solo mirarla le digo:
no, esta foto no ha sido tomada aquí. No que yo siempre me saco con usted. Siempre se
sacará conmigo pero esta foto no es nuestra. Yo en cuanto la veo a la foto se si es nues-
tra o no. De cualquier año que sea yo la reconozco.

Cuando ustedes incorporan la iluminación artificial, el esquema de iluminación se


mantiene igual que con la luz natural?
No, teníamos luces de ambos lados, y ahora como la Polaroid requiere la luz artificial,
sacamos todos los carné con luz artificial y las pocas fotos que yo hago de niños, ahora
hago con máquina de 35 mm las de color, las hacemos también con luz artificial. No se si
un estilo pero me muestran una foto y me dice, esa la ha sacado usted, no, yo se si no la
hemos sacado nosotros.

Cuentemé alguna anécdota.


Las fotos que sacaba mi padre eran grupos muy numerosos. Llegamos a la conclusión
con mi hermana que eran los emigrantes que venían. Formaban aquí una familia muy
numerosa, por que entonces eran muy numerosas y querían mandar a su pueblo o a su
ciudad, que vean lo que habían progresado en América. Eso si.

Le quedan fotos de esas?


Si hay algunas fotos. Ya le voy a mostrar. Yo siempre decía cuando me inicié que mien-
tras existan españoles, existirá el fotógrafo. Por que gente que le gustaba las fotos como
los españoles, mire, toda la Ramada son todos españoles, son descendientes, ahora es-
tán los hijos, son todos descendientes de españoles. Esos eran nuestros principales clien-
tes. Ahora ya no. Ahora hay de todo un poco. Pero yo siempre, cuando yo me inicié al
lado de mi padre, yo decía: mientras haya españoles habrá fotógrafos. También se saca-
ba mucho los paisanos, bueno, nosotros les decimos los paisanos a todos los sirios y li-
baneses. Se sacaban mucho, pero ya le digo, los clientes más abundantes eran los espa-
ñoles, de la Ramada, primero vivían en Macomita, cuando yo me inicié con mi padre eran
de Macomita. Después parece que se lotearon unas tierras más adelante y fue la Rama-
da, la Ramada de Abajo. Esos eran nuestros principales clientes. También había muchos
españoles con quinta en las afueras de Tafí Viejo y eran clientes nuestros. Venían en gru-
po, venían de novio. Mire nosotros teníamos una clienta en Tafí Viejo, que ya ha muerto,
que decía: Tengo doce hijos, yo te quiero mucho a vos me decía, los doce se han sacado
de novios aquí. A los doce les ha ido bien en el matrimonio. Yo te quiero mucho por que
vos me has sacado las fotos. Pero mirá, no me hagás las fotos escuras no!? Que escuras
escurecen el cuarto. Yo no quiero fotos escuras. Por oscuras. Siempre nos acordamos de
esa señora que decía no me hagás fotos escuras.

COMENTARIOS SOBRE ALGUNOS TRABAJOS FOTOGRAFICOS QUE SE REALIZA-


BAN

Se hacían fotos de niños desnuditos. Era infaltable que el niño tenía que tener la foto
desnudita. La foto clásica era el niño boca abajo. Pancita abajo que se llamaba.

Quién iluminaba las fotos?


Creo que al principio lo hacía mi papá, pero después, por años de años, un señor Er-
nesto Gramajo, que era empleado de la telefónica y en sus ratos libres hacía esto. Ese
señor ha fallecido ya.
Teníamos un caballito, el Dr. Mauricio Kirschbaum, cada vez que viene a sacarse carné,
se acuerda de que le sacó mi papá una foto en el caballito.
Mirando la foto de un caballero muy elegante comenta: la foto de un elegante, quien
habrá sido no se. Pero mire el arreglo. Arturo Gelsi me dijo: che, donde ha sacao eso. Yo
digo... el sábado en misa he pensado una cosa: todas las cosas malas que hacemos, di-
cen que las hemos copiado del cine norteamericano, la cosa buena que tiene el cine nor-
teamericano, es que a la fiesta más insignificante la gente va vestida, y acá era una misa
de niñas de quince años con las camisas afuera, los pantalones... para una fiesta no se
van a vestir de otra forma. No es que uno sea muy antigua, pero mire eso.
Observando una fotografía de un grupo en un banco comenta: esta mire, los años que
tendrá, y el banco está en el patio todavía. Los otros días ha venido un señor a poner una
foto en marco de la familia muy vieja y se acordó de esto. Dice que el padre se levantó a
la mañana y los llevó a todos a la tienda La Esperanza, que estaba en la San Martín y
Muñecas, donde está la Caja de Ahorros. Les compró a todos, niñas y varones ropa nue-
va. A las niñas con sombrero incluido y los trajo a sacar la foto. Entonces la gente se
arreglaba para la foto. Ahora me ha tocado algunas veces sacar algunos de zapatillas de
cuerpo entero.
Sobre una foto de un grupo familiar: mire esta familia. Pero esa familia, no hemos podi-
do dilucidar, cómo es. Son varios matrimonios, cómo es? No hay un matrimonio mayor
para decir que son los padres, no es cierto? Serán hermanos con sus esposas y descen-
dientes?
En algunas fotos se ve que evidentemente por el físico, son árabes. No se puede negar
que son libaneses.

Y estas fotos quedaron por que nunca las vinieron a retirar?


Algunas, las que no tienen número, yo deduzco que fueron hechas para la vidriera. Las
que tienen número, no se las retiró. Nosotros poníamos las fotos grandes en marcos. En-
tonces nos llegaban de Buenos Aires los cajones de marcos. Ahora no, marcos grandes
no se pone. Las poníamos en un marco, las teníamos uno dos años, las sacábamos para
vender el marco y entonces detrás de la foto poníamos la fecha en que había sido sacada
del marco.
Observando la foto de un grupo familiar comenta: Esta... esta yo tejí una historia. Mire
que son los hijos y el yerno. Y para demostrar que el yerno estaba en buena posición, la
hizo sacar a la esposa con sombrero, digo yo. Porque todos los hombres están sin som-
brero. Con el arco. Usted ve que cuando vemos películas que suceden a principios de
siglo, todos los chicos juegan con eso. Teníamos un reloj cucú. Cuando yo era chica ju-
gaba con él. Qué se ha hecho no se. Pero era un reloj cucú que en cuanto lo vi en una
fotografía me dije: ve, mi cucú. Ya cuando yo jugaba con él estaba echado a perder. Pero
yo jugaba. Me acuerdo que tenía un pajarito verde.
Ahora ni tenemos cubetas para hacer ampliaciones grandes así, esto ha pasado com-
pletamente a la historia. Aquí había unas cubetas de lata con las que se revelaba.

Hablando de los fondos


Teníamos un fondo donde está la plaza de Mayo, está la casa rosada y palmeras. Me
parece que que ya no hay palmeras en la plaza de Mayo. Pero entonces se ve que tenía
palmeras. Yo deduzco que estos fondos los pintaban en Europa, no se, puede ser que
esté equivocada. Los otros no, el corazón de Jesús, la virgen del Valle, los hizo pintar mi
padre.

Segunda entrevista a la Srta. Margarita Bachur.


26de noviembre de 1993.
Esta segunda conversación la tuvimos en la casa de fotografía Luz y Sombra. A diferen-
cia de la vez anterior, me atendió en una pequeña oficina que tiene en el hall de entrada
al negocio. Me paré a mirar los espejos cóncavo y convexo que tiene en ese hall y re-
cuerdo alguna vez cuando niño el haberme parado a jugar en ellos, cuando vine a tomar-
me una fotografía.

Su padre en que año nace?


No era muy seguro. El decía que cree que en 1883. Nosotros hemos celebrado el cen-
tenario en 1983 por que en Siria los marcaban y él decía que cuando joven se le veía ahí
el 1883 (señalando el antebrazo derecho).
La fecha de nacimiento no era muy seguro, un domingo de carnaval si, que cree que de
1883.

Cuando muere cuantos años tiene?


Ha muerto en el 55, nosotros hemos calculado que 72 años.

Usted en qué año nace?


En el '22, en febrero y tengo 71 años cumplidos.

Qué pasó con el archivo de negativos de ustedes?


Hay muchos negativos, todo lo que ha sido placa se ha perdido, incluso los negativos de
celuloide, mucho se conserva y mucho se ha perdido. Pese a que éramos exagerados
para lavar los negativos, hay muchos negativos que se han echado a perder. Una vez un
viajante me dijo que eran mal lavados, no se, éramos exagerados para lavar retratos y
negativos. Se lavaban horas no como ahora que se lavan minutos. Por que ahora el papel
Ilford ahí le dice 7 minutos de fijado, 7 minutos de lavado. Entonces no, se lavaban todo el
día, toda la noche. Por eso no se a qué se deberá.

Probablemente hongos.
Abrimos cajas de negativos y hay muchos negativos pegados.

Será debido a la humedad.


Pero no hay humedad en esa pieza. Por eso le digo, que negativos hay muchos y faltan
muchos.

Los fotógrafos contemporáneos a su padre.


Mi padre nombraba a dos personas. Aguilar y Papaleo. El decía que eran muy buenos
fotógrafos y eran de su época. Mi padre era amigo de un señor Damper. Y un buen día el
Sr. Damper también puso fotografía. Fotografía América. Ha sido contemporáneo a mi
padre pero años después de mi padre. Y después estaba el Sr. Dipiel Goré. Que Dipiel
Goré tengo entendido que no era el nombre sino un seudónimo. Ese Sr. también ha saca-
do lo selecto de Tucumán. Bueno en una época que la Federación Económica, iban a
formar la cámara de fotógrafos, yo me vinculé a la señora. La Sra. se llamaba Blanquita,
no se si mi hermana se recuerda el apellido. La verdad es que yo no la he vuelto a ver a la
sra. y no se si la sra. vive. Pero quien fue empleado de ese sr. muchísimos años fue Al-
berto Posse. Ese sr. que los otros días ha hecho la exposición. Ese le puede dar datos de
Dipiel Goré, El Sr. Dipiel Goré era italiano. No me acuerdo si el apellido era Elpidi o el
nombre era Elpidi y él formó Dipiel Goré. Ese ha sacado lo selecto de Tucumán y hacía
hermosos trabajos. Ese se instaló también después de mi padre y hace muchos años que
cerró... Foto Iris en la San Martín al 700 de un Sr. Mastraccio (Mastraquio), que creo que
en una época, muchos años atrás, le retocaba, lo iluminaba a mi papá. Y también murió él
y poco tiempo murió la Sra...
Tres hijas dejó, las hijas mire, de una se que era casada con un ingeniero. Le podría
quizás averiguar el apellido, por que en una época vivían en el mismo consorcio que una
pariente mía, puede ser que ella se acuerde el apellido del ingeniero. Otra cosa no se.
La vez pasada vino una Sra. a sacarse una foto, perdón que lo interrumpo, dice, sabe
he agarrado todas las fotos viejas que había en casa y las he quemado. Dice, la foto
cuando mi padre está jurando de concejal, la foto cuando mi padre está jurando de esto,
parece que el padre era de no se donde. Pero sra. eso es un crimen. Eso le tendría que
haber regalado a la casa de Padilla, le digo yo, por que eso es parte de la historia de Tu-
cumán, cómo va a quemar. Ah todas, cuando mi padre está jurando de concejal, jurando
de ministro, no se cómo era el apellido. Usted le parece?
Es increíble. No se, yo con mi hermana amontonamos tantos recuerdos, tantas cosas y
nos reímos siempre, cuando nos muramos van a decir: viejas estas qué han hecho, por
qué han juntao tanta porquería.

Usted qué piensa hacer...?


No se, no quiero pensar, no quiero pensar, es muy doloroso no quiero pensar. Mi her-
mana por ahí dice: vendé todo y vamos a un departamento. No, mirá dejame, mientras yo
pueda andar, voy a mantener el negocio.

Los archivos?
Las fotos... Cuando vino el sr. Aldo Sena (por Sessa), él se interesó por las fotos. Des-
pués lo comenté con una persona y dice -no vaya a dejar que ni una foto salga de Tucu-
mán-. Dice también -cuando usted tenga que cerrar el negocio, las tiene que donar a un
museo-, dice. -No deje que ni una foto salga de Tucumán-. Bueno no se, donaré todo a un
museo, no se cómo haré. Los negativos como le digo, no hay de personalidades y con
ese problema, todo lo de placas se ha roto, que yo calculo que debe ser más o menos
desde que se inicia mi padre al veintitanto que yo creo que sale la película, no es así? La
película sale después de la primera guerra, creo yo. No se, como le digo. Pero quienes
han tenido la historia de Tucumán en sus manos que ha sido Valdez del Pino, la hija me
dijo así dice: cuando ha muerto mi hermano hemos tirado todo. Hasta hace unos años no
había el criterio ese de guardar esas cosas, ahora si. Usted sabe lo que hace en San
Telmo, la gente de alcurnia, me han contado a mi, vende hasta las fotos de sus antepasa-
dos y entonces los hijos que no tenemos esos antepasados. Entonces los hijos del gringo,
que no tenemos esos antepasados, dice que van y los compran y los exhiben en las ca-
sas diciendo que son sus abuelos. Yo no se si usted ha visto la película: Paula Cautiva.
Es una película nacional, imaginesé trabajaba don Orestes Caviglia todavía. Ahora le digo
si mejor o peor que otras no me acuerdo. Pero contaban cosas en la película, le mostra-
ban cosas increíbles. Yo hay una cosa que le he dudado y tengo una prima que tiene pa-
rientes en Buenos Aires y ha preguntado y los parientes le han dicho que si. El sr. es un
sr. de apellido y está en la ruina total, entonces cuando moría un hijo de gringo, les alqui-
laba el mausoleo en la Recoleta. En la película se ve eso, sobre el apellido ilustre, ponían
una placa con el apellido del gringo y ahí lo enterraban. Cuando se iban todas las relacio-
nes, lo sacaban y lo llevaban a la Chacarita. Eso se ve en la película y yo le comenté a mi
pariente: che pero esto no puede ser, cómo la Municipalidad va a permitir que lo estén
paseando al muerto. Y ella averiguó y le han dicho que si. Mire el afán de figuración tan
tonto que tiene la gente, yo estoy donde estoy nada más, no se tengo esa idea. Yo no le
voy a decir, habrá sido lindo ser Onassis, tener barco y pasear por el Mediterraneo. Pero
yo estoy donde estoy.
Los fondos, usted los conserva todavía?
Mire. Yo creo que los primeros no, pero ahora sobre esos hay cortinados. Creo que no,
creo que atrás del cortinado queda uno o dos nada más. Ese de la plaza de Mayo, ha sido
vendido.

El de la virgen y el corazón de Jesús...?


La virgen si, el corazón de Jesús están ahí, están arruinaditos pero no los quiero ven-
der. Que eso quede no se, como le digo, no quiero pensar lo que va a pasar mañana,
mañana Dios dispondrá. Pero como le digo, incluso la máquina, la galería, ya no ha falta-
do quien me ha dicho: no, no la vaya a vender ni nada, por que a esa se le pone una cha-
pita y se le dice que la ha usao su padre, se la dona a un museo, me dijo una vez.
Usted sabe quien era Paganelli, el que sacó la casa histórica y se pudo reconstruir gra-
cias a eso. El sr. Mastraccio la tenía a la cámara. Cuando la sra. de Mastraccio, cerró el
negocio le pagó con bienes la indemnización a los empleados, al empleado, al único que
tenía. Un Sr. Amoroso de apellido, que lo he visto muchas veces sacando fotos en las
iglesias, en las ceremonias, pero ahora hace rato que no lo veo más. Lo único que se, no
se si le interesa a usted si él la tiene a la máquina, él la tenía a la máquina y es Amoroso
de apellido y vive en el barrio San Martín, en el Manantial. Es los únicos datos que se. El
Sr. Mastraccio ha tenido muchísimos años, un empleado un Sr. Augusto Medina que se
inició con mi padre como cadete y éramos chiquitas y entonces estaba de moda el Char-
lestón y él, mi padre tenía pájaros y él iba a limpiarle la pajarera. Cuando iba a limpiar la
pajarera nosotras corríamos tras de él para que nos baile el Charlestón hasta que mi papá
pegaba el grito porque no terminaba de limpiar la pajarera. Ese sr. vivía hasta hace pocos
años, siempre venía, porque siempre tenía un buen recuerdo de mi papá, este... siempre
venía, se recordaba muchas cosas, en fin de mi papá, decía que estaba muy agradecido,
hasta que ha cumplido 79 años andaba en bicicleta. Ahora no lo he visto, hace un rato
que no lo veo más y una persona me ha dicho la vez pasada que cree que ha muerto,
vive en la Uruguay al 500, no se el número, pero una vez que yo lo he ido a buscar para
que saque una fiesta de 15 años, por que cuando él se jubiló, mejor dicho, quedó cesante
en Mastraccio, cuando él se jubiló, él sacaba fotos a domicilio. Mire yo lo he ido a buscar
para que saque unas fotos de 15 años, en la Uruguay al 500 para la vereda de allá. Tiene
que ser una persona muy conocida, porque yo creo que hace 50 años que vive ahí. No se
si vive. El pueda ser que recuerde muchas cosas. Augusto Medina se llama. El sr. Amoro-
so, Amoroso o Amante, vea ahora he quedao en la duda del apellido. Amoroso a Amante
se que vive en el barrio San Martín, el Sr. Medina ahí. Es cuestión de buscarlo. Es un
hombre que tiene hijos ingenieros. Tiene los hijos bien ubicados. Yo calculo que en el
barrio es muy conocido por que muchos años que vive ahí. Y las hijas de Mastraccio si le
interesa, yo la puedo hablar a esa pariente, si ella se acuerda el apellido.
Me he acordado los otros días de una anécdota que no se la he contado. Hace como
esto 25 o 30 años. Nosotros empezábamos a revelar rollos 120 que era lo que se usaba
entonces. Yo sabía de la existencia de la máquina de 35 mm, pero nunca había tenido
una en mis manos. Y un día aparece un sr. y me dice: mire el padre tal, dentro de una
hora toma el tren y se va de Tucumán y quiere que le saque un rollo de esta máquina y
era una 35 mm. Qué le decía yo, a dónde lo mandaba si ya estaba con el pie en el estribo.
Y entonces me acuerdo que la agarré a la máquina en la mano, tenía idea que se rebobi-
naba el rollo y empecé a rezar. Y bueno, lo rebobiné al rollo y le entregué la máquina.

Tercera entrevista a la Srta. Margarita Bachur.


29 de noviembre de 1993.
Nuevamente realizamos la entrevista en el negocio Luz y Sombra. Son las 11hs. La
Srta. Bachur me atiende en su oficina privada. Ella me habló por teléfono para contarme
algunas cosas que había recordado ahora.

Al Sr. Jorge Mrad, a quién mi padre le compró la primera máquina, que no se si le he


dicho, que creo que sabía decir que era marca París, hasta su muerte mi padre lo llamaba
"mi profesor".

A dónde se va el Sr. Mrad?


El sr. Mrad se fue con sus dos hijos a vivir en Rosario de la Frontera. Pero siempre que
venía a San Miguel de Tucumán, lo venía a visitar a mi padre. Es casi seguro que murió
un poco después de mi padre. No estoy muy segura.

Se dedicaba al comercio allá?


Creo que tenía un almacén. El con la fotografía no tuvo nada que ver. Allá se dedicó al
comercio. Creo que tenía un almacén.

Ustedes cuántas hermanas eran?


Tres hermanas.

Ninguna se casó?
La más chica se casó, enviudó. Tenía dos hijos, lamentablemente lo perdió a uno.

Cómo se llamaba su madre?


Ida Teresa Prioris de Bachur. Se casaron en el año 1921. Hija de padres piamonteses,
nació en la provincia de Córdoba. Pero de dos o tres años la trajeron a Tucumán y acá en
Tucumán descansa para siempre en San Agustín.

Ella aprendió a hacer fotografías?


No, no, no, ella completamente, completamente, no participó en nada. Ella era una mu-
jer dedicada a su hogar y a sus hijos, hijas exclusivamente. No, ella no participó en nada.
El nombre LUZ Y SOMBRA viene de cuando el sr. Bachur le compró la máquina al sr.
Mrad. Parece ser que el sr. Mrad llamaba así a su negocio aunque no hay seguridad que
este halla existido como tal.

Cuarta entrevista a la Srta. Margarita Bachur.


14 de septiembre de 1995.

Había visitado a la Srta. Bachur varias veces antes. Le traje de regalo un tomo de las
Actas del Tercer Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, realizado el año
anterior. En él salió publicado un trabajo sobre ella y otro fotógrafo de Tucumán que había
yo presentado. Está muy emocionada con ello. Me ofrece pagarme el costo del libro. No
acepto. Me hace pasar a su oficina privada y comienza a hablar de su historia.

Mi padre, desde que yo he tenido edad de razonar, no hacía trabajos a domicilio, siem-
pre en la galería. A domicilio hacía, sacar las fachadas de las casas. Parece que la gente
en esa época, hipotecaba las casas en el Banco Hipotecario. Y el Banco Hipotecario le
exigía una foto 13 x 18 del frente. Eso si hacía mi padre, lo hizo más de una vez. Y des-
pués no iba a domicilio, pero tenía algunos clientes, los hindúes. Yo no se a qué nación
bien, pertenecen ahora, pero lo venían a buscar. Mi padre iba con la máquina, era para
retratar un velorio. Lo sacaban al muerto al patio, por que mi padre no usaba magnesio,
se sentaban todos alrededor del cajón y mi padre les tomaba la foto. Eso lo hizo muchas
veces, parece que era costumbre de esa nacionalidad.

Eran los únicos que hacían retratar a sus muertos?


Que yo me acuerdo si.

No era costumbre en Tucumán retratar a los muertos?


Por lo menos mi padre no lo hacía. Mi padre lo que hacía eran los hindúes. Pero como
le digole digo, ahora son hindúes, o son otro nombre, no se. Pero eran esos, los de tur-
bante. Voy a tratar de localizar alguna foto, donde se los ve con los turbantes. Creo que
había alguna foto así. Tal vez alguna vez haya retratado otro muerto, no se. Pero de los
hindúes si, lo hizo muchas veces. Aunque yo era muy chica, siempre estaba a la pesca y
me acuerdo de eso, que retrataba los velorios de los hindúes.

Tenían mucho trabajo cunado en la época de Perón, se dispuso que saquen la Li-
breta Cívica las mujeres?
Era tal la cantidad, que a las siete de la tarde, se cerraba el negocio a las ocho. A las
siete de la tarde ya no dejábamos entrar a nadie, porque era imposible atender a todo el
mundo. Se recibían a los clientes, esos primeros días, hasta las siete de la tarde, pese
que el negocio cerraba a las ocho, porque no dábamos abasto. Entonces no existía la
Polaroid, eran todas fotos con negativos. Negativos retocados, saque la cuenta el trabajo
que era. Pero fue un período, creo que duró dos meses a lo sumo, así en esa cantidad de
gente.

Usted cómo vio esa situación?


Yo pienso que las mujeres tenemos derecho a votar. Pese a que muchas mujeres pro-
testaban, yo pienso que tenemos derecho a elegir quién nos gobierne, puesto que tene-
mos las mismas obligaciones de cumplir las leyes, de pagar impuestos. No es que yo
haya estado a favor del voto femenino, en cuanto a voto femenino, pero me parece intere-
sante. Y todo eso lo he revivido en estos momentos, porque he leído “Santa Evita”, un
libro muy, muy interesante. Si todo es cierto, si no es todo cierto lo que dice en el libro,
eso no lo se. El autor en la revista Gente ha dicho que todo era cierto, en la revista del
cable (TV por cable), ha dicho que había cosas que no eran ciertas. Cuál será la verdad?

Usted era la única fotógrafa de Tucumán?


Yo creo que si, porque cuando murió Dipiel Goré, la Sra. quedó al frente del negocio,
pero yo entiendo que ella no tomaba fotos. Y yo, imaginesé, empecé a trabajar con mi
papá a los trece años y a los tres días estaba en el negocio, ya tomaba las fotos carné. Ya
mi papá me dijo: el negativo se pone así, esto se hace así.

No ha sentido discriminación?
No… algunas personas decían: es una mujer la que saca si, pero no, no. Hubo casos…
Un día, no estaba mi padre y se presentó un grupo de una familia muy numerosa. Y yo les
tomé unas fotos muy buenas. Y cuando estuvieron las fotos no las quisieron. Volvieron a
sacarse, porque ellos querían que les saque el maestro, que era mi papá. Fue el único
caso que me acuerdo, que alguien protestó porque yo le tomé una foto. Pero protestaron
por esas cosas. Pero después nadie me dijo: si, porque usted no es como su papá, no.
Gracias a Dios. Y ahora, aunque yo estos últimos años ya no tomo las fotos carné, todos
los clientes me dicen lo mismo: fotos de carné eran las que tomaba Usted. Bueno, yo los
tengo que convencer que las cámaras son las mismas, que los procesos son los mismos.
Pero me añoran gracias a Dios. Igual que a mi papá, cuánta gente viene y me dice: su
papá me sacó hace 50 años de novio. Pero mi papá va a cumplir en el mes de noviembre
40 años de muerto. Pero varios años antes que él muriera, yo ya tomaba las fotos. Yo
tomaba las fotos de todo, ya novios, carné, todo. Muy joven he empezado en la lucha gra-
cias a Dios. No me arrepiento, porque nunca, nunca, he sentido que he tenido un peso
encima. Siempre meta vivir. Unos años después que murió mi madre, bueno en vida de
mi madre, yo he viajado algo. Después de que ha muerto mi madre, hemos podido viajar
más. No la queríamos antes dejar sola. Ahora no me alcanza ni para ir hasta la esquina.
Está terrible, terrible, terrible. Yo quiero pintar, arreglar un poco la casa, la galería, pero
completamente no hay margen en este momento. Y lo dice el Sr. Posse. Antes de em-
pleado hice la casa y ahora no la puedo pintar. Y tiene toda la razón del mundo. A mi me
pasa lo mismo. Yo quiero pintar los patios pero no hay margen, no hay margen. Yo llevo
varios meses, que estoy sacando de mis ahorros para poder pagar los sueldos y acreedo-
res e impuestos. No se hasta cuándo se puede prolongar esto. Porque algún día se van a
terminar las cosas. Hay muchos meses que no cubro. Menos mal que no pago alquiler
donde estoy ahora.

