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Otras “escuelas”
En la actualidad el binomio familia-escuela se va debilitando en su tarea formativa, y es
indudable que no son los únicos contextos de aprendizaje de los niños y adolescentes, ni
los docentes los únicos agentes. Su tarea, en no pocas oportunidades, se ve alterada por
otros espacios de educación no formal constituidos por la prensa, la televisión, Internet, la
telefonía, los videojuegos, el cine, etc., consumos culturales que con su potente influencia
logran en numerosas ocasiones obstaculizar cualquier intención formativa.
¿Con quienes compite la Escuela? ¿Qué otras cosas están aprendiendo los chicos?
Un chico de 11 a 17 años…
• Ve entre 2 y 3 hs. de televisión por día (30 %, 4 a 6 horas)
• Escucha entre 2 y 3 horas de música por día (radio / CD)
• Ve entre 1 y 3 videos por mes (20 % no ve videos)
• Usa la computadora de 1 a 3 días por semana (15% no usa)
• Está conectado a Internet entre media y una hora
• Lee uno a tres libros por año (70 %)
• Lee el diario una vez por semana (50 %)
• Ve de 1 a 4 películas en el cine por año (80 %)
• No va al teatro (85 %)
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Ubicación
Equipamiento tecnológico en el Hogar
Living/Comedor Dormitorios
Televisión 66.3% 53.5%
Computadora 46.8% 39.1%
Consola de Videojuego 37.8% 51.9%
(SNCC 2008)
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Los adolescentes serían los consumidores más frecuentes de Internet, y la utilizan
generalmente para el chateo, la mensajería electrónica, los juegos en línea, blogs, fotologs
y la navegación en páginas pornográficas, entre otras visitas. Pero…
“En Argentina el 83% de los niños entre 7 y 14 años accede a Internet sin el control de sus padres”.
Estudio exploratorio sobre el Control de menores en el uso de Internet, Prince & Cooke 2006
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En lugar de ciudadanos activos que junto a los docentes contribuyen a dar forma a la
escuela que quieren para sus hijos, muchos padres y madres se consideran clientes que
envían a sus hijos para que consuman educación, y se limitan a exigir a los propios
docentes cuando no se amolda a la “calidad” prometida.
Podemos identificar dos tipos de discursos, uno dominante y otro emergente, en la teoría y
práctica de la relación entre escuela-familia-comunidad:
Mientras en el primero se trata de proporcionar apoyos a los niños y sus familias para que
tengan una comunidad más viable social y económicamente, en el segundo la escuela no
es la unidad de integración de servicios sino que forma parte de una red de otros servicios
de la comunidad, y los individuos no se consideran clientes de los mismos sino agentes del
desarrollo comunitario.
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- El 23% de los logros escolares pueden relacionarse con el apoyo familiar.
- Los dos factores fundamentales que influyen en los logros académicos de los
niños y niñas son el nivel educativo de los padres y madres, y la calidad del
trabajo cooperativo entre familia y escuela.
- Los niños que no se sienten apoyados por sus padres y madres en las
materias escolares triplicaran los riesgos de padecer enfermedades relacionadas
con el estrés (dolor de cabeza, estómago, musculares, y problemas de
crecimiento).
Percibir apoyo social y académico de los padres y madres influirá sobre los sentimientos
de pertenencia a la institución, el interés por las materias escolares, logros escolares, y la
motivación para construir relaciones.
Padres: “Presente”
Familia y escuela son ámbitos que, según el grado en que se integren con generosidad
tendrán sus efectos en la educación de los alumnos. La colaboración entre estos agentes
educativos es un factor clave en la mejora de la educación. Pero el grado de conexión
entre estos dos mundos depende de las actitudes, prácticas, experiencias e interacciones.
La situación sociocultural y las políticas y prácticas anteriores condicionan el grado de
implicación y la forma y tipos de relación; por su parte, las líneas de comunicación
individuales e institucionales especifican cómo y dónde tienen lugar las interacciones entre
escuela, familias y entorno.
• Ejercer como padres: ayudar a todas las familias a establecer un entorno en casa que
apoye a los niños como alumnos y contribuya a las escuelas a comprender a las familias.
• Voluntariado: los padres son bienvenidos a la escuela para organizar ayuda y apoyo
en el aula, la escuela y las actividades de los alumnos.
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Implicación de las familias
Cuando hay quejas de que los padres no colaboran lo suficiente o que les falta interés,
también hay que preguntarse si desde la escuela se hace todo lo posible para que se
sientan “bien recibidos”. Al respecto, la investigación sugiere que las escuelas pueden dar
pasos para desarrollar el papel de los padres y su sentido de eficacia para ayudar al
aprendizaje de los hijos, mostrar formas prácticas de implicarlos en el apoyo a las
escuelas, docentes y alumnos, y adaptar las maneras de participación a los requerimientos
de la vida profesional y familiar.
Mientras algunos países que obtienen buenos resultados en las evaluaciones
internacionales ponen el énfasis en la coordinación con las familias, por lo general otros
formamos a los docentes para centrarse en el desarrollo de proyectos curriculares en los
que no tienen participación las familias.
Escuelas que inicialmente rompieron la barrera apostando por un incremento de relaciones
con los padres o tutores, han descubierto la importancia para su propia labor (apoyo de las
familias, mejora del aprendizaje de los alumnos, mejora de la moral de los docentes y de la
reputación de la escuela en la comunidad).
Conseguir sintonía y colaboración no es algo dado, tiene que ser construido y conquistado.
Por supuesto que junto a la ilusión habrá momentos de crisis, pero si se reconoce que el
punto de encuentro entre padres y docentes son los niños, las soluciones aparecen.
La escuela no termina cuando toca el timbre, su influencia penetra en la familia; y el
alumno no sólo es tal cuando cruza la puerta de la escuela, su realidad familiar lo sigue
también en las aulas. Es necesario un renovado y sincero pacto educativo y que se
comience a articular la acción educativa escolar con la de otros agentes. Necesitamos
fundar una acción conjunta en la comunidad en la que se vive y educa. Sólo se puede
iniciar la reconstrucción de la comunidad y su nuevo ciudadano, a partir de un ámbito
escolar que incluya las familias.