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Si las proteínas de las fórmulas de nutrición enteral se aportan como proteínas enteras o
péptidos grandes esas fórmulas se denominan poliméricas. Cuando la fórmula está
constituida por péptidos pequeños (generalmente de 2 a 6 aminoácidos) o por
aminoácidos libres se la conoce como fórmula oligomonomérica (Tabla 1)
En nutrición enteral se considera una fórmula normoproteica a la que aporta menos del
18% de las calorías en forma de proteínas, mientras que si se supera este porcentaje se
denominan fórmulas hiperproteicas. La relación entre las calorías no proteicas por
gramo de nitrógeno (kcal no proteicas/g de nitrógeno) es otra forma de expresar la
cantidad de proteínas de una formula de nutrición artificial. Si esta relación se encuentra
por debajo de 120 se trata de fórmulas hiperproteicas y si se encuentra por encima de
fórmulas normoproteicas. En general, las fórmulas hiperproteicas están indicadas para
situaciones clínicas en las que los re- querimientos de proteínas están aumentados
(quemados, trauma, postcirugía) o en pacientes en los que predomine una desnutrición
proteica. El resto de los pacientes pueden cubrir sus requerimientos fácilmente con
fórmulas normoproteicas.
Existen otras características de las fórmulas de nutrición enteral que permiten realizar
subgrupos dentro de esta clasificación general. Se trata de cualidades que, sin modificar
sustancialmente la utilidad clínica de las fórmulas, pueden en determinadas situaciones
variar la elección de una fórmula dentro del mismo grupo terapéutico. Es decir, una vez
seleccionada una fórmula, por ejemplo, polimérica hiperproteica para un paciente recién
operado de un cáncer de laringe, la densidad calórica, si se necesita limitar el aporte de
volumen, o la presencia de fibra, en el hipotético caso de que presente diarrea por
antibióticos, pueden modi- ficar la selección hacia uno u otro producto del mercado.
b) Fibra: Las indicaciones y las fuentes de fibra en nutrición enteral han experimentado
grandes cambios. Las primeras fórmulas de nutrición enteral con fibra aportaban, casi
exclusivamente, fibra insoluble (polisacáridos de soja) con la finalidad de disminuir el
estreñimiento y mejorar el ritmo intestinal. La fibra soluble fue incluyéndose en las
fórmulas de nutrición enteral al descubrirse su importancia como fuente de ácidos grasos
de cadena corta y, por lo tanto, su efecto trófico sobre el colonocito y su acción
reguladora de la microbiota intestinal.
En general se considera que una fórmula se tolera mejor cuando es isotónica, es decir
cuando su osmolalidad se encuentra en torno a 350 mOsm/ kg (300 mOsm/l). La
mayoría de las fórmulas poliméricas presentan osmolalidades cercanas a 350 mOsm/kg,
motivo que han argüido algunos autores para atribuir una mejor tolerancia de las fórmulas
poliméricas sobre las oligomonoméricas. Las fórmulas con osmolalidades entre 350 y
550 mOsm/kg (300-470 mOsm/l) se denominan moderadamente hipertónicas, y por
encima de 550 mOsm/kg (caso de las dietas monoméricas) hipertónicas.
3. Fórmulas poliméricas
Son aquellas que aportan menos del 18% de las calorías en forma de proteínas, lo que
equivale a una relación kcal no proteicas/g de nitrógeno entre 120 y 150. Los porcentajes
de los otros macronutrientes son variables pero, en general, aportan entre un 40 y un
50% del valor calórico total en forma de hidratos de carbono y entre un 30 y un 35% en
En este grupo se incluyen las fórmulas normoproteicas con densidades de 1 kcal por
mililitro, aunque se incluyen tres preparados que tienen densidades inferiores (0,7 y 0,5
kcal/ml) ya que, hasta la fecha, no se ha creado un subgrupo de fórmulas diluidas.
