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Lección 6.

b: Niños intranquilos
La intranquilidad de los niños puede tener diferentes causas. Es importante observar a los niños
para comprender por qué están intranquilos.
Cada niño es diferente y necesita un trato diferente. Lo que "funciona" con un niño, puede no
funcionar con otro. A medida que conocemos mejor a cada niño, aprenderemos también cómo
tratar con cada uno.
Mencionaremos algunas razones por qué los niños pueden estar intranquilos:
Intranquilidad natural del niño
Esta es la causa más frecuente. Los niños tienen un deseo natural
de moverse. ¡Se descubrió incluso que existen niños que no
pueden prestar atención si no están en movimiento!
Sin embargo, tenemos que intervenir si la intranquilidad de un niño
molesta a los demás o impide que estén atentos. Podemos
reaccionar de esta manera:
- Llamar el nombre del niño, sin nada más: "¡Pablo!"
- Llamar la atención del niño, con su nombre: "¡Pablo, escúchame!"
- Enseñar desde una posición más cerca del niño intranquilo (o el
ayudante se sienta a su lado).
- Agarrar al niño por un rato.
- Separar a dos niños que se molestan uno al otro.
- Llamar al niño adelante para que ayude algo (limpiar la pizarra,
repartir algo, agarrar una lámina ...)

Todo esto se refiere a casos que no son disciplinarios; o sea, el niño intranquilo no
sobrepasa ninguna de las reglas disciplinarias que hemos establecido. Si el niño
sobrepasa una regla, entonces tiene que haber una consecuencia más fuerte (por
ejemplo, el niño tiene que pararse en un rincón por algún tiempo; o el ayudante lo lleva
afuera y tiene una conversación seria con él.)
La lección es aburrida
A veces es nuestra propia culpa que los niños están intranquilos.
Entonces tenemos que mejorar nuestra manera de enseñar:
- Prepararnos mejor y con más creatividad
- Evaluar si nuestro estilo de enseñanza corresponde a la edad de los
niños.

El niño busca atención personal, y/o averigua dónde están los


límites
Esto sucede con frecuencia en niños que no reciben amor en su
familia, o que tienen algún problema personal y no se sienten
amados. Ellos quieren que tú como maestro les prestes atención y
les des amor; pero no han aprendido a expresar este deseo de una
buena manera. Entonces hacen bulla o se comportan mal para que
tú estés atento a ellos. Aunque les grites o te enojes con ellos;
prefieren recibir esta clase de "atención" en vez de ninguna
atención en absoluto.
- Otros niños te ponen a la prueba al propósito: "¿Hasta dónde
puedo ir sin que el maestro me llame la atención? ¿Cuánto de mal
comportamiento me va a tolerar?"
Estos niños necesitan dos cosas:
- Disciplina firme y consecuente, pero con amor.
Tenemos que ser firmes en cuanto a los límites que hemos establecido, y mantener el orden. No
hacemos ningún favor a los niños si les permitimos comportarse mal. Al contrario: si
mantenemos nuestros principios y actuamos siempre de acuerdo a ellos, los niños tendrán más
confianza en nosotros.
- Dar atención en forma positiva.
Aun el niño más travieso tiene momentos en que se comporta bien. Tenemos que fijarnos en
estos momentos y alabarlo: "¡Qué bueno, Carlos, los últimos cinco minutos has estado muy
atento!" -También puede haber momentos cuando el niño está tranquilo, y podemos abrazarle o
tomarnos un tiempo para conversar con él. Otra forma de darle atención consiste en darle una
pequeña responsabilidad en el salón.
De esta manera, el niño puede aprender que existen maneras positivas de buscar y recibir la
atención de alguien.
En una clase tuve un niño que siempre estaba molestando; lo llamaremos Pedrito. Un día, cuando llegué antes de la
clase, él ya estaba allí esperando. Entonces le pregunté: ¿Quieres ayudarme a alistar las carpetas? (En aquel aula
había unas carpetas muy pesadas que teníamos que mover a su sitio antes de cada clase.) Entonces alistamos el
aula juntos.
Llegaron los otros niños, y el inicio de la clase les dije: "¿Les gusta cómo está ordenado nuestro salón hoy día? Es
que Pedrito me ha ayudado."
Desde aquel momento, nunca más tuve problemas con él. Pedrito había hecho algo bueno y había recibido su
debida atención ante toda la clase. Muchas veces, después de esto, él me esperaba antes de la clase para ayudar a
alistar el aula.

Distraído por algo


A veces, el niño está intranquilo porque algo en el ambiente
alrededor le molesta. Entonces tenemos que buscar la razón:
¿Tiene frío? ¿Calor? ¿Algo le duele? ¿Su silla es incómoda?
Si encontramos la razón, normalmente será muy sencillo hacer algo
en contra: abrir las ventanas si falta aire, arreglar el clavo que
sobresale en la silla, abrigar al niño que tiene frío, etc.

Rebelión consciente (resiste a la Palabra; no acepta al maestro)


Hasta ahora he visto muy pocos niños de este tipo. Pero existen algunos niños
que realmente no quieren estar en la clase, o que no quieren saber nada de la
Palabra de Dios, y conscientemente tratan de hacerle la vida difícil al maestro.
Quizás están allí porque alguien los obliga a asistir en contra de su voluntad; o
incluso han venido con el propósito de molestar.