Cuándo cree Ud. que se produce un cambio en la fotografía?


Bueno, para mi el cambio más grande que ha tenido la fotografía, es la fotografía en co-
lor. Porque pasar del blanco y negro al color… ahí ha sido un cambio grande. Nosotros
siempre seguimos con el laboratorio. En este momento se hace muy, muy poco, pero no-
sotros seguimos haciendo carné blanco y negro… y más o menos en este momento, las
reproducciones de retratos antiguos nunca nos han faltado. En este momento si. Yo todos
los miércoles por año, todos los miércoles, sin faltar uno, yo armaba la cámara y hacía
seis reproducciones, lo cual ahora, pasan un montón de miércoles sin hacer nada, o como
ayer, que hemos podido hacer dos. Eso nunca nos ha faltado, las reproducciones y ahora
hacemos muchas reproducciones color. En el laboratorio, yo lo de color no lo hago, lo
mando a un laboratorio. A esta altura de la vida, ya no voy a empezar con un nuevo sis-
tema, ni nada. Yo voy a seguir hasta que Dios me ayude, podrá ser que algún momento
Dios no me permita que siga al frente, no se. Pero ahora, sólo el contador que me prepara
los papeles para hacer la declaración de réditos, después entre el contador y el secretario
del contador, me han dado las indicaciones necesarias, yo hago la liquidación de sueldos,
yo hago la declaración del IVA. Yo hago todo y no soy contadora, nada más que he oido.
Me dicen: haga esto así, haga esto asa… Por ahí el secretario del contador de da alguna
manito. Mire esto me pasa, esto me piden… pero después hago lo del IVA, hago todo,
todo. Menos como le digo, que una vez al año, el contador me hace la declaración de ré-
ditos.

Usted me decía que me iba a contar una anécdota de una mujer…


Mi padre no hacía ya casi fotos a domicilio. Y había una señora que quería que le sa-
quen al hijo en la cuna. No se… era una Sra. más o menos conocida, porque mi padre le
dijo que no podía ir. La Sra. estaba enloquecida con el hijo. Ahora, después de los años,
pienso que era una Sra. muy mayor para tener un bebé. Y entonces eso ha hecho que se
vuelque con el chico. Cada rato le sacaba fotos y todo. Entonces ella quería una foto en la
cuna. Un domingo a la mañana, paró un carro de mudanzas, bajaron dos obreros la cuna,
la subieron a la galería, lo sentaron al bebé, que ahora pienso, lo que me recuerdo de la
foto, era un bebé ya casi de un año, lo sentaron en la cuna y mi padre le tomó la foto del
bebé en la cuna. Los dos obreros volvieron a llevar la cuna y se la llevaron. Mire Ud. Aho-
ra ya no se hace, porque hasta que consigan elo carro, no se cuánto les va a costar. Pero
la Sra. se dio el gusto, quería el bebé sentado en la cuna.

Usted tiene ides, si se registraron los fotógrafos en esa época?


En rentas de la Municipalidad, se anotaba como negocio y en la provincia yo estoy ano-
tada como galería y fotografía. Lógicamente estamos registrados, porque cuando iba a
ser el enrolamiento femenino, se lo citó a mi padre al ejército y se los citó a todos los fotó-
grafos. Y le dijeron que era obligatorio designar a un fotógrafo para ir a la campaña, para
tomar las fotos de enrolamiento a las mujeres que no podían venir a la ciudad. Entonces,
francamente en ese momento, ya mi padre no estaba tan bien, pero evidentemente eso
quedó en la nada. Pero se los citó al ejército, eso si. Y se les dijo eso.

Se acuerda en qué año sucedió eso?


DEBIÓ SER EN ’48 O ’49 (1948 O 1949). Esta libreta (mostrando su libreta cívica), es
del año ’49, verdad? Y yo fui muy al último a sacar esta foto, porque el público no nos
daba tiempo para que fuéramos. Yo cuando fui, estaba en los últimos plazos para sacar la
libreta de enrolamiento. Entonces si se lo citó al ejército. Al comando. Creo que entonces
estaba en la 24 de septiembre. Se los citó a todos los fotógrafos y se les ordenó eso. Pe-
ro, ya le digo, no se lo llevó a cabo por lo menos de nuestra parte y no pasó nada. En fin,
nunca nos pasó nada.

No tiene en su poder catálogos de materiales y herramientas para la fotografía?


No, ya no. Kodak mandaba y Rossi y Lavarello, mandaban catálogos de Buenos Aires.
Rossi y Lavarello, corrientes 678. Por años mi papá le compró papeles y el material. Y le
compró todas las carpetas. Porque antes se pedía mil carpetas de niños, mil carpetas de
novios, mil carpetas de comunión. Ahí tengo un montón que no se las utiliza más. Eran
dos italianos, Carlos Lavarello y Rossi.

Era boliviano Valdez del Pino?


El padre era boliviano, don Aniceto Valdez del Pino. Pero yo creo que Valdez del Pino ya
era nacido acá. Mi papá sabía contar que ese señor, el diario El Orden hizo un concurso,
de cuál era el hombre más feo de Tucumán y lo ganó don Aniceto Valdez del Pino, el pa-
dre. Había margen en ese entonces para todos esos chistes. Ahora ya han pasado.
ENTREVISTA AL SR. ALBERTO POSSE

Alberto Posse – C. Darío Albornoz

Primera entrevista al Sr. Alberto Posse


27 de noviembre de 1993

Son las 18 hs. Don Alberto Posse me recibe en su negocio de la calle Congreso al 300,
en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Es una persona de baja estatura. Tiene una
barba cana de uno o dos días. El cabello de su cabeza es cano también. Es un poco gor-
do. Se viste con una camisa clara arremangada y pantalones oscuros. Nos sentamos en
una salita lateral a la galería de retratos. Es un lugar antiguo con pisos de maderas, con
poca luz. Ya habíamos conversado antes, así es que vamos directamente a la entrevista.

Usted me contaba que empezó con Dipiel Goré, el nombre real de Dipiel era…
Era Jeremías Alisi Elpidi, italiano.

El se instaló…
Vino por el diario El Orden, lo tajo el Sr. Rosemvald, que era el propietario del diario El
Orden, y sabía estar en la pensión Dumont, que estaba en la Laprida o esa zona, ahí es-
taba la pensión, y después se instaló en un edificio del Banco Provincia. Ahí puso la foto-
grafía que se llamaba R. Dipiel Goré, retratos Dipiel Goré, en la calle Las Heras, que en
esa época era Las Heras la actual San Martín. El número era 352, que pertenecían al
Banco Provincia (Contó antes que el dueño del diario El Orden, se había ido a las sierras
de Córdoba y lo vio trabajar a Dipiel Goré. Lo contrató para que realizase la parte de in-
formación social del diario).

Ahí es donde Usted comienza a trabajar?


Ahí es donde yo entré en el año ’34 (1934), con doce años. Al siguiente año, en el ’35
nos trasladamos a 25 de Mayo 179, una casa donde ya se hacían exposiciones. Una casa
grande, se hacían exposiciones de pintura, de fotografía, en fin. Para mi que era la prime-
ra sala de exposiciones de arte.

No exponía solamente lo de él
No, no. Ahí tenía una galería donde sacaba fotos y había salones disponibles para las…
Que ahí sabía estar la Comisión Provincial de Bellas Artes, que era presidida por Enrique
García Hamilton. Ahí eran las reuniones, los concursos, las exposiciones, el juzgamiento
de las obras. Y bueno, en ese ínterin yo entré en el Foto Club, en el año ’38 que se ha
inaugurado. Como él era una persona artista, entonces estaba mezclado en el Foto Club
Tucumán, que presidía en esa época don Héctor Peirano, estaba Belisario Ríos, estaba
Oscar Fonio, Angeleri, Marcelino Vázquez.

El mismo Fonio que tenía la casa en la 25 de Mayo y Santiago?


Claro, el gordo, claro, exacto. Angeleri, Marcelino Vázquez y yo era chico. Entonces me
hicieron socio y yo competía, no competía, actuaba, andaba por tras de ellos en las expo-
siciones que se hacía. Entonces se veía que me gustaba. Así que, y eso me ha favorecido
mucho, donde yo aprendí por qué, la fotografía presentada así, en un concurso, es muy
distinta a la fotografía que uno tiene que presentar al público. Ahí se aprende. Y he tenido
suerte de ser socio fundador, cadete.

O sea se funda en el ‘38


1938

Y dónde estaba el Foto Club?


Ah y bueno en esa época no se si ha sido en la Maipú al 700, en la casa de Marcelino
Vázquez. Pero no tengo recuerdo bien la secretaría dónde era. Cuando había concursos.
Dice: este día va a haber, el domingo el tema va a ser “Parque Avellaneda” y ahí nos re-
uníamos.

Qué tipo de equipos usaban para toma fotográfica?


Y bueno yo tenía una 6 x 6 con ese nombre… reflex, tipo Voightlander, no era Voigtlan-
der, era otra marca, no me acuerdo. Pero de línea de la Voightlander 6 x 6 reflex. Yo
siempre he usado reflex. Para mi la ventaja de la reflex, es que uno ve lo que está sacan-
do, el enfoque, el encuadre.

Las máquinas de 35 mm aparecen mucho después?


Si después, primero estaba la 6 x 6, estaban esas otras tipo que usaba la Spido, que
usaban los gráficos del diario, que eran formato 9 x 12, con un magazine de 12 películas.

Usted continúa con Dipiel Goré?


Dipiel Goré muere en el año ’51 y yo en el año ’49… porque yo cuando me casé, le pre-
gunté qué posibilidad monetaria había, porque ya soltero y casado… ya el asunto del pre-
supuesto varía. Y bueno él me dijo lo máximo que podía ganar y bueno, no era en reali-
dad un sueldo que uno pueda decir, bueno, me voy a casar. Y se presentó una oportuni-
dad que pedían fotógrafos en Santiago del Estero, de uno que se iba a instalar ahí, pero
no sabía nada de fotos. Entonces le pidió a Dipiel que si le podía recomendar a una per-
sona idónea, un profesional. Y Dipiel lo apuntó a otro muchacho y no a mí, porque él que-
ría que yo continúe. Y bueno al no ofrecerme a mi, yo estaba por casarme. Bueno, la
cuestión de que cuando se fue el hombre, me fui y lo hablé. Le plantee la situación. Como
no, me dice. Entonces dejé a Dipiel y me fui a Santiago.

En qué año fue eso?


En el ’46. Yo me casé el 2 de marzo del ’46.

Y quién era este hombre?


Una foto Iris que se llamaba Tendikián, un armenio. Tendikián, que no sabía nada de
fotos. Pero, parece que había visto que en Santiago, el negocio de la fotografía, que había
una sola casa: Mata. Y entonces yo ahí aprendí. Ahí, como quien dice, practiqué. Puse lo
que yo había aprendido ahí, viendo, porque en Dipiel no éramos más que ayudantes. El
era el que hacía todas las cosas, laboratorio, era un monstruo. Sacar fotos… Éramos
ayudantes. Y yo era, digamos, el ayudante nº 1 de él. Por eso tuve la suerte de aprender.
Y cuando él se enfermó, en el ’49, yo vine a hacerle una consulta sobre mi continuación
en Santiago. Yo ya tenía un hijo, un hijo de un año. Y me preguntó él, dice: cuánto gana?
Y le dije cuánto ganaba. –Vengasé-, me dice. –Me atiende el negocio, yo le voy a pagar
lo mismo-. Y bueno, yo razoné y me conviene volver al pago, porque me evitaba los gas-
tos que yo hacía. A cada rato me venía a Tucumán. Y en esa época yo, 450 pesos gana-
ba en el año ’49 (1949), que me ofreció él. Era un platal. Yo siendo empleado me hice la
casa, ahora no la puedo ni pintar.
Y entonces yo, poco a poco lo saqué del laboratorio, él ya no entraba al laboratorio. El ya
vio en mí, que yo le hacía el estilo de él, como él actuaba. Entonces, yo le sacaba las fo-
tos y él enfermo pasaba, miraba el reflector, no más y me lo movía. Me lo corregía así
disimuladamente a la luz y pasaba.

Sacaba todo con luz artificial?


Con luz artificial.

Desde el principio?
Desde el principio, claro. Y con reflectores hechos por Dipiel, diseñados por Dipiel. Ape-
nas era un cajón grandote, con el condensador y bueno… Pero se usaban en esa época
placas 12 x 16 y 9 x 12. Vale decir que a los carné los hacíamos directos, por contacto.
Había que retocarlos. Pero el retoque ahí no era hermosearlo a la persona. Era atenuarles
algunos rasgos que en la fotografía quedan muy chocantes. Entonces atenuarles una
arruga en la frente, una ojera. Pero no se hermoseaba a la persona.

La máquina que usaban?


Formato 12 x 18 o 12 x 16.

Y después que muere en el ’51?


Muere en el ’51, yo ya en el ’49 actuaba prácticamente frente al público. Yo era Dipiel
Goré, comprende? Seguía la continuación de la casa. Ya no había diferencia, de por
ejemplo, de fotografía, de tono, no cambié el estilo. Siguió el estilo. Yo como le digo, tuve
la suerte de acercarme mucho al estilo de él. Y la gente no sabía nada. Cuando murió,
siguió la casa andando. Cuando yo me instalé, seguí andando, ellos se instalaron de nue-
vo. Dipiel Goré, un pequeño disgusto, entonces yo quedé solo. Alberto Posse, ex fotógra-
fo de Dipiel Goré. Y Dipiel Goré se instaló en otro lado.

Quién atendía eso?


Otro muchacho. Pero, que no llegó a conformar a la gente, tan es así que al año cerró
Dipiel Goré y yo seguí hasta ahora, con la misma gente que tenía Dipiel Goré.

Se casó Dipiel Goré?


Si se casó pero no tuvo hijos.

A dónde se instala usted?


Después de la 25 de Mayo nos venimos, digo venimos por que fuimos Dipiel Goré a la
24 de Setiembre al 600, 625. Una casa de altos, quizás usted conoce. Y ahí quedé yo
solo. Por que la casa me la habían alquilado a mi nombre, la suerte, gracias a Dios. En-
tonces estaba a mi nombre, Dipiel Goré se tuvo que ir y yo quedarme. Dipiel Goré estuvo
pongalé hasta 13 de abril del '68, que era día sábado. El 15 de abril, siguió la continuidad
el lunes. Pero nada más que decía, Alberto Posse ex Dipiel Goré. Y seguí hasta ahora,
con la misma gente de ahí. Por que yo toda la vida atendí a la gente. Y entonces la gente
no sabía si yo era socio, hijo, qué era. Era empleado de Dipiel Goré, un empleado full time
ahí. Yo salía de vacaciones, por ejemplo, con mi hijo chico, después que volví de Santia-
go, el hijo mío tenía un año, dos años, veraneaba por ejemplo en San Pedro de Colalao y
los sábados me venía a sacar fotos en los casamientos que tenían turno. Por que decían:
Dipiel Goré me ha sacao tal cosa como no me va a sacar la foto de novio. Entonces yo la
dejaba a mi mujer allá, me venía a sacar las fotos y me iba de nuevo. Claro que eso me
ha favorecido para mi, no. Eso me ha favorecido por que yo he estado en contacto directo
con el público después que él murió.

Mientras tanto usted continuaba con el Foto Club?


Activamente yo actué en el Foto Club hasta el '68, digo activamente por que ya me pre-
sentaba a un concurso, ya esto, esto otro que se yo, pero a partir del '68, vino la parte
económica y ya me aparté un poquito de eso.

Los comienzos del Foto Club?


Los comienzos del Foto Club, fue en setiembre del año '38. Eso me han avisado a mí en
el libro de actas que figura, por que como le digo, yo era socio cadete, tendría 15 o 16
años, yo sin darme cuenta y cuando fue la boda de plata, hicieron medallas para los so-
cios fundadores y bueno, en eso han notado que yo era socio fundador.

El presidente?
Héctor Peirano, un gran fotógrafo, un gran maestro de la fotografía. Gran maestro de
fotógrafos. No vivían de la fotografía, eran, digamos, cómo podría decir, amateur. Des-
pués Héctor Peirano fundó el Cine fotográfico de la universidad.

Quién más estaba en el foto club?


Estaba el dr. Belisario Ríos que murió, estaba Marcelino Vázquez, padre del abogado
de ahora, estaba un tal sr. Angeleri, estaba el dr. Moris, el dr. Fonio, que eran unos estu-
diosos de la fotografía.

Dipiel Goré estaba?


Y bueno Dipiel Goré si, si estaba, claro pertenecía también. Pero él me llevó a mi, como
que se yo, como representándolo a él.
Cuantos años está en la 24 de Setiembre?
En la 24 de Setiembre estado instalado ya desde el '68, con Alberto Posse, Fotografía
Alberto Posse hasta el '78, claro '78 por que yo tuve en el '77 un accidente, mejor no re-
cordarlo, y me operaron 3 veces la pierna y había unos escalones ahí y yo no hacía repo-
so. Entonces un médico me dijo: mirá Posse, me dice, si no salís de la escalera sos pata
de palo. Entonces reflexioné y digo no, esto hay que tomar una decisión, y la suerte que
encontré acá en la Congreso 350 donde estoy ahora, que estoy desde el '78 hasta ahora.
Entonces aquí era plano, estuve un año con muletas, dos muletas un bastón. Y siempre
haciendo fotos, no vendiendo nada. Vendiendo... hipotéticamente vendía sonrisas y ven-
día tristezas. Y usted sabe muy bien, a mi me ha tocado sacar choques, accidentes, me
ha tocado sacar casamientos, cumpleaños, entonces tristezas y alegrías. Es lo único que
vendía. Pero rollo y papel, nunca, nunca he vendido nada de nada. Yo vivo exclusiva-
mente de las fotos. Por eso yo cuando hago las exposiciones, lo primero que hago es,
agradecerle a Dipiel Goré que fue mi maestro, agradecerle a la fotografía y a los clientes,
a la gente, al público. Esa es la motivación principal. Y hago exposiciones, que se yo, para
mi es un desahogo. Por que yo no lo hago con fines así comercial, vender las fotos, por
que no las vendo a las fotos. Entonces en la última exposición que hice, ahora el 21 de
setiembre del '93, las regalé a las fotos. Por que yo siempre me ha gustado, ah mi fuerte
es el retrato.

He visto una foto de Dipiel Goré, de una familia, iluminada.


Ah sí, sepia iluminada.

Ese trabajo lo hacía él?


Claro, hasta el '49 digamos, lo hacía él. Es decir, él sacaba las fotos, él hacía la impre-
sión. Nosotros, por ejemplo, la virábamos, la lavábamos...

Y la pintura quién la hacía?


El también.

Usted aprende ahí ese trabajo?


Exacto.

Y después continua?
Exactamente igual, por eso le digo. Cuando él murió, la casa siguió sin ningún proble-
ma. Por que el estilo seguía siendo el mismo.

Con qué se hacía ese trabajo?


Se hacía, por ejemplo cuando uno quería hacer papel virado al sepia, Había papel, los
cloro bromuro y papel bromuro. El papel bromuro, ese no se la podía hacer, si se podía
hacer sepia, pero era un marrón oscuro, un marrón chocolate, duro, fuerte, que no daba.
Pero había el cloro bromuro, ese se prestaba para pasarlo al sepia, con la droga, con el
virador. Que el virador era hecho a prusiato rojo, y bromuro. Y después el sulfuro. Primero
se la rebajaba y después se la pasaba al color.

Y la pintura?
Las pintábamos así a mano, venía el librito de colores y uno le daba el tono. El color de
los labios, la cara, pero una cosa discreta.

Hasta qué época está de moda ese tipo de fotografías?


Y bueno, eso ha estado de moda, hasta que empezó a aparecer aquí la fotografía color
directo, y no podría precisar bien. Hará 20 años, 20 años atrás. Cuando empezó a hacer
las fotografías de color directo, ya desapareció. Desapareció un poco el sistema ese por
que también desaparecieron los fotógrafos. El fotógrafo con mayúsculas, comprende? Por
que el fotógrafo antes la escribía y la vendía. Sacaba la foto y la hacía a la foto. Uno la
hacía a la foto. Uno la sacaba a la foto. Y en el laboratorio uno hacía las maravillas que
quería hacer. El laboratorio es lo principal. En cambio el color directo, usted ha visto que
ahora cualquiera saca la foto y manda a hacer. Pero en fotografía color, ampliaciones
también puede hacer, pero el fotógrafo. El que hace laboratorio. El sistema es igual. Por
eso yo le llamo a algunos, que en la actualidad hay fotógrafos y aprieta botones. Yo cuan-
do estaba, cuando se formó la asociación de fotógrafos. Me llamaron a mi. Yo fui. Y a mi
me gusta de que el fotógrafo sea fotógrafo, comprende?

Esa asociación de fotógrafos...


Esa desapareció también. Por que lamentablemente, el fotógrafo es... Hay fotógrafos
que son artistas, se creen. Y hay otros fotógrafos que no saben nada. Entonces, este ar-
tista, medio no va con el otro fotógrafo. Hay una especie de, cómo puedo decirle, de in-
comunicación de un fotógrafo a otro. Y bueno, eso a mi no me gusta. Para mis todos son
fotógrafos. Yo quería ayudarlos, al fotógrafo que saca fotos, que sepa, por lo menos qué
es la fotografía.

Esa es la Asociación que se forma en la Federación Económica?


No se ha donde se ha formado. Primeramente, se formó en la peña El Cardón. De ahí
salió. Y después se conectaron conmigo, yo les presté acá una pieza... pero no andaba.
Los fotógrafos no colaboran. No hay solidaridad.

Usted va guardando sus negativos?


Los negativos si. Muchos tengo guardados. Las fotos no, por que las fotos, por lo gene-
ral las he regalado. Las he regalado, por lo general. Ahora, la fotografía del '68 para atrás,
entonces cuando estaba con Dipiel Goré, eso lo llevó Dipiel Goré, por que no me pertene-
cían a mí, por que yo era empleado. Las fotografías, negativos, archivos, todo eso com-
prende? Del '68 para aquí ya era mío.

Usted me contaba de aquel cambio de casa.


Claro exacto, todos los negativos los tiramos por que eran vidrios. Era muy pesado tras-
ladarlos. Y empezamos a hacer selecciones. Cual tirar, cual no tirar. Al final, de acuerdo al
criterio de uno no había que tirar ninguno por que todos servían.
(En referencia a los archivos de Dipiel Goré)

Usted considera que tiene un estilo?


Y bueno, un estilo si puede ser, por que yo trabajo mucho con la luz artificial nada más
no. Por eso, la última exposición que hice, llamó la atención en blanco y negro. Por que
todas la exposiciones que hay, usted habrá visto fotografías medio raras. Son fotografías
lindas pero son trabajos de laboratorio. Son doble impresión. Pero las mías son naturales.
Si se conoce el estilo. Y antes también se conocía el estilo. La foto de Bachur... Había
Bachur, Foto América, Foto Iris, Valdez del Pino, Dipiel Goré. Eran las casas de fotografía
que había y cada una tenía su estilo. Usted veía una fotografía y decía, esta la ha hecho
tal persona, usted veía otra y decía, esta la ha hecho tal persona. Tenían su estilo de to-
ma.

Después aparecen más negocios de fotografía?


Ah si, después si, más negocios. Se ha comercializado mucho, sabe usted lo que pasa?
El arte, para mi el arte era por el arte. En todos los aspectos, en pintura, escultura, en
dibujo. Por que yo pienso que el dibujo y la pintura, usted de primera intención tiene que
ver y darse cuenta qué es. No contar hasta diez y decir: che qué será aquello y mover la
cabeza y hacer un gesto.

Usted hasta hace los marcos de las fotos?


Por ejemplo los marcos, una foto 30 x 40, el marco no es 40 x 50, ni de 30 x 40. Por que
hay fotos que lucen más con un pass partout ancho, otras lucen con un pass partout me-
nos ancho. Entonces al marco lo hace a la medida, no a una medida estándar, sino a una
medida que resulte. Por que siempre he considerado yo que una fotografía, una pintura o
cualquier dibujo de arte, lo primero que tiene que ver es la pintura, el dibujo o la foto y
después el marco, el marco complementa, lo termina. Pero hay veces de que usted, yo he
escuchado, por que yo he estado mucho en Dipiel Goré, como le digo hacían exposicio-
nes. Yo he escuchado en exposiciones: mirá que lindo marco. Y yo pienso que tiene que
ser: mirá que linda foto o mirá que lindo dibujo o en fin la pintura y después decir: mirá
que linda enmarcada está. Usted habrá visto, a veces el marco se le viene encima y a la
obra la hunde. Entonces yo pienso al revés. Yo pienso que lo primero que tiene que verse
es la, lo que está dentro del marco. Vale decir que el marco no moleste.

Dónde empieza y dónde termina la creación fotográfica?