Algunos autores proponen utilizar las fórmulas con densidades calóricas menores de 1
para iniciar la nutrición enteral o en situaciones en las que interese aumentar el volumen
sin aumentar las calorías y sin necesidad de aportar agua extra fuera de la nutrición
enteral. La osmolalidad de las fórmulas isocalóricas varía entre 140 y 380 mOsm/l; la
mayoría son líquidas y se presentan con sabores agradables aunque también hay
fórmulas con sabor neutro.
a) Sin fibra: los nombres comerciales de las fórmulas existentes en el mercado español
se recogen en la Tabla 3.
b) Con fibra (Tabla 4): el contenido y las fuentes de fibra son muy variables. Se pueden
encontrar fórmulas que aportan desde 10 g hasta casi 20 g por cada 1.000 kcal, aunque
lo más habitual es que contengan 14 o 15 g/1.000 kcal, lo que supondría, en una dieta de
1.500 a 2.000 kcal/día, entre 20 y 30 g de fibra diarios aproximadamente. Es necesario,
por tanto, antes de elegir uno u otro producto, conocer la proporción de fibra soluble e
insoluble que más se ajuste al efecto que se pretende conseguir. Por ejemplo, si lo que
interesa es aumentar el bolo fecal y disminuir el estreñimiento la elección se inclinará
hacia una fórmula en la que predomine la fibra insoluble.
La densidad calórica de este grupo de fórmulas se encuentra entre 1,2 y 1,6 kcal/ml.
Están indicadas en situaciones en las que interesa reducir o limitar el volumen
administrado, por edemas o insuficiencia cardiaca, por ejemplo, pero también para
facilitar la ingestión oral o la administración enteral (mismas calorías con un volumen
inferior). Las osmolalidades de este grupo de fórmulas suelen ser, lógicamente al reducir
el volumen, superiores, y en general se encuentran en torno a 400 mOsm/kg. Al igual que
el grupo anterior se subclasifican según tengan o no fibra. (Tabla 5).
El contenido de proteínas de este grupo es superior al 18% del valor calórico total, en
general alrededor de un 20% de las calorías. La relación kcal no proteicas/g de nitrógeno
se encuentra entre 70 y 100. Las fuentes de las proteínas, los hidratos de carbono y la
grasa son similares a las de las fórmulas normoproteicas, aunque existen más
preparados que mezclan triglicéridos de cadena media y de cadena larga en distintas
proporciones. Al aumentar el porcentaje de las proteínas, la cantidad de los otros
macronutrientes, hidratos de carbono y grasa debe variar. La mayoría de los preparados
mantienen el porcentaje de hidratos de carbono alrededor de un 45% a un 55%, mientras
que llegan a reducir la proporción de grasa hasta niveles de un 23 a 29%. Al igual que en
el apartado anterior, las fórmulas hiperproteicas se subclasifican en:
Las fórmulas oligomonoméricas son aquéllas en las que las proteínas se encuentran
hidrolizadas en péptidos pequeños o en aminoácidos libres. El término
oligomonomérica engloba las fórmulas peptídicas y lanocidas como elementales. En
ambos grupos los hidratos de carbono suelen aportarse en forma de dextrinomaltosa,
pero también se utilizan oligosacáridos de glucosa y disacáridos como fructosa y maltosa.
El porcentaje calórico a expensas de los hidratos de carbono suele ser superior al
habitual en las fórmulas poliméricas (más de un 50%) debido a que suelen ser dietas
pobres en grasa. De hecho, en la mayoría de las fórmulas los lípidos suponen entre un
20 y un 25% del valor calórico total y, en general, se aportan como mezcla en distintas
proporciones de triglicéridos de cadena larga y media obtenidos de grasa vegetal de
distintas fuentes. La osmolalidad de este grupo de fórmulas es siempre mayor que la de
las fórmulas poliméricas ya que, al tratarse de nutrientes “simples”, el número de
partículas osmóticamente activas por kg de disolvente es muy superior. Se trata, por
tanto, de fórmulas hipertónicas, con osmolalidades que en las fórmulas peptídicas varían
entre 200 y 550 mOsm/kg, mientras que en las monoméricas se encuentran por encima
de 500 mOsm/kg.