Los siguientes pasos podrían ayudar:


- Disciplina firme.
Aquí se aplica lo mismo como con el niño que desafía los límites.
- Conversar con los padres.
Si el niño no hace caso, tenemos que buscar a sus padres. Con frecuencia, la causa del
problema se encuentra en el hogar del niño. A veces podemos descubrir el problema e incluso
contribuir algo para su solución.
¿Está sufriendo el niño por algún problema en el hogar (maltrato, alcoholismo, divorcio, ...), y
expresa este sufrimiento por medio de la rebelión?
¿Son los padres muy legalistas y restringen demasiado al niño?
O al contrario, ¿son los padres muy permisivos y negligentes, que no hacen nada contra el mal
comportamiento del niño?
¿Envían los padres al niño a la iglesia porque esperan que los maestros le den la educación que
ellos como padres no pueden o no quieren dar?
En algunos casos, se puede llegar a un acuerdo con los padres de cómo tratar con el niño, y el
problema se soluciona en un esfuerzo de los padres y maestros juntos.
- Decir al niño que deje de asistir hasta que mejore su comportamiento.
Si el problema no se soluciona y el niño no quiere recibir la enseñanza, entonces es mejor que
no asista. Dios no obliga a nadie a escuchar Su Palabra; es la libre decisión de cada uno. Aun si
los padres insisten en que el niño esté en la clase, tenemos que aclararles que no podemos
permitir que se malogre la clase para veinte niños que quieren estar allí, por la culpa de un solo
niño que no quiere estar allí. (Los primeros responsables de la educación del niño son los padres; vea
Deut.6:6-9. Si ellos no son capaces de despertar en el niño una motivación sana de querer escuchar la Palabra de
Dios, no tienen derecho de echar esta carga sobre la Escuela Dominical.)
A veces podemos observar que tales niños regresan años después y se arrepienten, porque la
semilla de la Palabra dio fruto mucho tiempo después.

Lección 3.b: Ganar la atención de los niños


Ya tenemos nuestra historia preparada. Pero todavía no está lista para contarla a los niños.
Tenemos que hacerla más interesante para ganar la atención de los niños.
Si pudiéramos medir la atención de los niños en una escala, el máximo sería lo que deseamos:
"Atención al maestro". ¿Cuál sería lo contrario? ____________
- Si pusiste la palabra "desatención", estás equivocado. ¡Los niños casi siempre están atentos!
El problema es que no están atentos a nosotros, sino a cualquier otra cosa. Por ejemplo, un niño
está muy atento a su pasador que se ha desatado. Otro escucha atentamente un chiste que le
cuenta su compañero.
Entonces, el contrario (inquietud, distracción, ...) podemos llamar "atención a otras cosas". Hay
una competencia entre lo que nosotros hacemos como maestro, y las muchas cosas alrededor
que también llaman la atención de los niños. ¡Tenemos que ganar la competencia!
El gráfico demuestra como cambia la atención de los niños durante una lección:

Cuando llegan a la clase, están en un "nivel mediano" de atención. Por un lado, están con la
expectativa de que algo interesante va a suceder. Pero por el otro lado, están todavía pensando
en el juego que jugaban, o en su tarea de la escuela, o algo que sucedió en casa.
Por eso, el inicio es muy importante. Si hacemos algo interesante y creativo al inicio, la atención
de los niños va a subir al máximo. Entonces soy libre para enseñar y contar mi historia, y los
niños me van a escuchar.
Pero poco a poco va a disminuir esta atención. Los niños empezarán a voltear sus cabezas, a
moverse, a jugar, a hablar entre ellos. Si sigo enseñando igual, va a llegar un momento donde ya
no puedo controlar la clase. (Las llamadas a la atención no van a cambiar nada tampoco, porque
ya perdí la atención de los niños.) - Esto no es una maldad de los niños, sino algo natural: Nadie
puede concentrarse por un tiempo infinito.
Entonces, ¿qué puedo hacer? - Puedo cambiar mi forma de enseñar; hacer algo nuevo.
Suponemos que hasta ahora he usado dibujos para ilustrar mi historia. Pero ahora pongo mis
dibujos a un lado, llamo adelante a un niño y le digo: "Tú vas a ser Pedro", y a otro: "Tú vas a ser
Juan", y a otro: "Tú vas a ser Jesús." Estos niños van a ser los actores que representan mi
historia. ¡En seguida, todos los niños van a estar atentos nuevamente!
Puedo seguir enseñando con este método por cierto tiempo. Pero pronto la atención de los niños
va a bajar nuevamente; y otra vez tengo que hacer algo nuevo. El secreto consiste en tener
formas y métodos variados para enseñar.
Para reflexionar:
¿Qué señales observas en el comportamiento de los niños de tu clase cuando disminuye su
atención?