La creación empieza desde que uno lo retrata, desde que uno habla con el cliente que
viene a buscar los servicios de uno. Ese por ejemplo es mi caso. Yo mientras lo estoy
conversando estoy viéndolo. Cual es su gesto, cual es la forma, cual es las luces que le
voy a poner. Yo lo hago sentar ahí por ejemplo, estoy conversándolo. Chic, le saco la foto.
Sigo conversándolo. Y en la actualidad se agrega otro elemento. Que uno, el que la hace
a la foto y saca la foto está pensando, al estar retratándolo a Ud., a la persona, cual es el
material con que cuenta. Entonces uno lo está adaptando, la exposición, el efecto, el con-
traste, de acuerdo al material que posee usted, con qué después la va a hacer a la foto-
grafía. Ese es mi criterio, mi caso no. Así que empieza cuando usted está por retratarse,
hasta que le entrega al cliente. Yo cuando termino una fotografía, recién la veo. Qué lindo
que está. Un desnudo, que esté por sacar un desnudo. Yo lo veo al desnudo y en la men-
te saco la foto. En la mente la he hecho a la foto. Lo veo al desnudo. Yo cuando estoy
retratando estoy viendo la foto.

En el caso de una muestra fotográfica?


Una muestra fotográfica me lleva mucho tiempo, me lleva por lo menos 2 años en pre-
pararla, por que pienso el tema que va a ser y empiezo a hacer como una especie de
guión. Si no es retrato, si va ser tal cosa. Por ejemplo a una bailarina. Mirá yo quiero tal
cosa. Entonces ella baila y yo hago las fotos.

La obra termina en el público entonces?


En todo tipo de público, por que hay fotografías, que las juzga el que sabe. El que sabe
fotografía, la juzga como fotografía. Uno pone el corazón. Quiere transmitir a otras perso-
nas lo que uno está pensando, lo que uno quiere hacer. Por ejemplo yo veo el detalle ese
(señalando un objeto), y le saco una fotografía. Una cosa que ya está armadita. Y eso a la
gente le gusta. Y hay otra cosa, por ejemplo el retrato, donde usted la hace a la creación,
mira, y ya entra la inteligencia de cada uno, el gusto, ya son distintas. Por ejemplo yo ten-
go fotografías... me he ido a una feria y he visto unos zapallos ahí puestos, colocaditos,
entonces le saco al zapallo. Pero quizás para el profesional, le parece una foto simple.
Por ellos dicen: si, no, si cualquiera la hace. Pero no cualquiera lo ve. Para mi el fotógrafo
tiene que llevar la máquina en el ojo. El ojo es la máquina de uno. Mira y bueno, recién
saca la foto. Son detallecitos. Tengo por ejemplo ahí de unos, no se si carpinchos cómo le
llaman, esos que hacen el charango, mulitas. Estaban tres mulitas ahí puestas. Yo las
miré y digo: ve, parece que están por correr carrera. Y entonces yo le puse título: Larga-
ron. Y ahí no más me acerco y le saco una foto. Pero es una cosa que ya está hecha,
nada más que yo la he visto. No es lo mismo por ejemplo un retrato. Un retrato uno tiene
que buscar la forma, mirar, el gesto, la mirada, las luces, acomodar. Eso es más difícil. El
paisaje, por ejemplo, a mi casi no me gusta retratar. Por que el paisaje es una cosa que
está hecha, es una cosa bonita, linda, que si es en colores es mejor. Pero dentro de ese
paisaje yo veo algún detalle y saco ese detalle, que por lo general, usted ve un pedazo de
paisaje y ya se da cuenta de qué parte es. Por la vegetación... entonces ese es mi criterio.
Ver y sacar, ver y formar, armar y bueno... lo he hecho para el público.

Los retratos que usted ha hecho, han sido de personas conocidas?


De personas conocidas, intelectuales, pintores, escultores, escritores. Gente conocida
por qué, por que la gente los conoce. Son gente conocida, entonces miran a una persona
y miran la foto y juzgan: mirá que bien que saca, mirá que linda foto, que bien que ha sali-
do. O dicen: mirá que fiero que está, está desparecido.
Por más que uno muchas veces ponga tipos buen mozos, lindas chicas, pero que nada
tienen que ver con lo actual con lo verdadero. Entonces trato de sacar, la que es de
acuerdo a mi criterio y como es la persona. Bien. Ahí yo tengo un letrerito que dice: ni
lindo ni feo, salga bien. Viene un cliente y dice: yo quiero que me saque lindo, no me va a
sacar fiero. Si no es lindo, cómo lo voy a sacar lindo. Si es lindo o feo, para mi es cuestión
de cigüeña no de fotógrafo.

Usted no hace las fotos a domicilio, los retratos los hace aquí?
Exacto, por eso el agradecimiento mío es obsequiarle la foto, por que han tenido esa
gentileza de ofrecerse para que yo haga una muestra. No es el hecho de venir a sacarse
y que después le venda la foto, en absoluto. Algunos preguntan, si me tienen que pagar.
No, no al contrario.

Trabajó alguna vez como periodista gráfico?


Si, cuando era chico. Me llevó justamente Dipiel Goré. Me mandó al diario El Orden. Por
que en esa época el diario El Orden ya venía en bancarrota. No pagaba a periodistas, a
nadie. Entonces nadie les trabajaba. Y cuando yo era chico, jovencito, Dipiel me mandaba
justamente para que yo conociera todos los aspectos de la fotografía. No me encasillara
en un solo motivo. Actuara en la gráfica, actuara en la artística... entonces me mandaba al
diario El Orden y yo tuve la suerte de sacar, y hará que se yo, no se cuantos años, unos
50 será, cuando se inauguró los tribunales, el palacio de los tribunales, saqué la foto de la
inauguración para el diario El Orden. Ese mismo día se inauguró la hostería de San Ja-
vier, que me traían en auto, me llevaban, sacaba las fotos para el diario. Saqué el túnel
este de acá, de la calle Rivadavia. El famoso túnel que hiciera en la calle Rivadavia la
Ágata Galiffi, para robar el banco. Como yo era delgadito, entonces me metían ahí, saca-
ba de ahí como periodista.

En esa época el periodista hacía todo inclusive la nota?


Exacto. En esa época eran fotógrafos de La Gaceta, Anselmo Gomez, Atilio Dos, y en el
diario El Orden, sabía estar Martín, el padre y el hijo. Pero por ahí iban, por ahí no iban,
por que no les pagaban. Entonces como yo era chango. Me daban dos pesos, un peso,
por cada foto.
Usted usó fondos pintados en sus fotos?
No. Cortinas si. Fondos pintados usaban por ejemplo, Valdez del Pino, Matraccio sabía
tener para las comuniones un Cristo. Ese aspecto nunca me ha gustado. Dipiel Goré nun-
ca lo ha hecho. Por lo general a nosotros el fondo no nos importaba, para no distraer lo
que usted quería mostrar. A veces el fondo lo confundía con la persona y distraía un poco.
Entonces fondo liso, oscuro o blanco, gris o medio tono, tono fuerte. Pero siempre desta-
cando a la persona.

Ha modificado la forma de sacar sus fotos a través del tiempo?


Quizás perfeccionando si, pero siempre el mismo sistema. Sacarla natural a la persona.
Por eso gracias a Dios que la gente sigue viniendo. Si hay gente por ejemplo, la foto car-
net, viene aquí la gente por que algunos... ahora en la actualidad fotógrafos hay muy po-
cos, no saben, no tienen una raíz, no tienen una base. Por ejemplo, piensan de que sacar
una foto de esta carnet... que es importante, que es un medio de comunicación. Por que si
Ud. viene acá y nunca ha sido cliente mío y sale mal la foto carnet, no vuelve más. Al sen-
tarlo por ejemplo, yo empiezo desde la forma de sentarse. En la foto carnet tiene que salir
cómodo, natural, sonriente. Únicamente ajustándose a lo que le exigen allá, tres cuartos
perfil derecho, de frente, dentro de eso buscar la expresión. La expresión agradable. No
como digo yo: cara y foto. Yo no se si es la experiencia, el andar. Pero con respecto a la
forma, no igual, siempre igual.

Qué cosa linda le ha quedado grabada?


Son muchas pero, hay una que me ha impactado, era joven y recién estaba represen-
tando a un gran estudio, a una gran persona. Fue una foto que le saqué a Monseñor
Aramburu. Resulta que hacía poco que había muerto Dipiel y se presentó ahí un señor,
digo un señor con la valijita. Y entonces me dice si hacíamos retratos. Si, como no le digo.
Y me dice: mire yo soy cardenal, el obispo de Tucumán, que he sido nombrado, Monseñor
Aramburu. Y me han dicho, me dice, yo soy de Córdoba y quería hacerme un retrato y
averiguando, averiguando a dónde me podía hacer un buen retrato. Y la gente me ha di-
cho, vayasé a tal parte, a Dipiel Goré, no han dicho vayan a Posse, a Dipiel Goré. Enton-
ces ha pasado, se pone los hábitos, el gorrito, que se yo. El obispo de Tucumán, que
había sido nombrado. Que es la foto que se ponía en la calle para darle la bienvenida. Es
la foto que le exigía a los colegios que ponga la foto de Monseñor. Entonces para mi me
llamó, que se yo, una alegría inmensa, de poder hacer un trabajo, digamos a nivel, que se
yo... Después saqué a un montón de gente conocidísima. Esa es la que más me impre-
sionó a mí, la que más me ha impactado. Sacar a ese personaje. Aparte había sacado a
gobernador, diputados de todos los partidos. Yo sacaba fotos a todos los legisladores. Por
que mandaban de la legislatura que les saquemos fotos ahí. Y el carnecito que nosotros
le sacábamos, era un retratito. Los legisladores, contentos conformes. Y es eso lo que me
lleva a mí a poder seguir viviendo. Le vuelvo a repetir, no he hecho más que hacer foto-
grafías. Yo perdí la oportunidad de ganar mucha plata. Pero lamentablemente hasta eso
le aprendí a Dipiel. Por que soy poco comerciante. Pero no me quejo por que yo vivo re-
bién no, pero bien. Yo en enero cierro y me mando a mudar con mi mujer. Usted ha visto
que aquí ninguna casa de fotos va a cerrar un mes, yo no le debo nada a nadie, com-
prende. Vivo tranquilo. Yo por ejemplo salgo ese mes a pasear y dejo, la plata aquí para
pagar el mes ese que no voy a trabajar, el alquiler, la luz, los impuestos. Cosa que cuando
yo venga de mis vacaciones, siga tranquilo como si estuviera trabajando. Ese ha sido
siempre mi sistema. Por que el único recurso que tengo yo es esto. Mi única entrada.
Yo siempre he sido una persona que, no me estoy por dar la corte ni nada, he sido muy
comunicativo con la gente, no me he sentido artista, al contrario. A veces yo estoy parado
en la puerta y pasa el dr. fulano de tal: adiós doctor. Un funcionario: adiós cómo le va.
Pasa un canillita, pasa un changuito: hola pibe que decís. Por que yo ahí en Dipiel he
aprendido a vivir, he aprendido cómo es la gente lamentablemente. Entonces trato de yo
rescatar lo que es conveniente. Desgraciadamente en esta época se ha perdido tanto la
moral, la espiritualidad, lamentablemente. Así que mi vida siempre ha sido tranquila, mo-
desta. Yo salgo a la puerta y me voy para donde yo quiera. Y no saco la cabeza primero y
miro a dónde voy a ir. Y para mi eso es rédito. Yo me voy a Mar del Plata, me voy a Brasil,
encuentro a un amigo, un cliente. Aquí el cliente que entra, además de cliente, amigo. Yo
tengo continuidad, nieto de gente que yo le sacao de novio, comprende. Y bueno. Enton-
ces por que toda la vida yo los he cuidado a ellos, cuido al usuario que me da, que me da
de comer. Cuando viene un cliente, digo cliente y me dice: che no me gusta la foto. Pase
sr. saquesé de nuevo, para eso paga. No va a comprar una cosa que no sirve. Y bueno
ese. Por que aquí más que todo, el gasto mayor de uno aquí es el personal, el esfuerzo.
El material es relativo. No vale la pena enojarse con un cliente por un peso.
Usted me dice que voy a hacer. Ese es un problema grande. Mi hijo por ejemplo, no ha
podido aprender, no le ha gustado. Menos mal que es contador. Yo por ejemplo desapa-
rezco o quedo imposibilitado, todo queda en la nada. A raíz de eso, yo a mi mujer, mi mu-
jer saca fotos, carné. Hacerla sentar bien y sacar la foto. Pero no sabe laboratorio, así
que no se. Y me estaba diciendo que empiece a vender cosas, biyuterí, todas esas cosas
que pueda por lo menos tirar y bueno, ese es el problema. Ya voy a ver si los nietos aga-
rran viaje. Yo estaba pensando que si yo a los 12 años entré a laburar, cómo no van a...
aunque ahora los changos son de otra... Los changos de ahora ya les sirven todo, les dan
servidito todo. Yo antes tenía que bancármela.

Las fotos que le van quedando?


No me quedan muchas, las voy regalando. Casualmente ayer he estado con este chico
Fanjul. Y él debe tener un montón de fotos. Algunas fotos que presentamos a concurso,
no las he retirado. Por ahí deben andar archivadas. Cuando íbamos a los concursos, que
patrocinaba la Dirección de Turismo, Turismo nos daba el ómnibus, el almuerzo, la cena,
pero con la condición que la foto le demo a ellos. Pero mire, la fotografía me gusta. Com-
pro la foto video y siempre hay un pedacito que me sirve. Por que me gusta, por eso sigo,
sino hubiera dejao. Por ahí viene un cliente. Raro el cliente, el que viene por primera vez,
vuelve. Por el trato, o por que le ha gustado. Dice, a mi me a recomendado tal persona.
Por ejemplo, andate allá a Posse por que te cobran barato. Andate a Posse por que ahí
vas a salir como es. Usted ve la gente cómo es. La gente quiere salir linda. Pero uno aquí
le conversa y le conversa. Y uno le dice, miresé en el espejo para que después sepa a
quién le va a reclamar.
Yo me considero un artesano, no un artista un artesano. Profesional por que vivo de
eso. Yo soy artesano, trabajo con las manos y la mente.

Segunda entrevista a Don Alberto Posse.


29 de noviembre de 1993.

Don Alberto me recibe nuevamente en su negocio. De vez en cuando nos interrumpe


algún cliente. El trabajo no es mucho así es que esas interrupciones no son tantas y po-
demos hablar con bastante tranquilidad. Noto un dejo de cansancio y desazón en Don
Alberto.

Cuándo y dónde nace?


Mi fecha de nacimiento es el 25 de enero de 1922. Mi padre Juan Posse, según dicen
de que hijo adoptivo de Juan Posse, del que era gobernador. De los Posse comprende?
Por eso lleva el apellido mi padre, Posse. De ahí no se más. Mi padre murió cuando yo
era chico. Mi madre, Rosa del Carmen Cardozo.

Por qué va a trabajar en un estudio fotográfico a los 12 años?


Bueno, el motivo de mi ida a trabajar, ha sido por que digamos, la parte económica y la
parte. Nosotros hemos comprado una casita en el año, que se yo '33, '30, por frente al
parque Avellaneda. Av. Mate de Luna al 1500, calcule Ud. en esa época lo que era. Y mis
hermanas, le peleaban por que: cómo vamos a comprar ahí, que barrio, suburbio, bla bla
y que se yo, cuanta cosa, era lejos. De aquí estamos a 10 cuadras de ahí. En esa época
era lejos, campo. Bueno. Entonces, cuando yo terminé la primaria, el sexto grado, había
un sr. Juárez, que trabajaba, que era primo en el afecto. Trabajaba ya en Dipiel Goré.
Entonces para no yo criarme afuera en las vacaciones escolares, no estar en la calle, el
peligro que corría. Entonces me hizo ir ahí. Me ofreció como quien dice. Tan es así que
Dipiel Goré no me quería aceptar, por que yo era un negrito chiquito, sin importancia, no
me quería aceptar. Para que me acepte... la condición era que si no me aceptaba, él salía
(Juárez). Como ya él le era útil, en Dipiel Goré, entonces aceptó. Como quien dice, ya va
a ver de prueba. Y bueno llegó, yo iba a inscribirme en el Colegio Nacional, y en esa épo-
ca había una determinada edad para aceptar el Colegio Nacional, cosa que yo no cum-
plía. Entonces hicieron trámite que se yo... Y en ese interín yo seguí en Dipiel. Bueno lle-
gó una orden del Colegio Nacional de que no aceptaban, en esa edad que yo tenía, que
eran 12 años. Entonces ya seguí, seguí. Me gustó. Entonces me inscribieron por la noche
en la escuela de dibujo. Se llamaba Escuela de Dibujo y Artes Aplicadas, dependía de la
Universidad Nacional de Tucumán. Estaba en la calle Salta primera cuadra, donde está
ahora el Archivo de la Provincia. (Registro Inmobiliario). Entonces iba por la noche ahí.
Eso me ayudó también a la fotografía, por que aprendí dibujo, anatomía, en fin. Eso me
sirvió mucho. Y bueno ya me gustó, y ya seguí.

Dipiel Goré se suicida?


Se suicidó, estaba enfermo. Dipiel Goré me mandó a un sr. que no sabía nada de fotos
y quería instalar una casa de fotos. Entonces yo tenía mucha teoría pero no tenía prácti-
ca. Después de eso yo me fui a Santiago. Ya era canchero, ya era fotógrafo. Me fui a
Santiago. En el año '49, yo venía por que siempre estaba en contacto con él. Para mi ha
sido, más que patrón ha sido mi padre. Por que yo era muy chico cuando murió mi padre
y bueno él era mi segundo padre. Entonces yo en Santiago me ofrecieron una sociedad.
Yo vine a consultarle a él si qué le parecía. El ya andaba enfermo. Dice: y cuánto está
ganado allá, tanto. Yo le voy a pagar lo mismo y vengasé. Yo hice mi razonamiento y me
convenía más acá que allá. Yo venía de allá cada 10 días, cada 15 días. Venía, me que-
daba dos o tres días. Entonces me evitaba ese gasto. Y estaba mi familia y ganaba bien.
En esa época, en el año '49 ganaba 450 pesos. Y los empleados que había ahí antes,
estaban ganando 150 pesos, lo que el me dijo que es lo máximo que iba a ganar. Pero yo
ya vine haciendo laboratorio, ya lo saqué a él del laboratorio. Lo saqué de la galería. Y a
partir del '49, yo ya quedé al frente del negocio de Dipiel Goré. El murió en el '51.
A raíz de eso es que yo estuve en contacto con el público. El público veía, yo entraba,
no sabía si yo era socio, empleado, hijo de Dipiel. Por que yo le atendía los clientes. Co-
mo le decía, yo la escribo, yo la vendo. Yo le hacía la boleta, yo le sacaba la foto, yo le
hacía la foto. Eso me ha servío a mi para mi experiencia y para la, afirmación al público
cuando yo dejé de ser Dipiel Goré, fue "Ex fotógrafo de Dipiel Goré".

Ud. tiene un solo hijo?


Dos hijos, uno contador y una profesora.
Tercera entrevista a Don Alberto Posse.
13 de setiembre de 1995.

Me reúno con Don Alberto para entregarle una copia del trabajo que había presentado
en el Tercer Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina. Brillan sus ojos por la
emoción. Creía que no iba a cumplir con él. Lo encuentro mucho más animado que otras
veces. Se siente mucho mejor. Ha comenzado a trabajar en la realización de una muestra
fotográfica individual.

Antes se acostumbraba a usar fondos pintados en las fotografías, por ejemplo Bachur,
Foto Iris, Enrique Mastraccio era el dueño.

Queda una hija de Mastraccio?


Si, debe haber una hija, la esposa murió, pera la hija era una chica joven.

Valdez del Pino, era su nombre verdadero?


Si ese era su nombre. Era boliviano. Tenía el negocio en la 24 de setiembre, a la altura
del 400 me parece, a la siguiente cuadra de la plaza.

Hoy he conocido a un Sr. Espadafora, hijo del Espadafora que era pintor.
Si Espadafora. Pintaba cosas religiosas, cosas hermosas pintaba. Pintaba las Iglesias,
paredes de Iglesias. Pero no lo he conocido yo. Era más viejo que yo. No lo he conocido,
pero era famoso. Hacía cuadros. Santos...muy lindo.

La srta. Bachur me contaba que él, le pintaba los fondos para las fotografías.
No se. Pero tiene que ser, porque él se dedicaba a todas esas cosas. Ahí en Dipiel nun-
ca hemos usado fondos. Siempre fondos lisos. Ya sea claro, oscuro o gris, de acuerdo al
tono que le quería dar a las fotos. Lo que se usaba siempre era el tono sepia. Eran fotos
más iluminaditas. Eran una obra de arte. Parecían una pintura. Yo he visto todavía ac-
tualmente, actualmente he visto fotos, hechas en aquella época y Ud. le pasa el trapo y
quedan intactas. Eran bien procesadas, bien lavadas, bien cuidadas. Tienen una duración
eterna. Inclusive más duración que una foto en color actual.

Yo tengo una foto firmada por Dipiel, es la foto de un funcionario público con su
familia.
Y la debo haber sacado yo. Toda esa gente se sacaba con Goré. No se si está bien
dicho. Era la sociedad...

Ud., me contaba que estaba pensando en hacer una nueva exposición.


Si, si. Después de la muerte de mi mujer me vine un poquito muy abajo. Muy deprimido.
Imaginesé, tantos años de estar juntos. Tantos años de estar de novio. En aquella época,
ser novio era una cosa delicada. Era una cosa diferente a lo de ahora. Respecto de la
actitud de cada uno. Antes imaginesé, para darle un beso a la novia, había que apagar la
luz de la ciudad. Los chicos se ríen. En cambio ahora, va por la calle y ve que se están
besando. Parece que se están haciendo respiración boca a boca del desmayado. Y bueno
eso ha cambiado, en mi época no era así. Era bastante delicadito. Cuando íbamos al cine,
por ejemplo, iba mi novia, el hermanito y yo. Nunca íbamos solos. A las tres de la maña-
na, ya era prohibitivo andar en la calle. Todo ha evolucionado en ese aspecto de libertad.

Cómo fue la época en que las mujeres debían sacar la libreta cívica?
Fue en el '48. Había mucho trabajo. Imaginesé, enrolar a todas las mujeres. Nosotros
hacíamos, por ejemplo, en Dipiel, que era una casa que no se dedicaba tanto a sacar car-
net, hacíamos 100 a 120 carnets diarios. Calcule Ud. las casas que se dedicaban exclu-
sivamente a sacar carnet. Era buen negocio. Pero... plata que ha entrado en esa época,
no se la...bueno en el caso nuestro de Dipiel, no ha agarrado y se la ha guardado, sino
que la ha disfrutado. Bien disfrutada, no la ha despilfarrado, porque no era un hombre de
esos. Se trabajó muy bien. En el campo, tengo entendido que iban fotógrafos y ponían
ahí, anunciaban y ya en el pueblo, el que mandaba decía: tal día va a venir el fotógrafo,
ya los formaban y les sacaban. Esa era la forma en que se trabajaba en esa época.

Ha cambiado la actitud del fotógrafo actual respecto de aquella época que estamos
hablando?
En la época de Dipiel, la gente elegía al fotógrafo, iba a la casa de fotos, su casa, sus
fotos, su preferencia, comprende? No es como ahora que tiene un casamiento y llegan 30
o 40 fotógrafos a ofrecerse. Bueno, desesperados, un 80% no ve la calidad, o no ve la
calidad del fotógrafo o la responsabilidad. Y nosotros sacábamos 70 u 80 fotos y con eso
cubríamos todo. Iglesia, fiesta, en fin. No 200 como ahora. Solamente lo imprescindible. Y
los costos eran accesibles. Pero la gente no se fijaba tanto en los costos, porque más o
menos todos cobraban igual. La gente se fijaba en el trabajo, cómo se hacía. No como
ahora.

Eran responsables en la entrega los fotógrafos de aquella época?


Había mucha más responsabilidad que ahora. La casa establecida no, la casa estable-
cida, tenía su moral, cuidaba al cliente. Porque la casa que había, era la casa de renom-
bre. Eran fotógrafos los dueños. Mastraccio, Valdez del Pino, Dipiel Gore. Foto Arte mo-
derno, de Luis Krasov, sabía estar acá en la Congreso; Bachur. Y bueno, después se fue
incorporando Quesada, que era fotógrafo de la plaza, los Kaetner. Y después empezaron
acá la escuela de fotografía, se han inscripto muchos y de ahí han salido muchos sacado-
res de fotos, no fotógrafos. Hará unos cinco años atrás se formó la sociedad de fotógrafos
profesionales y yo me ofrecía ayudar. Porque yo quería que los fotógrafos sean conside-
rados como verdaderos profesionales y no que uno vaya caminando por la calle y se co-
deen y digan: mirá ahí va ese que no entrega las fotos. Al mismo tiempo les queríamos
enseñar a los fotógrafos, qué es la fotografía, para que tengan una idea. Había fotógrafos
que carecían de técnica y aparecieron laboratorios que les hacían las fotos y después,
vino el laboratorio color. Ahí aparecieron más sacadores de fotos. Sacaban y las llevaban
al laboratorio. No tenían idea de lo que era la fotografía.

Entonces en qué momento se produce el cambio?


El cambio se produce cuando aparece la fotografía color. En la década del '60 podría
ser. Porque en esa época había un Foto Club acá y daban clases de fotografía y se ins-
cribían muchos muchachos. Y ya empezó la época de la falta de plata, apareció la nece-
sidad de trabajar, había muchos empleados que trabajaban en otra cosa y se rebuscaban
sacando fotos. El Foto Club estaba en la Congreso (al frente de la Casa Histórica). Estaba
Vallejo. De ahí, de cien inscriptos, vocacionalmente, fotógrafos habrán salido 4 o 5, des-
pués todos los demás ya se veía cómo sacaban las fotos. Además las casas de comercio,
al venirse la foto color, han incrementado mucho las ventas de máquinas, trípodes, rollos
de película y las vendían con una facilidad, entonces la gente iba, la compraba y con lo
mismo que iba trabajando, la iba pagando.