Clasificación:
4.1.1. Fórmulas peptídicas normoproteicas
Contienen entre un 16 y un 18% de las calorías en forma de péptidos. Debido a que por
sus indicaciones están restringidas prácticamente para uso enteral con sonda, cuatro se
presentan sin sabor (sabor neutro), aunque existen dos preparados con sabores que
pueden administrarse también por vía oral.
Existen actualmente en el mercado español dos productos que, por definición, aportan
más del 18% de las calorías en forma de péptidos. Excepto por el contenido en proteínas,
las fuentes de los macronutrientes, la densidad calórica y la osmolalidad son similares a
las de las fórmulas normoproteicas.
La única fuente de nitrógeno de estas fórmulas son los aminoácidos libres, sintéticos u
obtenidos por hidrólisis enzimática de proteínas enteras (lactoalbúmina
fundamentalmente). A pesar de lo que se que se creía en un principio, la absorción
intestinal de los aminoácidos libres es más lenta y costosa que la absorción de los
a) Anorexia o hiporexia.
b) Desnutrición proteica, consecuencia no sólo de la disminución de la ingestión de
proteínas, sino también de las pérdidas renales por proteinuria, como ocurre en el
síndrome nefrótico. Además del descenso de la concentración de albúmina, prealbúmina
y transferrina, los pacientes con insuficiencia renal crónica suelen presentar una
alteración del patrón plasmático de aminoácidos, con niveles anormalmente altos de
aminoácidos no esenciales y concentraciones inferiores a la normalidad de aminoácidos
esenciales.
c) Disminución del aclaramiento de urea, creatinina, ácido úrico, calcio, fósforo,
magnesio, elementos traza, y algunas vitaminas.
d) Incapacidad para regular la concentración de electrólitos (sodio y potasio) y el
equilibrio ácido-base.
e) Disminución de la síntesis renal de 1,25-dihidroxivitamina-D, que produce una
reducción en la absorción del calcio de la dieta, y de la eritropoyetina, que resulta en
anemia.
Las modificaciones alimentarias que se han propuesto para los pacientes con
insuficiencia renal pretenden conseguir tres objetivos: disminuir los síntomas urémicos,
mantener o corregir el estado nutricional, y disminuir la velocidad de progresión hacia la
insuficiencia renal terminal y la diálisis.
Recomendaciones:
1. En pacientes con insuficiencia renal en prediálisis comenzar una dieta hipoproteica
aportando proteínas de alto valor biológico. De esta forma se pretende disminuir la
acumulación de urea y de otros productos nitrogenados de la degradación de las
proteínas, sin que la restricción de proteínas favorezca la desnutrición. La necesidad de
restringir las proteínas en la dieta de los pacientes con insuficiencia renal y el grado de
esta restricción han sido motivo de discusión desde hace décadas. Clásicamente se
ajustaban las necesidades de proteínas al filtrado glomerular residual. Se han
recomendado dietas muy estrictas, con restricciones de hasta 0,3 g/kg/día,
suplementando con aminoácidos esenciales y sus cetoanálogos. Al menos en teoría, la
administración de cetoanálogos de aminoácidos esenciales conduciría a una disminución
de la urea al incorporarse el nitrógeno en la síntesis de los aminoácidos no esenciales
(transaminación).
2. Asegurar un aporte de energía similar al de la población sana, en torno a 30-35
kcal/kg/día. El reparto de energía entre los tres macronutrientes debe tener en cuenta la
restricción proteica en el caso de los pacientes en prediálisis, requiriendo aumentar las
calorías de hidratos de carbono y grasa para asegurar que se cubren las necesidades
energéticas.