Menciona tres diferentes formas de enseñanza que conoces y utilizas:

(Nota: Observa que en esta misma lección hemos utilizado tres diferentes actividades hasta ahora: 1. Observación
de un gráfico, 2. Exposición resp. lectura, 3. Reflexión sobre preguntas.)
Si tengo un tiempo prolongado con los niños, digamos más de una hora y media, aun el cambio de métodos no será
suficiente para mantener su atención; los niños se cansarán. Entonces, en algún momento en el medio tengo que
darles un recreo. Esto significa que les permito, por un tiempo definido, no estar atentos a mí. Por ejemplo, les
permito salir para jugar, o les servimos un refrigerio. Así puede recuperarse su capacidad de concentrarse.
Después hacemos un nuevo inicio interesante para la segunda parte de la clase, y los niños podrán concentrarse
nuevamente.
¿Cuánto tiempo puede un niño escuchar de manera concentrada? - Esto es diferente en cada
niño. Depende de su temperamento, de su entorno familiar y su educación. Pero mucho
depende de su edad. Como promedio, podemos decir que un niño puede concentrarse un
minuto por año de edad: Un niño de cinco años, solo cinco minutos. Un niño de diez años, diez
minutos. Un adolescente de quince años, quince minutos.
Para reflexionar: Si tengo que enseñar a niños de 5 años durante una hora y quiero cambiar de
actividad cada 5 minutos, ¿cuántas diferentes actividades tengo que preparar? _________
Por supuesto que existen actividades que pueden durar más tiempo. Un trabajo manual, por
ejemplo, puede durar hasta media hora, porque los niños no necesitan estar constantemente
atentos al maestro.
Estos son algunos ejemplos de actividades variadas que podemos usar en la enseñanza:
Cantar; contar la historia con dibujos; contar dramatizando o con títeres; hacer preguntas
de repaso; memorizar un versículo; dialogar acerca de una aplicación práctica; un juego;
un trabajo manual.
¡Cada una de estas actividades debe relacionarse con la meta de la lección!
En nuestro bosquejo de la historia Bíblica, añadimos a la derecha dos columnas más. Allí
anotamos para cada parte de la historia: las actividades que utilizamos para enseñarla, y las
materiales que necesitamos para realizar estas actividades.
Nuestro ejemplo del Hijo Pródigo podría verse así:
Historia Actividades Material
- El hijo menor pide su
herencia.
- 3 Maestros actúan como padre e hijos. - Disfraces para padre e hijos
- El padre reparte sus bienes.
- El hijo menor se va lejos.
- Mostrar dibujos de cosas en que el hijo
- Malgasta su dinero. - Dibujos
gastó su dinero.
- Viene una gran hambre.
- Tiene que pastorear - Los niños imitan chanchos; uno de ellos
- Vestido roto para el "hijo pródigo"
chanchos. los "pastorea"
- Se arrepiente y regresa - Tela de colores ("vestido nuevo"),
- Los maestros vuelven a actuar.
donde su padre. anillo, zapatos.
- Cantar juntos un coro de alabanza para
- El padre le perdona; fiesta.
celebrar la fiesta.

Como contar la historia de manera interesante


Lee Jeremías 1:6-10.
¿Qué dijo Jeremías a Dios? ________________________________________
¿Qué respondió Dios a Jeremías en el v.8?

¿Qué hizo Dios con Jeremías (v.9) ?

Al enseñar por primera vez, te puedes sentir como Jeremías: "No sé hablar". Pero si Dios te ha
llamado, él también te dará autoridad. Entonces puedes pararte delante de los niños, con la
seguridad interior de que Dios te ha puesto en este lugar y que él ha puesto Su palabra en tu
boca.
Mira a los niños. Algo muy sencillo, pero cuando estés nervioso puedes
olvidarte. Si enseñas mirando siempre tu Biblia, o la pizarra, o el piso, los niños
van a pensar que no les estás hablando a ellos, y no van a escuchar.

Varía tu voz. Según es apropiado, podemos hablar a voz alta o a voz baja; más
rápidamente o más despacio; o podemos imitar diferentes voces para las
diferentes personas que aparecen en la historia.
Usa expresiones que los niños comprenden.
Describe colores, ruidos, sentimientos, etc. Debemos imaginarnos la historia como en una
película; o como si tú mismo hubieras estado allí. Después descríbelo a los niños de una manera
que ellos puedan "ver" la misma película.
Ejemplo: Imagínate la historia donde los discípulos en el barco son sorprendidos por una
tormenta (Mateo 8:23-27). Responde rápidamente a estas preguntas:
¿Qué color tenía el agua? ______________________________________
¿Cómo se veía el cielo? ________________________________________
¿Qué sonidos se escuchaban? ___________________________________
¿De qué material era el barco? ___________________________________
¿Qué sentían los discípulos? ____________________________________
¿Cómo era la expresión de sus caras? _____________________________
Esta es la clase de detalles que tenemos que contar a los niños, para dar vida a la historia.
Incluso podemos imitar los sonidos; o la expresión en la cara de los discípulos.
Solo debemos tener cuidado de no inventar cosas fuera de la Verdad. Podemos decir: "Las olas
se hicieron cada vez más altas y empezaron a entrar en el barco; Pedro ya tenía sus pies
mojados." (Esto es realista según lo que cuenta el texto Bíblico.) - Pero no podemos ir tan lejos
para decir: "...y de repente un rayo cayó en medio del barco ..."
Puedes usar un personaje de identificación. - Esto significa que contamos la historia, no como un observador
desde afuera, sino como una de las personas que es parte de la historia.
Por ejemplo, puedo contar la historia de Zaqueo como si yo mismo fuera Zaqueo (dramatizando): "Ahora mismo
debe venir ... ¡quiero verlo! Permiso, por favor, déjenme pasar ... no puedo ver nada. Nadie quiere dejarme pasar.
¡Todos me odian! Si yo solamente fuera un poco más alto ... quiero ver a Jesús. - Ah, tengo una idea. ¡Allá, ese
árbol!" etc. - Entonces todos los niños también se identificarán con Zaqueo y se sentirán parte de la historia.
La persona de identificación no es necesariamente el personaje principal. Puedo contar la misma historia desde la
perspectiva de una persona en la multitud: "¡Ya puedo verles! Este de en medio seguramente es Jesús. - No, aquí
no hay paso. Yo he estado aquí primero. - ¿Qué quiere este enano? Viene último y quiere ser el primero. ... ¿Qué
hace ahora? No puede ser - ¡realmente está subiendo a ese árbol!" - Incluso puedo contar la historia desde la
perspectiva de una de las personas que fueron engañados por Zaqueo, y ahora se asombra porque Zaqueo viene a
devolverle dinero.
No se recomienda usar a Jesús como persona de identificación.