Y la iluminación?
No los chicos estos, de iluminación muy poco saben, como los flashes, vienen cada vez
más modernos. Era cuestión de disparar. Pero como yo digo, una máquina buena, súper
buena, ayuda, pero el que mira, el quien ordena sacar la foto es el fotógrafo, es el que
ordena. El ojo del fotógrafo en la máquina. Ud. va caminando con la máquina y la máqui-
na no le dice: mirá, mirá, sacá aquello. El fotógrafo le dice a la máquina, mirá saquemos
esto. Es así o no es así. Igual que en los casamientos, las fotos esas del baile, los hacen
parar y salen mirando al fotógrafo. Entonces no es necesario que toquen el vals de los
novios, para sacar la foto de los novios, en cualquier parte, en la misa lo podés parar y
sacar la foto. Tienen que sacar que se vea el movimiento. Eso ya es cuestión del fotógra-
fo. Fotógrafos acá en Tucumán, que me perdonen, pero debe haber diez, fotógrafos.

Y Lucho Posse?
Bueno, ese muchacho, yo ya era fotógrafo cuando ese chico sabía ser laboratorista de
óptica Folie, porque antes la óptica recibían rollos de aficionado, Lucho padre, por que al
otro le dicen Luchito.

Pero yo le estoy hablando del padre de Lucho...


Entonces ese muchacho se dedicaba más que nada a laboratorio. Después cuando vino
Agfa, lo llamaron a él y puso un laboratorio color, creo que fue uno de los primeros, que
ha puesto fotografía color acá en Tucumán. Agfa, por medio de Lucho Posse, que estaba
frente a la casa histórica. Y de ahí, Agfa, una empresa grandísima, le hicieron mucha pro-
paganda, en cine, video, en pantalla cinematográfica, Lucho Posse Laboratorio. Y bueno,
la gente relacionaba por ahí conmigo, que era mi hijo, bla, bla. Por que yo siempre he
sido Dipiel Goré, o el gordito de Dipiel Goré, o el fotógrafo de Dipiel Goré, nunca he sido
el Alberto Posse. Cuando yo me desvinculé de Dipiel Goré, recién he sido Alberto Posse.
Lucho Posse, ya tenía su propaganda hecha. Si a mi, actualmente algunos me dicen Lu-
cho Posse. Justamente hoy me a traido, la Teresita Terraf, el catálogo de su exposición
con la foto que yo le hice y la dedicatoria como Lucho Posse. Yo no soy Lucho Posse le
aclaro. Bueno, pero todos me dicen que vos sos Lucho Posse. Yo soy Alberto Posse.
Ahora, no me molesta, eso porque, en realidad, estamos en otra línea fotográfica. El está
en laboratorio y yo estoy en la parte de fotografía artística. Yo hice muchas exposiciones.
Yo actúo fotográficamente, mucho más que él. El hijo, está sacando ventaja, por que acá
en mi negocio vienen a decirme, he estado ahí con tu hijo en un casamiento. Le digo, con
mi hijo? Si yo tengo un hijo contador. No, si me ha dicho, si le he preguntao, vos sos hijo
de Lucho? Y el chico le ha dicho si, si. El hijo de Lucho, pero no es hijo mío. Pero yo in-
cluso nunca hago la aclaración... sucedió muchas veces que a Lucho Posse, por ahí le
preguntan por mi, y no, este señor ya ha muerto, o no existe, o no lo conozco. Cosa que
yo no hago. Cosa que cuando vienen: aquí es Lucho... A quien busca Ud., a Lucho, a Al-
berto, al de Dipiel Goré. No, yo busco al de Dipiel Goré. Ah soy yo. Pobrecita, la que re-
negaba, era mi señora. Yo le decí, no, no te hagás mala sangre. Lo que pasa es que el
otro chico, a hecho mucha propaganda, yo no he hecho propaganda. Y al hijo mío le dicen
Luchito.

Respecto a su nuevo proyecto de exposición?


Bueno, si. Justamente, le vuelvo a repetir, de que a raíz de la muerte de mi señora, yo
quedé bastante desorientado, desubicao, en fin, bueno. Pero ya me ha pasado eso, un
poco por el consejo de amigos, del sacerdote, del médico. Y he empezado a salir, una de
las primeras exposiciones que fui, fue a la suya, que yo he subido a gatas la escalera.
Cuando yo llegué ahí y vi. la escalera, no sabía si subir o no subir. No, ya que he venido,
voy y subí. Y después a otra exposición que hubo, del Ingeniero Berreta, que se llamaba:
Apología del Tango. Presentaba un libro, y como yo tengo en mente hace 7 u 8 años,
hacer una exposición del tango ilustrado, entonces esa conferencia me avivó el interés. Y
ahí empecé de nuevo, que fue el año pasado. Y me estoy preparando para eso. Posible-
mente, si Dios quiera, en junio o julio ('96), la voy a hacer. Si es que Dios me da vida y
salud, no? Vamos a ver si llegamos a tiempo. Por que a mi me gusta buscar, trabajar la
mente en el aspecto fotografía. No me gusta sacar cosas hechas, cosas que veo, bueno
si veo, como en el caso tuyo, que yo he visto esa exposición de desnudos. Ud. ha buscao,
lo a colocao, a buscao las luces. La forma Ud. No ha buscado tampoco modelos profesio-
nales, por que las modelos profesionales, tienen todos sus movimientos ya estudiados.
Entonces una modelo no profesional, Ud. la dirige, la manda, la coloca, la conversa y le
saca fotos. Eso es lo que a mi me gusta.

Ud. nunca a sacado desnudos?


No, no.

Quien sacaba desnudos en Tucumán?


Yo creo que nadie. Para exponer nadie. Ahora actualmente Mangini. A ese le gusta. Yo
he visto desnudos pero no me llaman la atención. Lo de Ud. me a llamado más la aten-
ción. No es por que Ud. esté aquí, pero yo miro las fotos, las luces como están hechas.
Eso es como cuando voy al cine. Voy al cine y por ahí escucho: qué película fea y yo digo
qué película linda, por que veo la forma cómo está tomada, las luces, el enfoque... Yo
miro eso, aparte del tema. Entonces, cuando veo una cosa linda, digo: he, qué cosa linda.

Ha incursionado en el cine?
Me hubiera gustado. Me hubiera gustado, por que yo como he sacado fotos, en las reu-
niones he sacado tipo cine. He hecho varias filmaciones de novios, he hecho. Porque yo
cuando sacaba fotos, sacaba de sorpresa. Sorprender, no de hacerlos posar. Que se vea
en la foto la imagen movida pero congelada. Comprende? Me hubiera gustado hacer cine.
Para hacer cine, hay que tener una solvencia material bastante libre, importante. Siempre
me ha gustado. Y me gustaría hacerlo ahora, me gustaría. Yo cuando sacaba fotos de
reuniones, casamientos, trataba de sacar tipo cine. Ud. ha visto que cuando filma, no es
igual a las fotos. Yo he filmado novios, muchos novios.

En qué filmaba?
Filmaba en súper ocho. Yo tengo una filmadora, una Cannon profesional, y tengo el
proyector. Pero como ahora, en la actualidad no sirve...

Ud. me dijo que no pintaba las fotos, no iluminaba.


Si, si pintaba, el sepia iluminado que le llamábamos. No con el óleo ese, que le cambia-
ba el traje, ponerle aritos, de ponerle collar. No, eso no. Al sepia uno le hacía el colorcito
de la cara, le pintaba suavecito. Hacíamos negro, de ahí lo pasábamos a marrón y un
poco de colorcito, pero con buen criterio, claro. Eso me ha favorecido a mí, el estudio en
la escuela de dibujo. Igual que para el retoque, la anatomía. El retoque no era hermosear
a la gente, era atenuar alguna arruga que para la foto queda feo. Porque al quitarle la
arruga característica de la persona, le cambia el gesto, le cambia todo. Con el retoque se
puede cambiar, sacarle el agujero, hacerle la nariz recta, el labio bien, pero no es eso. El
retoque no es eso, el retoque es atenuar. Porque Ud. ha visto la persona con patas de
gallo muy pronunciada, que en la foto queda un poquito molesto, entonces atenuar y de-
jarle las ojeras, no sacarle, atenuarle, para que no quede chocante. Ese era el sistema
que teníamos en Dipiel Goré. Ahora, Mastraccio ya tenía otro criterio. La hermoseaba. Le
dejaba una cara hermosa. Una losa le dejaba. Una limpieza bárbara, en las fotos de Mas-
traccio. Eran dos modelos de fotos. Cuando yo iba a sacar fotos de novio. Yo iba y llevaba
un solo reflector. Y todos me decían: che con qué iluminás. Con el reflector. Y cómo
hacés. Le ilumino la cara, por que ya el vestido blanco sale solo. Por ahí le falla el magne-
sio y el vestido sale blanco y la cara no le sale. Por que el blanco es luz. Entonces Ud.
tiene que iluminar la cara nada más. Y el blanco le sale con todos los detalles, el bordado,
la arruga, el traje. La tela como es. Con luz artificial sacaba. En blanco y negro. Cuando
saca con flash, le sale el traje blanco, hecho una sábana. Antes los fotógrafos, Linares,
yo, en fin esos fotógrafos tradicionales, no hay. No es que uno se ha quedado en el sis-
tema que ha aprendido.

Ud. ha sacado fotos de difuntos?


Si. También.

Qué ha pasado con ese tipo de fotografía?


Nada. Muy pocos querían tener la foto del difunto. Muy pocos, muy poca gente.

Por qué cree que ha desaparecido esa costumbre?


No creo que sea costumbre eso, porque quizá gente que no tenía ninguna foto y quería
tener de la persona que había muerto, aunque sea muerta tenerla. No se también si es
práctico tener eso.

Pero se hacían?
Si, se hacían. Por ejemplo a mi me traían un chiquito. Lo traían dormido. Yo le sacaba la
foto dormido. Yo lo hablaba, lo despertaba, porque justamente, si le saco dormido, va a
parecer un chiquito muerto. Los ojos cerrados iba a parecer muerto. Entonces yo los
aconsejaba, que lo traigan para la foto, después que haya comido y después que haya
dormido, para que aquí cuando la foto, no esté llorando o que le moleste la luz. Entonces
para sacarle al chiquito con toda su viveza.

Las fotos de difuntos que hizo, no fueron nunca de chicos?


No, nunca de chicos, las que yo he sacado. Digo en el sentido de sacarlo ahí en el ca-
jón. De ahí yo he sacado notas gráficas, por que yo también sacaba fotos para El Orden.
Que Dipiel justamente me mandaba, para que aprenda a conocer todas las ramas foto-
gráficas, gráfica, social, artística. Todo eso. Para que uno no se encierre. También he
sacado para el diario El Orden, cuando era jovencito.

Entonces en Tucumán, no había la costumbre de sacarle a los muertos?


No, yo pienso que no. Imaginesé, sacar un muerto, cuando la vea a esa fotografía. Aho-
ra cuando veo un accidente, sí. Pero no se. Yo incluso no tendría, saco porque me lla-
man. Me llaman a sacar fotos y saco fotos de lo que me digan. Pero la costumbre, no se.
Por lo menos en el ámbito que yo he actuado, no había costumbre. Reproducciones de
gente que haya muerto si. La foto de alguien que haya muerto si. Pero no del difunto, sino
reproducciones de la persona... en la actualidad, también hay. En Santiago del estero
tampoco. En Santiago yo estuve desde el '46 al '49. Pero no. Me parece un poco tétrico
también eso, no? Lo que si antes se usaba, era sacar la foto del cumpleaños y hacer 12
postales para regalarle a la familia. Hacer la foto de la novia y hacer una docena para re-
galar. Hacer la foto del padre y de la madre, una ampliación grandota para tener en su
casa. Esa era moda antes, ahora ha desaparecido. No para qué quiero grande si ya no se
usa, y en la casa tienen una lámina de Alain Delon o de estos cantores nuevos, roqueros.
Antes la costumbre era esa. Una foto de comunión, Ud. agarraba y la regalaba a todo el
mundo. La foto de cumpleaños, del primer año de vida. Ud. le sacaba y se hacía por do-
cena las postales, cada una con su carpetita. Esa era moda antes.
Antes Ud. iba a pedir la mano de la novia, ahora van y le dicen: me caso mañana. Ha
cambiado bastante. Yo creo que para mal no para bien. Dicen que la moral ha evolucio-
nado. Pero no, la moral es la misma. Ahora, que uno la haya deformado, si. Pero que a
evolucionado, no se. La matemáticas, la computadora, la fotografía, ha evolucionado, pe-
ro la moral no. La historia que tenemos de los próceres no ha cambiado, no ha evolucio-
nado. La historia de los próceres, es la historia. La jura de la independencia no ha evolu-
cionado. La jura ha sido la jura de la independencia.
Yo desde los doce años, yo incursioné en fotografía únicamente. Hacer, sacar y hacer.
No vendí máquinas, no vendí rollo, no he vendido nada. He vendido sí, tristeza, alegría,
eso sí. Sacando casamientos, choques, difuntos. Pero después todo los día hacía fotogra-
fías. Yo si no he evolucionado.

Cómo ve el futuro de la fotografía?


Yo creo que en el futuro ya no se van a necesitar fotógrafos. La fotografía que se hace
por medio de computadoras, por medio de rayos láser. El fotógrafo ya no va a tener que
ser fotógrafo, va a tener que ser un mecánico, un robot. Eso va a evolucionar muchísimo.
Va a cambiar.

Cree que van a desaparecer los fotógrafos?


Y, van a quedar muy pocos. Yo cuando hablo del fotógrafo, hablo del fotógrafo, no del
apreta botón. El que empezó con su revelación, el blanco y negro, bueno... Paganelli,
siempre va a ser fotógrafo. Cuando vino esa sra. Annmarie Heinrich, también, esa sra. es
fotógrafa. Sáderman, por ejemplo. Este chico nuevo que hay, Jeanmart. Ese es fotógrafo.
Esa gente no va a desaparecer nunca, pero no va a hacer falta.
Yo opino de acuerdo a mis conceptos, a mis conocimientos. Mi principio, es entregar
una buena foto, por que el cliente primeramente paga para llevar una cosa buena. Y, bue-
no, yo la cultura, la moral, la atención al público... en fin. Hasta que muera voy a ser así.
ENTREVISTA A LA SRA. AURELIA CORDOBA

15de setiembre de 1995

Esta entrevista a la Sra. Aurelia Córdoba, la realicé después de haberme contactado por
teléfono con ella. Me recibe en su casa de la calle Las Heras al 100 de la ciudad de San
Miguel de Tucumán. Son las 17 hs. No hace mucho calor. Me hace pasar a la sala, donde
nos sentamos alrededor de una gran mesa de madera. Es una persona muy elegante, con
mucha seguridad en sí misma. Se ha preparado para recibirme y me siento honrado por
ello. No me conoce, pero si está muy cerca de un pariente cercano mío, así es que apro-
vecho esa situación para romper el hielo de este primer encuentro.

Cómo se llama Ud.?


Yo me llamo Aurelia Córdoba de Dipiel o Elpidi, pero todas las personas me conocen por
Yeya.

Claro, por que su esposo se llamaba Jeremías Elpidi.


Si, así es.

Dipiel Goré - Autorretrato


Ud. me decía que de fotografía no conocía mucho y que en ese caso vaya a hablar
con don Juan Perea...
Si, por que ellos lo han secundado a mi marido en el asunto trabajo. Ellos han estado
junto a él. Yo en cambio no. Yo he estado en mi casa, que aunque era el mismo edificio.
Mi marido ha sido un hombre que no ha querido, que yo intervenga en ninguna cosa de
trabajo. Me decía: vos no has nacido tras del mostrador. Así que no puedes estar en un
lugar que no vas a saber estar.

Ud. es tucumana?
Tucumana.

Lo conoció cundo vino a Tucumán?


Estaba mi hermana de novia con un Sr. italiano, Pachela. Entonces, en una de las visitas
que él hizo en casa para verla, a mi hermana, por que en fin, ya estaban para casarse
pronto, fue con Dipiel a casa. Yo no estaba, por que yo había ido al cine. Y no estaba, ni
sabía que iba a ir él, ni qué intenciones tenía mi cuñado con respecto a Dipiel. Ellos se
conocían, eran amigos todos, pero nunca me lo mencionó a mí, para nada. Cuando vengo
yo del cine, que venía con mi hermana, entonces estaban ellos dos... Por que en ese
tiempo vivíamos en la 25 al 400 (25 de Mayo), en un primer piso, así que teníamos que
subir la escalera. Pero estaban ya bajando, como quien dice, la escalera para irse, puesto
que yo no llegaba. Mi cuñado quería a toda costa presentármelo. Bueno. Entonces, ya
como llegamos, mientras ellos salían, nosotras llegábamos, quedamos conversando un
rato y se fueron después. Más tarde, habla por teléfono mi cuñado, diciendo que nos invi-
taba al cine. Si queríamos ir a ver una película. Creo que fue la primer película en colores
que hicieron, que no me acuerdo en este momento cómo se llamaba. Bueno el caso es,
que ahí vino con Dipiel y fuimos los cuatro al cine. Desde ese momento, Dipiel iba a casa,
en fin ya hizo la relación y por cierto se dirigía a mí. Yo era chica.

En qué año fue eso?


Eso fue en el año '33 digamos, no en el '32 (1932). Que yo estaba en el colegio.

Ah, estaba en el secundario todavía?


Si, estaba en el secundario.

Era chica, adolescente.


Si, si yo me casé de 18 años. Recibida de maestra. Y bueno el ya, frecuentaba la casa,
frecuentaba la casa y así se hizo el noviazgo, podría decir. Y siguió la vida hasta que mi
madre, le había conversado a él en una de sus visitas, cuando él manifestó el por qué iba
a casa. Mi madre dice, que le manifestó a él de que ella no se oponía a nuestra amistad,
sino que lo que quería ella, que no fuera muy frecuente, para que no perturbara el estudio
mío. Yo quiero que se reciba, que tenga su título, por que el día de mañana, no sabemos
qué puede pasar. Entonces, el le dijo que él que iba, en fin, no iba a retirarse totalmente,
pero iba a hacer las cosas como ella le indicaba. Y, me case, como digo. Me recibí de
maestra en diciembre y en junio ya me case.

Eso en el '33.
Eso en el '34.

Estuvo más de un año de novia.


Si, claro, por que entonces había tercero y cuarto año para recibirse de maestra. Yo es-
taba en el tercero.
El era italiano?
Italiano.

Nacido en Italia?
Si, en Italia.

Jeremías Elpidi era, no?


El vino, a Buenos Aires, porque se instaló primero en Buenos Aires. Estaba en la calle
Florida, en las inmediaciones de Van Riel. Que era un gran fotógrafo Van Riel en Buenos
Aires. Se hicieron amigos. Pero a Dipiel mucho no le gustaba Buenos Aires. Porque decía
que el prefería una provincia, donde la vida sea más dada con las persona, más familiar.
Bueno. Creo que estuvo dos años en Buenos Aires.

El aprendió ahí fotografía?


No, no. El tenía el hermano fotógrafo. En Italia. Trabajaba con el hermano. El hermano
tenía, era fotógrafo también. Pero él más que fotógrafo, le gustaba el arte. Y él quería
pintar y todo, y dice que en la casa no le permitían. Que así no iba a tener trabajo y se
necesitaba que él trabajara. Lo pusieron los hermanos en un Banco, en Milán. Estuvo 3 o
4 meses y ya resolvió venir a la Argentina. Pero nunca pensó de quedarse para siempre
acá. El pensó de hacer un viaje, en fin. Digamos, darse con las personas y probar la foto-
grafía, debe haber sido. Y bueno, se fue a Buenos Aires, se instaló en Buenos Aires y
después resolvió venirse. Unos señores Rosenvald, de acá, de Tucumán, los dueños del
diario El Orden, lo conocieron y lo invitaron a Jesús María. Lo conocieron en Buenos Ai-
res. Y el vino con estos señores que tenían su casa allá en Córdoba y estuvieron pasean-
do unos días. Entonces lo entusiasmaron ellos mismos, para que se viniera a Tucumán.
Para que fuera fotógrafo del Orden. El estuvo un tiempo en El Orden, hasta que se orientó
acá.

Cuando nace?
No me acuerdo.

Cuántos años tenía cuando la conoció a Ud.?


Treinta y tantos años, con exactitud, no me acuerdo. Pero era un hombre grande. Para
mí era un hombre grande. Pero su modalidad, era de un muchacho joven, alegre. Y luego,
el arte lo absorbía completamente. En fin, hasta que ya bien instalado. de los Rosenvald
se deshizo, para poner él su estudio. Y se puso en el Banco Provincia, que entonces al-
quilaba los departamentos que daban a la calle. Entonces ahí, en la calle San Martín, pu-
so él su estudio y ahí trabajó varios tiempos, varios años y después ya me conoció a mí y
buscó él la forma de ampliar él su estudio, para poner una galería de arte, que era lo que
él quería. Al poco de casarnos nosotros, encontró el la casa en la 25 de Mayo al 100, fren-
te a San Francisco, un poquito más adelante. Era una casa muy grande, muy antigua.
Pero era de una familia de acá, de la señora Terán de Sorteix, la casa. Entonces fue y
habló. Como a Dipiel, toda la sociedad le hizo lado, porque Dipiel ha trabajado con la gen-
te de la sociedad. Trabajaba también con cualquier persona que se presentara, pero él
tenía predilección por la sociedad. Por el trato que ha tenido la gente con él, el afecto que
le han ofrecido y además, encontraba él mucha afinidad con esta gente. Así que él supo
de esa casa, habló con la Sra. de Sorteix, que tenían, no se de quien será ahora, en la
calle Laprida frente a la plaza. Ellos vivían ahí, casi esquina 24 (24 de setiembre). Gente
muy rica y además una casa como estaba puesta. En qué condiciones. Entonces él habló
con esta Sra. y ellos enseguida le cedieron la casa. Como le digo lo apreciaban muchísi-
mo, toda la sociedad lo apreciaba muchísimo. Y cuando quería la gente comprar alguna
obra, alguna cosa, un objeto de lujo, enseguida lo llamaban a él. Le decían: Dipiel venga,
que necesitamos que nos indique esto... Bueno, el caso es que Dipiel y se adaptaba a la
modalidad de esta gente. Se lo ha sentido muchísimo en Tucumán. Pero, la vida es así.
Yo he tratado acá con varios médicos, unos por relación, otros por necesidad de consul-
tar. Pero el médico que me atendía me dijo: yo tengo una foto de mi madre que me hizo
Dipiel. Es algo hermoso. Yo nunca he visto una foto de esa naturaleza. Y anoche justa-
mente he estado con él y me decía: en mi casa hay también una foto de mi madre conmi-
go. Estamos de bien. El se entusiasmaba por demostrarme la belleza de la obra. Como
qué, a la única que no pudo sacarle fotos fue a mí.

Nunca posó para él?


Me probó, no se cuántas veces. Pero dice que yo en las fotos era otra persona. Que no
se manifestaba el íntimo mío. Entonces él no me encontraba vida en las fotos. Y nunca
me sacó. Por ahí alguna me sacaba y yo le decía a los empleados: retóquenme bien para
que salga bien y me hagan esa foto, porque yo quiero tener. Y tengo por ahí, guardada
entre mis cosas una foto, muy linda la foto, por más... no por mi belleza, sino por el arte
de él. El íntimo de la persona, dijo que en mí no se me manifestaba. Entonces él no podía
hacer una foto que no le guste.

En qué año se instala en la calle 25 de Mayo?


En el año que me casé, en el '35.

Toda su actividad la desarrolla ahí?


Si, toda su actividad, puso la galería de arte. La primera que salió. Después las otras
personas, como ser este señor Bravo Figueroa, tiene acá en la otra cuadra, La Peña El
Cardón. Y así, fueron las cosas sucediendo... que terminaba una y empezaba otra, expo-
siciones. Artistas de Buenos Aires han venido varios.

Exponían fotos?
No, exponían cuadros, pinturas. Y además las obras de arte del museo de Buenos Aires,
las premiadas. Venían a la galería nuestra. Por cierto teníamos la guardia siempre, por si
hubiera algún intento de robo, destrozo, cualquier cosa. Porque la Galería estaba abierta
todo el día, únicamente a la hora de la siesta no, pero a las seis de la tarde ya venía la
gente. Durante todo el día, a la mañana, a cualquier hora. Así que, eso fue para él un
triunfo, por que era lo que él aspiraba. Estaba la entrada, donde se atendía la clientela y
después estaba una sala, una habitación digamos, hacia la izquierda, estaba el empleado
donde se retocaba las fotos y el escritorio, donde... pero a la entrada, estaba el saloncito
donde estaba el mostrador donde venía la gente para sacarse fotos.

En la misma casa vivían ustedes?


En la misma casa, si era enorme. 75 m de fondo. Daba casi a la otra calle. Si, si era
grandísima. Y eso que esa casa era la mitad. La primera parte, el frente, estábamos noso-
tros, que era un zaguán como esto de ancho (4 m) y después estaba un señor Acosta que
hacía sellos, grabaciones, todas esas cosas. Después estaba una tienda. La galería esa
que está ahora, que se llama De La Fuente, todo eso era mi casa. Ahí era. Nada más que
en el frente estaba dividido. Nuestro negocio ocupaba lo que era el salón de la casa.

La galería funcionó muchos años?


Si, claro. Dipiel murió en el '51. Pero seguía la Galería de Arte. Ya la manejaba yo diga-
mos, atendía a la gente. Luego tenía un muchacho muy bueno, contador, que me colabo-
raba mucho.

Tenía quién atendiera la fotografía?