Se caracterizan por ser pobres en proteínas (6 y 11% del valor calórico total), con una
relación kcal no proteicas por gramo de nitrógeno muy superior a 200. Uno de ellos es
una fórmula polimérica que utiliza como fuente de proteínas la caseína, mientras que el
otro producto aporta aminoácidos libres, tratándose, pues, de una fórmula monomérica.
En este caso la presentación es en polvo saborizado, mientras que la fórmula polimérica
se presenta en líquido, también saborizada. Para compensar la restricción proteica la
cantidad de hidratos de carbono (50 y 70% del valor calórico total) y de grasa (más del
40% de las calorías totales en las fórmulas poliméricas) están muy aumentadas. En
ninguno de los dos casos se aporta fibra. La cantidad de sodio, potasio y fósforo está
muy por debajo del aporte de las fórmulas estándar, aunque es diferente en los dos
productos disponibles.
Según los estudios de prevalencia, más del 50% de los pacientes con insuficiencia
hepática presentan desnutrición más o menos grave dependiendo de la severidad del
daño hepático. La desnutrición aparece como consecuencia de la suma de algunos de
los siguientes factores:
La disnea, las desaturaciones al masticar y al tragar, la supresión del apetito inducida por
la hipoxia o las reagudizaciones de la enfermedad de base y sus tratamientos son
Los objetivos del tratamiento dietético en los pacientes con insuficiencia respiratoria son:
mantener o corregir el estado nutricional, mejorar la capacidad funcional y evitar una
sobrecarga metabólica que induciría un mayor esfuerzo respiratorio.
Recomendaciones:
1. Ajustar las calorías al gasto energético, evitando un aporte excesivo.
2. Mantener el equilibrio nutricional, es decir, el reparto habitual de los macronutrientes.
En algunos casos será necesario aconsejar dietas hiperproteicas.
3. En situaciones de disnea y para evitar la hipoxia hay que dar alimentos de alta
densidad calórica.
En España existen dos fórmulas para insuficiencia respiratoria (Tabla 12). Una de ellas
se ha comercializado recientemente como indicada para el paciente con distrés
respiratorio (insuficiencia respiratoria aguda). Anteriormente sólo se disponía de una, que
se utilizaba para pacientes con insuficiencia respiratoria tanto aguda como crónica.
Ambas son fórmulas poliméricas normo-proteicas (16,5 y 16,7% del valor calórico total) y
concentradas (densidad calórica de 1,5 kcal/ml). La fórmula más antigua se presenta en
líquido y con sabor, mientras que la fórmula para distrés respiratorio es de sabor neutro,
ya que se supone será administrada al paciente crítico a través de sonda.
• Conseguir y mantener un control metabólico óptimo que incluya no sólo las cifras de
glucemia, sino también el perfil lipídico y la presión arterial.
• Prevenir y tratar las posibles complicaciones crónicas. Las sociedades científicas de
diabetes proponen que la dieta incluya:
1. Suficiente cantidad de calorías para evitar el sobrepeso y la obesidad. En
pacientes con resistencia periférica a la insulina se recomienda una dieta
hipocalórica, ya que las reducciones de peso, aun modestas, mejoran la
sensibilidad a la insulina y la glucemia.
2. Reparto habitual de calorías (15%: proteínas; 30%: grasa; 55-60%: hidratos de
carbono). En algunos casos (resistencia periférica a la insulina importante,
hipertrigliceridemia o aumento del colesterol-VLDL), y siempre de manera
individuaizada y teniendo en cuenta el perfil metabólico y los objetivos del
tratamiento es reducir la cantidad de hidratos de carbono de la dieta y aumentar la
de grasa monoinsaturada.
3. Limitar la grasa saturada a menos del 10% de las calorías. En algunos casos
(por ejemplo, cuando las cifras de colesterol-LDL superen 100 mg/dl), es
necesario reducir la grasa saturada al 7% del valor calórico total.