Usa mímicas. No solo tu voz, también tus manos y hasta todo tu


cuerpo pueden contar la historia.
Involucra a los niños. Durante una historia Bíblica, los niños pueden:
responder preguntas; participar con mímicas; imitar sonidos;
dramatizar; etc.

Haz reír a los niños de vez en cuando. Podemos pensar en algunos efectos sorprendentes y
divertidos; por supuesto relacionados con la historia. (Imagínate a Zaqueo subiendo al árbol,
enredándose en sus vestidos...)
Solo debemos saber donde es apropiado y donde no. Una
historia como la crucifixión seguramente no es apropiada para
chistes.
Usa ayudas visuales (láminas, dibujos en pizarra,
franelógrafo, objetos, títeres, etc.).

Ejercicio en clase:
Que algunos estudiantes cuenten a la clase una parte de la historia bíblica que están preparando
(solo 2 a 3 minutos por estudiante; no toda la historia). Que tomen en cuenta lo mencionado:
variar la voz, mirar a los alumnos, etc. - Después de cada exposición, el capacitador y los otros
participantes pueden dar una pequeña evaluación.
Lección 5: Características de las diferentes edades
Es obvio que un niño de tres años es muy diferente de uno de diez años. Es bueno conocer las
características y necesidades de las diferentes edades, para poder preparar nuestras reuniones
de acuerdo a la edad de los niños.
Las siguientes citas representan lo que algunos niños dicen o piensan. Une cada edad con la
cita que le corresponde:
medio ¡Qué lindos juguetes hay aquí! Quisiera jugar todo el día. Solo una
cosa no me gusta: cuando nos dicen que estemos sentados y
año tranquilos. ¡Esto es tan difícil!
Me siento rara, ¿tal vez estoy enferma? Y mi cara se ve tan fea
2 años últimamente; seguro que no gusto a nadie.
Estas bolitas rojas se ven interesantes. ¿Qué sabor tendrán? - Y
5 años este lápiz labial ... ¿se podrá usar para pintar las sillas y las
paredes?
Me gusta jugar fútbol y hacer carreras con mis amigos y ser el más
8 años rápido de todos. Cada día salgo con mis amigos, hasta que mi
mamá me llame para cenar.
11
años ¡Tengo hambre! ¡Tengo sed! Qué bueno que papá y mamá están
aquí y me escuchan cuando necesito algo.
13
años Ya sé leer y escribir, y cada día aprendo más. Solamente que me
canso pronto, ¡la clase dura tanto tiempo!
En realidad, cada niño es diferente. Cada niño tiene su propio paso al desarrollarse, y su propio
temperamento. Por eso no es bueno generalizar demasiado, y no debemos pensar que el mismo
"plan" de desarrollo se aplique a todos los niños.
Sin embargo, podemos mencionar algunas observaciones generales acerca de las diferentes
edades. - Para cada grupo de edad, mencionaremos una palabra clave que describe esta edad,
y algunas pautas para tratar con ellos.
Bebés (hasta los 2 años): "CONFIANZA"
La confianza es lo primero que un bebé aprende. Cuando necesita algo, llora,
y viene papá o mamá para ayudarle: le da comida cuando está de hambre, lo
cubre cuando tiene frío, lo consuela cuando está triste, etc. Así aprende el
bebé a confiar en que alguien lo cuida y se preocupa por él.
Esta es una experiencia muy importante para toda la vida. Cuando
compramos pan en la tienda, tenemos que confiar que realmente nos darán
pan y no piedras. Cuando subimos a un carro, tenemos que confiar que este
carro nos llevará realmente al lugar que dice, y no en la dirección opuesta.
Sin confianza, no podríamos edificar relaciones con otras personas.
¿Qué sucede si un bebé no desarrolla esta confianza? - Hay bebés que lloran y lloran por horas y nadie los atiende.