El empleado tenía que atender, el que Ud. lo nombró, Posse. Que desgraciadamente se
portó tan mal. Que aprovechó que él era el que dirigía digamos, el que sacaba las fotos, y
aprovechó para cometer un gran error. Eso yo no le perdono. Digo no le perdono, no es
que no le perdono, sino que lo veo tan... Y todavía pretendiendo mantener relaciones
conmigo, en el sentido, decía que iba a hacer una exposición. Me habla Juan Perea, que
es cuñado mío, cuando él lo habló a Juan y le dijo que me pregunte a mí, que año había
muerto Dipiel, porque quería hacer una exposición en homenaje a Dipiel. Por cierto yo le
dije: que yo no lo permitía. Porque con el comportamiento que tuvo él, fue desastroso. Así
que yo fui para ellos...

El aprendió ahí?
Claro, si chico entró. Pero nunca sacaron las fotos. Tal vez alguna vez carnet, una cosa
así. Pero si no era Dipiel, era el único que sacaba las fotos. Hasta los carné. Cuando se
hizo el carné femenino, como se llama...

La libreta cívica.
Eso, eso, el enrole. La gente, eran las doce de la noche y estaba esperando que Dipiel,
le tocara el turno para sacarse la foto. La gente que ha ido a sacarse fotos, por el carnet,
ha sido numerosísima. Si Dipiel, eran las doce de la noche y estaba sacándose fotos. Es
lo que también ha contribuido para su muerte.

Estaba muy enfermo?


Un día amaneció él y me dijo que había pasado mal la noche. No me quiso hablar, para
no perturbar mí sueño, pero que él había sentido unos latidos muy fuertes en su corazón y
no durmió toda la noche. Entonces le digo: si no te sientes bien, mejor que vamos al mé-
dico. Era un día de fiesta. Entonces yo...a qué médico querés ir? Por qué no lo hablás a
Cossio, que él me vea. Entonces yo hablé al doctor y le pregunté si lo podía atender, por-
que no se sentía bien y quería saber yo qué le pasaba. Entonces el doctor me dijo: si sra.
traigaló a Dipiel, que yo lo voy a atender. Como digo, la gente se portó muy bien con Di-
piel, muy bien. Y fuimos y el le dijo: Dipiel, lo que Ud. tiene es cansancio, ha trabajado
demasiado ya. Por qué no se hace un viajecito afuera, o en fin. O alguna cosa que le dé
un poco de descanso. Y después me dijo a mí, que él le había notado una pequeña afec-
ción al corazón. Asi qué de ahí continuaría su mal, no sé. La salud no le respondió.

Era muy grande cuando falleció?


Y qué edad habrá tenido? 54 años más o menos. Tal vez un poco menos, no sé. Pero
más o menos entre esa edad. El nunca más manifesto el mal. Entonces me dijo: Vamos a
hacer un viaje a Italia. Justamente hoy día, me encontré con el pasaporte mío. A Italia,
España y Francia. Vamos a hacer un viaje así mi familia te conoce y vos los conocés. Se
conoce todo, la familia, los lugares, todo.

El era de Milán?
No, era de Grotta Solina, al norte de Italia, al norte de Roma. No se bien, pero creo que
era cerca de Roma. Pero ya empezó él a sentirse mal. Y estábamos ya casi con los pasa-
jes reservados, por intermedio de un primo mío militar, que estaba en ese entonces en
Buenos Aires. Y el le dijo: Dipiel, cuando Ud. disponga, van a estar listos los pasajes. Y
Dipiel no quería ir en avión, sino en barco. Así que fuimos. Nos fuimos a Buenos Aires, y
este primo que le digo nos llevó a conocer el barco. No me acuerdo cómo se llamaba.
Hermoso... pero a mí me daba un poco de miedo la travesía en el mar. El avión me asus-
ta un poco, pero me arriesgo más al avión que a otra cosa. Y así pasó el tiempo... Yo he
encontrado hoy justamente, dos recortes de cuando murió Dipiel.

Era muy apreciado?


Si, muy apreciado. Ha sido un hombre tan fino en su trato. Yo no lo he oído nunca, en 17
años de casados, no lo he oído nunca una palabra torpe. Con los empleados tenía una
paciencia única y él les enseñaba cómo hacer esto, esto otro. Ellos se encargaban, una
vez que el trabajo estaba terminado, de colocarlos en marcos, en carpetas, como tenían
que ir los trabajos, bien presentados.

El coloreaba las fotos?


El mismo. Eran preciosos sus trabajos. Toda la sociedad lo ha buscado. Le han hecho
mucho lado

Era amigo de otros artistas de Tucumán?


Si, claro. Y él los ha ayudado muchísimo. Era un artista. Valdez del Pino o Mastraccio,
eran lo mejor que había en Tucumán, pero la diferencia con Dipiel es enorme. Le hizo una
foto a mi madre que era hermosa. Que parecía que estaba ahí mi madre. A mis hermanas
también, a mí no. No quería hacerme fotos. Me sacaba en varias oportunidades, pero
según él, decía que cambiaba totalmente cuando me sacaba las fotos. No se qué me en-
contraría. Como le digo, la gente de Tucumán lo ha apreciado muchísimo.

Nunca pintó?
Hizo un cuadro, bastante lindo. Que una de mis hermanas se lo llevó porque le gustaba
tanto, que se lo llevó. El era una cosa, que se podía deshacer con toda facilidad. Porque
él no le daba importancia. Ahora, cuando venían las exposiciones a casa. Ponía todos los
cuadros así, abajo, para ir eligiendo a dónde iba a ir éste o este otro, según el tamaño. Y
un día me dice: vení, vení para que veas los cuadros y veas cuál es el que más te gusta.
Yo miraba uno y miraba otro. Por ahí encuentro un cuadrito así, chico no más (40 x 50).
Bueno, qué te ha parecido. Y le digo: Para mí, este cuadro es el mejor. Y entonces co-
mentó con otro artista, que dice que yo tenía muy buen gusto, que por eso había elegido
el que era primer premio. Así que yo no he estudiado pintura, ni ninguna de esas cosas.
Maestra y gracias. Y me gustaba mucho el arte.

Trabajaba con placas de vidrio?


Si, y también de celuloide. Porque después de un tiempo, el vidrio desapareció. Las pri-
meras fotos que yo he visto eran de vidrio. Lo hubiera visto Ud. cuando iba a imprimir la
foto. Estaba en el celuloide solamente la figura, pero tenía que hacerle alguna cosa, para
que la foto no sea tan sólo la foto. Entonces empezaba a trabajarla, le hacía como una
especie de árboles, le hacía distintas cosas a la foto para completarla. En la placa! En la
placa. Y Ud. la veía a la foto y parecía que la persona estaba en un jardín por ejemplo, o
estaba, en fin, en distintas situaciones. Todas perfectas.

Usaba fondos pintados para tomar las fotografías?


No, nunca. Eran telas lisas. Si alguno le pediría que lo hiciera, tal vez lo hizo.

Pero tenía algún fondo pintado?


No, no. Telas lisas.
Con qué tipo de luz?
Siempre con luz artificial, por que la luz natural no era suficiente. Aunque haya sido de
día, no era suficiente.

Incursionó en otro tipo de fotografía, aparte del retrato? Desnudo por ejemplo?
No, no. Yo nunca he visto. Por lo menos en casa nunca se ha visto. Ahora, no se si en
forma reservada lo hubiera hecho. Porque, es una forma de arte. Retratos, los novios.
Infinidad de novios.

Iba a las iglesias a hacer esas fotos?


No, a las casas. O algunas venían a casa, porque muchas veces las casa eran chicas y
no había espacio para que las novias lucieran su traje. Pero el lo hacía liso y después en
la placa, cuando iba a imprimir, le hacía cualquier cosa para darle otro aspecto.

Hacía fotos de difuntos?


No, no me acuerdo.

Era muy nervioso o activo?


Era muy activo. Quería que le salga la foto perfecta.

Se enojaba cuando la foto no era perfecta?


No, con toda tranquilidad la repetía. Nunca ha demostrado violencia. Nunca. Con decirle,
que teníamos nosotros un perrito, chico, que era blanco, hermoso. Y él lo adoraba. El lo
bañaba, se entendía con el perro. Un día pone, en las cubetas que estaban bajo la canilla,
unas fotos que había impreso, a que se lavaran. No ve, que viene el perro, da un salto y
se mete y se queda extendido, por que era verano, sobre las fotos. Hay, le digo cuando
viene: Has visto Dipiel las fotos? - Ya las he visto, me dice. - Y ahora, qué vas a hacer? -
No, se las hace de nuevo - me dice. Se las hace de nuevo. A él no le molestó, que el
animal le haya ultrajado todo el trabajo.

Tuvieron hijos?
No, no. Una vez me quisieron regalar una criatura. Y le digo: Qué te parece Dipiel, esta
criatura. - No, el día de mañana, vas a querer más a la criaturea que a mí. (Se ríe).

La quería mucho, no?


Si, si me trataba como a una criatura. No quería que haga nada en la casa. Dos perso-
nas para servicio. Y cuando en una oportunidad, la cocinera pidió licencia, yo no tenía que
cocinar. Qué esperanza. Al lado nuestro, estaba la confitería La Polar, que tenía también
comedor. Una sra. muy bien, una alemana. Entonces, sacó pensión en el comedor ese.
Pensión por un mes. Así es que íbamos a comer ahí. Como era al lado de casa, era có-
modo. Pero no quiso que yo tocara nada. Me acostumbró mal. Nosotros cuando estába-
mos en el colegio, porque todos estudiábamos, varones y mujeres, no hacíamos nada de
las cosas de la casa. Estudiábamos solamente. Y teníamos cocinera, lavandera, dos mu-
camas, un chico de servicio. Para que nosotras no hiciéramos nada. Porque todas estu-
diábamos. Mi hermano mayor, estaba en Buenos Aires. Era médico y el otro vive en Bue-
nos Aires, es contador.

Se acuerda el nombre del hermano fotógrafo de Dipiel?


Setimio Elpidi. Porque dice que era el séptimo hijo.
Y él?
Y él, era el octavo, porque era el más chico. El ha sido el último de la familia.

Tiene una foto de él?


Si.

Y quién le sacó la foto?


El. Preparó todo, y le dijo al empleado que le saque la foto. Claro, él era muy natural.
ENTREVISTA AL SR. ORLANDO KAETNER.

18de octubre de 1994.

El Sr. Katner, es un hombre de gran vitalidad. Es gordo, camina pisando fuerte, como
diciendo aquí estoy. Es serio y a la vez de una simpatía muy particular. Tiene una forma
de presentarse que hace que se sienta pequeño uno, ante su presencia. Habla con fuer-
za y seguridad. Está orgulloso de quié y qué es. Se ha hecho a sí mismo y está convenci-
do de ello. Me recibe en su negocio de la calle 24 de Setiembre al 600 de la ciudad de
San Miguel de Tucumán. Se lo encarga a su esposa, mientras nosotros bajamos a un bar
que está en las cercanías para conversar.

Orlando Kaetner – C. Darío Albornoz


Nací en Tucumán en el año 1925, estoy en los 69 años, julio del '25. Mi nombre es Or-
lando Mario Víctor Katner, soy el noveno de una familia de 10. Mi padre murió muy joven,
un alemán que circunstancialmente llega al país. Mi madre la conoció en Santiago él. Era
un alemán que se hizo después técnico del ferrocarril abriendo pozos para las distintas
estaciones que había en esa época, que había que habilitarles agua para las máquinas en
los pueblos y se radicaron en Tucumán. En el año '20 llegaron a Tucumán, por que mi
madre vio que los hijos se criaban en las campiñas, en lugares donde no eran... y forma-
ron la casa aquí en Tucumán. Yo nazco en Tucumán. Tengo hermanos nacidos en casi
todo el país, en distintos lugares del país. Pueblos del país. Como todo chico empecé mi
escuela, mis cosas. Mi inquietud fotográfica empezó cuando estaba en 4º o 5º grado. No
se cómo es que había llegado a mis manos un poco de magnesio y ya me gustó, iba a
Lutz Ferrando y compraba un poco de magnesio y lo hacía explotar. Después empeza-
mos a buscar papel fotográfico. Nos hicimos amigos de un fotógrafo de La Gaceta, Atilio
Doz, Anselmo Gómez, también fotógrafo de La Gaceta. Era el tiempo en que recién se
iniciaba este chico... gran fotógrafo de La Gaceta que ya debe estar jubilado, que tuvo un
premio Pulitzer, Edmundo Font. Y así conseguíamos un papelito, otra cosita, comprába-
mos un revelador que venía en un tubo de vidrio. Mis hermanos también traveseaban y
otros de la barra, pero el que siguió derecho a la fotografía fui yo.
Los papeles que usábamos eran con revelado químico. Los reveladores los comprába-
mos hechos, eran a base de metol, hidroquinona, sulfito, carbonato, bromuro, hasta que
aprendimos las fórmulas y después ya empezábamos a comprar las drogas para prepa-
rarlos. El fijador era hiposulfito, empezamos con el alumbre de cromo, ácido acético. Y yo
recuerdo que mi hermana, la mayor, tenía una máquina fotográfica, de esas de estos ro-
llos que directamente largaban la postal en blanco y negro, y yo le pedí prestado. Bueno
me la peleó a regañadientes. Con eso fotografiaba y a la vez hice una ampliadora. Así
que en la ampliadora ampliaba y también hacía reproducciones. Hacía la inversión y le
copié cómo trabajaban los placeros, que iluminan el negativo y luego lo copian a positivo
adentro de la caja.
Entré a trabajar como aprendiz en D'Ampere, en foto América que estaba en la calle La-
prida al 200... 228, 230. Yo ya tendría casi 14 años, en el '39 o '40 más o menos. Ahí es-
taba Posse, Alberto. Alberto era el laboratorista, un hombre adelantado en fotografía. Sa-
bía de fotografía, era un fotógrafo ya consumado, más que todo un laboratorista. Por que
no nos daban... a mi que oportunidad me podían dar en ese aprendizaje que yo tenía. A
mi no me podían dar oportunidad en galería ni en nada. Pero yo siempre me metía, mira-
ba y salíamos a tener la máquina. En ese tiempo se fotografiaba con máquinas de placas
de vidrio. Hacíamos los trabajos de casamiento enfocando el pasillo, enfocando con las
luces de las velas. Ahí buscábamos el foco. Cerrábamos el lente con una tapa. Poníamos
el chasis, abríamos el chasis, todo cubierto con el trapo negro. Y luego para fotografiar
destapábamos el lente y dábamos el golpe de magnesio, en el cálculo de la luminosidad
que podía ser. Yo ese trabajo no lo hacía, yo hacía el trabajo del aprendiz. Que era tras-
ladar la máquina, ponerla, ayudar... En el camino para sacarle la foto al salir la pareja ya
casada, calculábamos dónde cabía toda la imagen, y para tomar el foco ahí encendíamos
un fósforo. Entonces el fotógrafo bajo del trapo ponía el foco ahí. Cerraba y ponía la placa
esperando y marcábamos a vista nomás dónde tenía que parar la pareja. Hacíamos parar
la pareja y entonces ahí... Esto lo hacía el fotógrafo, por que yo era ayudante, aprendiz.

Alberto Posse estaba en D'Ampere en ese momento?


En ese momento ya había trabajado en Goré. El tenía amistad con Dipiel. No me acuer-
do quién estaba trabajando con D'Ampere. Había un hombre que era rengo que retocaba
muy bien. No me acuerdo el nombre de este hombre. Y en ese negocio, en D'Ampere,
Trabajaba Oscar que era el capo, el capo era el padre. Pero el padre no hacía nada. El
padre era administrativo. Pero el fotógrafo, el que dirigía todo era Oscar. Un hombre que
sabía muy mucho, encuadre, tono, los grises. Tenía mucha exigencia con los grises y los
encuadres. Yo trabajé con D'Ampere hasta los 19 años; ahí me saqué la fotografía para el
enrolamiento. Ya incursionaba en otra casa de fotografía, que le hacía los trabajos. Tenía
un laboratorio fotográfico, yo ya había hecho un laboratorio fotográfico en mi casa y le
hacía las ampliaciones a un fotógrafo de Tafí Viejo: Gorban. Jacobo Gorban, ruso, bellí-
sima persona y un gran maestro de la fotografía. Un iluminador de luz natural, un retoca-
dor que resaltaba las luces, casi podíamos decir que las transformaba, era bárbaro.
Siempre en el estilo de las luces europeas, tendientes al Rembrandt. De esa luz dominan-
te y luego la que suaviza las sombras. Buen fotógrafo y trabajaba con luces naturales,
traía las luces del techo, las hacía reflejar y las traía. Trabajaba muy bien. Después con el
tiempo yo dejé de trabajar.
Le ayudé mucho a Yofre. Cuando Yofre hacía los cuadros óvalo bombé. Yo le hacía el
laboratorio, le hacía reproducciones. Las reproducciones bien claritas, unos bromuros
claritos. Entonces él los sepiaba. Se sepiaba y luego se coloreaba. El tenía una habilidad,
era un artista con el pincel coloreando eso. Se quedaba todo el día trabajando.

Qué material se usaba para colorear?


Óleo. El usaba mucho trementina, pero para el secado más rápido yo me doy cuenta
después que él usaba algo de thinner. Claro, seca más rápido y por el brillo que tomaba.
Trabajaba muy mucho ese hombre. El entregaba los cuadros nada más. Luego los ven-
dedores enmarcaban.

Quién más trabajaba con los óvalo-bombé en Tucumán


No me acuerdo. Creo que por Villa Muñecas había uno. Pero no lo llegué a conocer. Yo
del que si conozco y puedo dar fe es de Yofre. Trabajé muy poco con Yofre por que, la
calidad... yo no estaba para eso. Yo quería fotografía. Yo quería el fuego que da eso, el
fotografiar. Vos entiendes, vos lo sientes. Eso más que todo era otro arte. Era distinto, se
usaba como calcado de lo que se quería hacer, entonces se sacaba el parecido más o
menos de la persona. Cambiaba bastante, pero como por lo general era de personas que
ya no estaban, se lo reconocía, no había ningún problema. Antes de ese, hice una incur-
sión en el fotograbado. Shider era un muchacho que estaba en la calle Rivadavia. Hacía
fotograbado para todo el comercio de Tucumán, imprentas, algo hacía para La Gaceta. Le
ayudaba a los que están ahora, que tienen un gran laboratorio de fotograbado. Ahí me
interioricé de cómo es el fotograbado de aquella época me refiero. Se trabajaba sobre
cinc. Un material muy bien cuidado, muy protegido, que venía en planchas grandes. Se
cortaba sobre madera para darle la altura. Me acuerdo siempre de los golpes que había
que darle en la cubeta. Decía 14 golpes, 25 golpes. Por que cada golpe parece que va
arrastrando el material y va haciendo el profundizado, el negativo dijéramos. La emulsión
se hacía sobre un vidrio. Sobre un vidrio se cortaba y ahí mismo se hacía la emulsión. La
habilidad que tenía para hacer la emulsión, con el vidrio grande o chico. Se aprovechaba
lo más que podía para hacer en una plancha varios y luego los recortaba. Entonces en el
vidrio ponía la emulsión. La iba desparramando y luego le agregaba las otras drogas para
que tenga la sensibilidad en el cuarto oscuro, en el cuarto rojo por que se trabajaba con el
ortocromático. Tenía una sensibilidad que daba bastante que desear por que con las lám-
paras de arco de carbón se le daba una exposición enorme y luego venía el revelado de
eso. Luego del revelado había que quitar esa emulsión, cuidando de no estirarla de más y
aplicarla sobre la plancha de metal. Luego en la plancha de metal yo quiero creer que
habría un fijado de alguna droga que le quitaba la parte metalizada de esta pieza para
dejar dónde iba a trabajar el ácido. Creo que ahí trabajé un mes, pero más o menos me
interioricé lo que era el fotograbado. Era mi travesura.
Después que estuve con D'Ampere me quedé mucho tiempo en Tafí Viejo. Me quedé un
año y después hice el servicio militar. Antes de hacer el servicio militar me vine y me ofre-
cí en Quiroga. Trabajaba en Quiroga, un fotógrafo muy bueno, muy buena persona. Juve-
nil, recién casado estaba. Estaba de socio con un muchacho Hernández que le decían
Lagari, y había otro muchacho más, un porteño que hacía fotografías aéreas, estaban
haciendo en ese tiempo un trabajo de toda la ciudad, de todo el terreno. Todo lo que es
Tucumán. Catastral. Después con otro tipo más se dedicaban a fotografiar todos los fren-
tes de las casas, de Tucumán, de Tafí... De todos los lugares que había una casa la foto-
grafiaban y la ubicarían donde sería. El salía a fotografiar a la mañana. Se fotografiaba
con unas cámaras especiales que van dándole vuelta con una manija. Se ponen a cierta
altura y a esa altura vuelan y toman una línea. Pero la mayoría de las veces se volvía por
que se había nublado o por cualquier cosa. Esto te cuento yo al margen.

En qué año fue eso?


Fíjate que yo no había hecho todavía el servicio militar, así que era más o menos por
mis 17 o 18, después de los 18 años fue, entre los 18, 19 y 20, hasta que me llevaron al
servicio militar. Este fotógrafo se llamaba Amorgari. Yo después lo vi una vez en Buenos
Aires.
El me hizo llamar, me había entusiasmado aquí con un trabajo que había, con una foto
escultura, que era un invento de un ing. Saralegui, de Buenos Aires. Tenía unas máquinas
que eran unos tornos. Te enseñaban a fotografiar a una persona con estas cámaras que
tienen dos lentes, que se llaman estereoscópicas. Luego las ponías en el estereoscopio y
te daba el relieve. Había que fotografiarlos de frente, de costado, del otro costado y de
atrás. La técnica consistía en que en el centro de una máquina donde se sentaba el técni-
co que manejaba esa máquina -una máquina bastante grande por que necesitaba el es-
pacio que necesitaban las piezas que entraban a tallar. Entonces los negativos estaban
en una mira, con unas manivelas había que llevar el movimiento sobre ese punto. Era una
línea vertical y una horizontal, entonces iba desbastando adentro, subía la herramienta
montada sobre un flexible y desbastaba. Te hacía todo el costado y quedaba perfecto.
Primero te hacían el frente de la cara, quedaba perfecto pero chato, luego el costado, y
así se juntaban y quedaba perfecto. Era una fotografía, más perfecto no podía ser. Luego
se fundía eso y lo hacían en bronce. También con una herramienta más delicada lo hací-
an en quebracho. Un trabajo muy lindo. La idea era que yo aprenda bien a trabajar con
eso y yo en Tucumán, haga el trabajo que hace este hombre, este que yo te digo (Aldo
Sessa). Las figuras sobresalientes, en esos tiempos teníamos varias ideas, estaba por
ejemplo don Fernando Suárez, un hombre exitoso comerciante, que tiene una familia ex-
tensa. Haberle hecho un busto a ese, los gobernadores que quedaban. Había una canti-
dad enorme de gente. Y esa era la idea, de hacer negocio, por que es un buen negocio.
Después me vine, chambonaso. O no sería eso lo que yo quería de la fotografía y me
vine. No lo volvía ver más a ese asunto, no dejaba de ser interesante. Vale decir que se
me había dado una oportunidad buena y yo de chambonaso la desperdicié. Por que me
podría haber interiorizado más de ese asunto y hoy estaría en otras condiciones. Buenos
Aires es otra cosa.

Eso no trascendió
No trascendió no?

Es una cosa de la que recién me entero


No trascendió acá, por que nosotros estamos en el norte. Nosotros vivimos más o me-
nos. Que hay que pasar el telón para atrás, pasar la maquinaria y chocamos la pared del
fondo del escenario del teatro. Es difícil adelantar en lugares donde no se tiene un océano
adelante, nosotros tenemos cielo nada mas. Por eso es que nosotros quedamos chatos
en Tucumán. Nos achatamos. Hasta en el hablar no achatamos, porque será que es falta
de competencia, no tenemos gente capaz con quien competir. Es que no creamos nada,
siempre estamos copiando acá. Crear, yo te hablo crear. Yo hace 40 anos yo hice la ma-
quina automática de revelar blanco y negro. Y no la pude hacer mejor. Bueno la hice, la
use hasta que se empezó a oxidar. No podía conseguir inoxidable. Bah, no podía conse-
guir quien me trabaje el inoxidable. Bueno claro, chocaba con que mi capital no era impor-
tante para que alguien diga bueno: vení yo te lo voy a hacer. Yo he hecho reveladoras
que ponía la placa en una punta de una caja y me iba a trabajar. Y cuando yo estaba tra-
bajando, sonaba un timbre, iba y sacaba la placa seca, revelada, fijada, lavada, completa,
secada. Era un ayudante bárbaro. Después aparecieron todos estos reveladores y todas
estas máquinas que me imagino ya eran el mundo habría. Pero yo te hablo de Tucumán
sin tener que meterme a copiar a nadie. Yo hice laboratorio fotográfico en un auto. Yo iba
fotografiaba una fiesta, que se usaba las despedidas de soltero, que eran muy importan-
tes las despedidas de soltero. Entonces fotografiaba, yo me metía atrás del auto, revela-
ba y con la misma máquina que había fotografiado, que era una Speedy Gamun. Una
máquina que tenía un magazine que cargaba 12 placas de vidrio. Entonces vos la para-
bas para arriba, mirando al cielo el objetivo y (moviendo un dispositivo) te cambiaba. Pa-
saba para atrás la placa usada y te ponía una nueva. A las placas de vidrio, yo entraba,
las revelaba y con la misma máquina, hacía un diapositivo y una copia 18 x 24 y a los 3
minutos yo ya estaría con la muestra. Siempre dije yo que la fotografía es cuestión de
rapidez. A la fotografía cuando vos la dejaste de hoy para tres días ya te olvidaste, se le
fue la gana a la gente. La fotografía es como el hielo, hay que trabajarlo caliente. Cuanto
más rápido la puedas entregar, mejor. Ese es el éxito de Lang, el creador de la Polaroid.
Por que él quería verla ya. Claro, tenía un conocimiento tremendo el hombre. Era un pro-
fesional en todo sentido, óptico, físico, químico y bueh, para qué vamos a hablar. Aparte
que estaba en otros lugares donde podía conseguir los capitales y mirá vos hoy lo que es
ese emporio.
Difícil que haya habido otro tipo que haya traveseado tanto con la fotografía como yo.