4. Reducir la ingesta de colesterol a menos de 300 mg/día (en algunos casos a
menos de 200 mg/ día).
5. Aportar fibra en cantidad similar a la recomendada en población sana.
Situaciones como la sepsis, la cirugía mayor o el trauma inducen una serie de cambios
metabólicos que conducen a hipermetabolismo y desnutrición. Algunos de estos cambios
que se producen en respuesta al estrés y en los que se basan las recomendaciones para
el manejo nutricional son:
Los objetivos del tratamiento nutricional son, además de corregir o mantener el estado
nutricional, revertir las alteraciones metabólicas e inmunológicas secundarias al estrés, y
mejorar el pronóstico del paciente crítico.
Los requerimientos del paciente séptico no son los mismos que los del paciente
politraumatizado o el recién operado, y, por el momento, se están utilizando las mismas
fórmulas para todos ellos. Es necesario realizar nuevos trabajos en distintos grupos de
pacientes críticos que demuestren claramente que la inmunonutrición no es perjudicial, y
que intenten esclarecer en qué pacientes y qué inmunonutrientes son realmente
beneficiosos.
1. FORMA DE ADMINISTRACIÓN
La administración depende de la fórmula, del tipo de acceso de la patología de base y de
los deseos del paciente o su familia. En general el método intermitente o de bolo se
utiliza para la nutrición intragástrica (sonda nasogástrica o gastrostomía) y el método
continuo para la nutrición que se aplica en el intestino delgado.
Actualmente, el lastre con tungsteno ha desplazado al mercurio por ser más fácilmente
desechable. Asimismo, se han desarrollado diferentes tipos de guías para facilitar la
introducción de las sondas y, además, la extracción de estas guías es más fácil con la
pre-lubrificación interior de la sonda. En el extremo superior suelen tener una conexión en
Y para facilitar el lavado y la administración de fármacos (Figura 1)
Una vez indicada la utilización de una sonda para nutrición, hay que decidir si alimentar
en el estómago o en el intestino, lo que generalmente viene determinado por la
enfermedad de base del paciente. La posición óptima de la sonda para minimizar el
riesgo de reflujo es con la punta distal al ligamento de Treitz, y por ello, es preferible la
alimentación nasoentérica en pacientes con disminución del nivel de conciencia, con
retraso del vaciamiento gástrico o en el postoperatorio inmediato. Por otra parte, en el
estómago se puede administrar la alimentación de forma continua o en bolos, mientras
que si la sonda es nasoentérica, generalmente debe administrarse de forma continua y
Los factores a considerar al elegir una administración continua o intermitente son que la
administración continua disminuye la posibilidad de distensión gástrica y de aspiración y,
además, disminuye la posibilidad de alteraciones metabólicas como la hiperglucemia.
Aunque se ha dicho que la administración intragástrica continua es mejor tolerada que la
intermitente, en otros estudios no se han demostrado diferencias en cuanto al número de
deposiciones al día, consistencia de las heces, ni ingesta calórica total. Además, se ha
publicado que la alimentación continua supone una menor termogénesis inducida por la
dieta y, por lo tanto, supone un mejor aprovechamiento de los nutrientes (se ahorran
unas 100 kcal/día).
Tabla VI
Técnica de colocación de las sondas
1. Explique al paciente la técnica.
2. El paciente debe estar en posición sentada, con el cuello flexionado ligeramente, o con
la cabecera de la cama elevada.
3. Estimar la distancia aproximada al estómago, midiendo desde la punta de la nariz a la
oreja, y hasta el xifoides. Añada 50 cm a esta longitud.
Las sondas lastradas fueron diseñadas para facilitar el paso transpilórico y disminuir el
riesgo de broncoaspiración. Aunque se ha dicho que esta complicación se produce con
menor frecuencia con las sondas lastradas, esto no siempre se ha confirmado
posteriormente en estudios randomizados y prospectivos.