Esto tiene consecuencias graves. Cuando estos niños crezcan, tendrán mucha dificultad de confiar en alguien y
tener amistades. ¡También tendrán dificultades de confiar en Dios!
(Estamos hablando aquí de bebés pequeños. Cuando el niño es más grande, es claro que tiene que aprender a
esperar.)
¡Ya pueden aprender de Dios!
Los bebés comprenden más de lo que pensamos. Podemos decirles, por ejemplo: "Mira este
árbol grande. Dios lo hizo crecer así." - "Jesús quiere ser tu amigo. Él te ama mucho y se alegra
de que estés aquí." - "Gracias, Señor, por la comida que tú nos das." - "Esta es la Biblia, el libro
de Dios."
El bebé tal vez no sabrá cómo imaginarse a Dios o a Jesucristo. Pero comprenderá que hay
alguien que se llama "Dios", y que es muy poderoso y muy importante para nosotros; y que hay
alguien que se llama "Jesús" y que nos ama mucho.
¿Existe un estado "inocente" de los niños?
Algunas personas (incluso cristianos) dicen que los bebés son inocentes y no necesitan la
Salvación. - Pero ¿qué dice la Biblia?
Lee Salmo 51:5. - Fuimos concebidos en p________________.
(Este verso no dice que el acto de la concepción fuera pecado, pero que desde el inicio de
nuestra vida estamos en el estado de pecado, o sea, separados de Dios.)
Lee Romanos 3:23. "Por cuanto t___________ pecaron".
Lee Marcos 16:15. "Predicad el Evangelio a t___________ c_____________."
Todas las personas necesitan la Salvación, sin límite de edad.
Entonces, ¿qué sucede con un bebé pequeño si muere? - La Biblia no nos da ninguna respuesta directa. Dios no
nos permite conocer todos Sus secretos. Pero podemos confiar en que Dios es más justo de lo que podemos
imaginarnos. Y la Biblia nos da algunas pautas que podrían indicar que Dios puede tener un camino para perdonar y
salvar a estos pequeños:
- "Dios pasa por alto la ignorancia" (Hechos 17:30)
Este verso se refiere a las personas que vivían antes de la venida de Cristo; pero quizás podemos aplicarlo también
a los bebés pequeños. Quizás Dios los puede salvar considerando su ignorancia (note que "ignorancia" no es
"inocencia").
- "Dios se revela a los niños" (Lucas 10:21)
La palabra utilizada se refiere a niños muy pequeños (lactantes). Aunque no sabemos en qué manera Dios se
comunica con un bebé, la Biblia dice que Él lo hace. Y si Dios habla a los niños pequeños, ellos también pueden
responderle en alguna manera.
- El requisito para ser salvo es la FE (=CONFIANZA).
Vimos que la confianza es lo primero que un bebé aprende. Si un bebé puede confiar en su papá y su mamá, ¿por
qué no puede también, a su manera, confiar en Jesucristo?
De 2 a 5 años: "DESCUBRE"

A los dos años, un niño ya ha aprendido un montón de cosas: a hablar,


a caminar, a manejar objetos con sus manos, y mucho más. Ahora
quiere descubrir todo lo que puede hacer con estas habilidades.
El niño descubre su propia identidad.
El niño empieza a darse cuenta: "Yo no soy papá, no soy mamá; yo soy
yo. - Entonces, si mi mamá me dice algo, ¡yo puedo decir No! Tengo mi
propia voluntad." - Esta fase del "No" puede ser un tiempo agotador para
los padres. Pero es en esta etapa que el niño tiene que aprender la
obediencia: someter su propia voluntad a la autoridad de sus padres.
El niño descubre su medio ambiente.
Esta es la edad de los experimentos: el niño quiere subir a las bancas y
mesas, abrir todas las puertas, jugar con todo lo que encuentra. ¡Estas
actividades son importantes para su desarrollo! En todos estos
descubrimientos, el niño ejercita su inteligencia y su cuerpo.

El niño necesita nuestra presencia, aceptación, y atención individual.