Usted cuando pone su negocio de fotografía?


Mi primer negocio de fotografía lo pongo... al público... le compro el negocio de fotografía
de Tafí Viejo a Gorban, a don Jacobo Gorban. Ese auto que yo te cuento, que le hice el
laboratorio fotográfico, como todo joven tenía inquietudes y me fui a Buenos Aires, a in-
cursionar allá. Pero allá me doy una cantidad de topetazos. Sería después del servicio
militar, si yo todavía era soltero, antes de los 22 años, yo me casé a los 22 años y medio
más o menos. Antes de los 22 años yo me fui a Buenos Aires. Estaba con Mario Banadía,
el actor Mario Banadía, Pila de la Silva, hermano del periodista hecho en La Gaceta. El
entró como aprendiz en el Telecor. El Telecor era la oficina donde se recibía las noticias y
se las grababa en los cilindros a velocidad. Desde allá de Buenos Aires se mandaba por
teléfono el cilindro a gran velocidad y aquí se grababa a gran velocidad y luego se lo po-
nía velocidad normal, se lo iba escuchando y se transcribía. Me imagino que para ahorrar
teléfono. Bueno, este muchacho trabajaba en eso. Renunció de La Gaceta, ya se había
hecho un poquito grande y nos fuimos. El, Mario Banadía y otro muchacho que ya murió.
Llegamos allá y cada uno fue por su lado. Mario fue a buscar su gente del teatro. Este
otro muchacho fue buscar a sus hermanos. Tiene un hermano que era folclorista que fue
director de Radio Nacional: De La Silva. Y allá en Buenos Aires vi que no andaba. Vendí
el auto y me vine a Tucumán. Pero lo vendí no porque haya ido mal la cosa que no tenía
dinero, sino que era en un tiempo que tenías que tener vales para la nafta. Tenías que ir a
hacer una diligencia en el Automóvil Club para que te den tu cupo de nafta y yo para evi-
tar todo eso, lo vendí y me vine. Y cuando me vine, me fui a visitarlo a Gorban. Que siem-
pre él me decía que quería venderme el negocio o que quería dejármelo de una forma o
de Otra. El hombre ya era grande, las chicas ya se habían casado. Para colmo en Tafí
Viejo y las hijas vivían acá en Tucumán. Fui, arreglamos con Gorban y le compré el nego-
cio. Y ese fue el primer negocio que tuve. Pero estuve poco tiempo. Ahí me casé. Me ca-
sé con una chica que entró a trabajar conmigo. Me enamoré y ella también y bueno nos
casamos. Después estuvimos trabajando un tiempo, dejé eso y dejé la fotografía. Me de-
diqué a otra cosa, puse una fábrica de juguetes de madera. Fabricaba muebles laké, la-
queados. Y después volví por que no se puede. Después el otro negocio que puse, fue
aquí en la 24 de setiembre con una socia. Publiqué un aviso que necesitaba socio con
capital, porque yo ya tenía el local y se presentó una socia y pusimos un negocio aquí a la
vuelta. Al año a ellos les gustó el negocio pero no les gustó el socio, entonces me indem-
nizaron una plata y me fui. La casualidad que yo iba caminando por acá, doy la vuelta en
la Buenos Aires y estaban sacando unas heladeras de ahí. Este local de una muchacho
amigo mío, Marcelo Yurcovich, y entro y le digo -Che Marcelo, qué pasa que están sa-
cando las heladeras-. Y me dice -Se desocupa el local-. Y le digo -Qué me lo querés al-
quilar a mi?- Cómo no-. -Cuánto vale?- Tanto.
Arreglamos ahí nomás. Me dice después -Tomá la llave, después arreglamos. Tenés
teléfono y todo, así es que no te hagás mala sangre-.
Hice una sociedad con mis hermanos. Estaban dos hermanos, Carlitos miró. Un mucha-
cho que está en Mendoza, trabaja en publicidad. Muy buena persona, somos hermanos
casi, hermanos somos con Carlitos. Tan es así que mi primer nena, yo tenía un compro-
miso con un amigo. Mi primer nena del segundo matrimonio. Tenía un compromiso con un
muchacho de acá, lo hice a él padrino y a la señora de Carlitos la hice madrina.
Carlitos trabajó mucho en radio teatro, junto a Mario Banadía, con Armando de Oliva. Yo
estaba muy metido. Y él se quedó en Mendoza haciendo locución.
En la Buenos Aires hacemos una sociedad y ponemos un negocio. Yo ya en Tafí Viejo
tenía el "Estudio Fotográfico Kaetner". Un muchacho me hizo el logotipo de la firma de
Kaetner. Un bohemio, Juan José Hatrik, fotógrafo, también fotógrafo de la noche. Esos
eran fotógrafos que salían de la noche a asaltar se llamaba. Se le llamaba el asalto. Iban
a los banquetes. En ese tiempo se le llamaba los banquetes. En los distintos hoteles. Y
venir y revelar y vender. Y este tenía una habilidad.

Cómo era el nombre?


Juan José Hatrik. Hijo de un fuerte hacendado de La Pampa. Un muchacho muy bien
criado. Criado con Institutriz. Un muchacho de dos viajes a Europa en su niñez. Hijo de
ingleses. La madre vivía... Y debe vivir, no tiene por qué no vivir ahí. Si no es la madre, la
señora que se separó de él, o el hermano, Vivían en Lavalle y Carlos Pellegrini. Te imagi-
nás la categoría de gente... Y este inglés era un bohemio. Yo era el único tipo que lo veía
revelar en pleno verano con saco y corbata y revelaba. Tenía una habilidad dibujando y
haciendo letras. Toda la herramienta la llevaba en un bolsillo. Las lapiceras, pinceles, la
tinta china, la tinta dorada, la vaselina -ya te voy a explicar después para qué era la vase-
lina-, la vaselina, un tarrito de alcohol y una cartulina la conseguía en cualquier parte.
Hacía cada pergamino. Tenía un socio él. Santaolalla. El dibujaba y Santaolalla pasaba
por la mesa de los banquetes. Averiguaban el nombre del homenajeado, y cuántos eran
los que venían. Entonces ahí, en ese momento justo hacía todo el pie de lo que es un
pergamino, todo esto no? Con una habilidad espantosa. Era de sentarse a verlo. Hubiera
habido que filmarlo para no perderlo. Entonces con un gótico alemán las letras. Mayúscu-
las hechas con rojo dorado y negro. Eran una preciosura. Además la enredadera de cosas
que le hacía al pie este, que se hacen en los pergaminos. Y bueno, era una cartulina
blanca pintada así. Entonces la secaba con el alcohol. En una latita echaba alcohol, la
prendía y con eso la secaba. Una vez que lo secaba, buscaba un papel, papel blanco y lo
ponía sobre la mesa. Ponía el pergamino y le echaba la vaselina y lo empezaba a frotar,
de un lado y del otro hasta que quedaba embebido, transparente. Lo secaba a es y era un
cuero. Era una piel, era una badana transparentona. Pero una belleza. Y de ahí le hacía
unos cortes con la tijera. Lo cortaba así como si fuera un papiro. Y luego, iba a las mesas
el otro y: Señores este es el obsequio que entre todos los amigos le van a regalar y que
se yo. Su colaboración. Venían firmaban y colaboraban.
Conocer esos personajes, no te podés olvidar nunca. Yo era muy amigo de ellos. Cómo
me ayudaban, me querían muy mucho. Bah no se si me ayudaban o yo los ayudaba a
ellos. Pero no ayudábamos en el afecto más que todo. Santaolalla, el gallego. Si tenía
cada cosa Santaolalla, era el filósofo del grupo. Siempre tenía su filosofía y esas salidas.
Había tomado mucho a padres, hijo de familia grande, ya de edad. Entonces tenía él mu-
chos dichos que ahora no me acuerdo. Para cada cosa tenía un dicho y una salida. El fue
el que una vez me dijo. Me dice mirá -Pensándolo bien, la única foto que no se vende es
la que no se saca-. Y es cierto.
Murió este muchacho Hatrik, por un problema de várices. Se fue a Salta a vivir.
Y yo después del estudio fotográfico Kaetner, que iniciamos ahí. Yo trabajé ahí, hice de
albañil, hice de carpintero. Se me cruzó la idea de hacer una calesita, que separe el salón
con la galería. Una calesita que ande, con los animalitos, con todo. En la Buenos Aires 40.
Consultamos a un señor que hacía calesitas, Lino Rodríguez, en la calle Suipacha al 600
más o menos. Y bueno, nos pasó un presupuesto... no nos daba el cuero. Entonces de-
sistimos, es decir desistieron los socios de la calesita. Y yo les, dije no. Yo era el fotógra-
fo, ninguno más sabía nada más que yo. Y ninguno de ellos era fotógrafo. Tenía un her-
mano que era mecánico de máquinas de escribir. El otro socio, otro hermano que era em-
pleado de la Comercial de Rosario, que le gustaba el piano y había vendido el piano para
meterse en la sociedad. Y tenía otro muchacho amigo, Rudencindo Alonso, que era socio
de mi hermano en el taller de reparación de máquinas de escribir. Un muchacho muy
bien. Hace poco lo operaron, le hicieron un by-pass. Lo he visto muy bien. Y estaba Carli-
tos Miró, que en ese tiempo estaba haciendo radio-teatro. También él ingresa con alguna
plata. Y yo había puesto la plata con que me indemnizaron aquí en la 24 (de setiembre).
Ya estaba el local alquilado. Yo esa plata le prestaba al hermano que era mecánico de
máquinas de escribir, para que él ingrese también, para que se de el gusto. El asunto es
que me puse, yo dije: yo la voy a hacer a la calesita. Y me puse a trabajar, claro que de-
moré más en inaugurar, pero trabajé y con colaboración de otros muchachos que tenían
herrería, buscando cosas, rulemanes... logré hacer la calesita. Mi hermano el mayor, Víc-
tor, que no era de la sociedad, tenía habilidad manejando una sierra especial que había
de esos silleteros de los caballos, de las silletas de los caballos, tienen un trabajo especial
en el corte de la madera. Y tienen entre ellos esas sierras que usaba San José, esas con
el arco. Con esa me cortaba. El me cortó todo e hicimos un pato, hicimos una jirafa, hici-
mos un cerdo y un caballo. Cuatro bichitos le pusimos a la calesita. Con el motor y con
todo. Hasta seis personas... cuando inauguramos subimos seis personas grandes y daba
vueltas y ni se mosqueaba. Y estuvo mucho tiempo con la calesita.

En qué año inaugura?


Qué sería... Yo hice el servicio militar en el año '46. Cuando tenía 25 años. O sea que
sería en el '50, '51. Ya había pasado el año del Gral. San Martín, donde había que escribir
en las cartas, en todo... qué boludez. Yo trabajé muy mucho. Yo he tenido un éxito co-
mercial tan grande ahí. Era un éxito por que nadie, nunca había presentado los trabajos,
las vidrieras que yo presenté. Inclusive tengo cuando inauguró, me había ido de acá (de la
24 de setiembre) medio no muy buen talante, medio enojadito con esta gente que quedó
acá. Mi ex socia. Yo cuando inauguro necesitaba retratos míos para exponerlos. Enton-
ces yo me acuerdo, quienes eran los clientes a quienes les había entregado los retratos
lindos. Una chica de un abogado, que no me acuerdo el nombre, yo le había hecho un
retrato muy lindo, cuando se presentó en sociedad. Una fotografía a la par de un arpa me
acuerdo. Era una luz que tomó esa arpa, parecía un rayo que había detrás de ella, sin
llegar a opacarla a ella, por que estaba muy bien arreglada. Esas fotos en blanco y negro
que eran preciosas, de una sola luz dominante y las demás que dejen ver el relieve de la
tela. Y se habían enamorado tanto que de todas las muestras hicimos cuadros. Y después
otros cuadros más de otros clientes. Y yo fui y les solicité los trabajos esos, prestados
para exponerlos. Estaban firmados por mi, aunque yo era socio de acá, yo tenía derecho
a mi firma. Cosa que no se le puede negar a nadie. Entonces, 4 o 5 días que inauguro
acá, me cae un oficial de justicia cerca del mediodía y cae esta Sra. con la hermana y otro
Sr. más y era acusado de que yo le había robado los negativos y con eso había hecho los
trabajos y vengan a secuestrar las obras. Entonces le hablo por teléfono, justo el padre de
esa chica que te digo de la foto bonita, del arpa y todo eso... Un abogado peligrosísimo.
Le hablo por teléfono y justo doy con él -Mire doctor, qué hago. Tengo un problema, me
acusan de todo esto y...- Entonces me contesta -Quiere ganar plata? Deje nomás que le
lleven las fotos, entreguelás y firme en desacuerdo-.
Bueno, a la tarde vino el hombre, ya hicimos un escrito...
Ahora, de que han ganado plata si, pero ha ganado él, yo no. Cosas de abogado, ya sa-
bés no?
Yo ahí trabajé muy mucho, al poco tiempo viajé a Buenos Aires y cree que lo volví a ver
en ese viaje a Amorgari. El sabía vivir sobre la Av. 9 de julio, yo tenía la dirección y lo
hablé por teléfono y me dijo que lo vaya a ver. Lo fui a ver un sábado. Quedamos que el
lunes a la mañana íbamos a ir un lugar para que me haga vender un flash electrónico. Yo
traje el primer flash electrónico a Tucumán. Traje un "Blaupunt". Pesaba 12 kilos. Lo traje
con una unidad esclava, que así se llamaba. Que era otra caja similar a esta, que la colo-
caba para dar el segundo efecto, o el relleno, o para separar fondo. Disparaba de acá, y
aquella también funcionaba sin cable que los conecte. Es como tengo la galería más o
menos hoy. Era una cosa... yo trabajaba solo y ya no daba más. Turnos de casamiento ya
no daba más. Hasta me animé a tomar 9 casamientos un sábado. Casi me desmayo. Por
que había que hacerles la Iglesia. No se hacía la fiesta como se hace hoy, por que hoy se
hace la fiesta, que le hacen 150 fotos, 200 fotos. Antes se hacían las clásicas nada más
de la reunión. Yo les hacía la galería de la pareja y después iba ya para el brindis, para el
corte de la torta, para con los padrinos en la mesa, una cosa así. Eran además pocas las
notas que se hacían en las casas.

Usted usaba fondos especiales?


No, todo cortinados. Hubo varias veces que intenté comprar unos fondos que venían en
papel para enrollar. Yo tenía la idea de hacer los cilindros arriba, como es la maquinaria
del teatro, como es la... No telones con dibujo sino lo que yo necesito es profundidad, es-
fumatura, profundidades y los distintos tonos. El negro no va con el novio, irá con la novia,
pero no va con el novio. Entonces esos términos medios es lo que yo buscaba. Bueno,
nunca pude conseguir quién me los pinte tampoco, quién me interprete lo que yo quería.
Yo no tengo habilidad para pintar ni para dibujar, soy un queso. Ese era el asunto, que
acá en el estudio fotográfico Kaetner empezó a decaer, yo empecé a decaer anímicamen-
te. Porque económicamente no andaba bien, éramos muchos socios. Si bien yo era el que
más ganaba, yo tenía el 40 %. No tenía un sueldo asignado, así que lo que yo sacaba era
a ganancia.
Y un día me retiré y puse con Santaolalla y un muchacho que era... que después fue
payaso. El quería ser animador, cómico tipo cantinflas, toco fierro cada vez que lo nom-
bro. Un muchacho Alonso, Pancho Tan Tan era el nombre artístico. Se me ocurre la idea
del fotocolor. Y en ese tiempo estaban trabajando muy mal, que en ese tiempo no tenían
confitería ni nada, estos muchachos que tienen la confitería bajo del Jockey Club, en la
calle San Martín. Había muerto el padre y antes vendían masas. El negocio estaba deca-
dente, entonces les propusimos alquilarlo. Nos alquilaron por un precio más una comisión.

En qué año fue eso?


Yo soy un tipo que con los años yo hice todo pero no le he puesto año a nada, así que si
me agarra Páez de la Torre me hace un lío... En qué año puede ser... entre el '57 y el '60.
Estaban en apogeo las obras de radio-teatro. Tan es así que con la fotocolor patrocino a
Armando de Oliva con El León de Francia, la primera vez que se hace el León de Francia
en Tucumán. Un éxito bárbaro, un éxito de él y un éxito mío. Era un negocio, fotocolor a
14,90 (pesos). Se fotografiaba... una foto 18 x 24 iluminada. Usábamos una película...Yo
le compraba a esta gente del Fuelle. Había conseguido una Rolleiflex que me había pres-
tado un Sr. Pereira. Y con esa trabajaba. Y con esa me hice toda la campaña. Estuve co-
mo 5 meses con la fotocolor, no decayó nunca. Lo dejé porque ya no podía estar más,
porque ya me pedían el local. Pero de decirte que casi nunca abrí sin que haya cola de
gente esperando.

Qué proceso fotográfico usaban?


El fotográfico común, luego el sepiado y luego el iluminado a mano, con transparente de
Kodak, papeles a la albúmina. Tenía una chica, una artista era, una chica que yo se la
quité a mi hermano, porque esta chica comenzó a trabajar conmigo en la Buenos Aires
40. Una chica de Buenos Aires, Sra. era. Marta de Huejara. Un muchacho que tienen
hoteles en Las Termas. Marta Huejara. Bellísima, hermosa, en cuanto a belleza. Joven. Y
ella, le digo un día que lo haga al iluminado con óleo, óleo transparente. Venía un óleo
transparente para la fotografía. Entonces yo creo ahí el óleo-color y lo empiezo a cobrar
24,90 (pesos). Había una opción. Fotocolor o el óleo-color. Una era 14 y la otra era 24, no
había el 0,90. Así es. Trabajamos mucho, mucho, mucho. Decí que trabajamos tanto, que
cuando terminé esa campaña yo no me quedé con plata, no se por qué no me quedé con
plata. Dice un dicho que... Yo no administraba, yo trabajaba. Me pasó siempre con los
negocios. Yo soy fotógrafo no administrador. Y como fotógrafo soy muy gastador también.
Meto la plata al bolsillo y chau. Dice un dicho español: que el que cuenta o se enjuaga
algo traga. Y como yo no era el que contaba... Pero me quedé con algunos pesos, pero
no con la cantidad de plata que tendría que haber sido, si eso era un éxito comercial tre-
mendo.
Cuando yo fui a Buenos Aires, lo visité a este muchacho de El Fuelle, y me dice -Vení,
con vos quería conversar-.
Nos conocíamos de hace tiempo, pero siempre como cliente, y entonces entre carteo
nos hicimos más amigos, sobre todo viendo que había sido un éxito, todo el mundo se
quiere hacer el amigo.
Entonces me dijo -Vení, contame qué hiciste con todo el material?- Lo procesé. Le contes-
té-
-No. -me dice.- Si aquí no hay nadie, a mi me podés contar, a dónde lo contrabandea-
bas?-
Lo procesé- Le contesté.
-Nadie en el país puede procesar lo que vos me compraste-.
-Lo he procesado-.
-En qué? Cómo hiciste?-
Y le conté, daba saltos en la silla. Ese negocio lo tenemos que hacer en Buenos Aires.
Y yo de chambón no lo hice en Buenos Aires. Porque se me venía mucho capital en co-
ntra mío. Es decir, había mucho capital para iniciarlo al negocio ese. Porque era un nego-
cio para poner 15 o 16 sucursales y montar una máquina muy grande. Y ellos ponían la
plata y yo cuando lo ponga en línea y cuando ande... Chau hermano. Y amargarme la vida
dije no. Son muchos ustedes y tienen mucha plata. No se, no se hizo nunca. No me ente-
ré nunca de que lo hayan hecho. Pero era un negocio para hacer y hacer plata. Si hasta
podías poner la fábrica de marcos para las fotografías esas. O lo que quieras hacer con
eso. Pero el asunto es que yo me volví.

Usted me comentaba de Mendoza...


Bueno yo, estaba sin hacer nada. Ah...era cuando después que yo había dejado la fábri-
ca de hacer juguetes. También no administré yo eso. Yo trabajaba no más. Ahí hice las
máquinas, ahí hice todo. Después que dejé Tafí Viejo... Yo dejé Tafí Viejo por un proble-
ma de nervios, qué sería. Aparte, no se trabajaba bien. Fue cuando comenzó la debacle,
empezó a venirse abajo Tafí Viejo. Entonces lo dejé ahí a un concuñado y me vine. Puse
la fábrica de juguetes, tuve que sacarlo al concuñado, indemnizarlo. Tuve una historia ahí
tan desgraciada y... Yo le arrendé el negocio al tipo, el tipo no pagaba y cuando yo le dije
que se vaya, me mandó como que era empleado mío y tuve que pagarle para poder en-
tregar la casa. El asunto es que quedé medio mal, quedé medio mal de los nervios y has-
ta creo que ahí empezó mi divorcio. Mi alejamiento de la familia, ya tenía los chicos. No,
tenía uno solo. Entonces me fui a Mendoza con un muchacho Salas y con este muchacho
que te digo, Pancho Tan Tan. Fuimos a Mendoza. En esa época yo no hice nada. Hicimos
algunas cabecitas, pero yo me volví muy pronto. Me vino la nostalgia, y yo vendí, mal
vendí unos equipos fotográficos.
ENTREVISTA A LA SRA MERCEDES OVEJERO DE YOFFRE

18 DE SETIEMBRE DE 1995.

La Sra. De Yoffre, es una mujer muy especial. Cuando atiende detrás del mostrador del
negocio que ha fundado su esposo, en la calle San Martín al 600 de la ciudad de San Mi-
guel de Tucumán. Ahora ha quedado en manos de su hija, parece una persona hosca, de
mal genio. Mas cuando me hace pasar detrás del mostrador a una pequeña salita donde
conversamos, se convierte en una suma de simpatía y recuerdos divertidos y felices. No
hay amargura en ella. Está muy segura de quién es. Muestra siempre la fuerza con que
ha vivido. Es delgada, es bella y tiene un abundante cabello blanco y recogido sobre su
cabeza. No hay duda de que ha sufrido, pero no siente rencor por su pasado, sino un or-
gullo que la desborda.

Gabriel Yoffre – Rodolfo Alarcón

Cuál era el nombre de su esposo?


Se llamaba Gabriel Yoffre.

Cuando y donde nace?


El 22 de abril de 1911. Nace en el Cáucaso. Se educa en Francia, en Constantinopla y
luego llega a la Argentina sin saber fotografía todavía. Llega a los 5 años. Su padre se
inicia en la fotografía acá. Yo lo conocí en Tucumán en el año 1941, cuando ya trabajaba
el bromuro con óleo. Se hacía la base en bromuro y luego se pintaba con óleo. Se hacía
sobre la foto sepiada. El hacía el laboratorio y yo hacía todo lo que sea pintura. Muchas
veces, de un original donde estaban varias personas, había que dejar a una de ellas sola
en la fotografía. Había que borrar los fondos. Las placas de vidrio ya estaban decayendo
para ese tiempo, pero todavía se utilizaban de vez en cuando. Ya venían las placas de
celuloide o carey, no sé de qué se hacían en ese tiempo. Se trabajaba con placas en cá-
maras de 6 x 9, por ejemplo con la Vessa, Leica formato chico y la Leica a fuelle, para
placas.

Dónde estaba el negocio de sus padres en Buenos Aires?


Estaba en la calle Paso y Corrientes.

Cuál era la especialidad a la que se dedicaban?


Primero a la fotografía al óleo. La iluminación de la fotografía, 13 x 18, o más chica, ta-
maño postal, vino después, cuando volvimos a Tucumán. La fotografía al óleo, la hicimos
en todo el interior de Tucumán. Yo me conocí todos los ingenios. El ingenio Santa Ana fue
al que más lejos llegamos, trabajando en sus 18 colonias arriba de los cerros.

Llevaban un laboratorio?
No, no. Íbamos con auto, solamente con cámaras y levantando originales. El trabajo se
hacía acá, se procesaba en calle Alsina entre Piedras y San Lorenzo. En ese tiempo la
calle Alsina, es la actual Las Heras. Calle Alsina, casi Piedras. Ahí lo conocí a don Gabriel
Yoffre, ahí me enseñó todo lo que aprendí.

Cómo se llamaba el negocio?


Íbamos cambiando de nombre con los lugares. Arte Stud era uno. Foto Henry otro. Ten-
go talonarios de la época, así es que ahí tengo guardado con fechas, con todo. Tengo las
ampliadoras de la época y los cliché de la papelería. Uno de los papeles fotográficos con
que se trabajaba al principio era el Brima. No recuerdo el papel que se usaba para el re-
toque. Era grueso y se podía cavar con el raspín, hasta dejar solamente lo que uno que-
ría, Así quedaba listo para pintar. Se le ponía ropa, corbata, sombrero, todo lo que la gen-
te pedía se hacía. Una cosa de gente humilde, de la provincia, de las orillas, fue una vez
que a una nenita muerta, la querían sentadita, con vestido... Por supuesto que la nenita
no salía ni la sombra de lo que el cliente pedía. En ese tiempo era difícil tener una fotogra-
fía en la casa. Así es que si uno salía a trabajar, traía con mucha facilidad el dinero.

Qué otro tipo de fotografía hacían?