Indicaciones:
— Son los enfermos neurológicos o con disfagia funcional,
— Enfermedades del tejido conectivo,
— Alteraciones orofaríngeas, o por requerimientos muy elevados.
Contraindicaciones:
— Pacientes con obesidad mórbida,
Con esta técnica parece que disminuyen las complicaciones debidas a reflujo y
aspiración bronquial y, además, evita las repetidas extracciones involuntarias de las
sondas nasogástricas, y resulta más confortable y estética para el paciente. Además,
tiene una gran eficacia nutricional ya que el tiempo medio de demora de la alimentación
enteral tras la colocación de una PEG es de 24 horas.
La administración intermitente en ocasiones se puede realizar con una jeringa (de 50 ml,
con una velocidad de administración no superior a 100 ml/5 minutos), o bien directamente
por gravedad. La infusión continua requiere la utilización de un envase o de un recipiente,
mantenido en alto. El paso de la nutrición se puede regular con un sistema de rosca que
comprime el sistema, de forma similar a los sistemas empleados para las soluciones i.v.
En caso de ser necesaria una administración más precisa hay que recurrir al empleo de
bombas.
La utilización de una bomba que asegure una velocidad de infusión constante permite
ampliar las indicaciones de la nutrición enteral a pacientes con grandes requerimientos
calóricos, con patologías digestivas graves o con síntomas de disconfort abdominal con
la administración convencional.
Tabla VIII
Características ideales de una bomba de nutrición enteral
— Manejo sencillo. Instrucciones claras — Fiabilidad de +/- 10% en la velocidad del flujo
programada — Provista de batería que asegure una autonomía mayor de 8 horas — Con
sistema de alarma — Portátil, pequeña, ligera y silenciosa — Asequible económicamente,
tanto en compra como en manteni-
miento — Provista de alarma — Adaptable a un pie de gotero.
BIBLIOGRAFIA
A.
COMPLICACIONES INFECCIOSAS
Menor incidencia que las gastrointestinales.
Se clasifican en:
1.- BRONCOASPIRACIÓN
Etiología:
-Intolerancia gástrica a la NE.
-Reflujo gastroesofágico.
-Vía de acceso al tubo digestivo.
-Calibre y ubicación de la sonda.
-Posición del paciente.
-Patología del paciente
-Medidas terapeúticas
Consecuencias:
-Neumonía por aspiración.
-Asfixia.
2.-PERITONITIS
Inflamación del peritoneo que puede ser provocada por agentes físico-químicos y que
puede ser aséptica o infecciosa.
Etiología:
Infusión intraperitoneal de la dieta en caso de anomalías en la localización o
funcionamiento de catéteres de yeyunostomía o sondas de gastrostomía.
Etiología:
- Rinitis
- Permanencia prolongada de sondas de grueso calibre.
4.-CONTAMINACIÓN DE LA DIETA
Etiología:
Consecuencias:
B. COMPLICACIONES MECÁNICAS
Se clasifican en:
1.-OBSTRUCIÓN DE LA SONDA
Consecuencias:
- Retraso de la dieta
2. EROSIONES DE MUCOSA
Las lesiones nasales, esofágicas y gástricas ( por decúbito ) son frecuentes tras el uso
prolongado de sondas de grueso calibre, especialmente si se trata de sondas de
polivinilo, dado que este material presenta una tendencia hacia el incremento de su
rigidez con el paso del tiempo y se endurece igualmente con la exposición continuada a
Consecuencias:
- Ulceraciones asintomáticas
- Complicaciones hemorrágicas locales
- Perforación visceral
- Rinitis, faringitis y esofagitis
- Lesiones gástricas.