Un niño de esta edad todavía no puede sentirse parte de un grupo. Solo puede relacionarse con
otras personas una por una. Por eso, tenemos que tratar con cada niño de manera personal e
individual.
OJO: Por causa de esta característica, no es una buena idea tener a los niños de esta edad en
la Escuela Dominical, ni mandarlos a un jardín. Las situaciones grupales son muy difíciles para
estos niños y pueden incluso causar traumas profundos que afectan toda su vida. (Además,
especialmente los niños de tres y cuatro años reaccionan de manera muy sensible a la
separación de sus padres.) Los niños de esta edad se desarrollan mucho mejor cuando están
integrados en su familia.
Para la Escuela Dominical, quizás se puede hacer una excepción cuando estos niños pequeños
vienen acompañados por un hermano o una hermana mayor que los cuida.
El niño necesita oportunidades para "descubrimientos" en un marco seguro.
Algunos padres restringen demasiado a sus niños. Todo el tiempo les dicen: "¡No toques esto!
¡No vayas allá!" - Pero si un niño no puede hacer "experimentos", no desarrolla su inteligencia ni
el dominio de su cuerpo. Además, su mente no puede guardar tantas prohibiciones, y así
siempre será "culpable".
Por el otro lado, tampoco podemos darle toda la libertad, porque sería peligroso.
El mejor camino es este:
1. Arreglar el ambiente donde se mueve el niño, de manera que no haya objetos peligrosos o
frágiles a su alcance.
2. Establecer unos pocos límites que son absolutamente necesarios, y ser firme y consecuente
en cuanto a su cumplimiento (p.ej. no tocar los tomacorrientes; no salir a la autopista; etc.)
De esta manera, el niño es libre para hacer sus "descubrimientos", y a la vez se acostumbra a
respetar los límites establecidos.
El niño necesita ser estimulado con todos sus sentidos (cosas para ver, tocar, escuchar,
etc.).
Si queremos enseñar a niños de esta edad (de preferencia en el marco de la familia), debemos
usar muchos métodos creativos, mucha variación, y darles muchas oportunidades para participar
ellos mismos.
El niño todavía no tiene noción de tiempo y espacio.
Si digo a un niño de esta edad: "El domingo te voy a comprar un caramelo", puede que el niño
venga en la misma tarde a preguntar: "¿Ya es domingo?" - Si le digo: "Camina dos cuadras y
entra a la tienda a la derecha", muy probablemente el niño se va a extraviar. - Expresiones como
"40 días" o "20 kilómetros" no significan nada para un niño de esta edad.
En lo espiritual: Depende mucho de sus padres.
Estos niños normalmente adoptan las costumbres y creencias de sus padres. Ellos pueden
convertirse, pero si los padres no son creyentes, probablemente no veremos muchos cambios
en la conducta de niño.
Toman todo literalmente, concreto.
No podemos usar ningún lenguaje simbólico con niños de esta edad. Si les decimos que Jesús
es el Buen Pastor, se imaginarán a Jesús literalmente cuidando ovejas. Si decimos. "Jesús
quiere entrar a tu corazón", pensarán: "¿Cómo puede hacer esto, si mi corazón es tan pequeño
y Jesús es un hombre grande?"
Viven con lo sobrenatural; tenemos que cubrirlos con oración.
Es más frecuente en esta edad que en otras, que los niños tienen encuentros con ángeles,
también con demonios, y que tienen pesadillas en la noche.
Muchos psicólogos atribuyen esto a la imaginación de los niños. Es cierto que ellos se pueden imaginar muchos
cuentos: "¡Mami, hay un león en el patio!" - Pero por el otro lado, el mundo espiritual es una realidad, y parece que
los niños pequeños son especialmente abiertos para ello. Se sabe de niños pequeños que se chocaron con un carro
y salieron sin herida, y después contaron que un ángel les protegió. También, una espiritista dijo en una entrevista
que los espíritus se le acercaron a la edad de cuatro años y que desde esa edad ella era espiritista.
El problema es que estos niños todavía no tienen el discernimiento necesario para comprender
lo que está sucediendo con ellos. Por eso tenemos que cubrirlos constantemente con nuestras
oraciones, para que el enemigo no tenga ninguna puerta abierta en esta área.
De 6 a 8 anos: "PERSEVERANCIA"

Sus fuerzas crecen, pero necesitan ser animados.


Los niños de esta edad tienen más fuerzas Tenemos que animar a
los niños de esta edad a terminar los trabajos que empezaron (por
ejemplo un dibujo). - Es claro que debemos darles trabajos fáciles
que realmente pueden terminar.
Actividades en grupo
Ahora pueden aprender a integrarse en un grupo y tener
consideración por los demás. Podemos enseñarles juegos en grupo
y hacer concursos entre grupos. - No es aconsejable exponer a un
niño solo ante la clase, ni hacer concursos entre niños individuales.

Pueden comprender el orden del tiempo y espacio.