Después de hacer la fotografía hexagonal, el óvalo bombé, que le comprábamos el vidrio
a Vitriú, también cuadrados. Se trabajaba sobre caballete, parado. No se podía trabajar
acostado. Con raspines y lápices H, los KH. Luego de terminado el trabajo se pintaba con
un barniz, que daba un solo brillo a toda la foto. Se cubría todo el trabajo de mano. Como
la gente cobraba por quincena, los trabajos se entregaban por quincena. Entregábamos
alrededor de 40 trabajos por colonia. Una vez que nos casamos, nos fuimos a Buenos
Aires. Vendimos todo. En Buenos Aires hicimos mini fotografías, para anillos, corbatas,
monumentos de cementerios. A esas fotografías también las pintábamos. Eran unas mi-
niaturas. Tenía que ver esa belleza y delicadeza. Pintaba con unas lupas enormes. Pinta-
ba con óleo Miguel Ángel. Era un óleo transparente que parecía agua. No le dejaba nin-
gún grumo. Ese material no existe más.
Cuándo se van a Buenos Aires?
Nos vamos hace 47 años, o sea en 1948. Era una jungla para el trabajador.

Cuántos años estuvieron allá?


Volvimos porque don Gabriel Yoffre estaba muy enfermo, tenía dos tumores cancerosos.
Murió a los 75 años. Ya en Buenos Aires se hacía la foto iluminada. Trabajábamos con la
libreta de anilina. El óleo era para trabajos grandes. No se podía con óleo hacer trabajo9s
tan chiquititos. Volvimos cuando nuestra hija tenía 15 años. O sea en 1963. Yo me conoz-
co Buenos Aires casa por casa. Trabajábamos desde Zárate hasta la capital pueblo por
pueblo. No se si alguien habrá sembrado más fotografía que nosotros en la Argentina.
Trabajamos desde Bahía Blanca, hasta la Quiaca con las cinco cabecitas. Era un hombre
muy trabajador, pero muy nervioso. Había que soportarlo.

El pone el primer laboratorio color en Tucumán?


No, no puedo creer que él haya sido el primero.

Cuándo empieza a decaer el fotógrafo artesanal?


Acá, en Tucumán, cuando volvimos. Nosotros vinimos con material para trabajar como
antes. Cuando iniciamos en calle 9 de Julio 455, las postales, cabecitas, etc., con ilumina-
ción a mano. El negocio se llamaba Casa Enrique. Ahí comienza el furor de la fotografía
en Tucumán. Ahí hemos trabajado como negros. Vendíamos a los profesionales. Venían
los Ponce a comprar, recuerdo. Nos empieza a ahogar la fotografía. Comienza el color.

Cuándo es eso?
En el año 1961. Recuerdo por que lo operan a mi marido que tenía 50 años. Mi marido
muere el 10 de julio de 1986. Cuando llegamos a Tucumán, conocimos a un Sr. Fuhur.
Tenía una piecita chiquitita, que le llamaba La Cooperativa, en la calle Lamadrid. Vendía
por una hojita, dos hojitas de papel blanco y negro. Fraccionaba rollos. Mi marido muy
ambicioso llegó de Buenos Aires y nos instalamos en la 9 de Julio. Vendíamos todos los
equipos para fotografía. Les vendíamos a los fotógrafos y ellos nos traían lo que hacían
para que les procesemos los materiales. Comprábamos a medias los tambores de pelícu-
la con don Fuhur, por que este hombre se veía muy triste cuando se comparaba con no-
sotros.

Se sentía fotógrafo su marido?


No, y se sentía muy frustrado de hacer ese trabajo. No le gustaba el trabajo de laborato-
rio, pero no se podía hacer otra cosa en ese momento. Trabajábamos fuerte, los 9 meses
de zafra y después los otros tres, no quedaba lugar de la argentina que no visitáramos,
casino, etc. Teníamos empleados que salían a tomar fotos a las colonias.

Quién aprendió fotografía con él?


Nadie, nosotros teníamos levantadores de originales nada más. Teníamos dos autitos
con que salían los chicos, pero ellos no aprendían nada de fotografía. El a la fotografía la
detestaba. En esa época entra la camarita 127. Primero la Leduc 127 y luego la Kodak
Fiesta.

Quién procesaba el color en Tucumán?


Nosotros mandábamos a Kodak y a Agfa. El que no se impuso nunca fue 3M. Tenía un
muy buen papel, pero la película no. Mi yerno, Tito Apás, trajo los primeros laboratorios
automatizados para color. Eran unos armatostes, que los regaló. Lucho Posse, fue el pri-
mero que trajo el color en Tucumán.
ENTREVISTA A LUCRECIA LA HIJA DE HUGO KRINER.

Junio de 1995

Esta entrevista la realizamos en el negocio de fotografía que tiene en la calle 24 de Sep-


tiembre al 600 de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Lucrecia tiene cerca de 35 años.
La conozco hace muchos años. Se encuentra también la esposa del Sr. Hugo Kriner. No
quiere hablar de su esposo, así es que le encarga a su hija que hable de su padre.

Sr. Hugo Kriner – Archivo diario La Gaceta

Cuando Nace?
Nace un 27 de enero de 1935.

Cuando muere?
El 25 de junio de 1984.

Cuando comienza con la fotografía?


Comienza en Tafí Viejo, con un fotógrafo Vides. Cuando se viene a Tucumán, comienza
a trabajar con Linares. Ya es la época en que la conoce a mi mamá. Cuando yo tenía 4 o
5 años, él abre el negocio en la Muñecas 10 altos. Pero antes era reportero gráfico del
diario Noticias. Estaba junto con su hermano, Miguel Kriner. En el 65 0 66, abre el negocio
de la Muñecas. Con el laboratorio color, comienza en el año 1970. El viajaba mucho a
Buenos Aires, a hacer cursos, a Agfa. En Agfa lo querían mucho. Trabajaba mucho con
el material Agfa, con Kodak también. Trajo de allá las máquinas. Era un estudioso, un
artesano de la fotografía. Le gustaba hacer cosas, inventaba. Se metía en el laboratorio
horas, tratando de conseguir los colores exactos. Leía mucho.

Antes de comenzar con el color, pintaba las fotografías?


Si, esa foto por ejemplo, está hecha sobre tela directamente. Sacaba, despegando la
emulsión del papel y la aplicaba sobre la tela. Es lienzo con la emulsión pegada y luego
prensada, para que tome la textura de la tela. Después la pintaba.

Hizo exposiciones en blanco y negro?


Si, si. Una vez vino una mujer que tenía una foto 4 x 4 de su hija muerta. Nadie en Tu-
cumán le quería hacer una ampliación de esa foto. Entonces mi papá le tomó el trabajo y
le hizo una ampliación de 50 x 60. Yo me quedé admirada del trabajo que hizo, puesto
que hay que ampliar muchísimas veces para llegar a ese tamaño. La señora se fue cho-
cha.

Mientras trabajaba en Linares, trabajaba en Noticias?


No, dejó de trabajar en Linares y luego pasó a Noticias. En un par de años, abrió el ne-
gocio de la Muñecas. Cuando se vino de Tafí Viejo, que tenía 16 o 17 años, comienza a
trabajar con Linares. Tenía un buen maestro. Le absorbió lo mejor de Linares, más su
propia creatividad, salió algo muy bueno, nada más que era tan artesanal y no tenía me-
dios para acceder a maquinarias grandes... Mi papá era un estudioso. Viajaba mucho as
Buenos Aires para aprender, iba mucho a los laboratorios de allá. Era como un nene mi-
mado porque estaba siempre metido en todo, le gustaba incursionar y se hizo querer mu-
cho en Buenos Aires. El diario Clarín, lo quiso contratar para que vaya a trabajar allá co-
mo reportero gráfico. La Gaceta también lo quiso contratar, pero a él le gustaba ser inde-
pendiente. No le gustaba que nadie le dijera qué tenía que hacer. Le gustaba crear y
esas cosas no las habría podido hacer si hubiera trabajado en relación de dependencia.
Eran 3, 4, 5 de la mañana y él seguía en el laboratorio. No escatimaba papel. No tenía-
mos medios y a pesar de eso no escatimaba en el uso de papel. Se exigía demasiado.
Como maestro no servía. No tenía paciencia para enseñar. Yo he aprendido más obser-
vando cómo trabajaba, que si él me enseñara. Lo llamaron de la Facultad de Bellas Artes
para enseñar, pero no quiso, porque sabía que no tenía paciencia para enseñar. El pen-
saba que para enseñar había que tener el don para hacerlo. Aparte era autodidacta. Es
como que le costara enseñar. Muchos fotógrafos iban a preguntarle, a desburrarse un
poco y mi papá les enseñaba. Era muy bueno, era generoso con lo que sabía. El Gringo
trabajaba con él. También Miguelito Kriner. Miguel, el 80% de lo que sabe lo aprendió con
mi papá. Después debe haberse perfeccionado, pero básicamente lo que sabe se lo en-
señó mi papá. Miguel, los últimos años de vida de mi papá, estuvo a cargo del laboratorio.
Después de fallecido él, nosotras cerramos el laboratorio. Sergio, mi hermano mayor, tam-
bién. No se dedica a eso, pero el sabe todo lo que es el laboratorio color. Todo le enseñó
mi papá y era bueno, muy bueno. Nosotros lo acompañábamos cuando iba a sacar las
fotos para una exposición. Demoraba horas para hacer un pequeño trayecto. Se paraba a
cada momento para sacar una foto.

Le gustaba mucho el retrato?


Si, pero le gustaba el paisaje. Pero sobre todo era un retratista. Era como un artista que
pintaba cuando sacaba los paisajes. Creo que la única que ha sacado lo de artista de mi
padre, fue mi hermana que es pintora.

Con qué máquina trabajaba?


Trabajaba con una Mamiya 6 x 6, que era bien profesional. También con 35 mm... pero
para las exposiciones con 6 x 6.

Trabajó con desnudo también?


No, creo que eso no hizo. No hemos visto nada nosotras. Es una parte artística pero
tendría que haber fotos o negativos.
El era muy ordenado, así es que están todos los negativos, pero ya están casi todos
pegados por la humedad.
ENTREVISTA A LUIS ANTONIO POSSE

Setiembre de 1995

El Sr. Luis Posse, me recibe en la casa de fotografía que tiene en la galería Roseé Ma-
rie, de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Está sentado detrás del mostrador. Le expli-
co lo que quiero y decide contestar mis preguntas por escrito. Considera que de esa for-
ma no va a cometer errores y me va a ser más útil. Es un hombre grande, gordo, de cabe-
llo cano. Su voz suena fuerte y grave, con gran seguridad, Su esposa está presente y
cuenta cosas una tras otra. A pesar de ello, no quiere ser entrevistada.

Relato de algunos aspectos de su experiencia y vida con la fotografía de don Luis


Antonio Posse. Respuestas a una serie de preguntas formuladas y respondidas por
escrito en setiembre de 1995.

Su nombre y fecha de nacimiento?


Mi nombre es Luis Antonio Posse, nací el 17 de junio de 1927. Soy hijo de Luis Alfredo
Posse, fotógrafo, que nació en Tucumán en el año 1894 y murió en 1970. Tengo un hijo,
Luis Atilio, también fotógrafo.

Cuándo comienza con la fotografía?


Comienzo en 1941, con una Kodak Réflex de plástico. En 1945 comienzo con mis prime-
ras experiencias con el color. Utilizaba las placas auto cromas de AGFA y Dufay color,
con tramas coloreadas con los colores primarios. Algo similar a las pantallas de televisión.
En esa época aparecen las primeras películas sustractivas con formadores de color. Hice
retratos en color con películas especiales de transferencia de la emulsión, sobre papel
especial y coloreada cada una con los colores primarios.
Yo soy autodidacta. Leí algunos libros de 1927, que eran muy completos para la época.
Castruccio, autor italiano, describía hasta las experiencias en color de fines de 1800, por
interferencia de la luz.

Tiene alguna especialidad en fotografía?


No tengo una especialidad, pues hice casi todas. Siempre supe interpretar el gusto del
cliente. Estuve en el viejo Foto Club, que no tuvo continuidad con las posteriores agrupa-
ciones. Funcionó en el Instituto Lillo. Recuerdo a Carlos Moris, el Dr. Ríos, Peirano, Mar-
garita Otálora y otros a quienes no recuerdo.
Mi primera experiencia comercial, la tuve por 1953, con un estudio de retratos que cedió
el Sr. Placereano en Óptica Folie, en 24 de setiembre al 500. Allí compré mi primer flash
electrónico, una gran novedad en la Argentina. Era de muy bajos rendimientos, porque las
emulsiones no estaban hechas para trabajar en velocidades tan altas de exposición
(1/5000). En 1967 me instalo en la calle Congreso al 100, al frente de la Casa Histórica,
hasta 1977 en que me trasladé a mi local propio.

Con qué equipos trabajaba?


Para retratos utilizaba una cámara Glaflex 4"x5" (10 x 12,5 cm) con respaldo giratorio.
Además usaba otras cámaras réflex de formato pequeño. En 1954 conseguí el primer
lente con obturador Compur, sincronizado para flash. Se podía abrir en cualquier veloci-
dad, para hacer el enfoque en el vidrio esmerilado. Lo puse en una máquina de fabrica-
ción casera, con un sistema de enfoque a fuelle. En 1948 hice mi primera ampliadora,
para imprimir color con filtros sustractivos. Era totalmente metálica, con barra deslizante
sobre rodillos. Me gustaba la mecánica de precisión. Hice un fuelle de aproximación con
rosca de 49 mm, que todavía se usa. También hice monturas para lentes, portafiltros, tu-
bos de aproximación, etc. Mi primer equipo de revelado color lo hice con PVC. Cada ca-
nasto revelaba 55 copias por vez. Todas mis inquietudes de hobbysta, las canalicé hacia
el ferromodelismo. Tengo varias locomotoras y vagones de mi fabricación.
El color en su primera época requería de conocimientos especializados en química.
Había que tener una balanza de precisión y todos los elementos de un pequeño laborato-
rio de química. Hoy todo se diluye con agua y ya está.

Cómo cree que ha evolucionado la fotografía?


La fotografía se está modernizando aceleradamente y los sistemas químicos creo que
desaparecen para dar lugar a otros sistemas de impresión, basados en la electrónica.
Cuando se consiga la misma definición que con las películas, estas desaparecerán para
dar lugar a las grabaciones magnéticas y sistema de copiado electrónico.

Cómo se inició su padre en la fotografía?


Mi padre se inició más o menos por 1909. Fue corresponsal viajero hasta el Alto Perú,
para las revistas Fray Mocho y la Revista de Aviación. Era toda una aventura, porque no
había caminos aptos para los primeros autos. Se trasladaban a cabalo, con una recua de
2 o 3 mulas para llevar los equipos. Junto a otros amigos, fundaron el Aero Club Tucumán
(fui socio en 1945). Se dedicó a hacer también fotografías aéreas.

Cómo era su inserción social?


El fotógrafo, en esa época (hablando de su padre), se integraba a la sociedad porque
era una profesión digna, cosa que se ha desvirtuado en la actualidad. La corresponsalía,
no se reducía a la información de interés general, sino también a los eventos sociales de
la época.

Cómo ve la profesión de fotógrafo actualmente?


Entre los fotógrafos actuales hay de todo, como en las demás profesiones. Mi hijo me-
nor, el menor de cuatro hermanos, es continuador de la dinastía de cuatro "Luis Posse",
los tres últimos, cubriendo gran parte de la historia de la fotografía. Cada uno en su estilo,
que evoluciona con el paso del tiempo y adaptándose a la moda de la época.

Además de lo que conté, voy a agregar que en el año 1965, adquirí el primer equipo
electrónico de foto-color con computadoras de primera generación. Tenían una calidad
similar a las actuales. Por último, ejercí la docencia, nombrado por el Dr. Landa (Rector de
la Universidad Nacional de Tucumán durante el proceso militar a partir de 1976), en el
Ministerio de Salud Pública de la Nación, dictando cursos de Bachillerato Técnico, en la
especialidad Radiología.
ENTREVISTA A JUAN PEREA

22 de setiembre de 1995

A don Juan Perea lo conozco hace muchos años. Me ha parecido siempre una persona
a la que no le pasa el tiempo. Está siempre muy elegante. De traje oscuro, muy formal. Su
negocio se encuentra en la calle Mendoza al 400 de la ciudad de San Miguel de Tucu-
mán. Varias veces he querido entrevistarlo y no me lo ha permitido. Esta vez, apurando
un poco las cosas, enciendo el grabador y empiezo a preguntar. El está parado detrás del
mostrador y allí hablamos.

Juan Perea – C. Darío Albornoz

Ud. cuándo deja de trabajar con Dipiel Goré?


El 31 de diciembre de 1948. Me retiro y un año después, me incorporo a Quiroga que
estaba de moda. Quiroga me necesitaba por que él estaba de moda y tenía mucho traba-
jo. Yo hacía laboratorio, retocaba, pintaba y yo le era un elemento muy útil. Además pen-
saba que podía ser el sucesor de él, por las condiciones que tenía. Eso se demuestra
después, cuando comencé a trabajar en la Buenos Aires con los hermanos Kaetner. Yo
hacía muchos niños, casamientos y retratos. Yo hice los retratos de Tito Skipa, para el
teatro Alberdi, cuando vino a actuar. Era el mejor tenor del mundo.

Hacía retratos iluminados?


Si, se retocaba y pintaba. El que era fotógrafo en esa época, era completo. Hasta mar-
cos sabía hacer.

Ud. nunca expone sus trabajos?


No, no. A mí nunca se me dio. Yo no estaba enredado con el gremio. Yo he estado muy
cerca de Dipiel Goré y te absorbía mucho. Como a él no le gustaba, uno no tenía tiempo
de acercarse a la comunidad artística. Cuando se conforma la sociedad de fotógrafos, que
la integraban Mastraccio, Quiroga, los hijos de Valdez, D'Ampere. Lo hicimos en la Fede-
ración Económica. Yo voy en representación de Dipiel Goré y me nombran tesorero de la
organización. Era una sociedad que la conformaban los fotógrafos que estaban instala-
dos. Debió haber sido entre el '45 al '48.

Cuándo desaparecen los fotógrafos?


Eso ha sido a consecuencia del color. El color que empieza a invadir la rama fotográfica.
El color destruye todo eso, porque el color no permite el retoque. Hay que ir maquillado
para salir bien. Limpito el rostro. No es como el negro. Ahora, el que trabaja el negro y
aprende el retoque, el esfumado, eso solamente lo hacían los que vivían continuamente
en eso. Ahora no hay escuela. Ya nadie sabe lo que es un retoque. Ahora se ve hacer
una reproducción en los laboratorios. Ahora, te traen una foto rota y te entregan una foto
sin reparar. Así no es la cosa. Hay que reparar la imagen. Pero quién sabe hacer eso?
Alberto Posse, Juan Perea. Miguelito Mansilla, que es bueno y que lo tengo yo, sabe dibu-
jo, maneja el lápiz y el pincel. Pero ahora ya no hay. El fotógrafo debe ser el que ingresa
todos los temas. Annmarie Heinrich, considera que el fotógrafo que no ha hecho laborato-
rio, no es fotógrafo.

Usted ha hecho fotoperiodismo?


Sociales, muchas sociales. Yo aprendo eso cuando salgo de Dipiel. Lo hacía con máqui-
nas con placas de vidrio de 13 x 18. Después aparece la película plana que la reemplaza.

Hasta cuándo trabaja Quiroga?


Bueno, yo trabajo con él desde el '50. El muere en los '70. Siempre en la 24 de Setiem-
bre.

Se consideraban artistas aquellos fotógrafos?


Bueno, cada uno tenía un estilo. Maestro de la luz de día era Valdez del Pino. Yo lo vi
trabajar. Dipiel, era palabra máxima. Es lo máximo que... del fotógrafo que va a retratar a
una persona para que nadie lo olvide. Existe el retrato de Don Alfredo Guzmán, que yo fui
a entregar la muestra personalmente. Es la única fotografía que está colgada con los re-
tratos a carbonilla que hizo la Lola Mora de los gobernadores. Estaba colgado en el Mu-
seo Avellaneda. Eso lo hizo Dipiel Goré. Esa foto que está ahí, es Don Alfredo Guzmán,
así era él. Las fotos de Dipiel eran así. Mastraccio, es el fino retratista. El pulido, el que no
aceptaba un punto más de lo que se debía darle a un retrato cuando se lo iba a hacer. Su
laboratorio era formidable. Igual su retoque. Dipiel y Mastraccio trabajaban con luz artifi-
cial. Los que quedan trabajando con luz de día, son Valdez del Pino y Bachur que combi-
naba las dos. Porque Krasov, que estaba a la par de la casa Histórica, que trabajaba con
luz de día.

Cuantos años tiene Ud.?


73.
ENTREVISTA AL SR OSCAR POPOFF

Foto Arte Linares. Julio de 1995

Don Oscar Popoff, es un hombre de muchos años, tiene los achaques de la vida, pero a
pesar de ello está parado detrás del mostrador o encerrado en su laboratorio haciendo
fotografías. Su piel es oscura y sus cabellos blancos. Hemos hablado varias veces de las
entrevistas y se niega a ello. No lo hace directamente, pero busca siempre una escusa
para no hablar frente al grabador. A pesar de ello, finalmente accede a contestar unas
cuantas preguntas. Lo acompaña en el negocio una sobrina, muy joven y agradable. Me
recibe detrás del mostrador de su negocio ubicado en la calle Córdoba al 600 de la ciudad
de San Miguel de Tucumán.

Oscar Popoff – C. Darío Albornoz

Cómo se llama Ud.?


Yo me llamo Oscar Popoff, soy nacido en Salta el 1 de abril de 1917.

Quién le enseñó fotografía?


La respuesta es vaya a saber. Yo vine a estudiar a Tucumán y luego empecé a hacer
fotografías. No me pregunte cómo empecé, sino que iba haciendo fotografías. Todos de-
cían, este es el mejor. Yo hacía exposiciones y sacaba mejor que ellos o peor que ellos.
No se si me interpreta. En ese tiempo estaba: Dipiel Goré, Mastraccio, Quiroga, Valdez
del Pino, Foto América de D'Ampere. Estaba este muchacho Runco, que estaba en la
plazoleta Mitre, que yo le enseñé.

Con Ud. aprendió Hugo Kriner?

Si, este muchacho era muy joven. El estaba conmigo en la calle Muñecas 68 y después
me trasladé aquí al frente (Mendoza casi esquina Muñecas). El dueño del diario Noticias
me habló un día, para que publique las fotos de los chiquitos, por que decía que esas fo-
tos eran bárbaras. Bueno, ya voy a ver le dije yo. Yo le mandé un chico. Y al poco tiempo
se presentó Hugo al diario Noticias. Vino y me dijo: Mire, yo voy a hacer esa nueva co-
lumna en el diario, porque yo con lo que le aprendí... - Bueno, yo le di mi palabra en el
diario que la iba a hacer. Vos sacá y si hacés algo bueno quedate. Hu, se a metido, des-
pués se instaló en la Muñecas primera cuadra. Por que yo estaba en la muñecas 68, al
lado de Los Dos Gordos, que antes estaba allá por la Marco Avellaneda y Santiago. Eso
estaba poblado de Cabarets y los Chico, me mandaban a las chicas para que yo les sa-
que fotos.

Alguien me dijo que Mastraccio sacaba también fotos de las chicas de los cabarets.
Puede ser?
Honestamente, aquí no estamos para mentir. No se. Pero yo era amigo de todas ellas.
Acá tengo una foto de Mirtha Legrand. Yo he sido muy amigo de Efedora Cabral, la can-
tante de tangos.

Qué otro tipo de fotografía hacía Ud. aparte de retratos?


Más que nada retratos.

Hacía desnudos?
Si, poca cosa. No me gustaba por que no se podía exhibir. Yo saqué la obra del gaucho.
Dos metros y medio por un metro. Don Facundo Lescano. Un gaucho más arrugado que...
ristras de plata. Lo saqué de gaucho. Salió bárbaro. Hice la revelación de noche. Tiraba el
papel en el suelo y con un algodón con revelador, revelaba en el suelo. Echarle el agua,
sacarle esa agua y después con el fijador. Hice una foto de Juan Carlos Iramain, pero me
la robaron. Y con esa foto he quedado mal, pésimo, por que había prometido regalarla al
museo de Iramain que está en la calle Entre Ríos.

Exponía sus fotos?


Si, hice un montón.

22 de setiembre de 1995

Al igual que la entrevista anterior, don Oscar me recibe detrás del mostrador de su nego-
cio y contesta algunas pocas preguntas, puesto que tiene siempre mucho que hacer. A
pesar de su reticencia, me doy cuenta que le gusta hablar de sí mismo y contar sus expe-
riencias.

Había, entre los fotógrafos del medio, la conciencia de que eran artistas?
Había buenos elementos, que ahora no hay nadie, estaba Quiroga, que era medio tirao
pa'atrás, que se consideraba un buen artista. Dipiel Goré, que era medio jodido. Valdez
del Pino, era un tipo del montón, pero Mastraccio, era un buen tipo. Quiroga, estaba ins-
talado en la 24 de Setiembre, casi 25 de Mayo.

Pero se consideraban artistas o no?


Solamente Quiroga se consideraba artista. El se decía de todo, pero era un buen fotó-
grafo.

Ud. participó de la actividad de los foto clubes?


He sido presidente del Foto Club, pero renuncié a los 50 días, allá por los años '60.

Había muchos fotógrafos que andaban sacando fotos puerta a puerta?


Los ambulantes siempre han existido. Había bastantes, pero no como ahora. Los fotó-
grafos que andan por detrás de una fotito en las iglesias, son como aquellos ambulantes.
Hay mucha miseria, mucho hambre. A la gente no le interesa si ahora le sacan bien o mal,
lo importante es ahorrar veinte guita.

Había salas dónde se podía exponer fotografías?