3. AUTORETIRADA DE LA SONDA
4. INFUSIÓN INTRABRONQUIAL.
C. COMPLICACIONES METABÓLICAS
Se clasifican en:
1. DESHIDRATACION E HIPERNATREMIA
La hipernatremia es una complicación que tiene lugar cuando la dieta enteral constituye
la única fuente de líquidos al paciente. Se manifiesta con inestabilidad hemodinámica,
fiebre, letargo y sed, disminución de diuresis y aumento de la densidad. En la mayoría de
los casos la hipernatremia obedece a un déficit en el aporte de agua. Si la cantidad de
agua aportada con la dieta es inferior a las necesidades, el paciente progresa hacia la
deshidratación.
REGLA: por cada 3 meq de aumento de sodio, se considera que existe déficit de
1litro de agua.
Los pacientes con fallo cardíaco y renal toleran mal los líquidos, y se debe tener cuidado
de no sobrecargarlos.
La sobrecarga de volúmen se manifiesta con aumento de peso, aumento de diuresis ,
con disminución de densidad y disminución de Hto y de concentración de Na y nitrógeno
uréico en sangre.
CONSECUENCIAS:
- Edema cerebral con naúseas
- vómitos
- convulsiones
- concentración sérica de sodio < 120meq/litro
MANEJO:
- restricción del aporte de agua
- administración de diuréticos
- si fracaso renal diálisis
- si edema cerebral y convulsiones se pondrá cloruro sódico al 5%
3.- HIPERGLUCEMIA
4.- HIPERCAPNIA
D. COMPLICACIONES GASTROINTESTINALES
Son las más frecuentes (25% en hospitalización fuera de UCI y 55% en UCI)
Etiología:
- Características de la dieta (presencia de lactosa, grasa, hiperosmolaridad, bajo
contenido en sodio.
- Técnica de administración de la NE (ritmo elevado de infusión, baja temperatura de
la dieta, vía de acceso transpilórica.)
- Causas infecciosas (contaminación de la fórmula, contaminación de sistemas)
- Fármacos administrados (antibióticos, antiinflamatorios, antihipertensivos,
broncodilatadores)
- Circunstancias patológicas del paciente.
Consecuencias:
- Malestar del paciente.
- Mala absorción de la dieta.
- Desnutrición.
2.- ESTREÑIMIENTO
Etiología: Consecuencias:
Etiología:
- Desequilibrio entre oferta de Consecuencias:
nutrientes y capacidad - Diarrea.
funcional del tubo digestivo. - Malestar del paciente.
- Patología digestiva local. - Mala absorción de la dieta.
Etiología:
Consecuencias:
- Riesgo de reflujo gastroesofágico que puede dar lugar a broncoaspiración.
Etiología:
- Origen central (raras veces).
- Problemas mecánicos relacionados con la sonda (localización incorrecta,
acodamiento...).
- Posición horizontal del paciente.
- Alteraciones de la motilidad gástrica de cualquier etiología.
Consecuencias:
- Pérdida de peso.
- Riesgo de broncoaspiración.
- Asfixia.
DANE
Valoración clínica
Investigar toxina CL. Difficile
No Tipo de diarrea
¿Persiste
¿Persiste diarrea 8 diarrea 8 horas
horas después? No No después?
Si Si
Suspender dieta
Medicación antidiarreica
Valoración clínica
¿Se detectan
problemas?
No Si Suspensión de la
nutrición enteral hasta
normalizar la situación
(poner sonda a bolsa)
No Si
Vómitos o
regurgitaciones
Suspensión transitoria
de la nutrición enteral
Valoración clínica (poner sonda a bolsa)
¿Se detectan Si
problemas
Suspensión de la
No nutrición enteral hasta
normalizar la situación
¿La sondaNo
nasogástrica esta (poner sonda a bolsa)
en posición correcta ?
No Si
Si No
Mantener dieta
completa
>200cc lo consideramos
aumento de residuos
Suspender la infusion
de dieta durante 6h
(poner sonda a bolsa)
hhoras
Si No
Si No
EXTREÑIMIENTO E
ESTREÑIMIENTO
Valoracion clinica
Fecalomas
Obstrucción
intestinal
Extracción manual