Ahora sí podemos usar medidas de tiempo y distancias al explicar algo.
Aprenden a leer.
Entonces debemos mostrarles que el libro más importante para leer es la Biblia. De vez en
cuando podemos hacerles leer o copiar un versículo corto de la Biblia.
En lo espiritual: Buscan ejemplos, "héroes".
Les gusta mucho jugar juegos relacionados con personajes de cuentos o películas que han
escuchado o visto ("¡Juguemos al Superman!"), y quisieran ser como estos personajes. Si se
trata de los "ejemplos" de este mundo, esta es una muy mala influencia. Pero podemos
presentarles buenos héroes: los hombres de Dios en la Biblia. Entonces, los niños van a querer
ser valientes como Gedeón, confiados como David, o buenos como el Señor Jesús.
También podemos compartir los testimonios de hombres y mujeres cristianos de la historia o de
nuestros tiempos. Incluso, para algunos niños, ¡tú mismo vas a ser su "héroe"!
Pueden comprender el principio del pecado y perdón.
Ahora pueden comprender por qué Jesús tuvo que morir por nuestros pecados, y que podemos
ser salvos si recibimos este sacrificio para nosotros. Entonces...
Muchos ya son capaces de una decisión reflexionada de convertirse.
Los niños más pequeños también pueden convertirse, pero lo harán de una manera más sencilla
("Jesús, quiero ser tu amigo", "quiero pertenecer a ti"). Pero entre los 6 y 8 años, muchos niños
ya pueden reflexionar por qué necesitan convertirse, y tienen más comprensión.
- Todavía pueden tener cierta dificultad para entender parábolas, porque esto requiere un
pensamiento bastante abstracto.
De 9 a 12 años: "AMIGOS" - "LA REALIDAD"
Quieren pertenecer a un grupo.
Ahora, los amigos se vuelven muy importantes. Muchos
niños encuentran su identidad en algún grupo: un club
deportivo, un grupo de "scouts", o sencillamente el grupo de
amigos del vecindario. Es "de moda" hacer lo que hacen los
amigos (hasta la manera de vestir y peinarse).
En la iglesia podríamos también formar un "club" de niños,
con sus insignias, tarjetas de membrecía, etc. O podemos
llevar a cabo ciertos proyectos prácticos en grupos. Allí
podemos desarrollar un buen espíritu en el grupo, para que
sea "de moda" hacer lo que agrada al Señor. - Aun mayores
oportunidades tendremos al formar colegios cristianos.
Buscan la separación entre varones y mujeres.
Muchos niños de esta edad no quieren hacer amistad con niños del sexo opuesto. Esto no debe
preocuparnos: es la edad cuando los varones aprenden a hacer "cosas de varones", y las
mujeres a hacer "cosas de mujeres". Así se identifican con su propio sexo y aprenden a sentirse
bien como varones respetando a las. mujeres. Ya llegará la edad cuando empiecen a interesarse
por el sexo opuesto; y es importante que entren a esa edad siendo seguros en el papel de su
propio sexo.
Buscan la realidad y la verdad; desechan "cuentos de niños".
A los niños más pequeños todavía no les importa mucho si les contamos una historia verdadera
o un cuento inventado, con tal que sea interesante. Pero con cierta edad empiezan a preguntar:
¿Realmente sucedió así? - ¿Cómo lo sabes? - ¿Dónde fue esto? - ¿Tú crees en los ángeles? -
¿Tú crees en extraterrestres? - etc.
Si hemos dicho a los pequeños que la cigüeña trae a los bebés, o que papá Noel les trae
regalos, entonces descubrirán ahora que les hemos mentido y desecharán estos cuentos.
Entonces pensarán: "Todo esto acerca de Jesús también debe ser un cuento nada más. Yo ya
no soy pequeño, ya no voy a creer esto."
Por eso, ¡es mucho mejor nunca contarles esta clase de cuentos! Si los niños saben que
siempre les hemos dicho la verdad, no tendremos este problema.
Necesitan informaciones exactas y verdaderas; enseñanza sistemática.
Podemos darles informaciones acerca de la historia y geografía bíblica, mostrar fotos y mapas,
etc. También podemos enseñar principios espirituales de manera sistemática. Si los niños hacen
preguntas críticas, no debemos rechazarlos, sino tomarlo como una oportunidad para darles una
buena explicación.
Tienen mucha energía física. Necesitan actividad y buscan el desafío.
Les gustan los concursos y carreras de todo tipo. Quieren saber quién es el más rápido, el más
fuerte, el más inteligente. Ahora podemos hacer también concursos individuales. - Por el otro
lado, es importante dar la oportunidad a todos: hacer preguntas individuales a los más callados;
establecer las reglas en una manera que participen no solamente los más fuertes o los más
habladores. Un niño que no puede "competir" puede sentirse muy frustrado; debemos ayudar a
cada niño a encontrar "su" punto fuerte donde puede sobresalir.
El desafío como entrenamiento de Dios
No es bueno remover todos los obstáculos delante del niño.
Lee 1 Samuel 17:34-35. - David se enfrentó con un o_______ y un l_______.
David debe haber tenido unos once o doce años cuando esto sucedió. Fue en estos
enfrentamientos que David aprendió que Dios estaba con él y podía confiar en Su ayuda. David
necesitaba esta preparación para enfrentarse más tarde con Goliat. Entonces, con toda
confianza pudo decir: "Jehová que me ha librado del león y del oso, él también me librará de
este filisteo."
Nuestros niños también tienen "osos" y "leones" en su camino: un niño más grande que los
insulta o los pega; tareas difíciles; etc. - Estos problemas son oportunidades para aprender a
vencer, confiando en Dios. Debemos orar con los niños por la ayuda de Dios, y después
animarles a que se enfrenten con el problema. El niño que no conoce desafíos, como adulto no
sabrá como enfrentarse con los problemas de la vida. Pero el niño que se enfrenta con los
desafíos, aprenderá a vencer.
¡EN ESTA EDAD SE ECHAN LOS FUNDAMENTOS PARA LOS PRINCIPIOS Y VALORES
QUE VAN A DETERMINAR LA VIDA DEL ADULTO!