Yo exponía en dos vidrieras grandes que hice en mi negocio de la calle Muñecas. Expo-
nía ahí, o en la esquina de 25 de Mayo y San Martín, en un negocio que se llamaba Ñaró.
Me daban dos vidrieras grandes, donde exponía mis retratos.

Casi todos los fotógrafos eran retratistas?


Vivían, vivían. Cada uno se defendía con las armas que tenía. Había algunos que hacían
paisajes, pero yo nunca lo hice. Yo he sido muy amigo de los pintores. De Nieto Palacios,
Spilimbergo, Navarro, Dato. Era una barra grande. Buenos pintores. Quinquela no tenía
nada que hacer al lado de Spilimbergo.

Pero, al lado de la pintura, la fotografía era considerada arte?


No. Solamente si gustaba, alguna era considerada arte o me ufané en todo esto y era
dinamita. Ahora, ya cumplo ochenta años. Para qué ha servido? Por ahí tengo ganas de
hacer una nueva exposición, pero me tengo que reponer un poco. Ahora estoy flojeando.
ENTREVISTA A DANTE DECARLINI

23 de septiembre de 1995

Don Dante Decarlini, es un hombre alto, flaco. Da la impresión de ser una persona que
no le da mucha importancia a las cosas, pero es todo lo contrario. Me recibe en su casa
de la calle Marcos Paz al 1300 de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Es una mañana
de mucha humedad. Ha llovido y las calles están mojadas por la tormenta de la noche
anterior. Tomamos un café y conversamos en el estar de su casa. Ya nos conocemos
hace tiempo. Había sido compañero y amigo de mi padre desde la época que eran estu-
diantes de arquitectura. Es un hombre que habla con cierta amargura. Fue perseguido
durante la dictadura militar que comenzó en el año 1976.

Dante Decarlini – Fernando Rubio

Es Arte la fotografía?
Nosotros apreciamos los niveles de Tucumán y estos dejan mucho que desear, para
llegar a la altura de Buenos Aires o el extranjero. Sino, por qué hay una sección dedicada
a la fotografía en los museos de Arte Moderno del mundo? En Tucumán, el Foto Club
Concepción, es el depositario de la expresión artística, o de la intención de expresión ar-
tística de Tucumán. Ellos son los depositarios, ellos cuidan ese tesoro. Argañaraz, Páez.
Sáez. Ellos trabajan mucho y han tenido repercusión, con premios nacionales e interna-
cionales. En cuanto a la obra de arte, es una expresión norteña. Alguien me decía: a me-
dida que te vas yendo al norte, más la fotografía, pareciera considerada un rebusque para
negritos, para que los sábados y domingos se la rebusquen sacando un casamiento o una
primera comunión, o un cumpleaños de quince y se rebusquen un sanguchecito por ahí.
Vos te vas más al norte y la Jackelin Kenedy no era fotógrafa? La esposa del primer mi-
nistro de Canadá era fotógrafa? Gina Lollobrigida no se gana la vida ahora como fotógra-
fa? La fotografía cobra una importancia tremenda. El problema con la fotografía es el me-
dio. De Córdoba para acá, estamos cincuenta años atrasados. Desde cinco años atrás a
esta parte, la fotografía está irrumpiendo en forma seria en Tucumán. Nosotros hemos
trabajado mucho, pero no hay que confundirse, nosotros introducimos la novedad de téc-
nicas para hacer cosas lindas, sea en Foto Club o no, hablo del grupo de gente de treinta
años atrás. Lucho Posse, Ponce... El problema acá es el medio. En otras partes está muy
desarrollada.

Yo estoy convencido que la fotografía es el arte más dinámico y más tremendamente


amplio y difícil que existe entre todas las artes. No sé si la música pueda igualarse. Vos
mirás una fotografía y te das cuenta que todo el contenido que tiene, sea de la clase que
sea, vos la mirás dentro de doscientos años, y el espectador va a ser contemporáneo a la
imagen fotografiada. La fotografía es siempre contemporánea de quien la ve. No importa
la época. Y eso es un elemento que necesita de lecturas sucesivas. No es la misma lectu-
ra la que hace el fotógrafo cuando la realiza que la del que la observa como público. A
medida que pasa el tiempo la lectura también es diferente. Por eso digo que es tan amplia
y dinámica, que solamente la música y sobre todo aquella que hace la gente joven, que
quiere escapar de los cánones establecidos y lo que quiere es crear sonidos armónicos
que te hagan vibrar un poco. La fotografía está en eso. Todos los artes entran en una mo-
da y se va. Además, tienen que agotar la vena que agarran hasta el final.

Los retratos más hermosos que he visto, son los de Valdez del Pino y de la artesanía
más exquisita de Tucumán, es Valdez del Pino. Tenía dos hijas, Hortensia y Momi. Ellas
dibujaban las láminas para el Lillo. A los negativos 6 x 9, le pasaban una pasta de mato-
leína creo y luego secas, usando tres elemento, pincel, lápiz y raspín, la retocaban, no en
una forma grosera sino con una calidad tremenda. Dipiel Goré y Mastraccio, eran buenos
fotógrafos, pero no llegaban al nivel de Valdez del Pino. Tenía un detalle, nunca trabajó
con luz artificial. Ticucho Valdez del Pino estudiaba arquitectura conmigo, así es que yo
estuve ahí. Trabajaba en un medio patio, regulando con cortinas blancas la luz principal y
pantallas de reflexión para luz de relleno y modeladora.

Cuantos años tiene?


Tengo 69 años, soy de 1926. Empiezo con la fotografía por detrás de mi hermano que se
pilla un metejón con la fotografía. Después la tiene que dejar porque no la practica con la
intensidad que se debe. El nunca hizo laboratorio, que es la cosa más rica que tiene la
fotografía, es como la salsa de la comida. Estando en primer año de arquitectura, el Insti-
tuto Cine fotográfico de la UNT decide dictar un curso en cine y fotografía y yo vi. La ne-
cesidad de hacerlo, especialmente por la arquitectura. (1949) El Cine fotográfico se habría
fundado unos cinco años antes y se incendia unos cinco años después. Lo hablo a Carlos
Mitrovich, Guillermo Dietrich, tu papá Carlos Albornoz, a Pereyra, a Aldo Bruno Mainardi,
Colotti, Lucho Posse. Se desdobla el curso, uno para estudiantes universitarios y otro pa-
ra los que no lo eran. Estaba en la Crisóstomo y Chacabuco, donde está el Cerela. Estuve
tres años en el cine fotográfico, pero aprendí fotografía en el Foto Club. Hay que seguir
leyendo y practicando. Yo aprendí practicando y viendo fotografías. Pero también despo-
jándome del amor propio por lo que yo hago. Nosotros adoptamos una costumbre. Nunca
estar conformes con las fotografías que hacíamos.

Quiénes estaban en ese grupo?


Peirano, Alarcón, D'Ampere, Carlos Fuhur, Belisario Ríos, Alberto Posse, yo. Moris, Fo-
nio. Alrededor del '52 o '53. Después por el '60. En esa época había dos revistas en la
Argentina, muy buenas. Correo Fotográfico Sudamericano y Foto Cámara. Se adquiría
muchos conocimientos. Empezamos a hacer salones y a traer gente que nos enseña.
Estaba Gómez del cine fotográfico y otro Gómez que dirigió la película Mansedumbre, que
tenían mucha experiencia y enseñaban. Estábamos bien. Hicimos salones nacionales y
en el '55 un salón internacional. Por el '51 o '52, Carlos Fuhur, publica en las cartas al
director de la revista Correo Sudamericano, lo siguiente: Qué lástima que en una ciudad
como Tucumán, no haya un Foto Club, entre otras cosas. Un mes después, por el mismo
medio, le contesta el Dr. Belisario Ríos que: ...si había un Foto Club, fundado en el '38,
pero durante el período de guerra y por la falta de materiales, el Foto Club se había lla-
mado a un impás, que todavía duraba. Entonces nos reunimos y en vez de fundar de un
nuevo Foto Club, revivimos el anterior. Seguimos hasta el '69. A veces venía Mangini,
estaba Vallejo.

Se hacían muchos salones y exposiciones?


Si, pero solamente los que estábamos dentro. Los fotógrafos que andaban por fuera, no
era costumbre que lo hagan. Dipiel Goré, Valdez del Pino, o Mastraccio, había que ir a la
vidriera de ellos para verlas. No era como ahora, que gente como Mangini, o vos, a pesar
de vivir con la fotografía, también exponen y se exponen a la crítica y a tocar temas nue-
vos. En aquella época no.
En forma individual o colectiva, fuera de los Foto Clubes, nunca.

Entonces la fotografía no era considerada un arte?


Yo estimo que estaba considerada como una ciencia de brujas. Una cosa para elegidos,
que entraban a un cuarto oscuro y nada por aquí, nada por allá y salían con una fotogra-
fía. En esa época nos volvimos medio puristas. Dejamos la suficiencia del tipo que se ini-
cia y comenzamos a aprender.

Dentro del Foto Club, se consideraba a la fotografía como arte?


Si, yo particularmente creo que sí. Yo creo que hay belleza en toda la fotografía. Creo
que la cuestión es saber ver. La fotografía me enseñó a ver. Hice algunos salones míos.
Dejé de hacer el salón sobre el Cristo. Se expuso muchos salones nacionales e interna-
cionales con las fotos de los valles calchaquíes. Me ofrecieron contratos para ir al exterior,
pero yo soy como los árboles, me desarraigo y muero.

Y ahora qué hace en fotografía?


Nada, dejé todo. Me mató la época de los milicos ('76 al '83), donde intenté hacer cosas
y me defenestraron y persiguieron. Pero no, los milicos, sino mis propios compañeros de
facultad y autoridades.

Tiene sus archivos?


No, dejé todo en la Universidad. Lo único que lamento es el trabajo de los Valles Cal-
chaquíes. Era arquitectura y paisaje. En realidad arquitectura sola, porque no es cierto
que el paisaje condicione la arquitectura, esa será la autóctona, pero la otra es italianizan-
te. Italianizada por el cura que ha ido.
Hay momentos diferentes en la evolución de la fotografía artística en Tucumán?
Si, primero, desde que se funda el Foto Club en el '38 y hasta la guerra. No se que clase
de fotografía se hacía. Tal vez haya sido fotografía para señoras gordas y tías solteronas.
Otro movimiento, desde que se reinicia y hasta el '69, hay una búsqueda temática y técni-
ca. Se hacían salones y cursos. Vino Pedro Otero, Barroso, Bocchi, Jeanmart, Annmarie
Heinrich. Ahora, por culpa de gente que se las sabe a todas, como Roberto Córdoba, el
Foto Club Universitario, de los '80, ha desaparecido.

Mi viejo qué hacía en fotografía?


Hacía muy poco. Le gustaba. El conversaba la fotografía. Hacía una foto y después la
tiraba porque decía que no le gustaba. Hacía laboratorio, ampliaciones. Participó en con-
cursos internos que hacíamos acá. El único que siguió con la fotografía del grupo de la
foto que me mostrás, fui yo.

Quienes cree que son buenos desde el '69 hasta acá?


Ponce, Luis Molina, los retratos del negro Posse, hay que sacárseles el sombrero. Ac-
tualmente creo que la fotografía es como los fuegos artificiales. El grupo por Imagen ter-
minado, el Foto Club Tucumán de Rubio está liquidado. Joaquín es un buen fotógrafo,
muy bueno. Rubio es bueno, Mangini, vos tenés condiciones. Todavía no has llegado pe-
ro tenés condiciones. Hay que aprender un poco más de técnica, porque eso te va a libe-
rar.
ENTREVISTA AL SR. JOSE FANJUL

25 de Septiembre de 1995.

Don José Fanjul me recibe en su negocio de avenida Mate de Luna al 4000 de la ciudad
de San Miguel de Tucumán. No es un negocio de fotografía, sino un vivero, donde se co-
mercializan plantas y muebles de jardín. Es un hombre gordo de cabellos blancos. Se lo
nota fuerte en su andar y seguro al hablar de sus experiencias. Representa más años de
los que tiene. Desde el momento que comenzamos a hablar, se suelta y lo hace con gran
seguridad. Ahora, aparte de su negocio, dedica parte de su tiempo al Radio Club Tucu-
mán, del que es fundador y permanente promotor.

José Fanjul – C. Darío Albornoz

Su nombre?
Me llamo José Fanjul, nací el 31 de octubre de 1934.

Usted tiene el emblema del Foto Club Tucumán?


Si, si porque se usó mientras existía el Club. Hasta el año '70 más o menos. Está en la
carpeta 170 de la Fiscalía de Gobierno. Personerías Jurídicas actualmente. Ahí está la
historia del Club. Nace así, en el '38, con Héctor Peirano, que está en el acta que tengo
de casualidad, porque la rescaté de un montón de basura que había en una vieja sede del
Club en el Círculo de la Prensa. Nace en la casa de Peirano, en la Maipú al 800, junto al
padre de Marcelino Vásquez, don Víctor Marcelino Vásquez que era jefe en el Ferrocarril
Mitre, Francisco Angeleri, del Mitre, también Díaz Romero. Está Keko Frías, fundador del
Radio Club asociándose a la fundación del Foto Club, Alberto Posse como socio Cadete,
que trabajaba con Dipiel Goré. Este se envenena en el parque y Posse queda al frente
pero un día lo agarran robando y lo corren entonces va a parar a la 24 de Setiembre.
En esa época, por los '60 estaba el representante de AGFA, Austerlitz, que estaba por
la Bernabé Aráoz al 800. Recuerdo que Lucho Posse y yo le armamos el negocio, porque
él no entendía un corno de fotografía. Yo puse una casa de fotografía, ganando solamen-
te un 10% y le saqué toda la clientela y lo fundí. Impacto Foto Cine, se llamaba el negocio
y estaba en la galería, era socio de Kotzer.
Usted tiene que diferenciar la fotografía de los foto clubes, Omar Argañaraz y otros, de
lo comercial ajeno del arte en fotografía. Linares y Bachur hacían cabecitas y nada más.
El que era bueno era ese alumno de Dipiel Goré, Mastraccio, que estaba en la calle San
Martín al 700. Tenía un Quilombo de vida, pero un fotógrafo excelente, pero un fotógrafo
comercial. Mastraccio tenía la foto de la Casa Histórica con el changuito, que Eduardo
Vallejo se la robó. Que no era en realidad de Mastraccio, sino de Paganelli. Dipiel Goré
era un artista, sabía de arte una barbaridad. Era maestro para retocar negativos. En los
salones de Dipiel Goré se hicieron las primeras exposiciones de arte de Tucumán.
Una parte del Foto Club, nace en el '38 y desaparece por el '41 o '42. Siempre por la
misma causa, se hace comercio dentro del Foto Club. Va a ver que en el acta está un tal
Floriani, que era el primer dueño de óptica Folie. Castillo, que era comerciante, tenía una
óptica. Era socio de Lanio, que era fotoperiodista, que le cortaron las piernas un día que
en la rotonda del parque, le pasó un auto de carrera por encima cundo quiso sacar una
foto.
El Foto Club de la primera época se diluye y aparece de nuevo por el '55. Esto va co-
nectado con la política, ya que según se interesen por la cultura le dan apoyo a estas co-
sas. También tuvo que ver la guerra. No había materiales.
Yo empiezo por el '50 en el colegio Salesiano. Íbamos a un Sr. Saporta, en la San Mar-
tín primera cuadra, que nos conseguía, de no se donde, materiales para trabajar. Había
rollos de papel. Eran alemanes. Cuando se lo revelaba desaparecía el papel y era una
historia. El único que lo manejaba muy bien era el viejo Bachur. Lo retocaba y hacía fotos
carnet. No se podía hacer ampliaciones grandes. Era una desgracia eso. Por el '52 o '53,
vuelve a aparecer la película. La AGFA y la ORWO, que eran la misma cosa, porque eran
la misma fábrica antes de la guerra, nada más que quedan separadas después.
Vuelve aparecer con don Belisario Ríos como presidente. Era una enciclopedia en foto-
grafía. Se reunían en la Crisóstomo y Buenos Aires. Estaba Méndez de Lutz Ferrando,
Almada un español. Desapareció también. Por el '60, nos reunimos para formar un grupo
que se iba a llamar imagen y no se cuánto. Carlos Moris que vivía en el Banco Provincia,
perito calígrafo, era un apasionado por la fotografía. Moris se entera que estábamos por
formar un Foto Club y un día que estábamos reunidos en La Cosechera, aparece y nos
dice: para qué van a formar otra entidad. Van a tener que pedir de nuevo todos los pape-
les. Refloten el Foto Club Tucumán que ya tiene todo. Tiene su historial. Háganlo nacer
de nuevo. Así hicimos. El primer presidente fue Suriani, nuevo dueño de óptica Folie. El
comercio se mueve y colabora. Estaba Decarlini, Vallejo... Empieza a deambular hasta
que vamos a un hotel que tenía Vallejo, el hotel Elton. Tenemos problemas y consegui-
mos un local en el Círculo de la Prensa. No eran más de veinte personas. Yo fui a una
asamblea y me eligieron presidente. Lo empiezo a mover y empezamos con exposiciones
en la calle. La Gaceta sacó: El Foto Club sacó la fotografía a la calle. Hacíamos vidrieras
y concursos. Fui presidente durante nueve años. Yo puse el negocio de fotografía y via-
jaba mucho a Buenos Aires. Entonces se fundó la FAF, allá por el '64 o '65. Estábamos en
el furor de la fotografía acá. Traíamos gente de Buenos Aires para dar cursos. Hicimos la
sede del Foto Club en la calle Chacabuco 1º cuadra al lado del Jardín Tropical. Nos tras-
ladamos luego a la calle Congreso al frente de la Casa Histórica. Allí se pone una escuela
de fotografía dirigida por Eduardo Vallejo. Trajo equipos etc. Pasó a ser presidente Alberto
Suriani. Estaba Ruiz, Belisario Ríos, etc. Luego lo entusiasmamos de nuevo a don Héctor
Peirano, para que sea presidente y queda así. Peirano presidente y yo secretario. Luego
se va Peirano y se enferma y muere. Yo quedo como presidente. Fui presidente hasta el
'69. Duró un año más con Molina como presidente y duró un año más. Por culpa de meter
los negocios dentro del Foto Club, se termina.

Qué es la fotografía artística?


Es la fotografía de aficionado, donde lo que predomina es la creación y donde no se es-
catiman gastos para llegar a la foto requerida. No se escatiman gastos ni esfuerzo. En la
época de Peirano, la gran fotografía era el Bromoleo, cuyo especialista era el Dr. Fonio.
En nuestra época aparece la diapositiva color. Yo soy el primero que revela fotografía
color en el Salesiano con el padre Roberto Palet. Yo nazco en el '34 y cuando estaba en
el salesiano, cerca de cuando estaba por recibirme de bachiller, me lo presentaron y em-
pecé con la fotografía, allá por el '49 o '50. Con él hicimos las primeras fotografías color
de Tucumán.
La foto comercial es el carnet, sociales, cumpleaños, etc. y por el '65 aparezco yo con
mi negocio que era moderno, etc.

Quiénes eran buenos fotógrafos en aquella época?


Alberto Posse. Rodolfo Alarcón, Castillo, Peirano. Aparece por esa época el Foto Club
Concepción, con Argañaraz, Barrera. Eran pocos pero perseverantes. Actualmente son
una institución importante en el mundo. Yo era representante y jurado FAF.
Por el '65, el Consejo Provincial de Difusión Cultural, estaba Abraham en esa época, no
consideraba a la fotografía un arte, entonces no le daban cabida. Cuando nosotros inau-
guramos en la calle Congreso un salón Nacional, vinieron a ver y recién entendieron. A
consecuencia de eso me nombraron vocal de artes visuales del Consejo y la fotografía
comenzó a tomarse en cuenta.

Qué estilos se manejaban?


Tomábamos temas. Flores, paisajes. Estaba Ticman, un viejito de Concepción, que tenía
unas cámaras antiguas y donde se presentaba ganaba.

Los fotógrafos presentaban salones con su muestra?


No, no. El Dr. Fonio tenía un archivo de fotografías, pero nunca supe donde terminaron.

Se hacían desnudos?
No, nadie hacía. Solamente una vez que traje a Jeanmart a que dé un curso de desnudo
artístico. En Tucumán, no hay nadie que haya sobresalido, solamente Argañaraz, que es
artista FIAF.

Qué pasa con la foto color?


En el salesiano, había una foto color de don Bosco. Eran tres vidrios de color superpues-
to, que da el color. Por el '60, se populariza el color, por que bajan los costos.
Dipiel Goré, que era un comerciante, era un artista. Valdez del Pino, era un artista de la
luz natural.
Recuerdo que cuando vino Jeanmart a dar el curso, se inscribieron más mujeres que
hombres.
ENTREVISTA AL INGENIERO JORGE WYNGAARD

22 de diciembre de 1998

En la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán, el día 22


de diciembre de 1998, se realiza una entrevista al Ingeniero Jorge Wyngaard. El día ante-
rior, tomando una café con esta persona me comenta una anécdota relacionada con el
antropólogo Alfred Metraux y el que luego fue fundador y director del Instituto Cine foto-
gráfico de la Universidad Nacional de Tucumán, don Héctor Peirano. Son las 8 de la ma-
ñana, es pleno verano. Jorge está tomando el desayuno en el bar de la Facultad, donde
quedamos en encontrarnos para que el relate de nuevo la historia frente al grabador. En
este momento y antes de empezar le regalo un catálogo de la muestra “de Suiza a Suda-
mérica”, etnologías de Alfred Metraux. Este catálogo le recuerda algunos detalles que
utiliza en su relato y que según él, le refrescan algo más sus recuerdos. Es un hombre de
alrededor de 65 años.

Ingeniero, usted estaba relacionado con el cine fotográfico en alguna época no?
Yo entré al Cine fotográfico y estuve a cargo de la sección cinematografía y comunica-
ciones audiovisuales (me aclara más tarde que el ingresa a la Institución alrededor del
año 1962 o 1963, y que es en esa época cuando esta historia le es relatada por Peirano).
El director del Cine fotográfico era don Héctor Peirano, que era un viejo amigo de mi pa-
dre. Los Peirano llegan a Tucumán chicos, porque no son tucumanos, ellos son porteños
y eran tres hermanos. Julio, el mayor que llegó a ser intendente de la ciudad (San Miguel
de Tucumán), Abel Peirano el segundo, muy conocido por sus trabajos de geología aun-
que su título era de farmacéutico recibido aquí en Tucumán, y el tercero don Héctor, que
no hizo estudios, porque era de esas personas totalmente prácticas, manuales... Se dedi-
caba más a trabajos de artesanías, entre ellos, estudiando mucho con el cine y la fotogra-
fía. En fotografía don Héctor, más que un esteta de la imagen era un enamorado del labo-
ratorio como ya le he dicho. El trabajaba en eso, el laboratorio. No tanto la química que
conocemos ahora, sino un poco alquimista. Para él un ácido no tenía un PH determinado,
sino era un mordiente y cosas por el estilo. Se lo menciono, porque en la relación con este
ilustre investigador Alfredo Metraux, hay una relación.
Parecería, la historia es así. El Sr. Peirano trabajaba en la Universidad Nacional de Tu-
cumán, no estaba el Cine fotográfico todavía sino lo que fue su origen, que se llamó “El
Gabinete de Fotografía y Dibujo o Dibujo y Fotografía, no se. La cuestión es que estaba él
como fotógrafo y como dibujante ese famoso dibujante tucumano, Silvio Giménez. Este...
Peirano hacía todos los trabajos audiovisuales de fotografía que interesaban a los profe-
sores, aparte de su trabajo personal. Parecería que este señor Metraux, en uno de sus
trabajos de investigación va a parar al Chaco, no se exactamente con que tribu tiene rela-
ciones, pero las malas lenguas que se hacen en provincia es que, para poderse quedar
en la tribu, él se tendría que haber casado con una india con el ritual de ellos. La cuestión
es que con esta gente, según la historia, pasa un par de años y los únicos, aparte de sus
escritos. Los únicos elementos testimoniales que tendría sería algunos dibujos realizados
por él y... no se, un grupo de fotografías realizadas con aquellas camaritas cajón, que él
había sacado. Cuando él termina sus investigaciones y llega a Buenos Aires, parece que
entusiasmado, le da los rollos al primer fotógrafo que encuentra, que era un torpe, y que
le quemó los negativos con una mala revelación. Eso lo afectó muchísimo a este señor
Metraux hasta que alguien le advirtió, que a lo mejor, don Héctor Peirano podría resolverle
el problema. Metraux se puso en contacto con Peirano, entonces Peirano, me cuenta él,
que hizo lo siguiente. Tomó los negativos...
Eso le cuenta Peirano a Ud.
Toda la historia me la cuenta Peirano. Tomó los negativos y entonces dice, que después
de observarlos y estudiarlos preparó un revelador que profundizara la poca imagen que
podía haber. Es decir, un mordiente superior sería. Entonces así obtuvo una cosa más
visible. A eso hizo una línea de positivos y como Héctor, Don Héctor era un buen dibujan-
te, empezó a trabajar sobre el positivo con la asistencia de Metraux, rellenando, me ima-
gino, las cosas que sabían que era una silla, una casilla, una planta, un animal, es decir,
mejorándolo. Y de ahí hacía los contratitos. Dos o tres veces repitió el trabajo, hasta que
Metraux quedó satisfecho, con el material iconográfico que precisaba para hacer sus pu-
blicaciones. Ahí termina la historia. La única anécdota... lo único que queda de ligazón es
que todos los años, eso me decía don Peirano, Alfred Metraux, de donde estuviera, le
mandaba en su lista de amigos y conocidos me imagino, una tarjeta navideña a don Pei-
rano, hasta el año que Peirano se entera que había fallecido, que se mata.
BIBLIOGRAFIA
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