Pronto llegará una tormenta que se llama "adolescencia". Si un niño recibió un fundamento firme
en la Palabra de Dios antes que llegue esta tormenta, puede pasar por algunos problemas, pero
después regresará otra vez al fundamento que recibió. - En cambio, si un niño no ha recibido
este fundamento, la tormenta lo puede destruir y llevarlo muy lejos del Señor.
A veces miramos a los adolescentes rebeldes y pensamos: "Tenemos que enseñarles cómo vivir
y cómo comportarse." - ¡Pero no nos van a escuchar! El tiempo apropiado para enseñarles es
antes de la adolescencia, mientras todavía nos escuchan. La edad de 9 a 12 años es una de las
mejores etapas para recibir enseñanza. Una vez que lleguen a la adolescencia, solo podemos
cosechar los frutos de lo que les hemos enseñado antes. ¡Por eso es tan importante la edad de
9 a 12 años!

Lección 7.a: Disciplina


El modelo para la disciplina: La manera como Dios nos trata a nosotros.
1. Explicar de antemano las reglas y expectativas.
Cuando Dios liberó a su pueblo Israel de Egipto, lo primero que hizo era darles los Diez
Mandamientos (Ex.20:1-17) y varias otras leyes. La disciplina verdadera nunca es
arbitraria o caprichosa, sino se basa en reglas claras. Tenemos que aclarar primero qué
es permitido y qué es prohibido.
2. Tenemos que cumplir nuestras propias reglas.
Dios también cumple sus propias leyes (Núm.23:19). Si exigimos, por ejemplo, que los
niños se laven las manos antes de comer, no podemos nosotros mismos comer con las
manos sucias. - También, nuestras reglas que establecemos, deben estar de acuerdo con
la Palabra de Dios.
3. Estar al lado del niño y entrenar el comportamiento deseado.
Dios no solo nos enseña, sino nos "encamina" (Is.48:17), o sea, nos acompaña en el
camino. De la misma manera debemos acompañar al niño y ayudarle a comprender y
aplicar las reglas establecidas. Sus progresos pueden ser premiados para animarlo a
seguir adelante.
4. Si el niño falla por no comprender la regla: volver a explicar y entrenar.
Al inicio puede haber malentendidos, o el niño dificulta en acostumbrarse a una nueva
regla. Esto todavía no es una razón para "disciplinarlo".
5. Si el niño desobedece: amonestarlo y advertir que habrá una consecuencia.
Dios advierte a su pueblo acerca de las consecuencia de la desobediencia (Dt.28; 1
Sam.12:25). Una vez que el niño ha comprendido las reglas, tenemos que advertirlo que
si desobedece, tendrá que sufrir consecuencias.
6. Si el niño no hace caso: Llevar a cabo la consecuencia y explicar por qué lo hacemos.
Cuando el pueblo de Dios no hacía caso a las advertencias, Dios tuvo que llevar a cabo el
juicio que había anunciado (1 Sam.15:23, 16:1-14).
7. El castigo no debe excluir nuestro amor por el niño (Sal.89:30-34)
Después de un castigo duro hay que conversar con el niño, perdonarle, asegurarlo de
nuestro amor, y ya no traer el asunto a la memoria (Mi.7:18, Sal.103:12-13).
Pautas para entrenar al niño a cumplir las reglas:
- Asegurar que el niño comprenda lo que se espera de él.
- No establecer demasiadas reglas a la vez.
- No exigir cosas imposibles (tomar en cuenta las capacidades del niño según su edad).
- Al principio, supervisar constantemente los progresos del niño; alabarlo y quizás premiarlo si
hace bien; corregir con amor (Prov.16:6).
Consecuencias y castigos:
- Deben ser relacionados con la transgresión. (P.ej. el niño que juega en el barro aunque le fue
prohibido, debe lavar su ropa.)
- Deben ser justos. (No tratar la misma transgresión una vez con ligereza y la otra vez con
severidad; no favorecer a ciertos niños.)
- Deben llevarse a cabo según fueron anunciados. "Por cuanto no se ejecuta luego sentencia
sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el
mal"(Ecl.8:11). Por eso, nunca debemos anunciar un castigo a la ligera, ni amenazar al niño con
algo que en realidad no queremos hacer.
- No deben basarse en nuestras emociones. Si el motivo para renegar y "castigar" es nuestra ira
y el deseo de vengarnos, entonces nosotros mismos nos rebajamos al nivel del niño. El castigo
debe servir para el bien del niño (Hebr.12:9-11). No debe obedecer "porque papá se va a
enojar", sino porque lo amamos y queremos enseñarle a vivir según los mandamientos de Dios.
- El castigo físico es privilegio de los propios padres, y reservado únicamente para los casos de
rebelión consciente (el niño desobedece al propósito, para demostrar que no quiere aceptar la
autoridad de sus padres). - En casos excepcionales, un maestro puede castigar físicamente a un
niño si tiene la autorización explícita de los padres para hacerlo.
Los niños cometen muchos errores no por rebelión, sino por irresponsabilidad (hacer caer la
comida, perder juguetes, ensuciar la ropa, etc). Estas no son razones para un castigo físico, sino
para una de las consecuencias arriba mencionadas (que el niño ayude de alguna manera a
arreglar el daño que causó).
- ¡El castigo no es un método para enseñar! El niño aprende en primer lugar por medio de
nuestro ejemplo, por la instrucción, por su práctica, y por las consecuencias naturales de sus
errores.

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